𝟭𝟳. DÍA DE AÑO NUEVO.

CAPÍTULO DIECISIETE.
'Veo tu cara cuando cierro
mis ojos, es una tortura, esta
será la noche será la más solitaria.

trigger warning: mención de autolesión.

El veintisiete de diciembre, James Potter tenía un gran bote de basura en su habitación lleno de trozos de pergaminos arrugados que ya no cabían en el objeto y ahora estaban esparcidos por el piso de roble como una nueva decoración de papel amarillento. La punta de su pluma tocó el papel sobre la hoja manchando su camino, formando por trigésima quinta vez, las palabras "Querida Thalia", y nuevamente fue presionada con más fuerza, la punta afilada corrió violentamente ocultando las palabras de un escrito que no estaba destinado a ser.

―Amigo, ¿cuál es tu problema?―preguntó un aburrido Sirius que había estado más gruñón que nunca desde la última vez que vio a su novio en navidad.

―Solo estoy escribiendo, ¿está prohibido ahora?―respondió un irritado James, quien había estado aún más gruñón desde la última vez que vio a Thalia en víspera de navidad.

―Entonces es cuando tiras estos papeles al otro lado, a mi lado de la habitación.―dijo Sirius, usando su varita para golpear a Potter en la cabeza sin siquiera tener que moverse.

―Quienes se sienten incómodos deben irse.―James respondió lanzando la pelota hacia el chico que la esquivó.

―¡Que se vayan los que molestan!―el chico exclamó con una sonrisa divertida mientras sostenía uno de los pergaminos en sus dedos.―Veamos qué estás escribiendo aquí.

James saltó de su silla rápidamente, por alguna razón su cerebro preocupado no pudo pensar en la posibilidad obvia de que Sirius abriera los pedazos de lo que se suponía era una carta de disculpa. Al ver la desesperación de su amigo por esconder los pergaminos, Sirius solo se emocionó más al abrirlos, sintiendo las manos de James que lo perseguían por la habitación, Black se escondió en el baño con un trozo de pergamino que alcanzó, Potter continuó golpeando la puerta mientras el chico le devolvió el papel que parecía haber sido arrugado un millón de veces.

"Queria Thalia"

No era más que eso, al parecer Potter no sabía cómo continuar después de mencionar que Thalia era querida por él. Sirius sabía lo que significaba, James había estado a punto de arrancarse el cabello desde que regresó de su misterioso paseo con Black, hasta ahora, Sirius creía que ella era la culpable de cualquier desacuerdo, estaba listo para saltar frente a la cada de su mejor amigo gritando un audible y satisfecho "te lo dije", pero ahora pensó en lo que James podría haber hecho.

―¡Alohomora!―Potter encantó el pestillo dorado del la puerta, abriéndola fácilmente ahora.

Ni siquiera tuvo tiempo de procesar la situación, solo vio el largo y oscuro cabello del chico saltando hacia él como un perro enojado. James dio un paso atrás y levantó una ceja, tratando de entender lo que pasaba por la mente de su mejor amigo.

―¿Por qué te disculpas con mi extraña prima?―preguntó Sirius, mostrando el trozo de pergamino arrugado.

―Ella no es extraña.―James defendió a la chica rápidamente.―No la llames así.

―"No la llames así".―Sirius imitó, poniendo los ojos en blanco.―La llamo como quiero. Ahora respóndeme.

―No tengo por qué darte la satisfacción, tú no me dices lo que le escribes a Remus.―James le arrebató el pergamino de las manos a Sirius y se acostó en la cama mirando la letra garabateada.―Menos mal, porque no quiero saber de tus perversiones.

―Oh, ¿entonces ahora estamos comparando a ti y Thalia con Remus y yo?―Sirius se sentó a su lado en la cama con los brazos cruzados sobre el pecho, un hábito irritante.―Y para que lo sepas, mis perversiones las escribo, prefiero contárselas en persona.

―¡Ay, cállate!―se quejó James, escondiendo su cabeza bajo una almohada.

―Vamos, cuéntame qué pasó.―dijo Sirius y en lugar de quitar la almohada de la cara del chico, lo empujó fuera de la cama haciendo que Potter obviamente caiga.―Cuéntamelo.

―Te odio.―murmuró un James irritado mientras se movía y se sentaba en la alfombra carmesí. Miró a Black quien se había apoderado de su cama y estiró las piernas sobre las sábanas, poniendo sus manos detrás de su cabeza mientras hacía sonar los huesos de su cuerpo tratando de parecer lo suficientemente paciente como para escuchar una larga explicación.―Está bien, pero tienes que prometerme que no me gritarás.

―No.―Sirius respondió simplemente, pero cuando se dio cuenta de que el chico no continuaría, aceptó poniendo en blanco sus ojos grises.―Vale, vale, lo que sea.

James no pareció confiar en las palabras de Sirius, pero se encontraba atascado y pensó en que realmente necesitaba contarle a alguien lo que pasó, tal vez Sirius tenga algún consejo para su disculpa.

―Bueno, hace un tiempo Thalia me habló de su hermana mayor, Andrómeda.―James comenzó y vio el cambio inmediato en el comportamiento de Sirius, la tranquilidad desapareció y los ojos se volvieron hacia Potter con un rastro de preocupación.―Me dijo que Andrómeda se fue y... bueno, no importa cómo pero Thalia consiguió su dirección.

―¿Thalia tiene la dirección de Andrómeda?―repitió Sirius, más para sí mismo que una pregunta real.―¿Cómo?

―No importa.―James repitió, sacudiendo la cabeza.―Lo importantes es que Thalia tiene esta dirección desde hace casi un año pero no tuvo el valor de ir allí.―Potter continuó explicando, pero esta vez hace una pausa y tira de los hilos de la alfombra con los dedos, pensando cuidadosamente sus palabras.―Entonces yo... bueno, memoricé la dirección sin que ella se diera cuenta y busqué a Andrómeda, creo que hay algún hechizo protegiéndola así que la esperé en la acera, ella apareció, creo que me reconoció de alguna parte. Le expliqué lo de la dirección y parecía muy feliz de que Thalia quisiera verla, así que la llevé a un restaurante y...

La espalda de James golpeó bruscamente el suelo, haciendo un fuerte ruido que llamó la atención de Fleamont abajo, el hombre se apresuró a subir las escaleras, abriendo la puerta marrón a toda prisa y encontrando a Sirius sosteniendo el cuello del pijama azul de James mientras el otro intentaba liberarse de peso de otro sobre él.

―¡Chicos!―gritó Fleamont, ya no sorprendido por la cantidad de peleas entre ambos, el hombre caminó hacia adelante, quitando a Black de encima de Potter, quien rápidamente se levantó.―Sirius, ¿qué está pasando?

―James, ¿te das cuenta de lo que hiciste?―Sirius preguntó ahora sin intentar llegar a James mientras Fleamont se encontraba entre ellos.―No debiste involucrarte entre ellas, en eso nadie se involucra, nunca.

―¿De qué estás hablando?―Fleamont intentó seguirlo pero fue difícil con ambos chicos tan nerviosos.

―¡Tu hijo estaba tratando de lucirse ante Thalia y debió causar la mayor desgracia!―Sirius señaló a James que se estaba pasando las manos por el cabello.

―¿Thalia? ¿La joven Black?―preguntó Fleamont, viendo a Sirius asentir fácilmente.―James, ¿qué estás haciendo?

―¡Solo estaba tratando de ayudar!―James se defendió viendo que los dos parecían unirse contra él.―¡Ella no tiene a nadie!

―Oh, ¿querías ayudar? Hiciste lo contrario de eso.―Sirius respiró profundamente tratando de controlar su nerviosismo, tardó unos segundos en volver a hablar, los Potter esperaron pacientemente aunque estaban ansiosos por entender su reacción.―James, hay una razón por la que nadie nunca le menciona Andrómeda a Thalia, o por lo que Andy nunca intentó acercarse.

―Lo sé, empezó una nueva vida, pero eso no es justo para Thalia.―James habló rápidamente.―Y ambas querían verse, pero no tuvieron el valor.

―¡No es tan sencillo, idiota!―Sirius tuvo que enterrar su rostro entre sus manos, respirando profundamente nuevamente, tonándose otros largos segundos para calmarse, pero esta vez cuando habló, sonó como un Sirius normal, parecía estar esforzándose por demostrar la gravedad de la situación de una manera que James entendiera.―James, cuando noté que te acercabas a ella, te advertí que no lo hiciera, no por ti. Quiero decir, no solo por ti.

Las cejas oscuras de James se fruncieron causando que una pequeña arruga apareciera en su frente mientras el chico miraba a Black con aún más confusión que antes; Sirius estaba preocupado mientras se agarraba del cuello de la camisa.

―¿Qué quieres decir?―preguntó James, mirando seriamente al chico.

―Que he estado cuidando de Thalia, bueno, no exactamente un cuidado cercano, estoy más observando y tratando de que las cosas no empeoren.―explicó Sirius sentándose en la cama y apoyando los codos sus piernas.―Andrómeda lo pidió, pensó que Thalia continuaría... Thalia, pero no lo hizo, se alejó. Ella no estaba estable.

―¿La cuidaste? ¿Cuándo? Sólo hablaste mal de ella.―James está tan confundido que ahora no se da cuenta si sus palabras suenan groseras.

―Eso no significa nada. Hice lo que pude y deberías mantenerte alejado.―Sirius señaló a James con firmeza.―Sabía que esto terminaría pasando. Realmente eres un entrometido.

―¿Qué? ¿Qué terminaría pasando?―preguntó James, ignorando los insultos de Sirius.

―Esto, este lío. James, no tienes idea de lo que es esto para Thalia, cuando Andrómeda se fue ella caminaba como un cadáver, desarrolló anemia porque no comía a menos de que alguien se lo dijera, ni siquiera se duchaba si no estaba en la lista de pendientes que Druella le dio.―Sirius respiró hondo.―Parecía que ya no estaba, hasta que...

Sirius dejó de hablar, cerró los ojos con fuerza como si el recuerdo fuera lo suficientemente perturbador como para que ni siquiera pudiera hablar.

―¿Qué?―James insistió, su preocupación aumentó con cada segundo.

―No lo diré.―Sirius abrió los ojos y lo miró muy serio.―Mantente fuera de sus asuntos, James, ella es... bueno, Thalia no es lo suficientemente fuerte.

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✧ ・ ゚ : ₊ ˚ ˑ ༄

Thalia vestía una tela azul oscuro cubierta de brillos, el corte del vestido era sumamente ajustado, haciéndola tener que dar pequeños saltos para bajar un poco la falda cada vez que se levantaba. Los tacones altos le lastimaban los pies, la cadena de plata le apretaba la garganta más de lo normal, pero la mayor molestia le provocaba la mano en su cintura, los besos en el cuello, los dedos enredados en sus muslos.

Era la noche del treinta y uno de diciembre, había una hermosa decoración en el salón de fiestas Black, se estaba llevando a cabo una fiesta propiamente animada con magos y familiares importantes, y por supuesto Thalia Black se había visto obligada a hacer el papel de novia perfecta, aunque Barty había aceptado no besar sus labios, estaba aprovechando todo lo que podía hacer en público.

Thalia respiró hondo y cerró los ojos ante cada toque de él, le dolía la cabeza por los días que pasó llorando desde la víspera de navidad. Durante la cena su mente la llevó de regreso a ese momento, a su hermana con sus pantalones oscuros y abrigos largos marrones, a los ojos grises que miraban fijamente a los verdes, a sus lágrimas reflejadas en Thalia.

Thalia que salió corriendo, como una cobarde.

―¿Thali?―el apodo la tomó desprevenida, por un momento Thalia pensó que puede ser la única persona que la llamaba frecuentemente por ese apodo, pero luego se dio cuenta de que la voz es femenina y el calor en su pecho se apagó tan rápido como apareció.―Ven aquí.

Thalia se volvió hacia Pandora, dejando a Bartemius continuar su tediosa conversación con hombros que sabiamente hablan sólo de sí mismo y de sus propios hechos mientras fuman sus cigarros más caros y beben su mejor whisky.

―¿Necesitas algo?―Thalia le preguntó cortésmente a la chica, su prima negó con la cabeza.

―Te vi mirando las escaleras, sé que ya no soportas quedarte aquí, así que vete.―dijo Pandora, con la misma mirada comprensiva, pareciendo ser la única en notar el cansancio de Thalia.―Te cubro la espalda, así que estaremos igualadas, ¿de acuerdo?

Thalia sonrió, su primera sonrisa en días, asintió porque sinceramente no había nada que deseara más en ese momento que salir de la habitación. Black se giró hacia las escaleras, pero antes de que pudiera subir, Pandora la detuvo y la abrazó. Completamente agotada, Thalia ni siquiera dudó en responder, no dijeron nada, solo es un buen momento. Luego, Pandora se alejó con una sonrisa amable y dejó que Thalia siguiera su camino.

Al subir las escaleras, la chica encontró a un camarero que acababa de recoger los vasos que habían quedado en el piso de arriba, en su mano izquierda había dos botellas de champagne que Thalia tomó de su mano y sin decir una palabra más, ni ser cuestionada por el obediente sirviente, la chica entró por la puerta color crema y se encerró en su habitación. Abriendo la primer botella y quitándose los tacones altos, la chica caminó descalza hacia el tocadiscos, revisó si el hechizo abaffiato aún cubría su habitación y luego eligió uno de sus muchos discos de música muggle que mantenía escondido en una maleta debajo de su escritorio.

You Were Gone de Daisy Jones & the Six sonó de fondo mientras Thalia se llevaba la primera botella a los labios, el sabor peculiar en su lengua hizo que su cuerpo hambriento sintiera una sensación inmediata de embriaguez. Sus pies descalzos comenzaron a moverse por el suelo después de unos segundos, la melodía invadiendo su cuerpo, el alcohol invadiendo sus venas. Cuando te necesité, desapareciste. Cantando la voz profunda de Billy Dunne, Thalia Black asintió moviéndose frenéticamente mientras la canción cambiaba a Let Me Down Easy.

En menos de lo que pareció media hora no quedaba ni una sola gota en las botellas de champán que habitualmente pesaban. Thalia estaba de puntillas, con los brazos balanceándose en el aire mientras movía las caderas. No sabía exactamente por qué diablos estaba bailando, tal vez era para celebrar el final de otro peor año de su vida, tal vez estaba tan aburrida que no había nada más que hacer, o tal vez estaba borracha.

Thalia se volvió hacia las puertas abiertas del balcón, ahora estaba absolutamente segura de que estaba borracha, no había otra opción que esa. Porque sus ojos verdes vieron a James Potter bajarse de su escoba y plantar los pies en el suelo.

―¿Thalia?―dijo su nombre con un tono de preocupación.

Cuando llegó el momento de darse cuenta y se dio cuenta de que él realmente estaba allí, Thalia dejó que la botella vacía se le escape de las manos, cayendo y rompiéndose en decenas de pequeños pedazos.

―Oh, por Merlín, no te muevas.―dijo entrando apresuradamente a su habitación y caminado con sus zapatillas mugles sobre los cristales rotos y levantándola del suelo con facilidad.―¿Por qué estás descalza?

Thalia parpadeó con sus ojos verdes y le rodeó el cuello con los brazos mientras él educadamente intentabas soltarla sobre la cama, pero la chica se rio y lo arrastró consigo.

―Potter, estás aquí.―dijo riendo a carcajadas cuando su cuerpo perdió el equilibrio y cayó sobre ella, como ella quería.―¡Potter tonto!

―Thalia, ¿qué estás...?―James volvió a mirar la botella rota y la otra que estaba sobre la mesita de noche, ambas vacías.―¿Bebiste sola?

―¡Pues claro que si!―Thalia sostuvo su rostro entre sus manos haciendo que volviera a mirarla.―¡Ya casi es año nuevo, lo estoy celebrando!

―No, Thali, ya es año nuevo.―respondió James, alejando el flequillo de sus ojos.―Es más de la una de la madrugada.

Sus ojos verdes se abrieron, pero no parecía preocupada mientras se reía de nuevo y pasaba los dedos por el oscuro cabello de James. El toque es tan bueno que el chico cerró los ojos por unos segundos, y luego sintió una sensación de ardor en el rostro. Asustado, abrió los ojos alejándose de la chica que estaba sentada en la cama.

―¿Me acabas de pegar?―preguntó, de hecho, aparte de intentar golpearlo, ella falló la bofetada que se suponía era en la mejilla y terminó golpeando la oreja del chico.

―Lo acabo de intentar.―dijo Black con esos ojos verdes entrecerrados.―Me hiciste ver... la.―Thalia le mostró su lengua en señal de ofensa.―¡No estaba lista! Yo, pues, quiero pegarte de nuevo.

―No, no, ya me has golpeado bastante.―James sostuvo a la chica en su lugar, el vestido de Thalia se levantó un poco más debido al movimiento repentino y los ojos de James caen en sus piernas antes de poder detenerse. Pero lo que llamó su atención no es lo que esperaba, sino una serie de pequeñas cicatrices en la piel pálida. Con los ojos muy abiertos, preguntó:―Thalia, ¿qué fue eso?

Los ojos de Thalia cayeron en la misma dirección que los de él, no parecía importarle sus muslos casi completamente descubiertos, ni siquiera intentó ocultar sus cicatrices. Black se volvió a tumbar, apoyó la cabeza en la almohada y respiró profundamente.

―Cierra los ojos estrellita, mira cómo se va el dolor, uno dos, uno, dos, me lo llevaré.―Thalia tarareaba con los ojos casi cerrados y una sonrisa serena en los labios.―Mi hermana me cantaba cada vez que me lastimaba cuando era niña.―la sonrisa serena abandonó sus labios y sus ojos parecieron cansarse aún más.―Cuando ella se fue ya no quedaba nada para mí, la gente no decía su nombre, no la mencionaban, las fotos desaparecieron, todo se fue.

James la miró fijamente, con ojos marrones observando como ni siquiera el alcohol podía quitarle el peso de los recuerdos a Thalia, la chica respiró hondo tocando la funda de su almohada antes de continuar.

―Después de un tiempo, ya no recordaba mucho su cara, ni cosas comunes como su olor, ni siquiera sus ojos, ósea, la mitad de mi familia tiene los mismos ojos pero no podía recordar los de ella.―Thalia sonrió, era una sonrisa triste y sincera.―Entonces traté de encontrar una manera, encontrar una manera de recordar.

―¿Cómo?―preguntó James, aunque la respuesta ya estaba dando vueltas en su mente, tal como vio hacer a Thalia hace unos minutos.

―Ella me cantaba cada vez que me lastimaba.―repitió Thalia evitando mirar a James.

―Thalia...―el chico intentó tocar su rostro pero Black negó con la cabeza.

―Entonces me lastimé para poder escucharla cantar.

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