Las ventajas de los ojos cafés
Mónica conoce a Benedict Mackenzie casi desde que ella andaba en pañales. Pese a que son de mundos social y económicamente distintos, eso nunca ha provocado que ella se sienta inferior, jamás. Ni aunque él sea parte de una familia tan admirada, reconocida, envidiada, millonaria y bla bla bla. Eso no la impresiona, él no la ha tenido babeando nunca y definitivamente no se ha sentido menos ni cuando le ha tocado la mala fortuna de trabajar para él. Así que tolera tenerlo de Jefe, tolera que a él le encante provocarla y sacarla de quicio, pero lo que nunca va tolerar es seguirle el juego para una condenada farsa que incluye matrimonio. A menos que haya poderosas razones para ello y da la casualidad que las habrá...…