Capitulo 1 - Un Nuevo Ambiente

"Algunas personas están destinadas a conocerse"
-Robert E.O Speedwagon-

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -










"Es hora de empezar de una vez." Tadano pensó mientras respiraba hondo, observando la entrada de la preparatoria Itan. Después de unos meses de vacaciones y preparativos, finalmente estaba listo para comenzar una nueva etapa.

"Ya ha pasado un tiempo desde aquel incidente... desde que fui herido por esa extraña flecha, justo el día en que el puente colapsó. Lo que debería haber sido una tragedia, se convirtió en algo casi milagroso. El auto que se desplomó se reparó solo, las heridas de la gente desaparecieron como si nunca hubieran existido. Nadie entendió lo que pasó, algunos corrieron asustados, otros simplemente se quedaron paralizados por la sorpresa."

Tadano recordaba los detalles de aquel suceso que todavía resonaba en los rumores de la ciudad. Un evento tan extraordinario que había dejado huella, pero pocos sabían la verdad.

"Nadie supo que fui yo quien salvó el día. Y no mucho después, descubrí la razón de ese 'milagro'. Ese poder que despertó en mí, probablemente por culpa de la flecha... Mi Stand. No soy el único con uno de estos poderes, y de alguna forma, sé que eso solo significa que más problemas están por venir." Tadano repasaba en su mente cómo había aprendido a usar su habilidad para reparar y sanar, un poder misterioso que surgió junto con aquel enfrentamiento que marcó su despertar.

"Sé que todo esto suena increíble, casi irreal, pero más allá de eso, sigo siendo un chico común en un mundo que se volvió, bueno... bizarro." Tadano sonrió para sí mismo. A pesar de lo extraordinario de la situación, había logrado mantener su vida relativamente tranquila desde entonces.

"Durante las vacaciones me dediqué a entender mejor a mi Stand, pero no lo he usado mucho... salvo para arreglar alguna que otra tontería. No he tenido que pelear desde aquella vez con Murasame." Su expresión cambió ligeramente al recordar el nombre de aquel enemigo. "Aunque, claro, preferiría no volver a encontrarme con alguien como él. Fue demasiado... complicado."

Tadano respiró hondo una vez más y miró hacia la entrada de la preparatoria, dispuesto a dejar atrás esos pensamientos. "De todas formas, eso es el pasado. Ahora tengo que concentrarme en lo que tengo frente a mí. Una vida tranquila... o al menos eso espero."

Tadano se detuvo frente a la entrada de la Preparatoria Privada Itan, contemplando los cerezos en plena floración que adornaban el camino hacia el complejo. La brisa suave hacía que los pétalos rosados danzaran a su alrededor, creando un ambiente casi mágico.

"Preparatoria Privada Itan... aún no puedo creer que me hayan aceptado en una escuela tan prestigiosa," pensó mientras observaba el imponente edificio. "Es una de las mejores de la prefectura. Todo lo que tuve que hacer fue aprobar la entrevista... Aunque admito que mi actitud normal y simple casi hizo dudar al director."

Tadano soltó una pequeña risa nerviosa mientras se rascaba la nuca, recordando la entrevista. "Por suerte, logré ganarme su aprobación con un 'truquito'... reparar su taza rota no fue algo común, pero parecía la única forma de salir bien de esa situación."

Ajustó la correa de su mochila y respiró profundamente. "Pero no quiero depender de ese tipo de cosas. Mi plan es simple: leer el ambiente y mantenerme lejos de cualquier problema." Observó a los estudiantes que comenzaban a llenar el patio, cada uno con su propio ritmo y energía. Tadano, en cambio, buscaba pasar desapercibido.

"Sí, eso es lo que quiero... una vida tranquila y sin sobresaltos. Mi regla es clara: comprender el ambiente y no romperlo. Esa es la clave para abrir la puerta a una vida en paz." Con esa última reflexión, comenzó a caminar hacia la escuela, listo para enfrentar su primer día.

Justo cuando Tadano estaba a punto de dar sus primeros pasos hacia la entrada, sintió un golpe repentino. Antes de darse cuenta, él y una chica habían caído al suelo, aturdidos por el choque.

"Qué gran comienzo..." pensó Tadano, suspirando mientras trataba de recomponerse. Con un ligero quejido, se giró y comenzó a levantarse, notando unos auriculares tirados en el suelo. Por pura curiosidad, los recogió.

"¡Agh, maldición! ¡Maldición!" murmuró la chica, que también se levantaba apresuradamente, visiblemente avergonzada. "Lo siento." dijo de prisa, sin atreverse a mirarlo. Su atención había estado perdida en los cerezos, y no se dio cuenta de lo que tenía delante.

Tadano asintió sin decir mucho, observando cómo la chica empezaba a alejarse. Pero entonces, ella se detuvo en seco, tocando frenéticamente los bolsillos de su uniforme. La frustración comenzó a dibujarse en su rostro cuando, al parecer, no encontraba lo que buscaba.

Tadano miró los auriculares en su mano. Aunque sentía un ligero nerviosismo al notar la creciente ira de la chica, decidió actuar rápido antes de que las cosas empeoraran. "Disculpa, se te cayeron estos," dijo con rapidez, tocando suavemente su hombro para devolverle los auriculares.

La chica, de cabello corto y rojo, que tenía dos mechones que se levantaban como cuernos pequeños a juego con su rabia, miró confundida los auriculares en su mano. Parpadeó un par de veces, reconociendo que eran suyos, y levantó la vista justo a tiempo para ver cómo Tadano se retiraba con rapidez hacia la entrada de la preparatoria, como si nada hubiera pasado.

Sus "cuernos" desaparecieron lentamente, y su expresión se suavizó. "¿Qué...?" murmuró para sí misma, algo desconcertada. Mientras lo veía alejarse, se quedó pensando en ese chico que, por alguna razón, no parecía intimidado por su enfado. Tal vez debería disculparse de verdad con el. . . O tal vez simplemente estaba sorprendida de que él la hubiera tratado con tanta calma.

.

Tadano caminaba por los pasillos llenos de estudiantes, silbando suavemente para distraerse del bullicio que lo rodeaba. El ruido de las conversaciones y el murmullo constante lo mantenían en un estado de alerta incómoda. Su capacidad para "leer el ambiente" solía ser útil, pero en momentos como este, con tantas personas a su alrededor, era más un peso que una ventaja. Cada conversación, cada emoción flotante, podía captar su atención con demasiada facilidad, permitiéndole entender situaciones ajenas como si fuera un espectador más.

Sin embargo, con tantas voces y ambientes distintos a su alrededor, el esfuerzo de mantenerse al margen se volvía abrumador. Recordó cómo en la secundaria había logrado superar esa sensación de agobio. A fuerza de intentar hacerse respetar y encontrar su propio espacio, había aprendido a filtrar lo irrelevante. Desarrolló una especie de "bloqueo" interno que le permitía ignorar lo que no necesitaba sin perder de vista lo importante.

Era un equilibrio extraño, pero efectivo: mantenía su capacidad de leer el ambiente en control, mientras seguía atento a su entorno. Una habilidad que sólo él entendía del todo, y que le permitía moverse con una calma que contrastaba con el caos a su alrededor.

Los suaves silbidos de Tadano se detuvieron cuando llegó a su casillero. Con calma, comenzó a dejar sus zapatos, el uniforme de educación física y algunas otras cosas que no necesitaría durante el día. Justo a su lado, una chica de cabello largo y morado se acercó, abriendo el casillero contiguo al suyo.

Tadano, con la intención de ser amable, decidió saludar. Aunque su plan era pasar desapercibido, eso no significaba que no quisiera hacer amigos. "Oh, parece que tenemos los casilleros al lado. Quizá seamos compañeros de clase. Un gusto conocerte, soy..." Tadano se detuvo en seco, sus palabras ahogándose en su garganta.

Frente a él estaba una chica de una belleza impresionante: ojos profundos como la obsidiana y un rostro delicado, casi como porcelana. Era difícil de creer, pero ahí estaba, un ángel de cabello morado frente a él.

"¡AVEMARÍA PURÍSIMA, PERO QUÉ HERMOSA ES ESTA CHICA!" gritó Tadano en su mente, completamente atónito. Le costaba procesar que una chica tan increíblemente hermosa estuviera a su lado, mucho menos que hubiera captado su atención por unos breves segundos. Consciente de que no debía quedarse embobado como un rarito, desvió rápidamente su mirada hacia el casillero de la chica, donde notó el nombre inscrito: Shouko Komi.

Komi se giró hacia él lentamente, sus ojos fijos en Tadano. Su expresión era seria, y aunque su rostro mantenía esa calma angelical, su cuerpo temblaba de manera sutil. Sin embargo, lo que más destacaba era la intensidad de su mirada. Tadano sintió un peso inexplicable, como si esa chica lo estuviera evaluando desde el fondo de su ser. Sin quererlo, dio un paso hacia atrás. Incluso Shiny Diamond, su Stand, pareció sentir la tensión y un leve escalofrío recorrió su espalda.

Algo no estaba bien. Tadano, con su aguda percepción, captó rápidamente el nerviosismo de la chica. Aunque no sabía la razón exacta, pudo intuir que no se sentía cómoda con la interacción. "¿Habré hecho algo mal?", se preguntó. La presión en el ambiente le indicaba que lo mejor sería no insistir.

"Lo siento si te incomodé. Espero que tengas un buen día," dijo Tadano, tratando de mantener la calma a pesar del nerviosismo que le provocaba la intensidad de la situación. Con una ligera inclinación de cabeza, se retiró apresuradamente, buscando aliviar la tensión lo antes posible.

Por un momento, Komi quedó inmóvil, aturdida. ¿Qué acababa de pasar? Solo entonces comprendió lo que había ocurrido: sin querer, había espantado a un chico que solo intentaba ser amable. Se llevó las manos a la cara, sintiendo la vergüenza subir por todo su cuerpo. Lo único que había querido hacer era devolverle el saludo, tal vez decir algo simple como "Hola" o "Estoy bien", pero una vez más, las palabras no salieron.

Odiaba esa parte de sí misma, la incapacidad de comunicarse con los demás. Recordó cómo, en la secundaria, este tipo de malentendidos siempre la llevaban a ganarse malas miradas o a que los demás la malinterpretaran. Pero al menos esta vez, el chico no parecía enojado.

Komi quería disculparse con él, pero no sabía cómo hacerlo.

Mientras tanto, Tadano no tenía idea de que la razón detrás de todo esto era algo totalmente ajeno a el. Shouko Komi tenía un trastorno de comunicación, y eso dificultaba enormemente cualquier intento de interacción.

Tadano apresuraba el paso hacia su salón, todavía perturbado por el intenso encuentro con Komi. Un escalofrío le recorrió la espalda al recordar la penetrante mirada de la chica.

"¿Qué pasa con esa chica? Es hermosa, no hay duda... pero esa situación fue demasiado incómoda," pensó mientras sacudía la cabeza, tratando de olvidarse de esa sensación. "De todas formas, no es como si alguien como yo pudiera acercarse a alguien así."

Con la mente aún ocupada en esos pensamientos, Tadano entró al salón, apenas consciente de los demás a su alrededor. Se dirigió a su asiento, acomodó sus cosas y suspiró, intentando reavivar su determinación.

"Sí, voy a tener una vida escolar tranquila y-" murmuró para sí mismo, pero se quedó en silencio al percatarse de algo. Giró ligeramente la cabeza y, con asombro, notó que su compañera de asiento no era otra que la misma Shouko Komi. "Pacífica..." terminó con un hilo de voz, al darse cuenta de su situación.

"¿Ella... se sienta justo al lado mío?" pensó Tadano mientras sentía cómo la presión en el ambiente comenzaba a acumularse. La información comenzó a circular rápidamente por su cabeza: Shouko Komi, en su primer día de preparatoria, ya se había elevado al estatus de la "Madonna" de la escuela. Parecía como si todo el lugar gravitara a su alrededor.

Tadano esbozó una sonrisa nerviosa, consciente de la belleza que tenía a su lado. "Claro, es un golpe de suerte tener a la chica más popular y hermosa del lugar justo a mi lado... Pero..."

El ambiente en el salón cambió abruptamente. Tadano sintió las miradas de sus compañeros clavándose en él como cuchillos. No necesitaba oír sus palabras; su habilidad para leer el ambiente le permitía comprender perfectamente lo que esas miradas significaban.

"Voy a matarlo." . . ."Si se muere, me siento ahí." . . ."¿Tadano? Jajaja, pobre diablo."

Tadano captaba la hostilidad y el desprecio de los demás sin necesidad de escuchar nada directamente. Normalmente, todo aquello lo habría intimidado, pero algo dentro de él había cambiado. Tal vez era la influencia de Shiny Diamond, o quizá era el hecho de haber enfrentado a un usuario de Stand mucho más peligroso y malvado, Shinsuke Murasame. No lo tenía claro, pero ahora, en lugar de miedo, lo único que sentía era frustración.

"Genial. Primer día de clases y ya soy el blanco de todos. Ni siquiera ha empezado la clase y ya estoy en el centro de atención", pensó Tadano, con una mezcla de amargura y resignación. No era el tipo de atención que buscaba para su vida tranquila.

La clase comenzó tras el sonido de la campana. La maestra, de pie frente a todos, se presentó de manera formal antes de comenzar a llamar a los estudiantes uno por uno para que se presentaran ante sus compañeros.

Algunas presentaciones destacaron entre el bullicio general, y una en particular llamó la atención de Tadano: la chica de cabello rojo con la que había chocado en la entrada. Cuando su turno llegó, se levantó con una sonrisa enérgica y dijo con un tono dulce pero lleno de energía:

"¡Soy Akako Onigashima! ¡Un gusto conocerlos a todos!"

Tadano la observó, sorprendido. "¿Enérgica y dulce?"  Pensaba que la reconocería solo por su mirada furiosa de antes, pero este lado de ella era completamente diferente, como el de una hermana menor adorable, aunque con una chispa peligrosa.

Tadano, con su capacidad de leer el ambiente, comenzó a formarse una imagen más clara de su compañera, registrando en su mente una breve descripción basada en lo que había percibido: "Akako Onigashima... una chica encantadora con una mecha muy, pero muy corta."

Luego de algunas presentaciones más tras la de Onigashima, le tocó el turno a una chica de estatura baja y algo nerviosa. Con su cabello verde oliva atado en una coleta, su complexión algo voluptuosa, especialmente en la zona del pecho, era notable. 

Caminaba con paso vacilante hasta el frente, visiblemente incómoda, y comenzó a tartamudear en su intento de presentarse. Entre sus nervios y vacilaciones, logró decir que se llamaba Himiko Agari.

La tensión en el aire se hacía palpable hasta que, inesperadamente, una risa ligera rompió el silencio. 

Una chica de cabello castaño medio largo soltó una carcajada amable. "¡Wahahaha! Eres muy ruidosa, Agari," comentó con tono juguetón, transformando lo que podría haber sido un momento incómodo en una atmósfera más relajada. 

La clase rió en conjunto, pero no de manera cruel, sino en un gesto que parecía suavizar la tensión y aceptar a Agari de forma amistosa.

Himiko, sin entender del todo cómo esa risa había cambiado el rumbo de su presentación, decidió no cuestionar su suerte. Con las mejillas sonrojadas y algo avergonzada, regresó a su asiento rápidamente, evitando llamar más la atención.

Tadano, siempre atento a los pequeños detalles, anotó mentalmente: "Amable, pero insegura. Claramente lucha con una autoestima baja y es algo torpe. Probablemente sufre de ansiedad social." Pero lo que más le llamó la atención no fue solo Agari, sino la chica castaña que había soltado la risa. Había algo en ella que lo inquietaba, una sensación extrañamente desagradable que no podía descifrar del todo.

Las presentaciones siguieron su curso, y llegó el turno de la chica castaña que había causado una sensación incómoda en Tadano. Algo en ella lo perturbaba profundamente, una especie de malestar inexplicable que parecía surgir de lo más profundo de su ser. 

Aunque no podía señalar exactamente qué era, su intuición le advertía que había algo oscuro detrás de esa sonrisa. Aun así, se aseguró de recordar su nombre: Yamai Ren. En apariencia, solo era una compañera más, pero esa sensación de inquietud le decía que había algo oculto en ella, algo que su don percibía aunque no pudiera explicarlo.

Decidido a no prestar más atención a lo que no podía controlar, Tadano optó por mantenerse distante de ella. Leer el ambiente le había dado una clara señal: Yamai no era alguien con quien debía involucrarse. Así que decidió mantener una distancia prudente, dejándola fuera de su radar en la medida de lo posible.

Pero no tuvo mucho tiempo para reflexionar sobre Yamai, porque el momento que todos parecían esperar con ansias finalmente llegó: Shouko Komi se levantaba para presentarse. Tadano, sentado a su lado, sintió cómo la expectación en la sala aumentaba. La observó de reojo mientras ella se ponía de pie con una elegancia natural, aunque algo tensa. 

Era imposible no sentir curiosidad. "¿Qué clase de presentación haría una chica tan extraordinariamente hermosa?", pensó Tadano, recordando su breve, pero intensa interacción anterior con ella. Un leve estremecimiento lo recorrió al evocar aquella mirada penetrante que parecía haberle atravesado el alma.

La clase observaba expectante mientras Komi caminaba lentamente hacia el frente, pero Tadano podía notar algo más en el aire. Había una tensión sutil en su postura, una especie de nerviosismo contenido que probablemente solo él podía percibir.

.

Durante sus vacaciones, Tadano solía perderse en sus pensamientos en momentos de monotonía o falta de interés. Se quedaba estático, sin mostrar emoción alguna, permitiendo que el mundo a su alrededor siguiera su curso mientras él preservaba una calma interna. Para él, esos momentos de quietud eran como pequeños refugios, un descanso que la vida le otorgaba de vez en cuando.

No estaba seguro de cuándo empezó a sentirse así, pero tenía la teoría de que el origen estaba en aquella vez que enfrentó a Murasame, el asesino que había puesto en peligro a su familia. En medio de esa tensión extrema, había encontrado una tranquilidad casi perturbadora, similar a la sensación de alivio que uno siente tras completar un trabajo agotador y peligroso. Era como si, después de todo el estrés y el miedo, alguien le hubiera puesto una mano en el hombro para decirle que lo había hecho bien. Esa lucha le dejó una sensación de paz interna, un consuelo que le permitía enfrentarse a la realidad con una nueva serenidad.

A pesar de la amenaza que representaba el mundo de los Stands, Tadano no podía compartir esa carga con nadie. Era una soledad abrumadora, no como un secreto oculto, sino como llevar un peso del que nadie más era consciente. Pero, en su vida cotidiana, encontraba consuelo en la normalidad, que le daba una sensación de seguridad y equilibrio que tanto valoraba.

.

De repente, Tadano se dio cuenta de que se había perdido en sus pensamientos. Shouko Komi estaba frente a la clase, aparentemente a punto de presentarse. Mientras la observaba, su rostro permanecía impasible, sin ninguna emoción visible. Sentía curiosidad, sí, pero no era alguien que juzgara a las personas por su primera impresión. Sin embargo, cuando miraba a los ojos de alguien, su habilidad para leer el ambiente se intensificaba, permitiéndole captar matices ocultos en sus emociones y pensamientos.

Lo curioso era que, para varios estudiantes, especialmente para Yamai, la falta de emoción de Tadano hacia la presentación de Komi resultaba profundamente ofensiva. Para ellos, la introducción de la "diosa" Shouko Komi era un momento trascendental, algo digno de admiración y devoción, aunque apenas la conocieran. Ver que Tadano permanecía tan indiferente lo hacía parecer, ante sus ojos, un ingrato que no valoraba la importancia de ese momento.

Pero Tadano estaba completamente ajeno a esa molestia silenciosa. Como había decidido previamente, evitaría a Yamai tanto física como mentalmente, al menos hasta que pudiera entender el origen de esa inquietante incomodidad que ella le provocaba.

Shouko se encontraba frente a la clase, intentando saludar. Los segundos pasaban y, aunque lo intentaba, simplemente no podía articular palabra. Para ella, la presión era inmensa: sentía los ojos de todos sobre ella, expectantes. En su mente, imaginaba que la estaban juzgando, pero la realidad era diferente. Los otros estudiantes, creyendo que su intensa mirada era un gesto de superioridad, pensaban que los estaba "evaluando" para ver si eran dignos de su atención.

Tras varios segundos de silencio incómodo, Shouko decidió cambiar de táctica. Con un movimiento rápido, se giró hacia la maestra y tomó una tiza del escritorio. Sin perder tiempo, comenzó a escribir su nombre en el pizarrón con una fluidez y elegancia sorprendentes, mostrando su destreza en la caligrafía, una habilidad que había perfeccionado a lo largo de los años debido a su falta de interacción social. Escribir era su refugio, algo que hacía cuando no había nadie con quien hablar.

En un abrir y cerrar de ojos, el pizarrón exhibía de forma clara y simple: "Shouko Komi". Y entonces, la reacción de la clase fue... desmesurada. Los estudiantes comenzaron a vitorear, gritar de alegría, aplaudir como si hubieran presenciado un milagro. Algunos se deshicieron en lágrimas de emoción, otros silbaban en señal de aprobación. Un chico incluso cayó inconsciente del impacto, mientras otros celebraban como si se tratara de la segunda venida de Cristo. La escena, desde fuera, parecía casi ridícula, como una exageración cómica sacada de un mal sueño.

"¿Qué Mierda?" se preguntó Tadano internamente, atónito ante el espectáculo surrealista. 

La reacción desproporcionada de sus compañeros le parecía absurda, y la presentación "silenciosa" de Komi le resultaba sosa. Observó de reojo cómo ella se sentaba de nuevo a su lado, con una velocidad nerviosa que no pasó desapercibida para él. A través de su don, pudo captar los vestigios de inseguridad que ella intentaba ocultar.

Sin embargo, Tadano recuperó rápidamente su postura neutral. Aunque seguía desconcertado por la exagerada respuesta de la clase y la forma inusual en que Komi se había presentado, decidió no darle más vueltas al asunto. En cuestión de minutos, la situación dejó de importarle.

Para su sorpresa, el siguiente en la lista de presentaciones era él. Con calma, Tadano se levantó y caminó hacia el frente, sintiendo el peso de las miradas siniestras que lo seguían. Gracias a su don para leer el ambiente, podía escuchar y comprender los murmullos en voz baja de sus compañeros, y las intenciones no eran precisamente amistosas.

Tadano avanzó hacia el frente del aula, sintiendo el peso de las miradas sobre él. Por un momento, la idea de utilizar sus habilidades especiales cruzó por su mente, pero enseguida desechó la idea. Lo mejor sería mantener un perfil bajo y limitarse a una presentación sencilla y normal. Después de todo, no quería llamar la atención más de lo necesario.

Con una sonrisa ligera y una voz serena, Tadano se presentó con la mayor normalidad posible, sin nada llamativo ni fuera de lo común.

La reacción que dio fue. . . Decepcionante según la mayoría. Algunos lo ignoraron por completo o fingieron hacerlo, mientras que otros lo miraron con desdén, como si acabara de cometer una torpeza monumental. Uno que otro levantó una ceja, juzgándolo en silencio como si hubiera hecho una estupidez digna de récord. A lo lejos, algunos estudiantes susurraban insultos apenas audibles. Gracias a su don para leer el ambiente, Tadano captó cada una de esas señales con claridad.

En ese momento, la realidad le golpeó: su deseo de llevar una vida normal y pacífica se había desmoronado en cuestión de segundos. Aunque no entendía del todo la razón, sabía que estar sentado junto a Shouko Komi probablemente era la principal causa de este repentino rechazo. Pero incluso así, no dejaba de parecerle exagerado. No comprendía cómo estar cerca de una chica tan silenciosa y distante podría generar tanto odio hacia él.

.

Después de las presentaciones, las clases comenzaron con una calma aparente. Para Tadano, ese espacio de tiempo le permitió pasar desapercibido, al menos durante las lecciones. Los demás parecían ignorarlo mientras se concentraban en la materia, dándole un respiro de las miradas hostiles.

En medio de una de las clases, notó que a Shouko se le había caído su borrador cerca de una de las patas de su silla. Tadano, sin pensarlo demasiado, decidió agacharse para recogerlo, estirándose para alcanzar el pequeño objeto.

En ese preciso instante, un par de tijeras se acercaban a gran velocidad, apuntando directamente hacia su mano. Antes de que pudiera procesar la amenaza, su Stand, Shiny Diamond, actuó. Una mano del Stand salio del antebrazo de Tadano y, con un movimiento certero, desvió las tijeras, clavándolas en el suelo justo antes de que pudieran hacerle daño.

Tadano se enderezó, con el borrador en la mano, mientras un breve escalofrío le recorría la espalda. Discretamente, miró hacia el lugar de donde había venido el ataque. Allí estaba Shinobino Mono, el chico que se había presentado como un "ninja" y que hablaba apasionadamente sobre su "Camino Ninja". Vestía su habitual mascarilla y bandana, ocultando gran parte de su rostro, pero había algo en su expresión que llamó la atención de Tadano. 

No era solo su habitual actitud seria o enfocada, sino una leve sombra de confusión. Shinobino lo observaba con una mezcla de desconcierto y... ¿sorpresa?

Por un momento, Shinobino sostuvo su mirada en Tadano, sus ojos oscilando entre el sitio donde las tijeras se habían detenido y la mano que había recogido el borrador. Era como si hubiera visto algo mas, pero en lugar de confrontarlo, desvió la vista rápidamente, fingiendo que no había ocurrido nada fuera de lo común.

"¿Que le pasa a este tipo?" pensó Tadano, percibiendo un cambio en el ambiente. Algo estaba definitivamente raro con aquel "ninja". 

Pero como Shinobino parecía no querer llevar las cosas más lejos, Tadano decidió seguirle el juego, volviendo a concentrarse en la clase y apartando la situación de su mente por ahora.

"Solo llevo unas horas aquí y todos no paran de comportarse raro.", pensó Tadano mientras le devolvía el borrador a Shouko.

Ella, tímidamente, lo miró de reojo, intentando agradecerle de alguna manera. Giró ligeramente su cuerpo hacia él, sus ojos buscando los suyos. Tadano notó el movimiento y la miró también, curioso. Apenas hicieron contacto visual, Shouko pareció tensarse, sus labios temblaron como si estuviera a punto de hablar, pero no pudo articular palabra. En su frustración, su expresión se contrajo, lo que para Tadano parecía otra de esas miradas intensas que lo incomodaban.

"Hablando de cosas extrañas...", pensó Tadano, confundido por el comportamiento de Komi. No estaba en condiciones de entender lo que ella realmente intentaba comunicar, y el ambiente no era el mejor para tomarse el tiempo de descifrarlo. 

Para evitar prolongar el momento incómodo, desvió la mirada, nervioso, rascándose el cabello como un gesto automático. La presión de las miradas y la constante tensión que parecía rodear a Shouko lo hacían sentir cada vez más incómodo.

"Mejor me hago el tonto", decidió, volviendo su atención a la lapicera en su mano, girándola entre los dedos mientras fingía concentrarse en lo que la maestra escribía en el pizarrón.

Suspiró internamente, con la certeza de que este año escolar iba a ser largo. . . muy largo.


.

.

.


Un rato antes de que terminara la clase, Tadano podía sentirlo en el aire. Todos estaban ansiosos, esperando a que el timbre sonara, pero no por el fin de la lección en sí, sino por la oportunidad de acercarse a su nueva "diosa", la intocable y divinizada Komi. Tadano podía leer las intenciones que flotaban en el ambiente: la multitud se lanzaría hacia ella sin piedad, y él, por estar a su lado, corría el riesgo de ser arrollado o, peor aún, de que algún matón aprovechara la ocasión para darle un golpe "accidentalmente".

Sabiendo lo que vendría, Tadano decidió enfocar toda su energía en salir del salón antes de que la turba se desatara. Lo mejor sería alejarse de Shouko y evitar quedar atrapado en medio del torbellino que sin duda se desataría.

El sonido de los segundos arrastrándose en el reloj de la pared se hacía cada vez más pesado. Incluso la maestra, probablemente soñando con su café, no podía evitar seguir el ritmo marcado por los tic-tacs.

3... 2... 1... El reloj finalmente marcó la hora, y el timbre resonó, dando inicio al caos.

"Un sueño juvenil muy común es el de tener superpoderes o ser especial de alguna manera física. Supongo que por eso que dedique mucho tiempo a practicar con mi Stand. Lo que nunca imaginé era tener que usarlo para lidiar con mis compañeros de clase." Tadano pensaba mientras sentía cómo el aura dorada de su Stand lo envolvía sutilmente, invisible para cualquiera que no fuera un usuario de Stands.

Sus ojos comenzaron a brillar con un tenue resplandor dorado, y el iris de Tadano se tornó del mismo color. Era como si los ojos de Shiny Diamond se superpusieran a los suyos, otorgándole la visión mejorada de su Stand.

Shiny Diamond poseía una velocidad increíble y una fuerza devastadora capaz de destrozar muros con facilidad. Sin embargo, Tadano decidió usar sus habilidades de manera más sutil. Activó la visión de su Stand para mejorar su percepción: los movimientos de los demás parecían ralentizarse apenas un instante, lo suficiente para leer el ambiente con mayor precisión. Además, una de las piernas de Shiny Diamond apareció fusionándose con la suya, incrementando su velocidad y agilidad.

Sin perder más tiempo, Tadano se levantó rápidamente de su asiento. Con un ligero impulso de la pierna sobrepuesta de Shiny Diamond, se lanzó fuera del salón, moviéndose con velocidad sobrehumana. En un instante, ya estaba en el pasillo, apenas unos segundos antes de que sus compañeros abarrotaran la puerta.

Aprovechando su ventaja, Tadano se impulsó una vez más con la fuerza del Stand, recorriendo el pasillo en un parpadeo y alejándose antes de que nadie pudiera notar su salida. Respiró profundamente mientras desactivaba los poderes de Shiny Diamond, sintiendo cómo su visión y sentidos volvían a la normalidad. El cambio sensorial repentino le provocó un leve mareo y un dolor de cabeza punzante. Sabía que forzar el uso del Stand de esa manera no era del todo seguro, pero no pudo evitar disfrutar de la adrenalina por unos momentos.

Sacudiendo su cabeza para despejarse, Tadano comenzó a pasear por los pasillos como el resto de los estudiantes, notando un ligero cosquilleo en su pierna mientras el aura de Shiny Diamond desaparecía por completo.

Mientras tanto, en el salón, Shouko Komi se vio repentinamente abrumada por una oleada de preguntas y halagos que parecían rodearla por completo. Aunque su exterior se mantenía firme, en su interior se sentía nerviosa y sofocada por tanta atención. Para los demás, sin embargo, su compostura inmutable la hacía parecer aún más divina, como si estuviera por encima de ellos, ignorándolos porque no eran dignos. . . O al menos eso querían creer.

Pero algo captó su atención: Tadano había desaparecido del salón en un abrir y cerrar de ojos, sin que nadie, ni siquiera ella, lo notara. Shouko se sorprendió, y no pudo evitar sentirse un poco culpable. Creía que él se había alejado de todos, y especialmente de ella, por algo que había hecho, o tal vez porque él la consideraba insoportable.

Ajena y desconociendo el odio irracional que los demás sentían por Tadano, Shouko se preocupaba sinceramente. Quería disculparse por lo que creía que era su culpa, y sentía que debía encontrar la manera de presentarse adecuadamente ante él. Hitohito había sido amable desde el principio, en los casilleros y luego cuando le devolvió el borrador. . . Pero ahora parecía que Tadano la estaba evitando.

Aun así, algo dentro de Shouko le decía que debía volver a encontrarse con aquel chico, ese chico promedio con una flor en su cabeza. Necesitaba disculparse... o al menos intentarlo.









- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Bueno, eso es todo por ahora.

En este capítulo, quise profundizar un poco más en el Don de Tadano y dejar que cada uno imagine cómo podría aplicarlo en diversas situaciones.

No sé si consideran aburridos estos capítulos sin mucha acción o batallas como en el anterior, pero me encantaría conocer sus opiniones, así que no duden en dejar sus comentarios.

Espero que hayan disfrutado de este capítulo.

Me gustaría conocer sus opiniones. No duden en dejar sus comentarios, ya que sus palabras me inspiran y me ayudan a seguir escribiendo.

Sin más que añadir, nos vemos en el próximo capítulo.

👋🏻 Chau Chau 👋🏻

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top