Capítulo 36
Llegamos al sitio para acampar, reservado para nosotros. Y me sorprendió que ya estuviera todo allí.
Por supuesto las carpas no estaban armadas, supongo que para no quitarnos la diversión de armarlas por nuestra cuenta.
Había una parrillera, algunas cavas, unos cuantos sacos para dormir. Y en el medio una hoguera para la fogata.
—Que excelente servicio, solo faltó que nos asarán los malvaviscos —comentó Lucas soltando los bolsos con la comida.
Los chicos descargaron todo y empezaron a revisar las cosas que nos habían dejado. Y cuando encontraban algo interesante, lo compartían con emoción como un niño en navidad cuando abre sus regalos.
—También hay un río cerca, según el folleto, podemos ir caminando —informó Elián leyendo el instructivo de la empresa.
—Eso está genial
—Bueno, vamos a armar las carpas primero —dijo Dylan tomando una carpa con una mano mientras que con la otra agarraba a Kevin para que le ayudara.
—Entonces ya todos tenemos nuestra pareja de campamento ¿No? Empecemos
Dylan enseguida miró mal a Chris mientras este me tomaba la mano para tomar nuestra carpa. Sin embargo, no dijo nada puesto que tenía que elegir entre dormir conmigo o con Kevin.
Así que Chris y yo empezamos a armar nuestra carpa, prestando especial atención al instructivo que venía con ella, para no terminar en un desastre.
Por supuesto fue inevitable que se escucharan unos cuantos gritos de frustración al no saber cómo seguir, y aún más cuando Luis de repente gritó que la última pareja en armar su carpa, se encargaría de descargar y preparar la comida.
Chris enseguida sacó su teléfono, y chasqueo la lengua cuando noto que no tenía señal.
—Joder, no puede ser tan difícil —no pude evitar soltar una risita al ver su rostro tan serio mientras miraba el instructivo, luego la carpa y devuelta el instructivo con una perfecta cara de confusión.
—Déjame leer —le dije con suavidad, tomando el papel de sus manos. Le fui dando instrucciones a medida que leía los pasos y sorprendentemente pudimos terminar de armarla.
Al final Elián y Lucas fueron los últimos, principalmente porque se distraían con facilidad entre ellos.
Aceptaron su derrota y empezaron a abrir bolsos para sacar los paquetes de comida de su interior.
—¿Vamos a echarle un vistazo al río? —sugirió Cinthya.
—Vamos —secundo Kevin —, y por amor a dios, descarguen la comida y no solo se coman a besos mientras no estamos —les advirtió a Eli y Lucas con una sonrisa de burla en su cara.
Lucas le sacó el dedo del medio y siguió en su labor.
Chris me extendió la mano y empezamos a caminar con mapa en mano. Aunque no hizo falta en absoluto, al ser un campamento privado, había señalizaciones cada tanto. Así que llegamos con facilidad al río en medio del pequeño bosque.
Apenas había un par de personas bañándose en un rincón. Una pareja con un niño pequeño y dos chicas.
—Es tan bonito —halagó Cinthya —. ¿Será muy frío?
—Quizás, ¿Quién va y lo comprueba? —preguntó Luis.
—Voy yo —respondió Dylan sacándose la camisa y los zapatos.
Primero comprobó la temperatura, y después de un ligero estremecimiento, entró rápidamente hasta que el agua le llegó a la cintura.
—No está taaaan' fría —gritó desde el interior.
—No sé por qué no te creo —le respondió Kevin, mirándolo con sospecha.
—Ven aquí
Kevin imitó a Dylan y se sacó zapatos y camisa antes de caminar hacia su novio lentamente.
—Jo-... —empezó antes de que el castaño lo jalara por completo hacia él, haciendo que la mitad de su cuerpo se sumergiera — ¡Dylan!
—Shh' ¿Ven? Está perfecta
Chris y yo nos miramos por un momento, antes de que el rubio se encogiera de hombros y rápidamente se uniera a los chicos.
Kevin arrastró a Luis y finalmente Cinthya entró también.
—Ed, cariño. Ven conmigo —me llamó Chris.
—No Ed, ven con tu hermano favorito
—Eres el único —le respondí con una sonrisa.
—Por eso
Después de sacarme las prendas, caminé lentamente hacia los chicos, al colocar un pie dentro, un escalofrío me recorrió entero.
Estaba helada.
Chris enseguida se acercó y me tomó de la mano.
—Al principio es así, pero ya después de unos minutos te acostumbras, ven
Asentí y dejé que me jalara más profundo.
Al cabo de un momento pude relajarme por completo en el río. Ciertamente la corriente era fría, pero soportable.
—¿No deberíamos haber venido con Elián y Lucas?
—Nah' ni deben extrañarnos —me respondió Kevin mientras trataba de flotar con ayuda de Dylan.
—Si deben estar jugando a la casita mientras no estamos —le siguió Cinthya empezando a salpicar a Luis.
De pronto, una batalla campal se desató en el río, todos contra todos. Terminé totalmente empapado y tiritando de frío.
Fui el primero en salir y me senté en la orilla mientras los observaba jugar. Al rato Chris salió también y sentó a mi lado.
—¿Todo bien?
—Si
—¿Tienes frío? ¿Quieres volver?
—Estoy bien, podemos quedarnos un rato más, ellos parecen estar divirtiéndose mucho —le respondí con una sonrisa, mientras observaba como Kevin intentaba que Dylan lo llevara en su espalda.
—Fue buena idea venir...
Asentí. Me recosté en su hombro, y cerré los ojos con una sonrisa en la cara.
Unos meses atrás no se me hubiera pasado por la cabeza que tendría pareja, y aún menos un chico tan fantástico como Chris. Que podría salir con amigos, y disfrutar. Que tendría a mi hermano conmigo, que mi padre aceptaría mi relación y la de Dylan.
Que podría ponerle fin a mi pasado con Lucy y reconciliarme con Rachel. Que mi pastelería tendría tanto éxito y mi equipo de trabajo fuera tan genial. Que conocería a mi familia materna.
Parece que hubieran pasado años desde aquella vez en la que Chris halagó mi red velvet y me pidió que firmara los papeles de matrimonio.
Reí recordando el momento. ¿Que estaría pensando en ese entonces?
—¿De qué te ríes? —me preguntó el chico a mi lado, mirándome curioso.
—De nada
—No te creo
—No es nada. Solo... estaba recordando
—¿Cosas buenas?
—Si... Cosas buenas —me incorporé y lo miré directamente a los ojos.
Y algo debió ver Chris, porque se cubrió la boca con la mano y apartó la mirada, dirigiendo esta hacia el río, dónde los chicos seguían nadando y jugando.
De pronto volteó, acunó mi rostro entre sus manos, y me besó.
Un beso dulce y ansioso.
Abrí mi boca con gusto, y dejé que su lengua cálida se colara en el interior. Me olvidé del mundo y solo pude pensar en la textura de sus labios, en su toque y en lo acelerados latidos de mi corazón.
—¡EY! ¡NO EN MIS NARICES! —nos separamos al escuchar el grito de Dylan.
Kevin agarró a mi hermano por la cintura, y se aferró a él, no dejándolo escapar. Para después gritarnos: —¡Rápido! ¡Huyan! ¡Yo lo detendré!
Luis lo tomó de un brazo y Cinthya del otro, mientras no podían parar de reír.
Escuché como Chris comenzaba a reír a carcajadas, se levantó y luego me ayudó a hacer lo mismo. Para después mirar a los chicos y gritar con una sonrisa —¡Nos vemos en la base!
La imagen de Dylan, siendo sujetado y con el rostro fruncido, era realmente cómica de ver.
Chris me miró y entonces prácticamente empezó a correr, llevándome consigo, sin aflojar el agarre de nuestras manos, en dirección al campamento.
P.O.V Chris
Volvimos al campamento y como era de esperar, Eli y Lucas no habían perdido el tiempo y se estaban comiendo la boca junto a la fogata ya armada.
Por fortuna ya la comida estaba fuera y solo faltaba encender el fuego.
—Ejem' —me aclaré la garganta mientras evitaba que Edgar viera la escena.
Lucas se separó primero y me miró molesto.
—Ugh' ya volvieron
—Disculpen la interrupción —le repliqué con sarcasmo —, pero está oscureciendo y ya es hora de encender esa fogata
—Sí, ya nos trajeron la leña
—Bueno, manos a la obra
—¿A dónde fueron? —le preguntó Elián a Edgar, dándose cuenta de pronto de lo empapados que estábamos.
—Al río. Los demás quisieron quedarse un rato más —le contestó él, exprimiendo la camisa que llevaba.
—Ah, nos hubieran esperado. También quiero conocerlo —formó un puchero y Edgar le respondió que podríamos ir todos juntos mañana.
Eli asintió y le preguntó cuál era su bolso para así conseguirle un poco de ropa para que pudiera quitarse la mojada.
—Puedes resfriarte, así que vamos para que te cambies
Observé a ambos rebuscar en los bolsos para después caminar hacia un rincón entre los árboles, supongo para que Ed pudiera quitarse la ropa sin que lo viéramos.
Sorprendentemente Edgar no se opuso en ningún momento y dejó que lo acompañara de buena gana. Me alegraba que ambos se llevaran bien.
—Deja de espiar y ayúdame con el fuego —me sobresalté al escuchar la voz de Lucas tan cerca. Le sonreí con diversión y palmee su hombro para después caminar hacia la fogata.
Una vez encendida, decidí ir a cambiarme porque la ropa húmeda ya se me hacía bastante incómoda.
Al regresar, Edgar y Elián ya estaban sentados frente al fuego con las manos estiradas buscando calentarse mientras charlaban en voz baja, vaya a saber de qué.
Dylan, Kevin, Luis y Cinthya llegaron a los minutos completamente empapados, el primero me miró y me hizo una señal con los dedos que quería decir "te estoy vigilando".
Le miré, aparentando inocencia para después reír.
Después de cambiarse, todos nos sentamos rodeando el fuego, y sacamos los malvaviscos para asar, igual que una olla para calentar la comida que Edgar había preparado.
Por supuesto todos elogiaron y agradecieron el gesto que había tenido el castaño, ya que en su mayoría solo habían traído cosas básicas como papas, galletas y sándwiches.
Edgar se sonrojó ante tanto elogio. Y no pude evitar abrazarlo, dejando que ocultara su vergüenza en mi pecho.
—Dylan, tu hermano es tan adorable —comentó Cinthya riendo, viendo lo avergonzado que estaba el chico.
—Y un excelente cocinero, voy a llevármelo a casa para que nos cocine —le siguió Eli, mientras devoraba su porción.
—Eso no pasará. Solo Grecia y yo somos dignos de la comida de mi Ed —refute sonriendo con orgullo.
—Pff' Ed no es "tu Ed" —replicó Dylan.
Discutimos un rato más en medio de las burlas y risas de los demás. Hasta que Edgar salió de su escondite y nos pidió parar con las mejillas coloradas.
Después de comer, Luis arrastró una de las cavas y sacó de ella una cerveza para cada uno.
—Vamos a entrar en calor —explico con una sonrisa mientras tomaba la suya y la destapaba.
—¡Brindemos! —exclamó Cinthya estirando su lata.
Todos chocamos las latas y bebimos un trago.
Kevin se levantó entonces y buscó su guitarra.
—Ventajas de tener un amigo músico —comentó Lucas mientras palmeaba su hombro.
Kevin se aclaró la garganta y empezó a cantar —"Tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquieraaa' —entonces le Luis le dio un zape, mientras todos empezamos a reír a carcajadas.
Edgar casi escupió su cerveza al escuchar al chico.
—Ya ya, perdón. Era para alegrar el ambiente
A continuación su rostro se tornó serio y ya si empezó a tocar una canción que reconocí como "Here comes the sun"
Todos empezamos a cantar, mientras bebíamos. Luego siguió con "Viva la vida" y "Wonderwall"
Después de un par de canciones más supe que ya estábamos ebrios cuando Cinthya le pidió que tocara "Pies descalzos, sueños blancos" y la chica empezó a cantarla con pasión usando la lata como micrófono. Mientras Eli le hacía el coro.
Después de una versión caótica de "Molinos de viento" y otra de "Crazy" Sentí como Edgar apoyaba su cabeza en mi hombro y cerraba los ojos.
Elián estaba apoyado en las piernas de Lucas y Cinthya había colocado un saco de dormir y se había acostado allí.
Entonces Kevin soltó la guitarra y empezó a cantar "Yo soy tu amigo fiel", Luis apoyó el brazo en sus hombros y se le unió cantando también a todo pulmón.
No pude evitar reír al ver al par de borrachos cantar, balanceándose de un lado a otro.
Me bebí lo que restaba de mí... Cuarta o quinta lata de cerveza.
Sostuve la cabeza de Ed mientras me levantaba y lo cargué con algo de dificultad hasta la carpa, dónde lo acosté con cuidado.
A continuación, caminé hasta Cinthya y también la cargué hasta su carpa, porque de ninguna manera podía dormir afuera o los mosquitos se la iban a comer.
Y Luis, Kevin y Dylan no estaban muy conscientes para acordarse de ella.
—Buenas noches chicos —me despedí de ellos.
— ¡Chris! ¿A dónde vas? ¡No nos abandones! —me replicó Dylan, sin poder levantarse.
Solté un suspiro y negué, antes de darme la vuelta con una sonrisa y finalmente acostarme junto a Edgar.
El chico ya estaba soltando leves ronquidos, y se había acurrucado en un rincón del saco de dormir.
Pase un brazo por su cintura y lo acerqué a mí para después cerrar los ojos.
*
Me desperté al sentir como alguien me daba palmaditas en la cara, no de forma sutil debo decir.
Abrí los ojos y casi me da un infarto al ver la cara de Dylan tan cerca.
— ¡Mierda! —exclamé empujando al chico enseguida.
El castaño cayó a mi lado, mientras se reía a carcajadas, girando de un lado a otro sosteniendo su barriga.
— ¡Tu cara!
— ¿Qué crees que estás haciendo? —le pregunté colocando una mano en mi pecho tratando de tranquilizarme.
—Despertándote, obvio. ¿Esperabas a alguien más? —preguntó levantando una ceja con burla.
—Pues sí, a tu hermano —contesté enseguida.
Dylan frunció el ceño y me dio leve golpe en la frente antes de salir rápidamente de la carpa.
— ¡Ey!
Cuando salí, ya los chicos estaban listos para dar un paseo por el bosque. Al parecer había sido el último en despertar. Comí rápidamente el desayuno, me cambié y nos fuimos.
— ¿Qué tal la resaca? —le pregunté a Kevin, apoyando mi brazo en su hombro.
—Uf' no está tan mal. Lo último que recuerdo bien es que Cinthya estaba bailando como Shakira, de ahí todo está borroso
—Lo que me sorprende es que pudieras seguir tocando en ese estado
—Es puro talento —respondió levantando ambas cejas de forma graciosa.
—Sí, sí. Seguro —revolví su cabello y me adelanté para alcanzar a Edgar que caminaba junto a Lucas, Elián y Cinthya.
Lo abracé por detrás, haciendo que diera un respingo.
— ¿Chris?
—No pude darte los buenos días —le dije con un puchero.
—Me desperté por el calor y tuve que levantarme —después de unos segundos, siguió con voz suave —. Buenos días
No me resistí a dejar un sonoro beso en su mejilla y después en su cuello, haciendo que se encogiera.
—Me haces cosquillas —dijo entre risas.
—Buenos días precioso —y volví a besar su cuello.
—Uy, ¿Lucas y yo somos así? —le preguntó de pronto Eli a Cinthya.
—Creo que son peor —contesto la chica.
Entonces Dylan se adelantó y jaló a Edgar para que caminara junto a él, con la excusa de que pronto tendría que irse y quería pasar tiempo con su hermano mayor, todo esto con una cara inocente y una sonrisa que no lo era del todo.
Negué y seguí caminando junto a los chicos.
— ¿A dónde vamos? —pregunto Lucas.
Elián consultó el folleto antes de responder.
—Hay una cascada muy linda cerca, después quiero ir al mirador, y luego al río al que fueron ayer. ¿Está bien?
Me encogí de hombros.
—Bueno
Seguimos a Eli por unos quince minutos, y cuando estaba a punto de preguntarle si nos habíamos perdido. Llegamos a la cascada.
El agua fluía con fuerza y el río era algo más profundo que el anterior. Allí estaba uno de los encargados del campamento, quien nos indicó que tuviéramos cuidado con las rocas y ramas que había en el fondo.
Tomamos turnos para sentarnos bajo la cascada. El agua helada nos permitía quedarnos solo un par de minutos, antes de que se hiciera insoportable.
Después de nadar un rato, en el que Kevin y Luis pelearon en el agua, tratando de hundirse el uno al otro, Dylan y Lucas compitieron para ver quién resistía más bajo la cascada, Cinthya y Eli exploraron los alrededores buscando animales raros y en el que Edgar se aferró a mis hombros mientras yo lo paseaba por el río.
Finalmente nos colocamos los zapatos, escurrimos el agua de la ropa, o lo que se pudo y seguimos nuestro paseo en dirección al mirador.
Finalizamos el paseo en el río al que fuimos ayer. Donde jugamos y nadamos lo que restó de la tarde.
Ya en la noche, llegamos al campamento y guardamos nuestras cosas ya que al día siguiente tendríamos que levantarnos bien temprano para volver a casa.
Cuando llegó el momento de dormir noté a Edgar un poco decaído, así que después de abrazarlo, dejando que apoyara su cabeza en mi pecho, le pregunté qué sucedía.
—Me divertí mucho estos días
— ¿Pero...?
—Mañana volveremos y eso significa que Dylan se irá al día siguiente
—Oh. Es cierto. Pero aún les queda un día más, aprovéchalo. No quiere decir que no lo volverás a ver. Está vez ellos vinieron pero nosotros podríamos ir a visitarlos en algún momento ¿No crees?
Edgar levantó la mirada y me observó ilusionado.
— ¿Podemos?
—Claro que sí —le respondí acariciando su cabello —. Ahora que lo pienso... ¿Por qué nunca has ido a visitar a Dylan por tu cuenta?
El chico desvió la mirada y permaneció en silencio unos segundos antes de responder.
—Grecia no puede ausentarse del trabajo, papá no me acompañaría y no me atrevo a viajar solo, sobretodo porque Dylan vive con su madre y... No tenemos una muy buena relación —terminó con un suspiro.
Oh.
Según sabía, la madre de Dylan y Ricardo se habían separado en muy malos términos, lo suficiente como para que el hombre tuviera que llevarse a uno de sus hijos a vivir a la otra punta del país. Cuando tuve la suficiente confianza y después de lo que pasó con Lucy en el bautizo, le pregunté a Grecia que había sucedido, porque si Ricardo no se hubiera marchado de esa forma tal vez Edgar nunca hubiera conocido a esa chica.
Ella solo me dijo que Ricardo le había sido infiel a su ex-esposa, ese día tuvieron una fuerte discusión, dónde se dijeron cosas que no debían, al final Edgar y Dylan fueron los que resultaron más heridos emocionalmente.
El castaño nunca me dijo nada al respecto. No suele hablar de la madre de Dylan en absoluto.
—Yo te acompañaré. Solo dime cuando quieras ir, siempre y cuando esté libre de la universidad y tú puedas ausentarte de la pastelería, no habrá problema
Edgar asintió rápidamente y me abrazó de nuevo.
—Gracias
—Vamos a dormir. Mañana hay que madrugar
Sentí como asentía de nuevo contra mi pecho. Y a los minutos su respiración tranquila me indicó que se había quedado dormido.
Después de verificar que no pasaría frío y que ambos estábamos cómodos, me dormí con el pensamiento de que, mientras estuviera en mis posibilidades, haría lo que fuera por ver una sonrisa en el rostro de Edgar.
*
Al día siguiente volvimos a casa, medio adormilados. Dylan y Kevin se fueron con los chicos, yo acompañé a Edgar a su departamento y después me fui a la residencia, para ducharme, vestirme y salir corriendo a la universidad.
—Creí que no llegabas —me saludó Naomi — ¿Cómo la pasaron? La próxima vez llévame contigo, nunca he ido a acampar —siguió, mientras colocaba una cara de cachorra, que intentaba dar lástima.
— ¿En serio nunca has ido de campamento?
—No, mis padres no tienen tiempo para esas cosas —respondió simplemente.
—Bueno, les diré a los chicos de la pastelería para que vayamos todos juntos
La chica me sonrió y asintió.
— ¿Tu qué hiciste?
— ¿Yo? —elevo la mirada al cielo como pensando para después responder —. Tuve una cita, después una maratón de películas en casa y cené con mis padres. Y... Hice la tarea que seguro tú no hiciste
—Pues déjame decirte que la hice antes de irme
Ella frunció el ceño y renegó.
—Chico listo
—Siempre, querida. Vamos, te invito el almuerzo
—Muchas gracias querido, te daría una nalgada como recompensa, pero no lo haré por respeto a Edgar
— ¿Cómo sería eso una recompensa?
—Sé que tienes un lado masoquista, está escondido, oculto en alguna parte —hablo como si estuviera revelando los secretos del universo, con una mirada de absoluta seriedad que me hizo reír.
—Oh, no te rías, apuesto a que has imaginado como Edgar te esposa mientras sostiene un látigo
Enseguida una escena bastante turbia vino a mi mente, negué de inmediato, mientras un escalofrío me recorría entero.
—Ni de broma. A mí Edgar no le va ese rollo. Y a mí ya no me van esas cosas tan salvajes
—Uh, pero si te iban —respondió levantando ambas cejas de forma graciosa con una sonrisita.
—Experimenté lo suficiente hace años. Quiero una vida relajada de ahora en adelante
Naomi estallo en risas, mientras asentía.
—De acuerdo. Vamos, tengo hambre
Negué lentamente, y dejé que enganchara su brazo del mío, mientras me arrastraba hacia la feria de comida.
P.O.V Edgar
El último día de Dylan en la ciudad lo pasamos en casa, almorzamos con papá y Grecia. Conversamos por largo rato, y me sentí realmente feliz y cálido. Mi familia estaba aquí. Y esta vez no hubo peleas ni gritos.
Chris y el resto de los chicos habían salido por ahí. Nos encontraríamos mañana temprano en el aeropuerto para despedirlos.
Esa noche, sentí que Dylan me abrazaba más fuerte, siempre lo hacía cuando llegaba el momento de irse. Y durante todo el día me siguió a todos lados como un niño.
Creo que lo hace porque cada vez que nos separamos, él recuerda cuando éramos niños, y no dejaba de llorar porque su hermano mayor se iba de casa, sin un motivo que él pudiera entender y sin la oportunidad de despedirse.
A la mañana siguiente hicimos el desayuno juntos, también guardé un poco para que los chicos comieran mientras esperaban para embarcar.
Dylan recogió la ropa que había traído, con una lentitud que me hizo sonreír.
—Vamos, llegaremos tarde
Volteó a mirarme y sacó el labio inferior en un tierno puchero.
—No quiero
—Que diría Kevin si te viera ahora mismo con esa cara
—Diría lo mucho que ama
Solté una risita y asentí.
—Seguro que si
Finalmente terminó de guardar todo y me siguió cabizbajo hasta el estacionamiento.
Grecia ya se había despedido anoche, igual que papá. Ya que tuvieron que salir muy temprano al trabajo.
Llegamos hasta donde estaba mi motocicleta, saqué los cascos y le extendí el suyo.
Se quedó mirándome y soltó un silbido.
—Te ves genial con una motocicleta. No creí que este tipo de vehículos fueran contigo
—Me gusta más que los autos —respondí.
Mi hermano tomó el casco y se subió.
Llegamos al aeropuerto y buscamos a los chicos quienes ya esperaban frente a la puerta de embarque.
—Se tardaron
—No quería irme —contestó Dylan.
Nos sentamos y les pasé el desayuno. Me observaron como a un dios y agradecieron el gesto.
Mientras comían charlamos un rato más hasta que por los altavoces se escuchó el primer llamado para abordar el avión.
Enseguida todos nos miraron a mí y a Chris.
Solté un suspiro y fui el primero en levantarse.
Luego lo hicieron los chicos y uno a uno abrazaron a Chris, y después a mí.
Para mí sorpresa, no me sentí incómodo en lo absoluto. Les había tomado cariño. Eran un grupo genial.
Hasta que llegó el turno de Dylan, me abrazó con fuerza hasta casi sacarme el aire. Y frotó su cabeza contra la mía varias veces antes de soltarme.
—Te voy a extrañar. Cuídate mucho. Y no dudes en llamarme si me necesitas. Sabes que siempre voy a estar ahí para ti
Asentí, sin dudar ni por un segundo de sus palabras: —Lo sé, también te voy a extrañar. Cuídense mucho todos —dije esto último dirigiéndome al resto de los chicos —. Gracias por venir, me divertí mucho... Son bienvenidos cuando quieran —terminé con una enorme sonrisa.
—Ow... Otro abrazo —exclamo Elián antes de juntarnos a todos.
Nos separamos y todos tomaron su equipaje al escuchar el segundo llamado.
Dylan volteó a mirarme con un enorme puchero y formó un "te quiero" con sus labios, para después mirar a Chris y advertirle que lo estaría vigilando de cerca.
Chris disimuló su sonrisa y asintió, levantando un pulgar en su dirección.
Los chicos agitaron las manos en forma de despedida una vez más, antes de atravesar la puerta que los llevaría a abordar el avión.
Permanecimos en silencio por unos minutos, sin hacer nada más que mirar el lugar por donde se habían ido.
Hasta que Chris tomó mi mano y con una sonrisa murmuró un "vamos a casa".
Le sonreí de vuelta y apreté sus dedos entre los míos, para después asentir y empezar a caminar juntos.
*
Cinco meses después...
— ¿Entonces eso sería todo?
—Si joven. Ya estaría todo. En una semana le serán enviados los documentos. Y entonces podrá tomar una decisión. Estaré encantado de llevar esos trámites también
—No se preocupe, de eso me encargo yo
El hombre miró a mi tía, un poco intimidado y asintió sin más.
—Entonces me retiro. Un placer —me levanté para estrechar su mano con una ligera sonrisa —. Que estén bien
—Igualmente
Así, el abogado salió por la puerta con prisa. Y al fin pude relajarme en el sofá, deslizándome en el hasta casi llegar al suelo.
—Fue... Más fácil de lo que esperaba
—Porque te fue dado por propia voluntad. Si se hubieran atrevido a pelear, todo sería más difícil
—Supongo
Me encogí de hombros y observé en silencio los papeles que acababa de firmar. Sintiéndome bastante satisfecho con mi decisión.
—Bueno, iré a tomar una ducha. Tengo una cita esto noche —anuncio Grecia de pronto, levantándose en dirección al baño.
— ¿Saldrás? ¿Regresarás hoy?
— ¿Por qué? ¿Me necesitas fuera esta noche? —me observó curiosa y con una pizca de burla en sus ojos chocolate.
—Solo estaba preguntando —exclame levantando ambas manos en son de paz.
—Lo sé cariño —me lanzó un beso y cerró la puerta detrás de ella.
Grecia y aquel compañero de trabajo no habían dejado de salir desde la primera cita. Eso demostraba que iban en serio. Y que realmente se gustaban. Eso me hacía feliz, porque ella lucía contenta cada vez que lo mencionaba.
Mi teléfono vibró en ese momento, lo tomé y sonreí enseguida al ver quién había enviado un mensaje.
"¿Ya terminaron?"
"Si. Ya quedó todo. Grecia saldrá"
"¿Eso quiere decir que puedo ir a visitarte?"
Sentí enseguida la sangre subir a mis mejillas mientras respondía.
"Si quieres... Puedes quedarte esta noche. A menos que tengas que ir temprano a la universidad mañana"
"Por suerte no. Nos vemos en un rato, llevaré la cena"
"Te espero"
Entonces otro mensaje llegó, está vez era de cierta pelinegra que extrañaba mucho.
"¿Cómo estás? Te extraño :( ya quiero que sea navidad para ir a verte"
"Estoy bien, ¿Y tú? Yo también te extraño. Ya falta poco, pronto nos veremos :) Será el mejor regalo de cumpleaños"
"Claro que sí. Te llevaré un regalo enorme. Ya verás ;) "
"No hace falta"
"Claro que sí. Te escribo más tarde, saldré con mi hermana. Te mando un abrazo <3"
"Yo igual, cuídense <3"
— ¿Chris vendrá? —la voz de Grecia me sobresaltó, haciendo que casi dejara caer el teléfono.
—S-Si
—Está bien, me quedaré más tranquila si estás acompañado. No te garantizo que regrese esta noche —terminó sonriendo coqueta, antes de encerrarse en su cuarto.
Solté un suspiro, y miré en dirección a la cocina, específicamente observé una pequeña caja que reposaba sobre la encimera. Rápidamente me levanté y la guardé en el horno.
— ¿Harás la cena?
Solté un gritito y apoyé una mano en mi pecho mientras me recuperaba del susto.
— ¡Grecia! Me asustaste
—Perdón —contestó ella riéndose al ver mi rostro asustado.
—Chris dijo que traería algo —contesté a su pregunta.
—Bueno, yo ya me voy —se inclinó y dejó un beso en mi mejilla —Pórtense bien y no se duerman tan tarde. Y si van a hacer algo más, por favor que sea en tu cuarto, nada de esas cosas en el sofá
La vergüenza me invadió y cubrí mi rostro mientras le reclamaba por decir esas cosas.
—Vamos Ed, no tienes nada de qué avergonzarte. Es algo completamente normal. Ya me has demostrado que no eres nada tímido con esas cosas así que por qué te sonrojas ahora
—Es... Diferente contigo. Eres mi tía —le contesté mirándola a través de mis dedos.
—Cierto. Pero eso no importa, puedes hablarme de lo que sea —me abrazó de pronto —. Siempre voy a escucharte, por muy incómodo que sea —agrego para después separarse con una enorme sonrisa —. Ahora sí me voy —beso mi mejilla de nuevo —. Te quiero
—También te quiero. Cuídate
Ella asintió y tomó su cartera para salir del departamento.
—Oh, llegaste pronto —escuche que dijo desde la puerta —. ¡Chris ya está aquí!
Al escucharla salí de la cocina para encontrarme a Chris en la entrada.
—Hola —me saludó.
—Bueno, adiós. Que voy tarde. Los quiero
Ahora sí, Grecia salió y cerró la puerta, dejándonos solos.
—Hola —me acerqué a él y fui recibido con un sonoro beso.
—Traje la cena
Tomé las bolsas que me ofrecía y le susurré un "Gracias" antes de volver a la cocina para depositarlas en la encimera.
Saqué la comida y cenamos en el sofá mientras veíamos la tele. Me contó sobre su día en la universidad, sobre la montaña de trabajo que tiene pendiente, y como Naomi había discutido con su profesor esta mañana delante de todos.
—Y por más que le hice señas para que se callara, me ignoró por completo. Estoy seguro que tendrá que recursar la materia
—Esperemos que no
— ¿Qué hay de tu día? ¿Qué hiciste? —me cuestionó mirándome con esos ojos brillantes, que rebosaban de genuina curiosidad.
—Yo... Estuvo bien. Fui a la pastelería, hornee muchos postres. Estefan me ayudó a discutir con uno de los proveedores, Abraham echó a un cliente problemático y Tobías lo besó delante de todos porque se veía muy "ardiente" enojado
Chris sonrió divertido ante esto último.
—Después regresé aquí y llegó el abogado de mi abuela. Hablamos el tema de la herencia y ya quedó todo a mi nombre
—Eso es genial
—Si. Aunque aún no sé qué voy a hacer exactamente
—Tranquilo. Tienes tiempo para pensarlo con cuidado
—Lo sé
Terminamos de comer y nos acurrucamos en el sofá mientras veíamos lo que sea que estuvieran pasando en la tele.
Entonces me fijé en el reloj y di un saltito en mi sitio.
— ¿Qué sucede? —pregunto Chris, viéndome extrañado.
—Ya vuelvo —me levanté rápidamente sin darle tiempo a contestar y corrí a la cocina.
Saqué la caja del horno y busqué las velas en la gaveta. Las coloqué una por una en el pastel, de forma que quedara bonito, y empecé a encenderlas una por una con ayuda de los fósforos.
— ¿Edgar? ¿Qué estás haciendo? ¿Necesitas ayuda? —lo escuché gritar desde la sala.
— ¡No! No vengas. Ya voy
Estaba realmente nervioso. Quería que la sorpresa saliera bien. Era la primera vez que hacía esto para alguien que no fuera mi familia.
Cuando las velas estuvieron encendidas, tomé con cuidado la caja y rezando internamente porque le gustara, caminé devuelta a la sala.
—"Cumpleaños feliz... Te deseo a ti... Cumpleaños..." —empecé a cantar mientras me acercaba a Chris.
El chico me miró estupefacto. Y cuando estuve frente a él, sus ojos brillosos no dejaban de mirar el pastel, luego a mí, y devuelta al pastel. Hasta que finalmente pareció reaccionar.
—Esto es...
—Sopla las velas y pide un deseo —le pedí.
Chris asintió un poco aturdido, y después de meditarlo unos segundos, sopló con fuerza un par de veces, hasta que la única fuente de luz provenía de la tele encendida y de la cocina.
—Feliz Cumpleaños, Chris —le deseé desde el fondo de mi corazón.
Retiró la caja de mis manos y la colocó sobre la mesita frente al sofá.
Lo observé confundido, hasta que sentí como sus labios se posaban sobre los míos con ternura.
—Gracias —lo escuché susurrar —. Muchas gracias Ed
Me besó de nuevo y entonces sus brazos me rodearon con fuerza. Correspondí el abrazo, sintiendo como ocultaba su rostro en mi cuello, su respiración haciéndome cosquillas.
— ¿Te gustó el pastel? —le pregunté al cabo de unos minutos en los que ninguno de los dos hizo algún movimiento.
—Me encantó —lo escuché decir un tanto entrecortado.
— ¿Chris? ¿Estás bien? —pregunte preocupado, queriendo mirar su rostro.
—Shhh' sí. Estoy bien... Mejor que nunca. Solo... Quedémonos así un rato
Asentí. Y subí una de mis manos hasta su cabello para acariciarlo.
Chris dio un respingo, pero enseguida se relajó y como un gatito rozó su nariz en mi cuello varias veces.
—Eres tan lindo. Tan adorable. Tan precioso. De verdad no sé qué hice para merecerte —susurro contra mi cuello.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
—Eso no es... Yo tampoco sé que hice para tenerte a mi lado
—No necesitas hacer nada para tenerme, yo con gusto me quedaré a tu lado hasta que algún día te canses de mí
—Eso no va a pasar
—Espero que no
Entonces se separó y a pesar de la poca luz, pude observar la hermosa sonrisa que surcaba su rostro, así como el rastro de lágrimas que no había notado hasta ahora.
Preocupado y nervioso a la vez, estiré una mano para limpiar el rastro, sin embargo Chris detuvo mi mano y la apoyó en su mejilla.
—Déjalo
—Te quiero —solté de pronto —. Te quiero mucho
—Yo también te quiero... Te adoro
Su boca chocó con la mía y su lengua se introdujo sin prisas, iniciando un recorrido lento y suave. Apoyé mis manos en su pecho y dejé que me recostara en el sofá.
Chris me apoyó con cuidado, para después prácticamente cubrirme con su cuerpo sin dejar de besarme.
De pronto se separó, dejando un hilo de saliva visible entre nuestras bocas.
—Edgar...
— ¿Si?
—La tercera es la vencida
— ¿Qué?
—Obviamente no será ahora, ni en unos meses y probablemente tampoco en unos años, pero quiero hacer la pregunta ahora porque no soporto no hacerlo. Probablemente te la vuelva a hacer cuando sienta que es el momento
— ¿Chris? ¿De qué hablas?
—Edgar —empezó tomando mis manos entre las suyas, con una seriedad extraña en su rostro —Algún día, cuando estemos listos... ¿Te gustaría casarte conmigo?
La sorpresa invadió mi cuerpo, y una especie de torbellino se originó en mi estómago.
Y en ese momento, con mi rostro hirviendo y mis manos temblando, sentí que iba a morirme.
Sí. Probablemente iba a sufrir una combustión espontánea si no le decía que sí.
Fin
.
.
.
Y hemos llegado al final. (No puede creerlo)
Espero de corazón que lo hayan disfrutado ❤️
No me canso de agradecerles por todo el apoyo y el cariño que me han dado a mi y a mis historias. Son lo más ❤️
Gracias por amar a Chris, Edgar y al resto de los chicos tanto como yo.
Esperen el epílogo que es casi igual de largo que este capítulo.
Y espero que me sigan acompañando por muchos años más, con todas las historias que se vienen ❤️
El resto del discurso se los doy en el epílogo. Los quiero ❤️
PD: los invito a seguirme en Twitter (@dcattleyaw) quiero ser más activa en esa red social, también síganme en Instagram, que muy pronto tendremos la segunda edición de Rutina de Besos y les estaré informando por allí ❤️
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