Fin de semana con mi chico


(Parte 3)


Necesitaba aire, estaba muy alterado por haber discutido con él, así que decidí salir a la terraza de la habitación. Miraba hacia abajo, las luces que iluminaban la piscina le daban un aspecto de quietud a toda la estancia.

No podía creer como las cosas estaban saliendo de esta manera. Llevamos juntos cinco años. Cinco años que habían sido maravillosos. Pero ¿cómo habíamos llegado a este punto en nuestra relación? La idea de escaparnos un fin de semana juntos para desconectar y disfrutar el uno del otro, no estaba funcionando.

Lo conversamos mucho, antes de tomar la decisión, y la única regla que habíamos puesto era "nada de teléfonos" por lo que haberlo encontrado escondido en el baño, organizando reuniones, mandando emails y repasando informes; me molestó mucho. Estaba cabreado. Verlo allí, simulando que tomaba un baño, mientras yo tontamente esperaba para empezar una noche de pasión, había superado mis fuerzas. Ya temprano en la mañana, lo había sorprendido hablando a escondidas por teléfono desde la terraza, y decidí pasarlo por alto.

No me molestó el hecho de que estuviera trabajando... —cinco años juntos me han hecho conocerlo por completo, o al menos eso pensaba. Él se toma el trabajo muy en serio, contrariamente a lo que pensaba cuando nos conocimos, ahora prácticamente vive en la oficina. Claro, nunca antes habíamos desconectado tanto, no como los últimos días, en que casi no nos habíamos visto—. Sino que me hubiera mentido.

Él sabe lo importante que es para mí la sinceridad. Llevábamos tiempo planeando este fin de semana lejos de la ciudad, lejos de la rutina en la que nos habíamos sumergido y ya con la reservación lista, lo único que tuve que hacer fue cuadrar fechas en el trabajo, y él solo tenía que dejar todo en manos de su asistente y dedicarme su tiempo a mí, a nosotros, y a cumplir una única regla durante dos días ¡Dejar el maldito teléfono!

Nuestros empleos, nos habían absorbido casi en su totalidad, y terminamos descuidando la relación tan hermosa que tanto nos llevó construir y mantener. La última semana, parecíamos ser dos completos desconocidos que se veían a última hora del día y compartían la cama; como quien comparte un taxi por tener el mismo destino. ¿Sexo? Cero ¿caricias y mimos? ¿Qué eran? Ya no lo recuerdo. Y entonces... ¿Cuál era nuestro destino? Seguir así, sabíamos que no podíamos, ninguno de los dos lo queríamos.

Pero hoy me encuentro con esto. ¡Que rabia tengo! Me dejo caer en una de las sillas que decoran esta amplia terraza. En la misma que la noche anterior él descansaba debido al agotamiento del viaje y desde la cual me proponía actividades para realizar juntos este fin de semana. Y ahora soy yo el que lo miro desde aquí. Observo cómo su cuerpo descansa sobre la cama. Está desnudo, bueno, aun lleva puesto un pequeño slip blanco ¿Cómo puede...? Esta boca arriba, con la mano derecha enterrada en su pelo, que ha crecido mucho, sus ondas le dan un aspecto desenfadado, sobre todo cuando va de traje, pero ahí desparramado en esa cama, él luce tremendamente sexy.

Aunque su expresión, no es relajada, su cara esta tensa, seguro que por la preocupación de lo ocurrido. Solo con mirarlo mi cuerpo se altera, y mis sentidos reclaman su contacto. Pero debo luchar contra mí mismo. No puedo caer en mis deseos y necesidades. No puedo ser yo quien entre en esa cama y regale caricias como si nada hubiera ocurrido.

» Estaba dolido, pero mi deseo era más grande. Estaba a punto de caer en la tentación, cuando un destello reclamó mi atención. Giré la cabeza y enseguida me di cuenta de lo que había sucedido. Todas las luces de la piscina habían sido apagadas. La estancia solo quedaba iluminada por la hermosa luna, completamente llena, y su silueta reflejada en el agua.

¿Y si me baño con ella? —Pensé de pronto y aunque sabía que esta noche estaba prohibido usar la piscina para bañarse, quien sabe por qué, decidí no darme por enterado y hacerlo con mucho cuidado. Después de todo ¿Quién se iba a enterar? Todo estaba apagado y si no hacía ruido, podía disfrutar de ella. Necesitaba tranquilizarme y apagar el deseo que me estaba empezando a quemar por dentro. Quizá la noche y la luna bañándome con su luz, harían que me calmara y bueno, todo eso mejoraría dentro del agua, estaba seguro.

La idea me atraía, así que, sin pensarlo más, entré en la habitación, busqué el mando de la televisión, la apagué y salí por la puerta directo a la piscina, dejando a Mew, solo.

Estaba súper nervioso. Como si se tratara de ir a robar un banco decidí bajar por las escaleras para evitar el ruido del ascensor, mirando hacia todos lados, e incluso andando casi de puntillas. Cuando estaba abriendo la puerta que daba acceso a la piscina, mi cuerpo parecía gelatina, temblaba demasiado, pero mi deseo era mayor. —¡Maldita sea! solo ver a Mew semidesnudo, me excitaba demasiado. Deberíamos estar colándonos juntos a la piscina y hacer el amor como locos hasta el amanecer, pero sin embargo él, había preferido ignorarme y dormir—. Una vez dentro, caminé hacia una de las tumbonas. Elegí una que estaba cerca de un árbol, que me brindaba protección, si alguien notaba mi presencia podía esconderme tras los arbustos. El sólo imaginármelo, me provoca risa.

Ya acostado en la tumbona, intentaba ubicar nuestra terraza, para ver si había luz, o quizá encontrar a Mew, buscándome... Nada, no vi nada, en mi terraza, ni en las demás. Al parecer era el único que se estaba desvelando.

¿Sería demasiado atrevimiento darle atención a mi polla, que no deja de palpitar, desde que vi a Mew salir de la ducha ¿Cuánto tiempo puede mantenerse empalada una polla? ¡Maldición! ni siquiera el enojo logra bajármela, porque las imágenes de su cuerpo desnudo y su enorme polla colgando entre sus piernas lo hacen imposible. Aquí todo está más oscuro a como lo veía desde mi habitación. Sería muy difícil ser descubierto.

Sopeso la idea, pero no quiero correrme pensando en él, no hoy, y menos estando solo en esta inmensa oscuridad. Me incorporo de la tumbona, sacó mi camiseta blanca por la cabeza, y bajo mis pantalones cortos hasta los tobillos, quedándome solo con mi boxer. Estando así, me siento un poco indefenso, pero el nerviosismo de ser pillado no aminora mi deseo.

Camino hacia un lado de la piscina, y me siento en el borde, introduciendo mis piernas en el agua. ¡Wow! Esta perfecta. Con mis manos tomo un poco de agua y la dejo caer en mi cabeza. Las gotas de agua que recorren mi espalda, invitan aún más al baño.

Estoy impulsando mi cuerpo para entrar y hacer compañía a la luna reflejada en el agua, pero una insignificante luz, llama mi atención, haciéndome detener en el acto. No ha sido más que un par de segundos, y la luz se ha ido, pero entrecierro los ojos para poder distinguir si hay algo más en dirección a donde estaba la luz y consigo divisar a media distancia, que de una de las tumbonas que se encuentran de espalda a la piscina, sobresale un brazo y una mano sujeta un cigarro encendido.

¡Mierda! Había alguien ahí y no me di cuenta. Al parecer no soy el único que no puede dormir. Pero no me importa, ya estoy aquí, y no me iré sin haberme bañado. Igual y si esa persona hubiera tenido algún problema de compartir la piscina, desde el momento en que llegué, habría hecho o dicho algo.

El agua tibia relaja mis músculos, y mi polla está agradecida. De rato en rato, giro la cabeza para ver a ese brazo, que constantemente desaparece, unos segundos, y vuelve a aparecer, dejando por la parte de arriba del respaldo una pequeña nube de humo. Sinceramente si a esta o este desconocido no le molesta mi presencia ¿por qué habría de molestarme a mí, la suya?

Salgo del agua un momento y me siento en el borde. Cuando un pequeño ruido hace que me giré de nuevo. El brazo que asomaba ya no está y pienso que quizá decidió irse, pero cuando recorro con la mirada el lugar, veo un bulto que antes no estaba ahí, justo en el borde de la piscina, al otro extremo de donde me encuentro yo. —También logro ver que el jardín junto a la piscina está arreglado con un altar de flores y unas sillas. Seguro habrá un evento, por eso la prohibición—. Intentó enfocarme y fuerzo los ojos para saber que es.

¡¿Qué?! ¿Eso es ropa interior? Mi vista se adapta a la luz, que me regala la luna y reconozco lo que es. Son unos slips. Lo que quiere decir, que la persona que antes estaba fumando, ha decidido tomar un baño. Y creo que es momento de irme, ya no me siento bien. Esa persona esta desnuda ¿dentro del agua? ¡Diablos! ¿Dónde está? El agua esta calma... y no veo nada más, no consigo ver nada tras el respaldo de la tumbona, tampoco, cuando me pongo de pie. Lo que si logro ver es que junto a los slip blancos hay unas horribles pantuflas de garras y... son de Mew.

Una sonrisa de medio lado se dibuja en mi rostro y mi corazón da un brinco ¿El desconocido es él? ¿Acaso quiere asustarme? ¿O quizá quiere jugar?

Sí, eso es... pues bien ¡juguemos!

Me quito el bóxer, y lo lanzo junto al slip y las horrorosas pantuflas y entro en el agua con cuidado de no hacer ruido. Me sumerjo nadando hacia el otro extremo de la piscina, y cuando llego, saco los brazos y me apoyo en el borde para recuperar el aliento. Sigo solo, no hay rastros de Mew. Pero de pronto oigo como detrás de mí, alguien entra en el agua. Me niego a girarme, siento el agua moverse y sé que se está acercando... hasta que finalmente siento sus manos en mi abdomen, su torso en mi espalda y sus labios en mi oído.

—Lo siento mi vida.

Una ola de sensaciones indescriptibles recorrió todo mi ser debido a su cercanía. Y no solo hizo erizar mi piel, sino que también, en segundos, desapareció mi enfado. Mis hombros caen suavemente, relajando toda mi espalda y de mi boca se escapa un bufido de derrota. Pero sigo sin moverme.

Mew está dispuesto a arreglarlo, así que baja las manos hasta mis caderas y se aprieta fuerte a mí. Sus labios besan mi cuello y se deslizan por mi espalda, mientras sus manos se dirigen a mis muslos; acariciándolos de arriba abajo y colándose en el interior, tratando de separar mis piernas, lo suficiente para que su rodilla tome lugar ahí, desde atrás. Sutilmente una de sus manos roza mi miembro, dándome a entender que jugaremos solo si yo quiero. ¡Y vaya que quiero! pero no voy a decírselo aun, aunque tampoco es que pueda aguantarme por mucho.

—No volveré a engañarte Gulf.

La punta de su dedo toca sugerentemente la cabeza de mi pene, y es todo lo que necesitó el muy traidor, para nuevamente erguirse como un mástil.

—No te creo.

Apenas soy capaz de hablar, cuando su lengua recorre el largo de mi cuello, hasta llegar atrás de mi oreja y depositar un beso.

—No necesito que me creas. Eres demasiado importante para mí. Te lo demostraré.

Mi cuerpo se estremece e inconscientemente le doy acceso total a mi cuello, apoyando mi mejilla contra mi hombro.

—Eso llevará tiempo.

Un suspiro se me escapa, acompañado por un gemido, cuando su grande mano captura mi polla tirando un poco de ella hacia adelante.

—Tengo toda la vida, no quiero perderte.

Sujeto su cabeza con mi mano y lo acerco más a mi cuello, para que continúe besando.

—Ni yo que me pierdas Mew.

Abro los ojos y me encuentro con su mirada.

—Empecemos nuestra escapada ahora.

Y sin perder más tiempo, me giré para enterrar mis manos en su pelo mojado y lo besé con desesperación. Él respondió con la misma necesidad. Nuestras lenguas se buscaban y sin duda se encontraban, enredándose y danzando al ritmo de los acelerados latidos de nuestros corazones enamorados.

Recorrí su torso mojado con mis manos y me acerqué un poco más a él, haciéndole saber que mi erección era notable, claro que la suya estaba igual. Y enredando nuestros cuerpos sumergidos, jugamos el uno con el otro en un sinfín de caricias, excitaciones y besos.

Algo al costado de la piscina, junto a nuestra ropa, llamó mi atención y fui alejando mis labios de los suyos. Mew, que tenía mis piernas enredadas en su cintura, se giró a ver y caminó, llevándome consigo.

Una bandeja plateada junto a una botella de champagne había sido dejada, aparentemente para nosotros, junto a un par de toallas. Al llegar Mew me levantó un poco más, dejando que me sentara junto al carrito y sin salir del agua tomó una toalla y me la dio, destapó la bandeja, y tomó una cajita de terciopelo azul, que reposaba en ella.

Inmediatamente mi corazón se hinchó en mi pecho, las lágrimas se agruparon en mis ojos, a punto de salir como cascadas y mis labios comenzaron a temblar.

Mew iba... él va a pedirme-

—Gulf —mi corazón se paralizó ¿Realmente está sucediendo?— mi hermoso chico de la construcción —voy a llorar— Sabes que te amo con todo mi corazón. Eres la persona más importante en mi vida. Eres la razón y el motivo por el cual mi corazón late despavorido. Verte amanecer cada día junto a mí, es todo lo que necesito, todo lo que anhelo para mi vida, ya que no puedo imaginarla si no estás tú en ella. Desde que te conocí, supe que debíamos estar juntos y todos estos años a tu lado, no han hecho más que acrecentar el sentimiento que nació en mi corazón. —Sonrío, pero mis lágrimas ya están uniéndose al agua de la piscina, en cuanto Mew toma mi mano y desliza un hermoso anillo en mi dedo— Sé que hoy te hice enojar. Pero en mi defensa, debo decir, que fue muy difícil convencer al gerente para que prohibiera el ingreso a la piscina esta noche, y la dejara solo para nosotros.

—Ohh —sollocé— ¿así que eso hacías en el baño?

Él sonríe.

—Déjame terminar cariño.

—No puedo esperar más, lo sé todo, lo siento en mi pecho... ¿Quieres casarte conmigo, Mew? ¿Quieres ser mi compañero, cada día, hasta el final de nuestras vidas? Porque yo SI que quiero, lo deseo con todo el corazón.

—¿Tienes una idea de cuánto es lo que te amo?

—¿Lo mismo que yo a ti?

Mew sonríe.

—Sí, nos amamos de la misma manera.

Me rodeó la cintura con sus brazos y levantó la cabeza, yo me acerqué a él y pudimos besarnos, sellando así nuestro compromiso.

—Necesito que me hagas el amor ahora mismo. —Demandé.

Mew salió del agua tomó la otra toalla, se la envolvió en la cintura y fue por nuestras cosas. Ya estando de pie y con la toalla envuelta, tomé la botella de champagne y caminé hacia él. Debíamos llegar pronto a la habitación, de lo contrario, terminaríamos follando ahí mismo... y bueno, no es que sea una mala idea, pero... No si es una mala idea. Alguien podría vernos. O peor, ver el paquete de Mew y terminar sucumbiendo a sus encantos, como me pasó a mí...   


𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top