Primera fase
Titulo: Una probada de nostalgia
Autor: Lemon_Candy_314/Candy
Personajes: Rengoku Kyojuro, mención de otros personajes
Fandom: Kimetsu no yaiba
Dulce/Postre escogido: Dulce de calabaza
Palabras clave: Miniatura; Calabazas
Advertencias: Uso de Oc, AU
Núm. de palabras: 3000
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Apenas el sol se asomaba por la ventana de la habitación, cuando el hombre que residía en ella abrió los ojos con pesadez.
Como pudo se levantó del cómodo lugar y empezó a hacer su rutina de los sábados que ya llevaba algunos meses haciendo.
Levantarse, hacer el desayuno, limpiar el departamento, visitar a sus padres y a su hermano menor, y el resto del día...ir a un lugar muy especial.
Eso era todos los sábados, ya que el resto de la semana trabajaba dando clases en la escuela de la que se graduó, y los domingos la pasaba todo el día con su familia.
Los sábados eran sus días especiales, porque así se tomaba el tiempo de...verla a ella.
Con lo mucho que su familia y amigos le habían enseñado para no quemar la cocina (y de paso incendiar el departamento), logró hacerse unos huevos estrellados con pan tostado y se sirvió una taza de café, solo y sin azúcar.
Antes él le hubiera puesto cinco cucharadas de azúcar para quitar ese sabor amargo propio del café, pero...
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"- El café es delicioso por lo amargo que es Kyojuro, no todo debe ser dulce-"
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Terminó su desayuno, lavo los platos que había usado y dejando que la radio hablara, empezó a limpiar el lugar.
Desde que vivía solo, cosas como limpiar o cocinar para él mismo se habían vuelto más fáciles...pero le gustaba más cuando tenía compañía.
Mientras recorría la casa, a veces era imposible que los recuerdos no lo invadieran, ya que eran demasiado especiales.
¿Cuántas veces habían compartido la sala viendo películas?
¿Cuántas veces había impedido ella que él mismo quemara la cocina?
¿Cuántas veces habían experimentado sensaciones increíbles en la habitación?
¿Cuántas veces se habían apoyado cuando el otro lo necesitaba?
Él desde hace meses necesitaba ese apoyo...pero ella ya no podía dárselo.
Se puso unos jeans, playera y tenis rojos, cerró bien la puerta y se dirigió con paso calmado hacia la casa donde vivió muchos años de su vida.
Su familia lo recibió como todos los sábados, su madre se alegró de verlo y fue a avisarles a su esposo e hijo menor que Kyojuro había llegado, los mencionados dejaron el pequeño dojo que tenían en casa para ir a recibirlo en la sala.
Senjuro fue el más feliz de verlo, ya que significaba que hoy, lo llevaría con él a ese lugar especial.
Pasaron un buen rato hablando de cómo les había ido en la semana, desde el trabajo hasta la casa, el tiempo pasó volando hasta que fueron las 4 de la tarde, hora de irse.
Los hermanos Rengoku se despidieron de sus padres prometiendo regresar antes de la cena, la pareja ya sabía a dónde irían sus hijos, así que se quedaban tranquilos...pero también les daba cierto pesar ver a su hijo mayor ir cada semana allá.
¿Cuánto tiempo más iba a pasar?
De vuelta con los hermanos, el trayecto fue corto, pero era tranquilo y pacífico, la gente pasaba en bicicleta y las hojas de los árboles caían debido a la brisa fresca que acompañaba la estación.
Normalmente habrían salido con abrigo en otoño, pero hacía tan buen sol que el frío se sentiría ligero a comparación.
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"- Mira Kyojuro- dijo la chica agarrando unas hojas otoñales de naranja y rojo, y poniéndoselas en su cabello castaño- ahora me parezco a ti- sonrió ampliamente."
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Dieron vuelta en una esquina y llegaron a la que le gustaba llamar la calle mágica. Una vereda tranquila pero llena de lugares diferentes que cobraba vida los fines de semana, se podía encontrar de todo ahí, desde libros hasta cosas para el hogar, puestos de comida, flores e incluso dulces.
Senjuro veía asombrado como todo en esa calle parecía vibrar de tantas cosas que ver, mientras detrás Kyojuro lo miraba con ternura, ya que no importaba cuantas veces pasaran por ahí, su hermanito no perdía el asombro de ver ese lugar.
Conforme recorrían la calle, empezó a recordar muchas cosas que esta misma guardaba, desde que era apenas un niño hasta la actualidad siendo ya un adulto joven.
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"- Me llamo Rengoku Kyojuro- dijo un enérgico niño de 7 años a la niña de su misma edad frente suyo - ¿Cómo te llamas?-
- Soy Asahina, Asahina Izumi-"
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"- Está delicioso Izumi-chan- dijo el rubio de 10 años probando unos pastelillos que la chica había preparado y llevado para compartir en el almuerzo con él.
- Q-que bueno que te gusten Kyojuro-kun- dijo algo sonrojada, siempre se avergonzaba cuando el chico le hacía algún cumplido."
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" - ¿Por qué te enojas tanto Kyojuro-kun? Tetsuo-kun sólo me pidió ayuda con las tareas- dijo molesta la chica de 15 años mientras caminaba rápido para que su mejor amigo no la alcanzara.
- Kisaragi no es alguien bueno Izumi-chan- dijo tratando de no perder la paciencia, pero también estaba enojándose ya, camino más rápido y la agarró de la muñeca haciéndola girar hacia él- no te diste cuenta, pero yo si, y la forma en la que te estuvo mirando todo el rato no era buena- dijo frunciendo el ceño.
- ¡¿Y a ti qué te importa como me mira?!, ya no soy una niña, sé cuidarme sola, ¡¿Por qué no vas a cuidar a Mitsuri-san?!- dijo más fuerte tratando de safarse del agarre- sé como la miras, ve a cuidarla a ella o si no Iguro-san va a robartela-
- Pero no quiero cuidar a Kanroji, ¡quiero cuidarte a ti!- dijo atrayéndola hacia el para abrazarla, y aunque la chica trató de liberarse, terminó rindiéndose."
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"- ¿Por qué hiciste eso Kyojuro-kun?, saliste herido por mi culpa- dijo la chica al borde de las lágrimas mientras cargaba con el brazo del rubio para que se recargara en ella; el chico de 17 años tenía el labio roto, algunos golpes en la cara y se había torcido el tobillo.
- Si no hubiera llegado a tiempo, Kisaragi te hubiera hecho más daño- apretó los puños de sólo recordar como ese tipo golpeaba a la chica en la cara, le hacía hervir la sangre sólo pensar que alguien lastimara a su Izumi- si algo te hubiera pasado, juro que...- se calmó al momento de sentir una caricia en su mejilla buena.
- Pero no pasó Kyojuro-kun... gracias a ti- pego su frente a la de él- de verdad, gracias- le dio un muy delicado beso en su mejilla, con cuidado de no lastimarlo.
Aunque fue sólo en la mejilla y ambos tenían uno que otro golpe, no impidió que se formara un sonrojo en sus rostros."
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"- ¡Me gustas Izumi/Kyojuro!- dijeron casi gritándose a pesar de que estaban a poca distancia del otro.
Los jóvenes de 20 años se miraron avergonzados e incrédulos de que el otro dijera lo que ellos llevaba tiempo que querían decir.
Sin embargo, el saber que el otro correspondía sus sentimientos, les llenaba de alegría y paz el corazón.
Estaban tan nerviosos de que el otro los rechazara, que ambos se empezaron a reír a carcajadas nerviosas de toda la mezcla de emociones que tenían.
Nervios, confusión, miedo, alegría, paz, dicha, pero sobre todo, amor.
Kyojuro se acercó a limpiar las pocas lágrimas que Izumi tenía en su rostro debido a tantas emociones juntas, y la abrazó para confortarla, ella aceptó el abrazo gustosa.
- ¿Eso significa que somos novios?- preguntó el rubio con nerviosismo sin saber muy bien qué hacer, la castaña alzó la cabeza mirándolo a los ojos, y su mirada café profunda no dudo.
Se paró de puntas, ya que hace tiempo el chico la había dejado atrás, y le dio un beso en la comisura de los labios, cargado de amor y cariño.
Con ese pequeñito gesto, ella había dicho todo.
El Rengoku estaba tan incrédulo de tanto, que sólo ocultó su cara en el hueco del cuello de su, ahora novia, deseando meterse en algún agujero de la vergüenza que sentía.
La chica solo se enterneció de ese gesto, y aunque no podía verle la cara, podía sentir como su novio, sonreía."
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Sin darse cuenta, habían llegado al final de la calle y a su destino, una cafetería sencilla adornada por fuera con fantasmas de foami y calabazas con caras graciosas; dentro se sentía un ambiente cálido y hogareño, los hermanos se sentaron en una mesa cerca de la ventana.
Hablaron por poco tiempo hasta que una señorita se les acercó para tomar su pedido...y fue cuando Kyojuro la vio.
- Bienvenidos al "último rincón del mundo", ¿Están listos para ordenar?- preguntó con voz clara sin levantar la mirada de su libreta de notas.
Vistiendo un pantalón negro, una blusa blanca y un delantal verde, usando sus inseparables tenis rojos que nunca se quitaba aunque no combinaran.
La dueña de sus pensamientos.
De su corazón.
Más baja que él, con el cabello amarrado en una coleta pequeña ya que se había cortado su largo cabello desde la cintura hasta sus hombros, con sus ojos fijos en otro lado hasta que volteo a verlos.
- Ah, Senjuro-kun, Kyojuro-kun, que gusto verlos por aquí- dijo sonriéndole a los 2- ¿Les traigo lo de siempre?- ambos asintieron y la chica se fue contenta a la cocina.
Cuando se fue, la cara de Kyojuro cambió a una de tristeza...de nuevo no lo había reconocido.
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"Un joven de 23 años salió caminando tranquilo de su casa ya que su novia lo había citado a la cafetería de su familia, donde trabajaba para darle algo.
Ella lo había descrito como algo que hacía mucho tiempo no había probado desde que ella era una niña, un recuerdo de su querido padre que había fallecido hace algunos meses.
Se escuchaba tan feliz que Kyojuro no pudo decirle que no, a pesar del clima lluvioso que había en ese momento.
Se encaminó con un abrigo extra y un paraguas lo suficientemente grande, ya que sabía de sobra que cuando estaba muy emocionada, su Izumi era muy descuidada.
Llegó a la calle que lo llevaba a la cafetería, pero conforme se iba acercando al punto de reunión, más gente se iba acumulando, y al mismo tiempo un sentimiento de angustia se empezó a formar en su pecho.
Solo escuchaba cosas sueltas como "Llamen una ambulancia", "Alguien ayudela", "Que horrible". Eso no ayudaba a su corazón a calmarse.
Fue pasando la multitud de personas hasta que llegó a ver lo que todos decían.
Sin prestarle atención a nadie, dejó caer el abrigo y el paraguas, cruzó hasta el centro y se arrodilló junto al cuerpo de su novia que estaba tirado en medio de la calle, con su sangre cubriendo su frente y su cuerpo totalmente empapado.
La agarró con sumo cuidado, como si estuviera hecha de cristal, y aunque la gente trataba de apartarlo de ella, ya que no sabían quién era, la mirada que les lanzaba era suficiente para que lo dejaran en paz.
Por lo que alcanzaba a entender, un auto había derrapado debido a la lluvia y la había golpeado al punto de que salió volando y su cabeza dio un golpe seco en el pavimento, el conductor se dio a la fuga luego del suceso.
La ambulancia llegó rápido y se llevaron a Izumi directamente al hospital, el rubio también subió al vehículo mientras llamaba a la madre de su novia para informarle que había pasado.
Se llevaron a Izumi lejos de su vista directamente a emergencias, a él lo llamaron de recepción para que llenara el papeleo propio del paciente ya que no tenían nada para identificarla, él se quedó en la sala de espera, rogando que su amada saliera bien de esta.
Un tiempo y unas llamadas después, la familia Rengoku y la señora Asahina estaban en la sala de espera, todos preocupados y angustiados, esperando noticias sobre Izumi.
- Familiares de Asahina Izumi- todos se pararon rápido.
- Yo soy su madre...doctor sea sincero conmigo...¿Cómo está mi hija?- dijo la señora al borde de las lágrimas de solo pensar que podía perder a su hija, habiendo perdido a su esposo unos meses antes.
- Afortunadamente, el accidente no provocó daños graves, su brazo izquierdo quedó fracturado debido al choque, pero nada que una cirugía y rehabilitación no pueda reparar- todos soltaron un suspiro de alivio- sin embargo...- la tranquilidad se había ido- su cabeza es otra historia, tal parece que al caer golpeó el lóbulo frontal del cerebro-
- ¿Y...eso que quiere decir doctor?- preguntó con temor la señora.
- El lóbulo frontal es el encargado de regular el lenguaje y la memoria, ahora ella está durmiendo debido a la anestesia por lo que no podemos evaluar qué tanto daño el choque haya causado, pero lo más probable es, que de aquí en adelante, pueda desarrollar problemas del habla y su memoria a corto o largo plazo se vea afectada; si pasa algo más vendré a informarles, con permiso- el doctor se retiró dejando a todos pensativos."
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"- ¡IZUMI!- dijo Rengoku entrando a la habitación muy feliz y aliviado de verla despierta luego de una semana de estar inconsciente y otra rehabilitándose- me alegra tanto que estés bien- iba a besarla cuando unas manos lo detuvieron.
- Hola Kyojuro-kun, se que nos tenemos confianza, pero tranquilo, tampoco me morí, no necesito respiración de boca a boca- al menos su sentido del humor seguía intacto, pero esa acción desconcertó al rubio- pero bueno, esperaba eso de mi mejor amigo- le sonrió tan genuinamente...que sabia que su novia no estaba bromeando."
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"Amnesia postraumática, eso fue lo que dijo el doctor que Izumi tenía.
Un tipo de amnesia transitoria que afectaba las memorias del pasado inmediato o a largo plazo, causado por un traumatismo en la cabeza."
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Izumi no recordaba los nombres de varias cosas, pero sí como funcionaban, recordaba lo básico como su identidad y las personas que la rodeaban, pero entre los afectados de su falta de memoria, fue Rengoku Kyojuro...al Izumi olvidar que eran pareja.
Después de años de tener sentimientos por quien fue su amiga y compañera de la infancia, su confidente, su otra mitad...su querida Izumi...ya no lo recordaba más.
La mencionada regresó con una crepa de chocolate con crema batida y una malteada de vainilla para Senjuro, y una rebanada de pastel de fresa y un café sencillo para Kyojuro.
- Aquí, que los disfruten- dijo con una sonrisa entregándoles sus postres.
- Gracias Izumi-san- dijo Senjuro ya que su hermano estaba algo ido.
La muchacha se fue y dejó a los 2 rubios, sin saber que uno de ellos estaba sufriendo por dentro.
- De nuevo uso el honorífico- dijo Kyojuro con voz seria.
- No pierdas la esperanza hermano, Izumi-san a ido recordando poco a poco las cosas, en algún momento debe recordar de ustedes también- dijo mientras comía su crepa.
- Lo sé Senjuro, y me alegro por eso, pero han pasado 8 meses desde el accidente, y lo único que no a recordado es que ya no soy solo su mejor amigo- dijo apretando la taza de café con frustración- y lo sé, porque desde que formalizamos nuestra relación, no volvimos a usar honoríficos- finalizó cabizbajo.
A Senjuro le dolía ver a su hermano mayor sufrir así, pero poco o nada podían hacer, les habían advertido que Izumi debía recuperar su memoria por su cuenta, ya que si le decían las cosas de golpe, podrían causarle un shock muy fuerte, y lo que menos querían era afectarla.
Ambos siguieron comiendo con una que otra charla corta, cuando de repente, una ráfaga de viento entró por la ventana trayendo consigo las hojas de afuera; cerraron la ventana y algunas personas juntaban las hojas que habían caído, entre ellas Kyojuro quien se levantó a juntar algunas hojas otoñales de color amarillo, naranja y rojo.
De repente, unas manos agarraron las hojas que el tenía en las suyas y las pusieron en su cabello castaño.
- Mira Kyojuro-kun, ahora me parezco a ti- y sonrió, llenando a Kyojuro de recuerdos, tantos que para evitar que ella lo viera al borde de las lágrimas, la abrazó.
Ella no entendía, pero nunca rechazaba un abrazo.
- Ah, Kyojuro-kun- lo separó de ella y lo llevó a su mesa donde estaba su hermano- antes de que se vayan tú y Senjuro-kun, quiero darte algo- fue a la cocina y trajo un plato decorado con florecitas miniatura que le daban su encanto al sencillo cuenco- esto hacía tiempo quería hacerlo, es una vieja receta que mi padre me dejó y que hacíamos éstas fechas cuando era niña- le dejó el plato al frente- y quería que tu lo probaras y me dijeras que te parece-
Kyojuro lo reconoció al instante, el postre que ella quería darle hace 8 meses, el que estaba tan emocionada de darle que lo había olvidado junto con su paraguas antes de salir.
- Demasiado descuidada- pensó el rubio con una sonrisa pequeña.
Lo probó como si fuera la primera vez que lo hacía, y la sensación fue la misma que la que había probado hace 8 meses.
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- Se le olvidó cuando salió a buscarte- le dijo su suegra entregándole un bento tras recibir la noticia de su hija- ella estaba muy feliz-
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Estando en casa, solo, se tomó el tiempo de disfrutar ese dulce de calabaza que con tanto esmero su amada había hecho para él, y volviendo al presente, sólo tenía la misma palabra que usó hace 8 meses para describir el sabor de ese postre.
- Cariño- dijo con una lagrima cayéndole por el rostro al sentir todo el amor y cuidado que ese pequeño cuenco tenía.
Pagaron lo que habían consumido, y los hermanos Rengoku salieron del local, pero luego de cierta distancia escucharon una voz.
- ¡¿Qui-quisieras salir conmigo mañana, Kyojuro?! - gritó la castaña con su cara sonrojada.
El mayor se giró con una expresión de asombro en su cara, que dio paso a una sonrisa sincera.
- Yo vendré por ti Izumi- dijo fuerte.
La vio entrar feliz al lugar.
Quizá, después de todo, había esperanza.
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Mejor tarde que nunca.
Tarde mucho en darme una idea de cómo usar las palabras que me tocaron, pero al final siento que me quedo bien (hasta quisiera hacerle una continuación a esto).
El dulce de calabaza es muy importante para mí, porque es el que hacemos mi papá y yo todos los años por las fechas de Octubre y Noviembre, ya que siempre hay calabazas.
Me siento bien.
Ya me hacia falta escribir otra vez, lo amo.
Espero que les haya gustado, y si no, pues estoy abierta a opiniones de todo tipo.
Sayonara, y gracias por leer 💙
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