🎨2 : Sinestesia.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro. -Sugawara metió sus manos en sus bolsillos y calmó su paso mientras la miraba a (T/n) con atención.
Llevaban saliendo juntos unas semanas. Era como si dos almas destinadas a estar enlazadas por una intensa y genuina amistad se hubieran encontrado un día por caprichos del destino o por el libre albedrío que el algoritmo del universo dominaba.
(T/n) conocía aún más al calmado y sereno Sugawara. A su debilidad por las personas amables y fuertes y las cosas bonitas y tiernas. Su sensibilidad, su pureza en cada una de sus emociones, su forma de esconder su propia tristeza para combatir la de los demás, su ternura al hablar sus brazos fuertes dispuestos a sostener a cualquiera, por insignificante que fuera la causa de su caída.
-¿Cuál crees que sería tu color favorito?
-Es difícil pero... Creo que no me gusta el amarillo. -(T/n) se rio cuando Sugawara hizo un puchero y la miró contrariado.
-Pero si es el mejor color del mundo.
-Me dijiste que es un color chillón, agudo, intenso... Creo que se me cansaría la vista al mirarlo.
Pero me gusta la sensación del sol sobre la piel.
-La sensación del sol sobre la piel...
-Es a lo que lo asocio. El calor en general. Pero no un calor asfixiante, un calor agradable. Suave... ¿Mi descripción se acerca al amarillo?
Suga sonrió cuando ella formuló su pregunta y asintió.
-Para mí sí... Cada color significa algo diferente para las personas.
El color verde, por ejemplo, para Federico García Lorca significaba la muerte. Ya que tiene el mismo color que el agua estancada. Es un color parecido a un gris sucio y oscuro. Aunque para el resto de personas significa esperanza.
(T/n) asintió y le miró a los ojos.
-¿De qué color son tus ojos? Sé que no son claros, pero tampoco excesivamente oscuros... ¿De qué color son?
-Son marrones. Una variación del rojo, más oscuro. Compáralo con morder chocolate o con un sorbo de café. O el crujir de las hojas bajo los pies. O acariciar el tronco de un árbol.
Así se sienten mis ojos cuando los miras.
(T/n) suspiró y trató de imaginarlo cerrando los ojos, de tal manera que Suga se vio en necesidad de agarrar su mano para que no se chocase con nada ni nadie mientras paseaban.
En ese momento, una bruma espectral de un color que no era el gris, ni el blanco, ni el negro nubló sus ojos bajo sus párpados.
La joven abrió los ojos sorprendida y miró a Suga, quien rápidamente la soltó.
-Perdóname. No pretendía incomodarte, pero habías cerrado los ojos y no quería que te hicieras...
-¿Puedes volver a hacerlo?
-¿Cómo?
-Sostener mi mano. Hazlo. Por favor. Hazlo de nuevo. -El joven se sonrojó a más no poder. (T/n) sentía como el gris en las mejillas de Suga se acentuaba y se hacía más oscuro.
Esta vez, Suga la miraba a los ojos.
El corazón de la joven comenzó a latir desenfrenado cuando vio la neblina apareciendo de nuevo.
Una amplia sonrisa se hizo paso en sus labios cuando la neblina de aquel nuevo agente envolvía armoniosamente todo lo que la rodeaba.
-¿Puedo abrazarte?
Por alguna razón, el gris oscuro de las mejillas de Suga fue más importante que la neblina.
-¿Puedo abrazarte yo? -Preguntó él para su sorpresa. (T/n) asintió y separó suavemente sus brazos para que él pudiera llevarla a un lugar fuera de obstáculo para ellos y para los demás viandantes en el que pudieran fundirse en los brazos del otro.
Cuando Suga abrazó su cintura y ella pudo sentir el roce de su ropa y la presión de su cuerpo contra el suyo, el calor, el aliento del joven en su cuello, el olor suave a canela que desprendida...
Sus pupilas estallaron en aquella neblina de un color desconocido para ella.
Brillaba con más intensidad a medida que se acercaba más al cuerpo de Suga.
Se sentía como la sensación del sol sobre la piel...
Eso era Suga.
-(T/n)... -Su voz tembló un poco al pronunciar su nombre algo confundido.
-Sugawara, olvida lo que te he dicho antes. -(T/n) se separó mientras comprobaba que la neblina se disipaba a medida que su cuerpo se alejaba del de él, hasta que solo se tocaron sus manos.
-¿Sobre qué? -Quizá no entendiese nada. Pero no recordaban haber exprimido tanto un abrazo.
Podría recrearlo en su cabeza una y otra vez y sería lo más real que habría sentido en su vida.
-Me encanta el color amarillo.
-Es un diagnóstico precipitado... Pero por lo que me estás contando, lo mejor es que vayas a un neurólogo. -El doctor se quitó las gafas y procedió a escribir algunas cosas en su ordenador.
-¿Cómo ? -(T/n) pestañeó suavemente tres veces cuando el blanco y tenso de la luz de la linterna con la que su oftalmologo la revisaba los ojos se alejaba de ella. -¿Cree que es algún problema cerebral?
-No creo que deba considerarse problema... Creo que eres sinestésica, (T/n). A veces, ves colores donde no los hay. Sientes un sabor dulce en ls boca al escuchar música, o incluso placer o dolor ante algunas obras de arte.
-¿Cómo voy a ver colores si tengo acromatopsia? -Preguntó fastidiada.
-¿No habrás estado tomando algo...? -
Preguntó mirando a la joven por encima de sus finas gafas.
-¡Por supuesto que no!
El hombre asintió suspirando y escribió en un papel algunos nombres de médicos de confianza que pudieran ayudarla.
-Las conexiones sensoriales de tu cabeza están... Mezcladas. Por decirlo de alguna manera. Y el cerebro reacciona activando sentidos que no han sido estimulados. ¿Desde cuándo te ocurre esto?
-Hace poco.
-¿No has tenido nada estimulante que hubiera hecho que tu cerebro pudiera reaccionar?
-Ni siquiera veo los colores. No tengo ningún estímulo.
-¿No hay una comida que te guste mucho o música? Las personas sinestésicas ven una explosión de color rojo cuando muerden una manzana. -(T/n) sintió sus mejillas arder.
No era la persona que más disfrutase de la vida después de saber que había todo un mundo ante sus ojos... Pero que ella era incapaz de apreciar.
Aunque no puedes extrañar algo que nunca has tenido...
-Sea lo que sea, es cuestión neuronal, no óptica. Ya que los colores, los sabores y los olores los crea tu cerebro.
Desconozco sobre los tratamientos porque no es mi campo, pero... ¿Crees que quieres medicarte para que eso no te ocurra más?
Por supuesto que no.
-Podría recomendarte un psicólogo muy bueno que te ayude a afrontar o a entender lo que te ocurre.
Pero ya te digo, esto es realmente extraño, como de una entre un millón de personas. Cuando esto le ocurre con una enfermedad gravisísima a alguien, nunca suele haber expertos familiarizados con su causa concreta... No esperes tener a alguien con quien hablar de esto. -Dijo el médico con una sonrisa tranquila mientras le daba la mano a (T/n) y la despedía de su despacho.
-Escucha música (T/n) y me refiero a música de verdad. Come comidas que nunca has probado. Haz cosas, muévete, no te quedes quieta y recibe estímulos. Quizá consigas ver más colores...
Aunque probablemente no sepas cuál es cuál.
Salió de la consulta y revisó su teléfono.
Un intenso halo de calor ardiente amarillo se extendía por su pecho al ver el mensaje de Sugawara.
Incluso si en ese momento no veía la neblina, podía sentirla dentro de su pecho...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top