Capitulo 17

Evie.

  Terminé de acomodar el vestido de la hija de Mulán y sonreí, le quedaba perfecto.

 Ella se miró al espejo y se acomodó el cabello.

—Es más perfecto de lo que imaginaba, tú siempre tienes maravillosas ideas que hacen que todos se mueran de envidia al ver todo lo que creas, sin duda alguna eres la mejor diseñadora de todo Auradon. —Dijo entonces antes de dar un par de vueltas con su nueva adquisición, finalmente fue al baño a ponerse su ropa normal.

—Lonnie tiene razón, eres magnífica, es por eso que tienes tanto trabajo, te comprarás tu propio castillo en menos de lo que esperas, no digo que ese castillo será más grandioso que el mío pero algo conseguirás. —Habló la castaña que ahora caminaba por la habitación como si fuera una modelo.

  Supongo que todavía no superó que no la dejara participar en mi desfile, pensé.

— ¡Tienes demasiado talento! En la inauguración de tu marca de ropa todo el reino amó tus diseños, nadie querría perderse la oportunidad de verse elegante gracias a ti en el gran evento de mañana, era obvio. —Sonrió Jane mientras guardaba sus cosas en su bolso. La novia de Jay salió del baño y la dejó entrar a cambiarse, ya que no quería que se le hiciera tarde para cenar, pues todos sabíamos lo estricta que era el hada madrina con respecto a los horarios.

—Seré la más bella del reino gracias a ti, no sabes cuanto me arrepiento de haberlos juzgado mal en el pasado, ahora sé que sus intenciones son buenas. —Exclamó la hija de Aurora para acto seguido abrazarme, correspondí a aquel gesto, al parecer ella había hecho las paces con su tía... o algo así, la verdad es que no le había prestado mucha atención a Mal cuando me contó aquello ya que había estado cosiendo estos vestidos.

—Oh, no te preocupes, eso ha quedado atrás, y para el próximo desfile que haga te dejaré participar, te lo has ganado. —Le guiñé el ojo y acomodé mi cabello.

 Jane salió del baño y se despidió de nosotras para acto seguido retirarse junto con Lonnie, debido a que su amiga tenía tiempo para entrenar antes de ir a su castillo a cenar.

—Puedo hacerle unos retoques si así lo quieres... No sé si consideres que eso sea necesario. —Sugerí mientras Audrey se miraba en el espejo por enésima vez.

—Mh, podrías ponerle un poco más de escote a decir verdad... —Mencionó la chica.

— ¡Pero eso me llevará toda la noche! Pudiste habérmelo dicho antes... —Me quejé y suspiré hondo.

  ¿Acaso está tratando de opacar a mi mejor amiga en su noche especial?

—Pensé que el cliente siempre tenía la razón... —Prosiguió la castaña.

—Sí, supongo que sí, al fin y al cabo es tu vestido. —Accedí de mala gana y me acerqué a la mesa para buscar el hilo rosado, hice una mueca al ver que se había terminado. —Dame un minuto, iré a buscar más a la habitación...

—Pensándolo bien, no es necesario, de todas maneras cualquiera que me vea se deslumbrará, soy irresistible. —Presumió, haciendo una pose frente al espejo.

 Agh, la sobrina de mi mejor amiga cambia de opinión más rápido de lo que cambia de atuendo.

—Bueno, si tú lo dices, pero de todas maneras necesito ir a buscar más hilo rosa porque se me ha acabado, ya regreso. —Dije antes de salir de la habitación para ahora dirigirme a la que compartía con la chica de cabello morado con la que había discutido hace un rato.

  Abrí la puerta y me pareció raro no ver a la hija de Maléfica allí pero supuse que estaría en el baño, así que me dirigí al escritorio, en donde estaba todo el material que me había comprado, tomé lo que necesitaba.

 Fue entonces cuando vi su cuaderno abierto en una página escrita, lo tomé y empecé a leerla, cuando terminé, el hilo se me cayó de las manos.

—Mal se fue para siempre... —Susurré shockeada.

Mal.

  ¿Quería irme? Sí, ¿a dónde? No lo sabía, simplemente quería alejarme de todo esto para sentirme más tranquila, al menos por un rato.

 Podría irme al Páramo, pero ese lugar me traía muy malos recuerdos después de la coronación de Ben.

  Además, estaba segura de que los extrañaría y al rey se le rompería el corazón en cuanto se enterara de que me he ido. Necesitaba a mis amigos y a mi familia.

Por más rota que esté, no me importará estar sufriendo si a ellos los hace felices tenerme cerca.

 Así que debía quedarme por ellos, porque son las personas más importantes para mí.

  Salí de mis pensamientos al escuchar un ruido y me volteé pero no había nada fuera de lugar así que inspeccioné cada rincón de la habitación. Noté que había algo en mi cama así que dejé el cuaderno en el escritorio y me acerqué lentamente para ver qué era.

 El collar marino de mi archienemiga.

  Lo tomé, algo confundida porque no tenía ni idea de cómo había llegado hasta aquí.

— ¿Qué hace esto aquí? Audrey dijo que lo había perdido...—Murmuré.

 Entonces el amuleto empezó a brillar y me quedé mirándolo.

—No lo ha perdido, se lo devolvió a su dueña. —Escuché una voz muy familiar detrás de mí así que me volteé para ver a Uma, sonriéndome con malicia. Antes de que pudiera reaccionar, sentí que alguien me golpeaba y lo último que recuerdo es escucharla reírse antes de que perdiera totalmente el conocimiento.

Evie.

  Mis ojos se llenaron de lágrimas y salí de aquel lugar para irme a la habitación de los chicos, en donde Audrey se estaba cambiando de ropa en el baño, ellos acababan de llegar del castillo ya que habían ido a perfeccionar los últimos detalles para mañana.

—Es Mal...—Murmuré antes de entregarles el cuaderno abierto en esa hoja, ambos empezaron a leerla y cuando terminaron iban a hablar pero la castaña salió del baño con su ropa normal y el vestido que le había confeccionado.

—No debería haber escuchado su conversación pero las paredes son muy delgadas y bueno, ¿cómo es eso de que mi tía se fue justo cuando empezábamos a llevarnos bien?—Cuestionó la chica.

—No está en la habitación y dejó esa hoja en donde dice que no puede soportar tanta presión, además discutí con ella cuando estábamos haciendo su última prueba de vestido. —Hice una mueca. — ¿Creen que haya regresado a la isla?

—Yo creo que están exagerando, tal vez se fue a algún lugar con su novio...—Sugirió la hija de Aurora.

—No pedimos tu opinión, además eso no puede ser porque Ben está en una reunión con el consejo real. —Habló Jay.

—Capaz se ha ido para estar sola, estoy segura de que mañana regresará, no se preocupen, la conozco...—Insistió ella.

— ¿Así que tú dices que nosotros no conocemos a nuestra mejor amiga? ¿Tú, que la conoces desde hace meses, que la odiaste desde el primer momento en que la viste, vas a conocerla mejor que las personas que estuvimos con ella durante toda su vida y siempre la hemos apoyado?—Le recriminó Carlos.

— ¡Claro que no! Solo esperen, denle espacio, va a volver porque mañana es su gran día, no va a decepcionarnos, confío en que será lo suficientemente inteligente como para tomar la decisión correcta... Ahora tengo que irme, los veo mañana, buenas noches chicos. —Nos sonrió antes de retirarse.

—Esto es mi culpa, si la hubiera escuchado en vez de haberla tratado mal, ella estaría aquí...—Murmuré angustiada y los chicos me abrazaron.

—Tranquila, E. Va a volver, a menos que se haya llevado su libro de hechizos...—Carlos me miró.

—No lo he visto cuando fui a la habitación...—Admití, triste. —Debemos ir a buscarla.

—Pero mañana es la coronación...—Exclamó Jay.

— ¿¡No entiendes que sin Mal no hay coronación, idiota!?—Le grité.

—No sabemos dónde puede estar... Aunque tal vez sus dibujos nos den alguna idea. —Dicho esto el hijo de Cruella empezó a revisarlo. —Hay una posibilidad de que esté en el Páramo, recuerden que decía que ése era su lugar.

—Entonces vámonos. —El hijo de Jafar se acercó a la puerta.

—No, está muy lejos, jamás llegaremos antes de mañana. Tenemos que contárselo a Ben. —Suspiré hondo y me dirigí a la puerta, la abrí y me crucé de brazos al ver a aquella persona frente a nosotros.

— ¿Qué haces tú aquí?—Cuestioné seria.

Mal.

  Abrí mis ojos lentamente y fruncí mi ceño al ver a mí alrededor ya que estaba en lo que supuse que sería una cueva bastante tétrica a decir verdad.

 ¿Cómo había llegado hasta aquí? Lo último que recordaba era haber visto a esa brujita antes de que alguien me golpeara y me desmayara.

  No conocía este lugar y eso me asustaba, traté de moverme pero fue inútil porque estaba atada.

—Ya era hora de que te despertaras, ya te parecías a tu hermana de tanto dormir...—Escuché esa voz y la busqué con la mirada, la hija de Úrsula apareció de entre las sombras.

—Y tú te pareces a cierto camaroncito que conozco, oh espera, ésa eres tú. —Respondí y le sonreí falsamente, ella me miró con odio y se acercó a mí.

 Me tomó del mentón para obligarme a mirarla.

—No me llames así, porque te arrepentirás. Te soporté tantos años pero ya no más, finalmente te destruiré. —Murmuró ella y me soltó para ahora sacar mi libro de hechizos y empezar a revisarlo.

— ¡Hey! ¡Eso es mío, Camaroncito! ¿¡De dónde mierda lo sacaste!? ¡Devuélvemelo ya mismo!—Gruñí mirándola.

— ¿Acaso ser tan princesita te hizo olvidar cuál es mi nombre? Yo soy Uma, hija de Úrsula, la más mala de todas. Soy una villana auténtica, no como tú, traidora. Yo robo todo lo que me sirve y jamás lo devuelvo... No me provoques porque las dos sabemos que no saldrás de aquí con vida. —Exclamó la chica de trenzas.

— ¿¡A dónde mierda me trajiste, hija de puta!?—Dudé, completamente desorientada.

—A dónde nadie nunca jamás podrá volverte a encontrar hasta que termine contigo. —Contestó.

— ¡Bienvenida a la Roca del Muerto!—Gritó el chico de atuendo rojo, apareciendo detrás de mí.

— ¡No vuelvas a asustarme así, imbécil!—Lo miré con desprecio.

— ¿Que no te asuste? ¡Pero esa es mi especialidad!—Me sonrió con malicia y miró a la chica que se encontraba frente a nosotros. —Tú dijiste que podría lastimarla... —Murmuró colocándome el garfio en el cuello.

—Hazlo si quieres pero no mucho...—Accedió su capitana, encogiéndose de hombros.

—No te atrevas a tocarme, Harry. —Le advertí. —Me muero de ganas de que aparezca ese cocodrilo al que tu padre tanto le teme y te arranque la mano.

— ¡Y así podré ser un pirata real de una vez por todas! Es la idea más genial que has tenido desde que despertaste. —Murmuró él en mi oído.

— ¿Tú? ¿Un pirata real? —Solté una carcajada —Por favor, aunque eso suceda siempre serás un bacalao y Uma siempre será Camaroncito. —Lo provoqué.

— ¿Qué se siente ser reina ahora, gatita?—Cambió de tema mientras acariciaba mi cabello con su garfio.

—Eres más idiota de lo que recordaba, ahora escúchame bien: primero, no vuelvas a llamarme así nunca y segundo: todavía no soy reina—Aclaré.

—No estás en posición de exigir nada, traidora. Pero en algo tienes razón, Harry, si la vuelves a llamar así te haré caminar por la plancha. —Habló mi archienemiga.

—Pero no estamos en un barco...—La miré extrañada.

—Como sea, yo sigo siendo la capitana y tú sigues siendo mi carnada. —La hija de Úrsula acomodó su cabello pero se volteó al escuchar un ruido.

— ¿Por qué mierda me secuestraron?—Cuestioné, pero me ignoraron.

—Ya llegó. —Afirmó el hijo del capitán Garfio, la brujita del mar se marchó hacia la entrada de la cueva.

— ¿Qué? ¿De quién están hablando? ¿Quién llegó? ¿Quién mierda está involucrado en esto además de ustedes?—Cuestioné confundida, pero no obtuve respuesta por parte del pirata.

Fue entonces cuando Uma regresó con aquella persona misteriosa.

—En serio, ¡no saben lo que me costó escaparme de esos tres entrometidos y luego encontrar este maldito lugar! De todos los escondites secretos que hay en el reino, ¿¡por qué tenían que elegir una cueva tan sucia!? Este no es lugar para una princesa como yo. —Se quejó la recién llegada.

— ¿¡Audrey!?—Fruncí mi ceño al verla.

— ¿Me extrañaste, tía?—Me sonrió falsamente.

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