8: Canción inacabada

Llevaba tres días sin pisar la academia.

Fue en ese instante cuando me di cuenta lo mucho que había echado de menos verla. Tendría que haberle dado mi número de teléfono al menos, pero estuve tan cómoda con ella que ni siquiera pensé en ello.

Al entrar lo primero que hice fue buscarla, tal vez iba con demasiada prisa, ya que choqué con un par de personas hasta que finalmente no pude evitar tropezarme con una de ellas y a causa de esto sus libros cayeron al suelo provocando un estruendo.

—¡Lo siento muchísimo!—ella se disculpó antes de que yo pudiera hacerlo.

Levanté la mirada encontrándome con dos orbes grises y una leve expresión de preocupación. Me di cuenta de que era la chica alta que solía ir con Kyouka.

—No, ha sido culpa mía. No miraba por donde iba—me disculpé ayudándola a recoger sus libros.

Al tenerlos todos ella me sonrió e hizo una pequeña inclinación como agradecimiento.

—Eres la amiga de Kyouka—se percató observándome—¿Nova, verdad?

Me sentí muy mal de no acordarme de su nombre. Asentí y ella rio por lo bajo al ver mi cara de apuro.

—Soy Momo Yaoyorozu—se presentó.

—Lo siento, no tengo buena memoria para los nombres—le dediqué una sonrisa nerviosa—Prometo acordarme la próxima vez.

—No te preocupes. Es totalmente normal no acordarte—sonrió.

—Ahora seguro que no lo olvido—reí.

De pronto su rostro volvió a recuperar una expresión de apuro.

—¡Oh! Kyouka te ha estado buscando estos días. Deberías ir a buscarla.

—¿Sabes dónde está?

—Comentó algo de un lugar secreto, pero no sé muy bien a qué se refería.

Ante sus palabras ella colocó su dedo índice en su barbilla de forma pensativa. Yo asentí como agradecimiento.

—Yo sé a qué se refiere—sonreí agradecida por su ayuda—¡Muchas gracias, nos vemos!

Ella me sonrió restándole importancia y me dispuse a ir a buscarla. Estos tres días que había faltado quise llamarla, decirle que no se preocupara, pero no pude hacerlo y temía que se hubiera preocupado demasiado.

Al llegar estaba recostada en la pared, mirando por la ventana. Yo me acerqué a ella sigilosamente y coloqué ambas manos en sus hombros haciendo que se sobresaltara. Reí un poco ante su reacción.

—¡Nova!

Su rostro reflejaba sorpresa y a la vez alivio. Al verme se abalanzó sobre mis brazos. La rodeé con una leve sonrisa cerrando los ojos durante unos segundos para poder disfrutar mejor de su contacto.

—¿Dónde estabas?—preguntó separándose de mí buscando respuestas—Estaba preocupada, incluso pensé en ir a tu casa, pero no quería molestar.

—Estoy bien—desvié la mirada durante unos milisegundos por mis propias palabras—Siento haberte preocupado. Tuve que hacerme cargo de unas cosas de mi padre, así que tuve que quedarme.

—¿Él está bien?

—Sí, todo está bien. De verdad.

Ella me miró fijamente, como queriendo leerme. Finalmente sonrió mientras sus ojos se humedecían. Agradecí que no hiciera más preguntas.

—Llegué a pensar que no querías saber nada de mí...¡Lo siento! Sé que es una estupidez, pero aún me cuesta creer que alguien tan increíble como tú quiera pasar tiempo conmigo.

—¿Cómo puedes decir eso?

Por primera vez desde que la conocí borré mi sonrisa y mi rostro recobró seriedad. Me dolía que pensara ese tipo de cosas.

—Es lo que creo. No soy nada del otro mundo. Siempre me he sentido así. Inferior—ella se sinceró conmigo. Sus ojos aún estaban húmedos.

—Eres la mejor chica que he conocido nunca—dije con sinceridad frunciendo el ceño—No quiero volverte a oírte despreciarte así—susurré cerca de su rostro—¿Entendido?

Sus labios se entreabrieron con sorpresa. Sabía que necesitaba oírlo y era lo que de verdad creía.

—Yo no soy tan increíble como dices. Solo soy una adolescente normal y corriente—reí para intentar animarla—La que tiene suerte soy yo de poder pasar tiempo contigo. Así que no pienses esas cosas ¿De acuerdo?

Creo que hacía tiempo que no hablaba con tanta sinceridad. No solía mostrar este lado de mi tan sentimental, pero quería que lo supiera. Ella merecía lo mejor.

—Ahora no sé qué decir...—susurró mientras jugueteaba con sus dedos—Gracias.

Sus mejillas enrojecieron por la vergüenza haciéndome reír.

—Podrías decirme tu número de teléfono—sonreí juguetona—Solo es una idea.

—¡Oh! Claro. Así podremos hablar cuando no estés aquí.

Ella me tendió su teléfono para que viera el número. Yo lo apunté en el mío y por casualidad vi su fondo de pantalla. Era una fotografía suya con Yaoyorozu y Kaminari.

—Justo la he visto antes en el pasillo.

—¿A Momo?

—Sí, te estaba buscando y ella me ha dicho que estarías aquí—contesté con una sonrisa ladeada—Parece muy buena persona.

—Lo es—parecía muy contenta hablando sobre ella—Fue mi primera amiga aquí en la academia—me explicó—La primera vez pensé que éramos muy distintas, pero nos acabamos llevando muy bien. Sin ella todo hubiera sido mucho más difícil.

Sonreí. En mi caso nunca había sido de tener amistades íntimas. No me gustaba aferrarme a las personas, aunque con ella sentía que era distinto.

—¿Con Kaminari igual?—pregunté con curiosidad sin borrar mi sonrisa—El chico de las patatas.

—Sí, él es un poco idiota—soltó una pequeña risa. Sin embargo, se notaba que era realmente importante para ella—Pero también es un gran amigo.

—Creo que no le caigo bien por pasar tiempo contigo—a veces era algo directa y no me escondía en decir lo que pensaba—Solo es una suposión. Aunque me gustaría llevarme bien con él.

Sus labios formaron una mueca de preocupación ante mis palabras.

—No creo que le caigas mal, pero hablaré con él—me miró articulando una sonrisa de confianza—Sí que es verdad que estos días ha estado actuando extraño conmigo.

Estaba segura de que a él le gustaba Kyouka. Muy segura. Se notaba en sus gestos, sus miradas, no era difícil saberlo. Pero a pesar de eso ella no se daba cuenta, aun así prefería no decírselo, tenía que descubrirlo por ella misma.

—Gracias—sonreí—Igualmente no has de preocuparte. Intentaré arreglar las cosas.

Ella asintió al mismo tiempo que agarraba mi guitarra. Se sentó en nuestro sitio de siempre y clavó sus ojos oscuros en los míos.

—¿Tocamos algo antes de la próxima clase?

Me senté a su lado con calma y retiré los guantes de mis manos. Ella la sacó de la funda y me la tendió suavemente.

—¿Quieres qué toque algo en especial?—pregunté. Cualquier cosa que tocara estaba bien si ella estaba a mi lado. Sí ella era la que me estaba escuchando.

—Aquello que estabas tocando el día que nos conocimos—sus palabras me sorprendieron—Por favor.

Asentí ajustando más la guitarra a mi cuerpo y comencé a pasar mis dedos por las finas cuerdas.

Aquella canción que toqué era de mis composiciones favoritas, yo misma la había compuesto hacía un año. Era calmada, pero a la vez te hacía rejuvenecer y recordar todos esos momentos que te hacían sonreír. Solía tocarla a menudo cuando estaba sola, pero tocarla con alguien a tu lado era mucho mejor. La canción recobraba otro significado distinto, pero no perdía aquella magia especial que tanto la caracterizaba.

—Hoy suena diferente—su vista se mantenía fija en mis manos—Como con más sentimiento.

—¿Te cuento el por qué?

Ella asintió con una sonrisa pasando de mis manos hacía mis ojos.

—Es porque estás aquí conmigo.

Aquella canción estaba inacabada, pero conseguí terminarla al tenerla a mi lado. Mis manos se movieron solas por las cuerdas mientras su imagen se dibujaba en mi mente. Sonreí al notar su mirada sobre la mía mientras notaba el tacto de las cuerdas.

¡Hola! Gracias por todo el apoyo. Como siempre espero que os este gustando y si tenéis alguna opinión o pregunta no dudéis en hacerla <3

Es raro porque cuando publico en cualquier otra historia me sale la notificación, pero de esta no :(
No sé si sabréis alguna forma de arreglarlo. A lo mejor puedo despublicarla y volver a publicarla, o mejor me espero a que esté terminada.

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