[59]
Min Yoongi alzó el rostro mientras se mantenían en la puerta de la entrada del palacio, todos se encontraban adentro de un carruaje, para ingresar. La puerta de aquel transporte se abrió, contemplando aquellos soldados a las hermosas bailarinas,que le ofrecieron una sonrisa coqueta y luego a los bailarines.
—¿A qué vienen?—preguntó aquel soldado de la puerta frunciendo el ceño.
El chofer se bajó y saludó al soldado con respeto.
—Buenas tardes, son los bailarines que fueron contratados para la fiesta de esta noche.
—Necesito que se bajen para revisar a cada uno—comentó aquel soldado mirando con sospecha, ya que no podía entrar cualquiera.
Seojoon que se encontraba vestido como si fuera un ayudante del chofer, se bajó y miró al soldado, un tanto preocupado que el permiso fuera denegado.
—¿Piensa revisar también a las mujeres?—interrogó aquel soldado frunciendo el ceño—, no creo que sea bien visto que toquen a las bailarinas.
—No, solo a los hombres.
Min Yoongi enarcó una ceja y les hizo un gesto a los demás soldados que se bajaron, el grupo de mujeres lo contemplaron, ya que sabía muy bien que un hombre tenía prohibido tocar y revisar a una mujer, por lo cual, había tomado la desición de vestirse como una, en su cabellera llevaba una peluca con trenzas enrolladas, un hanbok de mujer de un color rosado pálido y su rostro pintado, había cubierto la cicatriz con maquillaje y ayuda de aquellas mujeres.
Seojoon vio como aquel soldado revisó a los cinco jóvenes, mientras otro se encargaba de revisar las cajas.
—¿Y estas espadas?—interrogó uno tocando aquel objeto, notando que no tenían filo y eran de un material bastante débil.
—Solo son espadas de utilería para el baile—agregó Seojoon con suma tranquilidad.
Yoongi dirigió su mirada abajo de sus pies, ya que habían guardado las verdaderas armas debajo de los asientos, que eran unos cajones y encima se mantenían los asientos, pasó saliva con dificultad, rogando que no revisaran a profundidad todo aquel carruaje.
—¿Cuanto tiempo va a tomar esto?—prosiguió uno de los soldados, siendo Kai el que habló—necesitamos ingresar para prepararnos y practicar una vez más el baile.
—Revisaremos el interior.
Yoongi apretó los labios y miró a las mujeres, le hizo un gesto a una de ellas, la cual se empezó a quitar parte de las prendas de su traje hasta quedar con la falda y justo cuando la puerta se abrió para que el soldado de la puerta revisara el interior, ellas pegaron un grito, cubriendo a su compañera. El soldado se sonrojó y cerró la puerta, anonadado ante lo que acaba de acontecer.
—¿Qué sucede? revise rápido el interior—sugirió Seojoon con extrañeza.
—Creo que no será necesario. Dejen que pasen—ordenó el jefe de aquel lugar, los soldados afirmaron guardando todo y los bailarines se despidieron haciendo un gesto de respeto.
Ingresaron al carruaje y el chofer se subió para maniobrar de nuevo. Yoongi cuando sintió que ya iban ingresando, puso su mano sobre el pecho, sintiendo una presión fuerte, su corazón latiendo con fuerza y más rápido, movió la cortina que cubria la ventana y entonces los recuerdos familiares volvieron a su mente, viendo a las doncellas del palacio con sus característicos trajes de sirvientes, a los soldados que custodiaban, a los eunucos que iban de un lado a otro para hacer un mandado y sobre todo, mas lejos, a hermosas mujeres de la nobleza que de seguro se habían reunido a buena mañana para pasar allí la tarde y en la noche disfrutar de la fiesta que el Rey Ji-Sub daría.
—Lo logramos—soltó un largo suspiro para recostarse en aquel asiento, bajo la mirada de aquellas cortesanas, el omega fijó su mirada en la joven que empezó a vestirse de nuevo, no creyó que recurrir a ese plan podría funcionar por si le negaban el paso.
Cuando llegaron al lugar donde se mantendrían, el salón preparados para ellos, aquellas mujeres le ayudaron a bajarse, se dirigieron con los soldados que empezaron a sacar todo lo necesario, unos sirvientes llegaron. Bae Susy sabía muy bien que su señor llegaría en la tarde con los bailarines, por lo que había escuchado por parte de un sirviente que llegaron hace unos minutos, ella apareció en el interior del salón, viendo como los jóvenes conversaban y preparaban todo para esa noche tan especial, buscó con su mirada a su alteza, Seojoon al verla, le ofreció un saludo.
—¡Atención, su alteza la Reina Consorte!—exclamó un soldado desde el otro lado de la puerta para dar aviso de aquella mujer.
Los soldados y las bailarinas se levantaron con nervios, ella fijó su mirada en cada una, si, en realidad eran cortesanas muy hermosas, justo como al rey le gustaban, con apariencia tiernas e inocentes, de gustos muy peculiares.
—Saludos con respeto a su alteza, Reina Consorte—contestaron todo haciendo una reverencia de respeto.
—Sigan en lo suyo—ordenó ella haciendo un gesto suave con su mano.
Seojoon se le acercó.
—Su alteza, ha pasado un tiempo sin verla.
—¿Dónde está su alteza, el príncipe Min?—susurró en bajo conversando con disimulo mientras veía a su alrededor con cautela.
—Se encuentra en el segundo cuarto, la guiaré.
Ella ofreció una sonrisa e hizo un gesto a sus sirvientes para que se quedarán en ese salón, siguió al soldado, que caminaba con seguridad y esbelto. Sabía muy bien que ese hombre era alguien de confianza y mano derecha del cuarto príncipe.
Yoongi se quitó la peluca y la dejó a un lado sobre una mesa, para tomar un pañuelo que había humedecido con agua y cierto aceite de una planta para ayudar a desmaquillar su rostro. El omega lo pasó con cuidado sobre su rostro y prosiguió hasta que escuchó unos pasos fuera del cuarto donde se encontraba.
—Su alteza, la señorita Bae Susy le busca—comentó aquel soldado desde el otro lado de la puerta.
—Entren—ordenó Yoongi terminando de desmaquillar su rostro, se levantó y se dirigió a una silla, se sentó con suma elegancia, juntando las manos. Ella ingresó y Seojoon cerró la puerta tras él, la Reina Consorte cuando estuvo frente al cuarto principe, hizo una gran reverencia de respeto.
—Mi señor, espero que su viaje haya sido bueno—habló ella con sumo respeto—, debe haber sido una larga espera: ¿Qué tal estuvo el lugar donde se estuvo hospedando, fue de su agrado?
—Me atendieron bien, fue una buena recomendación de tu parte. Me gustaría saber que personas importantes asistirán esta noche y confirmaron la invitación.
—Vendrán todos los ministros junto a sus esposas, la General de la Guerra, la señorita Jisoo con su esposa, el príncipe Min Dohwan junto a su esposa e hijos y además la Princesa Min Honey. Por supuesto que las concubinas y Consortes del Rey no faltarán.
—¿Ya saben mi tía dónde deben ir cuándo sea la hora del ataque?
—Si, alteza. Ya se les indicó donde se pueden resguardar.
—Los soldados ya tienen también las indicaciones de lo que deben hacer. Cuando se de la orden, Jisoo estará lista para atacar, se cerrarán las puertas del palacio, con soldados en el exterior que no dejarán salir a nadie.
—La fiesta se dará en el gran salón, su alteza.
—Mucho mejor, Jisoo mantendrá a los suyos afuera y el lugar estará rodeando donde nadie podrá escapar por más que griten. Mi tia y primo junto a su familia se retirarán temprano, te mantienes quieta en tu lugar cuando todo suceda, no quiero que sospechen de tí ¿Comprendido?
—Si, su alteza.
—Fingiremos tu muerte después de mi ascensión, nadie ha visto tu cara ya que desde que te casaste con mi hermano, haz permanecido encerrada en estos muros, de esa forma será fácil que puedas salir del palacio y nadie te reconocerá, podrás ser una mujer libre.
Bae Susy sintió un nudo en la garganta y afirmó con lentitud al darse cuenta que pronto su mundo volvería a iluminarse.
—Gracias, su alteza.
—Debe haber sido duro para tí soportar todo esto, lo siento.
—Su alteza...no debe disculparse—musitó ella con un tono triste al escuchar el tono melancólico y quebrado de aquel omega—, yo acepté.
—¿Sabes si mi hermano irá a la fiesta?
—Si, también estará presente.
—Por el momento los soldados solo tienen la orden de matar a los ministros y sus familiar por traición. Mi hermano Min Dongwook junto a su esposa e hijos, y mi hermano Ji-Sub, serán castigados por mi. Te veo mas noche, aún tenemos cosas que arreglar los soldados, es nuestra única y última oportunidad. Te puedes retirar.
—Como usted ordene, su alteza.
Ella terminó de hacer una reverencia hasta salir de aquel cuarto en silencio, contempló como los soldados limpiaban aquellas espadas y su mirada se fijó sobre ella con fuerza e intensidad, podía sentir desde su lugar, el rencor que les carcomía a esos hombre, llenos de necesidad de sangre y venganza.
Nerviosa terminó salir de aquel salón hasta retirarse con sus sirvientes.
Ji sub contempló a su esposa aquella tarde, la Reina Consorte le ayudaba a arreglar su traje, el Rey le ofreció una sonrisa, mientras ella se limitó solo a sonreír un poco. Con mucha delicadeza, aquella mujer lo vistió de aquel traje blanco con dorado, en eso notó como la mirada de aquel esposo se enfocó en una de las nuevas doncellas que habían ingresado al palacio, Susy solo enarcó una ceja, apretando con fuerza el cinturón de Ji-Sub que soltó un quejido.
—Reina, tenga más cuidado.
—¿Su majestad, acaso ha engordado? este traje ya no le queda a la medida, debo ir donde la costureras para que le hagan uno nuevo.
—Hoy es la fiesta, me he preparado y gastado mucho para que sea la mejor fiesta ¡Todos hablaran de esta noche por años!—sonrió extendiendo sus manos al imaginar como sería alabado por los ministros—¿Está bien que sea blanca la vestimenta de hoy? se ensucia rápido.
—No importa, de todas formas puede mandar a hacer uno nuevo, el blanco y el rojo son colores muy hermosos. Solo tenga cuidado de que no se manche.
—¿El rojo? ¡Ah, el vino! procuraré, mi Reina.
—Ya vinieron los bailarines de esta noche, hay mujeres muy hermosas entre ellas, hay una que me llamó bastante la atención ¿Quiere tener un poco de su compañia?
—¡Oh, mi Reina!—sonrió él dejando ver lo gustoso que se veía al escuchar semejante noticia—, siempre has tenido buen ojo, quiero a esa mujer que dices a mi lado esta fiesta.
—La reconocerá con solo verla, viste de morado y es preciosa, es la bailarina principal.
—Siempre has sabido como complacerme—el tomó las manos de Bae Susy dando un beso sobre ellas.
La Reina solo sonrió y deslizó con cuidado sus manos de su esposo.
—Debe ir a recibir a los invitados, escuché que la Princesa Honey y su familia ya han venido.
—Fantastico, vamos a recibirlos.
Bae Susy solo forzó una sonrisa, terminó de vestir a su esposo y contempló a la doncella, la cual se retiró después de hacer una reverencia.
Mientras caminaban ambos en las calles del palacio, el Rey se detuvo al ver a su hermano a lo lejos que jugaba con sus hijos y sus cuatro amantes. Ji-Sub frunció el ceño al sentir un dolor de cabeza y como la imagen de Min Yoongi apareció en ese momento.
—¡Ahg!— se quejó tocando su cabeza y se tambaleo, siendo sostenido por uno de sus sirvientes.
—¡Su majestad!—llamó Susy fingiendo preocupación—¿Se encuentra bien?
—Solo fue un dolor de cabeza.
Min Honey enarcó una ceja mientras se iba acercando a las dos figuras, suspiró malhumorada y se forzó a poner una sonrisa sobre su rostro.
—Parece que su Majestad no ha comido bien este día: ¿Está esperando guardar para el banquete de la cena?
Aquel hombre alzó el rostro, viendo a su Tía y primos, los visitantes hicieron una reverencia.
—Saludos con respeto a su majestad—comentaron en coro.
—Tía,ha venido...pensé que no vendrían.
—Es un día importante, sobrino. Escuché que la Reina Consorte ha preparado para esta noche un hermoso espectáculo, no me lo podía perder, claro está—agregó con cierta diversión de último.
—La Reina Consorte sabe muy bien como hacer estas fiestas, siempre se ha encargado de cada una y cada vez son más espléndidas ¡Le aseguro que se la pasaran bien esta noche!
—Lo haremos, su majestad—agregó Min Dohwan forzando una sonrisa—, estamos esperando, aunque nos tendremos que retirar más temprano, nuestro hijo está enfermo y queremos partir esta noche lo más temprano que podamos—comentó aquel príncipe con sumo pesar.
—Bien, mientras hagan acto de presencia no hay problema, de esta forma los ministros verán que todos estamos en armonia. Me retiro, ya que debo seguir saludando a algunos invitados.
Ellos hicieron una reverencia, mientras Ji-Sub pasó al lado con la Reina Consorte, Min Honey enarcó una ceja dejando de sonreír y se giró a ver en dirección de su otro sobrino, que pasaba la vida lo más tranquila en el palacio.
—Mira a esos dos, con sus manos llenas de sangre inocente ¿Se atreven a sonreír de esa forma? descarados—escupió malhumorada aquella princesa y contuvo sus lágrimas—, después de saber que la Reina Viuda había asesinado a mi hermano y lo envenenó por tanto tiempo, mi corazón se destruyó cuando lo arrebataron de mi lado y esos hijo no filiales,tienen el descaro de sonreír.
—La madre del Príncipe Dongwook murió mucho antes que cumpliera quince años, asi que fue cuidado bajo la tutela de la Reina Viuda, bien dicen que una mala madre, es sangre espesa para sus hijos.
—Que siga sonriendo, no lo podrá hacer después de esta noche. Vamos a nuestro salón de visita.
Ordenó Min Honey junto con su familia, quienes pasaron de largo fingiendo no haber visto al Segundo príncipe.
Cuando cayó la noche, las puertas del palacio se abrieron y entonces las personas importantes de la Realeza empezaron a ingresar al salón donde se daría el banquete, las mujeres se habían vestido de la mejor forma, con muchos adornos para deslumbrar sus riquezas, los ministros mantenían elegancia y se sonreían unos a otros fingiendo ser unos buenos, aunque por dentro, solo pensaban mal de sus otros compañeros y como se podían ir derrumbando entre ellos para ascender.
Kim Seokjin se sentó con elegancia, solo en su mesa, era un ministro joven y estaba soltero, mucho de aquellos ancianos habían buscado casarlo con alguna que otra nieta que tenían; pero él, se había negado por mucho tiempo contraer matrimonio con alguna mujer de esos pedantes ancianos, además, su corazón estaba puesto en serle leal al cuarto príncipe Min Yoongi.
—Primer ministro—llamó uno de los ancianos saludando con desgano al más joven de aquel parlamento—ha pasado un tiempo, pensé que era del tipo de hombre que no le gustaba estas fiestas.
—No me gustan, usted lo ha dicho. Pero ha venido mi hermana junto a su esposa, ellos me dijeron que viniera.
La General ingresó y contempló al anciano, la alfa frunció el ceño y se acercó con una mirada fría hacía que el hombre viejo, que carraspeó y solo hizo una leve reverencia para alejarse a su asiento con su esposa.
—¿Siguen buscando casarte con alguna hija joven de sus familias?
—Si, estos viejos solo buscan como obtener más poder, saben que soy la mano derecha del Rey y mi hermana es la General de Guerra, agregando que te casaste con una princesa de la familia Imperial, es normal que busquen meter sus manos. Hemos ascendido en estos años y nuestro nombre es importante.
—No andan tan perdidos, debes buscar una esposa, ya no eres tan joven. Las buenas mujeres se van.
—No me interesa nadie, no creo que casarme se vaya a convertir en parte de mi vida.
—Como digas—musitó ella para llamar a su esposa, la cual saludó con respeto al joven Kim y ambas se dirigieron a su asiento asignado.
El salón empezó a ser ruidoso, los presentes reían y conversaban sobre las nuevas situaciones o sucesos en la realeza, otros de donde habían ido de vacaciones o situaciones de algunos distritos. Las mujeres solo hablaban de su última compra o regalo de joyas que su esposo le había hecho o la mejor tela que usaron para hacer su traje de aquella noche.
—¡Atención, su majestad El Rey Min Ji-Sub y la Reina Consorte Bae Susy!—exclamó un guardia con su potente pulmones, dando aviso a la llegada de los más poderosos de aquella nación.
Los presentes se levantaron con rapidez y de la puerta principal, apareció aquel Rey con una gran sonrisa, hinchando el pecho de orgullo, con sus manos tras la espalda, mientras todos le hacían reverencia, detrás de él la Reina y sus tres hijos, que también caminaron erguidos tal como aprendieron de sus clases de etiqueta.
El Rey alzó su mano en dirección de su esposa para ayudarla a subir los escalones, a lo alto se encontraba la silla de ambos, él se sentaría en su trono y ella en una silla más pequeña que se mantenía a su derecha y sus hijos en otras en un escalón más abajo. La Reina Consorte se limitó a sonreír y subió con cuidado, se había puesto esa noche su mejor traje y peinado, maquillado como nunca. Incluso había sorprendido mucho a su esposo, que le dijo que era la mujer más hermosa que sus ojos conocieron.
Claro que aquellas palabras a Bae Susy le ingresaron por un oído, salieron por el otro e hizo caso omiso.
El Rey se sentó cuando llegó a su trono, y cuando lo hizo, ordenó a los demás hacerlo. La Reina contempló a todos los presentes y sonrió.
—Saludamos con respeto a su majestad, el Rey.
—Gracias a todos los que vinieron esta noche, estamos celebrando mi cuarto año de gobierno, cada uno de ustedes han hecho todo lo posible para que me pueda sentar en este trono y estoy muy agradecido, por lo tanto ¡Espero que se la pasen a lo grande y disfruten hasta el amanecer!—ordenó con una gran sonrisa y levantó la copa de alcohol.
—¡Larga vida a su majestad!—gritó uno de los ministros, cuando lo hizo y alzó su copa, los demás también lo hicieron repitiendo las palabras de aquel mismo anciano.
—Su alteza la Reina ha organizado esta fiesta, espero que sea de su agrado—agregó JiSub contemplando a la hermosa mujer a su derecha.
Ella se levantó y sonrió a los presentes, alzó sus manos y dio dos aplausos para avisar que las bailarinas ya podían ingresar.
La puerta se abrieron y un silencio se hizo presente, sentándose todos para disfrutar de aquellas bailarinas, quienes alzaron el rostro e ingresaron con elegancia, mientras detrás de ellas, seis hombres vestidos de rojo con unas máscaras de demonio que tenían instrumentos de música, uno de ellos, vestido de negro de pie a cabeza.
Una gran sonrisa se formó en el rostro de Bae Susy al saber que ese de negro en medio de los cinco que representaban a los demonios, era su alteza, Min Yoongi.
25-enero-2024:
¡Hola, ya estamos cerca del final, el cap 60 será publicado el 30 de enero! finalizando el mes con este libro.
¡Recuerden el lema de la familia: Somos Sol que calienta; pero no quema!
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