capítulo 05
La semana había pasado y, con eso, la llegada del sábado había llegado muy pronto. Ese día Jimin se sentía más alegre de lo normal, porque ese día saldría con sus amigos a pasear muchos perritos. Y él amaba los perros.
Caminaba junto a Taehyung y Yoongi, mirando las direcciones en una hoja de papel donde debían ir a buscar a sus clientes. Yoongi leía las direcciones, mientras que los otros dos chicos veían las casas.
—Esa es muy bonita —Taehyung señaló una casa azul bebé con un pequeño jardín delantero y un gnomo rojo como adorno.
—Que bueno que te guste, porque esa será la tuya —dijo Yoongi, revisando la hoja.
—¿En serio? —soltó Taehyung emocionado. Yoongi asintió—. Entonces, me adelantaré. Suerte —se despidió con una sonrisa y empezó a caminar hasta aquella casa.
Los dos chicos lo miraron caminar por el pequeño jardín delantero, entrando al pórtico y luego tocar la puerta. Un chico rubio le abrió, hablaron un rato y después le entregó una correa donde llevaba a un pequeño cachorro blanco con café.
—¿Quién es el dueño?
Yoongi revisó la hoja. —Uhm... Un tal Jung Hoseok. Creo que va a nuestra escuela.
Jimin asintió afirmando, revisando la hoja en sus manos.
—La mía está a una cuadra. Me adelantaré, ¿está bien?
—Sí, claro. La mía es esa —Jimin apuntó la casa de frente.
Yoongi se despidió, dejando a Jimin solo. Tomó aire, para luego cruzar la calle y caminar por el mini jardín lleno de flores de la gran casa blanca con detalles en negro. Guardó la hoja en su bolsillo y tocó el timbre, esperando pacientemente a que alguien abriese. Escuchó pasos desde adentro y luego un par de seguros ser quitados, para que finalmente la puerta sea abierta por un chico de hebras negras que conocía muy bien.
Los ojos adormilados de Jeon Jungkook recorrieron el cuerpo de Jimin parado en su entrada. Talló su ojo izquierdo y lo miró aburrido.
—¿Qué?
—Lamento las molestias —dio una leve inclinación, sintiéndose nervioso ante el tono del chico—, pero aquí dice que aceptaste el servicio de paseo a mascotas.
Le tendió una hoja, Jungkook la tomó sin muchas ganas, leyendo sin quitar la mirada aburrida. Jimin entrelazó sus manos en sus muslos, mirando a otra parte sintiéndose nervioso. ¿Por qué justamente tenía que tocarle ese chico? Quizás no debió de intercambiar los papeles con Yoongi.
Jungkook le devolvió la hoja, entrando a la casa dejando la puerta abierta. Jimin hizo muecas mientras esperaba, hasta que el azabache regresó con un pequeño cachorro de pelaje blanco y esponjoso en brazos. Lo dejó en el suelo y le tendió la correa negra.
—¿Cómo se llama? —Jimin se agachó para acariciarlo.
—Gureum. Bien, escucha —se cruzó de brazos mirándolo serio—. Necesita detenerse cada dos cuadras, ¿llevas bolsas?
—Sí...
—Perfecto. A veces se cansa, por lo que necesita descansar. Por nada del mundo lo pierdas de vista y no dejes que ningún perro se acerque. ¿Entiendes?
Jimin repasó las indicaciones en su cabeza. —Claro...
Jungkook se agachó, acarició a Gureum y le susurró algo que Jimin no entendió del todo. No obstante, juró haber escuchado un "enemigo", pero fue tan bajo que quizás lo pudo haber imaginado.
—Entonces... nos vamos, lo regresaré dentro de un par de horas —se inclinó, girándose con Gureum para retomar su nuevo camino.
Ese chico era muy exigente.
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