"TAG, YOU'RE IT"


Me desperté a mitad de la noche, como lo he estado haciendo últimamente. Las pesadillas seguían, no había manera de evitarlas.

Miré el reloj sobre la mesita de noche, eran las 3:24 am, siempre despertaba a la misma hora. Restregué mis ojos y bostezé pesadamente. Apoyé mi espalda en el respaldo de la cama y miré un punto fijo en la pared, cada que despertaba repentinamente el sueño se me iba como si intentara huír de mí. Entrelazé mis dedos entre sí y los volví a separar, los giré y formé figuras sin sentido, jugando con mis dedos intentando distraerme un poco. Todo estaba en un completo silencio, no se percibía ningún sonido más que el del viento soplando dando un toque escalofriante a la situación.

Tres golpes leves provenientes del cristal que conformaba mi puerta hacia la terraza rompieron el silencio, captaron mi atención y enviaron un mensaje de alerta a todo mi cuerpo. Me tensé, mis dedos dejaron de jugar entre sí y mi respiración se entrecortó.

Lentamente giré mi cabeza en dirección a la ventana.
La poca luz de luna que había en esos momentos reflejaba en la silueta de un hombre que estaba parado en la pequeña terraza de mi habitación. Fruncí el seño mostrando confusión. Eso era completamente ilógico, más si habitaba el décimo piso de un edificio de apartamentos.
La silueta seguía parada en la terraza, recargándose en el cristal.

Me enderecé completamente y me senté a la orilla de la cama sin despegar la vista del cristal. Busqué mis pantuflas con los pies y cuando las encontré me las coloqué. Me levanté de la cama y miré al hombre. El cristal estaba ligeramente empañado por su respiración.

Podía sentír su mirada sobre mí, ocasionando que me pusiera nervioso. Lentamente dí un paso hacía adelante pero un golpe sordo me detuvo. El hombre había golpeado con la palma de su mano el cristal, me sobresalté y caí hacía atrás llevándome un golpe en el trasero. La persona del otro lado del cristal comenzó a rasguñarlo, provocando un horrible chillido insoportable y demasiado alto. Cubrí mis oidos con mis manos intentando no escuchar el chillido, pero en lugar de opacarlo se hizo más fuerte, como si de alguna u otra forma el hombre intentara llamar mi atención.
Me aproximé a la puerta de mi habitación y salí. Cerré de un portazo y me recargué en la puerta.
El chillido se detuvo y agradecí internamente.

Me quedé unos segundos así, hasta que unos fuertes golpes provenientes de mi habitación se escucharon por todo el apartamento. Fruncí el ceño confundido y me pegué mi oido a la puerta intentando oir con más claridad, los golpes hacían que incluso las paredes vibraran al igual que la puerta, era golpe, tras otro, tras otro, y en ese momento caí en cuenta. El hombre intentaba romper el cristal.

Rápidamente me alejé y caminé de espaldas por el pasillo sin despegar la vista de la puerta. Al llegar al salón el sonido del cristal rompiéndose se escuchó por todo el departamento, dí media vuelta y me heché a correr hacía la puerta de la entrada y salí lo más rápido que pude.

Seguí por el pasillo doblando en varias esquinas hasta llegar al ascensor. Presioné repetidas veces el botón para llamarlo en un intento desesperado de que llegara más rápido. El sonido de una puerta abriéndose se oyó por el solitario pasillo, la puerta se cerró formando un sonido de eco.
Nuevamente presioné el botón que llamaba el ascensor. Los pasos de ese hombre era lo único que escuchaba por el pasillo. Se estaba acercando cada vez más. No sabía lo que estaba pasando. No sabía porque me estaba persiguiendo, solo sabía que debía escapar.

El sonido de la pequeña campana que anunciaba la llegada del ascensor se escuchó. Las puertas se abrieron y rápidamente me adentré y presioné el botón de "Planta baja" de nuevo repetidas veces. Los pasos se acercaban cada vez más y podía ver la silueta dibujada en el suelo.
Afortunadamente, las puertas se fueron cerrando poco a poco, haciendo que un poco de tranquilidad viniera a mí.

-No puedes escapar, Eren. Tu eres el elegido-.

Esa voz. Una voz fría y tenebrosa. Una voz que te helaria. Una voz que hizo que el miedo se calara en mis huesos.
Mi respiración se aceleró y mis ojos se abrieron a tope. Las puertas se cerraron por completo. Me recargé en la pared del ascensor y respiré profundamente, intentando calmarme. Pasé mi mano por mi frente, secando las leves gotas de sudor debido a los nervios. Suspiré y exhalé. No lograba calmarme.

Tenía tres cuestiones que no lograba entender.
1) ¿Quién era ese hombre?
2) ¿Qué quería de mi?
3) ¿A qué se refería con que yo era el elegido?

La campana volvió a sonar, sacándome de mi trance. La pequeña recepción estaba completamente sola y oscura, lo que hizo que los nervios se volvieran más grandes.
No sabía que hacer. Comenzé a dar vueltas en mi lugar, frotaba mi cabeza pensando en que hacer. No había traído mi celular conmigo. Lo había dejado en mi habitación en un intento desesperado por escapar.

Miré en dirección al pequeño escritorio de la recepción. Touche. Había un teléfono fijó justo encima.
Me acerqué con prisa y llamé al 911.
"Estimado usuario, le informamos que el teléfono está fuera de servicio, por favor, inténtelo más tarde". Fueron las palabras robotizadas que me dió la contestadora.
Colgué enojado. Se suponía que era la maldita policia, ¡¡debían de estar en servicio siempre!!

-Maldición- murmuré.

Me apoyé en el escritorio frustrado. No sabía que hacer. Me acerqué a la salida, tomé el picaporte y lo giré.
Volví a intentarlo al notar que la puerta no cedía.

Después de varías ocasiones intentando abrir la maldita puerta, le solté una patada como muestra de mi frustración.
Miré de nuevo el ascensor, luego miré la pantalla sobre este.
"P10... P9... P8... P7..." eran las letras y números cambiantes que se marcaban en letras rojas.
Y volví a caer en cuenta, que alguien estaba bajando.
Tal vez no era el sujeto, tal vez era otra persona que vivía en los apartamentos, pero eso no hizo que el miedo no volviera.
Con la mirada busqué otra opción para escapar. Mi mirada se posó en la salida de emergencia, que daba precisamente al estacionamiento de los apartamentos.
Caminé hacía la puerta y jalé de la manija para que la puerta se abriera.

Salí de la recepción, no sin antes dar un vistazo de nuevo a la pantalla arriba del ascensor "P2..." era lo que indicaba.
Cerré la puerta rápidamente y suspiré. Me recargué un poco en esta para intentar escuchar algo.
El sonido de las puertas del ascensor abriéndose se hizo presente. Me alejé solo un poco, estando alerta. Unas risas femeninas resonaron dentro junto con el sonido de la puerta de la recepción cerrarse. Fruncí el seño confundido. ¿Cómo es que habían logrado salir cuando yo no había podido tan siquiera abrir la puerta? Me cuestioné mentalmente. Me encogí de hombros. Tal vez había sido por los nervios.

Más tranquilo me dí la vuelta y comenzé a caminar hacía la salida del aparcamiento, que daba a la calle. Al menos ese sujeto ya no me perseguía, o eso creía.

Caminé un poco más calmado, con un poco de frío por la falta de un sueter o algo más cálido que una simple playera. Me froté los brazos para intentar conseguir un poco de calor.
El aparcamiento estaría completamente vacío si no fuera por cuatro o cinco coches estacionados en diferentes lugares. Suspiré haciendo que una pequeña nube de vapor saliera de mi boca.

Las luces del lugar comenzaron a parpadear, las tuberías que pasaban por el techo se movían, chocando entre sí, formando un sonido que hacía eco por todo el estacionamiento y una leve corriente de aire helado me envolvía, haciendo que el frío se volviera más evidente. No sabía lo que estaba pasando.

Sentí algo caer y escurrir sobre mi hombro. Miré en dirección al techo. De las tuberias escurría un líquido carmesí. Estaba caliente y chorreaba sobre mí, manchando mi playera blanca.
Las luces no dejaban de parpadear y las tuberías cada vez se movían más, lo que hizo que el chorro del líquido extraño se hiciera más fuerte.
Me moví del punto donde estaba en un intento de evadír la gotera. La cosa que escurría definitivamente no era agua o algún otro líquido común.
Un olor putrefacto llegó a mí, era horriblemente asqueroso.
Mi cabeza dío vueltas por el pestilente olor.
Caminé a ciegas intentando buscar un lugar donde apoyarme. Sentía que me vendría abajo en cualquier momento.
De un momento a otro terminé vomitando lo que había cenado esa misma noche.
Me recargué un una columna, suspirando para intentar calmarme un poco. Necesitaba aire fresco.
Las luces no dejaban de parpadear, y su luz iba poco a poco perdiendo la vida.
Un poco más calmado, me enderecé, cerré los ojos y tiré la cabeza para atrás. ¿Qué diablos estaba pasando?

Abrí los ojos. Cada vez había menos luz y cada vez chorreaba más líquido extraño, formando un charco más grande tras cada gota.

-Te tardaste- dijo esa voz nuevamente. Su voz hacía eco, haciendo que sonara mucho más profunda de lo que ya era. Rápidamente me enderecé y comenzé a mirar hacía todos lados.

-¿Quién eres?¿Qué es lo que quieres?- pregunté frustrado por no ver a nadie, era como si estuviera en todos lados, pero no lo podía ver.

-Estoy aquí, mocoso- me dí la vuelta en dirección a donde provenía la voz... La parte más oscura del aparcamiento.

Considerando que mi mayor terror era la oscuridad, ese no era el mejor lugar para conocer a alguien.
Tragé en seco. Este hombre no me daba buena espina.
Caminé con precaución. No quería arriesgarme.

-¿Qué es lo que quieres?- pregunté de nuevo.

Una risa grave, profunda y macabra se escuchó desde la oscuridad, lo que causo un escalofrío en mi espalda y que parara de caminar.

-¿De verdad quieres saberlo?-.

Pues ya que.

-Si- Murmuré.

El sonido de pasos aproximándose me puso aún más nervioso. Una figura comenzó a aparecer de entre la oscuridad. Era la silueta de un hombre mínimamente más bajo que yo. Achiqué mis ojos para intentar ver su cara. Poco a poco su rostro se distinguiendo gracias a la poca luz que había. Tenía rasgos bastante finos, casi como los de una chica, ojos pequeños de un color grisaseo, nariz respingada y labios delgados y rosados que resaltaban en su piel pálida, hacíendo un perfecto contraste con su ropa negra. En pocas palabras, era un hombre bastante atractivo, pero eso no quitaba el hecho de que no lo conocía y de que me daba un poco de miedo.

-Bien. Te quiero a tí- Abrí los ojos a tope y sentí mi rostro calentarse. Me había sonrojado.

-Pero que adorable sonrojo- una sonrisa pícara se asomó por sus labios
-Te propongo algo, ¿qué te parece si jugamos un juego?- ¿Un... Juego? Fruncí el ceño mostrando confusión
-Correras lo más rápido que puedas y yo intentaré atraparte- Ya está, ¿eso era todo? ¿Estuvo persiguiéndome como un psicópata todo este rato para jugar? ¡Había roto mi maldita ventana!
-Si tú logras escapar, te dejaré en paz-.

-¿Y qué pasa si tu me atrapas?- cuestioné con curiosidad.

Una sonrisa macabra se dibujó en su rostro y sus ojos se oscurecieron.

-Vendrás conmigo-.

Miedo. Miedo era lo único que podía sentir en ese momento, la incertidumbre de saber a donde me llevaría si me atrapaba.

-¿Estás listo?- No, no estaba listo, aún tenía preguntas que quería que respondiera, muchas preguntas más
-Bien...- dijo sin esperar a que respondiera- Corre-.

Cerré los ojos un segundo y los volví a abrir. El ya no estaba.
Abrí mis ojos asustado. Comenzé a caminar de espaldas lentamente, buscándolo con la mirada, intentado encontrar algún rastro de a donde había ido. Definitivamente ya no estaba.
Me dí la vuelta y comenzé a correr. Las tuberías habían dejado de sonar y el pestilente olor se habia ido, sin embargo, poco a poco las luces se hacían más débiles, sumergiéndome poco a poco en la oscuridad.
Sombras se veían reflejadas en las paredes grises, y voces que definitivamente no eran normales provenían de todas partes.
"Me perseguía, y no se detendría"

Su voz tarareaba una tétrica canción de cuna que sonaba por todo el aparcamiento. Conocía esa canción. Era la que mi madre me cantaba cuando era pequeño. La cantaba cuando tenía pesadillas. La cantaba para hacerme dormir. La cantaba para hacerme olvidar aquella pesadilla donde yo estaba en medió de un parque a la mitad de la noche, intentando escapar de un monstruo disfrazado de un chico que quería que fuera con él.

-¿Conoces esta canción, Eren?, ¿La recuerdas?- preguntó. Su voz venía de todas partes, no sabía a donde escapar
-Pues yo la recuerdo perfectamente... como odiaba esta canción- dijo con repulsión- Tu madre siempre la cantaba para intentar alejarme, para hacer que ya no tuvieras la misma pesadilla de siempre... Desgraciadamente para tí... La pesadilla se volvió realidad- abrí los ojos a tope. Es verdad que no recordaba perfectamente esa pesadilla, porque la dejé de soñar cuando tenía alrededor de seis años, sin embargo, tenía recuerdos vagos sobre el sueño.
Mi respiración se aceleró. Tenía mucho miedo.
Una leve risa aterciopelada se escuchó justo detrás de mí. Sentía una respiración en mi nuca.

-"Me encanta oír tu respiración agitada"- susurró en mi oido.

Me dí la vuelta, encarándolo, pero el ya no estaba ahí.
Volteé para echarme a correr, pero me tomó del brazó y tiró de mí hacía él.

-"Tocado, eres "- susurró con burla.

Me quedé congelado. Había perdido.
No, no me daría por vencido tan rápido.

-¡¡Ayuda!!- grité en un intento de escapar- ¡¡Alguien ayudeme, por favor!!, ¡¡Ayu...- tiró de mi brazo de nuevo, haciendo que cayera al suelo.
Me quejé por el dolor que ocasionó en mi espalda.
Lo miré, estaba mirándome.
Comenzé a gatear en dirección contraria a él.

-"De tin marin de do pingüe"- tarareó caminando detrás de mí- "agarra a tu victima de los pies, si grita no lo dejes ir"- tomó mis piernas y tiró de mí hacía el- "mi madre me dijo que escogiera a la mejor persona, y ese eres tú"- susurró.
-Ahora, abre la boca- dijo sacando un pequeño frasco con un líquido extraño dentro. Tomó mi barbilla y tiró de ella para que abriera la boca
-Ah, ¿te vas a resistir?, bien, me gusta lo complicado- tomó mi mandíbula y volvió a tirar de esta fuertemente, logrando abrir mi boca.
Destapó el frasco con los dientes y vació el contenido en su boca sin llegar a tomárselo. Se acercó a mi rostro y me beso, pasando el líquido a mi boca.
Se separó de mí y puso una mano sobre mi boca para evitar que escupiera el líquido. Tapó mi nariz, casi obligándome a tragar el líquido.
El aire poco a poco se me iba, estaba comenzando a ponerme rojo. Intentaba alejarlo, pero simplemente no podía, era demasiado fuerte.

-Trágalo, es más fácil que morir asfixiado- dijo fríamente.

No tenía opción, si no lo tomaba moriría, pero si lo tomaba no sabía que efecto tendría en mi. Tenía que arriesgarme, se que no era buena idea, pero no tenia otra opción.
Tragué el líquido, sabía que luego me arrepentiría.
Todo mi cuerpo comenzó a arder. Mi cabeza dió vueltas. Dolía demasiado. Comenzé a gritar por el insoportable dolor. Me aferré a su mano, apretándola.

-Ya estaremos juntos para siempre, y espero que nadie te aparte de mi lado- dijo con una sonrisa antes de que cayera desmayado.

***

Tiempo después, desperté en un lugar que no conocía, pero al menos ya sabía algunas cosas.
El chico que me perseguía se llamaba Levi, y de alguna u otra forma lo conocía de antes.
No era un psicópata o un acosador, era mucho peor.
Era el chico con el que siempre soñaba cuando era pequeño. Simplemente ni siquiera sabia si era humano. Pero lo que se es que ahora soy como él y por esa misma razón ya no le tengo miedo.
Ahora mismo debe de estar buscando comida para ambos. Pero siempre tarda en conseguirla, sobre todo cuando se pone a jugar con la comida. Él me dijo que había encontrado a alguien perfecto. Y él ya va hacía allá...

¿Estás listo para jugar?

§§§§§§§§§§

Como verán, no es completamente idéntica a la canción, pero le da un pequeño aire.
Me encantan las canciones de Melanie porque no son como la mayoria de canciones que solo hablan de amor.
Recuerden que esto es un One-shot, así que únicamente tiene un capítulo.
Si te gustó déjame tu voto.
Nos seguimos leyendo.
Adiós y besos (づ ̄ 3 ̄)づ

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