✧ ཻུ۪۪☁️┋Jardín de Rosas #1


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     Los del Alto Consejo le habían puesto un precio a la cabeza de Ever, la sucia que aniquiló al capitán de la nave Carcer y les faltó el respeto al hackear el sistema corrupto de Cybertron que estrictamente mantuvieron en orden desde la creación del primer anciano. Cualquier mercenario que la presentara, se llevaría la recompensa y anularían —entre comillas— todos sus crímenes.

     Como excelente y uno de los mejores mercenarios pagados, estudiaba su presa antes de cazarlo: su rutina, familiares y vivienda, y se dio cuenta que el momento perfecto en el que no tenía a nadie acompañándola es una oportunidad a la semana, cuando se va de picnic con su hermanita.

     Estaban muy lejos de la guerra que se asomaba en el futuro, pero la nave de exploración de fuegos azules estaba a escasos metros de aterrizar en algún lugar de la Tierra que llamaban Inglaterra. Una vez a la semana, las hermanas capitanas se tomaban un día de descanso para hacer un picnic programado por cualquier parte del universo. El de hoy, tocaba en el lugar favorito de Skyla de la Tierra, su jardín de rosas. La otra semana sería en el frío ártico, con el cielo lleno de las maravillosas auroras boreales, favoritas de Ever.

     El jardín era custodiado por un espeso bosque tranquilo. Los árboles, un poco más altos que las femmes, se alzaban hacia el cielo y se abrían en esponjosos algodones verdes, rodeando y escondiendo el jardín en un círculo protector. El sonido de las aves comunicándose, la abundancia de mariposas revoloteando sobre las rosas y los rayos del sol filtrándose entre las hojas de colores verdes tan vivos, hacían el ambiente digno de un cuento de hadas. En el centro de un diámetro perfecto, se hallaba una vieja fábrica de ladrillos rojos abandonada, adecuado para la época victoriana en la que estaban de 1860.

     Como todos los picnics, Ever fue a inspeccionar el lugar para asegurarse de que nadie las halla seguido mientras que Skyla armaba la merienda. Y en un espacio sin flores cerca de las paredes de la fábrica, la invitaba a colocar la sábana y los bocadillos.

     Qué tranquilo era el lugar, no se escuchaba ninguna alarma de emergencia, ningún tripulante ni ninguna máquina. Skyla no mentía al decir que amaba a la nave y a su tripulación, pero aveces, tan solo pararse a escuchar el viento que movía las hojas de los árboles y las aves comunicándose entre ellas, traía una paz a la spark que era para cerrar los ópticos y soñar despierta. Y eso fue lo que hizo. Los cerró y comenzó a moverse en un suave vaivén. Aveces subía los brazos cual bailarina de ballet y aveces giraba cual princesa. La elegancia e inocencia de aquella femme era tan pura que hasta se podía percibir un aura de luz blanca salir de ella. Incluso podías ser hipnotizado por la luz ambiental y las flores si la observabas mucho tiempo al convertirse en una hada de las flores para cualquier espectador.

     Como aquel mercenario que esperaba la aparición de su recompensa: Ever. Estaba escondido en el lado más oscuro del bosque que apenas era iluminado por los pequeños rayos de sol que pasaban entre las hojas.

     Pero eso no fue lo que lo hipnotizó.

     Skyla se detuvo en seco cuando sintió una mariposa monarca posarse en el centro de su rostro. La mariposa, tan pequeña como su meñique, abanicaba sus alas lentamente mientras sus largas patas curioseaban el rostro de la femme, un gesto que le ocasionó cosquillas y lo demostró soltando una juguetona risa.

     Fue entonces que, el mercenario, al escuchar aquella risa tierna e inocente de todas las maldades de la vida como para no querer apartar a la mariposa, abrió los ópticos en sorpresa y sintió un agradable calor en su pecho.

     La mariposa se despegó del rostro y voló hacia el rosal de abajo. Skyla se acostó en la cálida tierra para admirar las bellas y delicadas rosas. Las rosas eran grandes, estaban en su máxima floración y eran bañadas de un rojo tan apasionado como el amor, que es por eso que le encantaba ese lugar, estaba rodeada de su flor favorita.

     Qué planeta más hermoso . . .

     Pensó a punto de tomar una rosa, pero escuchó una rama crujir en el lado derecho del bosque, en la parte oscura, donde no llegaban los rayos del sol por la hora, y asumió que era un animalito. Se levantó. Estaba ansiosa por conocer uno en vivo, nunca los había visto más que en imágenes que le mostraba Ever y le resultaba adorable que estuvieran llenos de pelo que los hacía ver suaves y esponjosos. Ha leído que existen tanto peligrosos como inofensivos, pero siendo animales de la Tierra, ya sea desde un perro a un oso, no era de temer para el gran tamaño de un cybertroniano.

     —Ven animalito, no te haré daño —dijo suavemente con la mano extendida hacia la raíces de los árboles.

     ¿Pero qué pasa si el animal es cybertroniano? Los dos ópticos verdes brillantes de un cuadrúpedo jorobado salieron a la luz, mostrando un rostro de metal con ligamentos de carne en las mejillas, un hocico con dos hileras de colmillos arriba y abajo que botaba espuma verde entre los espacios y filosas garras en sus cuatro patas.

     Oh Primus . . .

     Skyla le mostró ambas manos mientras caminaba hacia atrás con suma lentitud.

     —Tranquilo perrito . . .

     Como siempre, no se atrevía a matar a ningún ser viviente. Ni siquiera entendía cómo existían bots con la voluntad para degollar una vida sin ningún remordimiento. Miró su cañón de mano que posaba en el portapistola de su muslo y luego al perro, ni siquiera se atrevía a matar al que quería matarla. Después de todo, seguía siendo tan solo un animal, que si tenía intenciones de lastimarla, era porque fue educado así.

     Miró rápidamente hacia la sábana del picnic que tenía atrás y de nuevo al perro. Caminó hacia la sábana lentamente. El perro ladró y corrió bravo a saltarle con la mandíbula abierta. Skyla agarró rápidamente la sábana—arrojando al aire todos los bocadillos de energon, atrapó al perro en el aire y lo forró en un solo movimiento mientras rebotaron en el suelo. En el rebote, el cañon de mano se salió del portapistola y cayó cerca de las flores. El perro se retorcía dentro, rasgó la sábana con sus garras hasta el punto de librarse del agarre y llevarse tres líneas de energon de la mejilla de Skyla. Ella gritó del ardor.

     El perro se volvió a erguir mientras le gruñía, y Skyla se dio cuenta que estaba equivocada. Miró el cañón de mano sobre su cabeza, tenía que matar al perro antes de que la matara a ella. El perro estaba a punto de atacar de nuevo. Skyla le pateó la cabeza para ganar tiempo y trató de levantarse arrastrando la tierra a sus pies, pero el perro se reincorporó de inmediato y atrapó la colorida pierna con sus colmillos mientras la jalaba hacia el lado del bosque donde se encontraba su dueño. Ella lanzó otro agonizante grito, casi sonando a un llanto, y a duras penas, envuelta en la ira por el persistente perro que no la soltaba, con la otra pierna pateaba con fuerza la cabeza del animal que botaba saliva y espuma por su boca. El perro, también vuelto en rabia por la patada, apretó con más fuerza la pierna mientras la jamaqueaba hasta el punto de deformarselo. Skyla echó la cabeza hacia atrás y lanzó un grito lleno de lágrimas.

     ¿Qué podía o debía hacer? Sentía como el cansancio por el dolor le robaba las fuerzas, pero el cañón de mano estaba tan cerca . . . No podía darse por vencida. Estiró el brazo hacia el cañón, pero abriéndose pasó entre las rosas como si abrieran unas cortinas, apareció el rostro de un segundo perro. Le tomó el cañón con sus colmillos y lo arrojó hacia el bosque.

     En definitiva las esperanzas de la femme bajaron al darse cuenta que iba a ensuciar el rojo de las rosas con su energon derramado.

     Hasta que escuchó una voz.

     —¡HEY! —gritó Ever en los árboles que estaban detrás. Cuando Skyla volteó a mirar, una de las flechas venenosas de su hermana pasó velozmente por sus ópticos hasta incrustarse en la pierna trasera del perro que la mordía—. ¡VENGAN POR MÍ!

     Acto seguido, el perro soltó la pierna y los dos la siguieron.

     —No- —intentó gritar Skyla, pero el dolor era tan profundo que le consumía el aliento.

     A crítica voluntad intentó levantarse para ayudar a su hermana que ya se escuchaba en lo profundo del bosque. Apoyó una mano en la pared de ladrillo rasposo de la fábrica y tomó impulso para ponerse de pie a duras penas, pero el dolor ardiente que se produjo al ejercer presión era tanto que una lágrima de dolor salió seguido de un gemido, pues sentía cómo un veneno corría subiendo por sus líneas de combustible. La pierna ni siquiera tenía forma, había sido achurrada como papel. Quería tomarse el tiempo de quedarse ahí y llorar un poco para intentar aliviar el dolor, pero eso no le quitaría el veneno ni salvaría a su hermana, así que tomó más voluntad y estaba decidida a ayudar a Ever aunque sea saltando como resorte, pero apenas se dio la vuelta, el mercenario, mucho más alto que ella, le sopló un polvo que la hizo cerrar los ópticos y caer dormida al instante. El bot, el cual ni siquiera pudo identificar los colores, la atrapó de lado antes de que cayera al suelo, le limpió las lágrimas con el pulgar y luego la alzó en sus brazos. Tenía que arreglarle la pierna y quitarle el veneno que le inyectó uno de sus perros.

     Perdóname, hermana.

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     El mercenario recogió una rosa del jardín: la más florecida y resplandeciente que encontró entre todas las rosas. Regresó a su nave y entró al laboratorio. Skyla yacía durmiendo sobre la mesa, y ahora, con la pierna arreglada gracias a él. El mercenario se arrodilló al nivel del rostro de ella y frotó delicadamente la rosa donde una vez estuvo la mariposa.

     Skyla rio en el sueño. Abrió los ópticos lentamente pero sólo hasta la mitad, ya que seguía con el efecto de la anestesia. Veía todo borroso, apenas si lograba ver manchas de colores, pero de lo que pudo notar es que aquel cybertroniano, oscuro con detalles verdes que estaba parado frente a ella, achinó los ópticos al escuchar aquella tierna risa.

     —Duerme bien, mariposita —escuchó ella de manera borrosa.

     En seguida cayó dormida de nuevo.

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     ¡Hola! Les seguiré contando sobre mi primer amor con Lockdown en el siguiente capitulo.

     ¡Cheers!

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Las quiero un Ever.

xoxo, Skyla.

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