OO5 | Sweet finale
— ¿Para qué quieres a Yeonjun? Él hará su aparición inicial con Seesaw... Es temprano, ni siquiera sé si ya está listo para salir.
Yoongi pasa sus grandes manos por su rubio cabello, denotando con extrema obviedad su nerviosismo. No lo había demostrado allá afuera — frente a todo el público — pero esa sensación de incertidumbre y curiosidad desmedida estaba golpeándolo en la tranquilidad del backstage. Necesitaba hablar con él y francamente no le interesaba cuánto se retrasara el concierto por ello, daría conciertos gratis en compensación por el mal momento si tardara demasiado, pero no podría seguir rapeando como si esos ojos no estuvieran observándolo.
— Voy a pedirle un gran favor, Taehyung. Sólo tráelo, luego te explico todo lo que quieras.
Entrecerrando los ojos ante la inusual desesperación del idol, Taehyung desaparece tras un par de cortinas en busca del nuevo backup dancer de Agust D.
Nadie lo conocía aún — de hecho esa iba a ser su primera vez sobre el escenario — y por eso Yoongi creyó que él era el adecuado para tan importante misión. Ninguna de sus fans lo reconocería y podría escabullirse en medio de la multitud sin levantar ni una sospecha.
No era el mejor o más premeditado de los planes, pero creía firmemente en su efectividad.
— ¡Agust Hyung, aquí estoy! — un muchacho de cabello negro algo largo se acercó al mayor corriendo a toda velocidad. No tanto por la urgencia, sino por el honor que significaba ser especialmente llamado por Agust D en persona.
Hace una exagerada reverencia y Yoongi rueda los ojos.
— ¿Qué tienen todos con decirme Agust cuando estoy fuera del escenario? — bufa — En fin, sé que esto es imprevisto y entiendo si te niegas a aceptar, pero necesito que me hagas un gran favor... Es de vida o muerte.
¿Algo exagerado? Podría ser.
— Claro, Agust hyung. Lo que desee — sonríe amablemente.
Pasando una mano por los hombros del menor, ambos caminaron hasta el camerino del rubio acordando qué debía hacer el entusiasmado Yeonjun.
Oh, cuando sus amigos trainees se enteraran de lo que estaba a punto de hacer hervirían de envidia, porque no todos podían tener el honor de ayudar a sus ídolos a recuperar el amor de su vida.
————————
Un encapuchado backup dancer pedía cordialmente permiso a los espectadores que inocentemente se interponían entre él y Park Jimin. Para su suerte fue bastante fácil llegar a él, pero no tanto convencerlo de abandonar su asiento sin revelarle el motivo.
— Necesito que me acompañe, Señor — sonrió con cordialidad una vez más el joven.
— No veo porqué, yo pagué la entrada y voy a ver el show — bueno, en realidad la pagó Nayeon pero nadie tendría porqué saber eso.
— Señor, se lo pido encarecidamente... Debe acompañarme, mi jefe desea verlo.
— ¿Y a mi qué me importa su jefe? Ni siquiera sé quien es.
Ese chico ya lo estaba hartando, por Dios santo. ¿Porqué tanta insistencia? No tenía derecho a sacarlo de su lugar sin una razón coherente. Suspirando, Yeonjun saca lo único que podría hacerlo cambiar de opinión: una medida desesperada que no esperaba tener que tomar pero se vio obligado a hacerlo.
Con cuidado de no ser visto, Yeonjun le entrega a Jimin su teléfono, aparato que proyectaba su fondo de pantalla: una foto que se había tomado junto a Yoongi y sus compañeros de cuarto Yeosang y Heeseung al inicio de los ensayos para los presentes shows.
— Con todo respeto, usted sabe más que todos nosotros quién es mi jefe.
Jimin abre los ojos en grande, entendiendo que a pensar de estar entre toda esa gente había sido visto e identificado. No sólo eso, sino que — de aceptar — estaría camino a enfrentar a esa persona que no pensó ver en bastante tiempo.
Asiente lentamente, aún dormido ante la irreal idea de verlo una vez más. A diferencia de su corazón, el cual bombeaba locamente mientras buscaba las mil y un cosas que quería decirle.
"Nunca dejé de amarte."
"Odio los tintes, pero en ti son lo más perfecto".
"Te he extrañado más de lo que pensaba."
"¿Está mal si ahora mismo quiero besarte hasta cansarme? Aunque no creo que eso pase."
"Dime que ahora sí es el momento correcto para nosotros, dime que estoy equivocado al tener miedo. Dime que esto va a funcionar."
Bajo la inmunidad que la chaqueta de Yeonjun le daba, caminaba hacia la puerta secreta que lo llevaría rápidamente hacia él. Escuchaba de fondo la forma en que el público coreaba las canciones de Agust mientras lo esperaban y se sintió un poco culpable por ser él quien provocara el retraso.
— Este es el camerino de Agust hyung, Jimin hyung... — sonríe y hace una última reverencia — Muchísima suerte.
El joven pelinegro desaparece con rapidez y lo deja de pie frente a una puerta color blanco, adornada con un cartel que identificaba esa habitación como el lugar de la estrella del momento. Con manos temblorosas toda cuatro veces la puerta, tal y como solía hacer para identificarse en los viejos tiempos. Yoongi reconoció esa familiar acción de inmediato y sintió su corazón detenerse por unos largos segundos.
Sus piernas se volvieron gelatina cuando tomó la iniciativa e intentó levantarse a abrirle la puerta, pero afortunadamente logró hacerlo.
Y allí estaba, aún más bello de lo que siempre ha sido. Aún mirándolo con esos tiernos ojos que harían que Yoongi se arrodillase frente a él sin dudarlo. Todavía llevaba puesto ese delicioso aroma acaramelado que ha utilizado desde su adolescencia.
Su firma personal.
— ¿Sabes? El perfume que usaba dejó de ser fabricado hace un año, pero mi mejor amiga encontró uno muy similar para mí.
— Sweet Memories... — comenta atónito.
— Sweet Memories — afirma — No sé como lo hiciste, pero la recreaste casi a la perfección.
Y allí estaba, observando esa particular gummy smile que hace años no tenía el honor de ver de cerca. Quizá festejando por fin haber crecido un par de centímetros más que Min.
Sin dejar de mirarlo, Park cierra la puerta tras ellos y le sonríe cálidamente. Tenía miedo de no saber qué decir luego de tantos años, porque imaginó que tendrían mucho de lo que hablar, pero tan pronto como lo vio sonreír comprendió que esa regla no aplicaba para ellos.
Pudieron estar separados por tantos días que serían incontables en un simple intento, pero al estar frente a ellos se sintió como una mera pausa de una historia: sólo necesitaban apretar play para volver a donde estaban la última vez.
— ¿Está mal si ahora mismo quiero besarte hasta cansarme? Aunque no creo que eso pase... — murmura Yoongi, cortando el reflexivo silencio. Jimin ríe bajito y contagia al rapero — ¿Porqué te ríes?
— Curiosamente estaba pensando lo mismo que tú, pero aunque eso me encantaría justo ahora creo que tenemos que hablar.
Min asiente y toma asiento en el gran sillón que adornaba el espacio. Toma su teléfono y luego de marcar un desconocido número lo coloca en su oído.
— Taehyung, necesito que con mi tarjetas consigas bolsas de regalos para mis fanáticos en el estadio y se las entregues luego de anunciar que el show se cancela... — el abogado niega con susto y sorpresa, intentando convencerlo de lo contrario pero Yoongi no le obedece — No me importa lo que valgan, y asegúrate de coordinar que se les asigne otra fecha para que asistan totalmente gratis por la función perdida. Si es necesario que el concierto dure una hora más lo haré, pero justo ahora no voy a salir — una pausa en el rápido monólogo de órdenes del rapero le hicieron pensar que el tal Taehyung estaría contestándole —. Jimin está aquí, Taehyung.
El muchacho del otro lado de la llamada no pareció necesitar más explicaciones luego de esa última oración y el mayor agradeció eso.
— No tenías que cancelar todo por mi.
— Pasamos mucho tiempo separados, Jimin. Y siendo completamente sincero cancelaría lo que sea por estar justo aquí contigo... — Jimin baja la mirada, sintiendo como Yoongi toma su mano con suavidad — Si me permites, comenzaré yo. Bien sabes que mi vida no es un asunto privado: pude cumplir mi sueño de convertirme en idol y me va realmente bien. A veces siento que esto por lo que tanto luché me arrebató el amor, fue complicado no dejar todo atrás e irte a buscar.
Park alza una ceja. — Si hubieses aparecido en mi puerta a buscarme antes de cumplir tu sueño, te habría pateado tanto el trasero que no lo sentirías por un año — sentencia.
— Lo sé, cielo... — ríe — Por eso no lo hice. Pero eso no evitó que cada día de esta aventura te extrañara como nunca, sobre todo desde que perdí tu rastro. Lo único que permaneció conmigo fue mi amor...
— ¿Buscaste en la Corte? — pregunta con ironía — Ahí me escondí este último tiempo, creo que una parte de mi no quería enfrentar cuanto me hacías falta...
— No puedo culparte, Mimi. Pero dime, ¿qué te hizo cambiar?
Park alza la mano que Min no aprisionó entre las suyas y la alza hasta llegar a la frente ajena, quitando rubios cabellos rebeldes que habían decidido obstruir los ojos de su amado.
— No pensaba buscarte, Yoon . No tenía planeado venir a este concierto ni a ningún otro porque una parte de mi quería que tu recuerdo siguiera dormido... Pasaron tantos años que ya dejé de tener esperanzas de que el destino junte nuestros caminos finalmente, creí que con el tiempo que había pasado sería tarde y el momento correcto para nosotros jamás llegaría. Imaginé que a estas alturas tendrías una bella pareja y me sentí avergonzado de seguir enamorado de ti tal y como el primer día — Yoongi cierra los ojos, agradeciendo mentalmente a quien sea o lo que sea que convenció al corazón rendido de Jimin a dar un arriesgado paso y volver a su lado — . Pero hace poco llegó un video a mi bandeja de entrada que no hubiese podido ignorar aunque intenté con todas mis fuerzas. Eras tú, contando a todo el que te oyera la historia de nuestro amor... Fue entonces que me di cuenta de que a pesar de todo seguíamos extrañamente en la misma página, aunque nuestras vidas siguen siendo igual o peor de incompatibles.
Yoongi toma la mano que Jimin utilizó para arreglar su cabello y la acerca a su boca, besándola cortamente. Tal simple gesto podría pasar como algo sin importancia, pero para ellos formaba parte de un recuerdo aún más significativo: su tiempo como pareja, en el que Min se acostumbró a recibirlo con un beso en sus manos, para luego atraerlo a sus brazos y besarlo apropiadamente.
— Hace mucho no hacía eso... — comenta con pura inocencia, saltando la parte del beso en los labios — Escucha, cielo. Es tu decisión si quieres correr el riesgo y quedarte a mi lado, yo estoy dispuesto a aceptar lo que sea que quieras hacer conmigo mientras eso sea lo que te de felicidad. Lo único que puedo asegurarte es que te amé, te amo y te amaré hasta que el universo no quiera que esté respirando, el resto no está en mis manos por más que desee — suspira —. Si tu corazón te pide que te alejes de mi lo entenderé, ambos seguiremos nuestros caminos por separado y seguiré siendo feliz sabiendo que pude amarte por lo menos un rato de mi miserable vida...
El labio inferior de Jimin tiembla en un adorable puchero, formado inconscientemente cada vez que la angustia lo invadía.
— ¿Y si quiero quedarme a tu lado?
El rapero sonríe.
— En ese caso estaré aún más feliz e intentaré hacer todo lo posible para que esto funcione. Quizá no seamos perfectos, quizá nos de trabajo al inicio, pero vale la pena intentarlo. Pasaría por el dolor de perderte las veces que sean necesarias con tal de besarte un día más... Sólo tienes que responderme una simple pregunta: ¿Cuál es tu decisión?
Min termina de hablar y agacha la cabeza. Por otro lado, Jimin guarda silencio por un par de minutos, tiempo que atemoriza gradualmente el corazón expuesto del contrario.
¿Alguna vez se separaron sus caminos?
Físicamente si, pero los caminos de sus corazones estaban tan enredados como un par de viejos auriculares en el fondo de un bolso. Nunca se separaron realmente porque nunca fue posible y nunca lo será, no es tan fácil deshacer un amor tan puro como el de los dos adolescentes que fueron, un primer amor que descendió de la otra clase de amor puro: la amistad.
Las cosas entre ellos dos jamás se terminarían y sus estilos de vida a estas alturas eran sólo una excusa que dos jóvenes inexpertos formularon por miedo a destrozar su amor. Pero ahora ambos eran adultos maduros, dispuestos a colocar juntas dos piezas de un rompecabezas que no debía desarmarse.
— La que debió ser desde un inicio, gatito — Yoongi sonríe ampliamente al escuchar ese apodo con el que Park lo bautizó la primera vez que lo vio —: quedarme contigo hasta el final.
Sin esperar un segundo más, Jimin toma dulcemente el mentón de Min y planta un corto y lento beso que para nada compensó tanto tiempo de ausencia. El contrario toma la iniciativa de un beso un tanto más desesperado, apasionado y hambriento.
Nunca fue su estilo. El rapero adoraba los besos lentos o quizá cortos besos que podría repartir al entrar o salir de cada habitación — o cada vez que tuvo oportunidad — pero el fugaz primer contacto que Jimin inició segundos antes fue como un balde de agua helada que hizo que tomara dimensión de cuanto lo extrañó realmente.
Ahora dos corazones volvían a sincronizarse, un par de manos se sostenían luego de un buen tiempo y todo volvía a ordenarse. No les bastó con cumplir sus metas con rotundo éxito, jamás hubiese sido suficiente sin el otro al lado, sin la persona que alentó como un gran fan para que ese sueño se cumpliese.
Ahora esas dulces memorias recobraban vida e iniciaban una nueva página, lista para albergar toda clase de futuros momentos y sonrisas del muchacho de acaramelado aroma y aquél que lo adoraba.
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