OO3 | Sweet friendship

Jimin es un abogado hecho y derecho, un adulto que se jactaba de la forma en que mantuvo su vida en orden.

Pero ese orden era ficticio, una falacia tan frágil y evidente como un castillito de cartas, estructura que fue derrumbada con un video de un par de minutos.

Mantenerse bajo la máscara de una falsa superación fue su forma de guardar — de empacar — en lo más profundo de su corazón lo que ya no tenía lugar afuera. Una forma de negación sumamente básica y poco efectiva a largo plazo, pero que en un primer momento logró salvarlo de un incesante dolor.

Primero fueron los libros de derecho, su primer forma de enfocarse en otra cosa.

Segundo, los clientes que llegaban a su despacho en busca de justicia. No se trataba del mejor abogado de la ciudad por mera coincidencia.

Siempre consiguió una forma de relegar sus verdaderos sentimientos para después, un momento que esperaba no llegase jamás. Porque la peor parte de ese dolor radicaba en que no provenía de sus malas acciones, sino de las vueltas desafortunadas de la vida que en ese instante no los quiso juntos. Entonces se trataba de embotellar un amor que no necesitaba cura y que no tenía destinatario, no de curar un corazón que fue decepcionado.

No tener razones para no amarlo jamás hizo las cosas fáciles.

Así que en el instante en que reprodujo ese video y escuchó la vulnerabilidad en las palabras de su ex pareja, el telón de su falsa realidad cayó ante sus ojos e hizo el dolor más real de lo que pensaba. Yoongi lo seguía amando de la misma forma en la que él siempre lo hizo — y jamás dejó de hacerlo. ¿Pero eso en qué cambiaba las cosas? Ellos aún tendrían vidas opuestas.

Vidas incompatibles.

La relación de un estudiante de abogacía y un trainee pendió de un hilo tan frágil que no dudaron en terminar de cortar por su propio bien, ¿acaso no sería peor una entre un atareado abogado y un exitoso idol? Pero tal y como la vida en si, este asunto logró poner a Jimin entre la espada y la pared.

¿Cómo quitar de su corazón esas ganas de correr a esos brazos que tan bien conocía? ¿Cómo salvarían ambos esas diferencias que hoy día están más presentes que nunca?

Un problema de difícil resolución no podría resolverse sencillamente, y afortunadamente para él parte de la respuesta llamaría a su puerta.

... o a su teléfono.

— Nayeon, disculpa que no he llegado a abrir el estudio... — dice mientras corre a buscar su maletín a su cuarto — Compra un café para que no pases tanto frío afuera, corre por mi cuenta por tanta espera.

Creía francamente que su dedicada secretaria — y amiga de la infancia — llamaba para preguntarle porqué no había llegado al estudio, lugar del que sólo él posee llave.

— Jiminnie, no se trata de eso — ríe —. ¿Realmente no imaginas porqué te llamo?

— No, ¿cuántas veces te dije que odio las adivinanzas? — suspira.

Con algo de trabajo, corre escaleras abajo hacia su auto. Aún no entendía qué quería Nayeon, pero esperaba que no sea tan misteriosa sobre ello.

— Min Yoongi, cariño — dice con obviedad —. ¿Quieres decirme porqué no estás eligiendo ropa para su show esta tarde? Si fuera tú, hubiese ido corriendo a él al instante de ver ese video...

— ¿Porque no iré? — ironiza.

El auto aún no era encendido por la conversación que aún mantenía por teléfono — y dudaba terminase pronto — con su amiga. Indudablemente ese video llegaría a ella, pero esperaba en el fondo de su corazón que no sucediera.

Im Nayeon los conoció a ambos, como amigos y novios . Como amiga de Jimin, inevitablemente conoció al chico de mirada gatuna que tanto amó — y ama —, así que es totalmente consciente de que ese testimonio inmortalizado en video es para él. Y ella la única capaz de persuadirlo.

— Oh si, irás — una sonrisa de superioridad permanece tallada en su rostro, sin que Jimin pudiera verla —. Como que me llamo Im Nayeon que tu precioso trasero estará ahí esta noche.

Jimin ríe, apoyando su brazo en el borde de la ventana abierta de su auto.

— Aunque quisiera, que claramente no quiero, las entradas están agotadas. Agust D es afortunadamente demasiado famoso como para que pueda conseguir una entrada ahora... ¿Ya? ¿Puedo ir ya a trabajar o vas a seguir insistiendo?

Nayeon corta la llamada sin despedirse y Jimin casi grita triunfante. Casi, porque la hermosa silueta de la pelinegra se acercaba corriendo al auto lo más rápido que sus tacones le permitían. Bajo la estupefacta mirada del muchacho, abre la puerta y señala el suelo que está pisando.

— Bájate del auto. Ahora.

Park obedece rodando los ojos.

— ¿Ahora qué, Nayeon?

— Vamos a elegir tu atuendo para hoy... Esa camisa blanca con detalles plateados sería perfecta.

Ella sonríe exponiendo sus dientes — similares a los de un tierno conejito — y explica con muchos gestos qué ropa sería o no correcta. Su entusiasmo estaba saliéndose de control y Jimin sintió que era el momento de ponerle un stop.

— Nayeon, no tengo una entrada para el bendito concierto de Min Yoongi. ¿Quieres ya dejar este tema y subirte al auto para que podamos ir a trabajar? Youngjae y Minnie deben estar esperándonos en la puerta.

Manteniendo esa imperturbable felicidad, Nayeon abre su bolso y extrae una entrada para las primeras filas del nombrado concierto. Con una mano lo alza sobre su hombro y mira a su amigo.

— Nunca te lo dije, pero no pude evitar que me guste la música que Yoongi hace. Desde que debutó soy algo así como su... ¿fanática? ¿oyente casual? No lo sé, pero cuando vi que daría un concierto en pronto y yo había logrado juntar el suficiente dinero para una buena ubicación no dudé en comprar una entrada. Y me alegra haberlo hecho, porque ahora tú podrás verlo en mi lugar.

— No... No sé si pueda, ¿qué le diré? ¿No es demasiado tarde para esto? Además tú sabes porqué nos separamos.

— No tienes que decirle nada, a menos que quieras. Yo sólo quiero que tengas la oportunidad de recuperar eso que años atrás dejaron ir... O al menos quiero que lo mires a los ojos y puedas decidir si siquiera vale la pena. Pero si no lo intentas jamás lo sabrás. No tienes porqué perder al amor de tu vida porque tú eres abogado y él rapea sobre los escenarios de todo el mundo, ¿si? Sólo ve, escúchalo, admíralo y piensa qué vale más la pena: amar y perder o no haber amado jamás. Es tiempo de que ambos dejen esta ridiculez atrás y recuperen su luz.

La sinceridad a veces resultaba tan dolorosa como una cachetada, Jimin poco a poco terminaba de entenderlo.

Suspira — ¿Y esa camisa color azul marino? Creo que quedaría mejor para la ocasión.

— No, la blanca con detalles plateados... Y esos aretes que te regaló Youngjae en el Santa secreto de hace dos años.

— ¿¡Fue Youngjae!?

— Ups, cierto que es Santa "secreto" porque no debes saber quién lo obsequió... — abre los ojos en grande y engancha su brazo en el de Jimin, caminando juntos al interior de su casa — Oh, y no te preocupes por Minnie y Youngjae. Les dí el día libre a ambos.

Jimin contó hasta tres, recordándose a su mismo porqué Nayeon seguía siendo su amiga.

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