Capitulo 9: "El Precio"

- Ten cuidado con las tijeras Ahoko -Kaito la regaño con suavidad al ver el tamaño de esas tijeras. Sin contar que era el primer día que empezaba a utilizar estas herramientas de jardinería.

- Se lo que hago -le hizo un puchero mientras terminaba de cortar el tallo. Al caer el Tulipán rojo en la tierra, dejo la tijeras en el piso y agarro la flor. Con delicadeza la puso en la pequeña pila de Tulipanes del mismo color.

- Eso no saca lo torpe -le recordó. Pero no fue lo suficiente rápido para esquivar el golpe en su pierna. Lo único que ganó Aoko fue la risa burlona del mago.

- ¡No soy torpe!

- Si, si, lo que digas -deslizó la maceta en las piernas de Aoko y se puso de cuclillas a su lado.- Ya puse las semillas adentro de la tierra y lo regué -dijo con fingida desinterés mientras observaba la reacción de la joven.

Bajo la mirada a la maceta, comprobando la tierra mojada en el centro. No pudo evitar sonreir al pensar que Kaito al final si la escuchocuando le explicaba cómo colocar cuidadosamente la semilla y regar correctamente. Aunque, sospechaba qué no necesitaba una clase de jardinería, total, el tenía una pequeña enredadera de rosas azules en su patio.

- Se supone que es mi trabajo -finalmente lo miró, levantando el mentón. Provocó que sus rostros estuvieran a sólo centímetros. Podía sentir la respiración de Kaito en su frente.- Pero muchas gracias, Kaito...

Sus mejillas se sonrojaron avergonzada por la cercanía de ambos. No sabia muy bien si el era consciente de esto y se estaba burlando, o, lo estaba disfrutando.

- Si... -murmuró mirando sus labios.

Pero cualquier pensamiento de tomar la acción de besarla se vio interrumpida cuándo Aoko se giró y dejó la maceta en la tierra. Luego, agarró delicadamente los Tulipanes rojos haciendo un ramo y se lo extendió.

- ¿Me ayudas a hacer un ramo? Es para los del club de teatro.

"Tonta, tonta Aoko"

Pensó Kaito mientras observaba a Jii acomodando los planos y una tablet en la mesa del billar. Las hojas esparcidas en la mesa verde.

No pudo evitar pensar en que pasaría si la hubiera besado. O si ella lo hubiera besado. Lo más seguro es que si ella lo hacía, agarraría su rostro y la tiraría al suelo.

Y que los Tulipanes fueran testigo de como olvidaba las reglas estrictas de la sociedad japones -bueno, como si el las cumpliera de antemano, debatible- para dejarle bien en claro lo que ella era para el. Realmente quería experimentar besar, besarla...

- Ven joven amo.

Ante la llamada del abuelo, se levantó de la silla y camino hacia el. Se posicionó a su lado mientras cruzaba los brazos para escucharlo. Observó en la tableta digital una foto de lo que parecía un collar, pero, con dos cocodrilos. El de la izquierda mordía al de la derecha.

- ¿Esto...?

- Es el collar de cocodrilos Cartier de la actriz Maria Félix -comenzó. Apretó la pantalla, desbloqueando el video. En el, se veía el collar girando despacio.- Está hecho con platino, oro blanco y oro amarillo. Cuenta con 1023 incrustaciones de diamantes, 1060 esmeraldas, dos cabujones de esmeralda y dos de rubí para los ojos. Está conformado por dos cocodrilos: el primero, el verde, cubierto por esmeraldas, y el otro decorado con diamantes amarillos incrustados -finalizó y Kaito silvó encantado por el inusual collar.

- Es maravilloso -admitió encantado. Aunque se preguntó cuál de todos los diamantes tenía la sospecha.

- Lo importante son los dos rubís -agrandó la imagen hacia la cabeza de uno de los cocodrilo verde.- Principalmente este... -señalo esos ojos rojos. El mago entendió al instante. Rojo igual a Pandora... - Recuerde no ilusionarse mucho joven amo. Así como puede ser un diamante público, puede ser uno que alguien usa todos los días sin saberlo y...

- Si, si, ya se Jii -movió la mano con desinterés.- Tenemos esta charla casi todos los días -sonrió para darle entender que de eso era consciente. El mayor asintió más tranquilo.- ¿Donde lo mostrarán?

- En la galería de Beika...

No pudo evitar cerrar los ojos y sonreír con ironía. Ya sabía lo que se le vendría. Un desafío.

- Parece que tendremos de buena compañía...

Sin evitarlo, pensó en ese pequeño detective. Era un verdadero dolor de culo si se le permitía admitir. Sabía que tenía que ir bien preparado, el detective no dejaba pasar nada. Desde la venta miró a la luna, y su tan famosa sonrisa apareció.

"Daré todo para encontrar y destruir a Pandora, pase lo que pase. Duela lo que duela..."

Recordó la carita de Aoko observándolo. Sus intensos ojos azules, esos zafiros que lo pusieron a sus pies sin que nadie lo note. Sus labios entreabiertos y sus mejillas manchadas de un rubor intenso. Y también las veces que ella le sonrió, dándole una bendición que siempre agradeció a todos los dioses en silencio.

"Pierda lo qué pierda..."

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Quien se aferra a una mentira, se hunde como una piedra.

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Aoko miró la televisión quien anunciaba la repentina nota de Kaito Kid, anunciando un nuevo robo.

Miró a su padre que caminaba por toda la casa gritando al celular órdenes que los oficiales tenían que seguir en Beika y Ekoda, y una queja de porque todos querían presumir de sus joyas en estos lugares específicos de Japón, para luego, insultar a Kid y ver de cómo lo atraparían. Soltó un suspiro y con aburrimiento miró su celular.

Sabía que sería otra noche sola en casa.

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¿Realmente estas dispuesto a pagar ese precio ladrón de guante blanco? Porque, el destino decidió cuál sería el papel de la chica, y ese habla de sangre.

Que lastima...

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