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6. Último día
Mañana será el día de partir y ahora ni siquiera ansío salir de mi habitación.
En mis días de escuela y universidad, siempre fui alguien con poco interés en los chicos. Es más, nunca había estado en una relación, lo más lejos que había llegado era cuando tenía trece y besé a un chico por un tonto juego de azar.
Nunca antes me había arrepentido tanto de mis acciones como ahora. Apenas lo conozco y todo lo que se es que es un completo insolente.
Aquí es cuando me coronó como la más idiota de todas.
Desde mi ventana podía observar como algunas personas salían del edificio tan solo para mirar hacia el cielo y pasar un buen rato. No era la única quien extrañaría estar en la tierra, sin embargo, ella nos está retirando de su ya destruido hogar por culpa de nosotros, era un buen merecido golpe en el rostro.
—Venus, ¿Estás ahí? —preguntó la voz de mi hermano tocando mi puerta varias veces seguidas.
Desperté de mis pensamientos, alejándome de la ventana y abriendo la puerta, intentando ocultarme detrás de esta.
—¿Qué ocurre? —le pregunté, viendo qué nadie pasará por aquí.
—Estaba esperando a que tocaras mi puerta pero al parecer tu no sales de tu cueva —respondió con los brazos cruzados, solo puse los ojos en blanco.
—Estaba leyendo, quiero estar preparada —le dije y este seguía sin creerme.
—Tu ya estas preparada, Venus. Pronto estarás en el grupo de los que prácticamente son dueños de todo esto, comparte un momento con tu hermano que pertenecerá pronto a la servidumbre, ¿Quieres? —bufé, pensando que lo que decía era una total tontería.
—Esta bien, pero que sea cerca de aquí —le avise mientras salía de mi cuarto.
—¿Tanto le temes al doctor hermoso ese? Solo iremos a la cafetería, ellos tienen uno propio, te lo aseguro, no te lo encontrarás —preguntó Newt empezando a molestarme.
—No le tengo miedo —reprendí dándole un golpe en el brazo.
—Pues no parece. No se porque te asusta, si cada que pasa cuando estás tú la única dirección a la que mira es hacia ti —añadió, entrando hacia la cafetería que está vez se encontraba un poco vacía ya que todos estaban afuera —Soy tu hermano y soy hombre, conozco esa mirada de interés, se supone que eso debe de molestarme, Venus. —mencionó haciendo un berrinche.
Reí, sabiendo que sus palabras tenían sentido pero no quería aceptarlo, no anhelaba ni siquiera imaginarlo pero Newt no ayudaba mucho.
—No debe porque no es así, Newt. Solo es trabajo, trabajaré con él, terminó la investigación que yo había dejado a medias, así que supongo que no me queda de otra —le dije mientras cogíamos unas manzanas del frutero.
—Llevarte con él a solas hacia otra piscina no me hace confiar tanto en él pero ahora que lo dices así, estoy seguro que le darías una patada si se acercara a ti, ahora me compadezco de él —añadió más relajado mientras salíamos del lugar con un pequeño pastel de durazno.
Trague saliva y respire hondo tratando de no delatarme por mi misma, escucharlo decir eso fue como si cada recuerdo de ayer viniera de golpe a mi cabeza. La Neith del pasado hubiera hecho exactamente lo que Newt dijo, sin embargo, ahora me sentía otra persona.
Tire mi manzana ya terminada hacia el contenedor y proseguí con el postre, no quería tener que hablar más sobre esto con mi hermano.
—Mira, ahí viene uno de los de traje —dijo Newt quien ya había acabado con su comida.
Mi vista cayó en uno de los dos hermanos que había conocido el día de ayer, como dijo Newt anteriormente, no era costumbre verlos a ellos por aquí, ya que solo era un piso dedicado a los recién llegados.
No lo pensé y tiré mi pastel a medio terminar en el contenedor, haciendo que mi hermano me mirará confundido.
—Ahora confirmo que tienes una especie de fobia con ellos —susurró, dándole un empujón.
Niall, ese era su nombre de quién ahora me veía con una sutil sonrisa mientras caminaba hacia nosotros, parece que fui yo a quién buscaba ya que no volvió a fijar su mirar en otros puntos.
—No fue tan difícil encontrarte, Neith —me dijo dándome un corto beso en la mejilla, cortando mis palabras —Tu debes ser su hermano —añadió el ojiazul estrechando la mano de Newt —Soy Niall, un gusto.
—Newt, igualmente —saludo amable.
El me lanzó una mirada risueña, cualquier hermano no dejaría que tocarán a su hermana al menos un pelo, sin embargo, Newt era totalmente diferente, como mi mejor amigo.
—Olvidé algo en mi habitación, ya me voy —dijo, y antes de que pudiera decir algo, se echó a correr, haciendo que Niall riera un poco.
—Siempre fue algo hiperactivo —me excuse después del vergonzoso momento.
—Me cae bien —mencionó aún con su sonrisa en su rostro —Fui a buscarte afuera, al parecer tu y tu hermano son uno de los pocos que están aquí.
—Si, es que estaba algo cansada toda la mañana —mencioné —No pensé que vendría hasta aquí.
—Dije que te vería después y aquí estoy —reímos al unísono, pensando que aquello fue algo amable de su parte —Es nuestro último día aquí, Neith. Espero y no te niegues a acompañarme a ver el cielo.
—No, está bien, también estaba pensando en eso —le dije mientras comenzábamos a ir hacia la salida.
La mayoría de las personas estaban sentadas en el pasto, conversando, merendando o simplemente mirando hacia arriba y de lejos se podía apreciar aquella nave que pronto nos llevaría consigo.
Niall y yo fuimos hacia donde no había tantas personas para poder hablar tranquilamente. La luz tenue que daba el sol iba llegando sobre nosotros, sintiendo su frágil calor.
—Voy a extrañar esto —comenté con tristeza.
—Estoy seguro que todos lo haremos, Neith. La nave está equipada para que sea lo más parecido a la tierra, supongo que sólo nos queda hacer nuestro esfuerzo —me dijo mientras avanzábamos de a poco. Asentí, de acuerdo con su opinión.
—¿Puedo preguntarle algo? —añadí con timidez mientras él me miraba con diversión.
—Claro —respondió.
—Los que se quedarán aquí, sabemos que lo peor llegará... ¿Ellos sufrirán? —le pregunté, abrazándome a mí misma, el dolor en el pecho aún no desaparecía cada vez que sacaba a la luz este tema.
—¿Tienes a alguien más aquí contigo? —musito, tan solo asentí cabizbaja.
—Mi tía, ella no viajará —dije dando un fuerte suspiró.
—Lo lamento, Neith... Pero, si es que te ayuda de consuelo, ella no sentirá nada, se verá llegar un día antes o dos, y entonces comenzarán con las transfusiones, solo una dosis y eso es todo, créeme que no necesitas saber más —murmuró, provocando un nudo en mi garganta.
—Si, esta bien... Necesitaba saberlo, gracias —dije entrecortado, me sentía débil y odiaba aquello.
Mi angustia una vez más ganó a mi fuerza, provocando que varias gotas de agua cayeran sobre mis mejillas.
—Neith, no llores —pidió el ojiazul con delicadeza deteniendo nuestros pasos.
—Disculpe —añadí, limpiándome con las mangas de mi blusa.
Sus manos sostuvieron mis brazos con paciencia, evitando que se movieran.
—No te disculpes, llorar no es un delito —añadió elevando la comisura de sus labios —Pero si vas a hacerlo frente mío creo que ya es hora de dejar tu formalidad conmigo.
Sonreí a medias, sintiendo como mis lágrimas empezaban a secarse.
—Tienes razón —reí mirando sus grandes ojos azules.
—No estarás sola, Neith. Mañana dormiremos por un largo tiempo y te prometo que estaré ahí cuando despiertes, bella durmiente —bromeó, dándome un abrazo, sintiendo que podía confiar en sus palabras.
Apenas lo conocía y ya se había ganado mi corazón.
💫🌎💫
Después de aquella charla con Niall, mi conciencia se sentía un poco más tranquila.
Ya había oscurecido por lo que me dirigí a mi habitación, aún algunos se mantenían en la cafetería viendo las noticias que tan solo anunciaba el acontecimiento de mañana y las consecuencias que todo este plan traía consigo, las protestas de quienes no estaban de acuerdo, gritos, desesperación, no quería ver aquello.
Al entrar, los libros que había dejado sobre mi cama estaban puestos en la mesa de noche, ordenados. Por supuesto que yo no lo había hecho, fruncí el ceño cuando dirigí mi vista hacia una pequeña caja de color negro y debajo de esta una nota.
Me senté, cogiendo entre mis manos aquella diminuta caja, abriéndolo, era un broche y en el centro de esta se posicionaba un destello que llamó mi atención, mi falta de información tan solo me hizo pensar que era una simple roca de color rosa, sin embargo, eso cambió al leer aquella nota.
Tenía una corazonada de que fuera de Niall quién me había hecho este regalo pero era imposible ya que acababa de irse.
"Lo que ahora tienes entre tus manos es una espinela, Neith. El color me hace recordar a tus mejillas que aún con el peor de los fríos, se tornan en un matiz que no puedo olvidar.
Es una gema que solo perteneció a la realeza y ahora es tuya.
—Shawn."
Mi corazón cayó, sin saber que pensar, deje la nota a un lado volviendo a admirar aquella piedra, suspire, no me lo terminaba de creer.
En segundos, sus ojos mieles volvieron a atraparme en mis recuerdos. Y como si el aire me faltara, me levanté de la cama, con aquel broche entre mis manos, mirándolo, suspire nuevamente con inquietud.
Apenas hace dos días me hizo entender que mi vida era de su menor interés y ahora me entregó algo tan particular que sólo hacía que la confusión rodará por mi cabeza.
Hola, espero les haya gustado el capítulo, créanme yo tampoco me espera el regalo de Shawn jajaja. No se olviden de votar y comentar, gracias por leer ❤️.
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