Un viajero errante

Un viajero errante

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Tal vez solo esté descubriendo el mundo. Me llamo Markus; mi vida siempre ha sido diferente. Puede que busque un lugar donde encajar, puede que solo sea un viajero errante; o puede que lo interesante de la historia no sea el destino, sino las aventuras del camino. Quizá la vida real sea la mejor de todas las historias. ¿Tú qué crees? Basada en hechos reales. Todos los derechos reservados.Depósito legal: T-245-18También registrada en Safecreative…

La niña del expreso de las 8:14

La niña del expreso de las 8:14

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Me robaron a mi Juana en las catacombas de la ciudad, y en las mismas catacombas encontré otra niña callejera. Sola, perdida entre el tronar del metro que entraba en la estación y el barullo de la gente que se acercaba en tropel dibujando un gran arco alrededor del círculo de mendigos que rodeaban a mi niña. Era como si hubiera visto un fantasma, se asemejaban como dos gotas de agua. Desde entonces he vuelto cada mañana. No volveré a perderla.…

Pandemia religiosa

Pandemia religiosa

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Un virus corre suelto por las calles. La gente está histérica y se refugia en sus casas. No vaya a ser que resulten infectados por la epidemia de la que no paran de hablar en todos los medios de comunicación, a pesar de que los científicos insisten una y otra vez en que todo está bajo control, que tienen a todos los sospechosos aislados, y que será una oportunidad de oro para poder estudiar un tipo de enfermedad que se creía erradicado, el Islam. Relatos distópicos sobre pandemias.…

Pájaro verde, ciudad gris

Pájaro verde, ciudad gris

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¿Oyes eso? Es el sonido de la multitud que brama libertad, igualdad y justicia. Es el sonido de miles de caliptras penetrando entre grietas del asfalto. Los muros caen, los trapos también. Los machos están histéricos, más lo están los religiosos. A pesar de ello, los zombies siguen absortos en una pantalla. Relatos cortos, Oneshots.…

Das Mädchen von der U-Bahn

Das Mädchen von der U-Bahn

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Meine Johanna wurde mir in den Katakomben der Stadt gestohlen, und in denselben Katakomben fand ich ein anderes Straßenmädchen. Allein, verloren zwischen dem Donner der U-Bahn, die in den Bahnhof einfuhr, und dem Lärm der Menschen, die sich scharenweise näherten und dann die Nase rümpften und einen großen Bogen um den Kreis der Bettler zogen, der mein Mädchen umgab. Es war, als hätte ich ein Gespenst gesehen, sie ähneln sich wie zwei Wassertropfen. War es doch Johanna? Seitdem bin ich jeden Morgen zurückgekehrt. Ich werde sie nicht wieder verlieren.…