🔪Level 23: Forzar a una relación sexual🔪
Les recomiendo escuchar la multimedia en este capítulo.
Me costó un poco escribirlo, pero creo que con re-leer mis viejos lemmons (Ew, horribles xd Asco ese abuso romantizado) e investigar un poco sobre las diferencias que tiene esto contra una violación ya tuve muchos ejemplos sobre cómo hacer este nivel.
El que me comente algo con esta carita 7u7 o sus variantes y me ponga una huevada como "Rikolino" se gana una tremenda trompada virtual 8) Esto es un violentómetro, no un lemmon. No es lindo ni sensual, está mal.
Segundo. No fui tan explícita porque tampoco quiero narrar a lujo de detalles un smut :^ Eso me cuesta mucho y prefiero guardar toda la inspiración que conlleva en un lemmon más bonito, con la relación de los boyf-riends sana, y que no tenga abuso de por medio. Lo van a disfrutar mucho más, además quiero conservar la brutalidad hasta que llegue el nivel 25. Créanme que sufrirán más leyendo eso.
Dicho todo esto, solo les queda leer <3
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
LEVEL 23
READY, PLAYER TWO?
Cuando Jeremy despertó se encontraba siendo cargado por Michael hacia el sótano. Lo último que recordaba antes de caer inconsciente era un olor fuerte que a este paso terminaría tan pegado a su cabeza que podría olerlo con solo pensar en él.
¿Saben algo? Que te escondan en la cajuela de un auto no es precisamente lo más cómodo del mundo y sus huesos se lo hacían saber, pero tampoco podía hacer mucho por cambiarlo. Y Michael no iba a cambiar sus escondites improvisados solo porque se lo pidiera ¿Piensan que a estas alturas Jeremy cree que a Michael le importa lo que él quiera? Muy gracioso, Jeremy podría reírse de ello como si fuera un chiste si su humor no fuera el peor con todo lo vivido.
Ya no sabía qué día era si el de gafas no se lo comentaba, y hasta donde recordaba habían pasado seis días aproximadamente desde su estúpido intento de escape, por lo que llevaba ya casi dos semanas en cautiverio.
Probablemente siguen en dudas sobre lo de la cajuela del auto y Jeremy siendo escondido ahí de vez en cuando. Bueno, resulta que últimamente a sus amigos se les ocurría pasar a visitar a Michael para animarlo por su desaparición.
Jeremy no los escuchaba porque durante ese tiempo estaba desmayado en el auto, pero ya suponía que intentaban elevarle la moral, la esperanza... Ese tipo de cosas.
Y claro ¿Cómo se le ocurría a Michael dejarlo en el sótano, despierto y aterrado? Era predecible que se pusiera a gritar hasta que lo escucharan y Jeremy no estaba dispuesto a negar tal teoría ya que se le había ocurrido una vez que podría hacer eso para salvarse. Sin embargo Michael siempre iba a un paso adelante y lo desmayaba con cloroformo para luego amordazarlo y dejarlo escondido en esas ocasiones.
Agradecía no haber despertado nunca cuando todavía estaba allí, le daría ataques de pánico y con mucha razón, puesto que últimamente con toda la situación la claustrofobia estaba en posibilidad de volverse un trauma si lograba ser rescatado.
–Lamento haber sido así de repentino. –Habló Michael después de bajar las escaleras y dejarlo sentado en la cama nuevamente. No se le veían rastros de culpa, como siempre. Jeremy todavía intentaba imaginarse sus expresiones faciales cuando lo desmayaba de la nada y lo dejaba en el auto ¿Se vería asustado? ¿Angustiado tal vez? Quería suponerlo, aunque sabía que eso solo podría ser causal de los nervios del ser descubierto. –Ahora que se fueron ya puedo preparar tu baño. Regreso en un segundo.
Una vez solo no le quedó más opción que esperar con la ansiedad reptando adentro de su estómago. Para ser totalmente franco, Michael no había llegado más lejos de lo que él le permitía ¿No es eso impresionante? Quería pegarle una estrellita dorada en la frente que dijera "Eres la mitad de idiota que eres normalmente cuando haces eso" pero no existía una pegatina lo suficientemente grande.
Eso no quitaba el hecho, por supuesto, de que fuese sumamente incómodo y aterrador cuando intentaba propasarse con él. Cuando eso ocurría, Jeremy se moría del miedo y el asco, pensando en que esta vez no le tendría tanta paciencia y luego... No quería ni siquiera imaginarlo, eso acrecentaba sus nervios. No quería ni pensar que las cosas podían ir más allá de besos en el cuello o manoseos bajo la ropa.
Increíblemente, su cuerpo parecía haber perdido toda la capacidad de reaccionar a cualquier estimulación de índole sexual que conocía o que recordaba que había hecho efecto en él antes. No se sorprendía por ello, todavía tenía la cabeza en su lugar y se negaba rotundamente a darle a ese enfermo mental lo que quería. Él podía ser un masturbador compulsivo que estuvo en abstinencia casi dos semanas y todo lo que quieran, sin embargo tampoco era estúpido y... Aún si lo intentara no había nada que pudiera relajarlo lo suficiente para eso ¿Cómo podría? ¿Cómo podía siquiera besar al chico que lo tenía encerrado contra su voluntad sin sentirse nauseabundo?
Empezaba a sentirse enfermo de nuevo. No quería seguir manteniendo su higiene si eso lo obligaba a dejar que Michael lo bañase. Él no era un perro, seguía siendo una persona, y notaba que esas excusas de ayudarlo solo eran para tocarlo.
–Muy bien... Creo que ya casi está. Será mejor que no seas lento, Jeremy. Dejé el agua corriendo y no quiero que rebalse la tina. –Avisó una vez bajó para llevarlo con él, el aludido hizo caso levantándose y siguiéndolo por las escaleras.
¿Había tratado de huir de nuevo? No, no lo había hecho y no quería hacerlo otra vez. No porque no anhelara la libertad ¿Qué más podría querer que eso? Simplemente se debía a que tenía miedo de fallar como la última vez y volver a ser golpeado. Era aquello a lo único que podía aspirar ahora, a no cometer errores que le reprendieran con una bofetada o un puñetazo, mucho más en este momento que se encontraba tan débil y que su ojo magullado ya había empezado a sanar y a deshincharse.
Jeremy no quería morir. Él tenía fe en que lo encontrarían algún día, y si así era se esforzaría por permanecer con vida hasta ese momento, sin importar qué tuviera qué hacer.
–Bien, justo a tiempo. –Comentó Michael cerrando el grifo del agua caliente, para luego sentarlo sobre el borde con las intenciones de quitarle la correa y el collar. Era cuando tomaba baños que podía quitárselo, y aunque le gustara la sensación de estar liberado recordaba al abrir los ojos que no era real y que no valía la pena someterse a esto por aquella vacía sensación. –Ah, mira eso. Tu ojo está sanando muy rápido ¿No es eso genial, cariño? –Él le sonrió apartando suavemente los mechones de su rostro y acariciando su mejilla. Ya esperaba ese beso, y si bien no lo cortó ni apartó eso no significaba que correspondía a ellos, sino que se quedaba quieto y evitaba apartarlo para no molestarlo. –Mejor apresuramos esto, fue un día pesado para ser viernes.
Jeremy no respondió, apenas se permitió temblar en su lugar a sabiendas de lo que proseguía. Michael no contento con querer ayudarlo a bañarse también era insistente en ayudarlo a desvestirse ¿No era eso conveniente? El de gafas no tenía idea de la preparación mental que requería permitirle esto.
La rutina no cambiaba con ello. Estiraba una pierna para que le quitase el calcetín, luego iba la otra, estiraba los brazos para que le quitara la camiseta de "Creeps" y cedía a que él le abrazara un momento, y finalmente se levantaba apenas para que le quitara los boxers. Luego de eso permanecía sentado hasta que Michael comprobaba la temperatura del agua, y justo después lo cargaba en sus brazos para meterlo en la tina. Sin fallos, sin un cambio, él siguió cada paso a la perfección pero... Hubo algo nuevo, algo que Jeremy notó cuando estuvo metido en la tina.
Hoy el agua estaba más caliente y no llegaba tan arriba como de costumbre. Ni siquiera se dio el lujo de creer que había sido una equivocación de Michael porque un segundo después de fijarse en eso lo vio de espaldas quitándose la ropa.
Le dio un mini infarto, sujetándose del borde de la bañera, pero se esforzó por no colapsar y habló. –Q-Qué... ¿Qué haces?
–¿Ah? –Michael volteó a verlo con cara dubitativa luego de haberse sentado sobre la tapa del retrete para quitarse las calcetas, después se dio cuenta a lo que se refería. –¡Oh, esto! No tuve tiempo de tomar un baño al salir de casa y quiero ahorrar tiempo. Espero que no te moleste.
Por una mierda, claro que le molestaba, de hecho esa palabra se le quedaba muy corta ¿Pero por qué se molestaría en decirlo? No es como si a Michael fuese a importarle, así que se tragó cualquier palabra o sonido, abrazándose las rodillas y apartándose más adelante en la tina al sentir que el de gafas también estaba entrando.
Respiró tan hondo como pudo y soltó el aire al tiempo que el agua caía sobre su cabeza y su acompañante comenzaba a frotarla para hacer espuma. Olía el shampoo de lavandas pero eso no lo relajaba, sentía el agua a una temperatura perfecta pero no se destensaba, simplemente no podía soportar la cercanía con ese tipo. Era casi un milagro no empujarlo al demonio cuando lo enjabonaba ¿Y saben lo peor? Que este baño sería más largo con él presente haciendo pausas para encargarse de su propia higiene.
–Uh... Todavía me parece impresionante que algunos de tus rizos no se deshagan con el agua. –Comentó el filipino, justo cuando usaba la ducha de mano para enjuagarle el acondicionador, prosiguiendo a alborotarlo un poco cabello por cabello. Tomaba entre sus dedos los mechones rizados que se apartaban naturalmente de los otros y los enrollaba en su índice para luego soltar y seguir con otro. –Son muy bonitos.
Por mucho que a Jeremy le gustasen los halagos que iban dirigidos a su cabello, no podía tomar estos o agradecer. Con Michael estaba aprendiendo a odiar los elogios y a negarlos. Quería llorar, quería gritarle que no era cierto, que su cabello era un desastre espantoso que no merecía ningún cumplido. Odiaba cada palabra amable, odiaba gustarle a una persona tan escalofriante como él, quería desagradarle tanto como él empezaba a desagradarse a sí mismo cada día más que pasaba ahí encerrado.
El agua perdía calidez, su cabello empezaba a recuperar su forma mientras más perdía humedad y él temblaba en su sitio ahogando los sonidos de llanto o asco que empezaron a aparecer en cuanto Michael apoyó su mentón sobre su hombro para "casualmente" rozar sus labios con su cuello. Tras cinco minutos no podía concebir un beso más y quería apartar sus brazos de alrededor de su torso, en serio que quería, pero le aterraba recibir un empujón o un golpe tan fuerte que le estampara la cabeza contra la cerámica.
No quería agresividad, no quería atenciones que intentaran ser cariñosas, no quería absolutamente nada que proviniera de él.
Casi parecía que hubiera captado la indirecta o el lenguaje corporal, porque enseguida se detuvo y lo escuchó hablar mientras salía de la bañera tomando las toallas que había traído. –Creo que ya fue suficiente baño por hoy. Aquí tienes, Jer. –Le alcanzó su toalla y prosiguió a secarse. El más alto hizo lo mismo, analizando cuidadosamente la actitud extrañamente alegre de Michael.
Era raro verlo tan tranquilo cuando lo apartaba, como si no le importara mucho su rechazo. Claro que eso no lo tranquilizaba, Jeremy se decía que algo había ahí que no había notado.
Una vez seco y con el mínimo de ropa limpia puesta, se sentó sobre el borde esperando el collar, sin embargo Michael le miró extrañado y lo levantó tirándole de la mano. –¿Qué haces? Dije que había sido mucho baño por hoy, vamos. –Y sin decir otra cosa lo arrastró hasta el sótano de la mano y con la correa y el collar en la otra.
No comprendía ¿Por qué de pronto ese acto amable? No, aún más raro ¿Por qué lo dejaba así y lo llevaba tan libremente y de la mano hacia su cautiverio? Creía que Michael era más listo que eso, aunque tampoco lo creía muy tonto, probablemente él sabía que no se atrevería a intentar escapar deliberadamente de nuevo sabiendo lo mucho que le ganaba en fuerza y en ventaja. Ante ese pensamiento se rió muy por lo bajo con ironía para sí mismo. Había pisado fondo.
Bajó las escaleras por su propia cuenta, sentándose sobre la cama luego de haber escuchado la puerta cerrarse con cerrojo. A continuación le esperaban "mimos y cariñitos" antes de dormir, y luego de ello una larga noche atrapado entre los brazos de su captor. Al menos sería más cómodo en esta ocasión.
Miró de reojo a Michael volver luego de un rato, llevando consigo un vaso con hielo y Mountain Dew roja. Tenía sed, pero no lo admitiría nunca delante suyo. Nunca le diría "gracias", todavía le quedaba un poco de dignidad. Todo lo aceptaba como si fuera obligación, así es como debía verse ¿Era tonto hacer eso? Sí, es posible, su orgullo era un poco bipolar últimamente.
–Ten, cariño. Estoy seguro de que el baño caliente tuvo que darte algo de sed. –Dijo, entregándole el vaso y seguidamente alejándose por las escaleras nuevamente. –Vuelvo en un momento ¿Sí?
Mientras se iba, Jeremy rodó los ojos y acercó el vaso a su boca, alejándolo en el instante en que sintió algo diferente. Lo acercó de nuevo, esta vez a su nariz y olisqueó, percibiendo un aroma peculiar. Le restó importancia, pensando que no era extraño que una bebida que debió haber vencido hace más de una década y media oliera diferente de lo que acostumbraba, y dio un primer trago que casi lo hizo toser. El sabor era más fuerte de lo que recordaba y era difícil de tragar, le tentaba la idea de escupirlo en el suelo, sin embargo sabía que eso enojaría a Michael por lo que decidió taparse la nariz y bebérselo entero antes de que le diera más asco.
Esto podía compararlo a esa vez que intentó bajarse un shot de Vodka sabor frambuesa y se quedó un largo rato sufriendo porque el sabor no quería abandonar su boca ni después de beberse dos latas de refresco. Imaginó que le habían dado de beber la Mountain Dew más vieja que se conocía en el mercado antes de ser descontinuada, pero se dio cuenta unos dos minutos después de que no era posible que se tratase solo de un refresco rancio.
Sostuvo su teoría cuando su estómago empezó a revolverse, sin embargo no se parecía a ninguna sensación de náuseas que haya experimentado, y la temperatura elevada a su alrededor no era algo de fiebre. La fiebre tardaba en llegar y causaba que la cabeza se le partiera en dos del dolor, y nada le dolía ahora, solo sentía un mareo que lo hizo caer recostado sobre la cama.
Jeremy sabía que tenía malestar, mas no comprendía por qué era tan repentino y por qué no sentía dolor alguno, limitándose a respirar más agitadamente ante el sofoco que le provocaba el calor y a intentar volverse a mantener sentado, aunque eso le costase su postura.
–¡Jeremy, cariño, ya...! ¿Jeremy? –La voz de Michael sonó sobre las escaleras y segundos después podía escucharla a poca distancia. Abrió los ojos solo para comprobar que ya nada daba vueltas y para fijarse en la expresión confundida del chico de gafas, que tras darle una mirada rápida se incorporó para revisar un frasco y una tableta de pastillas azules, viendo que entonces sonreía apenado y disimulaba una risa nerviosa. –Ups... Creo que me excedí un poco con la dosis.
–Q-Qué... ¿Dosis? –Balbuceó entrecortado con cada jadeo interrumpiendo sus palabras, y con el retumbar de su corazón en los oídos ¿Por qué mierda parecía que hubiese recorrido kilómetro y medio en una maratón y por qué Michael tenía que ver con esto?
Michael se enfocó en un papel, que suponía era una prescripción. –Oh... Esto venía con un gotero, se supone que tenía que agregar gotas y yo puse más que eso. –Murmuró para sí mismo, y luego revisó otra prescripción que probablemente correspondía a las pastillas azules. –Solo una es suficiente... Uh... Sí, puede que me haya pasado un poco.
–Michael... Qué... ¿Qué es lo que...?
–Ah, olvidaba que estabas ahí, Jeremy, lo siento. –Se disculpó dejando de lado las cosas para volver a ponerse a su altura en el borde de la cama. –Verás, has estado algo arisco últimamente así que pensé que tenía que animarte de alguna forma, así que... ¡Sorpresa! ¿Te gustó el afrodisíaco?
¡¿AFRODISÍACO?!
Jeremy perdió por completo el aire sin creer lo que estaba escuchando y sin digerir la sonrisa cínica y falsamente inocente de Michael ¿El tipo hablaba en serio? ¡¿Lo había drogado con un puto afrodisíaco?! Esto tenía que ser una broma, una broma pésima y de mal gusto. El escalofrío que lo recorrió de pies a cabeza con esa cercanía invasiva se lo confirmó, haciéndolo sudar en frío.
–Bueno... Me corrijo: "Afrodisíacos". No me decidía entre cuál de los dos debía darte así que intenté con ambos ¡No tienes idea de lo complicado que es pulverizar pastillas! –Explicaba tan tranquilo como si se tratase de una receta más. Su actitud se balanceaba entre lo sugerente e inocente, manteniéndose en el medio con su tono y expresión ingenua, y su accionar atrevido al empujarlo más al centro de la cama.
Jeremy ni siquiera sabía qué decir o por dónde empezar a quejarse ¿El tipo había tenido las agallas de drogarlo solo para convencerlo de tener sexo porque el resto de acercamientos no habían servido? No podía creer el asco que sentía y lo patético que le parecía, así como tampoco podía dar crédito a las reacciones nada favorecedoras de su propio cuerpo cuando el hijo de puta acariciaba su muslo y descansaba su mentón sobre su hombro, abrazando su cintura como un apoyo.
–Has estado tan distante, Jeremy. Simplemente... Tenía que ayudarte a no ser tan evasivo. –Remarcó en cada momento que le echaba la culpa de su propio actuar y que eso lo había obligado a llegar a estos medios, y eso solo repugnó más al de pecas. Era como si el filipino no fuese lo suficientemente inteligente como para notar el contexto o como si intentara tapar el sol con el dedo creyendo que eso lo haría a él cambiar de parecer.
El tacto de ambas manos deslizarse debajo de su camiseta lo sobresaltaron mucho. Jeremy suponía que el afrodisíaco se había encargado de mandar su insensibilidad táctil muy a la mierda a donde no pudiera ni verla, porque no se recordaba a sí mismo tan fácil de provocar ni siquiera antes de todo este retorcido circo. Era un poco hormonal, sí, pero no era tan sensible. Lo peor es que no podía controlarlo aunque lo intentara, ya que al final los besos húmedos subiendo por su hombro hasta su cuello, las caricias sobre la línea nerviosa sensible de su espalda y la estimulación ajena entre sus piernas conseguían sin mucho esfuerzo el objetivo repulsivo de su captor de hacerlo temblar y jadear.
Era contradictorio. Quería llorar de rabia por lo humillado que se sentía y a la vez su cuerpo en abstinencia pedía por más ¡Despierta, cuerpo estúpido! ¿No te das cuenta de lo enfermo que es esto? Dejarse usar por su propio verdugo... No habría cosa más indigna y asquerosa que podía imaginar.
–N-no... No... Basta, b-basta... No quiero. –Murmuró, y su voz quebrada increíblemente fue escuchada por el filipino, quien se apartó en seguida sin rastros en su mirada de enojo.
–¿Uh? ¿Incluso eso no fue suficiente? –Ladeó un poco la cabeza a un costado, mostrándose extrañado mas no por ello desilusionado. –Bueno... Está bien, no quiero hacer esto si no vas a cooperar o te sientes obligado, tesoro. Descuida. –Musitó con cariño, acariciando su mejilla. Jeremy se sentía desorientado frente al comportamiento más listo del contrario, pero no por ello insatisfecho. Claro que... Le picaba mucho en la coherencia que haya llegado tan lejos al punto de drogarlo pero que aun así tomara en cuenta su consentimiento, como para tranquilizarse ahora. Y sí, era muy ilógico, no se equivocaba. Michael se lo afirmaría a continuación tras separarse un poco más y mirar de reojo a otro lado de la habitación, como si pensara en voz alta. –No tienes que preocuparte, yo... Ugh, es solo que este día fue tan largo y aburrido... Soportando a Christine y al resto de idiotas. Solo pensé... Que llegaría y dejaría toda la frustración atrás si lograba recibir afecto de tu parte, pero veo que eso no funcionaría, así que... Será una pena ¿No? Que tenga que descargarme de otro modo... Quizá con Christine.
¿Creen que Jeremy es idiota? No, él captó perfectamente esa amenaza indirecta proviniendo de esos ojos inocentes pero voz maliciosa. Oh, amenazarle con dañar a su amiga era el perfecto chantaje precisamente porque creía en él ¿Cómo no hacerlo? Michael lo había secuestrado, si había hecho eso entonces no le temblaría el pulso para hacerle mucho daño a su pobre amiga y salir ileso de algún modo.
Se mordió el labio, muriéndose de la rabia. Justo cuando creyó que Michael no podía golpear más bajo lo sorprendía dándole una patada en la ingle. Y dolía... Dolía pensar en que estaba negociando su dignidad a cambio del bienestar de Christine, y aún más dolía saber que, ni con la seguridad de que no le haría daño incluso si cumplía, iba a aceptar.
Su orgullo se despidió en ese beso desesperado que le dio a Michael antes de que se alejara más, y no pudo sentirse más miserable por ello.
Por mucho que se opusiera a la idea de tener que hacer esto, el pecoso se sobre esforzaba por dejar el asco y miedo a un lado para volver esta prostitución—No podía verlo de otro modo—no tan sufrible, intentando concentrarse en el placer artificial que le brindaba como ayuda el efecto de los afrodisíacos y las caricias ajenas.
No podía describir con palabras la humillación que era, no solo haber cedido, sino estarlo disfrutando y que él lo supiera. Porque desde que Jeremy había sido encerrado bajo tierra no pudo quitarse de la cabeza que no había nada que quisiera de Michael, y que lógicamente rechazaría todo lo que le ofrecía, porque ya no quería ser complaciente ni mucho menos un objeto de su uso, pero ahí estaba... Gimiendo su nombre, pidiéndole más, acatando pedidos... Todo porque es lo que él quería a cambio de no tocar al inocente.
Lo grabó en su mente, al tiempo que escuchaba un pedido suyo. Una vez que lo complaciera ya no habría reversa. Ese frasco seguiría siendo de uso provechoso para él, y a lo único que se podía darse la libertad de ser era lo que Michael quisiera.
Había pensado que Michael tocó fondo cuando llegó tan lejos solo para tener sexo con él, sin embargo empezaba a creer que el que había caído muchísimo más bajo reduciéndose a tener qué hacer el trabajo sucio montando su cadera sobre la ajena y dando ese ridículo show de perra necesitada por una promesa sin fundamento no era nadie más que él.
Qué bajo había caído... Qué asqueroso, qué repugnante, qué patético. No había suficientes adjetivos despectivos en el diccionario que lo definieran ni un medidor tan grande para su vergüenza ahora
Michael ya se había quedado dormido hace un rato, él seguía despierto con las marcas de mordidas quemando su piel y la sensación invasiva de las manos del filipino todavía persistente y en su mente, repitiendo cada toqueteo en su memoria y reviviéndola sobre su cuerpo. Era casi como estar pasando por ello de nuevo.
Jeremy no pudo hacer más que llorar en silencio, deseando más que nunca salir de esta prisión.
LEVEL 23 COMPLETE!
L o a d i n g . . .
FILE SAVED!
CONTINUE, PLAYER TWO?
Yes No <
YOU HAVE NO CHOICE NOW =)
IT'S TOO LATE, JEREMY~
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Debo decir que gracias a este capítulo aprendí mucho sobre afrodisíacos, lol. Los más potentes del mercado no requieren más que unas gotas para funcionar, y otros son aceites para el cuerpo en vez de ser bebibles :0
Pensar en ello siempre me trae recuerdos de un fanfic porno de Oye Arnold que había leído a los diez años JAJAJAJAJA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top