Capitulo 9 - Solo otro día en la escuela, y nada mas
La melodía de apertura de la radio local resonó con entusiasmo en el aire matutino:
🎵"¡Í-tan, í-taan"🎵
🎵"¡ITA-TA-TAN RADIOO~!"🎵
🎵"¡Itán Radioo~!"🎵
En una gran y ordenada casa, la transmisión llenaba la habitación con una energía vibrante que contrastaba con la calma casi irreal del hombre que ocupaba el lugar. Frente a un escritorio impecable, un oficinista con apariencia pulcra y cuidada se ajustaba la corbata frente a un espejo, cada movimiento calculado con una precisión casi obsesiva.
Sobre el borde del escritorio, una mano femenina, delicada y perfectamente manicura de la novia, descansaba. Parecía tan natural, tan serena en su postura, que se integraba al entorno como si fuera parte de este, un detalle más en la escena cotidiana del novio.
El hombre observó su reflejo, ajustando una última arruga en su camisa blanca inmaculada antes de desviar su mirada hacia la mano. Una sonrisa suave, casi amorosa, se dibujó en sus labios.
"Siempre tan silenciosa... eso es algo que admiro de ti." comentó mientras escuchaba el silencio, como si fuera una respuesta. "Eres la compañera perfecta, ¿lo sabes? Nunca interrumpes, nunca discutes. Es como si entendieras que la perfección no necesita palabras."
Se inclinó ligeramente hacia la mano de su novia, sus dedos deslizándose con delicadeza por la piel pálida. La radio continuaba en segundo plano, ahora reproduciendo una melodía clásica, un acompañamiento casi irónico para la escena.
"Hoy tienes un aspecto particularmente encantador." murmuró, mientras acariciaba la mano con delicadeza, sintiendo su fría suavidad en la mano de ella. "Aunque..." Una arruga se formó en su frente. "Creo que un poco de esmalte nuevo te sentaría bien. Algo más acorde con el tono de la temporada, ¿Te parece bien?"
Por supuesto, no hubo respuesta, pero eso no pareció importarle. Continuó acomodando su ropa, silbando en perfecta sincronía con la melodía de la radio.
Sin embargo, un olor desagradable comenzó a impregnar el aire, sutil al principio, pero pronto imposible de ignorar. El hombre se detuvo y frunció el ceño, girándose hacia su acompañante inmóvil.
"¡Oh, querida!" exclamó con una mezcla de tristeza y resignación. "Parece que nuestro tiempo juntos está llegando a su fin. No es tu culpa, lo sabes, ¿Cómo podría serlo? Pero..." suspiró mientras tomaba la mano de su novia. "Creo que tendremos que tomarnos un tiempo. Por el bien de ambos."
Tomó la mano con suavidad, observándola por última vez con una mezcla de nostalgia y decisión.
"Creo que tendremos que despedirnos como debe ser," murmuró. Con un movimiento sutil, un chasquido apenas audible resonó en el aire mientras un destello apenas visible consumía la mano, desintegrándola en un instante en una pequeña explosión, sin dejar rastro alguno. La melancolía en su rostro se desvaneció, reemplazada por una sonrisa tranquila.
La radio anunció el próximo segmento con un tono jovial:
"¡Y ahora, un mensaje para todos los madrugadores de Itán! ¡Esperamos que tengan un día perfecto!"
El hombre asintió, como si estuviera de acuerdo con el mensaje. Se ajustó una última vez la corbata, apagó la radio y salió de su hogar, dejando atrás una calma inquietante que parecía impregnar cada rincón del lugar.
. . .
De camino a la preparatoria Itan, Tadano caminaba tranquilo, silbando una melodía que había escuchado en la radio esa mañana. Saludó educadamente a un hombre de traje blanco y cabello oscuro, que parecía apresurado mientras revisaba su reloj. El oficinista devolvió un saludo rápido antes de continuar su camino, perdiéndose entre las calles de la ciudad.
Tadano siguió avanzando con calma, disfrutando del ambiente matutino. Estos últimos días habían sido sorprendentemente tranquilos. Komi estaba haciendo amigos poco a poco, sumando a Agari, una chica tímida pero encantadora, y a Satou Amami, alguien tan servicial y amable que le daba algo de ternura y preocupación.
Además, su recién consolidada amistad con Shinobino le daba cierta sensación de seguridad. Los ataques de Stands no se habían repetido desde aquel sábado, rego las plantitas de mama, y todo en general parecía estar en su lugar.
Qué bello seria tener una vida mas tranquila.
Mientras cruzaba la calle, se encontró con Akako Onigashima en la esquina. La chica, cargando su mochila despreocupadamente, lo saludó con una energía contagiosa.
"¡Tadano, buenos días!" exclamó alegremente, su voz llena de vitalidad.
"Buenos días, Onigashima," respondió Tadano, con su usual tono amable.
Había algo intrigante en esa chica. Tadano recordaba perfectamente el día que la conoció, cuando su temperamento explosivo parecía dominar por completo su personalidad. Pero apenas unas horas después, en clase, Akako había mostrado un lado completamente diferente: alegre, risueña, incluso bonita de una manera que no podía ignorar del todo. Esa dualidad siempre lo dejaba pensando.
Akako se detuvo un momento para ajustar su bufanda, sus ojos brillando con la misma intensidad que su sonrisa. "¿Y tú qué tal? Pareces relajado. ¿Todo tranquilo?"
"Sí, bastante," respondió Tadano con una sonrisa. "Es raro, pero se siente bien. Aunque siendo sincero, conociendo mi suerte, no creo que dure mucho."
"Bueno, mejor aprovecha mientras puedas." bromeó Akako antes de hacer un gesto hacia la calle. "¿Te acompaño?"
"Claro."
Al llegar al semáforo, ambos se detuvieron a esperar. Tadano revisaba distraídamente su teléfono mientras Akako miraba al frente, hasta que un tirón en su zapato llamó su atención. Al mirar hacia abajo, notó que uno de sus cordones se había desatado.
"Ah, por favor..." murmuró con resignación mientras se agachaba para atárselo.
El semáforo cambió a rojo, dando luz verde a los peatones, pero justo cuando iba a cruzar, el cordón volvió a desatarse. Akako soltó un suspiro de frustración y se agachó nuevamente para resolverlo. Esta vez, apretó un poco más el nudo.
Unos pasos después, el problema regresó. Los cordones, como si tuvieran vida propia, se soltaron de nuevo.
Ira de Akako: 50%.
"¡¿En serio?!" masculló, esta vez atándolos apresuradamente. Pero en su prisa, lo hizo mal y tuvo que volver a intentarlo.
Ira de Akako: 60%.
Finalmente, logró atarlos correctamente, pero esta vez había apretado demasiado, y una punzada de dolor recorrió su pie.
Ira de Akako: 85%.
Akako explotó. "¡GRRAAAH, LA PUTA MADRE CON ESTOS CORDONEEEES!" gritó con furia, llamando la atención de Tadano y de algunos transeúntes cercanos.
Tadano se estremeció ligeramente ante la intensidad de su enojo. "Sí, es frustrante, pero... ¿era necesario gritar tanto?" pensó algo avergonzado por tener algunas de las miradas de los demas sobre el por ser su acompañante, aunque dejó esas ideas de lado al notar algo alarmante.
Un automóvil se acercaba rápidamente por la calle. Akako, completamente absorta en maldecir a sus cordones, no se percató de ello.
"¡Onigashima!" exclamó Tadano, dando un paso hacia ella.
El auto estaba a segundos de impactarla, pero antes de que sucediera, algo lo desvió de su curso.
"DORA"
Con un sonido sordo y un impacto visible, el vehículo giró bruscamente y chocó contra un poste de luz. Akako, desconcertada, miró a su alrededor.
"¿Qué... qué pasó?" murmuró mientras se levantaba rápidamente.
"¡¿Pero qué?!" El conductor del auto salió furioso, mirando el daño en su vehículo. "¡MI AUTOO! ARWEKRJWBEKRJ"
Tadano, sin que nadie lo notara, había invocado a Shiny Diamond justo a tiempo para conectar un derechazo al auto y desviarlo. Afortunadamente, su habilidad restauradora ya había reparado el daño del vehículo, pero el conductor seguía enfurecido, probablemente más por el susto que por cualquier otra cosa.
Akako estaba demasiado confundida para reaccionar, y Tadano aprovechó la situación. Tomó suavemente la manga de su uniforme. "Vamos, es mejor que nos vayamos," dijo en voz baja pero apurado.
"Pe-Pero..." comenzó Akako, todavía procesando lo ocurrido.
"No te preocupes, vámonos antes de que ese tipo nos empiece a gritar," insistió Tadano, llevándola lejos del lugar.
Mientras se alejaban, Akako no podía dejar de preguntarse cómo el auto, que parecía venir directo hacia ella, había terminado chocando contra un poste sin razón aparente. Por ahora, decidió dejarlo pasar, aunque algo dentro de ella le decía que había más de lo que parecía.
Entretanto, los demás conductores en la calle comenzaban a reprender al hombre por el escándalo innecesario, especialmente porque su auto ahora lucía perfectamente como nuevo. Entre murmullos y alguna que otra grosería, el conductor finalmente se marchó, aún molesto por lo que había pasado.
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Mientras Tadano seguía arrastrando a Akako lejos del lugar del incidente, ella sintió una extraña familiaridad con la situación. Un pequeño deja-vu que no podía ignorar. Finalmente, no pudo contenerse más y estalló:
"¡Oye, Tadano! ¿Qué diablos pasó? ¿Por qué ese tipo estaba tan molesto y por qué salimos corriendo como locos?"
Tadano, manteniendo la calma, respondió con una sonrisa nerviosa: "Era solo un mal conductor gruñón, ya sabes. Gente que no sabe manejar y luego culpa a los demás... Es mejor evitar esas situaciones."
Akako frunció el ceño, no del todo convencida. "Hmm... bueno, si tú lo dices."
Cuando Tadano se dio cuenta de que todavía sostenía la manga de su uniforme, rápidamente la soltó y se disculpó: "Ah, perdón por ser tan brusco. No quería asustarte."
Akako rodó los ojos con una sonrisa sarcástica. "¿Qué? ¿Te crees que soy de papel o qué? No exageres."
Tadano rió nerviosamente, tratando de aliviar la tensión. "Claro, claro... mi error."
Parecía que Akako había olvidado su enojo inicial, pero entonces ocurrió algo que la hizo detenerse de golpe. Sintió sus cordones. . . ¡desatados de nuevo!
"¡Oh, por favor!" exclamó con frustración, llevándose las manos a la cabeza.
Antes de que pudiera agacharse a atarlos una vez más, Tadano dio un paso atrás, sacando sutilmente a Shiny Diamond. El stand apareció junto a los pies de Akako, moviendo sus manos con velocidad y precisión para atar los cordones perfectamente en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando Akako bajó la mirada, se sorprendió al ver que sus cordones estaban perfectamente atados, como si alguien hubiera hecho magia.
Frunció el ceño con confusión, observando sus zapatos. "¿Eh? ¿Pero cuándo...?" murmuró, aunque finalmente se encogió de hombros, asumiendo que quizá los había atado y no lo recordaba.
Mientras tanto, Tadano hacía desaparecer a Shiny Diamond con naturalidad, silbando casualmente como si nada hubiera pasado. Para desviar la atención, levantó la vista hacia el cielo y preguntó: "Oye, ¿has notado que el clima está raro últimamente? A veces está fresco por la mañana y luego hace calor al mediodía."
Akako levantó una ceja, mirando a Tadano con incredulidad. "¿El clima? ¿En serio? Eso es lo mejor que tienes para cambiar de tema..."
Tadano río incómodamente, rascándose la nuca. "Bueno, ¿Se te ocurre algo mas?"
Akako solo bufó y. . . "No." Contesto y terminó soltando una pequeña risa mientras ambos continuaban su camino hacia la preparatoria.
"Que bipolar que es, por dios." Pensó Tadano, mientras suspiraba y avanzaba junto a ella a la preparatoria.
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Shinobino avanzaba con pasos tranquilos por las calles que llevaban a la preparatoria Itan. Su caminar reflejaba la serenidad de alguien que disfruta del presente, sin apuro ni preocupaciones aparentes. Al entrar al edificio, la rutina matutina se desplegaba ante sus ojos: estudiantes conversando, lockers que se cerraban con estruendo y el eco de los pasos resonando en los pasillos.
En su recorrido, Yamai Ren intentó atraer su atención con un gesto y un "¡Oye, Shinobino!", pero fue completamente ignorada.
Pero, algo capturó su atención al doblar un pasillo. Una preceptora de cabello recogido caminaba apresurada, con una carpeta repleta de papeles bajo el brazo y un teléfono móvil en la mano. Hablaba rápidamente con el director, su tono era de eficiencia mezclada con cierta urgencia.
"Sí, director, tengo los informes de los estudiantes que pidió. Los destacados y los problemáticos, justo como solicitó. Estoy llevando todo a su oficina ahora mismo."
La curiosidad de Shinobino se despertó. Sin detenerse, dejó que su Stand, Whispers, se materializara discretamente. Invisible para cualquiera que no fuera un usuario de Stand, la figura etérea comenzó a seguir a la preceptora, manteniéndose a una distancia segura mientras ella avanzaba.
Entre las hojas que la preceptora manipulaba de vez en cuando, Whispers logró vislumbrar varios nombres. Algunos le resultaron vagamente familiares: Kenta Asakura, reconocido tanto por ser problemático como por haber terminado en el hospital tras un altercado que involucró el incidente extraño de la escuela. (El incidente: Break Me Down, el Stand de Kenta, casi derrumba toda la escuela en el Capitulo 5)
Shouko Komi, destacada por razones obvias. También estaban nombres como Yadano Makeru, siempre competitiva; Yoma Hashimoto, un deportista innato del Tercer año. ¿Daizo D. D'arby?, que llamó la atención de Shinobino por lo peculiar del nombre; y otros como Katai Makoto, Najimi Osana entre muchos más.
Sin embargo, lo que realmente capturó la atención de Shinobino fue ver su propio nombre, Shinobino Mono, en uno de los papeles. Justo al lado estaba el nombre de Hitohito Tadano. Ambos compartían un detalle curioso: sus nombres, junto al de Kenta, estaban marcados con un sello azul de significado desconocido. Shinobino frunció ligeramente el ceño, reflexionando mientras Whispers seguía observando cuidadosamente.
"¿Un sello azul? ¿Por qué precisamente nosotros tres?" pensó, sintiendo un leve escalofrío al conectar las piezas.
Los Tres usuarios de Stand, destacados por encima de los demas. La coincidencia era demasiada, sobre todo considerando que apenas llevaban un mes de clases, y solo ellos habían mostrado algún indicio de habilidades fuera de lo común. Mientras ellos mantenían su perfil bajo (Menos Kenta), no podía ignorar el hecho de que algo extraño estaba ocurriendo.
Cuando la preceptora finalmente se alejó hacia la oficina del director, Whispers regresó a su lado, al ya haber superado los 25 Metros de su rango (C).
Shinobino cerró los ojos un momento, procesando la información. "Algo anda mal," murmuró para sí mismo, continuando su camino mientras una sensación de intriga comenzaba a formarse en su mente.
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El bullicio típico de la preparatoria Itan se sentía con fuerza mientras los estudiantes del salón 1-1 ingresaban uno tras otro.
Entre ellos, Hitohito Tadano y Akako Onigashima llegaron juntos, envueltos en una conversación ligera pero animada.
"Es en serio, Tadano. ¿'Never Gonna Give You Up'? ¿El del meme de Rick Astley? ¡Por Dios, qué retro eres!" dijo Akako con una risa burlona, mientras se cruzaba de brazos.
Tadano se encogió los hombros. ¡Pero se estaban metiendo con su cosa favorita! Le toca defenderse esta vez. "¿Y qué tiene de malo? Es un clásico. Además, tiene un ritmo pegajoso."
Onigashima rodó los ojos, pero sin poder ocultar su sonrisa. "¡Eso es lo que dicen los viejos, Tadano! Si vas a seguir con eso, mejor admítelo, eres un alma anciana atrapada en el cuerpo de un adolescente."
"Quizás." respondió Tadano con una leve carcajada. "Pero no me puedes negar que bandas como Skillet o Set It Off también tienen lo suyo. 'Kill The Lights' y 'Hero' son temazos."
La conversación parecía avanzar en círculos, con Onigashima intentando encontrar algo con qué provocarlo.
Sin embargo, al final, se vio atrapada en su propia red cuando Tadano añadió: "Por cierto, ¿No tienes como el 80% de tu playlist lleno de soundtracks de anime y videojuegos? Eso también cuenta como un poco retro, ¿no crees?"
Akako se quedó en silencio por un segundo antes de gruñir, pero sin ira. "¡Eso es diferente! Los soundtracks tienen una calidad artística superior... además, son inspiradores."
"¿Inspiradores?" Tadano levantó una ceja, simulando curiosidad. "¿Como cuando te enojas porque algo tan simple como unos cordones no se quedan atados?" Eso ultimo se le escapo, y cuando se dio cuenta de su error. . . Miro de reojo a la chica, preparando a su Stand para evitar morir, por si ella se enojaba.
"¡Cállate!" Akako lo empujó suavemente, aunque no pudo contener una risa divertida. Tadano se mostro sorprendido por esa reacción, pero como era algo muy positivo, no hizo nada mas que acompañar la risa.
Era extraño para Akako, pero hablar con Tadano tenía algo de terapéutico, incluso si no lo admitía en voz alta. Él tenía esa capacidad de mantener la calma, sin importar lo que le dijeran o hicieran. Su actitud relajada, casi inalterable, lograba que incluso personas como ella, con una mecha corta, se sintieran menos propensas a explotar.
Mientras ambos cruzaban la puerta del salón, Akako le dedicó una última mirada burlona. "Eres demasiado tranquilo para tu propio bien, Tadano. Un día alguien va a joderte y vas a ponerte loco."
Tadano ríe suavemente mientras se dirigía a su asiento. "Bueno, si sucede, espero que sea por algo importante. Pero mientras tanto, creo que solo voy a sonreír."
En el fondo del salón, algunos estudiantes miraban de reojo a Tadano, mientras susurraban comentarios inaudibles. No era ningún secreto que muchos de ellos envidiaban y hervían en colera su cercanía con Shouko Komi, quien estaba tranquilamente en su asiento revisando algo en su cuaderno. Para algunos, que alguien tan "Simple" "Don nadie" y "promedio" como Tadano pudiera estar en su círculo cercano era casi un crimen.
Pero para Tadano, las opiniones externas eran lo de menos. Estaba agradecido por la normalidad y las pequeñas alegrías de la vida, como una charla amigable con alguien como Onigashima.
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Desde su lugar, Shouko Komi observaba en silencio. Su mirada seguía a Hitohito Tadano, quien entraba al salón junto a Akako Onigashima. Ambos conversaban animadamente, y aunque sus palabras no llegaban a sus oídos, era evidente que compartían algo que los hacía reír.
Komi no entendía del todo por qué esa imagen le resultaba tan inquietante. No era que le molestara... pero al mismo tiempo, sí. ¿Cómo podía describirlo sin equivocarse?
Tal vez era solo una parte de ella deseando poder compartir ese tipo de momentos con Tadano, haciéndolo sonreír de la misma forma que los demás parecían hacerlo tan fácilmente.
Sus pensamientos la atraparon en un bucle confuso mientras intentaba desentrañar lo que sentía. No era la primera vez que veía a Tadano charlar con otras chicas, pero ahora, algo era distinto. Algo dentro de ella se revolvía, una sensación extraña que no lograba identificar.
Sin darse cuenta, su mente comenzó a exagerar la situación. En su imaginación, Tadano parecía más animado que nunca, casi como si Akako hubiera logrado capturar toda su atención y felicidad para ella sola. Este pensamiento la hizo apretar suavemente los puños sobre su cuaderno.
Entonces, la voz familiar de Tadano la sacó de su ensimismamiento. "¡Buenos días, Komi!" saludó él con su habitual calidez, colocándose en su asiento junto a ella.
Komi se sobresaltó, sus ojos se abrieron un poco más de lo normal mientras su rostro se teñía de rojo. ¿Cuánto tiempo había estado perdida en sus pensamientos? Su mente estaba hecha un desastre, y ahora tenía que lidiar con el hecho de que Tadano estaba justo ahí, hablando con ella.
Intentó responder de algún modo, pero su mente se sintió desconectada y atrapada. Apenas logró emitir un leve sonido que terminó por paralizarse. La timidez la envolvía completamente, y más ahora, cuando su corazón latía con fuerza por razones que ella misma no entendía.
Tadano la miró con un poco de preocupación, inclinando la cabeza. "¿Estás bien?" preguntó, su tono amable como siempre.
Komi, aún sonrojada, trató de despejarse rápidamente. Movió un poco la cabeza para sacudirse el revoltijo de pensamientos y emociones que la abrumaban. Finalmente, con un leve asentimiento y el cabello ligeramente desordenado por su propio movimiento, logró transmitirle que estaba bien.
"Ah, me alegra," dijo Tadano con una sonrisa genuina antes de voltear hacia el frente del aula.
Komi se llevó una mano al pecho, tratando de calmar su corazón desbocado. ¿Por qué le costaba tanto hablar con él últimamente? Claro, siempre había tenido problemas para comunicarse, pero con Tadano las cosas solían ser diferentes, más fáciles. Sin embargo, ahora... ahora él parecía tener un efecto en ella que nunca antes había sentido en ningún otro chico.
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Mientras Tadano sacaba sus útiles y organizaba todo para estar listo antes de que la clase comenzara, silbaba con calma una melodía al azar, despreocupado del caos interno que Komi enfrentaba a su lado. Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho.
De repente, Shinobino Mono pasó junto a su asiento y, sin previo aviso, lo tomó de la corbata, jalándolo para que lo mirara directamente. Shinobino, quien se sentaba detrás de Tadano, parecía tener algo importante que decir.
"Ugh. Oye, pudiste solo llamarme," se quejó Tadano entre murmullos, soltándose con cuidado y arreglándose la corbata mientras miraba al ninja frustrado. "¿Pasa algo?" preguntó finalmente, tratando de entender por qué tanta urgencia.
Shinobino se inclinó hacia adelante, bajando la voz en un tono conspiratorio. "Sí. La preceptora le llevaba unos informes de comportamiento al director," susurró.
Tadano arqueó una ceja, claramente desconcertado. "¿Y eso en qué nos incumbe?" respondió, inclinándose un poco también para mantener la conversación discreta.
"Tiene dos informes de nosotros, sellados con un sello azul raro, junto a uno de Kenta. ¿No te parece sospechoso?" Shinobino habló con seriedad, manteniendo su tono bajo.
Tadano parpadeó un par de veces, procesando la información. "¿Por qué somos los únicos tres usuarios de Stand más activos del momento?" comentó en voz baja, como si tratara de confirmarlo lo que dice Shinobino.
Shinobino asintió con determinación. "Exactamente. Es extraño que, entre todos, nos destaquen a nosotros."
"Pues, sí, es un poco raro..." Tadano murmuró mientras se rascaba la barbilla. "Pero no estoy seguro de que signifique algo malo. Tal vez simplemente somos los únicos que han hecho suficiente ruido, considerando que Kenta casi derrumba la escuela el otro día."
"Eso sería razonable si no fuera porque hay algo muy específico en ese sello azul," replicó Shinobino, cruzando los brazos. "Creo que ella o el director tienen algo entre manos."
Tadano dejó escapar un suspiro, intentando no tomarlo tan en serio. "¿Aparte de ese romance secreto nada disimulado que se cargan?" soltó con sarcasmo, provocando que Shinobino lo mirara con una mezcla de frustración y reproche, como si le dijera; Hablo en serio, imbécil.
"Ok, ok," dijo Tadano, levantando las manos en señal de rendición. "No creo que ellos tengan la flecha, pero supongo que es un punto para empezar. Además, si revisamos la lista, podríamos comenzar a identificar a más usuarios de Stand en esta escuela."
Shinobino inclinó la cabeza ligeramente, considerando el plan. "Eso suena bien, pero sabemos que Komi y Najimi están descartadas. No tienen Stands," afirmó, seguro de su observación.
"Claro," respondió Tadano mientras asentía, justo cuando el timbre sonó, señalando el inicio de la clase.
Ambos se enderezaron rápidamente en sus asientos, dejando la conversación para otro momento. Pero mientras Tadano trataba de concentrarse en la lección, no podía evitar sentir que el ambiente había cambiado. . . Todo se estaba poniendo increíblemente raro y sospechoso.
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La escena cambia rápidamente a la fila frente a la enfermería. Tadano y Shinobino están esperando su turno, rodeados de otros estudiantes que conversan en voz baja.
Shinobino, con los brazos cruzados y visiblemente frustrado, se gira hacia Tadano.
"¿No íbamos a ir detrás del director para ver qué esconde en su oficina?"
"Sí," respondió Tadano con calma, sin inmutarse.
"¿Entonces qué carajo hacemos haciendo fila?" insistió Shinobino, desconcertado. Luego, frunciendo el ceño, preguntó de nuevo: "No, espera. ¿Para qué hacemos fila?"
"¿Qué no recuerdas que hoy querían archivar los registros médicos básicos por aquí?" Tadano respondió, mirándolo como si fuera obvio.
Shinobino seguía sin entender, así que Tadano suspiró con algo de resignación. "Chequeos comunes y simples para tener una base de la salud general de los estudiantes. Por lo general, siempre empiezan con los de primer año, nosotros, porque somos los nuevos aquí."
"Ah... ya veo," dijo Shinobino, antes de volver a fruncir el ceño. "¿Y eso qué chingados me importa? Vamos a por el director y la flecha de una puta vez. Estuvimos semanas sin pruebas ni pistas."
Tadano, ya acostumbrado a los impulsos de su amigo, se limitó a responder con calma: "Aún no tenemos idea de si alguien en la escuela tiene la flecha. Y no había pruebas ni pistas para hacer algo más."
"Oh, claro, pero para hablar con el trapo (Najimi) la diabla (señalo a Onigashima) y Komi-san, te sobraba el tiempo, ¿no?" reclamó Shinobino, intentando exponer las 'distracciones' de su compañero.
Tadano, sin perder la compostura, cruzó los brazos y le devolvió la jugada. "¿Cómo estuvo el último capítulo de Ninjutsu Z? ¿Te lo pasaste bomba con Shigeo y Sonoda?"
Shinobino, sin notar la trampa, cambió rápidamente su actitud a una mucho más animada. "¡El último capítulo está tremendo! Y te daría risa las tonterías que hago con esos dos..."
Sin embargo, al darse cuenta de que él también se había estado distrayendo, se quedó en silencio y miró al frente. Murmuró con resignación: "Ok, está bien, vamos a la enfermería."
Tadano simplemente rodó los ojos, divertido por lo fácil que era hacer que Shinobino perdiera el hilo de sus propias quejas.
Los estudiantes alrededor, aunque escuchaban retazos de la extraña conversación, decidieron ignorarlos. La mayoría prefería no involucrarse con Shinobino para evitar problemas.
Tadano, por otro lado, era un caso distinto. Aunque intentaba llevar una vida normal, era objeto de envidias, rumores y desprecio. Algunos lo odiaban por ser un chico "perfectamente normal", otros por estar cerca de Shouko Komi, la cara bonita y diosa del lugar.
Pero lo que más enfurecía a sus detractores era cómo Tadano simplemente seguía con su vida como si nada de eso importara. Sabía perfectamente que lo miraban con odio, que lo señalaban y murmuraban cosas a sus espaldas, pero lo ignoraba con una naturalidad desconcertante, casi insultante.
Era como si su indiferencia fuera un escudo impenetrable, algo que alimentaba aún más la rabia de aquellos que querían verlo caer. Lo tildaban de falso, de pervertido oportunista que había tenido la suerte improbable de acercarse a Komi.
Sin embargo, más allá de las miradas asesinas y los comentarios venenosos, pocos tenían el valor de enfrentarse a él directamente. Tal vez en grupo se atreverían, pero incluso entonces, había algo en Tadano que los detenía. Una presencia, una sensación imponente que no sabían explicar.
Vaya valor y coraje aparentan desde la lejanía, ¿eh?
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Dentro de la enfermería, la fila avanzaba lentamente. Finalmente, Tadano y Shinobino llegaron a su turno, pero como era de esperarse, Shinobino, con su clásica impaciencia, encontró una excusa para escaparse.
Sin mucha ceremonia, Tadano tomó asiento en el banco frente a la enfermera. Ella revisó su expediente con calma, lanzando miradas discretas hacia él. Desde la fila, le había parecido un chico que podía pasar desapercibido, como una sombra más en el mundo. Pero ahora, al tenerlo frente a frente, una curiosidad inexplicable comenzó a surgir en su interior. Había algo en Tadano que, sin ser obvio, llamaba la atención: una presencia serena, como un brillo inesperado en una piedra corriente. Algo que, sin duda, él no notaba en sí mismo.
La enfermera, una joven profesional de mirada afilada y gesto sereno, lo recibió con un leve asentimiento. "Nombre," dijo, hojeando el listado de estudiantes.
"Hitohito Tadano," respondió él, manteniendo su tono habitual.
Ella levantó la vista por un momento. Todo indicaba que era un estudiante común y corriente, alguien sin nada destacable.
"Bien, comenzaremos con algo simple. Ponte de pie, por favor."
Tadano obedeció mientras ella sacaba una cinta métrica y una balanza. Primero, midió su estatura (1.72 metros) y peso (70 kilos). Ambos resultados estaban dentro de los rangos ideales para su edad.
"Perfecto," comentó la enfermera mientras anotaba los datos. "Ahora, por favor, extiende tu brazo." Sacó un medidor para revisar su presión arterial. Tadano, siempre cooperativo, lo hizo sin problemas, mirando hacia la pared mientras ella ajustaba la banda en su brazo. "Relájate, ¿sí?" añadió.
"Claro," respondió con una sonrisa ligera.
El monitor mostró lecturas perfectas. La enfermera se encontró murmurando "Perfecto..." antes de darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. Tadano alzó una ceja, curioso, pero no dijo nada. Ella se aclaró la garganta y pasó a la siguiente prueba. "Abre la boca. Voy a revisar tu garganta."
Tadano obedeció, y ella inspeccionó con una linterna pequeña. Todo estaba en orden. Aunque la revisión avanzaba como cualquier otra, no podía ignorar que había algo casi... relajante en la forma de ser de este estudiante.
"Es raro ver a alguien con todo tan... normal," comentó sin pensar, mientras anotaba en su tabla. Tadano sonrió levemente.
"Supongo que es lo único en lo que soy constante," bromeó, arrancándole una breve sonrisa.
"Ahora desabróchate la camisa, por favor," dijo al cambiar al estetoscopio.
Tadano vaciló un instante, pero obedeció. Al desabrocharse la camisa, reveló un torso sorprendentemente tonificado. Su musculatura no era exagerada, pero tenía una definición que indicaba cierta disciplina. Era un contraste absoluto con su apariencia de chico corriente. La enfermera también lo notó, pero reprimió cualquier comentario.
Colocó el estetoscopio sobre su pecho, y el sonido de su corazón llenó sus oídos: un latido firme, tranquilo, perfectamente acompasado. Mientras movía el instrumento, notó cómo su respiración también era pausada y natural, como si todo en él emanara una calma contagiosa.
Por un momento, levantó la vista y se encontró con los ojos de Tadano. Su expresión era neutral, cargada de paciencia y respeto. Esa simple mirada le provocó un ligero rubor, y rápidamente volvió a concentrarse en su tarea.
"Respira profundo," pidió, intentando mantener la profesionalidad. Tadano inhaló lentamente, llenando sus pulmones sin esfuerzo. La enfermera no pudo evitar pensar que había algo hipnótico en ese ritmo. Guardó el estetoscopio con rapidez, notando que había pasado demasiado tiempo en esa prueba.
"Todo en orden. Eres... perfectamente saludable," dijo con un ligero temblor en la voz.
"Gracias," respondió Tadano, comenzando a abrocharse la camisa. No podía negar que estar medio desnudo frente a otros estudiantes, incluso en un contexto médico, era algo incómodo.
Cuando Tadano salió, un murmullo recorrió la fila de estudiantes. La mayoría había estado observando discretamente y ahora intercambiaban comentarios entre ellos. Algunos chicos, en particular, no disimulaban su malestar.
"¿Por qué la enfermera estaba tan cerca de él? ¡Ni que fuera especial!"
"Seguro es otro de sus trucos. No puede ser tan perfecto," murmuró otro, cruzándose de brazos.
Entre las chicas, las reacciones eran más variadas. Algunas parecían molestas, mientras otras intercambiaban miradas furtivas, intentando disimular el rubor en sus mejillas.
"Es solo Tadano. No entiendo por qué hacen tanto escándalo," dijo una, intentando sonar desinteresada.
"Sí, solo Tadano," murmuró otra, aunque su voz sonó mucho más suave de lo que habría querido.
Mientras tanto, Tadano caminaba por el pasillo con la misma calma de siempre, como si nada fuera fuera de lo común. En su mente, sin embargo, maldecía silenciosamente a Shinobino por haberlo dejado solo.
"Mono, cocha tu madre. Siempre me pasan cosas raras cuando no estás," pensó Tadano, apretando los dientes mientras buscaba a su amigo.
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El sol iluminaba el patio de la escuela Itan, donde el profesor de educación física organizaba a los estudiantes para la clase del día. La atmósfera estaba cargada de energía juvenil mientras los alumnos se alineaban en filas desordenadas. Shouko Komi, impecable como siempre, estaba lista en su uniforme de gimnasia, una imagen de concentración y gracia. Su compromiso era innegable: cada estiramiento, cada movimiento, lo realizaba con una precisión casi artística.
A su lado, Yadano Mageru se preparaba con un fervor competitivo. Aunque nadie más parecía interesarse en su supuesta rivalidad con Komi, ella estaba convencida de que esta era otra oportunidad para demostrar su "superioridad". La prueba inicial era sencilla: saltar la cuerda. Komi lo hacía con una serenidad que rayaba en la perfección, mientras Yadano, jadeando y con un esfuerzo visible, trataba de superarla. Al final, Komi terminó sin una gota de sudor, y Yadano, después de tropezar con la cuerda varias veces, fingió que no le importaba... aunque por dentro ardía de frustración.
Tadano, por su parte, se movía con su habitual tranquilidad. Saltaba la cuerda sin apurarse, superando a algunos compañeros pero sin destacar demasiado. "El punto medio perfecto", pensó para sí mismo, mientras el profesor lo observaba con una ceja levantada. Aunque le parecía un caso curioso, no había razón para mencionarlo.
Shinobino Mono destacaba en las actividades que requerían velocidad y agilidad. Durante la carrera de obstáculos, saltó y esquivó con una habilidad que rozaba lo teatral, pasando a Tadano con una sonrisa satisfecha. Sin embargo, cuando se trataba de ejercicios de fuerza, su desempeño caía estrepitosamente.
"Tienes que trabajar esos brazos, ninja", comentó uno de sus compañeros, lo que Shinobino ignoró con un resoplido.
En un intento de llamar la atención, Shinobino lanzó una pelota que apareció mágicamente en su mano, dirigiéndola hacia Tadano. Este, sin esfuerzo, inclinó la cabeza ligeramente, esquivándola.
"Bueno, creo que eres mucho mejor con cosas más pequeñas, amigo." comentó Tadano con una sonrisa despreocupada.
"Cállate." gruñó Shinobino, visiblemente molesto pero sin la energía para continuar.
Mientras tanto, la clase seguía su curso, con el profesor asegurándose de que todos completaran las actividades. Komi recibía miradas de admiración de varios compañeros, mientras Yadano, frustrada pero decidida, juraba en silencio que la próxima vez sería su victoria. Tadano simplemente se mantenía en el centro de la acción, evitando tanto destacar como pasar desapercibido, justo como le gustaba.
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El sol seguía brillando mientras el juego de "quemados" tomaba forma en la cancha. El profesor había dividido a los estudiantes en dos equipos, y aunque muchos lo veían como una simple actividad recreativa, para algunos era una guerra personal. Entre ellos, Yadano Mageru, que estaba absolutamente decidida a derribar a Shouko Komi, quien, ajena al ardor competitivo de Yadano, jugaba con su acostumbrada gracia y eficacia.
Tadano, como siempre, adoptaba su estrategia de "rendimiento promedio". Se movía con la suficiente agilidad para esquivar los disparos, pero sin destacar demasiado. Sabía que tarde o temprano tendría que dejarse perder, porque ser demasiado bueno o demasiado malo atraería atención, y eso era lo último que quería. Sin embargo, Shinobino Mono, que estaba en el mismo equipo que él, no compartía esa filosofía. Desde el principio del juego, el ninja lo observaba con una mirada de las suyas.
"Hijo de tu mamá, vas a quedarte en juego." susurró Shinobino mientras esquivaba con destreza una pelota dirigida a su cabeza.
"¿Cómo tú en la enfermería?" respondió Tadano con una sonrisa burlona.
"Calla—
No alcanzó a terminar la frase, porque Kishi Himeko, la "caballera" del equipo contrario, lo derribó con un pelotazo directo al pecho que lo mandó al suelo.
"Auch" murmuró Tadano, mientras Shinobino se levantaba, humillado por haber sido eliminado primero.
"Bueno, no te preocupes. Echaré a Kishi por ti." dijo Tadano con un tono tranquilizador, intentando contener una sonrisa.
Shinobino, todavía frotándose el pecho, le dio un pulgar arriba lleno de rabia y determinación. "Eso, bro, saca a esa perr— no alcanzó a terminar, porque otra pelota voló directamente a su cara, cortesía de Kishi. Parecía que no le había gustado nada el comentario.
Shinobino, visiblemente frustrado, recogió su dignidad y se dirigió a los bancos mientras murmuraba: "Pégale en las tetas a la desgraciada."
El juego continuó con Komi moviéndose con una combinación de elegancia y precisión que parecía imposible de igualar. Mientras tanto, Tadano se enfrentaba al dilema de cómo mantenerse en el rango medio sin provocar el descontento de su propio equipo... o, peor aún, recibir otro disparo malintencionado de Kishi.
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Shinobino se dejó caer en los bancos con un suspiro pesado. Estar fuera del juego tan temprano era un golpe a su orgullo, pero no estaba dispuesto a quedarse ahí sin hacer nada. Después de unos minutos de observar a sus compañeros y aburrirse mortalmente, decidió que un viaje al baño sería más interesante que seguir viendo cómo su equipo caía uno a uno.
El baño estaba vacío, el eco de sus pasos resonaba contra las paredes de azulejos. Se acomodó en uno de los cubículos, dispuesto a "hacer un cambio de aceite" en paz. Sin embargo, su momento de tranquilidad fue interrumpido cuando una toalla sudada cayó directamente sobre su cara.
"¿Qué carajo?" gruñó, quitándose la toalla con repulsión.
La miró por un segundo antes de retorcerla con fuerza, acumulando toda su frustración en ese simple gesto. Sin pensarlo demasiado, salió del cubículo y le propinó un golpe en la espalda al responsable, quien estaba de pie frente al espejo.
"¡Hey, imbécil, ten más cuidado!" espetó Shinobino, pero su voz vaciló al ver quién era el imbécil.
El joven al que había golpeado se dio la vuelta lentamente, y Shinobino sintió cómo una gota de sudor frío recorría su frente. Era un estudiante de tercer año, un coloso musculoso que parecía haber salido directamente de una revista de fisicoculturismo.
Yoma Hashimoto
"¿Algún problema, mondadientes?" dijo el tipo, inclinándose hacia él mientras una sombra intimidante se cernía sobre Shinobino
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Mientras Shinobino lidiaba con su situación en el baño, el juego continuaba en la cancha. Shouko Komi, siempre dispuesta a dar lo mejor de sí, intentó acercarse al montón de pelotas para tomar una y participar activamente. Sin embargo, cada vez que lo hacía, alguien más se adelantaba para recogerla.
"No te preocupes, Komi-san, nosotros nos encargamos." —dijo un compañero con una sonrisa nerviosa mientras le ofrecía un gesto de tranquilidad.
"¡Sí, sí, no te esfuerces tanto! Nosotros ganaremos por ti, Komi-san." añadió otro, como si estuvieran cumpliendo algún tipo de mandato divino.
Shouko intentó protestar, o al menos hacer un gesto que demostrara su disposición a participar, pero los demás malinterpretaron sus acciones como un asentimiento silencioso. Así, mientras ella quedaba en una especie de pedestal intocable, los demás se esforzaban el doble, como si estuvieran rindiendo homenaje a su "diosa" del aula.
Tadano, observando todo desde una distancia prudente, suspiró. Para él, era evidente lo que estaba ocurriendo. La atmósfera alrededor de Komi era ridículamente reverencial, como si el simple hecho de estar en su equipo los llenara de determinación innecesaria. Claro, cualquiera con algo de sentido común diría que eran un grupo de imbéciles intentando ganar puntos con una devoción exagerada y fuera de lugar.
Pero Tadano... bueno, él se ahorra sus comentarios.
Con una pequeña sonrisa irónica, volvió a enfocarse en esquivar una pelota que pasó cerca de su cabeza, manteniéndose en el cómodo punto medio que tanto le gustaba.
Por alguna razón bastante, muy desconocida, Tadano parecía haberse convertido en el blanco favorito del equipo contrario. Cada pelota lanzada hacia su dirección era un recordatorio incómodo de que probablemente había demasiados "devotos" de Komi en ese grupo. Claro, no podían atacarlo directamente sin quedar como idiotas evidentes, así que lo disimulaban eliminando a cualquier pobre alma que estuviera cerca de él antes de concentrar su furia en el chico con la flor en la cabeza.
Tadano, sin embargo, hacía un buen trabajo esquivando los ataques. Todo iba bien hasta que, de manera inesperada, atrapó una de las pelotas en el aire, eliminando al jugador que la había lanzado.
"¡¿Pero qué mierda?!" gritó el estudiante eliminado antes de marcharse al área de descalificados, visiblemente enfadado.
Ahora Tadano tenía un arma en la mano y una decisión que tomar: debía lanzarla a alguien del equipo contrario.
Observó a sus oponentes, evaluando rápidamente las opciones. Entonces, algo se le ocurrió: podría lanzársela a Komi.
Después de todo, sabía que Shouko deseaba participar activamente en el juego, y esta era una oportunidad para que lo hiciera. Además, considerando que era una buena atleta, probablemente atraparía la pelota con facilidad, lo que no solo le daría más confianza, sino que le permitiría mantenerse en el juego. Sin embargo, mientras pensaba en su plan, un pequeño y ridículo escenario apareció en su mente:
"¡Komi!" la llamó con confianza, lanzándole la pelota con suavidad. Pero en esa absurda visión, Komi se giraba justo en el último segundo y recibía el impacto directamente en la cara. El silencio que seguiría sería sepulcral, solo roto por los murmullos de indignación y la furiosa energía homicida de los demás jugadores. Tadano podía imaginar las trincheras siendo excavadas y las antorchas alzadas mientras el equipo entero lo perseguía como si fuera un criminal de guerra.
Sacudiendo la cabeza, Tadano desechó la idea. No iba a arriesgarse, especialmente con su suerte últimamente. "¿A quién más le puedo tirar sin ser crucificado?" murmuró para sí mismo, mientras sus ojos escaneaban al resto de los jugadores.
En medio de su dilema sobre a quién lanzar la pelota, la voz de Shinobino resonó en su memoria como un eco dramático:
"¡Pégale en las tetas a la desgraciada!" La imagen de Shinobino, con el ceño fruncido y retirándose como un soldado caído tras ser eliminado por Kishi, lo hizo sonreír. Era absurdo, sí, pero también un recordatorio de que incluso el mal hablado y algo hostil Shinobino era, de alguna manera, su amigo.
"Sí, creo que se lo debo. Después de todo, somos amigos..." murmuró Tadano, y esa idea le trajo algo de calor al pecho. Tener un amigo nuevo, aunque fuera alguien como Shinobino, era una sensación agradable.
Con una sonrisa más animada, Tadano se enfocó en su objetivo. "Muy bien, no a las tetas, pero sí a Kishi." Su tono era casi solemne mientras sus ojos se fijaban en la caballera que seguía eliminando jugadores con la precisión de un francotirador.
Moviéndose por el campo para evitar las pelotas enemigas, Tadano comenzó a prepararse para lanzar. Extendió los brazos hacia adelante y bajó el cuerpo como si estuviera jugando a los bolos, calculando su tiro con una concentración inusual. Era un gesto que no solía mostrar, una pizca de extravagancia que afloraba inconscientemente cuando estaba realmente enfocado.
"¿De qué mierda hablas?" interrumpió una voz a su lado.
Tadano giró la cabeza para encontrarse con Makeru Yadano, convenientemente ubicada a su lado con una pelota en la mano y una ceja alzada. Había alcanzado a escuchar la palabra "tetas" y estaba claramente confundida sobre el contexto.
Yadano, siendo quien era, se debatía internamente. Por un lado, pensó en golpear a Tadano con la pelota por estar distraído y decir cosas que consideraba "cochinadas" durante el juego. Por otro, sabía que no tenía tiempo para esas tonterías si quería superar a Komi en algo, lo que fuera. Sin importar nada.
"¿Estás prestando atención o vas a seguir hablando estupideces?" le espetó, mientras se inclinaba hacia adelante lista para atacar.
"Eh... Claro, claro. Estoy concentrado." respondió Tadano con una sonrisa nerviosa, volviendo a su posición.
Pero en su cabeza, solo podía pensar: Definitivamente necesito dejar de pensar en voz alta...
Con Yadano todavía observándolo de reojo, Tadano terminó de calcular su tiro. La pelota estaba lista, el objetivo claro, y aunque todo el juego parecía caótico a su alrededor, en ese momento, solo había una cosa en su mente: eliminar a Kishi, por Shinobino... y tal vez para evitar que alguien más le lanzara otra pelota a la cara.
Tadano lanzó la pelota con toda la fuerza y precisión que pudo reunir. Era un lanzamiento limpio, directo hacia Kishi. Sin embargo, en un movimiento que rozaba lo sobrenatural, Kishi repelió el ataque al golpear la pelota con otra que sostenía en la mano. Su respuesta fue tan rápida y fluida que parecía que había ensayado el movimiento mil veces.
"Oh..." murmuró Tadano, algo decepcionado de sí mismo al ver su esfuerzo neutralizado. Pero no tuvo tiempo de lamentarse porque Kishi ya lo había marcado como su próximo objetivo. Sus ojos brillaban con determinación, y eso solo podía significar problemas para él.
"Mierda..." murmuró, sintiendo la presión del momento.
Kishi, con su porte de caballera decidida, habló con firmeza mientras preparaba su lanzamiento.
"Le seré honesta, Sir Tadano. No entiendo cómo alguien como usted, que parece tan tranquilo y amable, se junta con ese pend..." Se detuvo, dándose cuenta de que iba a hablar vulgarmente, algo que no podía permitirse. Carraspeó antes de continuar. "Con alguien como Sir Mono, que ni siquiera lo trata con respeto."
Tadano, mientras esquivaba una pelota lanzada por otro de los "simps tóxicos", respondió con calma: "Ah, bueno, Shinobino es así. Pero te lo aseguro, es confiable... a su manera."
Kishi ignoró el comentario. "Eso no es de mi interés. Lo que sí lo es, Sir Tadano, es que ahora me toca responder a su ataque como debe ser. Espero que sepa moverse, porque he visto cosas poco normales viniendo de usted, incluso si trata de ocultarlo."
La última frase de Kishi lo hizo tensarse. Aunque ella no podía saberlo, estaba claramente recordando el incidente con el tipo armado que había intentado atacar a Najimi. En ese momento, Tadano había intervenido y desarmado al agresor, algo que parecía más un acto de alguien entrenado en combate que el de un chico promedio. Por supuesto, Shiny Diamond había sido clave en ese episodio, pero como Kishi no era usuaria de Stand, solo vio a un Tadano inusualmente valiente.
"Genial..." murmuró Tadano, resignado. La mirada enfocada de Kishi le decía que no iba a detenerse hasta derribarlo.
Apenas vio a Kishi lanzar la pelota, Tadano reaccionó como un resorte. Dio un salto hacia un costado, esquivando por muy poco el disparo, que terminó impactando directamente en Najimi. El golpe fue tan fuerte que Najimi rodó fuera de la cancha, sujetándose la barriga con dramatismo exagerado.
"¡Hitomon, véngame! ¡Pégale en las tetas!" gritó Najimi desde el suelo, levantando un puño en el aire como si estuviera en su lecho de muerte.
Tadano frunció el ceño, claramente confundido y algo indignado. "¿¡Pero qué tienen hoy con las tetas!?" exclamó, mientras Makeru, que estaba a su lado, lo miraba con una mezcla de extrañeza y desaprobación. "¿Qué?" Respondió Tadano, aún más indignado, al notar la mirada de Yadano.
Mientras tanto, Kishi atrapó con facilidad una pelota que Makeru había lanzado en un intento por defender a Tadano. Con las manos firmes y su mirada evaluadora, observó a Tadano. Aunque no lo mostraba del todo, parecía sorprendida de que él hubiera esquivado su disparo con tanta facilidad. Ese chico, que se presentaba a si mismo como "normal", cada vez era menos normal.
"Hmm... interesante." pensó Kishi, mientras giraba la pelota en su mano. Desde el primer día, Tadano siempre había tenido una cierta aura extraña, como si no encajara del todo en la categoría de "chico promedio". Quizás por eso le intrigaba verlo en acción.
Tadano, por su parte, suspiró aliviado. Aunque la presión de Kishi seguía pesando sobre él, no podía evitar reflexionar por un momento. ¿Debía preocuparse realmente por un tiro de Kishi? Ella era impresionante, enfocada y siempre daba lo mejor de sí. Incluso él tenía que admitir que había algo admirable en su espíritu noble y competitivo.
"Bueno, supongo que veremos hasta dónde llega esto..." penso Tadano, preparándose para el próximo movimiento mientras sentía las miradas de todos clavadas en él.
Miradas deseosas de verlo caer, la mirada de Najimi queriendo VENGAZA y Komi. . . Bueno, ella no ha dejado de verlo desde hace un rato.
Kishi, con una mirada intensa y determinación implacable, avanzaba hacia él, sosteniendo una pelota como si fuera una espada sagrada lista para ejecutar justicia divina. A su alrededor, el aire parecía volverse más pesado, o tal vez era la presión psicológica de tener a alguien tan competitivo apuntándole como si su vida dependiera de ello.
"Prepárese, Sir Tadano. Esto será rápido... para usted." Kishi flexionó las piernas, lista para lanzar.
Tadano tragó saliva, sintiendo cómo su cerebro trabajaba a máxima velocidad. "¡Bien, no es gran cosa! ¡Solo esquiva! No puede ser tan difícil!"
Con un movimiento impecable, Kishi lanzó la pelota como si estuviera disparando un misil guiado. Tadano apenas tuvo tiempo de reaccionar, arrojándose al suelo de manera ridículamente aparatosa y rodando hacia un lado. La pelota pasó zumbando sobre su cabeza y, como si el destino conspirara con Kishi, fue a dar directamente en la espalda de uno de los compañeros de Tadano.
"¡Eliminado!" gritó el árbitro con entusiasmo, mientras el pobre chico se tambaleaba hacia los bancos.
Tadano no tuvo tiempo de procesar lo ocurrido porque ya veía venir otra pelota. Kishi había tomado una segunda arma, y esta vez su puntería era aún más precisa.
"¡Dios mío, me quiere muerto!" murmuró Tadano, esquivando de nuevo con un salto hacia atrás que apenas logró salvarlo. La pelota, sin embargo, continuó su trayectoria y golpeó a otro compañero del equipo en el estómago, mandándolo al suelo con un sonido sordo.
"¡Otro eliminado!"
"¡¿Tadano, qué estás haciendo?!" gritó uno de sus compañeros sobrevivientes mientras veía cómo el número de jugadores disminuía rápidamente gracias a las esquivas "estratégicas" de Tadano.
"¡Quiero vivir!" respondió Tadano, mientras esquivaba una tercera pelota que pasó a milímetros de su hombro y descalificó a un chico que había estado escondiéndose detrás de un compañero más alto.
A estas alturas, el equipo de Tadano estaba cayendo como fichas de dominó. Makeru Yadano, por supuesto, se había apartado estratégicamente hacia una esquina de la cancha.
"Bien, mientras esos idiotas se eliminan entre ellos, yo me enfocaré en lo importante..." murmuró Makeru, con la mirada fija en Komi Shouko, su eterna rival. "Voy a derrotarte, Komi. ¡Hoy es el día en que Yadano Mageru se alza como la más popular de la escuela!"
Por supuesto, su "estrategia" era más bien quedarse parada en la esquina como una estatua, esperando una oportunidad milagrosa para atacar. Pero para ella, era una táctica de alto nivel.
Mientras tanto, Tadano ya estaba sudando frío. "¡Kishi, relájate un poco! ¡Es solo un juego!" dijo, mientras esquivaba de forma casi milagrosa otra pelota que parecía lanzada con la intención de atravesarlo como un proyectil de artillería.
"¡No hay juegos en el honor, Sir Tadano!" respondió Kishi mientras recogía otra pelota, con una sonrisa que mezclaba intensidad y diversión. Para ella, esto ya no era solo un juego; era una especie de cruzada personal. Estaba disfrutando demasiado el hecho de tener a Tadano como objetivo.
"Además..." añadió, alzando la pelota y apuntándole deliberadamente, "...usted quería golpearme en los pechos."
La cancha entera pareció detenerse por un segundo. Los pocos sobrevivientes que aún quedaban giraron sus cabezas hacia Tadano, mirándolo con una mezcla de sorpresa y algo de desaprobación mal disimulada.
"¡¿Qué?! ¡Eso no es cierto!" exclamó Tadano, abriendo los brazos como si pudiera detener el juicio social que acababa de caer sobre él.
Kishi fingió molestia, llevándose una mano al pecho con un gesto exagerado, como si estuviera realmente ofendida. "Por favor, Sir Tadano, debería comportarse. Aunque entiendo que la presión del juego pueda nublar su juicio."
"Se está burlando de mí." pensó Tadano, mientras su ceja comenzaba a temblar ligeramente. Era evidente que Kishi sabía que no era cierto, pero también estaba claro que estaba disfrutando demasiado con el caos que estaba sembrando.
"Y dale con eso... 💢" murmuró Tadano, apretando los dientes mientras esquivaba otra pelota lanzada por un simp tóxico que, por alguna razón, había decidido que era el momento perfecto para sumarse al "castigo" social.
La pelota pasó silbando junto a su cabeza y golpeó a otro compañero desprevenido, que cayó al suelo con un quejido.
"¡Eliminado!" gritó el árbitro, añadiendo más leña al fuego de la partida.
Tadano suspiró, inclinando la cabeza con cansancio. "¿Por qué siempre soy yo...?"
Kishi, mientras tanto, alzó otra pelota con la misma sonrisa desafiante de antes. "Sir Tadano, que pueda jugar apropiadamente."
"Debería haberme dejado perder hace cinco minutos." pensó Tadano, resignado mientras esquivaba otra pelota que pasó rozando su brazo. El caos continuaba a su alrededor, y aunque estaba tentado a rendirse, otra idea cruzó por su mente. "Aún estoy a tiempo de hacerlo."
Consideró seriamente dejarse abatir y aparentar ser un inútil para salir de la tensión del juego. Sin embargo...
Sus ojos se encontraron con los de Komi, quien observaba atentamente a su equipo. En su mirada no había presión, sino un deseo genuino de participar, de jugar contra él como los demás. Aunque no dijera nada, Komi parecía emocionada por la idea de enfrentarlo.
Makeru, como siempre, malinterpretó completamente las intenciones de Komi. "¡Me está desafiando! ¡Quiere que la derrote! ¡Voy a ganar y seré la mejor y más popular de la escuela!" pensó con su típica obsesión exagerada, mientras sus ojos ardían con una determinación absurda.
Tadano dejó escapar un suspiro. Ver a Komi entusiasmada y a Kishi dedicándole una sonrisa competitiva, aunque sutil, lo hicieron dudar. Ambos querían un buen oponente, alguien que no se dejara ganar fácilmente. "Esto está escalando demasiado para ser solo un juego de quemados." pensó, sin entender por qué sentía que algo tan trivial estaba cobrando tanta importancia.
Con un leve crujido de cuello, Tadano se preparó para lo que venía.
"Supongo que si ya llegué hasta aquí, podría intentarlo de verdad. Después de todo, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me tomé un juego en serio? ¿Primaria? Secundaria, tal vez. Najimi nunca me vio jugar bien... aunque claro, tampoco me esforzaba cuando empezamos a juntarnos. Bueno, cuando Najimi aún era chico. Dios, Najimi es raro."
En un movimiento repentino y rápido, Tadano le arrebató la pelota a Yadano Makeru, quien estaba demasiado ocupada murmurando sobre su "estrategia ganadora" contra Komi.
"¡¿Qué haces?! ¡Era mi tiro perfecto!" Se quejó Makeru con un puchero.
"Presta pa acá." respondió Tadano, mientras usaba la pelota que le quitó para repeler un tiro de Kishi. Ambas pelotas chocaron en el aire con un "¡PUM!" resonante.
Kishi, aunque sorprendida, solo apretó más su agarre en la otra pelota que sostenía.
"Impresionante, Sir Tadano. Quizás no es tan... normal como aparenta."
Tadano se encogió de hombros, tratando de restarle importancia.
"Tampoco es para tanto."
Mientras Makeru seguía regañándolo por arruinarle su "movimiento maestro", un simp tóxico aprovechó para lanzar una pelota directa hacia ella. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Tadano se posicionó frente a ella y atrapó la pelota con precisión, descalificando al agresor.
Makeru parpadeó, sorprendida por lo sucedido.
"¿Eh?"
"De nada" dijo Tadano, con una sonrisa algo cansada mientras le lanzaba un vistazo rápido al simp tóxico, que se retiraba frustrado.
Ahora con dos pelotas en las manos, Tadano comenzó a malabarearlas ligeramente, pensando en sus siguientes movimientos. Desde afuera, podía parecer arrogante, pero lo cierto era que simplemente se estaba resignando a dar lo mejor de sí. Si Kishi quería un oponente digno, que la ponga contra las cuerdas y Komi buscaba participar, jugar activamente como los demas. . . Entonces iba a intentar cumplir ambos deseos.
"Esto es ridículo." pensó, lanzando una mirada breve hacia Kishi y Komi. "Pero si puedo sacar una sonrisa a la caballera dura y darle una oportunidad a Komi de participar, entonces creo que vale la pena."
Con un leve suspiro, Tadano se enfocó de nuevo, mientras Makeru murmuraba algo sobre "ser eliminada indirectamente por la culpa de Tadano" y se iba a una esquina para seguir tramando cómo vencer a Komi.
Tadano respiró hondo y centró su mirada en Kishi, quien mantenía una postura desafiante, lista para cualquier movimiento. Con dos pelotas en sus manos, sabía que no podía enfrentarse a su habilidad de frente. Ella era demasiado precisa, demasiado rápida. Si quería igualar el nivel de juego, tendría que pensar más allá.
"Esto no es solo esquivar. Esto es ajedrez con pelotas." pensó Tadano, mientras calculaba su próximo movimiento.
Kishi le lanzó una pelota a toda velocidad, directa al pecho. Tadano dio un paso lateral con una fluidez sorprendente y esquivó, dejando que la pelota siguiera su curso... y golpeara a uno de los simps tóxicos de su propio equipo en la cara.
"¡¿Pero qué?!" gritó el simp eliminado, mientras caía dramáticamente al suelo.
Najimi, quien observaba desde los bancos después de ser eliminada, abrió los ojos como platos.
"¿Qué está haciendo Hitomon? ¿Está calculando las trayectorias?"
Otra pelota salió disparada hacia Tadano. Esta vez, la atrapó con una de las que tenía en las manos, amortiguando el impacto, antes de lanzarla en un arco aparentemente aleatorio hacia un costado. La pelota pasó rozando la cabeza de Kishi, quien la esquivó con gracia, solo para terminar golpeando a otro simp que estaba escondido detrás de ella.
"¡Ese es mi sacrificio por la diosa Komi!" gritó el simp antes de ser eliminado, alzando las manos al aire como un mártir.
"Tch, tch, tch, Sir Tadano... astuto, pero insuficiente" dijo Kishi, sonriendo mientras preparaba otra pelota.
Tadano sonrió levemente, sus pensamientos rápidos y enfocados. "Si no puedo eliminarte directamente, entonces eliminaré a tu equipo y te dejaré sin respaldo."
Comenzó a moverse con más agilidad, esquivando los tiros de Kishi con pasos rápidos y fluidos, como si estuviera bailando. Cada vez que lanzaba una pelota, no la dirigía a Kishi directamente, sino que apuntaba estratégicamente a donde sabía que otros jugadores estarían demasiado distraídos o mal posicionados para reaccionar.
"¿Monedita?" Una de las pelotas golpeó a un chico que estaba buscando algo en el suelo. "¡¿Quién demonios lanza al suelo?!"
Otra más pasó rozando a Kishi y rebotó en la cabeza de otro jugador, eliminándolo de manera indirecta. "¡¿En serio?!"
Najimi observaba todo con la mandíbula colgando. "Esto... esto es incluso mejor que cuando Tadano estaba en su 'etapa edgy y basada'" murmuró, recordando los días de secundaria cuando Hitohito estaba metido en su chuunibyou.
Kishi, aunque impresionada, no mostraba signos de rendirse. Su sonrisa competitiva solo se hizo más amplia. "Halago su estrategia, Sir Tadano, pero no me sorprende."
"No intento hacerlo" respondió Tadano con una sonrisa tranquila, mientras malabareaba una sola pelota en su mano. "Es lindo el verla disfrutar del juego."
Mientras tanto, Makeru seguía en su esquina, aferrada a su propia pelota y mirando todo con frustración. "¡¿Por qué nadie me tira una pelota a mí?! ¡Quiero eliminar a Komi y ganar este maldito juego!"
El caos continuó. Kishi seguía presionando a Tadano con tiros certeros y veloces, pero él no solo los esquivaba, sino que los usaba en su contra. Cada pelota desviada o atrapada terminaba golpeando a otro jugador, reduciendo el número del equipo de Komi rápidamente.
Finalmente, el silbido del árbitro improvisado resonó, dejando solo a cuatro jugadores en la cancha: Tadano, Kishi, Makeru y Komi.
Najimi, desde las bancas, se inclinó hacia adelante, emocionada. "Oh, esto va a ponerse bueno. ¡Dale, Hitomon!"
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Volviendo con Shinobino Mono y Yoma Hashimoto. . .
Shinobino Mono mantenía su postura desafiante frente al imponente Yoma Hashimoto, a pesar de que este último lo superaba fácilmente en tamaño y presencia. Aunque la mascarilla negra y la bandana ocultaban parte de su expresión, su actitud y lenguaje corporal hablaban por sí solos.
El musculoso tercer año, que medía cerca de 1.90 metros, se inclinó ligeramente hacia el primer año que apenas rozaba el 1.70. La diferencia de altura era casi cómica, aunque ninguno de los dos parecía estar en un ambiente para reír.
"¿Cuál es tu problema, enano?" preguntó Yoma con un tono que mezclaba desdén y aburrimiento, como si esta confrontación no fuera más que una distracción trivial.
Shinobino no se amedrentó, alzando la voz con descaro. "Yo hago las preguntas aquí. ¿Por qué los de tercero dejaron su maldito poste telefónico mamado en este lugar? ¡Y encima con su asquerosa toalla meada y sudada!"
Con una rapidez inesperada, Shinobino agarró la toalla empapada y la estampó en la cara de Yoma.
El tercer año no se inmutó. Ni siquiera parpadeó. La toalla resbaló lentamente por su rostro, cayendo al suelo mientras sus ojos, llenos de una ira contenida, se clavaban en los de Shinobino.
El chico de primero entrecerró los ojos, su confianza intacta... o eso parecía. Poco a poco, un leve resplandor celeste comenzó a emanar de él. El aire alrededor se tensó, y la figura translúcida de Whispers, su Stand, comenzó a materializarse a su lado, preparándose para actuar.
Yoma lo notó de inmediato. Sin pestañear, inclinó la cabeza levemente hacia un lado. "Ah, ya veo... eres uno de esos."
El tono indiferente y casi aburrido de Yoma cortó la confianza de Shinobino como un cuchillo. Su sonrisa confiada desapareció en un instante. Apenas tuvo tiempo de procesar el comentario cuando Yoma lanzó un puñetazo con velocidad y fuerza bruta.
Whispers, rápido como una ráfaga de viento, logró bloquear el ataque inicial del tercer año. Shinobino sonrió de nuevo, con una pizca de alivio, al pensar que había ganado la ventaja.
Pero entonces lo vio.
Otro brazo translúcido apareció, esta vez desde Yoma. Un Stand masivo y musculoso emergió con una presencia imponente, lanzando un segundo golpe con precisión quirúrgica.
¡BOOM!
El impacto lanzó a Shinobino contra la pared de los vestidores. El golpe dejó una marca en el concreto, y el chico cayó al suelo, tambaleándose mientras llevaba una mano a su frente. Bajo su bandana, un moretón comenzaba a formarse, y un hilo de sudor frío recorría su rostro.
"No eres el primero que veo con estas habilidades por aquí." dijo Yoma, caminando lentamente hacia él con pasos pesados y firmes. Su tono seguía siendo calmado, pero la intención detrás de sus palabras era clara: no había compasión. "Hace tiempo, un compañero de mi año tenía uno. Era muy malhumorado y rompía las pelotas, pero era poco fuerte."
Shinobino se levantó con dificultad, tambaleándose mientras trataba de mantener la compostura. "¿Tenía que ser el tipo más mamado de toda la preparatoria, no?" murmuró con sarcasmo, aunque su voz temblaba ligeramente. "Porque, claro, si un tipo tiene un Stand, obviamente tiene que ser un maldito tanque humano."
Yoma, sin responder, se detuvo a pocos pasos de él. Su Stand lo seguía de cerca, una figura tan imponente como su usuario, con músculos que parecían esculpidos de piedra y ojos vacíos que irradiaban peligro. Shinobino tragó saliva, su cuerpo en tensión, mientras pensaba frenéticamente en una forma de salir de esta situación.
"Maldita sea. Me fui a hacer el malo con el único tipo que no debía. Esto es tan típico de mí..." Pero no había tiempo para lamentaciones. Yoma se preparaba para el siguiente ataque, y Shinobino sabía que necesitaría más que suerte para salir de esta.
Shinobino se pone de pie tambaleándose mientras observa con atención al Stand que se alza detrás de Yoma.
Tiene una figura imponente, con un cuerpo atlético y musculoso que parece esculpido con precisión. Su diseño aerodinámico y las placas metálicas en su armadura lo hacen parecer un guerrero futurista. Las luces azules que adornan sus codos, rodillas y hombros brillan con un resplandor pulsante, como si fueran energía contenida a punto de desatarse. Sus movimientos son precisos, medidos, y la pose que adopta resalta su confianza y fuerza abrumadora.
Shinobino, aún con dolor en su cuerpo, decide usar el sarcasmo como su mejor arma. "Bien, ¿no me lo presentas? Este de aquí es Whispers, por si querías saberlo." Su voz intenta sonar relajada, pero su mirada no puede ocultar el nerviosismo. Saber el nombre del Stand enemigo podría darle una pista para contraatacar... si es que llega a tener tiempo.
Yoma lo observa por un momento, como si estuviera midiendo si el chico frente a él merecía su atención. Finalmente, deja escapar una pequeña sonrisa y dice con calma: "Hmm... la verdad, nunca me importaron esas cosas de nombres. Pero si tanto te interesa... podríamos llamarlo Deja-Vu."
Mientras pronuncia el nombre, Deja-Vu avanza un paso y adopta una pose imponente, cruzando los brazos mientras sus músculos parecen tensarse y brillar bajo la luz tenue del lugar. La figura del Stand parece emanar un aura de confianza absoluta, casi burlándose de cualquier intento de resistencia.
Shinobino Toma algo de aire antes de prepararse. "Deja-Vu, ¿eh? Qué original..." murmura, aunque sus ojos están analizando cada detalle del Stand, buscando cualquier posible debilidad. Por dentro, una idea le ronda la mente: "Esto no va a ser fácil..."
TO BE CONTINUED
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Stand Name: Shiny Diamond
Stand User: Hitohito Tadano
Stand Name: Whispers
Stand User: Shinobino Mono
¡Y con eso terminamos el capítulo! Muchas gracias por seguir este fanfic.
Me gustaría saber su opinión: ¿Qué les parecen estos capítulos más relajados, como el del juego y las escenas del inicio? ¿Les gustan como forma de dar un respiro entre los momentos de acción intensa, o preferirían un enfoque más directo hacia los combates de Stands? Su feedback es súper importante para que pueda mejorar y adaptarme a lo que más disfruten.
Espero de corazón que les haya gustado este capítulo. No olviden dejar sus comentarios; en serio, ¡me ayudan muchísimo a mantener la motivación para seguir escribiendo y mejorando!
Eso es todo por ahora. ¡Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo!
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