𝟮𝟰. EL RIESGO DEL HÉROE.
CAPÍTULO VEINTICUATRO.
"A ella le encanta la forma en que él habla a altas horas de la noche
cuando no hay nadie más con quien hablar, lo hermosa, divertida
e inteligente que es como nada que él haya visto jamás,
él es bueno con ella y ella quiere más que cualquier otra cosa".
Habían pequeñas marcas en las hojas de un verde muy vivo, las flores se expandían por todo el campo mientras rayos de sol tocaban la piel pálida, los dedos en su cabello acariciaban lentamente mientras la chica mantenía los ojos cerrados escondiendo su rostro en el cuello del chico quien la rodeó con un brazo y la abrazó fuerte. No había ningún ruido a su alrededor, era la hora de almuerzo donde absolutamente todos ―o, casi todos, estaban disfrutando de la apetitosa comida que venía directamente de la cocina de Hogwarts.
Thalia Black, sin embargo, tenía planes más atractivos para ella que el almuerzo, aunque su enamorado nunca le permitió saltarse las comidas como minutos antes cuando le había ofrecido un trozo de pastel y esperó pacientemente a que terminara de comer mientras contaba su mañana estresante con la profesora de adivinación. Potter estaba cansado de oír sobre su futuro interrumpido, como si todas las noticias sobre la guerra no fueran suficientes para alarmarlos a todos.
La chica sin embargo no pudo evitar reírse cuando le escuchó decir que la profesora le advirtió que su cabello comenzaría a caerse pronto, lo que preocupó al chico. Ella comentó que esto podría arruinarlos a ambos, bromeando sobre no estar segura de si le gustaría salir con un hombre calvo, fue entonces cuando comenzó una guerra de cosquillas y así los dos terminaron acostados en el pasto verde, la perfectamente comportada Thalia Black no le importó mucho su uniforme.
―¿James?―Thalia susurró suavemente contra su piel.
―¿Si, amor?―respondió Potter, todavía acariciando su cabello lentamente.
―¿De verdad vas a hacer la prueba para la Academia de Aurores en octubre?―la muchacha se alejó lentamente, sólo para poder mirarlo a la cara mientras hablaba.
―Eso es lo esperado.―dijo, llevándose la mano al rostro para apartar con cuidado los mechones de cabello que el viento llevaba a su rostro.―¿Por qué?
Thalia miró al suelo, haciendo rodar la hierba entre sus dedos mientras fingía estar muy interesada en el verde o el sonido que hacía la hierba al ser cortada a la mitad por las uñas de Black.
Desgraciadamente, no había mucho más que ver de la planta y la chica pronto se encontró sin otra opción que volver a mirar a los ojos oscuros del chico y tocar su rostro con cariño, como si intentara suavizar sus propias palabras con caricias.
―¿Estás seguro de que es una buena idea?―la pregunta salió muy rápido de sus labios en un intento de hacerle no entender, pero es con James que estaba hablando, no había una palabra de Thalia que él dejara escapar sin intentar comprender.
―Es una profesión muy digna.―Potter se defendió, sus gruesas cejas se juntan sobre sus ojos mientras esperaba que ella le explicara.
―No lo dudo.―Black le respondió mientras miraba su propia mano, alejándola de chico para poder girar sus propios anillos en los dedos como una forma de detener el nerviosismo.―Pero también hay otras profesiones dignas, otras formas de ayudar.
James permaneció en silencio por unos momentos y luego se movió, sentándose en el césped para mirarla con más atención, sus ojos oscuros parecían estudiar la situación intensamente, tal cual como ella lo ha visto hacer antes de llevar a cabo sus problemáticos planes a lo largo de los años.
―Solo digo...―continuó Thalia al notar la dificultad del chico para encontrar una respuesta a su discurso.―Sé que quieres ayudar en la guerra, pero pelear justo después de la escuela podría no...
―Thalia, ya estoy peleando.―James respondió, era algo que había querido decirle desde hacia mucho tiempo y cuando sus ojos verdes se giraron hacia él con sorpresa el chico supo que simplemente dejarlo así no sería una buena idea. Él miró por encima del hombro, el jardín está prácticamente vacío, no hay nadie lo suficientemente cerca para escuchar, pero aún así se acercó a ella y bajó la voz.―Dumbledore está preparado, porque honestamente el ministerio no lo está. Dumbledore tiene una... Mm... una organización de personas que se han unido a él para luchar, magos muy talentosos, muy fuertes, no es poca cosa ya sabes, con todos los contactos del director.
―¿Estás peleando?―preguntó Thalia, su piel cada vez más pálida.―Estás luchando contra mortífagos.―esta vez no era una pregunta, es más como solía memorizar los hechizos, repitiendo las palabras unas cuentas veces hasta absorber todo.―¿Desde cuándo?
―Desde que ese rastreador inútil fue desactivado y se me permitió usar magia fuera de la escuela.―pero eso ya lo sabía desde mucho antes.―He estado investigando con lo que pude encontrar aquí.
―¿Qué encontraste aquí?―preguntó Thalia frunciendo el ceño, mirándolo como si el chico estuviera confesando un crimen.
―Ya sabes, los ataques a los hijos de muggles, y también todo lo que los Slytherins dejaron escapar.―James continuó, ignorando la mirada mortal que Thalia le lanzó cuando el chico abarcó una casa entera con acusaciones.―Evan y Bartemius, por ejemplo, siempre están hablando de la gran influencia de sus padres y de lo fácil que eran para ellos salir de los problemas, y tu primo...
Thalia no estaba en posición de hablar de Regulus, se podía ver en la forma en que sus manos se apretaron inmediatamente en puños en su regazo ante la mención del chico. Así que James desvió su atención cuando habló de nuevo.
―Eso es extremadamente irresponsable.―dijo Thalia después de unos segundos de silencio.―Dumbledore está siendo cruel.
―¿Qué?―James giró su rostro hacia ella con tal velocidad que pudo haber dislocado su extremidad.―¿Cruel? ¿Dumbledore?
―Sí, cruel.―contraatacó Thalia, levantando levemente la barbilla, dejando la nariz en el aire de una manera que la hacía parecer muy sabia en el tema.―¿Cuándo empezaste con esta "investigación"?
―En quinto año.―respondió Potter, mordiéndose el labio inferior mientras su frente formaba una arruga de preocupación. La chica resopló, poniendo los ojos en blanco, haciendo que el chico abriera la boca con sorpresa.―¿Qué pasó?
―¡Eso es absolutamente ridículo! ¡Es inaceptable!―exclamó Thalia, sonando muy parecida a la profesora McGonagall cuando escuchó que el chico había recibito otra detención.―Siempre supe que Dumbledore estaba un poco loco, ¡pero fue demasiado lejos! ¿Enviar a un chico de quince años a espiar a otros idiotas de su edad? ¿Qué cree él que eres? ¿Un soldado?
―Bueno, lo seré, si es lo que necesitas.―James tomó aire para una discusión que no querían tener.―Es una guerra, Thalia, tenemos que pelear.
Thalia había olvidado cómo escuchar su propio nombre saliendo de la boca del chico, sabía que lo máximo que él decía de su nombre era "Thali". Entonces presionó sus labios en una línea recta y sintió que la punta de su nariz se calentaba mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.
―Sé que necesitas luchar, no soy idiota.―Thalia se cruzó de brazos, sus orejas cubiertas por aretes, comenzaron a ponerse rojas también.―Solo digo que Dumbledore es irresponsable por dejar que gente tan joven se ocupe de esto, ¿no es él el más poderoso? ¿Por qué no lo hace él mismo?
Así como a Thalia no le gustaba que mencionaran a Regulus, a James le disgustaba mucho menos su incredulidad en aquellos que confiaba. El pecho del chico comenzó a hincharse y sin pensarlo mucho, un terrible error, comenzó a hablar.
―Solo porque creciste rodeada de cobardes aprovechados, que ofrecen sus hijos a Voldemort como si fueran un trozo de carne, que tienes que creer que todos son así.―habló bruscamente sin analizar el peso de sus palabras que tenían como objetivo mayar sus dudas, pero terminaron en algo más, lamentablemente ya era demasiado tarde para detenerse.―No todos son como tu familia.
Thalia Black palideció, pero de ninguna manera pareció sorprendida ante sus palaras. James no fue el primero en ser duro con ella y probablemente no sería el último. Ella dejó escapar una risa casi sarcástica mientras lo miraba directamente a los ojos, sin parpadear en absoluto, asustándolo con esos ojos verdes tan vivos.
―Crees que lo sabes todo sobre mi familia porque escuchaste algo de Sirius, o porque observaste desde afuera y crees que eres un gran observador.―Thalia hablaba lentamente, con una calma aterradora y repentina, había escuchado tantas veces acusaciones sobre su familia que tenía respuestas listas, sin importar quién fuera.―Pero no lo sabes.
―Sí, lo sé.―James se acercó, sosteniendo su rostro entre sus manos, acercando sus rostros, aunque ella miraba hacia abajo para evitarlo.―No por Sirius ni por nadie, sino por ti. Te vi en esa torre, te vi en año nuevo, ye vi llorar por tu hermana y te escuché derrumbarte cuando me dijiste que tu padre amenazó con matarte. Por favor, deja de actuar como sino hubiera estado allí todos esos momentos.
James tenía razón, había estado allí cada vez que Thalia había resultado herida. Él la había presenciado y apoyado muchas veces y la chica lo sabía muy bien, aunque muchas veces había deseado profundamente olvidarlo por completo. Ella miró la hierba y le tocó la cara con la mano, respirando profundamente.
―Lo siento.―ella es la primera en decirlo, su mirada dirigiéndose a la de él, en las últimas semanas lo había estado mirando tan cerca que podía notar cómo sus ojos tenían un poco de verde al exponerse a la luz, justo como ahora.―Es solo que... estoy preocupada, he visto el otro lado James, se han estado volviendo cada vez más fuertes, incluso contigo y tus amigos uniéndose a la guerra, él es más fuerte, él realmente es poderoso al igual que sus seguidores, que son tan crueles como él.
James acarició su mejilla, tocando las pequeñas manchas en su piel, viéndolas como la perfección de un arte y no como el defecto de una mujer. Sonrió levemente y asintió lentamente antes de mirar por encima del hombro, aunque era uno de los días soleados que a los estudiantes les gustaba disfrutar en el jardín, todos todavía parecían muy ocupados con el almuerzo en el gran salón, no había nadie de visita y un gran árbol a unos metros de distancia cubría gran parte del campo visual de cualquiera que intentara verlos.
―Yo también lo siento.―dijo, volviendo sus ojos, a veces marrones, a veces verdes, hacia ella. Él bajó la mano por su cuerpo, acercándola más hasta que ella estuvo sentada en su regazo, sus piernas juntas todavía tocando la hierba, uno de sus brazos alrededor de sus hombros y su mano libre descansando sobre su pecho.―No debí hablar así de tu familia, aunque sea cierto.―añadió rápidamente, viéndola poner los ojos en blanco.―Debería haber sido más cuidadoso con mis palabras.
Thalia, poco acostumbrada a las disculpas de su ex novio, parpadeó sus ojos verdes analizando las palabras por unos segundos mientras observaba su rostro casi esperando a que se riera y convirtiera su disculpa en una broma, y que la llamaría dramática o frágil y desequilibrada, como Bartemius solía hacerlo. Black, sin embargo, debería empezar a acostumbrarse a la diferencia entre el chico idiota que solía besarla y el hombre cuidadoso frente a ella con ojos ansiosos por su respuesta y manos firmes en su cintura, como si la idea de no ser perdonado y dejarla ir era demasiado para él.
La joven era plenamente consciente de que no debía actuar con tanta euforia al recibir el más mínimo respeto por parte de su pareja. Aun así, no pudo evitar inclinarse y presionar sus labios contra los de él, sorprendiéndolo al hacerlo, permaneciendo quieto por un momento antes de sentir contra su mano su corazón acelerado y sus labios comenzando a moverse con los de ella. Siempre se sentía como si fuera la primera vez, siempre parecía sorprendido como si la posibilidad de que ella lo besara nunca hubiera cruzado por su mente, aunque había estado sucediendo con una frecuencia peligrosa y apasionada.
Cuando se separaron a regañadientes, el chico sonreía, con los ojos aún cerrados, como si estuviera saboreando el beso, almacenándolo junto con los demás en su memoria, como si cada uno de ellos fuera un recuerdo raro que necesitaría visitar a menudo.
―Debería regresar ahora.―susurró Thalia aunque no hace mención de alejarse del cuerpo de quien la sostiene con un deseo como ningún otro.
―No, quédate un poco más.―dijo James abriendo los ojos como si la mención de dejarlo fuera un shock para él, aunque ya debería estar acostumbrado al final de los pequeños encuentros.
James y Thalia han sido atrapados más veces de las que hubieran deseado, por suerte siempre fue por algún profesor que se dejó convencer fácilmente con las excusas poco convenientes de un talentoso y hablador James Potter. La última vez, sin embargo, fueron atrapados por el único que, aunque tenía la mayor estima por su estudiante favorito, Dumbledore apenas pudo ser convencido y mucho menos por el chico que encontró desabrochando los botones de la blusa de la chica, en el armario de escobas, durante el tiempo en que ambos deberían estar haciendo una ronda.
Gracias a esto, James Potter ya no era monitor de nada, puesto que pasó nuevamente a Remus Lupin, quien a principios de curso escolar había decidido dimitir debido a su condición. Remus evitó pasar demasiado tiempo con Thalia y dos veces fingió no ver a James y Thalia corriendo hacia una de las habitaciones abandonadas riendo. Evitó a Black con éxito, ya sea la vez que ella lo atrapó en los brazos de Sirius o el descubrimiento de la chica su condición, lo cual no era tan difícil de deducir ya que sabía que Potter era el ciervo y Pettigrew siempre parecía demasiado rata para serlo. Ella, entre Sirius, brillante y encantador sin ningún signo visible de angustia, y él siempre enfermizo y desaliñado Remus Lupin, concluyó sin mucho esfuerzo cuál de ellos llevaba la maldición del hombre lobo.
Thalia no le contó a nadie, ya sea porque realmente no tenía con quién compartirlo, o porque no le importaba el hecho. No es que no le importara lo herido y enfermo que Remus era llevado a la enfermería una vez al mes, pero a ella definitivamente no le importaba el hecho de que él fuera mestizo, y nunca pensó en tratar de manera diferente a la persona más amable que había conocido.
La chica frunció levemente el ceño al ver a James Potter pasarse los dedos por el cabello, haciéndolo aún más desordenado. Sin duda creía que esto lo hacía mucho más atractivo y seguro, ya que tenía este hábito desde los doce años y siempre lo hacía cada vez que estaba tratando de impresionar, o en este caso, convencer a alguien.
―Buen intento.―ella rio levemente y le dio un pequeño beso en los labios antes de levantarse un regazo y escuchándolo murmurar como un niño.―Basta, nos vemos luego.
―Luego está muy lejos.―dijo James dramáticamente agarrándole la mano y poniéndose de rodillas sobre el pasto.―Un último beso, es todo lo que pido.
Thalia puso los ojos en blanco, pero estaba sonriendo, lo que le dejó en claro a James que conseguiría lo que quería. La chica fingió un suspiro irritado y se inclinó hasta sus labios estuvieron tan cerca que James pudo oler el aroma a fresa de su bálsamo labial, el chico cerró los ojos, esperando.
Esperó...
¿Esperó?
Abrió los ojos, sólo para verla alejarse a toda prisa, con el cabello corto y muy liso balanceándose, en contraste con la falda ajustada y la blusa metida en la pieza inferior. El chico maldijo en voz baja, pero no pudo evitar reírse para si mismo cuando ella se giró hacia él una última vez, ya llegando a una parte más cercana de castillo, aún podía verla sacarle la lengua antes de salir corriendo nuevamente
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Evan Rosier le había contado a su hermana Pandora sobre la escena que encontró en la habitación cuando Thalia y Bartemius discutieron hace unos días. Debido a su falta de lenguaje ambiguo, el chico no escatimó detalles y no intentó defender a su amigo. Él contó todo aunque no intentó ser caritativo con Thalia. Por esta razón Pandora Rosier ahora la seguía todos los días hasta las puertas de las mazmorras y la esperaba todas las mañanas, observando atentamente si habían hematomas visibles en la piel de la chica.
Esa noche, sin embargo, después de la cena, parecía terriblemente preocupada, no por Thalia, sino por lo que estaba escrito en el papel amarillento que sostenía contra su pecho con su mano derecha, mientras se mordía las uñas de la mano izquierda. Black había quedado con Potter en secreto en la habitación abandonada cerca de la cocina, pero James pareció entender la preocupación de la chica y asintió subrepticiamente como para decir que podría reprogramar, a pesar de que había pasado toda la cena mirándola como alguien en abstinencia.
―¿Pan?―Thalia dijo ligeramente mientras se acercaba a la rubia quien saltó un poco en el lugar antes de notar quién era y rápidamente se acercó, lanzando sus brazos alrededor de su prima.―¿Qué pasó?
Pandora se alejó un poco para mirar a Thalia, sus ojos perspicaces se humedecieron mientras observaba la carta una vez más y dejó escapar otro sollozo entre lágrima antes de finalmente comenzar a hablar. Su prima que estaba frente a ella estaba tan angustiada que pensó en quitarle el papel de la mano a la chica si no empezaba a explicarle pronto.
―Es Betsy.―Pandora explicó y Thalia rápidamente la apartó de los estudiantes que pasaban por el pasillo para regresar a sus dormitorios, apoyándola contra uno de los pilares antes de que la chica estallara en llanto.―Y Regulus.
―¿Qué pasó con Regulus y Betsy?―preguntó Thalia, sintiéndose el doble de angustiada, deseando que la Ravenclaw nunca hubiera comenzado a hablar.
―El cuerpo de Betsy desapareció de San Mungo anoche.―Pandora volvió a hablar entre sollozos, entregándole a Thalia el trozo de papel.―Y Regulus...
―¿Qué?―preguntó Thalia, mirando entre la página rasgada y su prima.―Dime de una vez por todas, ¿qué le pasó a Regulus?
―Regulus fue arrestado.
+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)
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