Capitulo 6 - Solo es la casa de mi amiga, y nada mas
Komi, Tadano y Najimi caminaban juntos hacia sus casas, disfrutando del aire fresco del final de la tarde. En esta ocasión, Omoharu Nakanaka también se había unido a ellos, su presencia añadiendo un toque particular al grupo.
Omoharu estaba claramente molesta y no perdía la oportunidad de reprocharle a Tadano
"¿¡Cómo pudiste simplemente desaparecer de esa manera, Tadano!? Ese extraño incidente de las grietas pudo habernos costado la vida. ¿Ni siquiera pensaste en las consecuencias?" espetó, su tono una mezcla de reproche y dramatismo característico.
Tadano suspiró, notando la intensidad en sus palabras. No podía simplemente decirle que tenía toda la situación bajo control gracias a su Stand.
Por lo tanto, optó por una respuesta conciliadora. "Lo siento, Omoharu. No quise preocuparte. Prometo que no volverá a pasar."
Omoharu pareció relajarse ligeramente, pero no pudo evitar volver a su personalidad chuunibyou habitual. "Quizá me equivoqué al pensar que eras un guardián del equilibrio, una figura destinada a proteger este mundo de la oscuridad que lo acecha. Tal vez solo eres un plebeyo con suerte."
Tadano, ya acostumbrado a este tipo de comentarios, simplemente sonrió y asintió. "Eso suena justo como yo."
Mientras tanto, Najimi se había apropiado de la atención de Shouko, relatando anécdotas y tonterías con su entusiasmo habitual. "¡Y entonces este chico, que no voy a nombrar por razones legales, decidió que era buena idea treparse a un árbol gigante para impresionar a una chica! ¡Y adivina qué pasó! ¡Se quedó atrapado ahí arriba! Le agarro vértigo y se cago. Tuvieron que venir a bajarlo."
Komi asintió ligeramente, aunque parecía un poco perdida. Najimi saltaba de una historia a otra con tal rapidez que era difícil seguirle el ritmo. Aun así, Shouko escuchaba con atención, disfrutando de la energía vibrante de su amiga.
De vez en cuando, Komi lanzaba una mirada rápida a Tadano. La seguridad que sentía teniéndolo cerca era reconfortante, especialmente después de los eventos extraños que habían sucedido en la escuela.
Najimi, con su energía característica, levantó una mano como si se le hubiera ocurrido la idea más brillante del mundo. "¡Oigan, ya que todavía es temprano y tenemos tiempo libre, ¿Qué les parece si vamos a la casa de Komi-san ahora mismo?!"
La propuesta resonó como un eco en el aire, y Shouko, que caminaba tranquilamente al lado de Najimi, se sobresaltó. Sus ojos se abrieron como platos.
Tadano y Omoharu voltearon hacia ella al instante, cada uno con una reacción distinta. Omoharu parecía estar a punto de estallar de emoción.
Mientras Omoharu seguía fantaseando con las maravillas que encontrarían en "el palacio de Komillia", Tadano reflexionaba en silencio.
"No tengo ni idea de cómo serán los padres de Komi. Ella no parece haber tenido problemas familiares, así que probablemente sean buenas personas... pero ¿y si son muy diferentes de lo que imaginamos? No puedo culparla si eso la pone nerviosa." Además, por ley esta que la familia siempre te hace pasar uno o dos momentos incomodos o vergonzosos con tus amigos.
Najimi, sin captar del todo el conflicto interno de Shouko, le sonrió ampliamente, esperando su respuesta. "¿Qué dices, Komi-san? ¿Nos invitas? ¡Será divertido!"
Shouko, tras unos segundos de duda y jugando con el borde de su falda, finalmente asintió con un pequeño gesto tímido. Sus amigos reaccionaron de inmediato. Najimi dio un pequeño salto de entusiasmo, mientras Tadano sonrió con calma, satisfecho de ver que Komi estaba dando un paso adelante en su camino para socializar.
Sin embargo, Omoharu levantó una mano de manera dramática. "¡Espera!" exclamó, haciendo que todos la miraran con curiosidad. "Debo retirarme por ahora. Tengo una reunión con el Oráculo del Ojo, quien determinará si mi sello maldito está logrando contener al Dragón Oscuro."
"Oculista. Cita con el Oculista. Probablemente para verle el ojo parchado." Fue lo que tradujo Tadano en su mente.
Omoharu continuo. "Pero antes de marcharme, ¡debemos reforzar el pacto de magia entre Komillia y yo!"
Komi parpadeó, completamente confundida. Miró a Tadano, quien se inclinó un poco hacia ella para susurrarle al oído. "Quiere ser tu amiga... solo que lo hace a su manera"
Aunque Komi seguía algo desconcertada, asintió levemente, aceptando participar en el "juego". Sin embargo, su expresión se tensó cuando Omoharu sacó una pequeña aguja de su mochila y procedió a pincharse el dedo, dejando caer un par de gotas de sangre en el aire como si fuera un ritual solemne.
"¡Ahora, Komillia, extiende tu dedo para sellar el pacto!" Proclamó Omoharu, con una mezcla de intensidad y emoción en su rostro.
Komi, pálida ante la idea de sangre, levantó tímidamente su dedo, pero sin intención alguna de lastimarse. Omoharu, viendo su indecisión, aceptó el gesto y se contentó con "sellar" el pacto presionando suavemente su dedo ensangrentado contra el de Komi.
De repente, Omoharu miró su dedo y notó algo extraño. "Espera... mi herida..." dijo, entrecerrando los ojos. "¡Está completamente sanada! ¡Este es el poder del Dragón Oscuro reconociendo la pureza de Komillia!"
En realidad, Tadano había dejado salir por un instante la mano de Shiny Diamond, que apareció y curó la pequeña herida de Omoharu antes de desvanecerse sin que nadie más lo notara. Tadano suspiró, algo cansado de que la chica se inventara explicaciones extravagantes para todo, pero no dijo nada.
Y siendo realistas, no es para tanto clavarse una aguja, por lo que Najimi y Shouko solo suponen que se le paro el sangrado luego de unas gotitas y ya.
Omoharu, satisfecha con el "ritual", se ajustó el parche del ojo como si fuera un símbolo de su dignidad. "Entonces, amigos... me retiro, pero no teman. ¡Nos volveremos a encontrar en el campo de batalla!" Dicho eso, se marchó con teatralidad.
Najimi miró la escena con una ceja arqueada y luego se giró hacia Tadano y Komi. "¿Entonces, vamos o qué?" preguntó, claramente impaciente por seguir con el plan.
.
.
.
Mientras caminaban hacia la casa de los Komi, Najimi no dejó de hablar ni un segundo, inventando las teorías más descabelladas sobre cómo sería el hogar de su amiga.
"Estoy segura de que tiene un puente levadizo, ¡y probablemente un salón de té con un mini teatro kabuki! Oh, oh, ¿tal vez un jardín zen con carpas koi que brilla bajo la luna llena?" decía, emocionada, mientras caminaba dando pequeños saltos.
"Najimi, seguramente es una casa normal como cualquier otra. No hay necesidad de imaginar cosas tan... exageradas."
Najimi fingió indignación, llevándose una mano al pecho. ¡Tadano! Esa es la mentalidad de alguien que no conoce la grandeza. Permítete soñar un poco." Tadano solo rodo los ojos ante aquello.
Mientras tanto, Shouko caminaba en silencio, un poco detrás de ellos. Su mirada estaba enfocada en el suelo, pero sus pensamientos iban a toda velocidad. Estaba nerviosa, claro, pero también algo emocionada. Quería que todo saliera bien.
Últimamente, había comenzado a notar que las reacciones de Tadano eran siempre tranquilas, incluso ante cosas que para otros podían ser impresionantes. No era alguien que se sobresaltara fácilmente ni que mostrara demasiada emoción de forma explosiva, y Shouko lo apreciaba por eso. Pero, al mismo tiempo, una parte de ella deseaba verlo sorprendido, aunque solo fuera un poco. ¿Podría su hogar causar ese efecto en él? ¿Ella podría impresionarlo?
Los tres se detuvieron frente a la casa de los Komi, una vivienda de dos pisos, acogedora y cuidadosamente mantenida. No era especialmente grande ni extravagante, pero irradiaba calidez.
"Te lo dije." comentó Tadano con una pequeña sonrisa, dándole un ligero codazo a Najimi, quien parecía completamente desconcertada tras haber imaginado mansiones extravagantes y castillos.
"Bah, la modestia también tiene su encanto." replicó Najimi, cruzándose de brazos y fingiendo no estar decepcionada.
Shouko abrió la puerta, invitándolos a entrar con un leve movimiento de su mano. Najimi fue la primera en pasar, seguida por Tadano, quien, mientras avanzaba, echó un vistazo rápido al interior. El lugar estaba impecablemente limpio, decorado con cuadros de flores que daban un aire sereno, y las escaleras eran visibles desde la entrada. Era un hogar sencillo y modesto, pero perfectamente acogedor.
Sin embargo, los tres se detuvieron en seco cuando una mujer de cabello largo y morado oscuro apareció de repente, cruzando por el pasillo. Al notar su presencia, la mujer se detuvo también, girando hacia ellos con una expresión curiosa.
Shouko, algo nerviosa por estar acompañada de sus amigos, saludó tímidamente con un pequeño gesto de la mano. La mujer observó a Tadano y Najimi por un instante antes de que su rostro se iluminara con una sonrisa radiante.
"¡¿Son amigos de Shouko?! ¡Qué emoción!" exclamó con entusiasmo, casi saltando de la alegría. "Ella me había contado que tenía amigos, pero me moría de ganas por conocerlos."
La energía y el carácter extrovertido de la mujer contrastaban drásticamente con la personalidad reservada de Shouko. Tadano y Najimi se miraron, compartiendo una expresión de sorpresa. La escena era casi surrealista.
"D-Disculpe... ¿Es usted la hermana de Komi?" preguntó Tadano, algo inseguro. La mujer frente a ellos era increíblemente joven y hermosa, no parecía una madre en absoluto.
La mujer soltó una risita melodiosa antes de responder. "¡Ay, no!" dijo, todavía riendo. Luego se inclinó ligeramente a modo de presentación. "Soy Shuuko Komi, la madre de Shouko."
Tadano y Najimi quedaron boquiabiertos. El contraste entre madre e hija era difícil de procesar. Mientras Shouko era tímida y reservada, Shuuko irradiaba energía y confianza.
"Y debo decir que me halagas mucho al pensar que soy su hermana." agregó Shuuko, mirándolo con una sonrisa divertida. "¡Es bueno saber que todavía parezco una adolescente!"
"¡No! Yo. . . es que. . . solo. . . eh. . . No importa." Tadano tartamudeó, tratando de aclarar el malentendido, pero sus palabras se atropellaron entre sí.
Al final, decidió guardar silencio, sintiendo que cualquier cosa que dijera solo empeoraría la situación.
Najimi, mientras tanto, apenas pudo contener una carcajada al ver a Tadano tan incómodo. Shouko, por su parte, desvió la mirada, intentando ocultar un leve rubor que apareció en sus mejillas.
"¡Wow, señora Komi! No esperaba que fuera tan guapa y joven. Ahora entiendo de dónde sacó Shouko su elegancia natural."
Shuuko rió con gracia, colocando una mano en su mejilla como si estuviera apenada, pero claramente disfrutando el cumplido. "Ay, Najimi, ¿verdad? Eres muy encantador/a. Ahora entiendo por qué mi hija los eligió como amigos."
Mientras tanto, Shouko miraba al suelo, visiblemente sonrojada por el desarrollo de la conversación. Le costaba procesar la escena: su madre actuando tan animadamente con sus amigos y Tadano visiblemente nervioso tratando de manejar la situación.
Tadano carraspeó, buscando cambiar el tema para desviar la atención. "Señora Komi, es un gusto conocerla. Muchas gracias por permitirnos venir."
"¡Oh, por favor!" respondió Shuuko, moviendo las manos con entusiasmo. "Nada de "señora". Llámenme Shuuko, sin formalidades. Estoy encantada de que Shouko haya encontrado amigos tan simpáticos. ¿Les preparo algo de tomar? ¿Unos bocadillos tal vez?"
Antes de que Tadano pudiera rechazar educadamente, Najimi se adelantó.
"¡Sí, por favor! ¿Tiene algo dulce?"
"¡Por supuesto! No se muevan, iré a buscar algo especial." exclamó Shuuko, saliendo de la sala rápidamente, dejando a los tres jóvenes solos por un momento.
Tadano soltó un suspiro aliviado mientras Najimi se giraba hacia Shouko con una sonrisa traviesa. "Komi, ¡tu mamá es genial! ¿Por qué nunca nos habías dicho que era tan divertida?"
Shouko solo pudo mover la cabeza en señal de que no sabía cómo responder. Sentía que cualquier cosa que intentara explicar solo haría que el momento fuera más embarazoso.
Tadano, notando el nerviosismo de Shouko, intentó tranquilizarla. "Tu mamá parece una persona muy amable, Komi. Es fácil ver que es una gran persona como tu."
La última parte de su comentario fue una mera cortesía, pero Shouko sintió cómo su corazón latía un poco más rápido. Evitó la mirada de Tadano, llevando una mano a su pecho, tratando de calmarse.
Antes de que pudieran decir algo más, Shuuko regresó con una bandeja de galletas y te, lista para seguir conversando con los amigos de su hija.
"¡Aquí tienen!" exclamó. Luego miró a Shouko con una sonrisa significativa. "Shouko, ve a mostrarles tu habitación. Estoy segura de que tus amigos quieren conocer más sobre ti."
La idea solo hizo que Shouko se pusiera más nerviosa, pero asintió tímidamente, invitándolos a seguirla mientras Shuuko se quedaba en la sala, observándolos con una expresión cálida y orgullosa.
.
Shouko condujo a sus amigos hasta su habitación mientras cargaban la bandeja con las galletas y el té. Sin embargo, al subir las escaleras, se encontraron con un joven de cabello púrpura oscuro y ojos tan profundos como los de Shouko. Era fácil reconocer el parecido familiar, aunque este chico tenía un aire mucho más distante y parecía ser uno o dos años menor que ellos.
El joven, que resultaba ser Shousuke Komi, los miró sin decir una palabra. Primero observó a su hermana, luego lanzó un vistazo rápido hacia Najimi y, finalmente, fijó su mirada en Tadano.
Hitohito, sensible al ambiente, captó al instante la mirada crítica que parecía cuestionar sus intenciones con Shouko. Algo completamente comprensible, pero aun así, Tadano no pudo evitar sentirse ligeramente ofendido.
Sin decir ni una sola palabra, Shousuke pasó de largo y se encerró en su habitación. Un cartel colgado en la puerta con su nombre escrito en letras claras confirmaba su identidad: Shousuke Komi.
Tadano observó la escena con cierta curiosidad mientras pensaba para sí mismo. "Parece que el silencio viene en el ADN, pero con él no se siente que sea una dificultad, como con su hermana. Más bien, da la impresión de que simplemente no quiere hablar."
.
Dentro de su habitación, Shousuke se dejó caer sobre su cama con un gruñido bajo. Su mente divagaba en los eventos de ese día, específicamente en el rostro de Tadano. La coincidencia era demasiado absurda para su gusto.
"De entre todas las personas que podían hacerse amigas de mi hermana... tenía que ser el hermano de ella," pensó, apretando los puños con frustración.
La imagen de Hitomi Tadano, su compañera de clase, se le vino a la mente. Una chica que siempre encontraba formas de arrastrarlo a conversaciones o situaciones sociales que él simplemente no soportaba. Insoportable era una palabra suave para describir lo que pensaba de ella.
"Y no hay nada que pueda hacer al respecto..." recordó con irritación, una mueca cruzando su rostro al evocar la última vez que intentó imponerse. Hitomi, con una facilidad que le resultó humillante, lo había derribado al suelo y lo sometió con una llave mientras sonreía como si fuera un juego.
Medio que se lo gano al querer hacerse el brusco con ella. Y eso que ese fue el segundo día de clases.
El gruñó por lo bajo, sintiendo cómo la absurda coincidencia de conocer a su hermano mayor lo irritaba aún más. "Esto es ridículo..." pensó mientras trataba de bloquear el sonido de las risas provenientes de la habitación de su hermana.
.
Tadano y Najimi entraron al cuarto de Shouko detrás de ella. Al cruzar la puerta, Hitohito dejó que su mirada recorriera rápidamente el espacio. El cuarto era sencillo y acogedor, reflejando perfectamente la personalidad tranquila de su dueña.
La cama estaba cubierta con un cobertor de tonos suaves y decorada con un par de peluches de gatos, cuidadosamente acomodados. Una estantería contra la pared contenía varios libros ordenados meticulosamente, algunos con marcas de uso que sugerían que habían sido leídos más de una vez. Una pequeña mesita ocupaba un rincón junto a una lámpara que proyectaba una luz cálida, mientras que un armario al otro lado del cuarto completaba la escena.
"Es simple, pero cómodo," pensó Tadano, sin poder evitar comparar mentalmente el cuarto con lo que había imaginado. Había algo encantador en lo sencillo y ordenado que era, como si cada objeto estuviera colocado con un propósito.
Najimi, por otro lado, no se quedó quieto. Dio un par de vueltas, observando cada detalle mientras hacía comentarios al azar.
"¡Wow, Komi! No sabía que te gustan los gatos. ¿Tienes algún favorito? ¿Los peluches tienen nombre?" Najimi disparaba preguntas como siempre, haciendo que Shouko apenas pudiera asentir o negar con pequeños gestos.
Tadano notó que Shouko parecía un poco más nerviosa de lo habitual, pero también se veía feliz de haberlos invitado.
.
El silencio reinaba en el cuarto. Tadano, sentado en el suelo frente a Komi, tomaba su té. Najimi, en la cama, pataleaba de aburrimiento.
"Tadano, di algo." Ordenó Najimi.
"Algo." Respondió Tadano antes de tomar otro sorbo. Un peluche voló hacia él, pero lo esquivó sin esfuerzo. "Najimi, recoge eso. No estás en tu casa."
"Qué aburrido." Rezongó Najimi mientras lanzaba el peluche de vuelta a la cama. Entonces, se levantó con una idea brillante. "Komi, voy al baño. Le pregunto a tu mamá dónde está, no te preocupes." Dicho eso, desapareció en un santiamén.
Komi miró a Tadano, y él le devolvió la mirada. Najimi, desde la puerta entreabierta, observaba con ojos maliciosos. Dejarlos solos... algo tiene que pasar.
...
Nada pasó. Tadano seguía bebiendo té con calma, y Komi, contenta, lo acompañaba.
Najimi suspiró. "Bah, me rindo. Primero al baño, después a molestar."
Najimi se levantó, echando una última mirada furtiva al cuarto. Tadano seguía tomando su té, mientras Shouko trataba de disimular esas miradas rápidas que de vez en cuando le lanzaba. Claro, sin mucho éxito.
Tadano, por su parte, fingía no notar nada. Ni las miradas de Shouko, ni que Najimi estaba al acecho detrás de la puerta. Aunque, en realidad, ya había enviado a Shiny Diamond afuera, recostado en la pared, vigilando los movimientos de Najimi, quien, como no era usuaria de Stands, jamás lo notaría.
La escena se mantenía tranquila, casi cómica en su quietud. Finalmente, Najimi soltó un suspiro frustrado y se fue al baño, derrotada por la naturaleza. Tadano, al ver que se alejaba, desvaneció a Shiny Diamond y echó un vistazo rápido por la habitación de Shouko, buscando algo que pudiera usar para sacar conversación.
"Tienes... bastantes libros." dijo, señalando la estantería, en un intento algo torpe de romper el silencio.
Shouko salió de sus pensamientos, asintiendo tímidamente. "¿Le pareceré rara por eso? ¿Sera tonto que me guste leer si no puedo hablar bien? Pensamientos absurdos la invadían, y se sentía aún más nerviosa.
Tadano notó su inquietud y decidió tomar la iniciativa.
"A mí también me gusta leer. Últimamente estoy con novelas de misterio, son entretenidas. ¿Tienes alguna favorita?" preguntó con una sonrisa relajada, intentando tranquilizarla.
Shouko trató de responder, pero recordó que no tenía su borrador. Se levantó rápidamente para buscarlo en su mochila junto a la mesa de noche. Mientras lo sacaba, tropezó con la mesita y una foto cayó al suelo, rompiendo el cristal del marco.
"¡Ah!" Shouko, más nerviosa que nunca, se apresuró a recoger los pedazos, pero su torpeza solo empeoró las cosas.
"Hey, tranquila. No pasa nada, solo fue un accidente." Tadano se acercó, notando pequeñas gotas de sangre en las manos de Shouko por los cristales.
Ella trató de esconderlas, pero Tadano tomó su mano con firmeza y suavidad.
"Déjame ayudarte." Con su otra mano, retiró con cuidado los pequeños pedazos de vidrio, mientras Shouko lo miraba, completamente roja.
La calidez de la mano de Tadano contrastaba con la fría y suave piel de Shouko. Aunque estaba avergonzada, no quería que soltara su mano.
"Ya está." dijo Tadano tras usar discretamente a Shiny Diamond para sanar los cortes. Levantó su mano para mostrársela.
Shouko lo miró, confundida. Hace un momento había cortes y sangre, pero ahora su mano estaba como nueva.
"¿Ves? Todo bien." dijo él con calma, sonriendo.
Shouko asintió lentamente, sin entender lo que había pasado, pero con el corazón latiéndole a mil por hora.
Shouko miraba su mano, todavía sintiendo el calor del toque de Tadano. "¿Por qué sigo pensando en esto?" Se preguntaba, mientras él recogía los pedazos restantes del cuadro sin mostrar preocupación.
Tadano, viendo que Shouko seguía absorta en sus pensamientos, aprovechó para usar rápidamente a Shiny Diamond y reparar el marco. Lo dejó sobre la mesita de noche, como si nada hubiera pasado.
Cuando Shouko notó el cuadro intacto, parpadeó confundida. Hace un momento estaba roto, pero ahora parecía recién comprado. Tadano volvió a su lugar en el suelo, tranquilo, mientras ella hacía lo mismo, todavía sosteniendo el borrador que ya ni recordaba por qué buscaba.
"Tienes una familia muy amorosa por lo que veo." comentó Tadano, echando un vistazo al cuadro.
Shouko asintió, aún un poco perdida en sus pensamientos.
"Eso es lindo." continuó él. "Recuerdo que con mi familia siempre íbamos a patinar sobre hielo cuando podíamos estar juntos los cuatro." Hizo una pausa y sonrió. "Tengo una hermanita, creo que de la misma edad que tu hermano. Es amigable, tal vez algún día la conozcas. O podríamos presentar a nuestros hermanos."
Shouko asintió de nuevo, con un leve rubor en las mejillas. Sus dedos acariciaban su propia mano, deseando, aunque fuera por un instante, volver a sentir la calidez de Tadano.
Tadano estaba a punto de decir algo, pero la puerta se abrió de golpe, revelando a Shuuko.
"¿Cómo van, chicos? ¿Se la están pasando bien?" preguntó con su característico entusiasmo, mirando a todos con una sonrisa.
Tadano respondió de inmediato, con calma. "Sí, todo bien, señora Komi. Gracias."
Shouko, en cambio, se tensó. Entre las sensaciones confusas que estaba experimentando por Tadano y la repentina aparición de su mamá, se sentía como si su tranquilidad estuviera siendo arrasada por completo.
Shouko quería mucho a Shuuko, claro está, pero la forma tan extrovertida de su madre contrastaba tanto con su propia personalidad que, en ocasiones como esta, no podía evitar sentir un poco de vergüenza.
"Ay, ya lo dije antes. Llámame Shuuko, Tadano." respondió la mujer, soltando una ligera risita. Luego miró a su hija, notando su expresión nerviosa. Shuuko se inclinó un poco hacia Tadano y, en un tono más bajo pero perfectamente audible, bromeó: "Creo que Shouko está preocupada por lo que puedas pensar de nosotros."
Shouko abrió los ojos como platos, moviendo las manos de forma nerviosa para intentar desmentirlo, aunque sin emitir sonido alguno.
"No se preocupe, Shuuko. Shouko es increíble, y usted también ha sido muy amable." respondió Tadano, sin perder la compostura.
Shuuko le guiñó un ojo y le dio unas palmaditas a Shouko en el hombro antes de salir. "Bueno, los dejo solos. Si necesitan algo, solo llamen. ¡Ah, y no se coman todas las galletas, Tadano, que todavía quiero probar una!"
Cerró la puerta con una risa ligera, dejando a Shouko completamente roja, deseando poder desaparecer bajo la tierra. Tadano, sin embargo, parecía completamente tranquilo, como si nada hubiera pasado.
"Tu mamá es genial." dijo Tadano con una sonrisa amable, mirando a Shouko, quien apenas pudo asentir mientras se cubría un poco el rostro con las manos.
Najimi volvió al cuarto con su energía usual, anunciando su llegada como si hubiera estado fuera por horas.
"¡Estoy de vuelta! Espero que no se hayan acabado las galletas porque si no..." Se detuvo al ver la escena frente a ellos.
Tadano, sentado tranquilamente en el suelo, tomaba un sorbo de té con la misma serenidad que si estuviera en un picnic. Pero Shouko, por otro lado, estaba tapándose el rostro con ambas manos, roja como un tomate, y parecía que su alma quería escapar de su cuerpo.
Najimi parpadeó un par de veces, señalando a ambos alternativamente. "Okaaaay... ¿Qué me perdí aquí?" preguntaron, arqueando una ceja.
Tadano dejó su taza en la mesita con total naturalidad. "Nada, ¿por qué?"
Najimi cruzó los brazos, mirando primero a Tadano, luego a Shouko, que seguía escondida detrás de sus manos, intentando ser invisible.
"Ajá, claro." Najimi rodó los ojos y caminó hacia la cama para sentarse. Luego apuntaron hacia Shouko con un gesto exagerado. "¿Y entonces por qué Komi-san está así?"
Tadano alzó una ceja, como si realmente no entendiera de qué hablaban. "¿Así cómo?"
"¡Así, Tadano!" Najimi señaló a Shouko con ambas manos, como si fuera un presentador de un show de talentos. "Tapándose como si la acabaran de pillar haciendo algo. . . 'Indebido'."
Shouko negó rápidamente con la cabeza, moviendo las manos frente a ella como si quisiera aclarar que no era eso.
Najimi los miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera tratando de descifrar un gran misterio. Luego, una sonrisa maliciosa apareció en su rostro.
"Espera... ¿Tadano te hizo algo sucio?" Pregunto Najimi pícaramente.
"¡No hice nada!" respondió Tadano al instante, algo ofendido por la insinuación.
Shousuke irrumpió en la habitación sin previo aviso, sorprendiendo tanto a Tadano como a Najimi.
"Oh, ¿pero qué tenemos aquí?" comentó Najimi con un tono burlón al ver al hermano menor de Shouko entrar. "El pequeño Komi hace una aparición estelar."
Como siempre, Shousuke ignoró por completo la existencia de Najimi, ni siquiera dignándose a mirarle. En cambio, lanzó una breve y fugaz mirada a Tadano antes de centrarse en su hermana. Se inclinó ligeramente hacia Shouko, murmurándole algo al oído con una expresión que parecía mezclar molestia y resignación.
Shouko asintió rápidamente, respondiendo con un gesto pequeño y tímido.
Tadano, observando la interacción, no pudo evitar notar la actitud reacia de Shousuke. Era evidente que el chico estaba allí por un motivo específico, pero tampoco parecía querer quedarse más de lo necesario.
"Bueno, adiós, supongo." murmuró Najimi, agitando la mano con sarcasmo cuando Shousuke se giró para irse.
Antes de cruzar la puerta, Shousuke lanzó una última mirada a Tadano. No fue una mirada casual, sino una evaluadora, cargada de juicio y advertencia. Esa clase de mirada que un hermano menor protector le daría al primer chico que se atreviera a acercarse demasiado a su hermana.
Tadano se quedó quieto, sin decir nada, pero lo entendió al instante. "No confía en mí", pensó.
Y, siendo sinceros, el lo comprendía perfectamente. Para Shousuke, él era probablemente el primer chico con el que Shouko había tenido tanta cercanía, y eso debía ser algo desconcertante.
Shousuke ni siquiera cerró la puerta detrás de él, dejando que Najimi se levantara para hacerlo con un suspiro exagerado.
"¿Todo bien?" preguntó Tadano, mirando a Shouko.
Shouko tomó su borrador y escribió rápidamente antes de mostrárselo."Solo vino a decirme que papá hará estofado."
Najimi asomó la cabeza por encima de Tadano para leer el mensaje. "Rico~" Murmuro para luego ver a Tadano. "Oye, Tadano, ¿crees que si me quedo a cenar me den de eso?"
Tadano rodó los ojos. "¿No acabas de comerte casi todas las galletas?"
"¡Eso no cuenta! El estofado es estofado, Tadano. No puedes comparar." Najimi se cruzó de brazos como si estuviera defendiendo un argumento sólido.
Tadano se levantó del suelo, terminándose su té mientras miraba el reloj.
"Creo que ya nos hemos quedado demasiado tiempo. No queremos incomodar a tu familia, Komi." Sonrió con tranquilidad, aunque en el fondo lamentaba cortar la tarde.
Shouko miró a Tadano con un leve gesto de sorpresa. Ella deseaba que se quedara un poco más, pero no tenía palabras para decírselo. En cambio, asintió con una pequeña sonrisa, resignada. No quería ser una mala anfitriona reteniéndolos si pensaban que ya era hora de irse.
Najimi, que siempre parecía estar al tanto de todo, observó a Shouko por un momento con una ceja alzada. "¡Bueno! ¡Si ya vamos a bajar, al menos me aseguro de que no quede ni una galleta!" exclamó alegremente mientras se dirigía hacia la puerta.
Los tres salieron del cuarto y comenzaron a bajar las escaleras. Todo parecía normal hasta que, en uno de los últimos escalones, Tadano chocó de frente con una figura que subía por el otro lado. El impacto lo hizo retroceder medio paso, y Tadano, reflejo puro, bajó la cabeza.
"¡Ah! Disculpe, fue mi culpa, no vi-"
Cuando levantó la mirada, sus palabras murieron instantáneamente en su garganta. Frente a él estaba un hombre alto, de cabello oscuro y con una presencia tan intimidante como serena.
Masayoshi Komi, el padre de Shouko.
La sangre se le fue del rostro. Reconoció al instante quién era, y el pánico se apoderó de su mente mientras se reproducía el tema de Final Boss.
Por un momento, Tadano sintió que el peso del universo recaía sobre sus hombros. Pero, para su sorpresa, Masayoshi simplemente inclinó la cabeza levemente hacia él, como si fuera una disculpa por estar en su camino.
"Ah, no, no, ¡yo fui el que no miró!" respondió Tadano con un tono que intentaba sonar tranquilo, aunque su voz estaba claramente nerviosa.
Masayoshi se hizo a un lado para que los chicos pudieran pasar, moviéndose con una calma que casi parecía sobrenatural.
Najimi, quien estaba detrás de Tadano, disfrutaba de la escena con una sonrisa traviesa. Cuando avanzaron, se inclinó hacia él para susurrarle.
"Te pusiste blanco como una hoja. Eso estuvo delicioso."
"Cállate, Najimi." Tadano murmuró entre dientes mientras trataba de recuperar su compostura, aún sintiendo que había sobrevivido a una prueba de vida o muerte.
Shouko, por su parte, echó una mirada de reojo hacia Tadano, preocupada de que estuviera demasiado nervioso. Pero al mismo tiempo, no pudo evitar encontrar aquello... muy adorable.
.
Los tres apenas entraron al comedor cuando Shuuko apareció con una sonrisa radiante, acomodando platos y cubiertos sobre la mesa.
"Oh, chicos, ¿ya se van?" preguntó con su habitual tono cálido y acogedor.
Tadano asintió rápidamente. "Sí, creo que ya es hora. No queremos incomodar."
"¡Oh, oh, espera, espera, señora Komi!" interrumpió Najimi con una sonrisa de lo más traviesa. Tadano sintió el peligro acercándose incluso antes de que hablara.
"¿Por qué no nos quedamos a cenar? ¡Sería maravilloso compartir una comida con mi amiga querida y su amorosa familia!" Najimi lo dijo con tal entusiasmo que parecía casi ensayado.
El ambiente cambió de inmediato. Tadano sintió las miradas caer sobre él como pesas de plomo. Shousuke lo observaba desde la sala con sus ojos entrecerrados, como si intentara escanear cada rincón de su alma. Y Masayoshi, aunque no dijo nada, estaba sentado en una silla cerca del comedor, viéndolo con la calma de un juez que ya había dictado sentencia.
Por otro lado, Shouko, aunque trataba de disimularlo, parecía emocionada. Miraba de reojo a Tadano mientras sus manos jugueteaban nerviosas con la falda de su vestido. ¿Más tiempo con Tadano? ¿En su casa? El pensamiento la hizo enrojecer de inmediato, y rápidamente desvió la mirada, tratando de ocultar su expresión detrás de su cabello.
"¡Por supuesto que pueden quedarse!" dijo Shuuko con su típica energía. Agarró dos platos más de la cocina y comenzó a acomodarlos en la mesa como si fuera lo más natural del mundo.
"¡Ah, no, no, no hace falta! No queremos molestar..." intentó protestar Tadano, levantando las manos en señal de rechazo.
Pero Najimi lo codeó rápidamente en el costado, lanzándole una mirada que decía no tienes opción, amigo.
"¡Claro que sí! Vamos, Tadano, no seas grosero con esta amable invitación. Además, ¿no quieres probar el famoso estofado del señor Komi?" Najimi le susurró la última parte con malicia, sabiendo bien el nerviosismo que le causaba el imponente patriarca de la familia.
Masayoshi se siente halagado.
Tadano suspiró, dándose cuenta de que no tenía escapatoria. Finalmente, sonrió con resignación y asintió.
"Está bien, si no es un problema..."
Shouko lo miró fugazmente al escuchar eso, y aunque intentó mantener la calma, una pequeña sonrisa apareció en sus labios. A pesar de su timidez, no podía evitar sentirse feliz de que Tadano estuviera dispuesto a quedarse.
"¡Perfecto! ¡Esto será divertido!" exclamó Najimi, tirándose en una silla mientras Tadano se sentaba algo incómodo, sintiendo nuevamente esas miradas pesadas de Shousuke y Masayoshi sobre él.
Shuuko seguía acomodando la mesa con entusiasmo, sin notar el nerviosismo en Tadano, o quizás eligiendo ignorarlo. Y mientras tanto, Shouko seguía luchando contra sus propios pensamientos, emocionada y a la vez completamente sonrojada.
.
.
Masayoshi apareció desde la cocina, llevando con ambas manos una olla de gran tamaño de la cual emanaba un aroma tan delicioso que parecía envolver toda la habitación. Tadano y Najimi, aunque habían estado charlando, se quedaron en silencio al instante, sus narices capturando aquel olor irresistible. Shouko miraba de reojo a su padre, pero incluso ella sentía la boca haciéndose agua.
Con movimientos tranquilos y seguros, Masayoshi colocó la olla en el centro de la mesa. Al destaparla, una nube de vapor se elevó, revelando el contenido: un estofado lleno de colores y texturas que parecían sacados de un sueño culinario.
Había trozos de carne de res perfectamente cocidos, tan tiernos que apenas se sostenían, bañados en una espesa salsa marrón oscuro que brillaba bajo la luz. La salsa desprendía un aroma rico y complejo, una mezcla de especias que se entrelazaban en un equilibrio perfecto: la profundidad del laurel, la calidez del tomillo, y un toque de ajo que hacía cosquillear el paladar con anticipación.
Entre la carne, se veían trozos de zanahorias de un anaranjado vibrante, que parecían haberse cocido lo justo para mantener su forma pero lo suficiente como para derretirse en la boca. Papas doradas absorbían la salsa, prometiendo un bocado suave y reconfortante, mientras pedazos de apio y champiñones flotaban entre el caldo, añadiendo un contraste de texturas.
El estofado estaba coronado con un puñado de perejil fresco picado que añadía un toque de color y un aroma fresco que cortaba suavemente la riqueza del plato. Masayoshi, con su expresión estoica pero orgullosa, tomó un cucharón y sirvió una generosa porción en cada plato.
El sonido del estofado cayendo sobre los platos era casi tan satisfactorio como su aroma: un chapoteo espeso y reconfortante. Najimi fue la primera en reaccionar, agarrando su cuchara y observando el plato como si acabara de recibir un tesoro.
"¡Esto se ve increíble!" exclamó, y sin esperar más, tomó un bocado. La mezcla de sabores fue tan abrumadora que dejó escapar un gemido de placer.
Tadano, a pesar de sus nervios, no pudo evitar seguir el ejemplo. Al probarlo, la carne prácticamente se deshizo en su boca, liberando todo su jugo y mezclándose con la salsa rica y especiada. Los vegetales, con su dulzura natural, equilibraban la intensidad del plato, mientras el caldo caliente ofrecía un abrazo cálido desde el interior.
Incluso Shouko, normalmente tímida, no pudo evitar cerrar los ojos mientras tomaba un bocado, disfrutando de cada sabor como si fuese un momento especial.
En ese instante, la mesa entera se llenó de murmullos de aprobación, risas y cucharas chocando contra los platos, todos olvidando cualquier formalidad ante la pureza de un estofado que no solo alimentaba, sino que también reconfortaba el alma.
.
Mientras cenaban, Shuuko aprovechó la oportunidad por la que insistió en que los amigos de su hija se quedaran. No por hospitalidad ni nada de eso... sino porque tenía un objetivo claro: sacarles conversación. Como buena madre curiosa y amante del chisme sano (por llamarlo de alguna forma), quería escuchar algo interesante de los primeros amigos de su hija.
"Entonces, chicos." dijo Shuuko con una sonrisa tan amable como inquisitiva—, ¿cómo conocieron a mi querida Shouko?
Tadano, que había estado sorbiendo la última cucharada de estofado, tragó apresuradamente y respondió con su habitual calma: "Ah, bueno, Shouko y yo nos sentamos al lado en clase. De alguna forma, simplemente... nos hicimos amigos."
Shouko bajó un poco la mirada, agradecida en silencio. Tadano no mencionó nada sobre descubrir su trastorno o los problemas que ella tenía al comunicarse.
Najimi, en cambio, no perdió el entusiasmo. "¡A mí me la presentó Tadano!" respondió con un tono alegre.
Mientras Shuuko continuaba con su interrogatorio amistoso, Tadano no pudo evitar notar que tanto Masayoshi como Shousuke parecían algo tensos. El padre y hermano de Shouko apenas emitían sonido, aunque sus miradas discretas sobre la mesa parecían evaluar cada cosa que decían. Tadano respiró hondo. No estaba seguro de qué los ponía tan alerta, pero quizás debía esforzarse un poco por relajar el ambiente.
"¿Y ustedes?" continuó Shuuko con un brillo curioso en los ojos. "¿En qué dirían que son buenos? ¿Alguna especialidad?"
Najimi fue la primera en responder, como siempre. "¡En ser floja!" declaró con orgullo, inflando el pecho. "Gané un concurso de vagos. Primer lugar nacional. ¡Tengo trofeo y todo!"
La sala quedó en silencio un segundo, hasta que Tadano exhaló una risa casi involuntaria. Shuuko parpadeó varias veces, sin saber cómo tomar la respuesta, pero decidió dejarlo pasar.
"¿Y tú, Tadano-kun?" preguntó, dirigiendo su atención al chico.
"Ah, bueno..." Tadano sonrió con nerviosismo. "No destaco en nada, realmente."
La respuesta fue tan honesta y sencilla que tanto Shuuko como Shouko arquearon una ceja al unísono. Shouko, en particular, lo miró confundida. ¿Cómo podía Tadano decir algo así después de todo lo que había hecho en los últimos días? ¡Decir que no destaca en nada era casi insultante!
Shuuko también lo miró con cierta incredulidad. Desde que Tadano había llegado, algo en él irradiaba una rareza interesante, una cualidad difícil de describir pero imposible de ignorar.
"¿Estás seguro?" lo cuestionó Shuuko, inclinando la cabeza.
"Sí, completamente." Tadano se encogió de hombros con una sonrisa tranquila. "Soy promedio en todo: deportes, estudios, aspecto, habilidades... lo que sea. Soy una persona completamente normal."
Shouko bajó la mirada hacia su plato. Quería hablar, quería decirle que no era cierto, que él era una persona increíble y admirable. Pero como siempre, las palabras no salían.
Najimi, por su parte, guardó silencio por primera vez en toda la noche. Recordaba al antiguo Tadano, aquel chico durante su chuunibyo que no solo intentaba destacar, sino que realmente lo hacía. Era creativo, hábil en muchas cosas y, aunque algo desesperado por ser notado, siempre fue alguien que llamaba la atención por mérito propio. Najimi sabía que Tadano mentía, pero también entendía por qué lo hacía. Así que, en lugar de discutirlo, dejó que siguiera hablando.
El silencio duró un par de segundos más hasta que una voz inesperada lo rompió.
"Mientes." soltó Shousuke de repente.
Todos voltearon a mirarlo. Shousuke, que hasta ahora había estado completamente callado, seguía comiendo con calma, como si su comentario no tuviera mayor relevancia. Pero sus palabras cayeron como una bomba.
Tadano lo miró parpadeando, algo desconcertado. "¿Eh?"
Shousuke no repitió su afirmación ni explicó nada más. Simplemente clavó la mirada en Tadano por un instante, como si pudiera ver a través de él, y luego volvió a centrarse en su comida.
Najimi soltó una risita divertida, mientras que Shuuko y Shouko intercambiaban miradas confusas. Tadano solo pudo rascarse la nuca con una sonrisa incómoda.
. . .
Ante el comentario de Shousuke, todos quedaron expectantes a la respuesta de Tadano. El silencio en la mesa parecía congelar el tiempo mientras Tadano miraba fijamente al hermano menor de Shouko, evaluándolo con cuidado.
Najimi y Shouko no pudieron evitar notar algo extraño. Por un instante, la mirada de Tadano se endureció levemente, perdiendo esa calma habitual que siempre lo caracterizaba. Claro, ellas no podían verlo, pero Shiny Diamond había aparecido sutilmente detrás de Tadano, con los ojos clavados en Shousuke como si estuviera buscando algo.
"¿Es otro usuario de Stand?", pensó Tadano con paranoia creciente, pero tras unos segundos, Shiny Diamond desapareció al confirmar que no había nada sospechoso. Todo indicaba que Shousuke simplemente... lo había descubierto.
"Cielos, me estoy volviendo paranoico con los Stands enemigos." —murmuró Tadano en su mente.
Resignado, Tadano dejó escapar un suspiro y posó la cuchara sobre el tazón con un gesto rendido.
"Tienes razón, Shousuke" dijo Hitohito finalmente. "Estaba mintiendo."
El resto de la mesa lo miró con sorpresa, especialmente Shouko, quien no esperaba que Tadano lo admitiera tan directamente.
"Pero dime, ¿Cómo lo supiste?" añadió Tadano, alzando una ceja hacia el hermano menor.
Shousuke, con su habitual expresión estoica, simplemente se encogió de hombros.
"Corazonada" respondió con calma.
La realidad era otra: para Shousuke, resultaba imposible de creer que el hermano de alguien como Hitomi Tadano, su insufrible pero encantadora compañera, fuera un simple "normalucho". No, simplemente era absurdo, y lanzó aquella frase como una broma.
Tadano, sin saber esto, aceptó la respuesta sin más. "Supongo que no puedo engañarte" dijo, rascándose la nuca.
Entonces, Tadano miró a Shuuko, decidido a responder correctamente a la pregunta que ella había formulado antes.
"Si me preguntas en qué soy bueno, no creo que tenga alguna habilidad sobresaliente, pero..." hizo una breve pausa, "si tuviera que decir algo, sería que tengo cierto "don" para leer el ambiente."
"¿Leer el ambiente?" preguntó Shuuko con curiosidad.
"Es como ser atento y perspicaz." continuó Tadano con tranquilidad. "Notar detalles, patrones, pequeñas pistas que los demás suelen pasar por alto. Najimi incluso pensó por un tiempo que podía leer mentes."
"¡Oye!" Najimi protestó, desviando la mirada con el rostro ligeramente avergonzado. "Eso fue hace mucho tiempo..."
La madre de Shouko sonrió con interés. "¿Y podrías demostrármelo?" preguntó, inclinándose un poco hacia él como si estuviera frente a un espectáculo entretenido.
Tadano sonrió con algo de nervios, pero aceptó el desafío. Miró a Masayoshi por un momento, observando su comportamiento con cuidado.
"Por ejemplo..." empezó Tadano, girando la mirada hacia el padre de Shouko. "Desde que llegamos a la mesa, el señor Masayoshi ha estado mirándome a mi y a Najimi de manera... ¿Cómo decirlo? intensa. Pero no lo hace por odio o desagrado, sino porque está evaluándonos. Quería asegurarse de que su hija se está juntando con buenas personas."
Masayoshi, sorprendido, dejó su cuchara a medio camino y lo miró fijamente. Shuuko soltó una pequeña risita, divertida por lo certero de Tadano.
"Además..." añadió Tadano con una sonrisa más ligera, "debo decir que este estofado está fantástico. Felicidades, señor Komi."
Masayoshi, aún estoico, no pudo evitar que un leve rubor se asomara en sus mejillas ante el cumplido inesperado. Tadano notó el pequeño gesto y lo dejó pasar con discreción, sin querer avergonzarlo más.
Sin detenerse ahí, Tadano volvió su mirada hacia Masayoshi con algo más de seriedad. Sabía que el hombre había tenido dudas sobre él desde el inicio.
"Por cierto, señor Komi." dijo con voz firme, pero respetuosa. "Sé que seguramente ha tenido sus dudas sobre mí desde que llegué, y es completamente comprensible. Pero quiero asegurarle algo: puede confiar en mí."
El silencio volvió por un momento.
"No tengo malas intenciones con su hija, ni pienso mal de ella. Todo lo contrario, admiro muchas cosas de Shouko." añadió Tadano, mirando de reojo a Shouko con una sonrisa gentil. "Nos hicimos amigos porque noté que, a pesar de que ella parecía tener problemas para acercarse a los demás, en realidad es alguien muy amable y con un corazón enorme. Lo último que quería era que ella estuviera sola, así que decidí ayudarla."
Las mejillas de Shouko adquirieron un rubor intenso, y desvió la mirada, intentando ocultar lo feliz que esas palabras la hacían sentir. Aun así, no pudo evitar espiar a Tadano con el rabillo del ojo. Había algo diferente en él... por un momento, no parecía estar escondiéndose.
Pero, a la vez, una parte de ella no pudo evitar sentir que algo aún faltaba. Una sensación difícil de describir, como si el Tadano frente a ella no estuviera del todo completo.
"¿Tadano... incompleto?" pensó Shouko, mordiéndose ligeramente el labio. No sabía cómo ponerlo en palabras, pero el sentimiento seguía ahí.
Najimi rompió el silencio con una risa burlona. "¿Ven? ¡Este tipo no es tan promedio como dice!"
Masayoshi hizo un leve asentimiento, como si finalmente hubiera aceptado al chico, mientras Shuuko miraba a Tadano con una mezcla de sorpresa y admiración.
Shousuke, por su parte, solo soltó un "hmph" y continuó comiendo como si nada hubiera pasado. Aunque, internamente, admitía que Tadano lo había sorprendido.
La cena continuó con una atmósfera mucho más relajada, y Tadano, por primera vez en toda la velada, sintió que había logrado ganar la confianza de la familia Komi.
Y. . . Puede que algo mas.
.
.
.
----------------------------------------------------------------------------------------
Sé que me estoy alejando un poco del tema de los Stands por ahora, pero no quiero saturar la historia con demasiados enfrentamientos entre Tadano y el Stand enemigo de turno.
Sin embargo, tranquilos, el próximo enemigo está más cerca de lo que parece, y con él llegará también un momento crucial para Tadano. Es decir, nuestro chico ya no podrá seguir ignorando lo que está sucediendo a su alrededor.
Es mas, le dejo el titulo del Próximo capitulo:
"Una Vida Normal"
Si, se que no evoca algo de acción o de interés. . . Pero si habrá algo importante aquí.
Esten atentos y cuídense.
Chau.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top