Capitulo 7

Abrí mis ojos un par de horas después, cuando escuché a la chica de cabello azul y a Audrey peleándose porque ambas querían usar el espejo para maquillarse, gruñí y les tiré un almohadón a cada una.

—Buenos días para ti también, M. —Susurró la hija de la reina malvada, ya estaba acostumbrada a que la tratara así.

  Me levanté de la cama justo cuando Lonnie salía del baño y Jane hablaba por teléfono con su madre, diciéndole que estaría en casa en un par de minutos.

—Hola Mal. —Saludaron ambas cuando la última terminó de hablar con el hada madrina, las dos tomaron sus cosas. —Ya nos vamos, gracias por la noche épica, las veremos después. —Dijeron ambas antes de abrazarnos a cada una, darnos un beso de despedida y desearnos buen día, para acto seguido retirarse.

— ¡Ya dejen de pelearse por ese espejo o se los rompo! —Mencioné cuando vi a las dos adolescentes que seguían discutiendo.

—Yo ya terminé, las veo en el desayuno, M, suerte. —Evie guardó su maquillaje en su bolso antes de abrazarme al igual que a mi hermana, luego nos dejó solas.

— ¡Espera, E, quiero ir contigo! —Dije algo incómoda por las miradas que me dirigían Aurora y mi sobrina, caminé hacia la puerta pero la primera me tomó del brazo, deteniéndome.

—No tan rápido, Mal. —Negó con la cabeza. —No quise avergonzarlas frente a sus amigas así que las tres vamos a tener una larga charla, siéntense.

   Me senté en la cama con la chica de atuendo rosado a mi lado, mordí mi labio inferior.

—Estoy muy decepcionada de ustedes dos, muchachitas. —Se cruzó de brazos, mirándonos a ambas. —Primero, le mentiste a Ben para que él discutiera con Mal...

Ella acababa de darle a su hija otra oportunidad de destrozarme, no. Tal vez debería decirle que hay ciertas cosas que quiero mantener en privado.

  Pero sabía que éste no era el momento adecuado para eso.

 Casi pude ver a la chica a mi lado sonriendo, la miré con odio.

—Y segundo, ¡rompiste tu promesa de comportarte de manera adecuada, armaste un escándalo en plena madrugada y la acusaste de cometer un delito que resultó ser verdadero! ¿Es que jamás pararás hasta que ya no quede nada de ella? —Prosiguió.

  Me estremecí al pensar en eso, pues sabía que haría hasta lo imposible para terminar conmigo.

 La castaña abrió la boca para defenderse pero al percatarse de la mirada que le dirigió la rubia, decidió quedarse callada antes de empeorar esta situación.

—Así que no tengo más remedio que castigarte hasta que aprendas la lección, hablaré con tu padre para que cancele tu viaje a Agrabah para visitar a Jasmine, tus tarjetas de emergencia, tu celular, tu cuenta de Netflix, tus suscripciones a las páginas de marcas de ropa y maquillaje para que te envíen productos gratis, y todo lo demás. —Anunció mi hermana, firme.

—O podrías enviarla a la Isla de los Perdidos, será una Perdida, se adaptará rápido, te lo aseguro. —Sugerí, ambas me observaron. — ¡No me miren así, tiene todo lo necesario para ser una villana, excepto que reemplazaríamos ese vestido horroroso por prendas de cuero y le cambiaríamos ese peinado horrible de chiquilla mimada!

  Agh, ya estaba hablando como Evie.

—Silencio, no empeores las cosas. —Me advirtió Aurora, centrando toda su atención en mí. —En cuanto a ti, sigo siendo tu hermana así que a pesar de ser mayor que ambas, no puedo ni quiero meterte en problemas. —Mencionó y no pude evitar sonreír, estaba a punto de burlarme de la mala suerte que tenía Audrey cuando la rubia me hizo una señal para indicarme de que no había terminado de hablar.

—Eso no es justo, ¡la prefieres a ella! —Se quejó su hija.

—Yo no tengo favoritismo, tesoro. —Respondió. —Yo no quiero hacer nada en contra de mi propia sangre pero tengo que ponerles límites, a ti te castigo, a ella la castigará alguien más.

  La miré extrañada al escuchar aquello, sonaba igual a su madre.

—Es mi deber hablar con papá acerca de este tema así que las tres nos vamos al castillo, ahora mismo. —Anunció finalmente y las dos nos levantamos de la cama para empezar a quejarnos.

— ¡Nos perderemos el desayuno! —Masculló mi sobrina.

— ¡Papá va a matarme! —Repliqué.

—Desayunaremos en la limusina que está abajo esperándonos y él no va a asesinarte, simplemente se molestará pero no le durará mucho. —Dijo la rubia. —Vamos, nos están esperando.

   Tomé mi bolso y suspiré, caminando hacia la salida junto a las dos integrantes de mi familia, una vez que estuvimos fuera de la habitación cerré la puerta con llave y me la guardé antes de salir de la residencia de una vez por todas, en donde un vehículo nos estaba esperando.

 El chófer nos abrió la puerta sin hacer ningún comentario sobre nuestra tardanza y entramos, empezamos a desayunar en silencio, sabía que sería un incómodo viaje.

  Por favor que Lea no me haga poner peor de lo que ya estoy.

 Cuando finalmente llegamos al palacio, bajamos y entramos al mismo, donde nos estaban esperando mi cuñado y papá, mientras esa anciana caminaba de un lado a otro, obviamente nerviosa.

— ¡Audrey Elizabeth! ¿¡Cómo es posible que te escapes en medio de la noche solamente para ir a una pijamada con esta chiquilla!? —Gruñó la reina del drama. — ¡Eso no es propio de una princesa!

— ¡Desde que Ben dio esa proclama, te has estado comportando de una manera incorrecta! ¡No estás dando un buen ejemplo! ¡Nosotros no te educamos así, estamos muy decepcionados! —Habló Felipe, mirando a mi sobrina, mientras que yo presenciaba aquel espectáculo.

 Aunque ella me daba pena, no se merecía esto.

—Además es una princesa mentirosa y una ladrona—Intervine, para "ayudarla".

— ¿De qué estás hablando? —Dudó Stefan rápidamente, prestándome atención al instante.

— ¿¡Cómo te atreves a denigrarme así!? ¡No te soporto más, me tienes harta! ¡Aquí la única mentirosa y ladrona eres tú! ¿¡Y sabes qué hacemos con ésa gentuza!? ¡Le damos su merecido! —Me gritó antes de empujarme e intentar golpearme pero su padre fue más rápido y la separó de mí antes de que siquiera me tocara, mientras que papá me sostenía para que no la atacara.

— ¡Basta las dos! Tienen la misma sangre, ¡respétense de una vez por todas! ¡Tolérense! —Masculló la rubia que había venido con nosotras.

—Mal, tú vienes conmigo y Stefan al despacho, mi hija y mi nuero se encargarán de Audrey en el comedor. —Ordenó Lea, seria.

  Abrí la boca para replicar pero alguien me interrumpió.

—Lamento discernir querida pero ella—Intervino su marido, señalándome — es responsabilidad mía y de su hermana, solucionaremos este problema en el despacho, vamos. —Habló el rey antes de tomar mi mano y la de su hija y conducirme por el pasillo hasta su oficina, una vez que entramos me senté frente a él en su escritorio, con Aurora a mi lado.

Todos escuchábamos los regaños de la mujer mayor, a pesar de que habíamos cerrado la puerta.

  Su relación no es tan perfecta como la que había contado hace tan solo unas horas.

—Ahora sí, explícanos qué pasó, pequeña. —Pidió papá, calmado.

—Es que invité a mi hermana a la pijamada para compartir un lindo momento entre hermanas pero no quería que se armara escándalo entonces le pedí que no le dijera a Audrey que ella vendría aunque luego me sentí mal por ser egoísta. —Hice una mueca, aunque mentía en cierta parte porque no me había sentido mal por ella. —Luego se apareció en la residencia, debe habernos escuchado porque ella tenía la llamada en alta voz, ya era tarde y sabes que, a pesar de estar en Auradon, sigue siendo peligroso estar hasta tarde en la calle, así que le pedí que se quedara a pasar la noche...

  La rubia que se encontraba a mi lado me dio una patada, porque sabía que estaba mintiendo, sin embargo no dijo nada al respecto.

 Más tarde le agradeceré por no delatarme.

—Entiendo, sigue, por favor... —Murmuró el hombre.

—En la noche estábamos durmiendo en diferentes camas, pero sentí algo y me desperté, me preocupé porque pensé que había pasado algo entonces me levanté para ver si necesitaba algo, quiero ser una buena tía para ella, darle un buen ejemplo... —Mentí, ambos sonrieron debido a que me habían creído. —Pero cuando me acerqué, empezó a gritar que era una ladrona ¡y eso no es cierto! Yo tengo mi propio celular, ¿para qué querría otro? Yo ya no hago esas cosas, eso es parte de mi horrible pasado. —Suspiré hondo.

—Pero Mal, yo te revisé, lo tenías en tu bolsillo, ¿cómo puedes explicar eso? —Dudó Aurora, mirándome.

—Supongo que me lo ha metido ahí mientras yo estaba durmiendo. Algo le pasa, está demasiado rara, estoy muy preocupada por Audrey. Quiero reparar nuestro vínculo pero ella está demasiado extraña, temo que algo le pase. Y antes de que me pregunten más, les diré lo que ha hecho: cuando me fui a la isla con ella y me di cuenta de que había cometido un terrible error, la deshipnoticé, me disculpé, le expliqué lo que estaba pasando pero no quiso escucharme, no quería volver, apenas me descuidé Audrey se alejó para ir a robar.. —Acomodé mi cabello. —Y si no me creen, pueden preguntárselo a mis amigos, ellos les dirán lo mismo que yo. —Afirmé.

—Se ha estado comportado de manera indebida, en eso tienes razón, no podemos ignorarlo, al principio pensé que eran celos porque Ben se enamoró de ti y la dejó, eso la perturbó mucho... —Mi padre me dio la razón.

—Tal vez esté enloqueciendo... —Sugerí. —De tal abuela, tal nieta. —Me encogí de hombros y cuando mis dos familiares estaban a punto de defender a esas arpías, mi sobrina entró a la oficina dando un portazo.

— ¡Eres una ladrona! —Me acusó nuevamente.

— ¿Otra vez vamos a tener esta discusión? —La miré y relamí mis labios lentamente, estando tranquila. —Ya te lo he dicho, tú eres una princesa, no es correcto que robes, lamento con todo mi corazón decirte esto pero eres un mal ejemplo para todos, en cambio, yo no tengo que preocuparme por tomar clases particulares de etiqueta, modales y demás, no soy una princesa.

—De hecho, por ser mi hija, sí te conviertes en princesa... —Admitió el hombre sentado en su escritorio, tanto yo como la adolescente de vestido rosado nos volteamos a mirarlo.

— ¿¡Qué!?

—Al parecer, tú eres peor princesa que yo, un peor ejemplo. —Se burló la castaña, sonriéndome.

—Cariño, eso significa que Mal accederá al trono antes que tú. —Aclaró su madre.

— ¿¡Qué!? ¡Eso es completamente injusto! ¡Maldita sea esta familia, maldito sea el día en que pisaste este reino, malditos sean todos los que estén involucrados en esto! ¡Los odio! —Refunfuñó.

—Ése lenguaje no es apropiado de una princesa. —Le sonreí y la chica me fulminó con la mirada para luego empezar a subir las escaleras hacia su habitación rápidamente.

— ¡Audrey Elizabeth, regresa aquí ahora mismo, jovencita! ¡No hemos terminado de enumerar todas las cosas que te sacaremos! —Escuché el grito de Lea antes de ver cómo ella seguía a su nieta, con mi cuñado detrás.

—Bueno, si me disculpan, ¿puedo retirarme? —Murmuré, viendo a mis familiares, quienes asintieron y me despedí de ellos antes de salir del castillo, mientras intentaba asimilar todo.

Audrey.

   Subí las escaleras rápidamente mientras escuchaba los gritos de mi abuela desde abajo, pero no me importaba.

 Corrí hacia mi habitación y una vez que estuve allí me encerré en el baño, desaté mi cabello antes de mirarme en el espejo.

Inmediatamente tiré todo mi maquillaje, estaba furiosa, volví a mirarme en el espejo.

  Esa castaña hermosa con un vestido precioso pero con el alma destrozada que veía en el reflejo no era yo.

 Tomé mi celular y lo arrojé contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos, pero no me importó ya que estaba segura de que me comprarían otro muy pronto.

— ¿Mal es mi tía? ¿Ella será la reina?—Murmuré, apretando los puños mientras me miraba en el espejo. — ¿La dueña de todo? ¡No! ¡De ninguna manera! ¡No lo voy a permitir! ¡Mal no se va a quedar con lo que es mío!—Gruñí, negando con la cabeza.

—Esto no se va a quedar así, yo lo voy a recuperar, voy a recuperar mi castillo, mi corona y a mi familia. —Golpeé la mesa con fuerza, sin importarme que tres de mis uñas se rompieran. —Se terminó la Audrey que todos conocían, se terminó. —Afirmé.

—No te queda nada así que no tienes nada por perder. —Susurré, viéndome en el espejo, despeiné mi cabello. —Prepárense, Auradon, porque no voy a detenerme ahora.

Pobres Jay, Evie y Carlos, se quedarán sin su mejor amiga, Ben va a quedarse sin su noviecita y mi familia va a olvidar que ella alguna vez existió, pensé.

  Mal jamás tendrá su final feliz, en cambio yo sí.

 Pronto todos olvidarán su nombre y recordarán el mío, cueste lo que cueste.

Mal.

  Siempre había creído que estaba destinada a ser una villana, pues eso era lo que mamá me había enseñado durante dieciséis años, y ahora resulta que soy una princesa.

 No sé cómo ser una princesa, nunca aprenderé a serlo.

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