La posición que correspondía


(Parte 3)

 

Como era la hora de almorzar, había cerrado la puerta y colocado el cartel de regreso en dos horas, pero de igual manera, me posicioné con la vista puesta a la entrada del taller. Para estar alerta, por si mis padres regresaban.

Gulf bajó mi pantalón y ropa interior hasta los tobillos y separó mis piernas todo lo que pudo. Cambié la página de la revista e inconscientemente hice lo que la mujer en las fotografías estaba haciendo. Empiné el trasero, entregándoselo completamente e inmediatamente él tomó mi cadera y me inclinó contra la mesa, dándome una mejor vista de la puerta, pero sin dejar ver más que mi cabeza, para los demás. Sentí de pronto como escupía sobre su mano y humedecía muy bien sus dedos, para en seguida comenzar a lubricar el contorno de mi ano. Me sobresalté, y apreté el culo, junté las piernas y el volvió a separarlas con su rodilla, luego me pidió agarrar mis nalgas y separarlas para él, yo mismo. Me recuesto sobre la mesa y le obedezco, separando mis cachetes tanto como me es posible. Las múltiples emociones que en ese momento me estaba provocando la sensación de sentirme expuesto por completo para Gulf, se agolparon en la boca de mi estómago, mi corazón comenzó a latir muy rápido, estaba seguro de que en cualquier instante saltaría por mi boca, su polla caliente, comenzó a pincelar por mi surco necesitado y cada que lo sentía más cerca de mi agujero virgen, me mordía fuertemente los labios.

Era una primera sensación placentera, él lo notó y empezó a dejar más tiempo la cabeza de su polla en mi agujero, pero sin empujar, solo humedeciendo, pero en cuanto el primer empuje llegó, mi espalda se arqueó por completo y me giré mirándolo directamente a la cara.

—No pue-des... digo... no puedo... necesito... —ladeó el rostro y una sutil sonrisa de medio lado se dibujó en su hermosa boca, hizo chinitos los ojos y con un movimiento de su cabeza, me indicó cambiar de posición.

Agradecí para mis adentros, por Dios, iba a ser ¡penetrado! Jesús Cristo y todos los santos que puedan existir en el cielo. Miré su crecida polla, siendo bombeada en su mano y no pude resistirme, un segundo después, ya estaba de rodillas frente a él, saboreando ese pedazo de carne.

Chupé, lamí y hasta succioné la cabeza, logrando arrancarle algunos gemidos. Si antes pensé que era espectacular sentirlo posicionado detrás de mí, estaba equivocado, porque escucharlo gemir ante mi tacto era excitante... glorioso.

—Vamos Mew, ocupa tu lugar —pidió. Y yo sin demora obedecí.

Al igual que hizo él, empecé a sobarme contra su trasero, ya libre por completo de la ropa, y dejé caer un chorro de saliva directamente de mi boca sobre su orificio, apenas él se acostó cobre la mesa y levantó el trasero, separando sus nalgas, como antes hice yo.

En el espejo junto a nosotros pude vernos a ambos, la imagen más exquisita que se pudiera apreciar. Mis ojos se clavaron al reflejo del espejo, a su trasero paradito esperando por mi polla, así que comencé a empujar poco a poco la cabeza y a juguetear de arriba hacia abajo, en línea, pincelando como hizo él, acariciaba sus regordetes glúteos y no perdía su reflejo, su mirada clavada al espejo, viendo cada cosa que yo hacía.

Escupí una vez más en la parte superior y observé como la saliva recorría su canal, hasta llegar donde mi glande esperaba un poco de humedad para poder introducirse más en el agujero caliente de Gulf. Mi camiseta estorbaba, pero no podía quitármela, por eso llevé el ribete hasta mi boca, y la sostuve con mis dientes, con la otra mano tomé su nalga izquierda y esta vez sí tomé mi polla y la posicioné directamente en su orificio y me empujé, lentamente, sintiendo como se expandía y como le permitía deslizarse por su canal. Con precisión y decidido a llenarlo por completo, me empujé dentro del conducto con una estocada fuerte, que le hizo abrir los ojos y la boca al mismo tiempo, soltando un estruendoso grito. Su mano, trató de alcanzar mi polla, como si quisiese retirarla de su lugar, pero no se lo podía permitir, estaba bien allí, me quité la camiseta, lo más rápido que pude y me incliné hasta su cuello, lamiendo la piel lechosa que se mostraba, dibujando con mi lengua círculos pequeños, antes de chupar y hacer que Gulf se estremeciera y ladeara la cabeza, para darme más acceso, olvidándose así por un momento de que ya tenía casi toda mi polla dentro de él.

Aprovechando la distracción, volví a meterla.

—Des-pa-cio... Mew. Me duele, por favor —intentó decir.

—Relájate, iré con cuidado —le dije, cuando sentí que apretó el culo— sólo, no aprietes, porque dolerá más, a ambos...

Me hizo caso y se relajó, seguí besando su cuello, eso lo calmaba y volví a mi tarea de perderme dentro de él. Suavemente y sin que lo notara sino hasta el final, logré recorrer todo el camino hasta tocar la pared interna. Yo mantenía la presión, pero él ya no ajustaba, comencé a moverme lentamente y sentí como su piel cedía, abriéndose para mi polla ajustándose a ella y a cada movimiento que yo hacía.

Era glorioso, perfecto encaje, deliciosa vista, extraordinaria sensación, excitante momento. Único, la primera vez para ambos, y estábamos descubriendo la posición que nos correspondía ocupar a partir de ese momento.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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