capítulo once

TAILANDIA | Maya

CUANDO ABRO LOS OJOS POR FIN, tengo una sensación extraña que me recorre todo el cuerpo.

Lo primero que veo son cuatro paredes, cuatro paredes que no me suenan para nada. Luego recuerdo que me fui a dormir con Dani a la habitación de dentro de la casa.

Ostia.

Plex.

Muevo ligeramente la cabeza y siento un cosquilleo en el pecho cuando me lo encuentro abrazado a mi, durmiendo plácidamente y sin ninguna intención de moverse. Su cabeza está apoyada algo más arriba de mi cintura, y sus brazos la rodean. Me permito tocarle el pelo suavemente, al principio disimuladamente y luego acariciando mechones de su pelo, que en los cinco o seis días que lleva aquí ya le han crecido.

Entonces recuerdo que día es hoy, el día que dani se va a ir. Quiero despertarlo pero él lo hace solo, y me regala una sonrisa.

—Buenos días.— me dice, y yo le sonrió también, escondiendo la pena que me da el hecho de que hoy se tenga que ir, pero no lo debo hacer demasiado bien, porque descubre que algo me pasa— ¿Y esa cara? ¿Qué te pasa?

—Nada, no sé, qué no no quiero que te vayas.— me sincero.

—Joder. Yo tampoco quiero irme.— me confiesa él también— Estar contigo estos días ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, no quiero irme y no volver a saber nada más de ti, ¿sabes?

Nos miramos unos segundos a los ojos, entonces él se recuesta en la cama, quedando a la altura de mi cara.

—¿No te pasa que cuando estamos juntos sientes algo como inexplicable? Sonaré cursi, lo sé,pero estoy contigo siento algo que no puedo explicar, y no me había pasado nunca.— me susurra.

No aguanto más las ganas, y le beso.

Sus labios juegan con los míos, y extrañamente saben como a menta. Con las manos me agarra ligeramente de la cabeza, pero lo suficiente como para intensificar el beso. En unos segundos estoy sentada encima suyo, y nuestras manos se han intercambiado, las mias sujetan cada mejilla de su cara mientras que las suyas están apoyadas en mi trasero, empujándome de vez en cuando hacia él, para hacer posible el contacto.

Me pierdo en el sonido de sus besos. Cierro los ojos y me dejo guiar por la pasión del momento. Entonces todos los sentimientos que estaba notado florecer dentro de mi desaparecen.

Y es cuando me doy cuenta de que todo había sido un sueño.

Abro los ojos, esta vez de verdad, y estoy de mal humor. Plex está dormido a mi lado, pero no nos tocamos, de hecho, está en la otra punta de la cama, casi a punto de caerse y roncando. Hago esfuerzos para levantarme yo sola pero no lo consigo, y, encima, lo despierto.

—Ey, ¿qué intentas?— pregunta adormilado mientras rueda poco a poco en la cama, para acercarse a mi.

—Tengo pis.— miento.

Plex bosteza y se levanta de la cama. La rodea y se pone frente a mi, dándome ambas manos para levantarme. No puedo evitar fijarme en los abdominales que han quedado a la altura de mis ojos. están perfectamente tonificados.

Veo que sonríe de lado con una mueca, y yo aparto la vista mientras me levanta Plex.

Andamos los dos hasta el baño.

—Ten cuidado. Cualquier cosa estaré fuera.—
me dice, y asiento.

Me meto en el baño y cierro la puerta. Luego me miro en el espejo, y suspiro. Entre el rollo que tuvimos ayer y el puto sueño tengo la mente hecha un lío.

TAILANDIA | Plex

DEJÉ A MAYA EN EL BAÑO y volví a la cama.

Aún estaba un poco adormilado, pero la fuerte luz que entraba por la ventana se deshizo de la última pizca de sueño que me quedaba. Me quedé un minuto tumbado en la cama, mirando el techo, esperando a que maya me avisara para ir a ayudarla.

Pero tardaba mucho, así que me permití dar una vuelta por la habitación. Con todo lo que pasó ayer ni siquiera tuve tiempo a fijarme en donde estaba.

El cuarto era simple, pequeño. Tenía una cama en el centro pegada a la pared, una tele en frente, un lavabo a un lado y una estantería con libros al otro. Mientras miraba la librería me di cuenta de que había una mochila abierta encima de la mesa,  y me permití echarle un vistazo.

Era la mochila de Mateo, seguramente se la había traído para hacer los deberes de verano. Sonreí recordando cuando me tocaba a mi hacerlos (cosa que nunca hacía :) ) , porque alguna vez de mi vida yo también fui estudiante, entonces vi algo que me llamó la atención, y con el ceño fruncido metí la mano en la mochila para sacarlo.

Mis manos sujetaban un ejemplar de uno de los libros más famosos de Julio Verne, si no el que más.

"La vuelta al mundo en 80 días" se leía en la portada, y sentí como se me escapaba el aire. Siempre había sido muy supersticioso, analizaba cada cosa y le daba miles de vueltas intentando interpretar su significado, y una vez más, eso fue lo que hice.

Debo hacerlo. pensé. Tengo que dar la vuelta al mundo en 80 días. y tengo que llevarme a Maya conmigo. Si esto no es una señal suficiente, ¿entonces qué coño lo va a ser?

Dejé el libro en su sitio y lo primero que hice fue escribirle un mensaje a la madre de krufy, Susana, disculpándome si le había escrito fuera de horarios. Luego corrí por los pasillos y escaleras abajo en busca de Paconi.

Deseaba que estuviera despierto.

~

—BUENOS DÍAS CHICOS. DÍA NÚMERO 7 EN TAILANDIA.— hice mi característica introducción— Estoy aquí con el Cromas.— enfoqué a Mateo, que se comía una magdalena mojada en leche con cara de orto— Está un poco seco como podemos observar, más seco que sequini, pero bueno chicos, hasta aquí llega mi aventura en el santuario de animales de Frank Cuesta. Aún no nos iremos de Tailandia, Paconi y yo tenemos aún una cosa que realizar, como ya os expliqué, pero hoy me voy a despedir del Cromitas, de Maya— giré un poco la cámara ya que estaba desayunando a mi lado. Ella sonrió. Que sonrisa mas bonita coño— Y más importante de Frank.— lo enfoqué bebiendo café y me mató con la mirada— Yo se que me va a echar de menos. Y bueno, antes de irme hay algo que debo enseñarle. Paconi por favor.

Giré la cámara y grabé a Paconi acercándose a mi con una sonrisa nerviosa, y con un altavoz en mano. Hicimos el intercambio y él sujetó la cámara mientras yo conectaba el altavoz a mi móvil. Empezó a sonar mi canción, y Frank casi se atraganta con el café.

—Eh pues esta guapa eh, tiene su rollito.— opinó Mateo, pero la cara de frank cuesta era un poema.

—Vaya puta mierda— soltó Frank, y nos reímos todos— ¿A qué hora tengo que llevaros al hotel?— nos preguntó, y vi de reojo como la cara de Maya, que era la que más estaba riendo, cambiaba drásticamente.

Paré la música.

—Sobre las siete más o menos, ¿no Paconi?- le pregunté, y este asintió.

Estaba intentando evitar mirar a Maya lo máximo posible. Me estaba dando mucha pena la cara que se le había puesto al pensar que me iba hoy.

—Sí, sobre las siete está bien.

—Vale, voy a recoger los platos y ahora vamos a ver a las avestruces, ¿vale? Ya será lo último que te quedará por ver.— Frank me informó antes de entrar a la casa y asentí.

Vi que Paconi cogía unos platos e iba detrás de Frank, así que aproveché para ir con él y poder hablar a solas.

—Paconi.— le avisé— Ven un momento.

Él se giró.

—Dime.

—Ayer hablé con la madre de Krufy y me ha respondido, dice que es una locura— Paconi asintió como diciendo "te lo dije"— Pero que si realmente estamos seguros, podría funcionar.

—¿Ah sí? ¿Te ha dicho eso?— preguntó incrédulo.

—Sí.— asentí orgulloso— Por eso tienes que confirmarme que puedo hacerlo. Así puedo empezar a buscar acompañantes y que la madre de Krufy empiece a organizarlo todo.

—¿Acompañantes? Tu lo que quieres es irte con maya, ¿verdad que si?— se burló, y empecé a ponerme nervioso, y a balbucear. ¿Tan predecible era?— Va, no te esfuerces en mentirme, Dani. Dime si quieres que venga. Sí o no.

Me tomé unos segundos antes de responder.

—Hombre pues si viene no estaría de más.

Dale chavalote, lo has disimulado muy bien.

—Vame. Pues confírmale a la madre de Krufy que vais a hacerlo. Busca a tres o cuatro acompañantes, no más, y luego hablaremos con Maya.

Salí de la casa contento y esta vez me fui detrás de frank, que iba a por las avestruces. Mateo y Maya se quedaron en la terraza y Paconi también se quedó en la casa para arreglar las maletas.

Por el camino, le escribí a Susana y decidí plantearle también la idea a Frank. Al fin y al cabo era su sobrina, su opinión me importaba también.

—Oye Frank.— le saqué el tema mientras me guardaba el móvil en el bolsillo— He estado unos días pensando y bueno, he tenido una idea que seria como cumplir un sueño para mi.— empecé a contárselo todo, desde cuando escribí aquel relato de pequeño hasta que esta mañana me he encontrado el libro, omitiendo que me había liado con su sobrina, claro.

Frank puso cara de circunstancias todo el rato. Cuando por fin me callé, me miró.

—Estás puto enfermo.— sonrió— ¿De veras crees que vas a dar la vuelta al mundo en 80 días? ¿Y que Maya va a ir contigo? Buena suerte chaval.

—A ver, no sé si Maya va a querer ir conmigo, y menos se aún si voy a conseguir dar la vuelta entera, pero quiero hacerlo y quiero que ella venga. Por eso necesito saber si tendría el permiso de sus padres...

—A ver, cantamañanas.— Frank se paró en seco— Conozco a mi hermana, ¿vale? No va a dejar que su hijita vaya a dar la vuelta al mundo como el puto zorro de los dibujos animados recién salida del hospital y con un crío que acaba de conocer, y que probablemente se le quiera arrimar en cualquier descuido.— lo echó de todo de golpe.

El corazón me dejó de latir.

—¿Porqué no?

—¿A caso no acabas de oír lo que te he dicho?

—Sí, bueno, pero no creo que sea así como lo pintas.— fui capaz de rebatirle. Vas muy bien, Dani, ahora no la cagues— Oye Frank, ¿sería mucho pedir que me pasaras el número de su madre? Solo para preguntárselo. Creo que ahora que no tiene club a Maya le iría bien un tiempo de descanso en el que ver mundo. Además, no tendría que pagar nada. Ya lo pagaré yo si hace falta.— le aseguré.

—¿Qué te ha dado por si sobrina?

—Nada, es solo amiga mía.

—Ya.— dijo no muy convencido.

Vi como me miraba y, acto seguido, suspiraba con cansancio a la par que se sacaba el móvil del bolsillo. Sonreí de lado disimuladamente, viendo como tecleaba algo y luego me llegaba un mensaje.

—Es una puta locura chaval, lo que quieres hacer, y cuando veas lo que dice mi hermana te diré en la puta cara "te lo dije". Pero si quieres intentarlo, allá tú.— se encogió de hombros— Anda empieza a grabar, que voy a enseñarte donde viven los avestruces.

~

Ana María (Madre de Maya)

Hola buenas Ana María!

Soy Daniel, no se si me conoces, tal vez Frank o Maya te hayan hablado de mi....
(borrar)

~

Suspiré con frustración.

Acababa de llegar al hotel donde Paconi y yo íbamos a pasar la última noche antes de irnos, en la ciudad de Bangkok y lejos del Santuario, y de Maya... despedirme de ella había sido lo más difícil. no habíamos tenido la oportunidad de hacerlo a solas, así que solo pudimos abrazarnos y fingir una sonrisa de cordialidad.

Joder, ¿y si no volvíamos a vernos? ¿Sería ese el último recuerdo que tendría de ella? ¿Una sonrisa falsa?

Desde que había llegado del santuario estaba tumbado en la cama del hotel, tecleando en el chat de la madre de maya una y otra vez, pero nunca acababa de enviar el mensaje.  Era una oportunidad de oro que no podía malgastar, así que tenía que elegir las palabras perfectas para convencerla y que maya pudiera venir conmigo a dar la vuelta al mundo.

Bueno. Conmigo, con Adri, con Borja y con Jopa, porque aunque había sido difícil, ya había elegido a los amigos que iban a acompañarme.

Me sabía muy mal no podérmelos llevar a todos, sobre todo a Archie o a Krufy, que también eran mis mejores amigos e iban a quedarse en tierra. Aún así, ya habíamos quedado en que vendrían a verme algún día, en cualquier lugar de la tierra, así que al menos eso me tranquilizaba.

—¿Ya lo has enviado?— me preguntó Paconi después de un buen rato.

—Que va. No se como decírselo.— me sinceré.

—Sé claro, Dani. Ve directo al grano. Si es que sí, pues oye, mejor para los dos. Si es que no, pues nada, ya habrá otras circunstancias en las que os podáis ver...— me aconsejó, pero es que para él era muy fácil.

No era Paconi el que tenía a Maya rondándole todo el día la cabeza.

Era yo.

Suspiré una vez más y me acomodé en la cama. entonces empecé a escribir. Cuando conseguí un texto con sentido decidí dejar de romperme más la cabeza y enviarlo de una vez. No sé si Ana María me contestaría hoy, ni siquiera si lo haría algún día... pero yo lo intenté, y eso era lo que contaba.

Dejé el móvil cargando en la habitación cuando nos fuimos a cenar, y volví ansioso de ver su mensaje. Para mi sorpresa, me encontré sin nada, y mientras daba vueltas en la cama para conciliar el sueño, me convencí de que él sentido de toda esta aventura era hacerlo junto a Maya.

Y que, pasara lo que pasara, ella tenía que venir conmigo.

Lo conseguirás, Dani. No te rindas.

Hay que ver, ya estaba hablando solo como los locos.

~

Me desperté por la mañana cuando Paconi, tan majo que es él siempre, abrió las persianas enteras, dejando que la luz potente de los rayos solares se llevaran mi sueño.

—Joder Paconi.— me quejé, revolviéndome entre las sábanas.

—Arriba, Plex, son las ocho y media ya.

—¿Y?— pregunté escondiendo la cabeza debajo de la almohada.

Como si eran las doce, yo solo quería dormir.

—Pues que hay que ir al mercado de los animales y Frank ya nos dijo que no podíamos ir muy tarde.

—Cierto.— me quité el cojín de la cabeza, y mientras Paconi se encerraba en el baño para ducharse antes que yo, alargué el brazo hasta la mesilla de noche, donde estaba mi teléfono puesto boca abajo.

Lo cogí y entré en Instagram.

Miré algunas stories, di like a algunas fotos de mis amigos, le comenté a Mar Lucas en una publicación que había hecho en mi casa con Peacky (no sé qué coño hacia allí pero bueno, supongo que ya me pondrían al día cuando volviera) y entré en WhatssApp, donde tenía un mensaje de mi hermana.

La respondí y también escribí por el grupo de familia, y justo cuando fui a dejar el móvil para irme a duchar, pues Paconi ya había desocupado el baño, me llegó un mensaje de un número desconocido.

El corazón se me iba a salir del pecho cuando vi el nombre.

Ana María (Madre de Maya)

¡Hola buenas Ana María!

Soy Daniel Alonso, el chico que ha estado con Frank en Tailandia esta última semana

No sé si me conoces

Tal vez Frank o Maya te hayan hablado de mí
✔️✔️

Hola Daniel!

Sé quien eres cielo

Te vi en algunos directos de mi hijo Mateo

Puede ser?
✔️✔️

~

—PACONI.— salté fuera de la cama— PACONIIII— empecé a mamporrear la puerta de su habitación hasta que la abrió— PACONI ANA MARÍA HA RESPONDIDO!

—Vale, vale, ¿pero y qué dice?— sonrió.

—Mira, mira.— le enseñé la conversación.

—Vale, pues ya está, ya sabe quien eres, al menos eso que te quitas.

—¿Y ahora qué?

—Pues nada, chaval, ahora se lo dices.— me contestó con simpleza mientras se secaba el pelo con la toalla.

—¿Seguro?

—Mira, si de verdad quieres que Maya venga contigo debes de hablarlo ya. Como lo alargues más sabes que no va a funcionar y vas a rallarte. Así que o lo haces ya o lo haces ya.— me dejó sin opción.

Repito, siempre tan majo.

Suspiré mirando el mensaje, que llevaba más de 5 minutos en "visto." Me paseé por los pasillos de la habitación con el móvil en la mano, tecleando sin parar a pensarme que mierda estaba diciendo y como se lo tomaría Ana María.

Simplemente dejé fluir mis sentimientos y lo solté.

—Listo.— apagué el móvil y lo dejé encima de la cama— Voy a ducharme Paconi, si contesta me avisas.

—Hecho, pero no tardes, me pone la app que el taxi viene en 10 minutos.

—Vale.

Me metí en la ducha y me salió una sonrisita.

¿Y si todo esto se hacía posible? ¿Y si iba a pasar los próximos tres meses de mi vida junto a Maya, de verdad? Viendo mundo, viajando con ella y mis amigos, viviendo aventuras... si conseguía cumplir mi sueño de la infancia junto a ella, ¿qué más me quedaba por ver?

Ya podía morirme tranquilo.

Bueno tampoco eso, aún eres muy joven y no has flexeado por Miami con tu Ferrari.

Cierto.

No se que coño me había dado por ella, pero desde que Maya había entrado en mi mente parecía que se negaba a salir. Solo esperaba que ella pensara lo mismo de mi,que después de habernos conocido quisiera pasar más tiempo conmigo, y más ahora que iba a estar unos meses sin hacer nada.

Tenía tantas ganas de que aceptara mi propuesta que no llegué a plantearme qué es lo que iba a hacer si decía que no...

Joder, ¿y si decía que no?

Para, olvídate. Me dije a mi mismo. Todo va a salir bien.

Simplemente confiaba en ella y tenía la esperanza de que vendría, así que esa era la menor de mis preocupaciones. 

Me duché y me vestí.

Cuando bajamos el taxi ya estaba abajo, así que Paconi había calculado bien, que crack. Empecé el vlog y nos adentramos en el lugar más pontente y peligroso de Bangkok, donde hacían un tráfico de animales extremo. Conseguí grabar un poco, siempre con cuidado y siguiendo las indicaciones de Frank. Después de ver lo que vi, estuve todo el día pensando en los pobres animalitos, encerrados en las jaulas, algunos apenas sin comida o espacio.

Mientras miraba los vídeos en el coche esperaba poder causar consciencia a mis seguidores mostrándole al mundo la realidad, que de alguna forma u otra mis vídeos pudieran ayudar a frenar esto, a acabar con el tráfico y maltrato de animales que no tenían que estar en cautiverio. Cuando llegamos al aeropuerto, me sorprendió ver que Frank nos estaba esperando ahí, pero había alguien más.

Ostia, es Maya. Me dije a mi mismo.

—¿Maya? ¿Qué haces tú aquí?— pregunté apagando la cámara, intentando disimular la sonrisilla que me había salido o lo rápido que me estaba latiendo el corazón solo con verla.

Estaba más guapa que nunca.

Tenía el pelo castaño suelto, llegándole por las caderas. Estaba vestida con un top ajustado y unos pantalones de chándal anchos, que le tapaban la venda de la rodilla. Se había maquillado ligeramente, resaltando sus labios carnosos y sus ojos rasgados.

Maya caminó un poquito para alejarse de Paconi y Frank y tener un poco de intimidad, así que yo hice lo mismo.

—Mi madre me ha enseñado los mensajes.— me soltó, y me di cuenta de que no parecía muy contenta.

Mientras me perdía en el color de sus ojos verdes, sentía que me iba a explotar el corazón en cualquier momento.

Joder, lo estaba pasando verdaderamente mal.

Quiero potar.

—Ya, bueno, yo...— me estaba poniendo nervioso, y me costaba hablar.

—¿De verdad quieres que vaya a dar la vuelta al mundo contigo en 80 días? ¿Cómo el puto Willy Fog?

Me quedé callado, estaba intentando descifrar las intenciones que habían detrás de ese tono.

—Sí, bueno, solo si quieres. No es eso de lo que va el Carpe Diem, ¿o no?

Maya se rio, pero no sé si fue a modo de burla o de alegría. Me estaba dando cuenta que era bastante difícil de leer, esta chica.

—Plex, ¿pero tú te estás oyendo?— se puso las manos en las caderas.

—Sí, ¿y qué pasa, Maya?

—Que estás loco, Daniel, eso pasa.— oír mi nombre completo salir de su boca me causó escalofríos— Es una completa locura, nos conocemos de una semana, soy menor, voy medio coja y no se si vas a dejarme tirada en cualquier país a la cualquiera de cambio, además de que no solo necesitaría el permiso de mi madre sino que también el de mi padre, y un dinero para pagarlo que no tengo.

Dicho así, como me lo estaba pintando Maya, la verdad es que si parecía bastante inaccesible, una tremenda locura. Es cierto que no era millonaria, no era mayor de edad y mucho menos estaba en las condiciones de viajar.... Pero se había jodido la rodilla, se había quedado sin trabajo, sin club, y sin estudios, y la vida me había puesto a mí en su camino para cumplir su sueño de la infancia, ¿qué más señales necesitaba para decir que sí?

—Maya, sé que solo nos conocemos de una semana, ¿pero no crees que si quisiera haberte matado lo habría hecho ya poniéndote una escalopendra en la cama o tirándote al pantano con los caimanes?— solté una risa y me coloqué bien la gorra. Ella sonrió poco convencida. Suspiré— Mira, no voy a obligarte a venir conmigo si no quieres, pero creo que es una oportunidad única para ti y para mi, una experiencia que no todo el mundo puede vivir y que, tal vez, si dejas pasar, en un futuro te arrepentirás de ello. Piénsalo, Maya, aún tenemos tiempo.— me acerqué a ella— Yo solo sé que he tenido la mejor semana de mi vida y no me gustaría irme sabiendo que no nos volveremos a ver nunca más.

—Dani yo...

—No hace falta que decidas nada ahora. Mi intención no es presionarte. Tienes mi número, cualquier cosa puedes ponerte en contacto conmigo, ¿vale?— le expliqué— Prométeme que al menos lo pensarás.— alcé mi dedo meñique.

Ella me mostró una sonrisa preciosa que me dejó un poco desubicado, pero que me devolvió a la tierra cuando vi que alzaba su meñique, y lo entrelazaba con el mío.

—Lo prometo.— me susurró, y en cuanto separamos nuestros dedos, Maya se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza por el torso, pues su altura no le permitía abrazarme por los hombros.

No era de abrazos, mis amigos lo sabían. Raramente aceptaba uno y nunca era yo el que abrazaba a los demás, pero con ella era diferente, me sentía a gusto.

Acaricié su cabeza con cariño, me daba igual que Frank, Paconi o el rey de España nos viera tan próximos, compartiendo un momento tan íntimo. Nos separamos al poco de los segundos y me sonrió cuando Paconi y su tío se nos acercaron.

—Buen viaje, Dani. Avísame cuando llegues, ¿vale?

—Si no se cae el avión.— bromee, ella me dio un manotazo— Es coña. Gracias por venir a despedirte, Maya. Nos vemos.

Y después de que Frank me permitiera darle un corto abrazo que disfruté como un niño pequeño, Paconi y yo nos dimos media vuelta de camino a la zona de embarque, dejando atrás a Tailandia y, com ella, a una chica muy especial.











































🫶🏼
bofff que increíble!
diría que es el final de la primera parte pero nooo , porque queda algo especial antes de empezar la parte II de la novela.
perdón por no actualizar antes, llevo un mes de mierda que se me ha juntado con semestrales, pero ya estoy libre y además he visto que Plex vuelve a dar la vuelta al mundo, así que la motivación esta por los celos y tengo ganas de escribir un maratón 🫡espero que os haya gustado, si puedo, mañana más💘







































Capítulo editado.

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