∙ʚ ÚNICO ɞ∙


[Aclaraciones importantes al final de la historia. Advertencias ya estipuladas en la sinopsis, para que revisen y no se diga que no se dejó claro. Recuerden, no todo es lo que parece... Dicho eso, disfruten su lectura].

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Vivir en un mundo donde la gente solo no podía comprenderte era difícil. Por no decir excluyente y solitario. Dos cosas que siempre habían ido de la mano para BaekHyun.

No se trataba de que BaekHyun hubiera intentado salir de la cotidianidad que cualquier persona en su comunidad tenía; en realidad, él se había esforzado por ser tan normal tras crecer, integrarse en sus actividades y tomar su rol como otro más que aportaba algo a su sociedad y familia... El asunto era que, por más que BaekHyun lo intentara, nunca iba a ser como las otras personas.

Aquella mañana, luego de que la mujer con la que trabajaba le hubiera lanzado una taza a la cabeza se lo había dicho. No importaba cuánto esfuerzo pusiera, la gente no iba a entenderlo, y no podía porque él era diferente.

Se lo dijo a su madre cuando llegó a su casa, cubierto de la sangre dorada que caía de su frente, y mojadas sus mejillas con lágrimas cristalinas que debieron hacer que SeoHyun pegara el grito en el cielo tan pronto pudo verlo. BaekHyun no lo supo, no lo escuchó, en su lugar, solo se dejó hacer para curar la herida, y mientras ponía sus ojos en cómo la mujer volaba de un lado a otro por su pequeña casa para establecerle un espacio donde traerle lo necesario, permaneció tan callado como ya era típico de él.

Claro que eso no evitó que la rubia ceniza llegara a tocar su hombro, y cuando levantara la cara a modo de limpiarle la herida y detenerlo para evitar que se alejara del polvo de hierbas con el que lo estaba curando, comenzara con otra mano a hablarle.

Su dedo índice de la mano que no ocupaba dio un giro cerca de su rostro, y más tarde, aunque no usara su otra mano, la vio moverla frente a él con sus dedos índice y medio abiertos en V junto al pulgar en medio de ambos y los otros más abajo, puestos boca arriba al tiempo que los movía de lado a lado.

Para otras personas, eso no hubiera sido comprendido, pero para BaekHyun, que conocía bien a su madre y sabía cómo simplificaba a veces su modo de hablarle por las circunstancias en las que estaba, supo qué decía.

¿Qué pasó?

Suspiró. Si tan solo supiera que el problema del uso de aquellas señas era lo que había pasado. Exactamente eso, porque BaekHyun no podía hablar, tampoco escuchaba, él solo había nacido de ese modo. Era una persona sorda.

Agachó la cabeza por no querer contestarle a su madre. Tan molesta como estaba de saber que su hijo hubiera llegado así a la casa, y aparte que no le diera respuesta, lo alzó por la barbilla con la mano que seguía teniendo libre y lo hizo mirarla de nuevo. Entonces, la vio pasar su dedo índice por su rostro hasta señalar sus ojos como encima del labio. Era su forma de llamarle por su nombre, porque eran los atributos visuales que él había escogido para nombrarse. Sus ojos y su pequeño lunar sobre el labio. Su seña.

Eso para él significaba BaekHyun.

Él suspiró ante la insistencia que había en su madre. Solo pudo alzar sus manos para decirle algo muy simple.

No quiero hablar.

No fue algo que su madre recibiera con agrado, y claro que lo dijo. Eufórica en el peor de los sentidos, le exigió que le dijera sobre lo sucedido con sus manos moviéndose casi con dificultad para entender todas sus palabras. No hubo escapatoria, BaekHyun le contó cómo la mujer con la que trabajaba en una cafetería al centro lo había despedido por confundir las bebidas de sus clientes y decidió que lanzarle una taza por la idiotez de no poder leer siquiera lo que decía en las etiquetas fue lo mejor como castigo.

Pero no es tu culpa, le había dicho su madre, mas, BaekHyun se paró, enardecido también por la molestia que le provocaba. Sin importarle que la herida apenas hubiera sido atendida con los remedios curativos de SeoHyun, se alejó de su alcance para apuntar con sus manos.

Sí es mi culpa. No sé leer. No sé escribir. No puedo hablar. No puedo escuchar. No sirvo para nada.

No es tu culpa, su madre señaló de nuevo, por más que BaekHyun no quiso verlo. Girado sobre sus talones, se cruzó de brazos y se hundió sobre sus hombros en su muda petición de ignorarle. Tal vez SeoHyun tenía razón, no era su culpa haber nacido sordo. Tampoco que, debido a esta discapacidad, no fuera capaz de vocalizar palabra alguna porque no sabía cómo hacerlo, y aunque hubiera intentado junto a su madre aprender a hablar mediante las clases que ella misma se esforzó por dar para hacerle sentir las vibraciones en su garganta al tocarla y que se fijara muy bien en cómo abría y movía la boca y lengua al decir unas palabras, BaekHyun jamás había sido capaz de externalizar algo claro.

Nunca sabía cuándo estaba hablando muy alto o muy bajo. No sabía si su voz se escuchaba rara, rasposa o muy gutural para ser entendida. Se había rendido en intentarlo después de varios años y de estresarse porque la gente se burlaba de eso. Al final, ningún aparato que le inventaran había logrado darle la capacidad de escuchar lo que otros le decían porque su nivel de sordera era tan grave que no había nada que pudiera permitirle cambiarlo. Él era sordo de nacimiento, no era débil auditivo ni con un problema que mediante tratamientos pudiera mejorar, era el simple hecho de que nunca se había desarrollado su sistema auditivo.

Por más que él se quisiera comunicar oralmente, de nada iba a servir si no sabía de qué hablaban los otros. Leer labios no era tan fácil como muchas personas pensaban, menos cuando la otra persona no facilitaba el trabajo.

BaekHyun ni siquiera se dio la disponibilidad de aprender a leer o a escribir, porque sabía que, como su habla, iba a ser un rotundo fracaso. Para una persona que no sabía lo que era articular palabras, menos se le iba a facilitar entenderlas escritas. Su lenguaje era otro, y nadie escribía o hablaba en su lenguaje dentro de su comunidad porque era pequeña... él era el primero que había nacido de esa forma.

El primero en la Comunidad Blanca.

Como su madre le dijo, no podía decir que fuera su culpa haber fallado en eso o no saber hacer nada de lo dicho, porque él lo había intentado, como en un principio: quiso ser normal y asemejarse a lo que cualquier otra persona en su comunidad podía. A pesar de su discapacidad, se educó en casa, y aun así... seguía siendo diferente, y sobresalía porque en todo trabajo que se enlistara, siempre era lo mismo.

Nadie lo entendía y no sabían cómo tratarlo. Era una carga, más que nada, y ninguna persona quería llevarla solo por un servicio.

De persona del aseo a camarero, el chico de las bolsas, y hasta paseador de mascotas... Trabajo tras trabajo había intentado, pero en nada parecía ser bueno, siempre terminaba fallando y la gente lo excluía por no saber lidiar con su problema.

¿Cómo él les decía que nada de eso era su culpa si para todas las demás personas así se veía?

Su madre le tocó otra vez el hombro para llamarlo, mas, BaekHyun se soltó con un simple movimiento de este. No quería mirarla, porque sabía que hacerlo le permitiría hablarle y él solo no quería ver más de sus señas. Esas que lo condenaban a ser diferente.

Eso no importó, su madre era astuta, y por algo terminó igual viéndola cuando lo rodeó y puso ambas manos sobre sus hombros para que pudiera mirarla. Tan pronto lo soltó fue a mostrar con ambas manos lo que quisiera decirle. Sin embargo, BaekHyun la detuvo antes. Tomó con sus dos manos las suyas y las juntó para solo señalarle con su cabeza una negación de no seguir con eso. Luego las soltó para decirle.

Quiero estar solo.

Tal vez era ilógico que dijera sentirse solo debido a su diferencia y a la vez estuviera pidiendo ahora estarlo. No obstante, BaekHyun se había acostumbrado a eso. La soledad era lo que lo confortaba y desesperaba a tiempos iguales.

Cuando su madre entendió que no podía forzarlo a más si no quería causar un problema, asintió para agregar:

No regreses tarde. Papá estará a las siete para la cena.

BaekHyun apretó los labios. No era como si deseara ver a su padre pronto. En cuanto JunMyeon se enterara de que lo habían vuelto a despedir de otro trabajo, sabía que iba a caerle algo peor que una taza en la cabeza. Igual asintió, su madre necesitaba la seguridad de su respuesta.

Al final tampoco era su culpa que él fuera así. Era solo... causa de la naturaleza.

BaekHyun caminó lejos de su madre con eso expuesto. En la puerta abierta de su pequeña choza, extendió sus alas blancas de pichón a su espalda y alzó en vuelo. Nadie iba a preguntarse adónde iba o qué estaba haciendo, al menos en eso no se diferenciaba de su pueblo. Todos ahí tenían alas como las suyas, no era diferente, solo...

En algo que nadie iba a comprender por más que lo intentaran. Demonios, ni siquiera la gente misma en su familia lo entendía. BaekHyun era un tonto para ellos.

El niño que había nacido sin oír. El pobre niño que estaba maldito y trajo desgracia a su alrededor. Enviado así por el mal que había en sus genes–como si un pecado hubieran cometido sus padres al tenerlo fuera del matrimonio. Esas estupideces se escuchaban obviamente en una comunidad como podía ser la suya aislada en las profundidades del Bosque Paloma. No conocían más allá, y como tal, él tampoco lo hacía, así que tal vez en más de una vez se había creído esas palabras.

Quizá sí estaba maldito y por eso no era capaz de integrarse a su sociedad. Probablemente las cosas hubieran sido distintas si sus padres ni siquiera hubieran estado juntos en un primer lugar, pero entonces, él no habría nacido... ¿y eso haría felices a los demás?

Perdido como estaba en sus pensamientos y la amargura que traían, poco se dio cuenta en qué momento había llegado al borde de la Comunidad Blanca. Tan solo lo hizo porque, cuando bajó la mirada, lejos de esas blancas nubes en las alturas, se encontró con plantas y césped que ya no reconocía. Al mirar atrás, vio ese tronco caído que separaba su comunidad de otras. Se asustó por eso.

Bien le habían dicho sus padres que nunca saliera de la comunidad. Estaba prohibido. Ningún ser podía salir de los límites. Él tenía que regresar. Y lo hizo, pero al quedar del otro lado del tronco, se pudo dar cuenta de que había mucha paz.

No había nadie que viviera cerca del borde. Todas las chozas, pequeñas y grandes, junto con las más amplias que daban lugar a sus centros de reunión como escuelas, restaurantes y hasta enfermerías, se hallaban a unos buenos metros de donde estaba esto.

El tronco solo era de unos metros que en diagonal, sobre un pequeño río, lo comunicaba con el otro lado. Era precisamente ese río el que imponía con mayor claridad los límites. Según sus padres, el agua estaba en ese lugar porque los resguardaba de aquello que no debía ni podía entrar; ¿cómo era que él había volado hasta ahí sin advertir nada ni a nadie?

No le había ocurrido nada. No era como si el límite fuera una barrera que le impidiera el paso. En realidad, ahora que estaba de nuevo sobre tierra en sus dos pies, podía caminar unos pasos cerca del tronco y nada le estaba imposibilitando el cruce. ¿Era eso normal? Él siempre había pensado que algo malo pasaría si iba más lejos. Porque eso le habían dicho sus padres.

El mal se esconde al otro lado. Jamás debes cruzar el límite, o la destrucción misma caerá sobre ti, BaekHyun.

No había destrucción, era solo un río, con rocas grises, mucha tierra mojada en el borde y hojas caídas de los árboles que hacían la verde flora del Bosque Paloma. En ese otoño, tal vez se veía todo un poco más pálido, con tonos naranjas y los árboles secos, pero si lo veía desde esta perspectiva donde el sol se ocultaba entre las nubes, y él podía sentir la textura de las cosas sin que la gente lo mirara extraño por buscar conectarse con lo que tenía a su alrededor era... muy agradable.

Tal vez el borde no era tan malo como la gente pensaba. Solo distinto. Como él.

BaekHyun se dijo eso luego de sentir la rugosidad de los troncos y del mismo que estaba caído encima del río que iba fluyendo. Traer eso a la mente, le hizo ver aún más con otros ojos lo que tenía. Eso era como él, el límite compartía algo consigo. Y por eso... deseaba conocer de este. Quizá podía volverse un lugar especial... para sí mismo.

Su pequeño refugio, donde nadie podía juzgarlo, porque el límite no era como nadie.

Así se fue sintiendo todo lo que había a su alrededor. Llenó cada recuadro de lo que tenía para observar y mantenerlo en su memoria. Hasta sobrevoló por algunos pasajes, solo mientras procuraba alejarse siempre para no resaltar con la sociedad que todavía estaba cerca.

No supo cuánto le tomó eso, BaekHyun perdió el tiempo por andar fascinado con aquella amplitud de espacio que le pertenecía, y sin preocuparse por lo que dijeran sus padres sobre su no regreso o su extraño comportamiento, solo se dio la oportunidad de sentirse feliz del modo en el que estaba. Sin escuchar nada ni preocuparse por entender a alguien. La naturaleza lo había hecho de ese modo y lo estaba acogiendo.

Tal vez se relajó mucho ahí, pues, mientras estaba ahora sentado sobre el tronco con su pantalón caqui alzado hasta sus rodillas para dejar sus pies descalzos dentro del agua del río que le hacía cosquillas, con los brazos enfundados en su camisa rosa hacia atrás para alzar su cabeza al cielo sobre el ocaso, apenas sintió la caricia en su ala derecha.

En realidad, con ojos cerrados y su cabello rubio corto que llegaba a cubrirle del lado que no había caído en su partido más que sobre su cara por la inclinación que tenía, pensó que no era más que el soplo del aire hasta que algo más lo hizo brincar. Eso fue el sentir una de sus plumas ser jalada. Como si te jalaran un cabello y lo cortaran. Por más mínimo que se viera, dolía, y BaekHyun claro que reaccionó.

Alejado del dolor, tan pronto giró la cabeza para saber qué había sido eso, con su ceño, se sorprendió de ver a otra persona junto a él.

Eso de inmediato lo hizo abrir sus alas y alzar en vuelo. Mas, curioso como estaba, no se fue lejos. En su lugar, sobrevoló a centímetros del piso, ligeramente más lejos del río para ver quién estaba de esa otra parte.

Grande fue su sorpresa cuando vio una cara que no le pareció conocida. Era interesante que así lo dijera; para la comunidad en la que BaekHyun vivía, básicamente todos ahí eran conocidos. Eran como familia. Y por más que él se sintiera excluido de ella, por su edad de 28 años, bien estaba seguro de haber visto al menos una vez todas las caras viejas y nuevas en su comunidad. No era posible que esa cara le fuera distinta.

Pero lo era. Porque él nunca había visto esos grandes ojos negros ligeramente circulares a pesar de las puntas rasgadas. Ni la composición de esa cara de labios medianos, nariz ancha con forma ovalada y orejas respingadas que se dirigían opuestas a cada lateral de donde se conectaban en aquella piel un poco bronceada. El cabello negro que también caía sobre su frente, corto y apenas algo lacio podía no parecerle extraño ni algo que quisiera resaltar; sin embargo, totalmente lo era, porque en su comunidad nadie tenía dicho tono. Eran seres alados que venían desde aves blancas. Todos y cada uno de ellos compartían ese gen, fuera de la familia que proviniera, no se excusaban de tener el cabello rubio, blanco o en aquella misma tonalidad, solo en diversos grados.

Y si eso lo podía dejar con los ojos completamente abiertos, era porque no se había dado cuenta de lo que aquella persona acuclillada cerca del tronco en el que él reposaba del otro lado del río tenía en su espalda sobre esa camisa de lino. Eran alas, como las suyas, pero... ¿por qué eran negras? No... no tenía sentido.

Sus plumas... eran de otro color y mucho más pronunciadas.

¿Quién era ese hombre? ¿Y por qué le había arrancado una pluma?

BaekHyun alzó sus manos justo para preguntar esto, solo antes de que lo hiciera, se dio cuenta de que iba a ser inútil. El hombre no sabría qué demonios le estaba diciendo. Eso al menos hasta que BaekHyun vio cómo este mismo levantó sus manos y aun con su pluma entre una de ellas, puso la otra sobre esta y comenzó a repasarla de arriba hacia abajo.

Sabía lo que eso era. Este hombre... le estaba diciendo algo.

Perdón.

¿Hablaba lengua de señas?

No quise ofenderte, con los siguientes movimientos de sus manos, BaekHyun lo supo. Lo hacía, y él lograba entenderlo.

¡Alguien con su lenguaje! ¿Qué...? ¿En dónde...? ¿Cómo era posible que...?

Cielos, BaekHyun tenía tantas preguntas que ni siquiera sabía cuál formular primero o cómo.

Levantó sus manos para hablar. Con sus dedos índice y pulgar juntos por las puntas, utilizó su otro dedo índice para señalar en esta. Luego alzó su mano derecha para dar giros cerca de su rostro y por último terminar señalando al hombre en lo que era una obvia pregunta.

¿Quién eres tú?

El hombre lo miró igual de sorprendido. Entonces, se incorporó por completo. Alejado ahora del tronco, lo vio sacudirse sus pantalones beige. Sin soltar en ningún momento esa pluma blanca que le había arrancado. BaekHyun vio eso con molestia, y estaba a punto de preguntarlo, hasta que observó cómo el hombre le estaba deletreando su nombre.

Con su mano derecha hizo cada una de las letras, desde una C con todos sus dedos formando una curva, hasta la H con sus dedos como una pistola apuntada a la izquierda, junto a la A con su puño cerrado y el pulgar arriba, la N con índice y dedo medio hacia abajo en otro puño cerrado, la Y con pulgar y meñique arriba a diferencia de sus otros dedos abajo, la E con sus dedos engarrotados sobre su palma y el pulgar bajo ellos, la O mostrada en un círculo y la L puesta tal cual la figura escrita al tener su índice arriba y pulgar de lado.

CHANYEOL.

Ese era el nombre de la persona que tenía de frente, de ojos grandes, cabello negro y alas negras.

Luego lo señaló con el puño cerrado y sus dedos índice y medio juntos lo que terminó por apuntarle a él con un dedo. Le estaba preguntando su nombre.

BaekHyun no pensó siquiera en lo que estaba haciendo, tal vez más gobernado por la emoción que sentía de comunicarse con alguien se dejó llevar, o fue porque pensó que el hombre ya le había dicho su nombre y debía ser amable al decirle el suyo, pero ahí se encontraba deletreándolo.

Con todos sus dedos arriba y el pulgar doblado abajo, el puño cerrado y el pulgar de lado, los dedos engarrotados al igual que el pulgar, dedos abajo excepto índice y medio mostrados como una V a excepción del pulgar que los atravesaba, la pistola de lado, el pulgar y meñique arriba, su índice y medio unidos hacia arriba y pronto bajándolos para formar la última letra de su nombre. Claramente el hombre supo que se llamaba BaekHyun, porque lo vio intentar pronunciarlo entre labios, en lo poco que BaekHyun logró comprender de sus antiguas clases.

Se preguntaba si el hombre podría hablar, tal vez no era sordo como él. O tal vez era débil auditivo. No obstante, ¿de dónde habría venido ese hombre? ¿Y por qué era diferente?

Eso le hizo recordar lo que acababa de pasarle. Le había arrancado una pluma. Y aún la tenía entre sus manos.

Enojado, BaekHyun voló hasta él y le arrebató la pluma. Como no lo vio venir, ChanYeol no puso resistencia. En su lugar, lo miró sorprendido; sin quitarle los ojos de encima, dejó que se la llevara. Entonces, BaekHyun cubrió su pluma como si fuera un bello tesoro entre sus manos, junto a su pecho. Y lo era, sus plumas lo eran todo porque sus alas... eran parte de él, ¿no?

La seña que ChanYeol le hizo al mover sus dedos frente a su cara como si quisieran englobarla cuando volvió a mirarlo con ese ceño fruncido que debía estar por preguntarle qué había sido aquello, lo dejó impávido donde estaba. Él nunca había recibido esa seña, en general porque nadie hablaba su lenguaje. Su madre había tenido que aprenderlo junto con él por medio de un contacto conseguido de su padre, y era obvio que, por su situación, nadie pudiera comunicarse con él de esa misma manera. Sin embargo, saber que ni siquiera su madre hubiera usado esa seña para referirse a él incluso cuando la conocieran, le era extraño.

Y lo dejaba muy descolocado, pues nunca lo habían llamado hermoso.

No sabía qué hacer ante aquello. ¿Siquiera había un modo de responderle? Pero ¿a qué se estaba refiriendo? ¿Era acaso a él o por qué...? ¿Por qué BaekHyun se sentía tan descolocado y enrojecía mientras dejaba pasar los segundos?

Fue incapaz de seguir con eso, tan sorprendido como lo dejaba esta situación, salió volando de ahí sin pensar en hacer nada más al respecto. Prácticamente huyó, porque su corazón palpitando rápido le dijo que era lo más adecuado. Nadie quitó que ese sentimiento lo embargara de una forma única y diferente. Era algo lindo, casi bueno que solo se contuvo de hablarlo con su familia porque, al regresar tarde y recibir una regañina por parte de ambos progenitores (más que nada preocupados por su bienestar), no quería tener otra sabiendo que había hecho algo malo.

Acababa de pasar el límite, había estado en él e interactuando con alguien de afuera.

Y lo peor fue que quiso volver a hacerlo.

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Ese pensamiento no lo dejó dormir muy bien aquella noche. Por más que BaekHyun no tardó en regresar al límite de la comunidad al día siguiente, tuvo dudas sobre hacerlo, más porque todavía estaba esa idea de que algo malo podía pasar como le enseñaron; la curiosidad sobre saber quién era ChanYeol, qué era y de dónde venía ganaba. Sin contar que el creer que podía hallar a alguien que pudiera entenderlo, no solo en su lenguaje, sino en su sentir y su forma de ver las cosas, estaba llevándolo a actuar sin razonarlo durante mucho tiempo.

No tuvo dificultades de volver a ir al lugar. Al final, su madre y padre trabajaban en el día. Aunque su madre regresara más temprano por la tarde, eso todavía le daba un espacio en el que podía salir y escaparse de su choza para dirigirse al límite. Estaba desempleado (de nuevo) y con saber que iba a tardar en conseguir otro trabajo porque nadie quería a una persona como él conociendo bien el historial que tenía de fallos, sus padres le estaban dejando el tiempo suficiente para despejarse y hacer otras cosas (como ser el que hacía el quehacer en su casa).

Para algunos quizá era deprimente, y más verlo a tan gran edad todavía con sus padres, pero BaekHyun era un caso especial. Muchas personas lo creían tonto por el simple hecho de tener aquella discapacidad, como si no pudiera vivir sino era bajo su ala. Tal vez eso era ahora mismo, pero BaekHyun sabía otras cosas.

Dejó que la gente pensara lo que sea, eso incluso le dio la ventaja de salir de su casa sin ser notado (a nadie le importaba más qué hacía un pobre chico tonto), y darse la escapada que estaba esperando por llegar al límite.

Entonces, tal vez pensó muy premeditadamente. Llegó al límite sin saber si se iba a encontrar ahí a ChanYeol otra vez. Quizá el otro chico había pensado que era raro o que lo había asustado (aunque en verdad lo hizo) y no quería verlo nunca más (algo que solía pasar mucho en su caso; era difícil hacer amistades y siquiera tener una relación formal con una persona cuando... la gente no podía entenderte y escuchaba de otros que traías pésima fortuna o una cosa de esas con lo que lo asociaban).

El hecho de que no lo viera al llegar le hizo creer en todo eso, y se detestó tanto por perder la única oportunidad que tenía de encontrar por una vez en su vida a un amigo, tal vez un aliado.

Enojado como estaba, no se le ocurrió más que esperar unos minutos a ver si algo pasaba, pero mientras las horas se fueron y nadie ni nada llegó, esa misma emoción de antes resurgió con impotencia.

Tomó una piedra pequeña y se vio tirándola al río. No fue intencional, sin embargo, su acto hizo que esta rebotara con dos saltos en el agua hasta hundirse, y luego...

Él solo suspiró al agachar la mirada a sus pies descalzos con sus alas abajo. Suponía que no tenía caso, era mejor que regresara a casa antes de que se le hiciera más tarde.

No se esperó que, al girar, sintiera una salpicadura en sus talones. De inmediato, volteó, y al estar nuevamente afrontando el río, con su ceño fruncido tuvo la sorpresa de encontrarse una piedra que había caído cerca de su lado del límite.

En el otro se encontraba ChanYeol, quien... tímidamente parecía haber sido el que aventara la piedra tal como él lo hizo. BaekHyun lo reconoció, tenía aún esa posición de haber lanzado algo; mas, al encontrarse con sus ojos fijos, mostró nerviosismo que lo hizo llevar una mano detrás, en su nuca. Sus alas negras, a la par, comenzaron a bajarse un poco. Distintas a las suyas que ahora eran alzadas, curiosas y hasta preparadas para alzar en un vuelo que ya no iba a traerlo de regreso.

Estaba ahí, después de todo, sí había venido, la cuestión era... ¿por qué?

¿Era ese un lugar especial para él también?

BaekHyun no veía nada detrás de sí. Ese otro lado tenía mayor densidad de pinos frondosos y pegados unos muy cerca de los otros. Incluso con sus hojas cayendo, era complicado distinguir lo que había como por su parte, donde, claramente, a unos buenos metros se percibían unas cuantas chozas que ya daban a notar la civilización. Suponía que algo estaba ahí, ¿no? Porque era de donde ChanYeol venía. BaekHyun estaba tan curioso.

Volviste, para su mayor asombro, no fue él el que dijo aquello. Con sus propias manos, ChanYeol formó esa simple palabra, y él sintió el calor subir a sus mejillas cuando las pensó solo un poco. Era ridículo, mas, por alguna razón, pensar en ChanYeol esperando que lo hiciera le aceleraba algo dentro. ¿Era eso normal? ¿Podía aceptar tan fácilmente lo que aquí estaba sintiendo por este... desconocido?

Quería verte, no supo de dónde salió eso, pero cuando movió sus manos, le fue tan natural. Era la verdad, BaekHyun quería verlo. Y era porque había tantas incógnitas a su alrededor. Más allá de verlo, BaekHyun en realidad quería... Quiero conocerte.

... algo más que eso. Sin embargo, ahora que estaba esperando una respuesta que no llegó después de varios segundos y una mirada estoica de ChanYeol, BaekHyun se sintió tan estúpido. Tal vez había sido muy honesto o demasiado directo. En cualquiera que fuera el caso, ya veía cómo los papeles se volteaban y era ChanYeol mismo el que hacía el rechazo y huía por ser tan raro.

No podía ser cierto, incluso con alguien como él, BaekHyun tenía que arruinarlo. Quiso disculparse o hacer algo más para no quedar tan mal ante aquel acto. No obstante, antes de decirlo, ChanYeol acababa de mostrarle una sonrisa.

Yo también.

Entonces, por algún motivo esa misma sonrisa se extendió en sus labios, y con el rubor de antes que BaekHyun justificó bajo el aire frío, demostró la emoción que esto le provocaba.

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Días fueron pasando luego de esos primeros encuentros, y en cada uno de ellos, ChanYeol siempre conseguía sorprender con algo nuevo a BaekHyun. Había conocido tanto del otro hombre.

En solo un tiempo que habían decidido encontrarse en ese límite junto al tronco caído, las cosas se habían ido dando por sí mismas. ChanYeol le había explicado de dónde venía. El Bosque Negro, le contó solo una vez, en donde le dijo que se encontraba su Comunidad: Cuervo.

Él entendió con eso lo que veía por su parte. Esas alas, entonces, eran de cuervo.

Muchas más preguntas surgieron luego de aquello. BaekHyun quiso saberlo todo, cómo era la comunidad de ChanYeol, qué clase de gente había de ese otro lado, qué sabían de su propia comunidad que tenían enfrente, cómo lo trataban dentro de su sociedad, qué se hacía, cuántos años tenía, quién era y, lo más importante, por qué nunca se habían visto antes.

No todo pudo ser respondido en una misma tarde. Algunas cosas se fueron hablando por partes. ChanYeol no estaba enterado de todo lo que BaekHyun quería saber, en realidad, le costó contarle un par de cosas, así que, él hizo su máximo para hacer sentir aquel trato recíproco. Fue ahí donde comenzó a hablarle de sí mismo, a decirle quién era, qué pasaba en su comunidad, cómo era su sociedad y lo que todos compartían o cómo lo trataban.

No fue fácil para él decirlo todo, algo tuvo su peso, y más porque, a diferencia de él, ChanYeol parecía tener una comunidad que lo aceptaba de una manera más amable que la suya. En mi comunidad, muchos somos sordos, nos comunicamos de esta forma y todos saben hablar esta lengua, es enseñada en casa y la escuela. Era eso por lo que le había parecido tan natural hablar con él en ella, como si pudiera esperarse que cualquier otra persona lo entendería aunque no fuera sorda. Y BaekHyun quedó alucinado. Él también deseaba algo como eso, la comunidad de ChanYeol sonaba... agradable.

Cosa que más le hizo cuestionarse por qué nunca se habían conocido. Qué podía tener de malo salir del límite y ponerse en contacto con gente como ChanYeol si podían aceptarlo con mayor agrado que su propia nombrada familia.

Estar cerca de ChanYeol le hizo pensar en cosas que antes no había imaginado. Tal vez él no estaba maldito, no era un pobre tonto por el que todos deberían sentir lástima o compasión, era alguien que podía ser integrado a una sociedad, y funcionar en ella si tan solo le tenían paciencia y lo trataban como a un igual, de la misma manera que podía sentirse... amado.

Eso fue lo que BaekHyun comenzó a comprender más tarde. Ese sentimiento de enrojecerse cada vez que ChanYeol señalaba lo hermoso que era, lo increíble o magnífico, así como la timidez que le daba sentir sus dedos tocarle en partes de su cuerpo en algo muy sencillo como podía ser reposar una mano sobre su hombro, apoyarla sobre la propia y acariciar parsimoniosamente esas plumas de sus alas, y que su corazón se acelerara tan solo por verlo otro día junto al límite o de pensar en que lo haría, y habían pasado casi toda una mañana juntos le decía en todo su esplendor... que se estaba enamorando.

Como nunca creía hacerlo. Era algo glorioso. Más bello de lo que alguna vez su madre o padre le contaron de su relación amorosa y tan prohibida que le parecía a otros; era mejor de lo que pudiera ver en alguna película o serie, porque estaba sintiendo todo eso dentro y nadie jamás le había podido hecho entender las revoluciones que se creaban en su interior solo pasar un minuto más con ChanYeol.

Se halló queriendo verlo más y más debido a ello. Y fue así cómo salió sin preocuparse por el tiempo. Volaron juntos unas cuantas veces, con sus alas extendidas. ChanYeol siempre parecía perseguirlo y él se reía. Entre esas, ChanYeol terminaba por decirle que sus alas eran gloriosas, con la velocidad que planeaban y se reflejaba la luz del cielo sobre ellas. De la misma manera, se habían encontrado solo en el límite compartiendo parte de su tiempo, sentados uno junto a otro, pero BaekHyun había traído en unas de esas ocasiones comida desde casa, a modo de tener algo que entregarle a ChanYeol como regalo. Él quería demostrar que podía hacer tanto, que no era un simple tonto que hacía lo que otras personas le pedían y todo lo arruinaba.

Pero ese dedo medio hacia abajo mientras todos los demás se alzaban de su mano derecha pegando con la palma abierta de la izquierda siempre le hacían entender esos gracias que se sentía tan bien recibir como por ninguna otra persona que hubiera conocido. Era más gratificante terminar esas tardes con la cabeza de ChanYeol recostada en su hombro tan cerca del inicio de sus alas. Le daban cosquilleos que lo hacían sonreír como... el tonto que se decía no ser, por más que con ChanYeol totalmente lo fuera.

Sin contar la de veces que se encontraron jugando entre el río, las rocas, la forma en la que ChanYeol siempre lo atrapaba por la espalda y le decía que ahora era suyo, lo hacía gritar con esa voz que él solo no escuchaba y reír como nunca sabría de qué modo sonaba.

Acababan acostados en alguna de las dos partes del límite, entre las hojas del otoño y la tierra o poco césped que había en todo ello. Y mientras BaekHyun le podía contar a ChanYeol sobre su familia, lo que había visto en su día y cómo estaba pensando en si de verdad valía la pena buscar otro trabajo porque ya se jactaba de una reputación por la que nadie lo contrataría, ChanYeol solo lo incitaba a detenerse y permitir que el atardecer les diera la más hermosa de las vistas, mientras lo abrazaba por la espalda y hundido entre sus alas sentía los escalofríos de la cercanía que más y más profunda fue teniendo.

Quién iba a pensar que de solo unos toques que lo asustaban, ChanYeol iba a terminar de esa forma a su lado. BaekHyun todavía se sonrojaba de pensarlo, sobre todo porque no había nada dicho entre ellos. No era como si ChanYeol le hubiera pedido o preguntado algo al respecto, y él no estaba seguro de hacerlo, después de todo... ¿qué pasaba si lo estaba malinterpretando? Nunca había tenido una amistad, y ChanYeol era de otra parte, podía tener otras costumbres, por las que tal vez...

Esos gestos no eran malos... Al final... No se habían besado, ¿cierto? Y por lo que BaekHyun sabía en su... ciertamente limitado conocimiento sobre el amor, ese era un gesto importante para declarar algo serio.

Nada detuvo que siguiera recibiendo esos suaves toques en su espalda y sobre sus alas que lo hacían sentir tímido ante la apreciación que ChanYeol mostraba por él, pero... algo tuvo que hacer al respecto. Porque el amor y la alegría con ChanYeol era inconmensurable.

Quería hacerle sentir a ChanYeol que también podía ser amado y tener esa reciprocidad de sentimientos que eran capaces de formar juntos. Entonces... tal vez podría contarle a sus padres de ChanYeol o a su comunidad, decirles que más allá del límite no había nada malo...

¿Cierto?

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¿Cuál es tu seña?, BaekHyun había estado preguntando aquello la siguiente vez que ChanYeol y él se encontraron luego de tantas otras ocasiones. Como siempre, tenía curiosidad por conocer de ChanYeol, y tan sorprendente como fuera, no sabía por qué no le había preguntado eso antes. Casi no usaban sus nombres para dirigirse específicamente a ellos, porque no había nadie más en su conversación. No obstante, BaekHyun reconoció al tener que deletrear rápidamente con sus dedos el nombre de ChanYeol una vez que lo llamó que le hacía falta una seña que lo caracterizara. Algo con lo que pudiera hacer referencia a él sin tener que deletrear todo su nombre siempre que de él se refiriera, y con ello hacer más especial la comunicación entre ambos. Una seña... era única para la comunidad sorda, era su forma de darse identidad. Por ende, cuando ChanYeol lo miró intrigado, sobre el tronco, con una pierna doblada cerca de su pecho y la otra junto a su talón, BaekHyun se asombró de descubrir. ¿No tienes una seña?

ChanYeol negó, y se distrajo por seguir en su labor de limpiarle el ala que se le había ensuciado en su persecución de ese día por la tierra del límite. BaekHyun no lo quiso dejar pasar, estaba inquieto por esa situación. Tuvo que separar las manos de ChanYeol de su ala, y encontrar los ojos molestos del más alto que solo él los pudo imitar por la severidad con la que veía ese tema.

Tu seña. Es importante.

El de alas negras no pareció pensar de la misma manera, y quiso ignorarlo al regresar con el agua del río para limpiar sus alas, pero BaekHyun lo detuvo con una mano sobre ellas, aunque encontró la impotencia de ChanYeol sobre otra interrupción. BaekHyun hizo que se concentrara en sí para hacerle leer sus manos.

Si no tienes seña, puedo dar. Pero acepta que es importante. Eres tú. Tu seña eres tú.

Entonces, para haber estado en una comunidad que tan bien lo aceptara y con él pudiera comunicarse como conocían, ChanYeol le hizo una pregunta que BaekHyun jamás se esperó en su lugar: ¿Qué es una seña?

Era imposible que no lo supiera. Si bien señas eran todo por lo que se comunicaban, porque su lengua se llamaba de dicha manera, eso no quitaba que también hubiera un significado importante en reconocer lo que era la seña de cada uno. ¿Por qué ChanYeol no conocía al respecto?

Es lo que te caracteriza. Es algo que se ve físicamente en ti. Solo alguien sordo puede darte una seña. Tú puedes hacer tu seña. Es como tu nombre. Conoces mi seña, mi seña fuera de B-A-E-K-H-Y-U-N es esta, se encontró señalando su cara como su madre le había ayudado a formar su seña. Y aunque su madre no era una persona sorda como él, en su comunidad no había nadie más con la que pudiera formarla, así que él mismo se la había dado y con los que podía compartirla, lo hacía. Así le mostró cómo señalaba con su dedo índice su rostro pasándolo por el borde de sus ojos caídos y hasta llegar a su lunar del otro lado. Esa era su identidad, ChanYeol mismo lo había usado para referirse a él al aclararle que podía llamarlo de esa forma, con su seña, ¿por qué no había captado desde antes que le debía una? Debes tener una seña.

¿Me darías una?, descolocarse fue todo lo que pudo hacer cuando vio lo que ChanYeol le estaba diciendo. ¿En serio quería que él le diera su seña?

Eso... eso debía ser especial e importante. Era algo que él debía tener mucho a consideración, porque la seña, como lo había dicho, era algo con lo que identificarse... ¿En serio ChanYeol le estaba dejando hacerle su seña?

BaekHyun es sordo. BaekHyun me conoce. BaekHyun es hermoso, quiero que BaekHyun me dé algo suyo.

Sus palabras fueron muy claras con eso, así que, BaekHyun no tuvo más que aceptar y ponerse a pensar en cómo darle una seña a ChanYeol. Debía ser lo que lo identificara. Sus alas podían ser algo, pero si ChanYeol vivía en una comunidad donde todos tenían las mismas alas, no iba a ser algo destacable. Entonces, pensó en sus ojos, y de la misma forma, algo surgió de la mano, por lo que BaekHyun le sonrió cuando dio con la seña.

Tu seña, en lugar de proyectarla en sí mismo, BaekHyun se dio la libertad de tocar a ChanYeol. Pasó así su dedo índice por la frente de ChanYeol para bajar hasta su oreja derecha y terminar regresando en el viaje en dirección curva hasta el centro de su mejilla, donde apuntaba a su ojo pero también estaba sobre el lunar que le había encontrado desde hacía tiempo. Eran características que estaba seguro pertenecían mucho a ChanYeol. Esa era su seña. ChanYeol.

¿Qué significa?

Son rasgos que te destacan. Tus orejas, tus ojos, tu lunar.

ChanYeol pareció verlo por unos segundos con eso, y sobre un ceño fruncido, BaekHyun temió que la seña que le había dado no le hubiera gustado. Estaba pensando en cómo arreglarlo, cuando ChanYeol le hizo otra pregunta que lo sacó de rango: ¿Por qué tu seña está equivocada?

¿Mi seña?, ChanYeol asintió, y sobre eso, BaekHyun preguntó ahora: ¿De qué hablas?

Tu seña son ojos y lunar, ChanYeol le dijo al tiempo que mostraba su seña, y BaekHyun asintió, seguro de eso; por algo fue sorprendido cuando ChanYeol tocó su mejilla con su dedo índice y lo pasó hasta su hombro. Deberían ser alas y hermoso.

Sus simples palabras hicieron que algo explotara en BaekHyun. No podía creer que ChanYeol le estuviera diciendo esto. Por alguna razón, no importaba qué tantas otras veces le hubiera dicho algo parecido antes, esta vez venía con más significado, porque estaba hablando de su seña. Aquello con lo que lo identificaba. ChanYeol lo identificaba como hermoso.

Algo con lo que nadie nunca lo había clasificado.

ChanYeol, por ende, BaekHyun también se vio compartiendo una seña que solo con su madre había podido compartir antes. Al apuntarle con dedo índice, meñique y pulgar arriba, mientras los otros dos estaban abajo, se lanzó para abrazarlo sin pensar lo que podía significar aquello.

Al final no hubo otro gesto que se compartiera entre ellos. BaekHyun dejó que ChanYeol acariciara su espalda sobre sus alas mientras permanecía de esa manera.

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Si alguna vez BaekHyun pensó que las cosas podían complicarse junto a ChanYeol, sin duda, él nunca creyó que llegaría el día pronto. Con el invierno a punto de arrasar y seguro de que sus salidas iban a disminuir debido a las vacaciones de su madre, BaekHyun tuvo que saber advertirle a ChanYeol. Quería llegar a un acuerdo.

De cierta manera, estaba esperando ver la forma en la que podían verse esporádicamente. Pero a la vez, estaba harto de esconderse. No veía nada de malo en que estuviera saliendo con ChanYeol–por más que se dijera que eso no necesariamente hablaba de algo romántico, su corazón pensaba lo contrario–, y tan bellas como habían estado las cosas, BaekHyun estaba seguro de decir que era basura aquella advertencia de quién sabía quién habían sacado sus padres para decirle que nunca pasara del límite. Porque ChanYeol no era malo, lo que le contaba de su comunidad tampoco, y no acababa de traer ninguna destrucción para sí mismo, ni mucho menos un completo desastre.

ChanYeol era una persona que, como él, solo era diferente y deseaba... que al menos pudieran aceptarlo, por más que con él les hubiera sido incomprensible. Justo esa última idea era la que lo hacía titubear, sobre todo en los últimos días que se habían visto. Pero ahora que el anuncio de las vacaciones de su madre estaba tan cerca, BaekHyun tenía asegurado que debía hacer algo pronto, porque no quería perderse la oportunidad de compartir otro momento al lado del de alas de cuervo.

Junto a esas ideas que le estaban girando en su cabeza, cuando llegó ese día al lugar de encuentro donde siempre veía a ChanYeol, jamás se imaginó que, al tocarle el hombro, ChanYeol girara sorprendido para verlo y, antes de comunicarse, le ofreciera frente a su cara una pluma negra que casi lo hizo dar un paso atrás.

Era porque BaekHyun no estaba entendiendo esto. La pluma que ChanYeol le estaba ofreciendo lo había sacado de onda, no se lo esperaba para nada y ahora ni siquiera sabía qué decir o hacer con ello.

Para ti, le había dicho ChanYeol, pero BaekHyun todavía estaba conflictuado. Debió notarse en toda su cara, aunque no pudiera hablar, sus gestos decían demasiado. Cosa por la que ChanYeol presionó y con la insistencia de ponerle presurosamente la pluma en la mano abierta, volvió a decirle: De mí para ti. Recibe esta pluma como la ofrenda de mi intercambio, BaekHyun.

Ahí fue donde algo hizo clic en la cabeza de BaekHyun. Algo de lo dicho por ChanYeol lo hizo rebobinar y asegurarse de que hubiera interpretado bien las señas.

¿Intercambio? ¿Qué intercambio?, ChanYeol no le respondió de inmediato, en su lugar, se notó nervioso y se repasó las manos sobre sus pantalones. Se notaban sudorosas. ¿ChanYeol?

Dame una pluma.

Eso lo hizo inquietarse más, sin embargo, sin poder decir u objetar nada, ChanYeol extendió su mano frente a él y con la otra gesticuló sus señas. Pluma.

¿Por qué quería ChanYeol una pluma suya? Esto era ridículo, ¿acaso estaba jugando?

BaekHyun sonrió, divertido, y casi quiso reírse, porque estaba por decirle a ChanYeol que dejara la broma. Mas, antes de que pudiera intentarlo, ChanYeol mostró un ceño fruncido al no recibir nada por su parte, y lo vio mover rápido sus manos en el gesto que leyó al tiempo que intentaba jalarle por un ala. ¡Pluma!

ChanYeol, detente, BaekHyun quiso hablarle, pero fue evidente que, por la forma en la que ChanYeol estaba batallando con él no iba ni siquiera a hacerle caso, así que, tuvo que empujarlo y furiosamente movió sus manos ahora que podía verlo. ¿Qué te pasa? ¡Me haces daño!

Por alguna razón, la mirada que ChanYeol le dirigió tirado desde el suelo sobre su trasero, mientras veía lo que acababa de decirle, llevó a que BaekHyun sintiera todos los vellos de su nuca erizarse. Era extraño, nunca había sentido esto, no al menos junto a ChanYeol.

Mi pluma. Tu pluma.

ChanYeol insistió con eso, y de una forma u otra, cuando BaekHyun vio la pluma que aún sostenía en una mano del hombre en el suelo, cerca del río, escuchó cómo algo en su cabeza le decía que no debía hacerlo. No era como si ChanYeol no le hubiera arrancado una pluma antes, pero esto se sentía inadecuado. Darle una pluma a alguien no tenía ningún significado especial, no que él conociera, y no estaba prohibido cortarse o arrancarse plumas a modo de entregarlas para algo o alguien más, pero... ¿cuál era la necesidad de que ChanYeol hiciera esto?

No, BaekHyun negó, y cuando ChanYeol se sorprendió sobre su respuesta, algo cambió en sus ojos. Juró que pudo ver en ellos algo más allá del negro, casi... rojo.

Inquieto como lo dejaba aquella situación y la incomodidad que ya sentía sobre esto, BaekHyun no quiso afrontarlo más. Podían sus pensamientos todavía exigirle que hablara con ChanYeol, que preguntara más sobre eso o siquiera mencionara lo que tenía en mente hacía solo unos segundos antes de que ello pasara, pero decidió guardárselo.

En su lugar, alzó el vuelo rápidamente y dejó a ChanYeol en el límite para regresar antes de lo esperado a su casa. No se sintió bien, y BaekHyun estuvo seguro de que el aire se le fue por un tiempo al llegar. Tan pronto abrió su puerta y pudo encerrarse en la seguridad de su pequeña choza, se dio cuenta de lo que eso era.

Fuera lo que sea que pasara con ChanYeol, acababa de sacar lo más preciado que su madre le había dicho que tenía: sus lágrimas. La actitud de ese día lo había llevado a llorar montones acuclillado contra su puertita.

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La próxima vez que decidió reunirse con ChanYeol tardó un poco más en llegar. BaekHyun titubeó demasiado, no quería pensar en ver ese ChanYeol que lo había hecho llorar y lo había asustado. En realidad, tal vez solo lo hizo movido por el temor de que, si no aparecía por muchos días que pasaran, ChanYeol podía llegar a traspasar el límite y buscarlo en su comunidad. Era una idea tonta porque tal vez ChanYeol nunca había pensado en eso, pero el miedo ya existía. Y no planeaba irse. Sin embargo, tuvo que lidiar con ello, y al llegar al límite...

No supo qué hacer en realidad. ChanYeol ya lo estaba esperando y... se mostraba avergonzado.

Lo siento, esas fueron las palabras con las que lo recibió, y sobre ellas, recibió un abrazo. BaekHyun quedó tieso ante el gesto, pero cuando ChanYeol lo apretó y lo soltó para mover de nuevo sus manos, no importó cuántos perdóname, no quise hacerte daño, fui un tonto, no sé qué me pasó recibió, el simple estaba preocupado por ti y te extrañé lo convencieron de todo. Lo hicieron caer fácilmente, porque sabía que ese era el ChanYeol que él conocía, y con él se había sentido único. No distinto, solo único.

Así que aceptó cada palabra y se abrazó más fuerte de ChanYeol para asegurarle que todo estaba bien.

Pero nada estuvo bien luego de aquello. Los toques que ahora recibía de ChanYeol lo ponían de los nervios, sobre todo cuando se acercaba a la parte de sus alas. El solo pensar en que pudiera hacer algo, que pensara jalarle una pluma como esa primera vez que se encontraron... y tener tantas preguntas sin contestar sobre la razón por la que ChanYeol creía que eso estaba bien y que debía hacerlo o esperaba que él pudiera hacerlo por él, lo estaban desquiciando.

Solo BaekHyun no quería dejar de lado lo que sentía junto a ChanYeol. Porque había sido la persona que por primera vez lo había entendido, lo había hecho sentir aceptado, y lo quería. Al menos eso se lo demostraba entre gestos, charlas y sus siguientes encuentros que tuvieron luego de ese incidente. Entonces...

¿Por qué algo se sentía como si se hubiera quebrado?

Nada importaba mientras no perdiera a ChanYeol. Él podía ignorar eso solo mientras estaba entre esos brazos grandes y fuertes que lo envolvían y que pertenecía al otro lado del límite.

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Las cosas se tenían que dificultar un poco más solo días posteriores a aquella reconciliación que había tenido junto a ChanYeol.

Con su madre ahora en casa, las escapadas no eran tan fáciles de darse. Eso no importó mucho, ChanYeol le había dicho que estaba bien mientras no olvidara visitarlo al menos una vez por semana. Sin embargo... hubo otros detalles que BaekHyun dejó de lado.

¿De dónde salió esto?, entre ellos, la pluma que por algún motivo se había quedado de ChanYeol. BaekHyun la había olvidado por completo. En realidad, tan complicada como era la memoria que venía con ella, BaekHyun estaba seguro de que la había puesto en el fondo de alguno de los recovecos en su cuarto. Pero, para cómo era su madre de hacendosa en vacaciones, claro que tenía que encontrarla en el lugar que hubiera llegado. Entonces, ahí estaba él, en medio de sus dos padres, sentado en el viejo futón que tenían por salita, mientras ambos lo veían enardecidos, usaban sus manos y mostraban esa pluma negra frente a su rostro. Su padre mismo había iniciado la regañina, como era de esperarse. ¿De dónde la sacaste, BaekHyun? Esto no es algo que puedas comprar ni conseguir en cualquier parte.

Claro que no, eso lo sabía. Pero BaekHyun estaba conflictuado sobre qué decirles. Por qué sus padres lo regañaban como si fuera un niño teniendo ya básicamente la edad de un adulto que podía ponerse a la par de ambos. Su estúpida condición no les daba el derecho de tratarlo como menos, ellos deberían saberlo, mas, incluso así...

No se escapaba de nada de eso. Ni ellos de su inseguridad para poder hablar al respecto.

No sé de dónde salió. Juro que no tengo idea de qué es.

Tuvo que mentir para salvar su pellejo, pero sus padres no parecieron creerle. Bien podían notar en sus gestos y la forma desesperada con la que hablaba que algo estaba mal. JunMyeon miró a SeoHyun justo por eso, y al señalar con su cabeza en su dirección, le dijo algo que no necesitó de ninguna seña en especial ni palabras para entenderse. Encárgate de él, eso estaba seguro de entender.

BaekHyun, sé honesto. Esta pluma es algo serio.

¿Qué tan serio podía ser? BaekHyun no lo estaba entendiendo. ¡Era una pluma de ChanYeol! ¿Qué más daba? ¿Acaso había algo malo con eso?

¿Qué sabían sus padres al respecto? Qué que... no le estaban diciendo.

No sé nada.

"¡Deja de mentirnos, BaekHyun!" Eso se lo gritó su padre, pero lo hizo con tal claridad y con esa cercanía a su rostro, hasta para sacudirlo de los hombros, que BaekHyun no necesitó escucharlo para sentir las vibraciones que provocó con su tono y entender las palabras leídas en sus labios. Estaba claramente alterado, y eso lo hizo temer tanto. ¿Qué no le estaban diciendo? "¡¿De dónde sacaste esa pluma?!"

"¡JunMyeon!" Su madre intervino de inmediato. Esta vez, BaekHyun no escuchó lo dicho, en realidad, ni siquiera pudo intentar leer los labios de ninguno de los dos, porque su madre tomó al hombre de los hombros y, al darle la espalda a él, alejó a JunMyeon de su lado para hablarle de lo que sea que pudiera ahora alterarlo.

BaekHyun estaba confundido. ¿Qué tenía de malo que tuviera una pluma de ChanYeol? ¿Cuál era el problema con ella? No era como si ChanYeol fuera una persona diabólica, solo era diferente... y había actuado mal, pero se había disculpado, él había hecho lo correcto al reconocer sus errores, no que... no que toda la gente que le había hecho daño, que lo había juzgado como tonto y le había dado una etiqueta de estar maldito.

¿Era eso lo que pasaba con sus padres? ¿Ellos creían en todo eso? ¿Acaso pensaban que estaba siendo un tonto, un pobre miserable que no sabía lo que hacía o...?

¿Era porque no querían que saliera de esa idea? Considerado el hecho de que fuera del límite había tanta gente que podía entenderlo... que podía ser como él... Si bien lo pensaba, sus padres debían tener nociones de ello, después de todo, JunMyeon había sido el que consiguió el contacto de afuera para instruirlos a aprender la lengua de señas en su modo de comunicarse, entonces...

¿Eso quería decir que él era el único verdadero tonto engañado sobre las posibilidades que había allá afuera? Era... ¿Sus padres lo estaban manipulando para manejarlo a su antojo y beneficio?

BaekHyun, ahí estaba su madre de nuevo. SeoHyun acababa de despachar a JunMyeon para que se fuera. Adonde sea que decidiera irse en su pequeño hogar, BaekHyun no se preocupó más por él cuando su mente estaba dando vueltas con tantas cosas que había pensado ahora. De la misma manera, se tuvo que enfocar en su madre, porque sabía que la mujer estaba usando sus manos para decirle algo. Tienes que entender que no debes jamás desobedecer lo que te decimos. De donde sea que hayas sacado la pluma, por favor, nunca vuelvas ahí. No es bueno. No es seguro. ¿Lo entiendes?

¿Cómo contestarle ahora que sus propias dudas estaban alzadas? Además, a quién podía creerle. ChanYeol le hablaba de otra comunidad, de otro mundo donde él podía ser aceptado. ChanYeol lo había hecho sentir especial, como nunca en su casa se habría creído sentir incluso siendo las personas que más lo apoyaban, y todavía... mucho más amado. ¿Cómo aceptar las palabras de su madre cuando todo eso estaba en contra?

E igual se vio asintiendo a lo dicho por su madre, y sin más por el momento, lo mandó a dormir como el pequeño niño que aún lo hacía sentir.

BaekHyun estaba harto de eso.

BaekHyun no era más un infante, BaekHyun era muy capaz de hacer tantas cosas que nadie le daba la oportunidad ni el apoyo esperado... por eso, BaekHyun escapó esa noche de su choza en dirección al límite donde siempre se veía con ChanYeol.

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El asombro lo recibió cuando, aun al llegar pasada la noche, en aquella oscuridad que le daba aquel lugar del límite alejado de la civilización, se terminó por encontrar con ChanYeol.

No sabía qué esperarse, en realidad, al salir solo ligeramente abrigado entre la nieve que ya estaba cayendo en esos días, mientras huía de sus inquietantes dudas y posibles mentiras que escuchaba de uno u otro lado, no estaba seguro de haber razonado del todo que a esa hora podía estar por ahí ChanYeol como en el horario más común que tenían en cada día de verse.

En su cabecita no había sonado del todo ilógico que, incluso en la noche, pasada la hora de ir a la cama, ChanYeol pudiera hallarse todavía en el límite, al tiempo que trabajaba con rocas y troncos cortados en distintos pequeños pedazos.

Pero fue una alegría poder verlo al fin y al cabo, porque justo era lo que esperaba: poder hallarse junto a ChanYeol, ante la tristeza y molestia con sus padres, BaekHyun solo quería eso. Tener a ChanYeol a su lado al hacerlo sentir seguro.

Y si ChanYeol tuvo alguna sorpresa cuando se encontró con BaekHyun que llegó de inmediato abrazarlo, sin importarle volar y atravesar el río para llegar hasta su lado del límite, no hubo muestra de aquello. En cambio, ChanYeol lo recibió gustoso entre sus brazos, y sin preguntarle nada al respecto–cosa que le vino increíblemente a BaekHyun, en verdad no quería rememorar la molestia de lo que había pasado en casa con sus padres por su pluma–, le hizo un espacio donde estaba sentado para mostrarle cómo con las rocas afiladas estaba haciendo un fuego.

BaekHyun se sintió cálido ante aquello. No fue solo algo físico, fue lo que sintió cuando pudo permanecer junto a ChanYeol, porque estaba viendo las cosas desde esta comparación: ChanYeol era como su fuego.

Cuando juntos pudieron sentarse, frente a la luz que les daba calor, hubo un pequeño movimiento. ChanYeol quería pasar su brazo alrededor de sus hombros, pero antes de que lo hiciera, él ya estaba encogiéndose de nuevo en su propio lugar. Por alguna razón, temió, sin embargo, luego se dio cuenta de lo tonto que estaba siendo. ChanYeol no le iba a hacer daño.

En realidad, tan pronto ChanYeol vio que su acto lo tensó, se detuvo, como si esperara a su permiso o alguna razón por la que había actuado de esa forma. Entonces, se avergonzó, se sintió un idiota, y se disculpó con ChanYeol para decirle que estaba bien que hiciera eso.

Fue ahí donde él se relajó. Con el brazo de ChanYeol que rodeaba sus hombros y su mano que acariciaba las plumas de sus alas retraídas, soltó un suspiro. Era todo lo que necesitaba. ChanYeol era ahora mismo era todo lo que para él importaba. Si bien, ante lo que había visto y escuchado por sus padres y en su comunidad, tal vez realmente era más que eso. ChanYeol podía ser todo para él, con él podía ser feliz, vivir y sentir que pertenecía. Si se quedaba así junto a él por siempre, podía tener otra vida, una donde sí lo amarían tal como era.

Él sabía que el mundo en el que estaba no los entendía, iba a ser más difícil que aceptaran a ChanYeol junto a él, iban a ser rechazados, como él siempre había sido. Pero con ChanYeol, donde vivía, las cosas podían ser diferentes, en un buen sentido.

BaekHyun quiso decirle entonces a ChanYeol la verdad. Esperaba contarle lo que había pasado con sus padres, el asunto de la pluma y las decisiones a las que estaba llegando; no obstante, antes de que levantara sus manos para dirigirse al hombre, este ya estaba llamando su atención con las suyas y le estaba moviendo sus dedos de una mano en círculos sobre la cara.

Hermoso.

El sonrojo que lo abarcó ante esa simple expresión lo abundó como la primera vez que lo había recibido. Y quiso responder, solo que nuevamente fue interrumpido cuando ChanYeol apuntó ahora a sus alas y volvió a decirle: Hermoso.

BaekHyun se rio. ChanYeol era tan dulce y tierno cuando quería proponérselo. Tal vez estaba haciendo esto porque algo lo tenía mal. Estaba igual a punto de decirle que parara y lo dejara hablar, hasta que la mano que acarició sus alas y seguía rodeándolo, hizo que sintiera un dolor que lo hizo brincar.

Así vio que ChanYeol acababa de jalarle una pluma.

Hermoso.

ChanYeol, BaekHyun quiso advertirle sobre eso, pero tardó en siquiera poder expresarse, porque en medio de su forma de nombrarle, ya acababa de sentir otro jalón a sus alas, y ello lo hizo ponerse alerta. Sus alas se alejaron del toque. No le gustaba que hiciera eso. No.

La mirada vacía de ChanYeol fue la que le respondió, y todavía tan cerca de él, BaekHyun esperó algo, como si quisiera una disculpa otra vez o una explicación. Mas, nada de eso llegó, sintió otro pinchazo, y aquello lo hizo querer alejar el brazo de ChanYeol que tenía encima.

Basta, le dijo, pero ChanYeol no hizo caso, siguió forzando a que sus alas se abrieran para tomar plumas, y BaekHyun sintió cierta incomodidad sobre su toque. No era lo que pensaba y sentía por ChanYeol hacía unos segundos. Basta, ChanYeol, me haces daño.

Ni siquiera pudo terminar de hablar cuando ChanYeol hizo algo que él jamás se esperó por su parte. En ese momento, antes de que consiguiera salir de su abrazo, lo acercó más a él y terminó posando esa pequeña boca sobre la suya. El toque fue inesperado, la sensación le hizo burbujear algo en su interior, pero sobre esas manos rudas que lo tomaban y ponía fuerza al beso que le estaba dando no provocaba una sensación tal como había imaginado.

Sacudió esos malos pensamientos de su mente tan pronto le llegaron. BaekHyun se dijo que este gesto debía ser apreciado, porque, luego de tanto, ChanYeol finalmente lo estaba besando. Y él sabía lo que eso era. Significaba que ChanYeol lo amaba, correspondía sus sentimientos, y tal como así era, BaekHyun debía apreciarlo.

Entonces, se dejó llevar por el beso. Saboreó cada parte de esa boca y sobre la intromisión que sintió en su cavidad, BaekHyun sintió tanto y más al tiempo que cerraba los ojos, movido por la emoción tan hermosa que generaba esto.

Sin embargo, tan pronto obtuvo un dolor grande, terminó fuera de esa burbuja rosa que estaba formándose a su alrededor. Porque no había sido el beso lo que le dolió, pero sí sintió algo que no estuvo bien, y eso lo notó cuando en la mano de ChanYeol vio un puñado de plumas blancas que estaban llenas de sangre dorada.

Su sangre.

ChanYeol, BaekHyun quiso preguntar qué se suponía que era eso, mas, antes de que fuera capaz de hablar, ChanYeol ya estaba empujándolo y haciéndolo caer al suelo. Sus manos sobre sus alas. Solo podía negar con la cabeza mientras sentía cómo sus uñas estaban rasgando sobre ellas y en la herida que le había provocado al jalarle bastantes.

Esto no estaba bien, no sabía qué estaba pasando con ChanYeol, pero BaekHyun no podía aceptarlo. Por más que ChanYeol quisiera besarlo, entendió tarde que esa solo era una distracción, porque en sus dedos se podía reflejar el dorado de aquello que le pertenecía.

Fue ahí cuando golpeó con su rodilla en un rápido movimiento. No supo dónde o cómo pegó en ChanYeol, pero al haberlo alejado de su lado, BaekHyun se paró como pudo. Y al voltear todavía para ver a ChanYeol entre el dorado en sus manos y ahora en su ropa que había sido salpicada y manchada por sus dedos sobre ella, junto a las plumas arrancadas que se habían desplomado, BaekHyun solo pudo respirar tan rápido esperando que algo de eso cambiara. Ese no era el ChanYeol que él conocía, por qué le estaba haciendo esto, por qué le hacía daño si él había dicho que era todo lo que menos podía provocarle.

Si BaekHyun se quedó ahí sin moverse un ápice fue solo en su inocente idea de que habría una explicación lógica para todo eso. Deseaba que la hubiera, que ChanYeol se disculpara y le dijera nuevamente que no sabía lo que había pasado, que lo quería, amaba, y jamás le haría ningún daño, pero nada de eso pasó cuando los ojos completamente negros de ChanYeol lo miraron bajo el flequillo que le caía sobre las cejas.

ChanYeol, BaekHyun todavía hizo su seña como si quisiera recordarle quién era. Porque totalmente parecía que ChanYeol lo estaba ignorando. A él no podía hacerle daño. No debía. Solo que eso no le dijeron las garras grises que salieron de sus dedos y los dientes afilados que se mostraron bajo una extraña vibración que hasta los insensibles oídos de BaekHyun podían captar por ser tan grave. Era como un gruñido, muy bajo y aterrador.

BaekHyun lo entendió entonces, fuera lo que sea, ese no era ChanYeol. Y por lo mismo, sus alas lastimadas se abrieron y emprendieron el vuelo.

Fue muy tarde para hacerlo, apenas había logrado elevarse unos metros cuando sintió un jalón de una de sus alas, pero no fue como ningún otro que hubiera sentido. Ese no fue solo para jalar una pluma, le acababa de torcer el hueso que conectaba con su espalda.

"¡Ah!" El grito que soltó ante el dolor fue real. Y aunque BaekHyun no lo escuchara, sin saber si alguien podía oírlo en esa noche, lejos de la civilización, fuera agudo o no, no se detuvo cuando cayó de vuelta al suelo y con el cuerpo que sintió sobre él, se vino la peor sensación que en su vida hubiera tenido. "¡AAAH!"

La sangre dorada salió salpicando por todos lados. Una fuerza desmesurada acababa de ser aplicada sobre una de sus alas, porque de un solo tajo sintió cómo en un tirón la habían arrancado.

Y solo otro grito pudo soltar entre lágrimas que abundaron su cara antes de que junto a otro tirón, su respiración se contuviera y dejara caer su cabeza sobre la fría nieve que estaba pintada de dorado. Su último aliento apenas dejó salir un vaho en aquella noche donde a la mañana siguiente lo encontraron.

Inquieta su comunidad por su desaparición inesperada y avisados algunos por extraños ruidos que habían escuchado en sus sueños, un equipo llegó para advertir su cuerpo mancillado y sin vida del otro lado del río. Donde su madre gritó horrorizada mientras su padre intentaba sostenerla para evitar que se cayera sobre sus rodillas ante la imagen que se veía de un hombre sin alas.

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Algunos pinos fueron manchados con pequeñas gotas doradas más adelante. Lejos de donde todo aquello había sido descubierto, ChanYeol ya estaba volando. Y sin preocuparse por el rastro que dejaba, solo se fijó en sus alas que brillaban con la luz del sol detrás de las nubes. Eran hermosas.

Ya no eran solo negras y opacas como la noche, ahora brillaban tal como en BaekHyun siempre las había visto en el día y bajo un único brillo dorado que, aunque las mancharan, solo las hacía más espectaculares. Eran sus nuevas alas. A las que siempre había profesado su amor, que las quería hasta conseguir hacerlas suyas.


FIN






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Aclaraciones: 1) Los temas tratados alrededor de la sordera de los personajes en la historia no tienen nada que ver con su modo de actuar ni de ser. No se espera crear un estereotipo ni prejuicio de la comunidad sorda. 2) Aquellos puntos tratados alrededor de la lengua de señas y las señas mismas narradas aquí fueron mostradas desde el conocimiento que yo tengo sobre este mismo tema y mi aprendizaje alrededor de ello, pero no soy experta en esto y tampoco pertenezco a la comunidad sorda, así que puede que algunos eventos descritos no reflejen la completa visión que una persona sorda podría mostrar; espero se comprenda y se entienda que, con esto, no pienso declarar la realidad, es mera ficción y se ha tomado como un punto de entretenimiento alrededor de la temática del terror. 3) Agradezco se respete con eso lo que se ha enseñado~

Dicho aquello, supongo que puedo dar mis palabras finales. Primero que nada, quiero añadir acá que parte de la idea de esta historia (con el aspecto de que ambos chicos fueran sordos) lo saqué de mi dinámica Idea X Mes (realizada en Instagram–link en bio– ya cerrada) otorgado por lafawae , y aunque sé que probablemente esta no era la historia que tal vez se esperaba porque se tergiversó en algo aterrador... bueno, igual deseó que se haya disfrutado la lectura. Por lo que ahora yo les pregunto:

ʚɞ ¿Les gustó la historia? ¿O qué les pareció?

ʚɞ ¿Entendieron bien lo que pasó aquí? ¿El cómo se desarrollaron las cosas? ¿O se quedaron con algunas dudas? 👀

ʚɞ Cuéntenme, ¿cómo les hizo sentir esta nueva idea desarrollada en terror?

De cierta manera, mediante esto, estaba buscando hacer una especie de alegoría a una violación y una relación tóxica que, por obvias razones, no terminó bien y aunque se mezcló con algo de ternura y romance, ya pudieron ver bien cómo resultaron ser en verdad las cosas. Un nuevo tipo de terror, claramente, pero que, a pesar de la fantasía involucrada, creo que podemos relacionarlo con algo que puede pasar en nuestra realidad, ¿verdad?

Esas son las que más aterran, al menos desde mi perspectiva.

Así que, espero haber hecho un buen trabajo con esto, recuerden, no busco ofender a nadie, solo deseo que se hubieran interesado y emocionado con lo leído. Sé que tuvo otra forma de verse, sobre todo porque hubo poco diálogo, pero deben entender que parte de eso también formaba la historia (en realidad, quería hacer una historia completamente muda, pero creo que no me fue posible tratarlo, ya será en otra ocasión). Entonces... sin más qué decirles, agradezco que llegaran hasta aquí. Ustedes saben que mi perfil está siempre abierto con más terror y más historias de otros géneros, y como en cualquier otra cosa, se aprecia su apoyo. Esperaré con eso leernos en otras historias, hasta entonces, ¡infinitas gracias! 💙🎃

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