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8. One Soul




"Desde el primer día el infierno estuvo patente para nosotros"
—TIME.





Y ahí iba él, apenas su cuerpo resistía a su propio peso, sin embargo, su enojo siempre era el que ganaba ante cualquier cosa que se opusiera, sabía que eso podría costarle horas de sueño y deshidratación, pero su necedad era como una tal roca pesada y gigante. Todos en la base A habían despertado hace ya unos minutos, y el castaño fue el primero en abrir los ojos, como también el último en irse del gran salón.

Todos los pasajeros despertaron lentamente y aunque Shawn también lo hizo, no duró por mucho tiempo, pues supuso que aquella chica estaría junto a él. Miró a su izquierda, luego a su derecha y se desencadenó uno de sus tantos principales defectos.

¿El problema? Neith no estaba.

—Quiero ver esa lista —ordenó haciendo que el hombre se apartará de su sitio, mientras volvía a encender aquel chip donde mostró un holograma lleno de los nombres de los tripulantes.

—Señor, ya todos en la lista están despiertos, no hay ni uno sin falta —anunció el hombre quien tan solo lo miraba desde una esquina.

—La quiero a ella, ¡¿Dónde está?! —exclamó apagando aquél chip, arrojándolo a un lado de la habitación.

Se puso de pie, caminando de un lado a otro llevando una mano a sus labios, tratando de pensar qué hacer.

—La señorita Forbes ya salió de hibernación, señor —informó. El castaño le lanzó una mirada de desaprobación.

—Ella puede quedarse dentro por veinte años más si quiere, no me interesa —soltó el joven, quién caminó a pasos apresurados hacia el identificador que estaba pegado en la pared, colocando su muñeca en esta, dándole acceso total a lo que quisiera.

—Shawn, ¿Qué estás haciendo? —añadió de forma burlesca el chico de ojos oscuros quién entró al salón extrañado por los ruidos que el castaño ocasionaba.

—Lo que estos buenos para nada no pueden hacer —respondió, haciendo que el encargado se sintiera incómodo.

—Bienvenido señor Mendes, ¿En que lo puedo ayudar? —anunció la voz robótica que se hacía escuchar en todo el salón.

—Busca a Neith Brand, ahora —decretó, moviendo su cabello ruloso impaciente.

—Es una pasajera de la base B, señor. Ellos despertarán en una hora más con los de la base C. —añadió, y aunque eso supuso apaciguar su enojo, tan solo aumentó mucho más.

—Yo pedí que ella estuviera en mi base —dijo este, acercándose al encargado de manera amenazante —Lo pedí claramente.

—Lo siento, señor. Tal vez hubo una confusión, sólo me asignaron con la lista hecha, yo no lo realice —se excuso. El doctor suspiro inquieto.

—Vete —dijo este mientras el hombre se retiró rápidamente.

—Cálmate, nunca te había visto así por una chica —comentó el ojinegro dándole palmadas en el hombro al castaño.

—Nunca me has visto hacer nada de lo que no quisiera que veas —musito, alejando la mano del moreno con brusquedad.

—Si, ya veo —dijo este con menos interés mientras el joven salía del salón, dejándolo atrás.

No se dio tiempo ni siquiera para observar lo que había a su alrededor, pues ya conocía al revés y al derecho cada esquina del lugar. Tomó el ascensor que lo llevaría hasta el piso donde Neith se encontraba, aún nadie despertaba, faltaban cuarenta minutos para que sucedería y decidió esperarla.

—Señor, ¿Cómo está? —preguntó sonriente la mujer quién hacía guardia en el salón.

—Neith Brand, ¿Está en su lista? —preguntó queriendo asegurarse de la información, e ignorando por completo aquella cuestión.

La mujer de cabello rubio revisó, afirmando la petición del doctor.

—Si —le respondió, para volverlo a mirar —No creo que usted quiera involucrarse con esta base, señor. Ya está algo ocupada. —añadió la mujer dándole un ligera sonrisa.

—¿A que se refiere? —preguntó frunciendo el ceño.

No dejó que contestara cuando ya se encontraba dentro del salón, este aún estaba oscuro y las luces tenues de las cápsulas eran lo único que alumbraban además de las infinitas estrellas que se daban a ver por el panel transparente.

—¿Qué haces aquí? —demandó el castaño al ver a su primo de pie frente a una de las tantas cabinas.

—Debería preguntar lo mismo —respondió metiendo las manos a sus bolsillo, dejando de mirarlo para dirigirse nuevamente hacia aquella cabina.

El doctor caminó hasta él, encontrando a la quién desde un principio estaba desesperado por ver. Sus rasgos faciales se ablandaron al ver a la chica aún bajo la dosis en su cuerpo, el castaño sonrió de lado al observar el color melocotón de las mejillas de ésta a quien no esperaba por ver como se tornaban en un fuerte matiz carmesí cada vez que la tocaba.

Aquél pensamiento duró unos segundos al percatarse que no era el único quién la miraba, volviendo a su tan única personalidad.

—Eso no te incumbe, ¿Por qué estás aquí? —insistió cruzándose de brazos mientras su acompañante hizo un gesto de molestia pero no hizo nada más, pues ya era costumbre presenciar aquél carácter de su primo.

—Hablé con ella un día antes de irnos, le dije que estaría aquí para cuando despertará y eso estoy haciendo —explicó el ojiazul decidido —Espero y le des algún tiempo libre —añadió obteniendo la atención de Shawn de nuevo. El castaño frunció el ceño, aquello era lo menos que quería hacer.

—¿Nash vino contigo? —cuestionó, cambiando de tema. Estaba tan ocupado en sus asuntos que ni siquiera sabía quiénes de su familia habían abordado, a excepción de uno.

—Si, le fue más difícil por mamá, era más apegado a ella —respondió con una delicada sonrisa que reflejaba tristeza, a diferencia de Shawn que se mostraba inexpresivo.

—¿Sabían que ella podía venir con ustedes, cierto? Ella aportó con esto —le mencionó.

—No quería dejar a papá solo —añadió mientras Shawn sólo asentía arrugando la nariz.

Para el castaño aquello significó algo inútil, su tía podría ser muy perspicaz en cualquier cosa que se le presentará pero cuando se trataba de amor, era demasiado ingenua. Igual a su madre.

Las luces de repente, se encendieron en el lugar, dando a entender que ya estaban por despertar, aquellos chicos se asomaron a la única cápsula que prestaban atención, viendo como el humo blanco se propagaba dentro de esta.




💫🌎💫






El ojinegro llegó hasta la recámara de su hermana, quién ya hace unas horas acababa de despertar, preocupado por ella quiso tocar la puerta, sin embargo, esta se abrió por si sola dando pasé a ella quién aparentaba ir de salida.

—Cameron, ¿Qué haces aquí? —preguntó demandante mientras se terminaba por colocar los aretes de plata.

—¿A dónde vas? —le pregunto curioso siguiendo los pasos largos de ella.

—Necesito una bebida, ¿A que viniste? —preguntó sin detener sus pasos.

—Acabas de despertar, Jessica. No quiero que tengas alguna recaída, debes estar más atenta desde ahora —impuso el joven, deteniendo el paso de su hermana en seco.

—Ya lo coordinamos con papá, se lo que hago —mencionó seriamente, mientras volvía a retomar su paso y el pelinegro respiro profundo, tomando la dirección contraria.

No podía darse el lujo de enojarse ahora, se vería muy desesperado y aún faltaba mucho para que el plan se concretará, aunque el propósito estuviera sellado, no confiaba en Shawn, menos ahora que no había nadie quien los respaldará, era un papel y la palabra del castaño de donde ellos colgaban.

Cameron espera ganar ante la inteligencia del castaño.

Shawn ya lo tenía más que resuelto.



Hola, hola. Perdón por la demora, pero aquí tienen un nuevo capitulo, espero y lo hayan disfrutado. No se olviden de comentar y dejar su lindo voto 🦋.


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