Segunda fase
Nombre: ¡A cocinar!
Autor: Lemon_Candy_314/Candy
Personajes: Kamado Tanjiro, Tsuyuri Kanao, mención de otros personajes
Fandom: Kimetsu no yaiba
Dulce/Postre escogido: Ensalada de manzana
Advertencias: AU academia Kimetsu
Núm. de palabras: 2243 palabras
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- ¿Listos niños?- preguntó con entusiasmo un adulto pelirrojo a sus hijos, quienes estaban tomando el desayuno, pero listos para la acción.
- ¡Listos!- dijeron al unísono.
- Entonces terminen de comer y empecemos para dejar todo listo hoy, y ya mañana arreglarnos para cenar- dijo una ojivioleta con una sonrisa sincera.
La familia Kamado empezaba el dia con mucha energía, ya que al siguiente debían reunirse en la casa Kamado original para cenar todos juntos.
Desde que Tanjiro y Nezuko se habían independizado, todas las fiestas decembrinas iban a la casa donde habían crecido para volver a ver a sus amados padres y a sus hermanos menores, quienes ya eran todos unos jovencitos.
Por el lado de Nezuko, luego de graduarse de la universidad como maestra, fue a buscar trabajo en el parvulario de la zona para poder enseñarles a los más pequeños.
Por el lado de Tanjiro, prefirió seguir el negocio familiar y seguir expandiendo la panadería, al punto de que el local y la casa ahora podían estar separadas la una de la otra.
En el proceso de todo eso, ambos decidieron también, hacerle caso a los sentimientos que tenían hacia ciertas personas, que resultarían años después, en lo que son el día de hoy.
Nezuko había dejado el apellido Kamado para volverse Agatsuma hace algunos años, teniendo ahora una familia conformada por ella, su esposo Zenitsu y sus 2 hijos, un pequeño de 5 años y otro en camino.
Tanjiro le había dado el apellido Kamado a Kanao desde hace mucho más tiempo, y ahora tenía una hermosa familia con su esposa y sus 3 hijos.
Y para conservar ese ambiente de unión en la casa, siempre cada familia llevaba algo para aportar a la cena de nochebuena, y este año a nuestra familia principal le había tocado...
- ¡Ensalada de manzana!- dijo un niño de 9 años de cabello y ojos rojizos, igual a su padre, el mayor de los hermanos.
- Tranquilo Kiyoshi-niisan, solo es un postre- dijo el niño sentado al lado de él, un pequeño de 6 años de cabello oscuro y ojos violeta, igual que su madre.
- No es solo un postre Yamato, es él postre, y el más delicioso de todos- al pequeño le brillaban los ojos de solo imaginar su postre favorito.
Mientras tanto, una niña llamada Megumi de 2 años, de cabello oscuro y ojos rojizos, los miraba curiosa desde su silla de bebé en el comedor, sin entender muy bien a sus hermanos, pero riéndose de sólo verlos.
La pareja Kamado-Tsuyuri los escuchaba desde la cocina, preparando todo para que ellos y sus hijos empezaran a cocinar, Kanao lavaba las manzanas mientras Tanjiro sacaba de la alacena las bolsas de nueces y las latas de duraznos, dudaba de si habría suficiente.
Conociendo a su familia, tendrían que hacer ensalada para todo un batallón: estaban sus padres, sus 4 hermanos menores, la familia de su hermana (sin mencionar que Nezuko en su estado comía mucho más) y su propia familia.
Al final decidió dejarlo así, si hacía falta sacaría las que quedaban para completar el postre.
Los niños terminaron de desayunar y cada uno lavó su plato y vaso; una vez ya listos con tablas de picar, recipientes y los ingredientes en la mesa, solo faltaba comenzar.
- Ok, ¿quién está listo para empezar?- dijo Tanjiro con su delantal verde y su pañuelo de cuadros en la cabeza.
- ¡YOOOO!- dijeron los niños, también enfundados en sus delantales coloridos y sus pañuelos a cuadros.
- Solo tengan mucho cuidado niños, éstas son cosas filosas, así que no quiero que se lastimen- dijo Kanao con un ligero tinte de preocupación en su voz, aunque confiaba en que sus hijos no se lastimarían, aún le daba miedo.
- Tranquila mamá, Yamato y yo jamás nos hemos cortado- dijo Kiyoshi sonriéndole.
- Es de mala suerte decir eso niisan- dijo Yamato viendo como su hermano se quedaba callado- no te preocupes madre, tendremos cuidado- le dio una pequeña sonrisa.
Todos se sentaron en la mesa mientras escuchaban la radio para saber cómo estaría el clima para esos días y oír una que otra canción navideña típica de la época.
Kanao pelaban las manzanas y se las daba a Kiyoshi para que las cortara; Yamato habría las latas de duraznos y se los daba a Tanjiro para cortarlos, y la pequeña Megumi supervisaba todo mientras comía un pedazo de manzana en su sillita.
- Mamá, ¿por qué a papá y a ti les gusta tanto la ensalada de manzana?- preguntó el mayor de los niños.
La pareja miró a su hijo mayor y luego se miraron entre ellos, solamente para con una mirada entenderse y sonreír estando de acuerdo.
- Bueno- comenzó Tanjiro- cuando su madre y yo todavía íbamos a la academia, ella llegó a mi casa-
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"Una panadería que compartía una casa en la planta de arriba era de donde se sentía el ambiente más cálido.
La familia Kamado celebraba la nochebuena con el clásico pollo frito, con puré de papas y bebida caliente, muy adecuada para el frío que hacía afuera.
Sin embargo, en la entrada estaba una joven Kanao indecisa de si tocar el timbre o no; llevaba un bento envuelto con mucho cuidado, que con dedicación había hecho desde que vio esa receta en internet por idea de su hermana mayor Kanae, al no saber que regalarle al chico del que llevaba tiempo enamorada.
Luego de unos sólidos 10 minutos bajo el frío, se dijo a sí misma que ya no debía dudar, debía escuchar a su corazón, y éste le decía que debía darle al pelirrojo ese postre y la carta que había escrito la noche anterior, confesando sus sentimientos hacia él.
Tocó el timbre y espero a que alguien abriera, pero sus dudas volvieron a asaltarla.
¿Qué tal si Tanjiro no le correspondía? ¿y si no le gustaba lo que había preparado? ¿y si no le abrían?
Las dudas quizá eran algo absurdas para cualquier persona, pero no para ella (y más sabiendo lo amable y buena gente que eran los Kamado, sobre todo Tanjiro), pero no dejaba de pensar, tanto que los pocos segundos que paso frente a la puerta luego de tocar se le hicieron tan eternos, que prefirió dar media vuelta antes de que alguien abriera.
Quizá al no ver a nadie pensarían que fue una broma de algún niño pasando por ahí, así que estaba decidida a escapar y quizá intentarlo cuando se acabaran las vacaciones de invierno, cuando volvieran a la academia
- ¿Kanao?- escuchó detrás de ella.
Precisamente había sido Tanjiro quien había abierto; Kanao al voltear se le sonrosaron sus mejillas al verlo con un suéter verde y una diadema de reno, demasiada lindura para sus ojos (aunque para ella, él siempre estaba lindo).
- Kanao, ¿qué haces aquí?, pensé que estarías con tu familia hoy- se acercó a ella y le tomó de la mano- entra a la casa, estas helada- le dijo preocupado al sentirla.
Por el lado de Kanao, con que Tanjiro le tomara la mano fue suficiente para ponerse nerviosa, toda la valentía que había reunido se había esfumado al tener al pelirrojo frente a ella.
- Fe-feliz navidad, T-tanjiro-kun- empujó el bento hacia el frente, estampándolo contra el pecho del contrario, dejando la carta en algún lado del suéter verde y dando, lo que pretendía ser un beso en la mejilla, pero terminó siendo un choque entre los dos que, en teoría sí había sido un beso.
Uno muy brusco, para nada suave y completamente instintivo...pero un beso al fin y al cabo.
La Tsuyuri salió corriendo directo a su casa desapareciendo en la noche y la nieve.
Tanjiro por su parte solo tenía una pregunta en su cabeza:
¿Qué rayos acababa de pasar?
Regresó adentro y se disculpó con su familia, que volvería en unos momentos, pero que siguieran comiendo.
Se metió a su cuarto con el paquete misterioso que Kanao le había dejado.
Lo desdobló con cuidado y quitó la tapa del bento, para encontrar un revoltijo de manzana, durazno, nueces y crema que a primera vista parecía extraño.
Dejó el bento de lado y sacó la carta que la chica le había, prácticamente, clavado en el suéter.
Empezó a leerla, notando la fina letra de Kanao, el cómo le agradecía por haberla ayudado a expresarse más, a escuchar a su corazón y le agradecía el haberlo conocido.
Pero ya llegando al final, la letra se veía más desprolija, como si estuviera nerviosa de escribir las últimas líneas...y entendió el porqué.
Estuvo fácil, unas 10 veces leyendo las mismas palabras.
"Me gustas"
No lo procesaba.
¿Quería decir, que la chica de la que llevaba desde el primer año de la academia enamorado, también gustaba de él?
No sabía cómo sentirse, si aliviado, emocionado, tonto, desorientado, confundido.
Pero de algo estaba seguro, estaba feliz.
En la posdata de la carta decía que lo que había en el bento, era una receta que había encontrado en internet, que se hacía en latinoamerica y que se le hizo algo único.
Para Kanao, Tanjiro era tan único como un postre del otro lado del mundo (por más extraño que esto pudiera sonar).
Y que lo entendería en cuanto lo probara.
Tanjiro decidió hacer caso y probó un poco de la peculiar mezcla...y lo que sintió fue lo mismo que describía a ese postre, único.
La ligera acidez de la manzana, la dulzura del durazno, el crujir de las nueces y la cremosidad de la crema, hacían una combinación que lo dejaba queriendo más de ese sabor.
Solo por esa vez, quiso ser egoísta y seguir comiéndose ese revoltijo en su cuarto, ya luego le pidió disculpas a su familia por no compartirles."
.
.
- ¿Y qué pasó después?- dijo Kiyoshi atento a la historia que contaba su padre.
- Él llegó al día siguiente a devolverme el bento, y muy rojo me dijo que también le gustaba- dijo Kanao sin tapujos, dejando a su esposo algo avergonzado- después de eso, ambos nos hicimos novios oficiales-
- ¿Entonces terminaron juntos por una ensalada de manzana?- preguntó Yamato algo incrédulo.
- Increíblemente, eso y la carta de su madre, fue lo que me dio el empujón que necesitaba para poder confesármele-
Tanjiro le dio una sonrisa y una mirada amorosa a Kanao, y ésta le respondió de la misma manera.
En los ojos de ambos se podía notar el amor que se tenían a pesar de llevar 12 años de casados y 3 niños.
El ambiente amoroso se rompió con la risa de la pequeña al ver a sus padres tan ensimismados en ellos, porque sus rostros eran tan graciosos (con lindos ojos soñadores y mirada boba).
A la pequeña se le unieron sus hermanos, y al poco tiempo los adultos también se les unieron.
- Bueno bueno, basta de risas, vayan a bañarse y a arreglarse, que ya casi tenemos que irnos con sus abuelos y tíos- dijo Kanao mandando a sus hijos directo a baño.
Cuando los niños más grandes se fueron, Tanjiro tomó unos momentos para apreciar a Kanao, quien tomaba en brazos a su pequeña Megumi.
Su querida Kanao.
Su esposa.
Antes de que ella se fuera, Tanjiro abrazó a las 2 mujeres de su vida y les dio un enorme beso a cada una antes de dejarlas ir.
Él terminó de picar lo que faltaba y juntar todo en una recipiente grande, lo guardó en el refrigerador y lavó lo que había usado.
Un tiempo después vio salir a sus 2 hijos bien vestidos y con el pelo algo húmedo, los dejó en la sala viendo la TV en lo que él iba a bañarse.
No se esperaba encontrar a su esposa esperándolo para bañarse juntos, incluyendo a la pequeña.
Quizá ya no pudieran bañarse juntos tan seguido como antes de sus niños, pero disfrutaban ver a su hija tan feliz jugando con el agua y las burbujas de la tina.
Salieron y empezaron a arreglarse, en conjunto todos usaban ropa informal, pero se veían lo suficientemente formales como para una cena familiar.
Se abrigaron muy bien, sacaron la ensalada del refrigerador y se dirigieron en auto hasta la casa donde sería la cena.
Al llegar, todos los recibieron con un ambiente cálido y hogareño, todos estaban ahí, desde los padres de Tanjiro hasta Nezuko y su familia.
Los adultos decidieron hacer la cena más temprano para que los niños no se durmieran muy tarde.
Todos convivían, se contaban anécdotas, reían, comían, se divertían juntos.
Pero el plato estrella fue el postre, que a pesar de que hace años jamás se les habría ocurrido hacer eso para éstas fechas, probarlo una vez bastó para empezar a hacerlo todos los años.
Las fiestas decembrinas siempre son motivo de alegría, de dicha, paz y amor.
Pero independientemente de eso, no necesitamos esperar hasta diciembre para decirnos y demostrarnos lo mucho que amamos y apreciamos a nuestra familia y amigos.
Siempre hay algo que le da su toque especial.
Aún si no todas las familias lo celebran de la misma manera.
Aún si la gente cree que al crecer la magia se pierde.
Al menos por unos breves momentos, el estar juntos solamente comiendo y riendo de las vivencias que han tenido.
Todo eso junto...es como una ensalada de manzana.
Los momentos ácidos de la rutina.
La dulzura de los pequeños detalles.
El crujir de los recuerdos vividos.
Y la cremosidad de saber que cada día es único y diferente.
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De nuevo, mejor tarde que nunca.
Desde siempre había querido hacer algo con el Tanjikana, porque son mi pareja favorita de KNY, se me hacen tan lindos y tiernos.
Aunque no estaba muy segura de que hacer con ellos y no estoy muy segura de cómo me quedo, al menos me quite esa espina jaja.
La ensalada de manzana no se si se haga donde estén, y no se si se hace en Japón (probablemente no), pero en estas fechas es el postre que mi familia y yo siempre hacemos, y siempre sabe de la misma forma ya que todos ayudamos a hacerla.
Para mi es un sentimiento muy bonito.
A pesar de que estoy subiendo esto el 26 de Diciembre, espero que todos hayan pasado una hermosa nochebuena y una feliz navidad.
Y si no fue así, no se preocupen, aun quedan más años para más navidades.
De nuevo, estoy abierta a opiniones de todo tipo.
Sayonara, y gracias por leer 💙
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