[60: Final]
Cuando los ojos de Min Yoongi se enfocaron en Ji-Sub, su mundo se detuvo, su respiración casi se entrecortó y trató de calmar su agitado omega y como la rabia se quedaba estancada en un nudo en medio de su garganta. Se sentó junto con los otros soldados en una esquina de aquel pasillo donde se llevaría el baile, los ministros estaban sentados con mesas asignadas a la derecha y otros en la izquierda. El omega respiró con profundidad, tratando de calmar su nervioso cuerpo, debía todo fluir como se había planeado.
Fue así como uno de los soldados dio un saludo y ofreció un golpe a uno de los tambores, empezando la música en aquellos instrumentos.
Ji-sub tomó su copa, dando un sorbo cuando enfocó su mirada en la bailarina principal, notando a la muy hermosa mujer, sonrió gustoso, viendo como ellas empezaron con su baile. Los demás conversaban entre ellos y uno que otro enfocaron su mirada en la belleza de las jóvenes que ingresaron.
Min Yoongi dirigió su mirada hacía los presentes, tratando de analizar a cada uno con sumo cuidado, todos ellos, podía reconocerlos, eran lo mismos ministros que sirvieron a su padre, a su hermano y también que no se opusieron ante el decreto de su muerte y el de su hermana, que se quedaron callados y fueron cómplices de aquella noche sangrienta donde perdió todo. Golpeó con más fuerza aquel tambor mientras las lágrimas se deslizaron detrás de su máscara, en cada golpe, dejaba su dolor.
Cuando el baile finalizó, los aplausos no se hicieron esperar, las cansadas bailarinas sonrieron al frente, viendo al Rey, Ji-Sub. Habían hecho cinco bailes distintos, cada uno más intenso en su coreografía para mantener bien distraídos a los invitados. Aquel Rey aplaudió como desquiciado, emocionado se levantó y bajó las escaleras en dirección de la joven principal.
—¡Increíble, maravilloso!—exclamó aquel tipo que ya tenía unas cuantas copas encima del alcohol, bajó las escaleras, sin poder evitar su mirada sobre aquella bailarina hermosa, la tomó del antebrazo, ella soltó un suave quejido, empezando a ser arrastrada escaleras arriba—¡Vamos a celebrar, todos, aplaudan más fuerte!
Los ministros y demás personas presentes lo hicieron, un tanto nerviosos por aquella situación.
Bae Susy fijó su mirada en aquel tipo, viendo como él se sentaba sobre aquel trono y sentaba sobre sus piernas a la joven muchacha, poniendo su mano en esa cintura pequeña y frágil. La Reina solo respiró con profundidad, fingiendo una sonrisa. Era como todo lo había dicho su señor, su esposo era débil a las mujeres a la lujuria y entre otros placeres mundanos, había noches en las que hacía orgías con varias de sus concubinas y las obligaba a hacer cuestiones de sadomasoquismo, terminando varias de ellas con golpes en su piel, si alguna no llegaba a satisfacerlo, terminaba denigrada, echada a la calle, convertida en una humillación pública.
Min Yoongi alzó el rostro con lentitud, su mirada fija sobre ese hermano era intensa. Entonces los músicos se levantaron y algunas bailarinas sacaron de un cajón las espadas que eran parte de la utileria.
—Mi rey—habló la Reina consorte, llamando la atención de los demás—, viene un nuevo baile, de espadas.
La Princesa Honey y su familia se levantó.
—Su majestad, lamento tener que retirarme temprano, usted ya sabe las circunstancias.
—¡Se van a perder la mejor parte!—exclamando aquel soberano que acercó el cuerpo y los pechos de aquella bailarina sobre él, ejerciendo presión, ella contuvo un poco el miedo, forzando la sonrisa en su rostro.
—Nos disculpamos, su majestad. Nos retiramos.
—¡Fuera, fuera, par de aburridos!—rió aquel hombre, los ministros contemplaron a la princesa Honey, quien alzó el rostro y junto a su familia, se empezó a retirar con elegancia.
Min Yoongi sonrió al ver a esa parte de la familia retirarse, sintiendo un alivio en su corazón, aunque deseara preguntar a su tia sobre sus dos hijos, debía soportarlo. Los cinco soldados se pusieron en círculo, no sin antes hacer una reverencia al Rey.
Min Yoongi acomodó bien el tambor entre sus piernas, dio un profundo respiró y ofreció un golpe lleno de su furia interior, liberando por fin, toda su angustia y dolor que se acumuló en aquellos años.
Las bailarinas se hicieron hacía atrás, tomando ahora ellas los instrumentos, Min Yoongi se levantó y tomó la espada, se hizo espacio entre aquellos cinco soldados, empezando el baile a la par de cada uno. Los ministros miraban maravillados aquella presentación, Bae Susy bajó su mirada y juntó sus manos, solo escuchando los susurros de su esposo conversando con aquella joven mujer.
Seojoon logró ver a la señora Honey y su familia, el soldado les saludó con respeto, ellos le ofrecieron una sonrisa.
—Pronto esto se volverá un caos, siganme—ordenó aquel soldado, empezando a caminar a cierto lugar.
La señora Honey afirmó, siguiendo aquel fuerte tipo, estaba feliz de que Yoongi pudiera tener a personas tan leales a su persona y le ayudaron a llegar hasta esa noche, además, pronto su sobrino podría juntarse con sus dos hijos.
Llegaron a lo que parecía ser una puerta a medio abrir, un palacio abandonado, ella pudo reconocer aquel lugar, fue donde Min Yoongi vivió aquellos gloriosos años, pero ahora estaba lleno de monte, el techo se caía las paredes tenían grietas y las ventanas rotas, incluso habían partes quemadas. Seojoon con aquellos personajes, se acercaron a lo que era una bodega, el alfa miró a su alrededor y con el pie tanteó, logrando escuchar bajo él, una parte de madera hueca. Sin vacilar se agachó, moviendo lo que era unas ramas y polvo, abriendo por fin una compuerta.
—Entren aquí, sigan el túnel,saldrán en una casa de que su alteza Min compró hace tiempo, en estos momentos está abandonada, pero sale por un campo abierto, lejos del pueblo.
—Gracias soldado Seojoon. Por favor, cuide de mi sobrino.
—No se preocupe, me quedaré con él hasta el final—afirmó con mucha seguridad.
La Señora honey se despidió e ingresaron a ese escondite para salir a tiempo de aquel palacio y proteger sus vidas a como diera. Seojoon cerró aquella puerta y la cubrió.
Al ver su vista al frente, solo recordó cuando aquel palacio del su alteza el principe Min estaba lleno de vida, risas, movimientos y poseía uno de los jardines más hermosos ya que el Rey siempre buscaba las flores y plantas mas exóticas para su hijo preferido.
Ahora, solo era desolación y lágrimas, con un aire de pesadez.
Se giró sobre sus talones y sacó su espada para empezar a caminar en una dirección.
Min Yoongi siguió bailando, su cuerpo se sentía pesado, estaba cansado pero al mismo tiempo, una adrenalina empezaba a recorrer por su cuerpo mientras la música llegaba cada vez a su final. Fue entonces que se dió cuatro golpes en el tambor y los soldados se dirigieron a los ministros, quienes pensaron que era parte del baile, hasta que las sonrisas y los ojos de admiración y emoción cambiaron a unos llenos de miedo y dolor cuando aquellas espadas empezaron a cortar sus cuellos. Las risas cesaron, convirtiendose en gritos de horror, llenos de terror. Kim Jisoo ingresó al salón y alzó su espada, soltando un grito, sus soldados ingresaron liberando el filo de sus espadas en las demás personas del interior. Min Yoongi miró al frente, viendo como las mujeres de alta nobleza, los ministros y demás familiares buscaban salvar su vida, tratando de escapar.
El cuarto principe se quitó en cámara lenta la mascara y la dejó caer, viendo hacía arriba, donde se encontraba Ji-Sub. Empezó a caminar en dirección de aquel hombre. Dongwook tomó de la mano a su esposa e hijos, cuando vio aquel rostro de aquel hermano menor, Min Yoongi, retrocedió.
—¿M-Min Yoongi?—al escuchar los gritos de sus hijos que habían sido atrapados,buscó liberarlos, pero fue tumbado boca abajo, su esposa pegó un alarido, tratando de liberarse de aquella General de Guerra, que puso una de sus piernas sobre la nuca.
—¡Guardias, llevense a estas personas al calabozo!—ordenó la General de Guerra.
—¡Maldita traidora!—gritó Dongwook viendo como sus hijos lloraban de forma desconsolada y eran alejados de él.
Ji-sub se levantó nervioso, tiró a la bailarina del suelo y tomó de la mano a la Reina Consorte.
—¿¡Qué están haciendo?! ¡Matenlo!—ordenó Ji-Sub pensando que estaba alucinando a ver aquella existencia—¡Guardias, guardias!
—Min Ji-Sub—alzó la voz Min Yoongi, mientras la música del fondo no se detenía, aquel omega señaló con su espada negra a ese hermano traidor—¡Esta noche, pagarás por tus pecados!
Ji-Sub negó y empezó a correr a alguna dirección, tomando de la mano a su esposa, la cual trató de liberarse de aquel agarre pero le fue imposible. Ambos empezaron a correr buscando una saliva, pasando por un pasillo largo. Min Yoongi los siguió, apresurando su correr, La general se dirigió a ver en dirección de su alteza el cuarto principe, asi que decidió seguirlo.
Después de varios minutos, los gritos en el salón se detuvieron, solo se escucharon lamentos, gemidos lastimeros de unas últimas respiraciones y el blanco piso, empezó a teñirse de un color rojo espeso, los soldados que estaban en el exterior, luchaban con algunos soldados del palacio que buscaban defender al Rey, pero sin éxito alguno, ya que peleaban contra los soldados más entrenados que iban a la guerra.
Min Yoongi caminó por el pasillo, buscando en los cuartos que estaban libres, su hermano se había escurrido como una rata, suspiró con pesadez, cansado de aquel juego.
Bae Susy se soltó de la mano de aquel Rey, quien estaba respirando con dificultad, su mano temblorosa señalaron en dirección de la puerta, buscó en su cuarto algo; pero por la desesperación, no podía recordar bien donde estaba ubicado todo en aquel lugar. —¡Te dije, que estaba vivo, siempre lo supe! tenemos que escapar, mi Reina, nos iremos juntos y seremos felices—el trató de tomar la mano de aquella mujer; pero Bae Susy retiró aquel agarre, rechazando al hombre, el cual frunció el ceño—. Reina Consorte.
Cuando aquel rey miró al frente, notó una sonrisa en el rostro de su amada, la cual no parecía para nada preocupada, ella empezó a llorar entre lágrimas y cubrió su boca, Min Ji-Sub retrocedió incomprensible.
—¿En serio, piensas que me iré contigo?
—Mi Reina-...
—Me das asco—dijo sin tapujo alguno y escupió hacia un lado, dejando en claro la aberración hacia aquel tipo.
—¡Mi Reina! ¿Está diciendo eso por la situación?
—¿Por la situación?—ella volvió a soltar una sonrisa y se limpió sus lágrimas—, en serio...Su majestad no es un hombre tan pensante. Piensa que me iré con él, con solo recordar cada noche que me tomó, me aguantaba el asco.
—Mi señora—Ji-Sub negó incomprensible, sintiendo su corazón romperse.
—Accedí cualquier capricho tuyo, deseaba que cada noche pasaras por una mujer diferente y no ser tocada por tí, pero esta noche todo eso se acabó, Min Ji-Sub. Vas a morir.
—No...no ¡No!—gritó y tomó a la mujer de la mano.
—¡Suéltame! debes pagar por todo tus pecados.
—¡No te irás de mi lado, eres mi esposa, eres la mujer que amo!—aquel hombre se hincó tomando las prendas de aquella Reina—¡No me puedes abandonar, Bae Susy!
—¡He dicho que me sueltes!—ella lo empujó y el Rey se quedó sorprendido ante aquel trato, entonces se dio cuenta de la realidad, que eso no era una pesadilla de algún sueño como los que tenía cada noche, la esposa que tenía enfrente, lo miraba como si fuera el bastardo mas grande que podía existir.
—Aunque sea...salva a nuestros hijos.
—¿Nuestros hijos? mis hijos, no son tuyos—ella se acercó y enarcó una ceja—, esos niños...son del soldado a quien tanto le confiaste y lo pusiste de mano derecha. Mi amante. A comparación tuya, si sabía como complacerme en la cama—ella hizo un gesto con su mano como si hubiera algo pequeño entre ellos—. No quiero verte nunca más.
Dicho eso ella se giró para salir por aquella puerta y buscar a su señor, cuando abrió la puertas en par, no se dio cuenta que aquel hombre había encontrado lo que buscaba.
Min Yoongi se detuvo en el pasillo cuando por fin vio a la señorita Susy, la cual al verlo, le ofreció una sonrisa y empezó a caminar en dirección suya para decirle que allí en ese cuarto estaba aquel hombre.
Sin embargo, cuando la mujer alzó la mano, una espada atravesó su pecho, ella bajó su mirada con lentitud, sintiendo un ardor y como el calor se enfocó en la herida, los ojos de Min Yoongi se abrieron en par y corrió donde ella, Ji-Sub retrocedió soltando aquella arma.
Yoongi tomó el cuerpo de aquella mujer, la cual escupió sangre y le miró con sumo ojos de dolor.
—Señorita Susy—llamó él limpiando la sangre, buscando desesperado como poder salvarla, aunque sabía que era imposible, pero su mente no quería aceptarlo. Jisoo y otros soldados llegaron detrás de su alteza, apareciendo entre ellos el amante de la Reina Consorte.
—Su majestad...Min Yoongi—susurró ella empezando a llorar y tomó la mano de aquel hombre con suma fuerza—, por favor...cuide...de...mis hijos—suplicó sintiendo como su fuerza empezaba a desvanecerse y la dificultad para respirar era más fuerte.
El amante de la Reina se hizo espacio entre aquellas personas y al ver a su amada con aquella arma atravesada, soltó un grito llamando a su amada y tomó a la mujer entre sus brazos, empezando a llorar, ella dirigió una mirada sobre aquel hombre, acariciando su rostro para recordarlo una vez más, contemplarlo en su lecho de muerte, alzó su mano rozando sus suaves dedos por la mejilla hasta que la sangre la ahogó en todo su interior, escupiendo por última vez y su cuerpo se aflojó en los brazos de su amante.
Aquel soldado pegó un grito desgarrador y quitó la espada del pecho de la Reina, abrazandola a como podía.
Los ojos de Min Yoongi resplandecieron de un color celeste, viendo como Ji-Sub empezó a correr de nuevo por el pasillo y salió al jardín de aquel palacio de banquetes. Yoongi lo siguió a pasos apresurados.
—¡Min Ji-Sub!—llamó aquel omega y corrió hacia su hermano.
El omega se agachó cuando ya estaba cerca del cuerpo de aquel hombre y le cortó con el filo de la espada el pie derecha, cortando abajo de la rodilla. El Rey soltó un grito y cayó hincado al suelo, mirando en dirección de la puerta de escape, pensando que aún tenía oportunidad de liberarse, se empezó a arrastrar con la fuerza de sus manos, entre lágrimas y terror.
—¡Soy El Rey, soy SU majestad Ji-Sub! ¡Ayuda, me quieren matar!—gritaba aquel tipo sintiendo el desespero.
Unos soldados aparecieron por aquella puerta, bloqueando el lugar, entre ellos, estaba Seojoon que apuntó su espada en dirección de aquel Rey.
—¿Puedes sentir la desesperación, los gritos y como tu garganta se seca y sientes el miedo de morir?—Yoongi preguntaba mientras iba arrastrando su espada y caminaba con tranquilidad, alzó su mano derecha donde tenía el arma y cortó el segundo pie.
Seojoon cerró con fuerza los ojos y desvió la mirada, un tanto sorprendido por aquella escena sangrienta. Un grito desgarrador se escuchó, Ji-sub se retorció al sentir como su otra pierna había sido cortada, trató aún de arrastrarse de espaldas, notando aquellos ojos celestes de su hermano menor.
—¡Soy el Rey, nací para serlo!—gritó aquel tipo—¡Solo eres un simple y maldito omega, Min Yoongi! ¡No puedes gobernar!—alzó su voz casi desgarradora y ronca.
—Hablas mucho, debería cortar también tu lengua, pero no por el momento—Yoongi puso su pie sobre el estómago de su hermano y presionó con fuerza, le dio una patada y el mayor soltó un quejido de dolor, Yoongi miró el cielo y se limpió un poco la sangre que había escurrido sobre su rostro—, ¿Un rey? un titulo que tomaste a la fuerza bajo la sangre inocente.
—¿Y quién crees que puede serlo, Min Yoongi?—habló aquel tipo en el borde del dolor—¿Tú?
—Lo soy—Yoongi puso su pie sobre el cuello de Ji-Sub empezando a presionar para cortar la respiración. Su hermano mayor buscó soltar su pie, arañando aquel zapato, adolorido y casi sin fuerza—. Padre me nombró como el siguiente Rey después de la muerte de nuestro segundo hermano—Yoongi notó como las manos del mayor seguian desesperado quitar su pie, libero aquel agarre y tomó la mano de su hermano mayor—¿Fue con esta mano, que ordenaste matar a mis hijos, sin piedad, a mi hermanos y sobrinos.
Yoongi sonrió y cortó la muñeca de Min Ji-Sub, otro grito desgarrador se hizo presente de dolor, agonizante. Jisoo tragó duro, no es como si no supiera lo que es ver cuerpos mutilados, había estado en guerras y participado en situaciones más fuertes, pero aquel hombre que estaba frente a él, ese omega, parecía un demonio sediento de sangre, un hombre capaz de matar sin piedad alguna.
—¡Ah, lo siento, lo siento!—gritó Ji-Sub tocando su mano que sangraba. Yoongi sacó de su bolsillo de la ropa unas cintas y las ató en las piernas cortadas y en la mano, no quería que el tipo muriera desangrado, lo necesitaba vivo.
Ji sub fue tomado de los cabellos por Min Yoongi, el menor, lo empezó arrastrar hacia algún lado.
—Un lo siento no es suficiente.
—Si quieres matarme solo hazlo ¿Es lo qué te hará feliz?
—Ni siquiera la muerte es digna para tí...¿Sabes, Hermano? cada noche que cierro los ojos—prosiguió hablando arrastrando aquel cuerpo por el pasillo para llevarlo al salón de banquetes—, aun puedo ver a mis gemelos, como se sostuvieron de las manos y me dijeron que no lloraran, debía ser un dia feliz; pero fue el dia de mi muerte. En como sus pequeños cuerpo se desvanecieron enfrente de mí.
Los demás soldados seguían a Min Yoongi en silencio, Jisoo solo se mantenía en alerta. Llegaron de nuevo al salón y Yoongi empezó a bajar las escaleras del trono, cuando llegó al final, sentó el cuerpo de Ji-Sub, que sostenía la mano que le había sido cortada con sumo dolor, al ver al frente sus ojos se abrieron en par, todos aquellos que le habían servido, estaban muertos, sus cuellos cortados, estómagos abiertos por el filo de la espada, era su derrota, había caido.
—N-no-...¡No!—el Rey rió entre lágrimas y Yoongi suspiró, la puerta de aquel lugar se abrió, ingresando el jefe del palacio de caza con una caja, Min Yoongi suspiró—¡Yo soy el Rey!
El señor Lee dejó la caja a un soldado y sacó el último testamento del Rey.
Los demás soldados bajaron las escaleras, incluyendo a la General de Guerra, quienes se posicionaron detrás del Jefe Lee
—¡Por este decreto, Yo, el Reyn Min-Sik! Declaro a mi cuarto hijo, a su alteza, el cuarto príncipe Min Yoongi, como el siguiente heredero legítimo de la corona!—gritó aquel hombre con fuerza y mucho ánimos.
Los soldados hicieron una reverencia y se inclinaron, incluyendo a las bailarinas que fueron contratadas y a los cinco soldados que bailaron. Los ojos de Ji-Sub se abrieron en par al ver como aquel jefe de caza giró el documento, dejando ver el sello imperial de su padre. Min Yoongi empezó a subir las escaleras con la frente en alto, dejando caer varias lágrimas, se giró sobre sus talones cuando llegó donde estaba el trono, al ver al frente, todos los presentes le hacían reverencia y gritaron: "¡Larga vida a su majestad Min Yoongi!" el cuerpo de aquel omega tembló, ya sea de la emoción y soltar todo su último pesar.
Al bajar un poco más la mirada pudo ver la imagen de sus pequeños gemelos, quienes le ofrecieron una sonrisa e hicieron una reverencia a su padre, para luego tomarse las manos juntas, empezando a alejarse, desapareciendo en medio de los soldados hasta pasar por la puerta de aquella gran puerta de hierro.
Ji-sub que gritaba como loco, fue arrastrado por unos soldados hasta sacarlo de aquel salón.
"¡El Rey Min-JiSub ha sido destronado, el Cuarto príncipe, Min Yoongi ha ascendido al trono, larga vida a su Majestad el Rey Min Yoongi!"
6 Meses después:
Los del pueblo sonreían ya que se celebraría una gran boda en el palacio, las personas corrían e iban de un lado a otro porque estaban emocionado de querer ver a la novia.
—¡Es increíble! —exclamó una de las persona que iban pasando—, puedo sentir que vendrán tiempos de prosperidad—, ese rey tirano fue destronado por su hermano menor, a quien consideraron muerto ¡Regresó de la muerte para castigarlo!—contaba aquel hombre a un grupo de personas.
—¿Pero no es este príncipe al que le decían el sanguinario del palacio Gyeongbokgung?
—¡Claro que no!—exclamó el que contaba aquella historia—, se descubrió que sus esposos siguen vivos y tienen una buena vida, llenos de riqueza, es más, todo fue planeado por la Reina Viuda y este Rey tirano para manchar su reputación.
—¿Cuántos esposos fueron? ¿Cuatro?
—Fueron cinco—habló aquel hombre como si supiera.
—¡Vaya, cinco esposos! que loco debe estar.
—Al contrario, dicen que si eres escogido como esposo para este Rey, es porque es una bendición, miren a sus anteriores maridos ¡Viven como si fueran de la nobleza! ¡Los cabellos de este Rey son rubios, como el sol, dicen que fue bendecido de fortuna desde su nacimiento y por eso el color de sus cabelleras.
Todos afirmaron entre ellos maravillados, pensando que el nuevo Rey era una bendición para todos. En eso escucharon unos tambores.
—¡Oh, ya va salir el nuevo novio de su casa!
Las personas se amontonaron entre ellos llenos de emoción.
Un velo rojo fue puesto sobre el rostro de una persona, Kim Taehyung alzó el rostro y se dirigió al palanquín que ya lo esperaba, su madre le ofreció una sonrisa, limpiando sus lágrimas de la emoción. Seojoon enarcó una ceja, viendo aquel y nuevo Rey Consorte, el alfa miró a su derecha, viendo a la mano derecha de Min Yoongi, sintiendo un dejavú, sin embargo, esta vez, no era lo mismo. Con una sonrisa se subió a su transporte y los soldados empezaron a llevarlo. Salieron de la casa y todos los del pueblo empezaron a saludar y cantar canciones de felicidad para la nueva pareja del Rey.
Min Yoongi contempló el trono y se giró, dejando ver su cabellos rubios que ahora le llegaban hasta el hombro, ya que se lo había dejado crecer de nuevo a su color natural, cuando la puerta de aquel salón se abrió, pudo ver como ingresaron dos niños, La tía Honey soltó de la mano a los pequeños, quienes se quedaron estupefactos al ver el rostro que siempre contemplaron a través de una pintura, Yoongi se agachó y extendió sus brazos.
—¿Papi?—llamó Woozi y al darse cuenta que era su padre, corrió a su encuentro, se tiró sobre aquel omega y lo abrazó con suma fuerzas, llorando de la felicidad—¡Papi, has regresado, volviste!
—He vuelto, mis pequeños—Yoongi contempló al pequeño Hoshi, quien le miró maravillado—, ven aquí...déjame abrazarte también.
—¡Papi regresó para estar con nosotros!—gritó el más pequeño y también buscó hacerse espacio en el abrazo. Yoongi besó a cada uno en la frente, olfateando con desespero el aroma de sus cachorros que había extrañado todo este tiempo.
—Estaremos juntos, no nos volveremos a separar, mis cachorros.
La Tía Honey limpió con disimulo sus lágrimas que escapaban de la esquina de sus ojos.
—Pronto vendrá el novio—comentó ella y miró a su alrededor, notando como estaban los nuevos ministros que habían seleccionados por Kim Seokjin, quien ahora era el Primer Ministro, secretario y mano derecha de confianza del su majestad El Rey Min Yoongi, logró ver entre ellos a su hijo, que había obtenido un puesto como segundo ministro, siendo ascendido por igual. Honey sintió mucho orgullo, le hubiera gustado que su difunto hermano haya visto aquella escena.
Mijoo ingresó al salón agitada ya que había quedado atrás, cuando vio a su señor, ella hizo una reverencia con rápidez. Yoongi dejó a sus pequeños a un lado y sonrió entre lágrimas al ver a su doncella.
—S-Su majestad-...
—Niña tonta—llamó Yoongi que apresuró su pasos y corrió hacia ella, le ofreció un abrazo, sorprendiendo a todos los presentes—, te he extrañado.
Ella rompió a llorar al sentir de nuevo aquel abrazo, sentía que de nuevo podía respirar con tranquilidad.
—¡Su majestad, lo extrañé mucho!—lloriqueó ella llorando de forma desconsolada.
—No llores, hoy es un dia que hay que celebrar—limpió las lágrimas de su doncella personal—, ahora eres una jefe de doncellas del palacio, ya no eres una simple sirvienta de un príncipe, Mijoo—en eso notó que el joven bibliotecario y que fue ayudante de Kim Taehyung se encontraba en aquel salón, dado que había sido nombrado como el nuevo maestro de los príncipes, notó que el chico buscaba desesperado con su mirada ver bien a la señorita Mijoo—. Además, creo que después de mi, hay otra boda que celebrar—él giró a su doncella y le dio un suave empujón—, creo que hay alguien que desea verte.
Mijoo se giró viendo al nuevo maestro de los príncipes, ella se sonrojó y desvió la mirada cuando él alzó su mano para saludarla con emoción.
Hyung Sik ingresó al salón y saludó con respeto a su majestad, Yoongi juntó sus manos ya que se sentía nervioso, por que esperaba a Kim Taehyung, era el día de su boda, se casarían de nuevo ya que el matrimonio anterior, había quedado nulo. Pero ahora que era el Rey, podía volver a cambiar las leyes y tomar de nuevo la mano de su alfa.
—Su majestad, el próximo Rey consorte ha ingresado ya al palacio.
—¡Oh!—Yoongi se tocó las mejillas y se giró a ver a un espejo que una de las doncellas sostenía. Se fijó que su maquillaje estuviera bien y las joyas en su lugar—¿Cómo me veo?
—Se ve precioso, su majestad—agregó aquel soldado omega con una noble sonrisa.
Yoongi carraspeó y se posicionó en su puesto, los demás también se dirigieron a sentarse a sus lugares.
Taehyung respiró con profundidad, alzó su mirada, sintió el palanquín detenerse y bajar hasta tocar la tierra. Se bajó con elegancia y contempló aquel largo y enorme camino que debía de recorrer hasta llegar donde estaba su esposo, varios soldados se encontraban a los lados laterales, derecho e izquierdo, fijando su mirada al frente. El alfa empezó a caminar y subir escaleras, Seojoon lo siguió junto a sus hombres, por si ocurria algun incidente, auxiliarlo. Ahora se convertiría en la mano derecha del Rey Consorte y alfa Kim Taehyung y el soldado Hyung Sik, quedaría al lado de su majestad el Rey Min Yoongi, tal como las leyes lo indicaban.
Yoongi estaba viendo en dirección del trono cuando el sonido de un tambor se escuchó con fuerza, se giró nervioso, logrando ver como algunos pétalos de las flores de cerezo ingresaron al interior de aquel salón y en medio de la puerta, por su campo de visualización, apareció Kim Taehyung. Los ojos del omega se iluminaron y también el de aquel alfa quien al llegar cerca de su amado, saludó con sumo respeto.
Min Yoongi quitó el velo rojo, logrando ver por fin el rostro de su amado, acarició con dulzura y suavidad.
—Su majestad—le llamó aquel alfa con suma elegancia y respeto.
—Rey Consorte—llamó aquel omega riendo un tanto divertido.
Ambos miraron al frente, donde el sacerdote los contempló a ambos para empezar la ceremonia de matrimonio.
Los del pueblo se reunieron en una plaza, viendo como a un hombre lo subieron a la tabla de la horca. El tercer principe, Dong Wook alzó el rostro nervioso, junto a su esposa y consortes, viendo como los del pueblo le contemplaban con suma molestia.
—¡Atención, por órdenes de su Majestad, el Emperador Min Yoongi, se ordena la ejecución de Min Dongwook por traición a la corona y participar en la muerte del difunto Rey Min Gong Yoo, los príncipes...
Aquel hombre empezó a decir el montón de personas muertas, donde estaba presente los nombres de las esposas de su tercer hermano, los de sus sobrinos, hermana y demás miembros de la familia.
La gente del pueblo gritó emocionada y llena de furia ante aquella declaración de muerte, una soga fue puesta alrededor del cuello de aquel príncipe, también al de su esposa y concubinas, que se llenaron de riquezas bajo el gobierno de su hermano mayor. El encargado de la palanca, la movió y la tabla de abajo cayeron, empezando a ser ahorcados aquel grupo de personas, que agonizaban al sentir como la respiración de su cuello se cortaba.
Dongwook alzó su rostro, empezando a ver furioso, notando la furia de las personas, el odio y desprecio. Logró ver a lo lejos a sus hijos, quienes lloraban y habían sido vendidos y exiliados lejos de aquellas tierras, sin poder regresar nunca.
Cuando aquellos cuerpos dejaron de moverse y ninguno respiraba, soltaron las cuerdas y como si fueran un bulto de basura, los tiraron sobre una carretilla de madera vieja.
—¿Qué hay del antiguo Rey que fue destronado?—preguntó uno de aquellos hombres.
—¿No te enteraste?—habló uno con suma tranquilidad. Su majestad El Rey le amputó sus extremidades, además de eso, quedó castrado como un eunuco y le cortó la lengua, vive en un palacio frio y polvoroso, donde solo recibe comida una vez al día...que se arrastra como gusano, ya que solo le tiran arroz al suelo.
Todos miraron con sorpresa ante aquel dato y afirmaron, sintiendo que era justo el castigo para ese tirano hombre.
Min Yoongi sonrió y alzó el rostro para verse frente a su ahora esposo. El alfa le ofreció un beso sobre la frente y Yoongi se cohibió al sentir de nuevo aquel gesto de amor a su persona.
—Ahora eres mi esposo y Rey Consorte, Kim Taehyung—sonrió aquel omega ladino—, esta vez...no te dejaré ir.
—No me pienso ir de tu lado, Min Yoongi, soy todo tuyo.
Ambos se dieron un beso en los labios, olvidando que aún se encontraban frente a los invitados, quienes se pusieron nerviosos, incluso Seojoon y Hyung Sik cubrieron los ojos de los principes, quienes movieron la mano de aquellos hombres, buscando ver el beso de ambos padres.
"Min Yoongi gobernó por cuarenta años y dio a luz a diez hijos con su esposo y Rey Consorte Kim Taehyung. Su doncella Mijoo se convirtió en la jefa de las sirvientas del palacio y se casó con el maestro Park Ji-Hoon, tuvieron dos hermosas niñas.
Park Hyung Sik creó una nueva unidad de soldados omegas, los cuales defendían los derechos de los omegas y se empezaron a crear leyes a su favor, además de eso, se casó con Park Seojoon, quien terminó por convertirse en el jefe de los soldados de caza después de la muerte del antiguo señor Lee, tuvieron tres lindos niños, alfas.
La princesa Jennie y la General Jisoo, terminaron teniendo una preciosa hija y vivieron una buena vida llena de amor.
El Primer ministro Kim Seokjin, se dice que tuvo un amante, que era un doctor conocedor de venenos y medicina, los rumores decían que era el joven Jung Hoseok, quien se terminó convirtiendo en médico del palacio, ya que era conocedor de venenos y sus curas. Pero los descritos, no cuentan mas al fondo esta situación.
El joven Médico Kim Namjoon, fue el mejor de su época y curó varias enfermedades, siendo conocido como un genio en su campo.
El primer hermano y ex-Rey. Ji-Sub, estuvo en el palacio frio por muchos años, hasta murió por una infección en su cuerpo, donde agonizó por meses de dolor, hasta que amaneció muerto una mañana fría a inicios del solsticio del invierno. Todas sus consortes que estaban antes de ascender al trono, fueron llevadas a los campos de exilio, trabajando horas bajo el fuerte sol.
Los hijos del principe Dongwook, fueron exiliados y nunca pudieron volver a su tierra natal hasta su muerte.
Los hijos de la difunta Reina Consorte Bae Susy, vivieron bien con su padre y nunca les faltó nada gracias al apoyo que Min Yoongi les brindó de forma monetaria. Bae Susy, fue la única que fue enterrada al lado de los Principes y antiguos Reyes de la dinastía, ya que su historia fue esparcida y se le concedió el nombre a Reina de la Nación.
El hijo mayor Min Woozi, ascendió al trono cuando su padre Min Yoongi abdicó el trono"
"Min Yoongi fue conocido como fue el primero y único Rey Omega que subió al trono"
FIN
26-enero-2024:
Hace un año y medio empecé esta historia, hubieron momentos de altibajos y una larga espera ya que me bloquee y no sabía si tendría un final, pero muchos de ustedes me animaron y me dije: "No puedo dejarla así".
Por fin, pude llegar al final que tanto esperaba y espero que ustedes también, gracias a todos los que estuvieron a mi lado, esperaron cada capitulo, lo llenaron de amor con comentarios y estrellitas, sus palabras de aliento, hizo posible todo esto. Otro Taegi que finalizo de ficción histórica. Espero haber hecho un buen trabajo, este ha sido el cap mas largo que he hecho por el momento, besos y abrazos y...
¡Colorin colorado, este fanfic ha finalizado!
¡Recuerden el lema de la familia: Somos Sol que calienta; pero no quema!!
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