Inicio [ACTUALIZADA]


Mi nombre es Tacha, yo tenía una vida perfecta en un pequeño pueblo de los Estados Unidos hasta que un día, cuando estaba sola y aburrida me fui a investigar por mi gran casa; era como una mansión, con su amplia piscina, dos pisos y una elegante decoración, me fui al despacho de mi padre, sabia que escondía algo que no quería que viera ya que muchas veces le he pillado escondiéndolo cuando yo entraba, ese día lo encontré después de recorrer todo el despacho; era un pequeño y desgastado diario, antes de abrirlo me senté en el asiento que había al lado de la mesa caoba cuando me puse a ojearlo, no encontré nada importante excepto una cosa, había una nota que decía: "no dejar que mis hijos vayan a Irlanda nunca, se lo prometí a ese demonio" ¿Demonio? Entonces escuché una puerta abrirse y tras dejar todo en su sitio salí corriendo a recibir a mi padre, un abogado brillante que en cuanto me vio encaró una ceja, sabia que percibía mi nerviosismo pero intenté calmarlo en mis palabras y actos.

—Tacha, ¿Qué sucede?

—Nada papa —él me miro de arriba a bajo—. Esta bien, he decidido ir a Irlanda a trabajar.

—No.—dijo secamente— No voy a dejar que vayas allí.—Pasó por mi lado, luego subió las escaleras para ir a cambiarse, cuando bajo lo volví a decir.

—Papa, pienso ir quieras o no—Doy por zanjada la conversación y voy a mi habitación a por mis cosas, la verdad es que no solo iba a trabajar, quería investigar esa nota tan extraña que hablaba de un demonio y a parte había mencionado a otro hijo ¿Acaso yo tenia una hermana o un hermano?

Cuando recojo lo más esencial; mis trajes elegantes de colores fríos, mis preferidos zapatos de tacón, mi selecto maquillaje y mis cosas más esenciales, como mi móvil, cascos y cargador.

—Mañana mismo me iré —Mi padre me miro de reojo sin mediar palabras, cuando vi por que no hablaba era por que estaba hablando por teléfono, seguramente con su ex mujer, mi madre.

Al día siguiente cuando me iba a ir vi que mi padre me esperaba en el coche, supe que él me iba a llevar, subí al vehículo y pasamos todo el viaje en silencio hasta que cuando ya habíamos detenido el coche en el aeropuerto él se detuvo, giro hacia mi su hermoso rostro de cabello negro y ojos azules con marcadas ojeras por el cansancio.

—Tacha, debes tener cuidado en Irlanda, he sabido que tu amiga Kayla esta trabajando allí, pasate a verla y si tienes algún problema no dudes en hablar con ella, ¿Entendido? —asentí—. Ten un buen viaje hija —sonrió y yo bajé del coche, Kayla es mi mejor amia, por no decir la única que había tenido, ella se fue a Irlanda a trabajar en una cafetería en el centro, ella era pura belleza, tenía el cabello rubio, ojos verdes y piel bronceada.

Cuando llegué a Irlanda después de un largo y cansado viaje, fui en busca de una pensión, estaba agotada y no me apetecía ir a buscar a mi amiga. Las calles estaban desiertas y totalmente a oscuras, para mi desgracia ese día llovía y ese frio calaban mis huesos que solo estaban tapados por un bello vestido hasta mis rodillas y unos zapatos de aguja negros a juego, mi cabello moreno de ondeaba con mi paso y mis ojos verdes se veían obligados a cerrarse de vez en cuando por el frío que se colaba en ellos. Distraída en mis pensamientos no vi a un joven y me choqué con él.

—¿Estas bien? —cuando escuché una voz sensual y elevé mi vista, ¡Era un chico tremendamente hermoso! Tenia cabello negro corto y unos electrizantes ojos azules, vestía ropa negra que marcaba sus músculos.—¿Hola?

—Si estoy bien —sorprendida salí de mi trance y volví al mundo real—, siento haberme tropezado pero esta lluvia no me deja ver nada.—El joven rió, una risa profunda.

—¿De que te ríes?—enarque una ceja y le mire interrogativa.

—¿Eres extranjera, verdad? —asentí—Entonces, —Miro mi maleta—¿aún buscas alojamiento? —volví a asentir—Ando buscando compañera de piso, ¿Quieres? —no tenía más opción así que acepté—Perfecto, sígueme —sonrió y tras coger mi maleta y sacar un paraguas nos dirigimos por las solitarias calles de Dublin hasta llegar a un hermoso chalet que tenia la pinta de ser más caro que el mio—Siéntete como en casa —Se fue empapado a lo que supongo sería su cuarto y yo me quedo de pie observando todo; dejo mi maleta al ver una foto similar a la que mi padre tenia escondida— ¿Te interesa esa foto? —su cabello mojado y su torso desnudo me hicieron fantasear despierta pero en seguida volví a mi mundo.

—Oh, perdoname es solo que...—me detuve antes de confesar, ¿Y si mi padre conocía a este joven y luego le decía todo lo que diga yo?—¿Cómo te llamas?

—¡Cierto! No te lo dije —cuando estuvo ya enfrente miá me dijo— Mi nombre es Dairion, Dairion Balkeir, ¿Y tú?

—Tacha, Tacha Grey —sonreí—un gusto Dairion.—el joven miró mi mano y finalmente la aceptó, estudiándome entera.

—¿Tu padre es No ah Grey, el celebre abogado de Estados Unidos? —asentí—Ya veo, y por lo que parece no te a contado nada de nosotros ¿Cierto?

—¿Nosotros? Espera, espera! ¿Cómo conoces a mi padre?

—Muy pronto lo sabrás —veo su sonrisa siniestra y en mi cabeza lo pongo como "desconfiar de mi compañero de casa".

—Dairion, ¿En que trabajas? —digo contemplando los cuadros de la pared, para cambiar de tema; ya me había dejado claro que no iba a responder sobre mi padre.

—Soy pintor, aunque tan solo estoy estudiando para ello —se puso detrás mía contemplando la pintura—¿Tus padres te han hablado alguna vez de las korrigan ? —niego— Ellas son hadas malignas parecidas a espíritus, muy poca gente son capaces de verlas y las que las ven y no conocen su poder, son pocos los que viven. Desde ahora debes tener cuidado, habrán seres que vayan a por ti —su rostro parecía maligno.

—¿Y quién me salvará de ti?—Se giró hacia mi y su sonrisa era torcida, divertida diría yo.

—No hace falta que nadie te salve de mi, soy mucho menos letal que lo que hay fuera.

Después de esa inquietante conversación decidimos irnos a dormir ya que era tarde.

A la mañana siguiente cuando desperté él ya no estaba pero me dejó una nota que me avisaba que tenia el desayuno en la nevera, suspiré y me levanté, esa noche había dormido nada más tocar la cama por lo que no estaba tan cansada como la noche anterior. Me levanté, abrí el agua caliente y después de la ducha me puse cómoda ropa; un pantalón corto vaquero y una camiseta de tirantes que dejaba ver mi abdomen, en la nota también decía que tuviera cuidado con las hadas que se esconden entre nosotros, doblé el papel y lo metí en uno de mis bolsillos, luego tomé el desayuno para acto seguido coger las llaves que me había dejado, mis gafas de sol; aunque no las usaría mucho allí, y mi bolso con todo lo demás.

Cuando llegue a la cafetería me quede contemplándola desde fuera.

—¡Tacha! —escuché la dulce voz de Kayla y la vi corriendo hacia mi, extendí los brazos y ambas nos fundimos en un abrazo—Te he echado de menos, creía que no nos veríamos nunca.

—Ya ves que no ha sido así. No puedes deshacerte de mi tan fácilmente —Ambas reímos al unisono—. Yo también te he extrañado Kayla—sonrío y veo que la cafetería esta casi llena ya—

—¿Te parece bien hablar luego? Ahora hay clientes —me guiña al ver algunos chicos guapos al fondo.

—No has cambiado nada —me hace un gesto para callarme y luego me saca la lengua.

—Nunca he cambiado querida.

Ya dentro me puse el delantal y fui a tomar nota, cuando salí y vi a mi amiga coqueteando en una mesa, al acercarme vi que era mi compañero.

—Hola Tacha ¿Dormiste bien anoche? —mi amiga se gira y me mira coqueta interrogándome con la mirada, yo le digo que no también con mis ojos.

—Si, la cama era muy cómoda, muchas gracias.—él mira a mi amiga y ella se va.

—Ellos son mis amigos, que ya se iban—les dirige una mirada y asienten, pero esos chicos eran extraños, no parecían humanos, tenían la misma belleza inhumana de Dairion—. Siéntate por favor, solo será un momento—hago caso y me siento a su lado.

—Tú cargas la misma maldición que yo, eso es por que yo soy la tuya y tu la mía—vaya, si ese chico intentaba ligar conmigo el segundo día que nos veíamos íbamos bien, porque su forma de ligar pone los pelos de punta.

—¿Qué? ¿Cómo puedes decir eso?¿Es una nueva forma de ligar? Pues dejame decirte que si es así es pésima.

—Puedo por que es la verdad, ambos somos al maldición del otro—lo único que veo es su sonrisa antes de que un intenso mareo me invada y pierda el conocimiento y entro en una especie de segunda dimensión.

—Abre los ojos Tacha, seguro que esto te aclara muchas cosas—cuando oigo la voz de Dairion abro los ojos y me veo a mi de niña jugando con el chico de la foto, estamos en un gran jardín nos veíamos alegres.

—Niños, ¡Venid ya! Papa quiere hacernos un regalo—La mujer sonreía mientras contemplaba a sus hijos.

— ¡Ya vamos mama!—los niños van corriendo y se pone cada uno al lado de su madre.¿Quiénes son ellos? Mis padres? Es imposible, mis padres...—Solo mira, no intentes recordar, eso te causará más dolor—su voz sonaba tranquila al menos eso fue lo que me transmitió a mi.

—¿Y bien? ¿Qué quieres? —él se apega a mi y roza sus labios contra mi cuello, sintiendo su aliento caliente cerca de la oreja.

—¿Estas en mi interior, por eso te escucho?

—No estoy dentro de ti Tacha, yo soy tu maldición, ya te lo he dicho, y también soy como tú. Te arrebataron los recuerdos y te implantaron nuevos.

—¿Qué hablas?No te entiendo—digo nerviosa, alterada, asustada y desorientada.

—¿Ves a esa familia?—Mientras le escuchaba yo seguía contemplando a la familia; el padre estaba haciendo un retrato de su mujer y sus hijos.

—¡Dairion, Tacha!¡Estaros quietos!—soltó la mujer de repente, me quedé perpleja cuando la oí—Esa niña... Y ese niño...—lo miro con los ojos abiertos de par en par. ¿Qué coño me estaban escondiendo mis padres?¿Quién se suponía que era yo?Mis dudas se resolvieron en unos minutos, cuando escuché la voz queda de Dairion.

 —Somos tu y yo antes de que nos alejaran. Ambos somos hermanos, o mejor dicho, hermanastros, ¿Por qué crees que dije que eramos la maldición el uno del otro?

—¡Yo que coño sé!No entiendo una mierda de lo que está pasando aquí.

—Te lo voy a decir claro, pero no quiero que me hagas más preguntas al respecto al menos que yo decida contarte ¿Está claro?—asentí, no tenía más remedio si quería saber que era todo eso—. Soy tu maldición por que esa familia tan feliz que ves tiene un oscuro secreto, o mejor dicho tenía, ellos mataban a gente para dársela a sus hijos, un día capturaron a una bruja y ellos la devoraron; no sin antes la bruja advertirles de que todos los que comieran su carne quedarían malditos para siempre—veo que hace un pausa y que su corazón esta algo alterado, tal vez le estoy obligando a decir más de lo que puede, o lo que desea—. Aún así, y sabiendo todo eso, nuestros padres nos siguieron dando carne maldecida. Ellos murieron hace mucho tiempo, y nosotros no somos personas normales, nosotros somos Enégoreas; una raza maldita que creció con ella dentro, se que nunca la has escuchado hablar pero seria mejor que así hubiera sido y que realmente no existiéramos—me mira a los ojos mientras de fondo oímos las risas de los niños pero no hicimos caso, estamos demasiado absortos en nuestra conversación—. Nuestra raza es humana pero a la vez es espíritu es por ello que tenemos la capacidad de ver a los seres de otro mundo pero, lo peor es que no podemos amar, si alguna vez lo hacemos podríamos llevarlo a la desesperación, hacerlos adictos a nosotros hasta el punto de morir si no están con nosotros, es otra de nuestras..."habilidades, sumimos a las personas en el terror y desesperación.

 —¿Entonces si nos enamoramos los mataríamos?—asintió—Si son humanos sí, aunque también es malo para nosotros, podríamos desaparecer, ya he visto en el pasado a alguno de los nuestros hacerlo—me dijo él—¿Una mierda verdad?—asentí.

Lo que me dolió fue pensar que no podría enamorarme y lo peor aún es que, casi me enamoro de mi hermano, porque hay que admitir que estaba muy bueno, y ahora que lo veo a de cerca más aún.

— Entonces nuestros padres...—le miro de nuevo y noto su preocupación.— Ellos no estaban malditos, solo nosotros, y si alguna vez nos enamoramos y conseguimos sobrevivir, nuestra descendencia tendrá que sufrir el mismo destino que nosotros. Por eso es mejor que nunca suceda, ya es suficiente con nosotros para que más tengan que joderse con esta puta maldición.

—Pero eso es cruel, Dairion, ¿Y si de quienes nos enamoramos no son humanos, que pasaría?—Depende, aunque no estoy seguro, creo que no pasaría nada, No les pasaría la maldición si son mas fuertes.—¿Y si ambos nos enamoramos? ¿Qué sucedería? —se encogió de hombros; no lo sabía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top