Capítulo 02
—¿Me lleva con usted?
El alfa le dirigió una mirada que el omega interpretó como glacial, aún procesando lo que había escuchado. Quitó la mano del omega, que aún seguía ceñida a su manga, algo brusco para su gusto
Era obvio...
El omega se fijó en cómo el alfa iba vestido, con un traje fino que podía jurar costaba más que un salario mínimo, sin contar aquellos zapatos relucientes y el reloj brillante que adornaba su muñeca.
...A este hombre no le falta nada. ¿Por qué se llevaría a su casa a alguien que acaba de conocer? Sobre todo, a alguien como yo...¿Cuándo podré dejar de vivir así? ¿Merece la pena seguir viviendo, aunque sea de esta forma?
El omega, demasiado enroscado en sus pensamientos pesimistas, sin poder controlar su expresión desanimada y derrotada ante la vida, fue demasiado ciego para notar cómo el alfa se despojaba de su saco para colocarlo en sus finos y lánguidos hombros. Tampoco había notado la lluvia que había empezado a caer. Fue cuando sintió el peso del enorme saco, que pudo darse cuenta de lo que pasaba. Aquel hombre lo miraba con una expresión que, a primera vista, era neutra y hasta fría, pero en sus ojos había una amabilidad y una calidez que le sorprendieron, dejándolo absorto mientras veía atentamente aquel rostro varonil, tan fuerte y atractivo siendo bañado por las gotas de lluvia.
Y, con aquella misma calidez, se cercioró de acomodar debidamente el saco, hasta reposar sus manos en sus hombros.
—Vamos a mi casa—dijo con simpleza, con un tono firme pero afable.
Dongmin pestañó anonadado, confundido. Aquel hombre había aceptado llevarlo a su casa, a él, a un tipo como él.
(...)
Al llegar al lugar, Dongmin miraba con asombro lo enorme que era aquel penthouse, lo lujoso y ostentoso que era. Para Dongmin el lugar se asemejaba a aquellas mansiones que solían aparecer en los dramas y en las películas. Dongmin supo que el hombre era rico desde que lo vio, pero no imaginó que tanto.
Es enorme...
—Es por aquí—le indicaba el alfa, guiándolo por el lugar y sacándolo de su asombro.
—¡Ah! Sí...—reaccionó, siguiéndolo obedientemente, hasta dar con una habitación.
—Ocupe este cuarto—dictaminó mientras abría la puerta. —Tiene un baño adentro.
—Sí...Muchas grac-...—. No acabó la oración, porque la sorpresa al ver todo después de entrar le superó.
Esta habitación es...más grande que cualquiera de las casas en las que he vivido...¿Todas las habitaciones serán así de grandes?
—Le dejo para que pueda bañarse—musitó el alfa antes de retirarse, pero el omega estaba demasiado distraído para prestarle atención.
—Sí...—fue todo lo que dijo, anonadado.
La puerta siendo cerrada lo devolvió en sí.
—¿Qué? Espere—dijo al reaccionar, pero el alfa ya se había ido. —Su abrigo...no se lo llevó...
Hizo mohín, pero sin tener de otra tuvo que quitarlo para poder ducharse. Lo tomó entre sus finos dedos y sintió lo suave de la tela en sus manos, se sentía refinada y de alta calidad. También percibió un olor, y llevó la prenda a su nariz.
—Qué rico olor...Huele algo amargo—susurró para sí mismo mientras dejaba el saco a un lado, habiendo obtenido suficiente del aroma que desprendía. — ¿Será que fuma..?
Y la imagen mental de aquel imponente alfa fumando lo hizo sonrojar.
Minutos después, ya se encontraba en la soledad del baño tomando una ducha, apreciando el agua que caía sobre su piel, apreciando la sensación de sentirse limpio. Sin embargo, sus pensamientos nunca lo dejaban tranquilo.
Supongo que sí necesito prepararme ahí abajo. Él es un alfa y...con ese nivel de feromonas...de seguro es dominante. Puede que hoy sea una noche dura.
El omega ya había dado por sentado las intenciones de aquel alfa, porque por qué otra razón lo llevaría a su casa. Él había asumido que el alfa solo quería un acostón, por lo que se preparó, dilatándose con sus propios dedos, y pensando que aquello era lo normal, que si quería pasar la noche bajo un techo, estaba bien que las cosas se dieran así.
Al terminar, solo pudo ver su semblante triste y lamentable a través del reflejo del espejo empañado.
No debes poner esta cara. Despierta. No olvides la razón por la cual estás aquí.
Sonríe. Tienes que sonreír.
(...)
Enfundado en una bata de baño, que le quedaba un poco grande, y que se había puesto porque no llevaba nada de ropa con él más que la que tenía puesta, se presentó ante el alfa que lo esperaba en el comedor.
—¿Ya acabó?—preguntó al verlo entrar.
El omega asintió algo cohibido.
—Venga, siéntese a tomar un vaso—lo invitó, señalándole una bebida que al omega le pareció extraña.
¿Es alcohol? No soy muy bueno tomando...
Dubitativo, pero sin ganas de molestar al alfa por un desaire, tomó el vaso de cristal entre sus manos. Se sorprendió enseguida.
Está caliente.
—Es té de lavanda—intervino el alfa con aquella aclaración, al notarlo confundido respecto a la bebida. —Tiene efectos relajantes—explicó.
—Ah...—susurró, comprendiendo.
Pero ciertas ideas, no salían de su cabeza.
Cuando terminé de tomarme esto...Me llevará a la cama. Porque para eso me trajo...
Con ese pensamiento, tragó cada gota de aquel té, tan nervioso como resignado, totalmente convencido de lo que había asumido.
—Si ya lo terminó, vayamos a dormir—interrumpió su tren de pensamiento aquella voz gutural pero cansada. —Me iré primero, voy a estar en el segundo piso
—¿Qué? ¿Literalmente vamos a dormir?—preguntó pareciendo totalmente confundido ante las palabras del alfa, creyendo malinterpretarlas.
—¿No tiene sueño?—su pregunta sonó hasta inocente.
—No, es que...—dudó un poco—, ¿no va a acostarse conmigo?
El alfa lució algo perturbado por la repentina pregunta, pero, en ese momento, prefirió pensar que lo estaba malinterpretando, y que aquella pregunta no iba con insinuaciones.
—¿Se refiere a tumbarnos juntos y dormir abrazados?—trató de arreglarlo.
El omega pareció no comprender.
—N-No, este...
—Si no es eso...—interrumpió—ni se le ocurra subir al segundo piso sin permiso—aclaró totalmente tajante y con una expresión dura que dejaba totalmente en claro que sus palabras iban en serio.
Tras decir eso, y dejar al omega con más dudas que respuestas, el alfa se marchó dejándolo solo en la mesa. Dongmin no estaba entendiendo absolutamente nada, para él no tenía sentido. Estaba seguro que la única razón por la que un alfa llevaría a un omega cualquiera como él, que no conoce, a su casa, sería para acostarse con él, así como aquel hombre del callejón.
¿Por qué?
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Buenas noches a todas!!!! El último capítulo por hoy ha sido servido!!!
Espero que les guste esta historia, que les esté gustando 💖
Me dejan leer qué tal 🙂↕️
Y aquí les comparto un panel ✌🏽
Que lindos sooon los amo mucho 😭🙂↕️
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