MELODY

— Ya sabía yo que algo planeaban— le espeto a Edward, que me mira divertido.

— Presentarte a la manada como una nueva Cullen no es "planear algo"— se defiende Alice.

— Si me incluye y es sin mi consentimiento si lo es— digo molesta por el rizo que se mete en medio de mi línea de visión.

— Si quieres puedes volver— dice Jasper preocupado.

— ¡No! ¡No puedo perder a otro hermano Jasper!— dice dramáticamente Emmett y luego continúa —Te está manipulando— dice graciosamente apuntándome con su dedo índice y los ojos entrecerrados con falsa ofensa.

— ¡Hey!, señalar es de mala educación— acentúo muy digna.

— También es de mala educación no presentarte a los lobos.— finaliza la discusión Alice dejando a Emmett con una réplica en la boca.

🐺🌜🐺

— Pero es que no soy peligrosa— discuto yo por enésima vez.

— Eso lo determinaremos nosotros.— dice una nueva voz. El dueño de ella es musculoso, como... ¡Guau! ¡Pura testosterona!.

Edward tose y Jasper me mira confundido por mi cambio de ánimo.

— ¿Cómo te llamas?— dice amablemente otro chico menos musculoso y mucho más joven. Éste da ternura.

— Melody, Melody Whitlock— digo amablemente, necesito caerles bien.

Un crujido como de una caída se escucha en el bosque y luego muchos aullidos que parecen ser de burla.

— ¡Joder! — dice el otro chico — ¿Quién le dijo a Paul que venir era buena idea?— pobre, parece frustrado, que lástima que eso me divierta tanto.

— ¿Quién más?- dice su acompañante, y remarcando su punto le susurra divertido — Leah.—

  Una loba gris claro sale del bosque y, empujando con el hocico al joven, se lo lleva hasta que está a su lado. Otro lobo gris oscuro entra torpemente en el claro. Este lobo parece feroz, pero cuando me mira me doy cuenta de que es el mismo que frenó a la loba de atacarme.

Cuando su mirada se cruza con la mía, emite un suave gruñidito y tropieza con sus patas. El chico (Edward se cansó de que no supiera su nombre y me susurró que se llamaba Sam) suspira y me mira con falsa compasión.

— Pobre chica.— dice y se marcha, obteniendo un gruñido de indignación del lobo gris, que retrocede marcha atrás para no despegar su mirada de la mía.

Tropieza con la raíz de un árbol y luego se adentra trotando lentamente en el espeso bosque.