𝟬𝟱. LA CAMARERA, I.

CAPÍTULO CINCO
'ella puede arruinar tu fe
con sus mentiras casuales,
ella revela sólo lo que ella
quiere que veas'

Ese fue el sábado más largo de su vida, Thalia pasó una tarde entera escuchando las quejas de Betsy y Angela, mientras le aseguraba a Narcissa que todo iba según lo planeado para Thalia.

Al final de la tarde caminó con Barty a Hogwarts nuevamente, bajaron juntos a la sala común y se quedaron juntos hasta la cena mientras Thalia terminaba de leer Emma e ignoraba las largas quejas de su novio, permitiendo que Barty se distrajera besando la piel pálida de su cuello.

Tan pronto como llegó la hora de cenar, Thalia subió las escaleras y se puso sus mallas oscuras para protegerse del frío durante sus rondas, cuando llegó al salón todavía vestía la falda ajustada y el suéter verde oscuro, pero ahora con calcetines y unas botas altas.

Thalia se sentó entre Regulus y Dorcas, Black levantó los ojos y la miró, con una sonrisa convencida en sus labios.

―Entonces, ¿estás deseando que llegue tu cita de esta noche?―preguntó Regulus, quien parecía haber recuperado el ánimo.

―Regulus, ¿Dónde has estado todo el día?―preguntó Thalia, ignorando el comentario de su primo y la expresión de decepción de Meadows.―Me encontré con Narcissa y Lucius, ellos también esperaban verte.

Regulus jugó con la comida de su plato por un rato más antes de rascarse la oreja y finalmente molestarse en responder.

―Estuve en las Tres Escobas.―respondió Black antes de pedirle a Snape que le pasara la ensalada.

Thalia se volvió hacia Barty tan pronto como recibió la respuesta de Regulus, pero su novio no parecía listo para participar en las teorías de conspiración de su novia, en cambio estaba disfrutando de un ajedrez mágico con Evan.

―¿Dónde encontraste a Cissy?―preguntó Regulus, tratando de no mostrar su repentina preocupación.

―En las Tres Escobas.―respondió Thalia mirándole a los ojos grises.

El silencio cayó sobre los Black, Regulus nunca en su vida había subestimado a su prima, siempre la había considerado su única rival digna y por eso sabía que la chica no dejaría atrás la mentira mal pensada de su primo, además, Thalia era transparente. Mientras bebía el agua, la curiosidad brillaba en sus ojos.

La cena continuó entre los pensamientos de Regulus y el silencio de Thalia, el tintineo de los cubiertos fueron los únicos sonidos que Dorcas pudo escuchar hasta el final de la noche.

Cuando todos se levantaron, Thalia acompañó a los estudiantes a la sala común de Slytherin y después de unos minutos para asegurarse de que todos estuvieran en sus camas, la chica volvió a subir para monitorear los pasillos.

Vio la espalda ancha al final del pasillo, Thalia había logrado evitar al chico durante seis días, pero inevitablemente tenía que enfrentarlo en ese momento.

James Potter escuchó los pasos siempre silenciosos de la chica y se giró, con otra de sus cajas de chocolates en la mano, le sonrió como si fueran grandes amigos que se reencontraban después de mucho tiempo separados.

―No.―Thalia lo detuvo antes de que pudiera decir algo.―Hoy comenzarás el recorrido por las mazmorras.

Thalia solía dejarle las mazmorras a Regulus, quien solía ser su compañero, ella ya pasaba mucho tiempo en ese lugar oscuro y húmedo. Ahora tendría que convencer a James de que bajara todas esas escaleras, y deseaba que él no la estuviera mirando con tanta curiosidad.

―¿No quieres recorrerlos pasillos de tu propia casa?―preguntó con el ceño fruncido con desconfianza.―¿Estás intentando gastarme una broma? Como esto no va a funcionar, yo...

Thalia se cruzó de brazos y levantó ligeramente la barbilla, James sabía que cada vez que la acusaba perdía un poco más de su más mínima posibilidad de hacer que ella aceptara ayudarlo, por lo que el chico permaneció en silencio.

―Te compré chocolates.―James le ofreció la caja de chocolates mientras intentaba parecer genuinamente arrepentido.―Lamento haberte gritado.

Realmente no entendía por qué la comparación con sus hermanas enojaba tanto a Thalia, siempre la imaginaba admirando a los Black.

―¿De dónde sacas tanto chocolate?―Thalia preguntó antes de poder evitarlo y luego guardó silencio, aunque sus ojos muy verdes aún delataban curiosidad.

James no pudo evitar tener una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios, tenía un único hoyuelo en el lado derecho de su cara, notó Thalia.

―Hay cientos de ellos en Honeydukes.―explicó Potter, una pequeña marca en su frente mostraba que estaba pensando en algo.―¿Tu novio nunca te los compra?

No era como si Thalia le estuviera sonriendo ampliamente a Potter, si lo hubiera hecho, su sonrisa habría desaparecido con la misma rapidez para dar lugar a un ceño hosco.

―Mazmorras, Potter.―respondió Black, dándole la espalda y alejándose de chico.

James resopló frustrado por cuántas veces pudo estar tan cerca de hacerla considerar su propuesta y simplemente perder todas las oportunidades en el siguiente segundo.

Thalia subió las escaleras, teniendo que lidiar con al menos seis fantasmas, más de media docena de cuadros quejándose de la luz que emanaba de la punta de su varita, y lo peor de todo... Peeves.

―¡Lady T!―Peeves saltó a su alrededor con exagerada emoción.―¡Lady T tiene una marca en el cuello! ¡Lady T se ha estado divirtiendo mucho con ese novio de ojos de tiburón!

―¡Ahora, sal de aquí, Peeves!―Thalia resopló, continuó su camino y se subió ligeramente la bufanda mientras el portegeist seguía cantando.―Vete antes de que llame a mi buen amigo el Barón Sanguinario.

El portergeist detuvo su escándalo, murmurando palabras feas a la chica mientras desaparecía de la vista. Al final de la larga caminata por los pasillos, Thalia había encontrado a cuatro estudiantes que se habían levantado de la cama, incluso estaba muy tranquilo para un sábado por la noche, sin embargo, la chica sabía que Potter sería quien tendría que lidiar con más jóvenes adolescentes escondidos en la oscuridad de las mazmorras.

Thalia se arregló el cabello corto y oscuro y tiró ligeramente del dobladillo de su falda ajustada mientras subía las escaleras, los aros plateados bailaban contra su cabello oscuro mientras la chica subía las escaleras hacia la torre de astronomía.

Era su última ronda y luego podía pasar a sus siguientes tareas antes de quedarse dormida, normalmente no había nadie allí, era demasiado abierto para cualquier estudiante de sentido común en una relación secreta.

Excepto cuando no se trataba de ningún estudiantes de sentido común sobre su relación secreta.

Thalia dio un paso más, la luz de la luna menguante se apoderó de lugar por lo que la chica metió su varita debajo de la manga de su suéter, un paso más ya convenciéndose de que esto era una pérdida de tiempo y que no necesitaba terminar subiendo las escaleras, que simplemente podría regresar al gran salón, entregarle las notas a James y pasar a sus siguientes tareas.

Si, debería hacer eso, era una buena idea.

―Remus...

Thalia se detuvo, la voz baja y apagada hizo que todos sus pensamientos de abandonar la ronda se desvanecieran, la chica subió el último escalón teniendo una vista completa de la torre, los ojos verdes recorrieron la habitación, deteniéndose solo al encontrar sus altas sombras, cerca, muy cerca.

Los labios de Remus estaban muy cerca del cuello de... de...

―¡¿Sirius Black?!―Thalia casi rodó escaleras abajo.

Los ojos muy abiertos de Thalia se convirtieron en los ojos muy abiertos de Sirius cuando los abrió abruptamente y Remus se puso más pálido que nunca.

Los pasos detrás de Thalia no causaron ninguna curiosidad en Thalia, quien ni siquiera se giró para ver quién era la sombra que se cernía sobre ella, sus ojos verdes desorbitados y sus labios rosados entreabiertos mirando entre Remus y Sirius sin estar realmente segura de qué hacer en ese momento.

―No llegué a tiempo.―Jame señaló lo obvio, con un extraño pergamino doblado en su mano.―Lo siento, hombre.

Thalia no estaba segura de con quién de ellos estaba hablando, pero ciertamente no era ella, la chica se volvió hacia James, quien casi se estremeció ya imaginando los gritos de Black sobre la responsabilidad, sobre que él sabía esto, sobre que estaban fuera de la cama, sobre Sirius, sobre Remus, sobre Sirius y Remus.

En lugar de eso, la chica se sentó en el suelo y enterró su rostro entre sus manos, tenía tantas preguntas, tenía mucho que decir pero tampoco quería saber nada de eso.

James, Remus y Sirius observaron todo de cerca, Potter parecía listo para ayudar si se arrojaba por las escaleras, o si ardía y su corazón explotaba.

Thalia ya tenía muchas cosas en la cabeza, respiró hondo durante más de treinta segundos y luego se puso de pie nuevamente.

―Tú.―colocó su dedo índice contra el pecho de James.―Solucionarás esto.―se giró, mirando a Sirius y Remus nuevamente.―No vi eso. No quiero saber eso. No quiero oír nada al respecto.

Y luego comenzó a bajar las escaleras nuevamente, sintiendo un terrible dolor de cabeza, mientras bajaba las escaleras ignoró a los fantasmas, iluminó con la luz las caras de los cuadros quejosos y afortunadamente no volvió a encontrarse con el poltergeist.

Los tres merodeadores todavía estaban congelados en su lugar mientras la chica ya había llegado a la mitad del camino a las mazmorras, parpadearon dejando escapar un aliento que ni siquiera se dieron cuenta que habían estado conteniendo, Remus se apoyó contra la pared.

―Cuando dijo mi nombre.―comenzó Sirius, sacudiendo la cabeza, luciendo preocupado.―Juro que escuché a mi madre, por Merlín, que horrible.

Pero James no estaba escuchando, algo andaba mal, Thalia tenía algo que usar contra tres de sus peores enemigos y ni siquiera quería saber más al respecto ni dio algún indicio de ser una amenaza.

―¿Crees que se lo dirá a alguien?―preguntó Remus mirando a James con preocupación.

De hecho, los propios Remus y Sirius estaban planeando contarlo a la gente, lo habían estado planeando desde hacia algún tiempo, pero ahora sería diferente, sería terrible si Thalia lo dijera.

―No lo sé.―respondió James sin dejar de mirar las escalares como si la chica estuviera allí.


✶ . ϟ . ✧ .
✧ ・ ゚ : ₊ ˚ ˑ ༄

El profesor Slughorn tenía un club para un pequeño grupo de estudiantes que le gustaba considerar como potenciales futuras joyas exitosas, le gustaba exhibir un estante de estudiantes famosos o conocidos que tenía con él.

James Potter no era uno de ellos.

Thalia Black era su número uno.

El Gryffindor creía fielmente en una teoría de que estar en Slytherin era un gran incentivo, Lily Evans no creía en su teoría y a pesar de estar en Gryffindor, logró entrar al club, al igual que Remus Lupin.

El segundo domingo, tan pronto como se reanudaron las clases, Slughorn organizó una pequeña reunión (una fiesta) para los estudiantes de su club, cada uno de los cuales podía llevar un acompañante, y después de mucha, mucha insistencia, Remus aceptó llevar a James.

A Remus le gustaban los planes de James tanto como le gustaba el peor vegetal del mundo, el brócoli, pero esta vez Potter tenía razón, necesitaban hablar con Thalia sobre lo que pasó anoche.

―Está muy ocupada.―Remus asumió que después de pasar toda la tarde tratando de rodear a la chica, ella siempre estaba muy ocupada, estudiando, hablando con algunos profesores o ocupada con las tareas de prefecta.―Está bien, compórtate ahí dentro.

James, que se rascaba la cabeza mientras caminaba, se detuvo y sonrió como si fuera un niño al que acababan de pillar robando dulces.―Siempre me porto bien.

Remus respiró hondo, ya imaginando todas las formas en que esto podría salir mal, después de tres pensamiento sobre renunciar a la fiesta, los dos entraron a la habitación, el profesor Slughorn los saludó amistosamente y se disculpó con James por nunca conseguirle un lugar, incluso después de nunca haber considerado a James como una opción.

Los ojos oscuros de James miraron a su alrededor entre los vestidos pomposos y camisas bien planchadas, su visión fue tomada por la chica vestida de blanco, otra de sus faldas ajustadas, pero esta vestía una tela blanca clara cubriendo su pecho, ningún suéter como aquella vez, aretes de serpiente de plata y una cadena de plata alrededor de su cuello, su cabello corto siempre muy bien peinado.

Ella era hermosa.

Parecía agotada.

Aún así mantuvo una media sonrisa, el chico que sujetaba su cintura parecía divertirse hablando con Nott, la gente alrededor con sus risas y comentarios aparentemente divertidos, pero Thalia ni siquiera parecía estar allí.

Durante toda la fiesta Jame intentó acercarse, incluso Remus lo intentó, pero Thalia siempre estaba luchando por mantener una conversación con alguien que no fuera ellos dos, mientras parecía ni siquiera notar su presencia, estaba claro que estaba evitando mirar en su dirección.

A las diez y media, Thalia desapareció, James miró a su alrededor y no la encontró, se deslizó al lado del profesor Slughorn iniciando una animada conversación sobre la elección de bebidas para así comenzar a preguntar sobre el paradero de Thalia de manera casual.

―La decoración es impresionante, profesor.―elogió Lily Evans, apareciendo de repente.

―Me alegro de que lo haya disfrutado, señorita Evans.―el hombre mayor sonrió abiertamente, pareciendo aún más emocionado por la conversación.―Tenía miedo de que los colores fueran demasiado fuertes y hubieran causado dolor de cabeza en la señorita Black.

James dirigió rápidamente su atención al profesor.―¿Le dolía la cabeza?

El interés de James pasó desapercibido para el profesor, aunque Lily Evans se quedó mirándolo por unos segundos antes de sonreír y negar con la cabeza, alejándose para hablar con Remus.

―Ah sí, pobrecita, tenía que irse temprano para acostarse.―el profesor parecía muy preocupado.―Una pena, ya sabes, a ella le encantan estas fiestas.

James asintió, el profesor continuó la conversación con los demás estudiantes, no pareció darse cuenta cuando Potter se alejó con su trozo de pergamino en las manos.

Los señores Lunático, Colagusano,
Canuto y Cornamente,
proveedores de recursos para hechiceros rebeldes,
tienen el honor de presentar:
EL MAPA MERODEADOR.

El nombre era prácticamente brillante en el papel gracias a los ojos curiosos de James buscándola ansiosamente, fue lo más discreto que pudo al salir de la fiesta, lo cual no fue mucho y solo reforzó la teoría de que Slughorn no tenía respeto por el apellido Potter.

Caminando rápidamente por los pasillos se encontró rodeado, aunque aún era prefecto y tenía permiso para caminar por los pasillos, no creía que sería fácil simplemente caminar hasta el jardín y seguir a Thalia sin ser notado.

Entonces el chico corrió escaleras arriba y fue al dormitorio a buscar su capa de invisibilidad, también agarró una bufanda y la chaqueta de cuero súper abrigadora de Sirius ―aprovechando que el chico prácticamente se había desmayado en un sueño profundo con Peter en la cama de al lado―.

Bajando nuevamente las escaleras del dormitorio, notó que los rápidos pasos de Thalia salían de Hogwarts, pero dejaban un rastro de hacia dónde se dirigía la chica.

James corrió al tercer piso, en el corredor de Gunhilda de Gorsemoor, donde se podía encontrar una gran estatua de piedra de Gunhilda, James sacó su capa después de mirar a su alrededor para asegurarse de que no estaba siendo observado.

Dissendium. Susurró, escapando detrás de la estatua, entrando por el pasadizo secreto que lo llevaría más rápido a Honeydukes, que estaba en Hogsmeade, el pueblo al que Thalia Black huía esa noche.

Cuando james pisó el suelo húmedo y estornudó gracias a la gran cantidad de polvo en el pasillo, repensó su decisión imprudente de seguir a Thalia.

Molestarla podría hacer que la chica contara a todos sobre Sirius y Remus, sin embargo, si estaba haciendo algo igualmente secreto, podría usarse para negociar y James podría ayudar a sus amigos a mantener su secreto menos que discreto.

James caminó durante al menos cuarenta minutos, al pasillo volviéndose cada vez más estrecho para su gran cuerpo, probablemente sería la última vez que lo usaría y también la última vez que se golpearía la cabeza con esa trampilla después de subir escalones que dejó de contar.

―Mierda.―se maldijo a sí mismo al sentir que le ardía la cabeza, levantando la mano empujó la trampilla y finalmente apareció en el sótano de Honeydukes.

Al salir hacia la tienda, el chico permaneció bajo la capa, respirando lo más silenciosamente que podía y tratando de mantener sus pasos ligeros para no ser notado a pesar de que la tienda estaba vacía.

Empujó sus gafas contra el puente de su nariz, el chico analizó la calle a través de la ventana mientras sacaba su varita del bolsillo y apuntaba a la cerradura. Un "Alohomora" después y estaba en el frío camino agradeciendo a Andromeda Tonks por enviarle a Sirius esa chaqueta como regalo de navidad, la tela había sido encantada por los elfos haciendo que la tela se adaptara a la temperatura que su cuerpo necesitaba.

Sin el frío que molestara, Potter pudo pensar mejor, solo había tres partes abiertas en este momento, Las Tres Escobas, Cabeza de Puerco y Zonko. Luego de asomarse a la primera y última opción, el chico se molestó al encontrar a Thalia Black en un lugar prohibido para todos los estudiantes de Hogwarts.

La chica ya no solo vestía su ropa blanca y clara, llevaba un abrigo negro que cubría sus muslos hasta cierta altura, se podía ver su tela blanca de la falda un poco más larga, que aún dejaba sus piernas al descubierto. James entró y caminó bajo la manta hasta el final de la taberna.

Thalia caminó hacia el mostrador y se detuvo para hablar con el dependiente, un minuto después y las puntas de sus delgados dedos decorados con largas uñas pintadas de verde oscuro envolvían una pila de vasos de vidrio, mientras con la otra mano balanceaba una bandeja llena de botellas de vino barato y una jarra que parecía llena de maní.

La forma en que caminaba, muy decidida, con sus ojos verdes decorados con delineador oscuro y su lápiz labial rojo, la forma en que sonreía, todavía fingida, pero tan persuasiva, hizo que James se pusiera de pie sin notar que ya no estaba cubierto por la manta de su capa de invisibilidad.

Dejando las bebidas en la mesa sin derramar ni tirar nada, la chica les sonrió a los cuatro hombres haciendo una broma rara sobre el maní y James Potter esperó a que ella se sentara con ellos y disfrutara del vino barato, pero lo que realmente sucedió lo sorprendió.

Los hombres intercambiaron una mirada sugerente antes de sacar sus galeones de sus bolsillos y meterlos en el abrigo de Thalia. Uno de ellos, que parece ser el mayor y ríe aún más mostrando sus dientes amarillos, apoya un solo dedo en el muslo de Black. Un toque rápido, pero palideció.

Ahí es cuando James se da cuenta, cuando ve que ella se disculpa y se aleja para ir a la otra mesa y anotar los pedidos en el cuaderno, que no está allí para divertirse, sino que está trabajando.

Thalia Black, la joya de la dinastía, trabaja en una taberna, aguantando que hombres borrachos la toquen sin hacer muecas ni vomitarles encima.

¿Por qué?

+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)

━━━━━━━━━━━

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top