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Bebió lentamente de su taza con café, disfrutando de la ligera y ventosa lluvia que chocaba contra la ventana. Se mantenía callado, sin saber cómo diablos actuar, o que se suponía que iba a decir. Había llegado decido a contar todo, a confesar de una mejor manera todo lo que sentía respecto a TaeHyung, pero este sólo lo evitaba, tanto que justo en este momento se encontraba hecho bolita en su cama, bajo un gran edredón, refugiándose del frío. Suspiró dejando la taza en el escritorio de su mayor.
Observó la gran y espaciosa habitación de paredes completamente blancas, una cama de dos plazas, el escritorio ya antes mencionado y una repisa llena de libros ordenados de forma alfabética. Todo lucía muy ordenado y pulcro, muy a la apariencia de Kim. Se levantó de la silla giratoria, se acercó con lentitud a TaeHyung, quien parecía dormir.
YoonGi tuvo la suerte de que a la señora Kim le diera por "salir a tomar aire", dejándolos solos en aquella silenciosa casa. Ambos agradecieron internamente por eso, no querían hacer todo más incómodo de lo que ya era.
─ Hyung.─ Lo llamó cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que el contrario escondiera su roja cara con una almohada. TaeHyung no respondió a su llamado, sólo sacó una mano por debajo del edredón, estirándola. YoonGi sonrió sin dudar en entrelazarla con la suya, sintiendo como su corazón se volvía cálido ante el contacto.
La pancita de TaeHyung se revolvió, era una mezcla entre hambre y ansiedad. Sobre todo hambre.
─ Cuando yo dije que me gustaba, lo decía completamente en serio.─ comenzó a hablar con nerviosismo. El mayor asomó su cabeza, viendo al menor hecho un manojo de emociones.─ He estado interesando en usted por mucho tiempo, más de lo que imagina.
─ Y-YoonGi...
TaeHyung moría de vergüenza.
─ Un año, exactamente.
Un año. Hemos desperdiciado un año entero, pensó el gordito, con sus rechonchas mejillas pintadas de rojo. Apretó el agarre de su mano junto a la del menor.
─ Y yo sé que también le gusto,─ continuó diciendo con toda la seguridad.─ pero me encantaría escucharlo de su boca, hyung. Dígame lo mucho que le gustó.
TaeHyung quiso que la tierra se lo tragara y lo escupiera al otro lado del mundo. Aquel chico realmente le estaba pidiendo que dijera lo que por tanto tiempo había estado guardando para él mismo.
─ T-tú me gustas.─ confesó saliendo por completo de su escondite, sin soltar la mano del menor y colocándose de pie, haciéndole frente. Respiró pesado al sentir y conectar su mirada con YoonGi, sus intensos y grandes ojos mirándolo con emoción.─ Me gustas un montón, Min YoonGi.
El nombrado sonrió, para luego juntar sus labios con los de TaeHyung en un tierno beso.
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