━━ 05: the romeo & juliet intervention

LA INTERVENCIÓN DE ROMEO Y JULIETA
𝗧𝟭:𝗘𝟭𝟰 ー 𝗁𝖾𝗅𝗅-𝗈

—REPÍTEME QUÉ ESTÁS BUSCANDO.

—Alguna canción que lleve hola en el título.

— ¿Y por qué te está costando tanto encontrar algo?

Elaine alzó la vista y miró a Ivy por debajo de sus pestañas. Dejó el libro sobre la mesa de la biblioteca y frotó sus ojos. Llevaban una hora completa ahí, hora en la cual Elaine había ayudado a Ivy a encontrar un libro para leer además de pelearse porque la rubia no quiso leer Charlie y la Fábrica de Chocolate, también perdió un poco el tiempo haciendo algo de tarea y hasta hace veinte minutos Elaine se dispuso a buscar la canción.

Tenía varias ideas pero ninguna hacía clic con ella.

—Quiero que sea perfecta —explicó—. Vi una canción aquí que puede servir pero iré a buscar otro más. Creo que Bon Jovi tiene una canción con hola en el título.

—Tú haz eso, yo seguiré leyendo Peter Pan.

Elaine no comentó nada al respecto, sólo le enseñó la lengua con fastidio haciéndola reír, se levantó de su asiento y se dirigió a la sección musical para buscar lo que quería, en el camino le envió un mensaje a su madre diciéndole que llegaría más tarde de lo que prometió porque todavía no encontraba la canción adecuada.

Guardó el celular en su bolsillo y se dispuso a buscar el libro de las partituras de Bon Jovi para reafirmar su memoria.

—Bingo —celebró al encontrarlo.

Lo ojeó con rapidez, buscando rastros de la canción que tenía en mente y entonces una voz llamó su atención.

— ¿Qué sacrilegio estás buscando hacer con Bon Jovi?

Elaine frunció el ceño y volteó a su derecha topándose con un chico vestido con una chamarra negra de mezclilla sobre una sudadera y una playera del mismo color que la miraba con interés y egocentrismo a la vez.

Ella entrecerró los ojos, sabiendo perfectamente por qué aquel chico se le hacía familiar.

—Tú —lo señaló con el dedo índice—, tú eres el chico de las Sectoriales.

—Oh, es lindo ver que mi presencia causó un impacto positivo en tu vida.

¿Impacto positivo?

Ese chico estuvo cerquísima de causarle un colapso mental luego de las Sectoriales. Gracias a él, Elaine pasaba sus noches cantando y parte de la tarde practicando con el piano y la guitarra, instrumentos que hace años no tocaba pero que afortunadamente no había olvidado cómo hacerlo, al menos no del todo.

Recordaba lo mucho que sus manos habían picado por las ganas que se estaba aguantando de arrojarle el café hirviendo a la cara.

—De todos las personas en Ohio —dijo ella entre dientes.

— ¿Qué?

—Nada —respondió—. Tengo cosas que hacer. Espero no volver a verte.

El chico evitó que se fuera arrebatándole el libro de las manos cuando iba a pasar por su lado y ella solo atinó a fruncir el ceño y a abrir la boca con sorpresa, Elaine miró al castaño con enojo y cerró sus manos formando puños. Quería esperar a que el extraño tuviera un cambio de humor y le diera el libro para dejar que se marchara pero, de alguna manera, la morena sabía que él no funcionaba de ese modo y que tendría que pedírselo.

— ¿Puedes darme el libro, por favor?

Él no le respondió pero supo que la escuchó porque alcanzó a ver que su vista se alzó un poco y la miró por debajo de sus pestañas, en vez de hacerle caso, el extraño siguió mirando las partituras.

Tal vez no pedírselo sino arrebatárselo también.

— ¿Vas a decirme por qué ahora vas a deshonrar a Bon Jovi?

—Mira, amigo, no tengo tiempo para tus no bienvenidos comentarios de la otra vez. Dame el libro o te rompo la nariz.

Bromeaba. Más o menos. La voz de Quinn diciéndole que le rompiera la nariz si lo volvía a ver resonó en su cabeza y por un momento la idea sonó tentadora, sobre todo cuando vio la sonrisa burlona que se dibujó en los labios del castaño.

— ¿Por qué tan agresiva? —Preguntó él, cerrando el libro— Yo sólo quería ayudarte. Mis consejos son muy buenos, ¿sabes?

—No sé qué idea tengas respecto a lo que son "buenos consejos" —hizo comillas en el aire—, pero esos no lo fueron.

—Yo creo que sí lo fueron y lo sabes.

Elaine no sabía lo que este tipo buscaba con seguir molestándola pero empezaba a hartarse a sobre manera, estaba convencida de que si se lo volvía a encontrar una tercera vez no tendría más remedio que ir en busca de un café hirviendo para echárselo encima y luego dejar que Quinn le rompiera la nariz.

Cuando Elaine sonrió imaginando la escena, el chico enarcó la ceja notando que se había ensimismado en algo y decidió traerla de regreso estampando levemente el libro de partituras en su pecho, la morena lo detuvo con sus manos.

— ¿Y? ¿Me vas a decir que no pensaste ni una vez en entrenar más tu voz y presencia escénica para que nadie te vuelva a decir que Rachel Berry lo hace mejor que tú?

¿Acaso la espiaba?

Aquel comentario tomó por sorpresa a la chica quien parpadeó varias veces antes de recuperar la compostura y darse cuenta de que él la miraba como si supiera que tenía razón, así que hizo lo obvio y, bueno, mintió.

—Temo decirte que no —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Me iba bien en el club antes de tus consejos.

—No tan bien si haces presentaciones así.

Elaine cerró los ojos, intentó contar hasta diez pero había algo en el castaño que simplemente no la permitía calmarse ni contando hasta un millón. Sus métodos de autodefensa estaban activados de nuevo y todo gracias a la misma persona de la última vez.

—Mi presentación fue buena, ¿de acuerdo? Todos me lo dijeron, la misma Rachel me dijo que podía ser una competencia para ella y aunque en definitiva no estaba buscando serlo me hizo sentir bastante bien —no se estaba dando cuenta de lo rápido que empezó a hablar—. Los del club y mi mamá amaron mi presentación y las opiniones de ellos son las únicas que necesito. Ahora, si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer.

La chica emprendió camino a paso firme hacia donde había dejado a Ivy y esta vez no fue detenida, ni siquiera cuando pasó a un lado del castaño y chocó su hombro contra el de él. El castaño se quedó ahí parado unos momentos, frunció el ceño y después giró sobre sus talones hacia la dirección en la que Elaine se había ido.

Parpadeó varias veces antes de que una sonrisa burlona se formara en sus labios. De alguna manera supo que Elaine Gilmore había escuchado lo que le dijo la otra vez.

La chica llegó a la mesa en la que estaba con Ivory e impactó el libro de partituras sobre la madera, la rubia pegó un brinco del susto, bajó su libro y miró a la recién llegada.

—Quiero preguntar pero temo por mi vida.

Elaine gruñó como respuesta y se sentó de mala gana en la silla frente a Ivy, abrió el libro de las partituras para buscar la canción de Bon Jovi y marcharse de ahí en cuanto pudiera.

Ivory no le quitó la vista de encima, escudriñándola con la mirada intentando descubrir qué le había pasado y en su lugar dándose cuenta de que cuando leía, Elaine tomaba el borde del cuello de su chaqueta y jugaba con él.

Era adorable. Sería adorable de no ser porque Elaine seguía de mal humor.

— ¿Los libros te hicieron enojar mientras buscabas lo que necesitabas? —La morena miró mal a Ivy— De acuerdo. Molestar a Elaine cuando está enojada no es inteligente.

Eso causó que ella sonriera levemente con diversión.

—Me topé con el chico de la competencia.

— ¿El que te dijo esas cosas horribles? —Ivory se levantó de su asiento—, ¿en dónde está? Quisiera hablar con él.

Recuerdos de su pelea con Puck cuando se enteró que era el papá del bebé de Quinn vinieron a su mente y se apresuró a estirarse y tomar su mano. Sí quería que golpeara a ese chico pero no quería armar un escándalo en la biblioteca.

La biblioteca era un lugar sagrado para ella pues pasaba mucho tiempo dentro del lugar, fuera la que fuere.

—Está bien, Ivy —le dijo—. Es sólo que... ugh, ni siquiera sé cómo se llama y está en primer lugar de mi lista negra y...

—En la mía igual. Nadie le dice a mi chica que un Oompa Loompa tiene más talento que ella.

Elaine no supo qué la desconcertó más: el hecho de que Ivy la llamara mi chica o que hubiera hecho una referencia a los trabajadores de Willy Wonka.

—Le dije unas cuantas cosas antes de irme sin dejar que me respondiera —Elaine se encogió de hombros—, está bien.

La menor de las Fabray dudó unos segundos antes de suspirar con desgana y volver a sentarse en su lugar.

—Nunca me dejas ser agresiva.

—Es porque no me gusta el ambiente agresivo, Ivy.

Ivory asintió pero no comentó nada más respecto a eso, a sabiendas de que Elaine le contaría toda su historia cuando estuviera lista. La porrista acomodó su cabello y tomó el libro de Peter Pan lista para seguir leyendo, pero la mirada de Elaine sobre ella la desconcertó.

— ¿Tengo algo en la cara?

—Hiciste una referencia a Charlie y la Fábrica de Chocolate.

—No lo hice.

—Te escuché.

—No, no fue así.

Los pies de la morena golpearon con diversión los de ella por debajo de la mesa.

—Lo hiciste, Ivy.

—Vi la película una vez, ¿de acuerdo?

La morena sonrió con diversión a lo que Ivory rodó los ojos. Quinn le había contado lo difícil que era que su hermana abriera un libro por voluntad propia o que viera películas que nos fueran de romance o acción —dependiendo de su humor—, así que en algún momento Ivy debió de haber estado de un humor vas raro al acostumbrado para que viera esa película.

O tal vez, dijo una pequeña voz en su cabeza, la vio porque sabe que te gusta.

Elaine cerró los ojos y negó con la cabeza como si eso fuera a conseguir mandar a volar sus pensamientos y se concentró en las partituras que había ido a buscar. Fue hasta que leyó la primera estrofa de la canción que recordó de qué trataba.

—Gasté tiempo valioso para nada.

— ¿No la encontraste?

—No, la encontré —le respondió a Ivory—. Pero trata de un hombre hablando de su futura esposa o algo así. No pienso cantar eso.

Ivory se rió: — ¿Por qué no intentas con la de Hello, Hello de Paramore?

A Elaine casi le da un ataque porque conocía la canción pero por algún motivo que ella también conocía, su existencia simplemente se le borró de la memoria.

— ¡Ivory!

— ¿Qué? —Preguntó la rubia con inocencia.

— ¡Eres un genio!

Su acompañante ladeó la cabeza con clara confusión: —No creo que esto me haga un genio pero... de acuerdo, lo tomo.

—No. No entiendes. La canción...

Era su clic, era una canción con la que se identificaba de una manera demasiado irónica y que por eso mismo se le había olvidado.

Sin embargo, este pensamiento nunca pudo salir de su boca ya que se distrajo con los primeros acordes de una canción en el piano que —por alguna razón que desconocía porque estaban en una maldita biblioteca— estaba en medio de una de las salas del lugar para leer empezaron a sonar.

Elaine la reconoció como Hello de Lionel Richie y se le hizo algo poético que alguien estuviera tocando eso justo cuando ella estaba buscando una canción con esa palabra en el título. Su cerebro tardó en reaccionar pues la suave voz masculina que empezó a cantar la entretuvo un poco.

—Qué aburrida canción.

—Acabo de descubrir que te sigo hablando porque seguramente me hacen falta neuronas.

— ¿A ti? No es el caso. Eres muy inteligente. Y si lo fuera, seguramente es por el café —le respondió la rubia.

Elaine, de nuevo, estuvo a punto de responder hasta que una segunda voz se unió al tenue canto masculino.

I can see it in your eyes, I can see it in your smile.

Ivory pareció reconocer la segunda voz también pues ambas voltearon a verse al mismo tiempo.

—Divertido, creo que he escuchado tantos ensayos de tu club que ya hasta alucino la voz de Rachel.

—Pues entonces ambas estamos compartiendo la misma alucinación.

No sabía con quién demonios estaba cantando Rachel pero sonaban genial y la voz del chico estaba agradándole mucho a Elaine.

Ivory cerró el libro de Peter Pan y empezó a guardar sus cosas.

— ¿Qué estás haciendo?

—Ya tienes tu canción, ya leí un rato, podemos irnos. En la escuela huyo para no escuchar la voz de Rachel Berry, no pienso escucharla aquí.

Elaine tronó la lengua.

Olvidaba que Ivory no soportaba a Rachel porque siempre quería ser el centro de atención y porque fue quien le dijo a Finn sobre la mentira de Quinn.

Ya lo había dicho pero hay que repetirlo: Elaine estaba muy al tanto de la mala relación de las hermanas Fabray pero, de vez en cuando, se protegían mutuamente.

Para evitar a toda costa que Ivory se enojara, Elaine también empezó a guardar sus cosas y tomó el libro de partituras que al final no le fueron de mucha ayuda para dejarlo en el carrito donde se debían poner los libros para que alguien los acomodara en su lugar.

— ¿Vas a llevarte el libro?

—Nop —respondió Ivy, para ese entonces la canción que Rachel y el chico estaban cantando ya iba a terminar—. Puedo comprarlo.

— ¿Quién lo diría? Lo tuyo son los niños.

—Estás sacando las cosas de contexto y no me gusta.

Elaine frunció el ceño y le enseñó la lengua por segunda vez en el día. Ambas chicas se dirigieron hacia la salida de la biblioteca pero entonces algo detuvo a la mayor.

Y no, no fueron los aplausos que el dueto de su compañera y el chico recibió, ni Rachel viéndola y moviendo la mano de un lado a otro a modo de saludo sino el chico con el que estaba. El castaño que parecía no conocer ningún otro color que no fuera el negro de pie detrás de la chica la miraba con una sonrisa engreída.

— ¿Estás bien, Ellie? —Le preguntó Ivory.

La morena soltó un gruñido a modo de respuesta y salió de la biblioteca sin regresarle el saludo a Rachel y, para su tardía comprensión, sabiendo que probablemente el haberse ido de ese modo ayudó a que aquel extraño que parecía ser muy admirador de Rachel supiera que, de hecho, sus críticas le calaban los huesos.

No tenía ni idea de quién era él pero realmente tenía ganas de pisarle un pie. Quizá de arrancarle las cuerdas vocales también porque, aparentemente, el chico tenía talento para cantar.

Ugh.


•        •.°✦ •.°


Se estaba haciendo costumbre en la vida de Elaine ser partícipe de crisis grupales y eso a ella no le hacía mucha gracia que digamos. Tenían un problema en Nuevas Direcciones y, no para sorpresa de Elaine, involucraba a Rachel Berry.

Pero no solo a ella sino también al único e inigualable Jesse St James, el vocalista principal de Adrenalina Vocal, quien presuntamente era el nuevo novio que Rachel se había conseguido en su visita a la biblioteca y el chico de las Sectoriales.

Elaine se tuvo que sentar un momento para asimilar que Jesse, su competencia, era el mismo chico que había visto dos veces y que había despertado en ella las ganas de querer golpear a alguien por primera vez. Ni siquiera Santana había llegado tan lejos.

Mientras ella estaba ocupada pensando en que ese muchacho en verdad era un dolor en el trasero, Kurt, Mercedes, Artie y Tina estaban bastante ocupados enojándose con Rachel por confabular con el enemigo o algo así había escuchado decir a Mercedes.

Kurt se sentó a su lado y bufó.

—Es increíble que Rachel esté haciendo esto.

—No, no lo es —respondió Elaine, su vista puesta en un punto en blanco—. Si lo ves desde su perspectiva, es teatral. Son como Romeo y Julieta pero de los coros.

Tendría que contarle bastantes cosas a su terapeuta en la siguiente cita que tendrían.

—Tienes razón. Odio cuando tienes razón —Kurt la miró y por primera vez notó que algo andaba mal—. ¿Qué sucede?

— ¿Qué harías si te digo que Jesse St James y el chico grosero de las Sectoriales son la misma persona?

Su mejor amigo parpadeó desconcertado.

—Estás bromeando.

Elaine negó: —Me lo topé en la biblioteca el día que tuvo el flechazo con Rachel.

— ¿Te molestó de nuevo? Dime que no.

—Oh, sí, parece que ese chico St James tiene talento para cantar y para molestar.

Artie, Tina y Mercedes estaban encerrados en su burbuja de qué decirle a Rachel cuando llegara al salón porque al parecer Elaine se había metido a sí misma en una intervención sin querer.

Ella solo había ido al salón donde ensayaban a recoger las partituras de la canción de Paramore que había olvidado.

—Increíble. Simplemente increíble —dijo su amigo—. ¿Lo ves? Están intentando sabotearnos metiéndose en sus cabezas.

—No sé, pero de pronto tengo muchas ganas de golpearlo y está mal. Esta mala energía desalinea mis chakras.

—Las puedes alinear a cualquier hora, Elaine.

Se encogió de hombros a modo de respuesta y miró a sus tres compañeros: — ¿Qué piensan decirle a Rachel?

—Que no puede salir con Jesse.

—Sí, si está tan desesperada por tener novio aquí tiene a Jordan esperando —dijo Artie con seriedad.

Elaine lo miró desaprobatoriamente por su comentario y después llevó la mirada a Tina, la primera que le respondió.

— ¿Y realmente creen que les va a hacer caso? —Inquirió.

Justo en ese momento, Rachel entró al salón y los saludó con una gran sonrisa en el rostro pero lo único que recibió como respuesta fueron malas miradas por parte de sus compañeros. Menos de Elaine, claro, ya que estaba bastante ocupada pensando en mil manera de molestar a Jesse la próxima vez que lo viera.

—Al grano, traidora —dijo Mercedes—. Ya supimos quién es tu nuevo novio.

Elaine enarcó la ceja mirando a la chica desde su lugar.

—Nos da gusto que seas feliz, Rachel, pero trabajamos muy duro en el club para que lo arruines por una relación que podría ser falsa.

— ¿Porque él está en Adrenalina Vocal?

Kurt se puso de pie: —Su lema es Aut neca aut necatus eris que más o menos significa "o matas o te matan".

—Bastante motivador, si me preguntan —opinó Elaine todavía sentada.

—Sus bailarines toman hormonas —dijo Tina.

La chica suspiró pesadamente y se levantó de su asiento para unirse a la intervención. Sus compañeros lucían bastante indignados y enojados con Rachel para su gusto, como si ser dramáticos empezara a ser una personalidad en cada miembro del club.

—Y su cantante principal es un cretino.

— ¿Cómo lo sabes? —Le preguntó Artie con confusión.

—Porque lo sé todo.

No era una respuesta lógica pero Artie asintió como si estuviera de acuerdo con ella.

—Mira, no decimos que te engaña —dijo Mercedes.

—Sí te engaña —habló Kurt, asintiendo.

—Hasta que pasen las Regionales, no podemos arriesgarnos a que sí te esté engañando.

—No queremos que se repita lo que pasó en las Sectoriales —continuó Tina de brazos cruzados.

Elaine hizo una nueva de repente sintiendo ganas de no formar parte de esta pequeña intervención. Jesse St James podría haberle dado la impresión de ser... bueno, una persona desagradable, pero Rachel parecía estar muy convencida de que lo suyo era real.

¿A quién demonios engañaba? Quería que Rachel terminara con él. Podía no ser su favorita del club pero dos personas como ellos juntas era una bomba.

—Además —agregó Kurt, mirando a su mejor amiga—, Jesse ya atacó a uno de los nuestros.

— ¿Qué? —Preguntó Mercedes.

Elaine no pudo evitar cerrar los ojos con frustración y lamento: —Me lo topé en las Sectoriales y me dijo unas cuantas cosas no muy agradables. No sabía quién era hasta hoy.

— ¿Lo ven? Algo trama —soltó Mercedes—. Esto no es coincidencia, Rachel.

—De acuerdo, no sé qué le haya dicho Jesse a Elaine pero seguramente tenía razón.

Claro, solo Rachel le daría la razón a una persona que acababa de conocer sin saber el contexto de lo que dijo. Y por supuesto que el contexto que no sabía era que ella era mejor que Elaine en el escenario.

—Rachel, no creo que tener un romance a lo Romeo y Julieta sea una excelente idea, ¿sabes? —Dijo Elaine.

—Miren —dijo Rachel, suspirando—, quizá Jesse y yo no tengamos amor verdadero, pero ¿y si lo tenemos?

No mentiría, por un momento la hizo sentir mínimamente mal ante la idea de que quizá el vocalista de Adrenalina Vocal tenía buenas intenciones con ella pero sabía que ese no era el caso. Entonces Elaine empezó a sentir lástima por Rachel.

—Sé quién soy, ¿cuántas oportunidades como esta tendré?

Kurt, Mercedes y Elaine se miraron entre sí.

—No seas ridícula, acabas de conocerlo.

—Elaine tiene razón —habló Kurt—. Y si no rompes con él, estás fuera.

De acuerdo, esa parte de la intervención no la conocía. Elaine titubeó y frunció el ceño ante el comentario de su amigo, Rachel parecía igual de sorprendida que ella.

—No pueden echarme —se defendió la acusada.

—Si el señor Schue no te echa, renunciaremos —le respondió Artie.

—Bueno, ¿no creen que están exageran...?

Guardó silencio cuando Kurt le dio un leve codazo.

—Necesitarán suerte para ganar sin mi.

—Todos son reemplazables, incluso tú —dijo Kurt como si fuera lo más obvio del mundo.

El cerebro de Elaine había dejado de carburar bien para ese entonces. No podía creer que querían echar a la estrella del club por un fugaz romance con la competencia, sonaba algo drástico para su gusto. Tan impresionada estaba por la decisión del grupo que no se dio cuenta cuando Kurt la tomó por los hombros, empujándola hacia enfrente como si fuera un tributo para un sacrificio.

—Tenemos a Elaine.

La morena casi se esconde detrás de la silla de ruedas al ver la mirada herida de Rachel ante tal cambio repentino de eventos.

—Eh...

— ¿Cómo pueden hacerme esto?

— ¿Cómo puedes hacernos esto? —Preguntó Mercedes, caminando hacia ella— Somos un equipo. Tú querías que fuéramos grandiosos y que fuéramos parte de algo especial. ¿Eso sigue siendo verdad o no?

Dicho esto, Mercedes salió del salón siendo seguida por Artie, Tina y Kurt quien, nuevamente, empujó a Elaine por los hombros para que saliera también. Sólo cuando estuvieron fuera del salón fue que la chica reaccionó.

— ¿Acabas de convertirme en presa fácil para la loca de Rachel?

—Sip. Más vale que estés escribiendo en un diario lo que te pasó esta semana porque tienes mucho que contarle a Larissa.

—Tus chistes no dan gracia.

Kurt palmeó su hombro: —Rachel pensando que eres una amenaza tampoco.

Sí, bueno, Elaine oficialmente odiaba las crisis rutinarias de Nuevas Direcciones


•        •.°✦ •.°


Hubo un tiempo en el que Elaine se consideró una estudiante promedio, así como también tuvo un periodo en el que sus calificaciones bajaron considerablemente y otro momento, en el que estaba en la actualidad, en el que se la pasaba leyendo y estudiando.

Larissa le había dicho varias veces que el estudio y la lectura eran su manera de mantenerse ocupada en las noches para no dormir hasta que verdaderamente tuviera sueño, Elaine sabía que quizá tenía razón. Se había alejado tanto de las cosas que amaba que decidió empezar a hacer cosas que odiaba —estudiar y leer— para distraerse y para su sorpresa terminó disfrutando hacer ambas cosas.

Por eso la biblioteca y las librerías eran sus lugares favoritos y por eso, a veces, se iba a leer algún libro justo como hizo aquel día. Estaba cambiando de página a Flores en el Ático cuando alguien se sentó sin pedir permiso en la mesa que estaba usando, la morena alzó la vista un poco y pudo ver por debajo de sus pestañas a un castaño claro que la miraba con atención. 

Habían pasado un par de días desde que le dijeron a Rachel que terminara su relación con Jesse y justo esa mañana, Finn le había informado a todo el club que ya no eran pareja así que ya no representaba un riesgo, más o menos, para el grupo. La gran interrogante ahora era por qué Jesse St James estaba sentado frente a ella.

—O Lima es más pequeño de lo que imaginé o me estás siguiendo.

— ¿Por qué estaría siguiéndote?

Ella bajó el libro y lo puso en su mesa para luego encarar al vocalista de Adrenalina Vocal.

— ¿Por qué estarías en una biblioteca?

Jesse se encogió de hombros: —Me gustan las bibliotecas.

Le tomó un segundo saber que estaba mintiendo y en un día normal, bajo una circunstancia normal, Elaine se guardaría sus pequeños psicoanálisis para sí misma pero esa no era una circunstancia cualquiera.

—No me das la impresión de ser alguien que lea mucho. O que estudie, para ser sincera —le dijo ella, haciéndolo reír con gracia.

Jesse no respondió de inmediato, lo que le hizo saber a Elaine que estaba en lo correcto.

Entrecerró los ojos un poco tratando de saber por qué Jesse estaba ahí. Según lo que tenía entendido, la relación entre él y Rachel había terminado, o eso era lo que Finn les había informado ese día después de la tercera hora, ¿tal vez quería reclamarle por haber formado parte del grupo que obligó a Rachel a terminarlo?

— ¿Terminaste de opinar?

—Nop —dijo Elaine—. También creo que no conoces otro color que no sea el negro. Si necesitas que te enseñe los demás solo tienes que decirlo, Jesse.

—Oh, así que llegamos a ese punto de la relación en la que nos llamamos por nuestros nombre, Elaine.

Elaine casi llora al imaginarse teniendo cualquier tipo de relación con Jesse.

— ¿Qué demonios quieres?

—Te noto muy a la defensiva.

Sí, quizá lo estaba pero no pensaba admitirlo.

—Sólo quería decirte que fue de muy mal gusto que fueras partícipe del grupo que obligó a Rachel a terminar nuestro épico romance de Romeo y Julieta.

Dios, ella sabía que Rachel encontraría cierto encanto ante aquel hecho, no tenía idea de por qué no se le cruzó por la mente que a Jesse también le agradaría el hecho de sentirse en una obra de William Shakespeare por todo el cuento de ser de clubes rivales y demás. Aunque sospechaba que para su mala suerte ninguno de los dos acabaría muerto como en la obra.

—Para ser tú el que llegaste a decirme que ella era mejor que yo y que si mi equipo perdía sería gracias a mi, estás siendo muy selectivo a lo que "mal gusto" se refiere.

Jesse enarcó una ceja: —Oh, Gilmore, no seas tan rencorosa, te hice un favor.

—No lo hiciste.

El chico se echó hacia atrás y alzó sus manos mostrando las palmas como si le intentara decir a la chica que él no pretendía hacer nada malo y que ella era la que lo estaba molestando, acto seguido alzó las cejas con diversión.

— ¿Y cómo sabes mi nombre completo?

—Hago mi tarea, Gilmore, tengo que conocer a cada uno de mis rivales para saber a quién me enfrento —Jesse enarcó una ceja y miró de arriba abajo a la morena—. No como otra que se enteró de mi nombre porque tuve una relación con su compañera.

Elaine se removió incómoda en su asiento porque Jesse tenía razón. Si quería conocer a la competencia tendría que haber investigado por lo menos cómo lucía y cuál era el nombre de la estrella de Adrenalina Vocal, no abstenerse a sólo saber cuántas nacionales habían ganado.

Seguramente, pensó ella, Rachel lo reconoció al instante porque ella sí hacía su trabajo.

Y esa era otra cosa en la que evidentemente Rachel era mejor que ella: conocer a sus rivales.

Al darse cuenta de que había pasado demasiado tiempo callada y Jesse esperaba una respuesta —o si no la esperaba no sabía por qué seguía ahí—, Elaine aclaró su garganta, colocó un separador dentro de su libro y lo cerró.

—Tengo cosas más importantes que hacer que espiar a mi competencia —dijo ella, poniéndose de pie, su tarde tranquila de lectura en la biblioteca yéndose directamente por el drenaje.

—No estoy espiándolos.

—Acercarse no sólo a uno sino a dos miembros del club adversario da mucho que decir, St James.

Se puso de pie con su libro en mano dispuesta a marcharse y dejar a Jesse pero él parecía muy renuente a dejarla sola y también se levantó. Elaine apretó la mandíbula cuando él la alcanzó y empezó a caminar a su lado.

— ¿No vas a dejar el libro? Es propiedad de la biblioteca.

—Es mío, genio —respondió Elaine.

Jesse estaba acostumbrándose a arrebatarle las cosas de las manos pues en plena caminata, el chico le quitó el libro.

— ¿Flores en el Ático? ¿Te gusta el incesto? —Jesse la miró de reojo— Gilmore, eso no es sano.

—Es de mala educación arrebatarle las cosas a la gente —respondió ella entre dientes, arrebatándole también el libro—. Pero vienes de Carmel, así que no me sorprende mucho ya que obviamente son todos unos maleducados.

Elaine abrió la puerta de la biblioteca para salir sin esperar a que su no deseado acompañante saliera y dejó que la puerta se cerrara, escuchó a Jesse soltar un ligero Auch pero estaba bastante segura de que había sido por su comentario y no porque la puerta se le cerró en la cara.

—En Carmel nos educan bien, gracias por preguntar.

No estaba tan segura pero no dijo nada al respecto.

Pensó que en algún tramo de la caminata desde la biblioteca hasta el aparcabicis el castaño iba a cansarse y se iría, dejándola sola con el merecido silencio y la tan anhelada paz que Elaine había ido a buscar a la biblioteca pero, por un motivo que desconocía, Jesse siguió caminando a su lado.

Ella apretó su mandíbula con fuerza, su boca empezó a arder por querer abrirse para preguntarle por qué todavía la seguía. Logró mantener la boca cerrada unos segundos —treinta y dos, los contó— hasta que no aguantó más y habló cuando estuvieron a poco menos de un metro del aparcabicis.

— ¿Acechar a la competencia es una de las tácticas que usan en tu escuela para robots?

Aquello hizo reír a Jesse, quien aminoró su paso al darse cuenta que Elaine extendió su mano para tomar el candado de una de las bicicletas aparcadas. La chica no sabía qué estaba pasándole.

Elaine acostumbraba a prohibirse a sí misma tener disputas de más de tres minutos con sus compañeros insoportables de McKinley, lo que significaba que Santana, Karofsky, Azimio y algunos cuantos más sólo le arruinaban sus chakras por tres minutos y ya. Como ya se ha planteado en varias ocasiones, Elaine odiaba discutir pero lo hacía si era necesario y en defensa de sus amigos.

A veces, y era algo que Larissa le repetía y repetía hasta el cansancio porque decía que no era sano para ella, Elaine le prestaba más atención al bien de sus seres queridos que al suyo propio.

Pero había algo en Jesse que simplemente no le permitía dejar de discutir con comentarios pasivo-agresivos.

—Veo que nos tienes hundidos en un hoyo de moral cuestionable.

Elaine quitó el candado de su bicicleta y miró incrédula a Jesse.

—De acuerdo, quizá nuestra moral sí es cuestionable —dijo él, rodando los ojos—. Pero dejarte caminar sola a tu... vehículo hubiera sido descortés de mi parte.

Solamente alguien como Jesse St James lograría que un acto de caballerosidad sonara insultante. Ella lanzó su libro a la canastilla de la bicicleta y tomó el casco que usaba de protección para ponérselo.

—No tiene nada de malo usar la bicicleta con medio de transporte.

—Obviamente —estuvo de acuerdo él—, en especial si eres uno de esos hippies que se preocupa por el medio ambiente.

El broche del casco hizo clic y Elaine no perdió el tiempo en subirse a la bicicleta para irse de ahí, Jesse retrocedió unos cuantos pasos cuando la chica pedaleó hacia atrás sin siquiera fijarse en si le daría al muchacho o no.

De hecho, ese era su objetivo, y maldijo en voz alta cuando Jesse alcanzó a retroceder.

—No fue para nada un gusto volverte a encontrar —dijo Elaine—. Diría que siento lo tuyo con Rachel, pero... no lo hago.

Jesse dibujó una leve sonrisa burlona: —Nos vemos por ahí, Elaine Gilmore.

Pedaleó lejos de él y en dirección a su casa después de eso. Ni siquiera había recordado ponerse sus auriculares para escuchar música porque estaba segura de que ni la música la pondría de buen humor ahora.

En un semáforo en rojo fue cuando se dio cuenta de algo. La despedida de Jesse había sonado más como a una promesa que a una despedida de alguien que no iba a volver a ver hasta el día de la competencia, aquello hizo gruñir a Elaine con desgana. Lo último que quería era cruzarse de nuevo con el vocalista principal del club glee de Carmel. 

Al parecer su mamá tendría que limpiar su Chakra Raíz otra vez.

¡Hola, cinnamon apples! ¿Cómo andan el día de hoy?

Yo estoy feliz porque no tuve que volver a dividir en tres un episodio de Glee *llora*, ¿qué les pareció la actualización? Elaine ya sabe quién es Jesse, se presentaron a medias y se molestaron mutuamente y para serles sincera, yo ya estoy llorando por St Gilmore,,, ahre, vengo llorándoles hace banda, ¿me creen si les digo que tengo cosas escritas de ellos hasta la s4? Regina tómate un té.

También tuvimos momento entre Elaine y Ivory y les digo que son mis niñas favoritas, ¿alguna idea de qué pasará con ellas en el futuro? El futuro > el siguiente capítulo. 

Bueno, ajá, espero que les haya gustado, voten y comenten etc etc.

Nos leemos pronto, cinnamon apples, gracias por leer.

gina

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