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Sus dedos se movían con rapidez al atender los pedidos de las personas que llegaban a pedir algo, ya sea para comer ahí o para llevar.

—Le repito su orden, un pay de limón y un pink drink, ¿algo más? —preguntó amablemente.

—Sería todo.

—Muy bien, serían $129, en un momento la llaman por la parte derecha para recoger su orden.

Una vez que cobró y le entregó la factura a la cliente tomó un respiro para tratar de descansar un poco. Al ser viernes muchos estudiantes optaban por ir a tomar o beber algo en la cafetería donde trabajaba, más al ser la más cercana sin necesidad de tomar algún medio de transporte.

—¿Qué tenemos?

Le dijo cuál era la orden y el chico de cabello amarillo con un mechón negro se puso a hacer la bebida mientras él empaquetaba el pay de limón.

—Por cierto Izuku, ¿tienes algo qué hacer mañana?

—Creo que no, ya termine los proyectos de la universidad.

—¿Qué te parece si vamos a la feria en la tarde? Mañana tenemos día libre, podemos reunirnos en unas horas en la feria.

—No lo sé Denki, sabes que no suelo salir mucho en fin de semana.

—Vamos, no es la primera vez que vas a una feria, además trajeron un nuevo juego. Uraraka y Shoto también irán —le entregó la bebida ya preparada.

Izuku la tomó y fue del lado derecho para llamar a la chica y que recogiera su pedido. Una vez que la chica se fue Denki nuevamente lo interceptó esperando su respuesta.

—Vamos, te aseguro que te la pasarás bien, hace mucho que no salimos con el grupo completo —le dijo sonriendo.

Izuku la pensó mucho, que Denki quisiera ir por el hecho de que había un nuevo juego solo significaba una cosa; quería probarlo con él. Y no sabía si los demás se subirían al mismo juego.

Había escuchado por uno que otro cliente sobre un nuevo juego que habían traído a la feria, y la razón por la que más destacaba era por los momentos vergonzosos que te hacía pasar.

Tenía miedo, no lo iba a negar, pero Denki era su mejor amigo y hacían casi todo juntos. Casi todo.

Sin mucho que decir termino asintiendo, Denki al ver eso se lanzó a abrazarlo para después separarse e ir a terminar algunos pedidos.

Cualquiera que los viera pensaría que eran pareja, cuando realmente eran mejores amigos. Se conocían desde que usaban pañales y eran inseparables.

Su madre en varias ocasiones le había dicho que haría bonita pareja con Denki, hacía bastante que ambos habían salido del closet, y pese a que con su madre no hubo problema, con los padres de Denki sí. Por lo que el rubio estuvo viviendo temporalmente con él, lo cual solo hizo que su amistad se fortaleciera.

Se ayudaban y apoyaban mutuamente, más el pecoso al rubio cuando éste tenía alguna ruptura amorosa.

Pero Izuku, a sus 22 años nunca había tenido ninguna pareja, siempre era espectador de cualquier situación amorosa. Y siempre le tocaba ver como Denki se aventuraba con un nuevo chico cada que alguno le llamaba la atención.

El rubio parecía un niño pequeño cuando terminaba con alguna pareja, y era él quien tenía que consolarlo, el rubio tenía muy mala suerte cuando se trataba del amor.

Todas sus parejas lo habían traicionado, desde embarazos hasta infidelidades. Izuku se volvió su almohada para llorar y su banco de rupturas.

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Pasadas las horas, entre clientes amables y clientes groseros, Izuku terminó su turno junto a Denki.

—Me iré primero Izuku, tengo que llegar temprano para ayudar a mi madre con la cena —le comentó mientras se ponía una boina.

—No te preocupes Denki, yo me encargo de cerrar —le sonrió.

Antes de que el rubio saliera por completo del local, el pecoso lo detuvo con su voz.

—¿Ya no has tenido problemas con tus padres sobre tus sentimientos?

—No, aún estoy sorprendido de que pudieron aceptar mis gustos y preferencias, aunque a papá todavía le cuesta un poco.

—Me alegra escuchar eso, sabes que cualquier cosa, mi casa es tu casa.

—Te agradezco mucho todo tu apoyo Izuku, el día que te cases me encargaré de financiar tu boda —confesó mientras le guiñaba un ojo.

—¡Kaminari! —gritó sonrojado.

El rubio solamente se echó a reír por el rostro rojo del pecoso, le encantaba avergonzar a su amigo con ese tipo de temas.

—Te veo mañana Izuku, si es necesario iré hasta tu casa para sacarte a pasear.

El rubio se fue y el pecoso se quedó limpiando lo poco que le faltaba, lo cual eran las mesas. Una vez que terminó fue a recoger sus cosas del casillero y se fue del local, cerrando por fuera y dejando unas cuantas luces prendidas.

Cuando llegó a su departamento se hizo de cenar algo ligero, ingirió los alimentos mientras veía una película en la televisión, le gustaban mucho las películas de terror psicológico. Le gustaba que lo pusieran a pensar, que la trama tuviese un significado conforme fueras viendo los detalles poco a poco, para que al final tuviera ese giro que le diera sentido a la película.

Eran muy pocas las que encontraba que fueran buenas y que realmente valieran la pena, era su pasatiempo favorito y la forma de la que prefería perder el tiempo, no era de salir mucho.

Lavó lo que había utilizado y se fue directamente a dormir, no tenía muchas ganas de bañarse, por lo que decidió solamente cambiarse por su pijama e irse a la cama. Ya en la mañana se bañaría.

Despertó temprano, cerca de las ocho de la mañana, pese a ser fin de semana y más encima su día de descanso, no podía darse el lujo de despertar más tarde. Todos los fines de semana iba a almorzar con su madre, por lo que él preparaba alguna guarnición para compartirla con la comida que hiciera su madre.

También tenía que bañarse y limpiar su departamento, comprar pinturas y un nuevo libro para sus dibujos de la universidad. Tenía muchas cosas que hacer, odiaba la idea de ser adulto.

Se enderezó de la cama para después estirarse con el objetivo de quitarse la pereza y no volver a recostarse para dormir. 

Sacó ropa de su armario, una toalla y fue al baño para tomar una ducha de agua caliente, también llevó consigo una pequeña bocina para poder escuchar música mientras se bañaba.

Pasó media hora y ya estaba listo, llevó la bocina hacia la barra de su cocina para poder empezar a cocinar, su madre le había dicho por mensaje que haría tempura, por lo que él se encargaría de preparar arroz para acompañarlo.

Una hora después ya estaba listo, tomó sus cosas y salió de su departamento. Tenía que caminar hasta una parada para tomar un camión e ir a casa de su madre, debido a que estaba muy limitado económicamente no podía darse el gusto de pedir un taxi o comprar su propio auto.

Cuando estaba cerca de la parada tuvo que correr para poder alcanzar el camión que se había orillado, más porque era el que pasaba cerca de la casa de su madre.

Milagrosamente llegó a tiempo y se subió al camión, se sentó en los asientos de hasta en frente para no tener que batallar para bajarse en su parada.

Sacó su celular y le mandó un mensaje a su madre diciéndole que ya estaba en camino y cuanto se tardaría en llegar.

Ella solamente le respondió que no tardara porque tenía una sorpresa para él.

Izuku se extrañó y la duda lo carcomió.

Al bajar del camión caminó hasta la casa de su madre, vivía en una colonia bastante tranquila e Izuku agradecía eso enormemente ya que su madre merecía vivir en un lugar así, donde pudiera salir a caminar sin el temor de que algo o alguien le haría algo.

Tocó la puerta y esperó a que su madre abriera, vio por última vez el topper donde había guardado el arroz para asegurarse si venía en perfectas condiciones, y así era.

El sonido de la puerta lo hizo levantar la mirada y ahí vio a su madre, se agachó un poco para poder abrazarla y a su vez le dio un beso en la mejilla regordeta.

—Hola mamá —la saludó con una sonrisa en su rostro.

—¡Izuku! Me alegra tanto verte.

—Nos vimos hace una semana mamá.

—Para mí han sido años, en fin, ven —lo tomó de la mano.

—¿Qué es lo que me querías mostrar?

Cuando el pecoso llegó a la cocina sus ojos se abrieron con asombro al ver una cabellera albina.

—Hola hermanito —levantó una mano para saludarlo mientras sonreía.

Frente a él estaba su hermano mayor, Midoriya Yoichi, se había ido hace diez años a Europa por una beca que se había ganado y solamente había podido hablar con él por videollamada, y ahora estaba ahí con él, no perdió el tiempo y corrió para abrazarlo.

Pese a que ya era un adulto, siempre se emocionaría como un niño pequeño cuando se trataba de su hermano mayor.

—Te extrañe mucho pelusa.

—Yo a ti más cabeza de cloro.

Ambos rieron hasta que el sonido de la puerta del baño los distrajo, Izuku se sorprendió de ver que había alguien más. Era un chico alto, con cabello naranja oscuro y una cicatriz que pasaba por todo su rostro y ojos rojos.

Su simple presencia lo ponía nervioso en el sentido de que sentía que estaba frente a alguien importante.

—Él es Kudou Bakugou, mi pareja y prometido —explicó Yoichi mientras tomaba la mano de Kudou.

—¿De verdad? —preguntó emocionado Izuku.

Desde que tenía memoria a su hermano no le había importado mucho tener alguna pareja, siempre estuvo enfocado en sus estudios y la familia. Por lo que le emocionaba saber que ahora tenía algo con alguien, y lo veía realmente feliz.

—¿Recuerdas que dije de broma que me iba a Europa para conocer al europeo de mi vida?

—Claro, incluso papá se molestó —se rió.

—Jejeje, si, pues resulta que si conocí a mi europeo —le sonrió cálidamente a Kudou, el cual le correspondió la sonrisa.

—Un placer conocerte Izuku, Yoichi me ha hablado mucho de ti.

—Espero y solo cosas buenas.

—Sabes, tengo un hermano que es casi de tu edad, tal vez puedan conocerse, vive aquí con mis padres.

—Oh, me encantaría conocerlo.

—Muy bien, pongamos la mesa y comamos antes de que se enfríe lo que he preparado —avisó la mujer mayor como toda una madre.

Los cuatro se prepararon para comer, Kudou se ofreció a acomodar la mesa pero Inko se negó, una vez que todo estaba listo empezaron a comer.

A medida que comían, Kudou contó que se había mudado temporalmente a Europa por cuestiones de trabajo y cuando Yoichi estaba haciendo las pasantías en su empresa, fue que ambos se conocieron.

Izuku miraba feliz a su hermano, Yoichi le daba de comer a Kudou en la boca y este se dejaba, eran como una pareja de melosos.

Pese a la presencia frívola que Kudou mostraba a primera vista, era totalmente diferente cuando Yoichi estaba alrededor. También lo cuidaba demasiado, si Yoichi se manchaba, Kudou lo limpiaba con una servilleta. si Yoichi se agachaba por algo, Kudou cubría la esquina de la mesa para evitar que se pegara.

Inko e Izuku se vieron y sonrieron para después seguir comiendo.

Cuando terminaron de comer, Inko e Izuku lavaron lo que se usó mientras Yoichi y Kudou acomodaban el cuarto donde se quedarían a dormir.

Inko le había comentado que Kudou no quería dormir en su propia casa debido a que su madre y hermano se peleaban todo el tiempo, por lo que no quería estar lidiando con gritos todo el tiempo y ella aceptó que vivieran con ellos mientras encontraban una propia casa o departamento.

Pasaron dos horas entre platicas y juegos, hasta que llegó la hora en la que Izuku se debía ir para hacer deberes antes de reunirse con Denki y los demás.

—Me gustaría que te quedarás un poco más —pidió Inko.

—Yo también quisiera ma' pero tengo cosas que hacer, prometo visitarlos más seguido.

—Bueno.

—Probablemente te visite en estos días junto a Kudou —mencionó Yoichi mientras se despedía.

—Los estaré esperando.

—Nos vemos Izuku —Kudou se despidió amablemente de él.

A ojos de Izuku, Kudou ya tenía un lugar ganado en la familia, se despidió de los tres y volvió a su departamento para empezar con sus deberes.

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