━━ 01: damage control
CONTROL DE DAÑOS
𝗧𝟭:𝗘𝟭𝟯 ー 𝗌𝖾𝖼𝗍𝗂𝗈𝗇𝖺𝗅𝗌
LOS MESES HABÍAN PASADO Y PARA sorpresa de Elaine, estar en el club glee no estaba siendo tan malo como ella imaginó el primer día de ensayos cuando su número fue... bueno, un desastre.
No tenían sincronización ni química ni se llevaban bien entre sí y eso la llevó a pensar que no duraría mucho. Tan equivocada no había estado pues tuvieron su primera crisis una semana después de haberse formado el club cuando el señor Schuester estuvo a punto de renunciar para ser contador y poder proveer a su futura familia con su esposa, Finn Hudson, el mariscal de campo que de alguna manera había terminado en el club, y ella fueron los dos miembros que renunciar al coro también.
A pesar de eso, habían sobrevivido, Elaine, Finn y el señor Schuester volvieron y ahora estaban a la vuelta de la esquina de presentarse en su primera competencia sectorial lo que significaba que tenían que ganar para pasar a la siguiente ronda y hacer que el club sobreviviera unos meses más. Por ende, nada malo tenía que suceder en Nuevas Direcciones en los siguientes días.
Aunque claro, existía una persona llamada Rachel Berry cuyo pasatiempo era arruinar todo por el bien común. Su bien común.
— ¿Qué demonios quieren decir con que lo sabe? —Preguntó ella al teléfono.
Estaba en una llamada conjunta con los demás miembros del club glee porque había surgido un pequeño inconveniente en un lapso de quince minutos en los cuales Elaine había ido en busca de su café de caramelo a la cafetería.
—No sé, simplemente llegó y empezó a hablar al respecto —le respondió Kurt.
—Dijo algo sobre ser vidente o algo así.
Elaine gruñó mientras subía las escaleras que estaban en el patio fuera del comedor para entrar a la escuela. Su celular vibró cuando alguien aceptó las llamadas de Brittany Pierce y Santana Lopez.
—Nos enteramos, ¿quién se lo dijo?
—Supusimos que tú —le respondió Artie Abrams a Santana.
Si era sincera, ella también apostaba a que Santana lo había hecho.
— ¿Por qué iba a hacerlo? —Preguntó ofendida.
—Para vengarte de Puck, ¿no son novios?
—El sexo no es un noviazgo —replicó Santana.
—Si fuera así, Santana y yo seríamos novias.
Aquello provocó que Elaine dejara de caminar y frunciera el ceño con extrañeza. No era como que Santana y Brittany no le dieran vibras de que algo más que amistad sucedía entre ellas, siempre estaban juntas agarradas de esa manera que tanta gracia le hacía a Elaine con sus meñiques entrelazados pero...
Elaine aclaró la garganta: —Tenían un solo trabajo, ¿tan difícil era hacer que Rachel no se diera cuenta?
— ¡No fue nuestra culpa! —Se defendió Kurt.
—Miren, no quiero hacer olas —habló Santana—. Desde que Quinn se embarazó, yo soy la más popular.
— ¿Y eso por qué me va a interesar, genio?
Estaba lista para una respuesta grosera de parte de Santana pero Mercedes Jones interrumpió cualquier réplica diciendo que Rachel estaba pasando a su lado y la escuchó saludarla con una Hola, mamita sensual que la hizo reír un poco.
—Se fue —Elaine le dio un sorbo a su café, empujando la puerta para entrar a la escuela—. Sé que metí la pata al contarles de Quinn y Puck y me siento muy mal, pero no podemos dejar que Rachel lo descubra.
—En primer lugar, es tan lindo tener la conciencia limpia porque me guardé el secreto y no abrí la boca —dijo Elaine con una sonrisa triunfante—. En segundo lugar, creo que Rachel está a una muestra de preocupación por parte de Puck de descubrir lo que está pasando aquí.
Quinn Fabray y Noah Puckerman eran otros miembros del club glee. Quinn y Elaine nunca se habían llevado bien y, de hecho, cuando la rubia y las otras dos animadoras entraron al club Elaine pensó que sería un tormento, sin embargo una amistad había florecido entre ella y la —en ese entonces— líder de animadoras cuando Quinn tenía sospechas de estar embarazada.
Durante un tiempo, el club, incluyendo a Elaine, pensó que el padre era Finn, el novio de Quinn, pero la verdad estaba muy alejada a eso y ahora todos lo sabían.
Todos menos Rachel. Porque Rachel estaba enamorada de Finn y era una bocona que seguro contaría el secreto de Quinn. Aquello no sonaba tan mal para Elaine, había estado insistiéndole mucho a su mejor amiga para que le hablara con sinceridad a Finn pero ella no daba su brazo a torcer.
—No puede suceder —le respondió Mercedes—. Si le cuenta a Finn, él enloquecerá.
—Y no tendremos posibilidades en la sectorial —dijo obvio Kurt.
Las palabras de Kurt fueron las únicas que escuchó antes de colgar la llamada y suspirar con frustración.
Sabía que era lo correcto decirle a Finn la verdad pero eso no le correspondía ni a ella ni a Rachel ni a cualquier miembro del club y tampoco pensaba que sería buena idea revelárselo a tan poco tiempo para la competencia.
Le dio un gran sorbo a su café antes de seguir su camino hacia el casillero.
El día de hoy apestaría.
• •.°✦ •.°
A Elaine le había costado abrirse hacia los demás miembros del club cuando apenas eran siete y le fue todavía más difícil acoplarse cuando siete personas más entraron tiempo después.
No le gustaba hablar con nadie que no fueran Kurt o Quinn pero, con el pasar de los meses, los muros de autodefensa que ella había construido para evitar tener relaciones interpersonales que pudieran lastimarla o hacerla vulnerable empezaron a caer un poco y ahora, sorpresivamente, sus compañeros y los ensayos del club glee eran lo que ella más esperaba del día.
Sentada a un lado de Tina Cohen-Chang, la mirada de Elaine estaba puesta sobre su mejor amiga y Puck. La rubia parecía un poco angustiada y lo pudo comprobar cuando dio media vuelta para alejarse del chico, el semblante de Quinn lucía agobiado y nervioso. Con una mano sobre su estómago, la rubia se sentó a un lado de Elaine.
— ¿Estás bien? —Preguntó ella en un murmullo pues el señor Schue ya había entrado al salón.
Quinn la miró y le regaló una sonrisa que parecía querer reconfortarla pero que no hizo nada más que preocupar un poco a Elaine.
—Sí.
—Encontré a mi sustituta —dijo el señor Schue—. Un aplauso para la señorita Pillsbury.
Oh, cierto.
Con todo el drama de la mañana la mente de Elaine había olvidado la situación actual de Nuevas Direcciones. Tras un pequeño desliz que cometieron accediendo a hacer un comercial para promocionar unos colchones, el resultado había sido una pequeña violación a las reglas de las competencias corales y para evitar que los dejaran fuera de las Sectoriales, el señor Schue había asumido toda culpa y como consecuencia tenía prohibido participar en la competencia como su maestro.
Aunque no había sido mucha la culpa de ellos, desde su punto de vista toda la culpa recaía en la loca esposa del maestro, Terri Schuester. De no haber sido por ella, el señor Schue nunca hubiera ido a dormir a la escuela y terminado abriendo uno de los colchones de agradecimiento que les habían enviado y esto no hubiera pasado.
— ¿Sabe algo de música siquiera? —Preguntó Santana.
La orientadora de la escuela, Emma Pillsbury, abrió la boca para responder pero el señor Schue la interrumpió.
—Lo importante es que se preocupa por ustedes tanto como yo.
Elaine no estaba tan segura sobre eso. Era verdad que la señorita Pillsbury se preocupaba por ellos y los apoyaba pero también era muy evidente que gustaba de su profesor y tal vez hacía esto más por el que por el club.
—Ahora, no sé qué me depara el futuro a mi ni qué le depara al grupo —siguió hablando Will—, pero sé que el sábado harán que me sienta orgulloso. Van a estar fabulosos. Adiós por ahora.
El corazón de Elaine se estrujó ante la voz rota del señor Schue. Le parecía injusto que por ese pequeño error de los colchones su maestro, el hombre que estuvo entrenándolos durante los últimos meses para las Sectoriales, tuviera que perdérselas.
Era la primera competencia del club, parecía irreal que tuvieran que competir sin la persona que los unió a todos en primer lugar.
—Un momento —dijo Mercedes—, ¿y nuestra lista de canciones?
—No puedo ayudarlos con eso. Tienen que hacerla solos —el señor Schue les regaló una débil sonrisa—. Muy bien, muchachos.
Dicho esto, el hombre se marchó del lugar dejándolos con la orientadora.
—Cantemos Proud Mary en silla de ruedas —sugirió Artie.
—Y Don't Stop Believing —secundó Finn.
— ¿Qué me dicen de la balada? —Quiso saber Tina.
Detrás de ella, Rachel se puso de pie como era de esperarse y caminó frente al grupo.
—Me fascinaría contribuir con una balada de mi repertorio.
—Ah, qué sorpresa —dijo Elaine.
Rachel Berry era la estrella de Nuevas Direcciones. Se ofrecía a hacer todos los solos y peleaba a capa y espada para obtenerlos, a muchos les molestaba aquella actitud, Elaine incluida, pero debía admitir que a veces le gustaba su disposición a hacer todo.
No le caía mal aunque no se llevaba del todo bien con ella.
—Bien, ¿sabes qué, mandona? Basta.
Elaine volteó a ver a Mercedes quien se había puesto de pie con sus brazos en jarra.
—Esto será divertido —canturreó Quinn en voz baja.
—Me he esforzado tanto como tú y soy tan buena como tú —siguió hablando la chica, empezando a caminar hacia Rachel al centro del salón—. ¿Sabes? Siempre terminas siendo el centro de atención.
—Mercedes, ¿crees que eres una baladista tan buena como yo?
Elaine escuchó a alguien murmurar un No lo creo y ni siquiera tenía que voltear a ver quién había sido para saberlo.
Jordan Chang, el hermano menor de Mike Chang, tenía un pequeño crush en Rachel que siempre era evidente debido a los comentarios como aquel que lanzaba en momentos triviales. Además él mismo se lo había confesado mientras ensayaban un baile ya que usualmente ambos eran compañeros.
Todos miraron a Mercedes quien giró sobre sus talones a pedir ayuda a Mike y Matt Rutherford pero ambos se encogieron de hombros sin saber qué decir.
—Um, Rachel, ¿por qué no dejas que Mercedes lo intente?
Rachel miró a Mercedes y asintió con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. Elaine se removió en su lugar lista para escuchar la presentación de una de sus voces favoritas del club.
Mercedes brilló con su asombrosa presentación de And I Am Telling You I'm Not Going, recibiendo incluida una ovación de pie por parte de todo el grupo y la aprobación de Rachel para que ella se ocupara de la balada.
Las aguas parecían estar tranquilas y Elaine realmente esperaba que así se quedaran por la menos hasta el sábado.
• •.°✦ •.°
En definitiva no para su sorpresa, Rachel no quería mantener las aguas tranquilas entre el grupo.
Finn entró al salón como alma que lleva el Diablo unos minutos después de que el ensayo terminara seguido de Rachel y eso puso todos los sentidos de Elaine alerta, sin embargo no fue suficiente para evitar que mirara sorprendida la manera en la que el mariscal había arremetido contra Puck.
Él se encontraba siendo retenido por Mike y Matt y el señor Schuester estaba entre él y Puck, Finn le gritaba a su amigo que dijera la verdad y Elaine se colocó a un lado de su mejor amiga.
— ¡Eres muy tonto como para hacerte el tonto! —Exclamó Finn con enojo.
— ¿Quién te lo dijo?
Todos miraron a la líder del grupo.
—Obviamente fue Rachel —dijo Kurt.
— ¿Qué? No hice nada —se defendió con fingida inocencia.
—Oh, por favor —exclamó Elaine.
—Sí, fue Rachel, pero quiero que tú me lo digas —le dijo Finn a Quinn—. Quiero que los dos me lo digan.
—Calma —dijo el maestro.
Finn lanzó un grito que le llegó a Elaine hasta en lo más profundo de sus entrañas y le fue inevitable no esconderse detrás de su amiga en busca de protección cuando Quinn era la que la necesitaba.
Nadie más que Kurt se dio cuenta de aquella pequeña acción de su parte y el chico decidió caminar a su lado para tomarla de la mano. Elaine no reaccionaba muy bien a los gritos y peleas y empezó a sentirse algo nerviosa.
— ¿Es cierto? —Preguntó más relajado, la morena lo agradeció— Solamente dímelo, ¿es cierto?
Elaine miró a su mejor amiga totalmente desconsolada caminar hacia su novio y decir un silencioso Sí.
—Puck es el padre.
Todo se quedó en silencio en el salón, Finn parecía estar procesando la confesión de Quinn y ella se quedó callada esperando una respuesta.
—Entonces, ¿todo eso de la tina lo inventaste?
—Tú fuiste el tonto que se lo creyó.
El comentario de Puck volvió a encender el enojo del mariscal que más o menos se había relajado por todo lo que seguramente estaba pasando en su mente desde que escuchó a Quinn aceptar que Puck era el papá. Finn intentó volver a lanzarse contra él pero el señor Schue lo evitó.
—Lo lamento muchísimo —dijo Quinn entre sollozos.
—Al diablo —respondió Finn caminando hacia atrás— ¡Mi relación contigo terminó! ¡Mi relación con todos ustedes terminó!
Pateó una silla en su camino a la salida, provocando que Elaine pegara un salto por el susto y que Kurt aferrara su agarre a su mano para brindarle apoyo.
Nadie dijo nada, lo único que se escuchó durante unos momentos fueron los llantos de Quinn antes de que saliera del salón sin decir ni una palabra. A Elaine no le gustaba pelear, se consideraba una persona pacífica que sólo se permitía tener riñas con Santana porque vaya que esa chica le colmaba la paciencia y con los idiotas del equipo de fútbol americano, pero la situación ameritaba un comentario pasivo-agresivo para Rachel.
—No pudiste quedarte callada hasta el sábado, ¿verdad? Tenías que meter tu nariz en donde no te llaman —dijo, volteando a verla.
Rachel la miró ofendida y se removió en su lugar. Recuperó la compostura con rapidez.
—Finn merecía saber la verdad.
—Ya sé, Rachel, pero no te correspondía decirla a ti.
Al menos, eso pensaba. En el fondo estaba agradecida de que hiciera lo que Quinn —o ella, en dado caso— tenía que haber hecho desde hace meses. Salió del salón sin decir nada más sopesando la idea de ir en busca de su mejor amiga para consolarla o darle espacio por un tiempo.
Para su suerte, la respuesta le llegó sola.
Una rubia la abordó en el pasillo antes de que siquiera decidiera buscar a Quinn.
—Elaine, ¿qué sucedió?
— ¿De qué hablas?
Ivory Fabray, la hermana menor de Quinn, la miró incrédula.
—Acabo de ver a Finn patear un casillero y después a mi hermana llorando, ¿qué sucedió?
— ¿No pensaste que era una buena idea ir a preguntarle a ella y consolarla mientras te contaba?
—Por favor, Quinn no me cuenta las cosas.
Elaine llevó sus dedos al puente de su nariz sintiendo un poco de estrés ante los recientes eventos, no necesitaba ser la que le dijera a la hermana de Quinn que su sobrina era hija de Puck y no de Finn para agregar más drama al día.
Pero la morena conocía a la menor de las Fabray y sabía que no la dejaría en paz hasta que le diera una respuesta.
—Finn no es el papá de la niña —dijo entre dientes, su voz apenas audible.
Ivory hizo una mueca: —No te entendí.
Elaine agachó la cabeza y puso un mechón de su pelo detrás de su oreja.
—Finn no es el papá de la niña.
Por un momento, pareció que Ivory estaba procesando la noticia hasta que empezó a reír como loca atrayendo la atención de varios chicos, la morena miró a todos lados sin decir nada.
— ¡Ellie, ya estás empezando a hacer bromas!
—Ivy... —dijo Elaine, mirándola de una manera que hizo que Ivory dejara de reír.
—Estás bromeando, ¿no? Quinn no... su hija no... —Elaine enarcó las cejas como si estuviera preparándose para la gran crisis de Ivory— Oh, Dios.
Elaine y Ivory habían hablado en el pasado más veces de las que Elaine y Quinn lo hicieron pues Ivy le caía más o menos bien a la morena y tenían una relación cordial para nada parecida a la que tenía con Quinn.
Quinn Fabray siempre fue, para Elaine, el estereotipo perfecto de adolescente estadounidense estudiando la preparatoria. Rubia, líder de porristas, actitud prepotente y novia del mariscal de campo que, coincidentemente, era el capitán. Ivory Fabray era como la otra cara de la misma moneda, a pesar de ser miembro de las animadoras, Ivy tenía una manera más fresca y relajada de relacionarse con las personas.
A Elaine le caía bien. Incluso un poco más que bien.
—Si Finn no es el padre, entonces ¿quién demonios es?
Elaine volvió a lanzarle una mirada con la que parecía poder comunicarse con Ivory sin necesidad de abrir la boca y la rubia parpadeó con sorpresa.
—No —dijo Ivy—. No, no, no, no. ¿Puckerman?
—Sip.
Por azares del destino, Puck apareció en el campo visual de Ivory. Elaine, quien estaba dándole la espalda al chico, observó como la rubia apretaba sus puños antes de empezar a caminar a paso firme y veloz hacia algo.
La chica cerró los ojos con fuerza: —Mierda. Mierda, mierda, mierda.
Sin pensarlo dos veces giró sobre sus talones y corrió detrás de ella solo para ser testigo una vez más de cómo alguien agredía a Noah por Quinn y su bebé.
Elaine no reaccionaba bien a los gritos ni a la violencia física. Traían a ella pensamientos intrusivos que a veces le provocaban ataques de ansiedad y la verdad que se sentía como la Mujer Maravilla por estar en una segunda pelea en un lapso de veinte minutos sin salir llorando del lugar.
— ¡Nunca me caíste bien, Puckerman! —Gritó Ivory quien de alguna manera se le había colgado en la espalda y le soltaba golpes en el pecho al chico.
— ¡Déjame en paz, loca!
—Ivy, ¿qué demonios? —Exclamó Elaine, tirando de la cintura de la chica para bajarla de la espalda de Puck.
— ¡Déjame arrancarle la maldita cresta!
Varios alumnos empezaban a rodearlos en un círculo maravillados por la escena que estaban presenciando.
— ¡Ivory!
De alguna manera, Elaine logró que Ivy se desmontara de la espalda de Puck pero no consiguió que dejara de soltar puñetazos.
— ¿Cómo pudiste? —Le preguntó Ivy a Puck.
—Como si te importara.
— ¡Es mi hermana, estúpido, por supuesto que me va a importar!
Bueno, para este punto de seguro toda la escuela sabía del asunto de Quinn.
— ¡Es la novia de tu mejor amigo! ¿No tienes decencia?
—Oye, no es mi problema que tu hermana sea tan caliente —se defendió él—. Un hombre debe...
Puck no terminó de hablar pues fue interrumpido por la bofetada que Ivory le soltó. El cerebro de Elaine ni siquiera registró el golpe pues estaba bastante ocupada dándose cuenta de que Ivy estaba defendiendo el honor de Quinn.
Sin importar el mal momento que era para pensar en eso, Elaine estaba feliz de saber que Ivy sí quería a su hermana a pesar de todas sus peleas y diferencias. Y vaya que eran bastantes de ambas.
—Eres una persona desagradable.
Dicho esto, Ivory se alejó de ahí dando grandes zancadas y disipando a la gente que se había acumulado para husmear en asuntos que no le incumbían.
—Ivy tiene razón —dijo Elaine más calmada que la rubia—. Eres desagradable. Mi más grande deseo es que esa niña no tenga ni una onza de ti en ella.
• •.°✦ •.°
Hacer control de daños era una de las cosas en las que Elaine no era buena. El chisme del día en toda la escuela era el asunto de su mejor amiga, Elaine apostaba que hasta los maestros estaban hablando de eso.
Por lo que ella sabía, Finn probablemente la estaba pasando bastante mal y Quinn también y esta última era su prioridad. Había pasado un buen tiempo para darle su espacio y ahora agregando la pelea de Ivy al menú del drama de hoy, Elaine estaba dispuesta a encontrar a la rubia.
—Es un desastre —habló Kurt cuando la chica cerró el casillero.
—Por supuesto que es un desastre —dijo ella—, tengo que hablar con ella.
—Claro. Mientras haces eso, ¿crees que alguien pueda regresar el tiempo y podamos encerrar a Rachel en mi sótano antes de que meta la pata?
—Pregúntale a Santana, estoy segura de que alguno de sus amigos en el Infierno puede hacerlo.
Kurt miró con gracia a su mejor amiga e hizo una mueca al notar la mirada preocupada que no había dejado sus ojos desde que pasó todo.
Tenía un sentido sobreprotector hacia sus seres queridos muy desarrollado y Kurt sabía perfectamente que estaba haciendo todo lo posible para no salir corriendo a buscar a Quinn en ese momento.
—Ve, ella te necesita más que yo en este momento —hizo una pausa—, pero asegúrate de hacerle saber que yo sigo siendo el preferido.
—Eres un exagerado.
Elaine besó la mejilla del chico antes de correr a buscar a la rubia. No sabía en dónde podría estar pero estaba dispuesta a buscar por toda la escuela si era necesario.
Afortunadamente, un vistazo del vestido azul que llevaba puesto fue lo único que Elaine pudo ver cuando dio la vuelta en un pasillo y corrió en dirección hacia donde se había ido.
— ¡Quinn! —Gritó en cuanto la vio mejor.
La rubia se detuvo pero no volteó a verla, trotó hacia ella y la miró durante unos segundos antes de envolverla en un abrazo que Quinn no tardó en responder. Parecía ser una tradición entre ellas hacer eso sin explicación alguna.
Elaine sintió que su amiga aferró su agarre a ella y la escuchó sollozar silenciosamente.
—Me siento tan mal ahora mismo.
—Lo sé, lo sé.
—Jamás debí jugar con Finn de esa manera —dijo Quinn, moviendo sus brazos hacia arriba para limpiar sus ojos todavía abrazando a la chica.
—Oh, Quinn, realmente no creo que hubiera importado que le dijeras todo desde el primer momento o cuando la bebé naciera —habló Elaine—. Finn se hubiera sentido igual de mal que ahora.
—Él fue tan bueno conmigo e hizo todo lo posible para apoyarme y yo ni siquiera tuve el valor de decirle la verdad. Era lo mínimo que merecía y no me atreví.
Elaine no respondió. Permanecieron calladas y abrazadas por un minuto hasta que Quinn deshizo el abrazo y limpió sus lágrimas.
—Todo va a estar bien, Quinn. Me tienes a mi —dijo ella—, tienes a tu hermana que está dispuesta a matar a Puck en cuanto le soltemos la correa.
La rubia se rió entre lágrimas.
—Escuché sobre eso —respondió—. Está loca.
—No. Yo creo que te quiere.
Como respuesta, Quinn miró hacia abajo dándole a entender que no estaba segura sobre eso. La relación de las hermanas era bastante rara, Elaine no lograba entenderla del todo, pero la reacción de Ivy al enterarse que Puckerman había embarazado a su hermana, la novia de su mejor amigo, decía mucho sobre lo que sentía por su hermana mayor.
—Esto apesta.
—Sí, pero va a pasar —dijo Elaine segura de sí misma—. Finn lo va a superar y te va a perdonar y ya no sentirás culpa. Puck no me interesa.
— ¿De verdad crees que va a estar bien?
Elaine exhaló profundamente, como si hubiera estado guardando un montón de aire en sus pulmones para sacarlo en ese momento.
—Lo que creo es que Finn tiene un buen corazón —respondió la morena—, y tú también. En algún lugar, él encontrará la manera de superar esto.
Quinn suspiró: —Acabo de darme cuenta de que ya no tengo dónde vivir y que no sé qué hacer ahora de nuevo.
Elaine tronó la lengua.
—Estoy segura de que Puck ofrecerá gentilmente su casa para hospedarte a ti y a la bebé. Si no lo hace, sabes que las puertas de mi casa están abiertas.
—Gracias, Ellie —la rubia hizo una mueca—. Realmente arruiné todo, ¿no?
—Si alguien te pregunta, la culpa la tiene Rachel.
Quinn soltó una carcajada que resonó en todo el pasillo y Elaine le sonrió para después ofrecerle su brazo para que lo tomara y se fueran caminando juntas.
—Entonces, ¿cómo fue que Ivy se le colgó a Puck en la espalda?
—Oh, fue como ver a alguien hacer mi sueño realidad.
Bueno, cinnamon apples, oficialmente les traigo el primer capítulo de Symphony porque soy una intensa de mierda que ya lo tenía listo desde hace tiempo lmao. Confieso que me costó elegir el capítulo en dónde empezar porque el taradito de Jesse sale hasta el 1x14 pero tampoco quería empezar de a una en ese episodio PERO no quería empezar tan atrás porque soy medio floja ??? y bueno, terminé eligiendo el 1x13 y creo que está saliendo bien, idk.
¿Opiniones de la relación de Elaine con Quinn y mi otra oc Ivory? Por el momento, ellas dos y Kurt son con los que mejor se lleva mi niña en la escuela y, no sé, los amo mucho.
Dejen sus votos y comentarios, nos leemos pronto, cinnamonsssss.
gina ✨
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