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50. Horas
"La vida era lo que todos buscaban, mientras yo solo ideaba desaparecer."
—TIME
Había perdido más de lo que había ganado. La voz de mi tía volvió a resonar en mis oídos, siempre pensando que jamás podría volver a recordar su voz una vez que su mensaje terminará. El video daba inicio una y otra vez en el salón dónde deseaba quedarme escuchándola hasta que mis oídos reventasen.
Oír la voz de mi tía parecía haberse convertido en mi último método para conciliar el sueño, pues las últimas semanas no había podido dormir. La inquietud por hallar una respuesta rápida a las incógnitas me hacía pensar que lo estaba haciendo todo mal pero al mismo tiempo tratar de hacerlo paso a paso solo me hacía mirar al reloj pensando que las manijas iban mucho más rápido que yo.
Iba a explotar, aún más cuando Shawn me dejaba sola por las noches. Sus palabras hacía mi se basaban solo en querer que le transfiriera información y un gracias por hacerlo. Su silencio parecía la calma antes de la tormenta que amenazaba con llegar.
Todo parecía consumirme, no había visto a los que amo durante semanas y lo poco que me daba fuerzas era cada fin de semana cuando Legrand subía a la base para verificar mi estado y decirme que ellos seguían bien. Además de que ahora ya no era constante su visita pues desde que le informe sobre el plan de Cooper, él y su equipo habían tratado de ser los más cautelosos posibles para que el contrabando que se estaba llevando acabo no llegará a manos equivocadas.
Todos los pasillos de aquí eran solitarios a comparación a como eran antes, apenas y transitaba gente cercana al círculo de Shawn sin embargo eso no incluía a los que al parecer solían ser de la congregación suprema. Y aunque yo quisiera verlos, me era advertido una vez que veía la cantidad de seguridad que habitaba cada final de los pasillos.
Solo me preguntaba, ¿Dónde estaban ellos?.
El círculo rojo de la parte superior de la puerta se había encendido, iluminando una parte de mí rostro pues aún era de madrugada y yo había caído en un ligero sueño en el mueble de la oficina. Cuando aquello sucede no suelo alarmarme pues sólo eran personas que buscaban o tenían algo para Shawn pues aquí solo podíamos entrar él y yo. Sin embargo, ahora era diferente ya que Shawn no estaba aquí y el reloj apenas marcaba las cuatro de la mañana.
—Neith, necesitamos decirte algo, urgente. Déjanos pasar antes que alguien nos vea.
El susurro angustiado de Cooper y la hiperventilación de Ana me hicieron actuar rápido, pasando mi identificación en el escáner y cerrando las puertas.
—Ana —solté en anhelo al volverla a ver —¿Qué ocurre? —cuestione hacia Cooper quién hizo un espacio en el escritorio para colocar las cosas que traía.
—Paul, es un amigo que trabaja para el capitán. Siempre manda información en cada llamada que tenemos, solo en clave. No estoy seguro si lo sabias pero algo me dice que no, de lo contrario hubieran acabado esto por lo menos hace una semana. —expresó Cooper mostrando papeles en donde descifro las claves una y otra vez.
—¿Qué quiere decir? —pregunté con el ceño fruncido observando todas aquellas hojas.
Habían cientos de ellas codificadas en clave morse, y otras más traducidas por el profesor. Mi expresión fue de asombro pues ya nadie utilizaba aquellos códigos, solo eran puestos en practicaba cuando algo de suma importancia se presentaba y este era uno de ellos.
—Las Voyager. Fueron lanzadas hace más de cien años, recolectan información a cada paso que dan. —dijo mientras colocaba las hojas en orden lo más rápido que podía.
—Por lo que se, no pudieron seguirles el rastro. —mencioné a su velocidad.
—Así es, pero así como se apagaron solas al salir de nuestra galaxia, volvieron a prenderse hasta hace tres semanas. Su sensores volvieron a tomar información valiosa. Ahí está todo, conecta tus resultados y podrás confirmar si pereceremos o no de vida ahí, Neith. —soltó de repente, dándome un golpe suerte pero que al mismo tiempo me estaba dando un resultado que no quería descubrir.
—No lo mencionó... Cooper, Shawn no lo mencionó —dije soltando un suspiro agotador y de repente todo parecía dar vueltas a mi alrededor.
—Sus investigaciones, tienen al menos que coincidir. Neith, ¿Comprobaste los tuyos con los de él? —cuestionó Cooper rápidamente.
—Todos los días, la mayoría resulta erróneo, parecen no tener sentido. Profesor, no puede ser...
Solté un gemido mientras tapaba mi rostro con las manos, intentando volver enseguida al sofá, todo daba vueltas en mi cabeza, intentando no llegar a lo que fácilmente se podía traudicr ahora como fraude. Fraude de todo lo que había realizado con Shawn era lo que parecía ser, un sabotaje despiadado.
—Paul lo mando todo, al menos lo más relevante. Neith, no es hora de descansar, podríamos estar frente a la última esperanza... ¿Cuándo vuelve el presidente?.
—Dentro de... Dos horas... —dije aún exasperada y con mis piernas temblorosas —Cooper, no puedo...
—Si que puedes, estas al final. Y aunque quisiera ayudarte no puedo hacerlo, pronto vendrá, eres la única aquí que puede. —negué con la cabeza aun perdida en mis pensamientos.
—Señorita, por favor. He venido hasta aquí porque Emilia no está conmigo, mi hija ha sido retenida, lo único que se es que el señor Niall y su hermano Nash están con ella. —suplico Ana quien se colocó de rodillas ante Neith haciéndola sentir impotente por todo lo que estaba ocurriendo —Si hay oportunidad, tómela, por favor.
—Brand, hazlo. Rebecca y unos cuantos más entregarán los últimos paquetes, las máximo que pueda sacar, recuerda, no estas sola. Haré saber a Legrand lo mas rápido que pueda.
—No —mencioné mientras me levantaba nuevamente y ayudaba a Ana a colocarse de pie —Estoy segura que cuando él se enteré de que lo que haré toda su base cubrirá hasta lo más mínimo. Si avisa a Legrand ahora, se darán cuenta, hágalo cuando el ruido empiece.
—Yo avisaré a los civiles, los más que pueda, señorita. —dijo exponiendo el sudor de su frente.
—Vamos, Brand. Que no se te ocurra pensar en nuestras vidas ahora, hemos tomado una decisión, al igual que tu al venir aquí. Solo hazlo, ahora.
Agitada y con el corazón casi a la mano, asentí a regañadientes. Inmediatamente, Cooper tomó a Ana de la mano, saliendo del salón a pasos agigantados.
Saqué todos los objetos innecesarios del área, tomé mis muestras, y las de Shawn. Y como había mencionado anteriormente, nada cuadraba, nada con excepción de los míos junto a los de Cooper. Intentaba hallar una casualidad en los trabajos de Shawn pero incluso ni de esa manera había una excusa para engañar a mi mente de que todo era un fraude.
Con furia esparciéndose en todo mi cuerpo, esparcí el trabajo de Shawn por los suelos, siendo que todo aquello no era más que simples fórmulas sacadas de su cabeza, un garabato sin sentido que parecía ser lo que toda esta tripulación significaba para Shawn.
Volvía a equivocarme con la idea de que no podía hacer más daño de lo que ya había hecho. Niall, Nash y la pequeña Emilia encerrados, ¿Qué más podía caber en aquella tan retorcida mente?.
Mi mano no paro de escribir, uniendo cada punto, como si un rompecabezas de mil piezas tuviera que ser construido en tan sólo una hora. Los números parecían volar en mi campo visual, mis dedos se entumecían de lo tan rápido que estaba escribiendo, llegando al punto de rogar que no se detuvieran.
Arrojé el plumón una vez que la última pieza había sido puesta en el tablero.
Había vida. Una vida tan próspera como la tierra lo había sido.
Lo había hallado y nadie más que yo lo sabía. Tenía que avisarlo, tan pronto como podía.
El tiempo comenzaba a correr en mi contra, y mi mente se debatía en que debía hacer primero. Inmediatamente pensé en Emilia, mi imaginación me hacía sufrir pues el único que pudo encerrarla ahí había sido Shawn. La gran noticia sobre la vida descubierta había sido dejado de lado pues aunque quisiera gritarlo, aún me encontraba atrapada aquí.
Me dirigí hacia la puerta lo más rápido que pude, sin embargo, en mi camino me tope con dos personas y por instinto retrocedí lo más lejos que pude.
—Aquí esta su oro, señor —dijo una mujer de cabellera azabache en un tono sarcástico mientras hablaba atravez de una radio.
—Vuelve a ponerte el casco —mencionó su acompañante y a regañadientes la mujer aceptó —. Señorita Brand, no se alarme, vinimos por usted a petición de Hans.
—Tenemos que irnos ahora —mencionó la mujer dando pasos hacia atrás.
—Esperen... Necesito su ayuda —dije en tono de orden.
—No podemos protegerla por mucho tiempo en zona roja, señorita —dijo la mujer en contra de mi petición.
—Le prometo que una vez reguardada se pondrán a todos los militares para ayudar a la gente de aquí —dijo el hombre tratando de convencerme a cambiar mi opinión.
—Una hora pasará para que eso suceda y en una hora los que quiero podrían morir. Ya no tengo tiempo. —mencioné inquietada por la situación, me acerque al hombre para arrebatarle la navaja que tenía en su cintura, siendo la única arma que tenía —Váyanse si no quieren seguirme.
—Espere, iremos con usted pero seamos lo más breves posibles.
Asentí, caminando delante de ellos mientras me cubrían la espalda. Los tres nos dirigimos a las escaleras, que era uno de los lugares donde no había cámaras instaladas. En mi camino, me deje llevar por mis experiencias pues el sitio donde se solía retener a las personas era casi en el fondo de la nave, lugar donde también se encontraba una de las entradas a mi base.
Todo el piso estaba vacío a excepción del salón que estaba resguardado por dos guardias. Ellos estaban ahí.
—¿Los tienen ahí? —pregunto el hombre hacia mí.
—Si, será fácil, los distraere—dije sin quitar la mirada de aquellas dos personas y sin más camine hasta ellos.
La mujer maldijo en voz baja ante mi no tan oportuna acción. Tan rápido como me moví, ellos dos dispararon antes de que los adversarios al menos pudieran coger su arma.
Mi tarjeta aun seguía funcionando y tan rápido como pude abrí la compuertas. Mi respiración se hizo más fuerte al ver las pequeñas manchas de sangre en el piso, algunos cuerpo tirados en el frío suelo, pensando que había llegado tarde, sin embargo, mis ojos pudieron visualizar a los tres sentados en un rincón.
—¡Neith! —exclamó la voz de Emilia quien llegó a mi con un abrazo y los ojos llorosos e hinchados. —Sácame de aquí por favor... Señorita.
—No llores, ya estas a salvo, lo prometo —dije mientras limpiaba sus lágrimas y le daba un rápido beso en su frente.
Alze mi mirada y vi a ambos hermanos de pie, los dos con algunas cicatrices en el rostro y su ropa desaliñada. Con Emilia a mi lado, fui con ellos, y el miedo me invadió de lo tan lejos que el odio y la maldad podían llegar a ser.
—Niall... Nash —susurre, pareciendo inimaginable que los tenía enfrente mío después de tanto tiempo —¿Qué-Qué les hicieron?...
—No te preocupes por Emilia, hicimos de todo por protegerla. Esto... Es un infierno, Neith. —dijo Niall tomando mi mano izquierda con la que había acariciado su mejilla.
—Sabía que mi primo estaba dañado, pero nunca pense que tanto. Él y sus hombres hicieron esto. Alexis... —murmuró Nash, haciendo que mi corazón latiera hasta chocar contra mis cosillas.
—¿Dónde está?
—Se fue... Intentamos huir en la rebelión y en medio del caos... —narró Nash con los ojos llorozos y sin poder continuar, su hermano cedió.
—Recibió un disparo... Fue instantáneo... Neith...
—Él quiere destruirlo todo, Brand. Todo. —confesó Nash.
—¿Qué... Pero...
—Él nos confino aquí, dijo que jamás podríamos salir. Emilia trató de defendernos en la rebelión pero apenas lo hizo y se la llevaron con nosotros. Neith, si no puedes pararle, nada lo hará. —dijo Niall con las esperanzas nulas dentro de él.
Todo el dolor que llevaba mi pecho me hacía querer gritar, me ahogaba casa segundo que pasaba y parecía que no podía hacer nada. Mi cabeza volvió a estar hecha un lio, ¿Cómo caminar en medio de la tormenta si a cada movimiento parecía entrar en una arena movediza?.
—Señorita, tenemos que salir ahora, escuchamos ruidos.
—No... Váyanse. Lleven a Emilia a un lugar seguro.
—Señorita, recibimos órdenes, no podemos dejarl...
—¡Vayanse ahora! Aún me quedan más por salvar, no voy a perder a nadie más asi que ¡Váyanse! —exclame con rudeza.
—Neith, te acompañó —pidió Niall.
—No, haz recibido mucho así que no te dejaré, ni a ti ni a Nash. Es mi lucha. No te perdonaré nunca si decides seguirme. —dije aún con el nudo en mi garganta para luego salir del salón a pasos agigantados.
El miedo ya no era una opción si todo ello se había convertido en amargura. Había amado a un monstruo, y por el simple hecho de hacerlo parecía que había condenado a un daño colateral a todo aquel que estaba a mi alrededor. Si me iba a enfrentar a él, lo iba a hacer sola, no importa si eso acabará con mi vida, pues ya la mitad de ella había sido arrebatada.
Había pensando muchas veces en la forma que iba a morir desde que todo comenzó, pero jamás hubo un escenario como el de ahora. Siempre tuve en mente que mi hermano, mi tía y yo moriríamos en el fin del mundo, sentados frente a la pequeña chimenea de nuestra casa, sin embargo, ahora parecía que iba a desaparecer en mi soledad pero con todo un significado de lucha detrás, una que reclamaba vida. Una vida por otras millones más.
¿Qué acto de cobardía podía tener ahora?.
Hola, hola, otro capítulo más aquí.
Y si chicos, nuestra amada Alexis murió 💔
Ya se acerca el final, estén preparadas.
DATOS:
💫Las Voyager que menciona Cooper son reales, existen dos ahora. Son dos sondas espaciales que fueron lanzadas en 1977. Contienen saludos en 56 idiomas, innumerables sonidos de la Tierra (viento, lluvia, locomotoras, pájaros, besos, volcanes terremotos, etc.…), fórmulas químicas de los elementos más comunes de la Tierra, etc.
💫Ahora mismo ambos discos de oro se encuentran a 16.8 mil millones de kilómetros (10.4 mil millones de millas) del sol. Un mensaje desde la tierra hasta su ubicación tarda en llegar 15 horas y 33 minutos.
No se olviden votar y comentar, las amo ❤️
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