18: Telescopio
Nunca me había gustado el olor a hospital. Me causaba tristeza.
Al llegar respiré hondo buscando el número de habitación que Nova me había enviado hacía unas horas. No me costó encontrarla. Los primeros días no me habían dejado venir a visitarla, pero ahora que podía iba a hacerlo siempre.
Una mujer estaba sentada en una de las sillas de la entrada. Era la viva imagen de Nova. Su cabello rubio estaba recogido en una coleta y sus ojos rojos parecían totalmente perdidos.
Me sorprendió lo joven que era o por lo menos eso parecía. Aunque Kenji también se veía bastante joven.
—Hola.
Fue lo único que pude decir esperando llamar su atención. Ella al verme se levantó de golpe con una mueca de sorpresa.
—Debes de ser Kyouka—su voz era algo ronca aunque en sus labios se dibujó una pequeña sonrisa—Mi nombre es Nara. Un placer. Soy la madre de Nova.
—Un placer.
Le dediqué una sonrisa nerviosa, a la vez que le tendía mi mano, pero ella no me la estrechó, me abrazó. Sorprendida le correspondí el abrazo hasta que ella se separó con cuidado.
—Lo siento, solo quería agradecerte todo lo que has hecho por Nova.
—No hay nada que agradecer. Yo tendría que agradecerle a ella todo lo que ha hecho por mí.
Ella negó con la cabeza y cogió mis manos totalmente agradecida.
—Le salvaste la vida—tragó saliva—Muchas gracias. De todo corazón.
Sus ojos desprendían agradecimiento, pero también preocupación. Yo también lo estaba a pesar de intentar mantener la calma.
—Haría lo que fuera por ella.
Tras mis palabras me regaló una débil sonrisa y volvió a sentarse. Ella me hizo una señal para que me sentara a su lado.
—Le están haciendo unas pruebas, puedes esperarla conmigo si deseas.
—Por supuesto...—susurré—¿Qué tal se encuentra?
—Está mejor que los primeros días. Nova es una luchadora, así que confío en que se recuperará antes de lo esperado—sonrió agachando la mirada.
—Me alegra oír eso—sus palabras consiguieron aliviarme.
Su mirada se desvió hacia mí.
—Si te soy sincera he sido una madre horrible estos últimos años—suspiró—Lo menos que puedo hacer ahora es estar a su lado y confiar en ella.
Yo presté atención a sus palabras esperando que continuara.
—Tuvimos a Nova cuando éramos muy jóvenes y a veces ser madre me venía muy grande, así que después del accidente de Kenji todo fue algo caótico para mí. Pensé que irme era la mejor opción, pero está claro que ha sido todo lo contrario.
Me sorprendió su sinceridad conmigo, pero supongo que lo necesitaba.
—Nova la quiere a pesar de todo.
—No te compadezcas—me miró—Ella preferiría que su padre estuviera aquí, pero estos días no ha podido venir por el tratamiento que está tomando.
—También se alegra de que estés aquí. Créeme—le sonreí.
—Gracias.
—¿Puedo hacerle una pregunta?
Sus labios se entreabrieron y asintió.
—¿Su singularidad le dio los mismos problemas cuando tenía la misma edad que Nova?
—No—negó con un suspiro—La mía se centra en el tacto al cien por cien y además es mucho más suave, me dio pequeños problemas, pero no nada que no pudiera solucionarse.
—Entiendo.
—Daría lo que fuera por cambiarme con ella ahora. Lo ha debido pasar muy mal—suspiró.
—No diga eso, a ella no le gustaría.
Me miró de reojo para dedicarme una sonrisa. Fue agradable poder hablar con ella.
—He traído algo—dije.
Hurgué en uno de mis bolsillos sacando aquel par de guantes negros que conocía muy bien tendiéndoselos.
—Son sus guantes—dijo con sorpresa.
—Pensé que los querríais tener. Me los dio cuando ocurrió aquello.
Ella negó con la cabeza tras dedicarme una sonrisa.
—Creo que a Nova le gustaría que tú los tuvieras—me observó mirando aquel par de guantes.
—¿De verdad?
—Por supuesto—sonrió—Después de todo...¿Salís juntas, verdad?
Ante su pregunta entreabrí los labios sorprendida. Nova me había dicho que no le había contado nada a su madre.
—¿Cómo...?
—Instinto de madre—respondió con una pequeña risa.
—Ya veo—sonreí—¿Y...le parece bien?
—¡Por supuesto!—respondió—Que Nova sea feliz es lo único que quiero y si tú la haces feliz no me importa lo demás.
Ella me dedicó una cálida sonrisa. Sus palabras me tomaron por sorpresa e hicieron que mis mejillas comenzaran a cobrar un tono color cereza. Hacerla feliz es todo lo que deseaba.
Guardé los guantes de nuevo. Aquella conversación había aliviado mis nervios, pero quería verla, comprobar que de verdad estaba mejor.
—¿Señora Suzuki? Ya puede pasar y también su acompañante.
Un enfermero abrió la puerta de la habitación mirándonos.
—Gracias.
Ella me miró de reojo para que la siguiera y entramos a la habitación. Nova se encontraba sentada en la camilla y llevaba una bata de hospital.
Cuando nuestras miradas cruzaron corrí hacía ella para abrazarla. Ella me devolvió el abrazo con fuerzas. No quise separarme, pero no tuve más remedio. La miré a los ojos y su sonrisa me tranquilizó.
Ella besó mi mejilla con suavidad para desviar su mirada hacia su madre, la cual parecía estar pensando en que decir o que palabras usar.
—Mamá.
—Nova.
Nova levantó su mano como saludo y ella abrazó a su hija con suavidad. Nova pareció sorprenderse por el gesto, pero no pudo evitar sonreír. Se la veía cómoda a su lado.
—Gracias por venir, mamá.
—Me quedaré aquí todo el tiempo que haga falta, cariño. Lo prometo.
Ella le dedicó una sonrisa maternal al mismo tiempo que cogía sus manos con cariño.
—¿Qué te ha dicho el médico? ¿Todo va mejor?—preguntó.
—Sí, parece que todo está yendo bien—respondió—Dice que avanzamos poco a poco, pero mejor de lo esperado.
—Bien—ella sonrió mientras yo observaba la escena madre-hija—Te he traído algo.
Ambas la miramos con curiosidad. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que llevaba una mochila con ella. Con delicadeza sacó su telescopio desmontado.
—Pensé que te aburrirías y como tienes una ventana...—sonrió—Por suerte las estrellas no desaparecerán y siempre te harán compañía.
Sonreí ante su gesto. Nova parecía sorprendida.
—Gracias mamá. Te lo agradezco mucho...¿Me ayudáis a montarlo?
—Claro—dijimos ambas al unísono.
Nara me miró con una sonrisa y ambas comenzamos a montarlo mientras Nova nos daba las indicaciones. Fue más difícil de lo que pensé, pero al final quedó perfecto.
—Será agradable poder ver las estrellas mientras esté aquí.
—Sí...—sonrió su madre—Iré a buscarte algo de comer. Os dejo un momento a solas, supongo que querréis hablar.
Ella abrió la puerta dedicándome una mirada antes de salir. Nova me miró haciéndome un gesto para que me sentara a su lado en la camilla.
—Tu madre parece muy joven—comenté con curiosidad.
—Lo es—sonrió de lado—La verdad es que no es la primera vez que me preguntan si es mi hermana mayor.
Reí un poco. Eran muy parecidas. Ni siquiera yo me parecía tanto a mi madre.
—Estoy feliz de que haya venido.
Yo le dediqué una sonrisa mirando mi teléfono móvil. No había dejado de sonar por todos los mensajes recibidos para planificar el baile de graduación.
—En unas semanas es la graduación ¿Verdad?
Todos estaban ansiosos de poder asistir, aunque algunos tristes por tener que terminar el curso.
—Sí—la miré—¿Podrás asistir?
—Según el doctor no...—me miró con pesar. Parecía querer ir—Me habría gustado ir juntas al baile, siento no poder asistir.
—No pasa nada—sonreí para que no se desanimara—Te explicaré cómo ha ido todo y te mandaré fotografías para enseñarte cómo ha quedado.
Mis palabras hicieron que una risa dulce saliera de sus labios.
—Eso me gustaría—sonrió—¿Ya sabes cómo vas a ir vestida?
—Momo me ha ayudado—dije recordando aquella selección de vestidos y trajes que habíamos tenido en su habitación—Supongo que me decantaré por un vestido negro o algo parecido.
—Te verías estupenda con cualquier cosa, incluso con un saco de patatas.
—Mentira—reí—La única que se vería bien con un saco de patatas eres tú.
Nova no dijo nada más al respecto y de pronto hubo un silencio que pareció eterno. Ambas parecíamos querer hablar, pero decidí adelantarme.
—Nova...
—¿Qué ocurre?
Ella me dedicó una mirada de preocupación.
—No voy a mentirte—tragué saliva—Solo quiero que me prometas una vez más que si estás en problemas me pedirás ayuda, que acudirás a mí. Que no harás esto sola nunca más—la miré a los ojos—Me gusta de todo corazón que siempre sonrías, pero sabes que no es bueno ocultar aquello que sientes. Tu misma me lo dijiste.
Su mirada se agachó con arrepentimiento.
—La idea de poder perderte...Fue muy duro—añadí.
Ni siquiera me percaté de que mis ojos habían empezado a humedecerse.
—Kyouka...—ella cogió mi rostro entre sus manos dejando un corto beso sobre mis labios—Te lo prometo. Todo irá bien Seguiremos juntas cuando pueda salir del hospital ¿De acuerdo?
Su expresión cambió y su voz energética pasó a ser suave. Sus manos se despegaron de mi rostro y acurrucó su cabeza sobre mi pecho.
—Seguiremos juntas—afirmé. Sus palabras me hicieron sentir mejor.
—Es una promesa—sonrió.
Sonreí con suavidad mientras empezaba a hacerle caricias en el cabello mientras comenzaba a cerrar los ojos ante el placer de las caricias. Su rostro pasó a tener una expresión relajada.
—Te hice una lista de canciones para que escuches mientras estés aquí.
Sus labios se curvaron para formar una sonrisa.
—La escucharé cada vez que te eche de menos.
—Eso me gustaría.
Al pasar los minutos mis ojos también se cerraron y deseé que pudiéramos estar juntas para siempre sin importar lo que pudiera ocurrir en el futuro.
¡Hola! Muchas gracias por leer y espero que os haya gustado. La verdad es que me encanta la interacción que tienen Kyouka y la madre de Nova. Desde un primer momento quise añadir al personaje de Nara a la historia, pero lo dejé para este capítulo.
El próximo ya es el último capítulo. Muchas gracias por todas las opiniones que me habéis ido dando y espero que os guste la historia hasta el final <3
¿Alguna opinión?
Y una pregunta ¿Os gustaría un capítulo de curiosidades como hice con "Espejos"?
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