.---- -----
10. Encuentro
Solo tenía unas horas libres antes de volver con el doctor, así que como pude busque algo cómodo que ponerme y me di un baño.
Tenía aún tantas preguntas por resolver estando aquí que no había tiempo para descansar y creo que cinco años fueron suficientes para mi cuerpo. Cuando estuve lista, salí de mi habitación, habían varias personas recorriendo los pasillos, la mayoría de ellas iban bien vestidos, tal vez es porque aquí se encontraban alojados todos los de la base A.
En aquel grupo solo pertenecen las personas de alto rango, investigadores, científicos, congresistas, físicos, embajadores, astrónomos y dueños de empresas que aportaron con lo cometido, uno de los más grandes es, por supuesto, Los Mendes, que aparte de ser propietarios de todo aquello tenían un largo historial en la física y astronomía, ni hablar del heredero, que parecía ser perfecto ante los ojos de todos, pero claramente no lo era.
Después de algunos minutos recorriendo el lugar, llegué hasta un salón donde habían varias mesas con algunos postres, frutas, vino y demás. Todo repartido en una fila, las paredes tenían un tapizado de color mostaza, un escenario pequeño donde había un piano en él, tan brillante y pulido, jarrones con distintos tipos de flores, cortinas con incrustaciones de oro. Algunas personas estaban tomando un descanso en los sillones de cuero y el espacio permanecía algo callado con ligeros murmullos del hablar de la gente.
No conocía a nadie en aquél lugar, por lo que me sentí intimidada, quise retirarme de allí pero una voz femenina captó mi atención.
—¿Neith? —preguntó detrás de mis espaldas, me giré, observando a la que menos esperaba ver aquí —¡Eres tú! —exclamó la pelirroja con un destello en sus ojos, envolviéndome en sus brazos.
—Alexis —mencioné, aún impresionada pero de alguna manera me sentí aliviada al ser consciente de su presencia —No lo entiendo... ¿Cómo es que estas aquí?
—Te iba a preguntar lo mismo, tonta —me dijo, haciéndome soltar una carcajada —El esposo de mi madre pagó por estar aquí y nosotras dos, además de que, bueno... Estudié astronomía así que fue un punto a favor y ahora estoy aquí. ¿Y tú? Oí que te llamaron por estar aquí.
Sonreí ante su tan emocionada respuesta, ojalá tan solo hubiera tenido su suerte. Alexis y yo nos conocimos en la universidad, sabía que su madre estaba en algunos planes con un buen hombre en aquél momento y al parecer eso fue concluido.
—Si, algo así —respondí con la comisura elevada, no quise darle indicios de mi aún dolorosa partida.
—¿Vinieron contigo? ¿Tu hermano? ¿Tu tía? —volvió a cuestionarme, haciendo más difícil mi actuar pero no la culpo, ella no sabía nada.
—Solo con mi hermano —respondí en un suspiro a lo que ella sujetó mis dos manos sin pensarlo y su sonrisa se borró.
—Neith... —murmuró, tan solo la detuve al instante.
—No te preocupes, de hecho, supongo que conoces de este lugar más que yo, ¿Por qué no me ayudas un poco? —dije cambiando de tema, ella me sonrió compasiva, entrelazando su antebrazo con el mío.
—Está bien, vamos.
Ella me llevó hasta el ascensor, que a decir verdad, era el lugar donde más se podía apreciar el infinito espacio en el que nos encontrábamos ya que todo lo que lo rodeaba estaba hecho de un vidrio transparente. Bajamos hasta llegar hacia donde se habitaba varios pequeños contenedores electrónicos, algunas personas se encontraban utilizando aquello ya que estas al parecer les daba una tarjeta.
—Esto es fundamental, lo que tengo entendido es que debes tener tu tarjeta de presentación, ya sabes, tu edad, nombre y esas cosas —me dijo sin importancia a lo que solté una pequeña risa mientras ella buscaba mi nombre en aquel monitor.
—Que hayan pasado cinco años, ¿Afecta en algo? ¿Cómo la edad? —cuestione ya que la criogenización no afectaba para nada la apariencia de los demás.
—No, tu sigues en tus intactos... —se detuvo hasta que la máquina lanzó en sus manos aquella ficha —Diecinueve años, no querían más problemas así que solo decidieron que los tripulantes llevasen la misma edad en la que fueron dormidos.
—Un daño psicológico menos —añadí, pensando en que algo así, ni con un cambio tan simple podría evitar aquello.
—Exacto —me confirmó —Son algo fríos, supongo.
—¿Quienes?
—Ya sabes, el senado, todos son unos viejos a excepción del hijo del dueño de todo esto, es una real belleza —mencionó, una de sus virtudes, que si es que se le podía llamar como tal, es que era muy directa.
—¿Lo conoces? —curiosee, queriendo escuchar su respuesta.
—Solo de lejos, él no es de hablar con cualquiera, parece que no soy digna —bromeó mientras caminamos por el área —Escuche que trabajaría con una mujer, la envidio, ¿sabes?.
—Yo no —solté sin pensar a lo que ella se detuvo en seco, mirándome con el ceño fruncido.
—Neith Brand, ¿Hay algo que deba saber? —susurró, sospechando de mi respuesta.
—¿Recuerdas el trabajo que empecé con el señor Cooper?
—Cómo no hacerlo, todos creían que tenias un amorío con él —me dijo, cruzándose de brazos a lo que yo rodé los ojos.
—Bueno, el doctor Mendes fue quien lo terminó y es por eso que estoy aquí, para trabajar con él —respondí, tenía que decírselo a alguien más quien no sea mi hermano. Fue un peso menos para mi.
—Ahora yo pienso que tienes un amorío con él y no me disgusta para nada —me dijo haciendo que le diera un pequeño empujón —No puede ser, eres afortunada, Neith.
—Quisiera pensar como tú —comenté.
—No puede ser tan malo, ¿O si? —me pregunto con preocupación al ver mi expresión.
—Estoy empezando, supongo que el tiempo lo dirá —le dije.
Entre tanto, fui maldecida bajo las circunstancias pues aquel reloj electrónico de la pared marcaban las dos y quince.
Me iba a matar.
—Mierda, estoy tarde —maldecí por lo bajo, haciendo que Alexis me mirara confundida.
—¿Qué ocurre?
—Te lo contaré después, averigua sobre mi hermano, no puedo encontrarlo por si sola en este lugar tan grande —le pedí, obteniendo su aceptación de su parte mientras apresuraba mis pasos.
Por suerte, el ascensor se abrió, dejándome en mi piso anterior en segundos, estaba tan entretenida con Alexis que olvidé el camino por donde venía.
Me guíe de mis instintos, optando por la derecha; hace una horas, había visto el cuarto donde yacían los informes que ahora estaban a mi disposición, corrí lo más rápido que pude cogiendo aquellos papeles entre mis manos. Una vez conmigo, me dirigí hacía la oficina del doctor que se encontraba a unos dos pasillos más.
Aún agitada, procedí con tocar su puerta, sin embargo, no recibí ninguna respuesta, decidí tocar por segunda vez pero ni siquiera mi puño llegó a tocar el portón cuando note un jalón de mi muñeca, el fuerte estruendo de la puerta al cerrarse y el choque de mi cuerpo contra la pared.
—Te dije que odio esperar, aún más cuando se trata de trabajo —reprendió sintiendo su rostro cerca al mío mientras solo mantenía la vista baja.
—Lo sé y lo siento por eso, no volverá a pasar —dije, sintiendo una gota de sudor resbalar por mi cuello.
—Mírame —ordenó, sujetándome aún de aquellos papeles que llevaba contra mi pecho —He dicho que me mires, Neith —volvió a decir sintiendo sus fríos dedos sobre mis mejillas, levantando mi rostro —Poco a poco sabrás las reglas de este lugar y una de ellas es que no me importa quien sea, quien no cumpla con las órdenes, vivirá allá afuera y créeme que ni segundos tendrá para querer reivindicar su error con un perdón.
Mi corazón sentía salir de mi pecho, y mis pulmones sintieron chocar contra mis costillas, tragué saliva, nerviosa ante lo que un tipo con cara angelical podría ser capaz de llegar a hacer.
Hola, perdón por no haber actualizado antes, he tenido muy poco tiempo para escribir pero espero que este capítulo haya sido de su grado. En el próximo les compensare. No se olviden de votar y comentar, las quiero 🦋.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top