Salado


Salado (2/3)

-Bebé... pequeño omega, ¿Estas?

La dulce voz se madre era como una melodía para sus oídos. Sintió el otro costado de su cama hundirse, y como si fuera un cachorro aún, enredo sus brazos en la cadera de Nagisa, arrestandolo en un tierno abrazo mientras que el Omega mayor enredada y desenredaba los pelos azabache de su hijito. Esto sucedía cada mañana. Porque aún con tanta peleas, el amor que se tenían Nagisa y Shun era increíble, tan dulce, tan puro.

- Si, mami -Soltó en un balbuceo mientras acomodada su cabeza en el regazo de su madre, olisqueando el dulce aroma que él desprendía.

-Sabes... ya son las tres de la tarde.

Shun de un golpe se levanto, chocando así con las cabeza de su mami que solo pudo caer de picada al piso. El omega menor, alertado y con culpa, también se tiro al piso de clavado.

-¿A mano?

-Te voy a dejar en adopción.

Los dos fueron y se ayudaron mutuamente entre risas, y así era cada día, un sin fin de emociones entre estos dos omegas, Y eso hacia a la casa tan única y a la vez viva. Eran como las dos luces en la casa, iluminando su camino.

Cuando los dos estuvieron parados, Nagisa abrazo a su cachorro, teniendo un propósito. Sus brazos se pasaron para pequeña cadera de su hijo, atrayendolo hacia así, encajando su nariz en el cuello de su hijo. Shun, inocente e inexperto en el mundo que vivía, simplemente correspondió el abrazo. Y ahí, Nagisa pudo sentir en su hijo, un olor diferente, fuerte, extraño y de Alfa.

-Shun -Nagisa, con seriedad escalofriante, se separó del abrazo para verle bien la cara, - ¿Qué hiciste ayer? Cuando escaparte de casa.

-Nada... - Un sentimiento de culpa se instalo en el, se sentía tan mal mentirle a su madre.

-Omega, no sabes mentir -El de cabellos celestes negó con la cabeza- El olor de otro Alfa que no es de la casa quedó impregnado en tu ropa. No puedes mentir.

Shun sólo pudo bajar los hombros con intimidación, a veces la mirada de su madre podía ser tan tenebrosa y eso, daba miedo. En esos momentos entendía a su padre cuando Nagisa se enojaba, y terminaba suplicando su disculpa. Nagisa cuando quiere puede ser peor que 10 Alfas juntos.

-Ayer... HEY, ¿SABÍAS QUE ME ESTOY CAGANDO? VOY AL BAÑO -Corrio como si alma llevará el diablo al baño de su habitación y se encerró con llave, su espalda chocó con la pared y se sentó, temblando al recuerdo de esos ojos azul oscuros que lo embriagaban por completo.

-Shun... tu sabes que siempre te cuidaré - La voz de su madre, que cambio a una dulce y reconfortante, lo alivio un poco.

-Ayer fui al bosque -Empezó mirando un punto fijo del baño, reviviendo el recuerdo- Me lastime y decidí parar. En eso me encontré con un... lobo.

Y como si estuviera loco, sintió al animal sentarse en frente de él. Sabía que era producto de su imaginación, pero deseaba que sea tan real. Deseaba verlo.

-Un lobo puro mamá, un Alfa de alta categoría.

-Pense... que ya no existían - La voz de Nagisa disminuyó, susurrando, hablando más a si mismo que otra cosa.

-¿Conocías alguno? -Shun curioso, abrió la puerta, mirando a su madre con la cabeza gacha.

-¿Si conocía alguno? Tenemos la sangre de uno, cachorro.

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-Karma...

El Alfa, que estaba ocupado haciendo unos trabajos en su casa, salto alertado por el pequeño gemido de lastima de su pareja. Y como se suponía, corriendo fue a la habitación que compartía con él, encontrándose al mismo mirando a la ventana de la habitación. A través de su lazo no encontró rastros de tristeza, cosa que le pareció raro, ese tipo de llamado era un poco inusual en Nagisa.

Pero de igual manera, Karma suspiro en alivio, se acercó a su omega para abrazarlo por detrás y darle besitos en la nuca, liberando su potente aroma para sentir seguro a su pareja.

-Shun encontró a su destinado.

El Alfa sintió una oleada de celos, aún sentía a su hijo un bebé y debía darle protección. Pero eso disminuyó ya que Nagisa le agarró las manos para acariciarlas.

-Pero es un lobo Puro.

Karma se alejó sorprendido, se creía que la existencia de uno era como un mito, ya no existían. su Omega río al ver la cara de él y darle un fugaz beso y hacer un frote de narices.

-Nuestro bebé estará en buenas manos - Susurro contra sus labios.

-Ma vale -Gruño el Alfa, colocando con fuerza sus manos en la cadera de su pareja, atrayendolo- Porque ni 100 Alfas de raza puras podrán con mi enojó si lo hieren.

Nagisa soltó una carcajada, pero Karma tenía otros planes para divertirse.

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Mentiría si dijera que la noticia de tenía sangre de un lobo puro, porque estaba más que sorprendido. Al parecer, tenía un familiar algo lejano que tuvo esa sangre, pero como era de esperarse de un sangre pura, nació para ser un lobo solitario. Desapareció de la vida de todos.

Shun sintió un poco de tristeza por eso, saber que los lobos puros no eran muy familiares/sociables lo entristecía por alguna razón que no entendía. Tras meditar unas largas horas acostado en el suelo con su vista clavada en la pared de su habitación se le paso la idea de ir de vuelta a ese bosque.

Pero, para Shun, ir y visitar al lobo aquel no le era para nada fácil. Los libros, esos que tenía millones y millones en su habitación, eran tan PERFECTOS, un hermoso cuento. Y él omega sabía que la vida real no era un cuento, para nada. La vida real era cruda, despiadada. Tal vez por eso pasaba horas y horas leyendo, para no vivir la realidad.

- ¿Por qué no soy, no se, Anastacia de 50 sombras de Grey?... Mejor no, no me gusta los azotes.

Suspiro cansado y miro hacia la ventana, diciéndose que "no existen finales felices" para matar cada pizca de esperanza dentro de si de ver al lobo. ¿Quién era el para desear ver a una criatura tan perfecta? No lo merecía.

Otro factor que lo desconsolaba y a veces lo ayudaba a tener los pies en la tierra era que el no se creía para nada un buen omega. Era pálido, muy pálido por pasar todos los días encerrado en su casa y no querer salir, consecuentemente, tenía ojeras muy notorias. A veces tenía ataques de tristeza por la soledad que terminaba rascándose a si mismo, inocentemente, siendo así, teniendo muchas cicatrices en su piel. Su piel era muy frágil. Cuando se veía al espejo a veces se veía muy delgado, los huesos se le notaban y le daba asco. Ojos tristes, verdes sin vida. Aspecto huesudo, no lindo de tocar y cabello siempre enredado y asquerosamente negro.

Había a veces que Shun se odiaba, más que nada.

Y había días que se deprimía aún más al compararse con miembros de su familia. Su mami, es hermoso. ¿Qué Alfa no lo querría? Y consideraba a su padre muy afortunado por tenerlo, y viceversa, el Alfa era también una obra de arte. Su hermana, era una preciosa chica, ella le contaba cuando volvía de la escuela que algún que otro omega o beta se le declaró o la elogiaba. A Shun no le pasaba eso.

No tenía nada que destacará de él.

Era un ser vacío, su existencia se basaba en molestar y eso lo hacía llorar hasta altas horas de la noche.

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-Yuuki~

La voz potente de la Alfa llamándola inundando la habitación junto al característico aroma a comida que llevaba consigo, un extraño olor, para que negarlo, pero eso lo hacía original como a la vez de distinguible. La nombrada rodo sobre si misma para quedar cara a cara con su par que la miraba con ojos grandes y expectante.

En ese momento sentía a su Alfa interior domarla, tomar el control de la situación a su gusto. Puede que haya sido él, o simplemente fue ella, pero sus manos sólo fueron a la cara de la otra para atraerla hacia si y plantar sus labios en un beso.

-Juro que quiero levantarme así todos los días de mi maldita existencia.

Susurro en un beso, susurro con verdad pura. Sólo pudo sentir que Mable al principio se sorprendió, pero para su suerte, Le siguió el acto. Por lo esperaba, cada una quería tomar el control de la situación y eso lo volvía un beso un tanto apasionado y lleno de gruñidos que soltaba cada una, pero no era ninguno malo, si no que era porque estaban muy a gustos con lo que estaban sintiendo cada una.

Cuando Yuuki se sintió con seguridad, poso su manos sobre la espalda baja de la Alfa, arañando, marcando. Y la gota que derramó definitivamente el vaso fue cuando Mable empezó a tocarle los senos por encima la ropa.

Pero, su suerte nunca fue una denominada buena.

-...¿Yuuki?

Se separó tan rápidamente que se sintió mareada por segundos y miro a los ojos a su padre que la miraba igual de sorprendida.

- Oh... Sólo... ¡Estábamos buscando un piojo que se metió en la cama!

Se relamió los labios nerviosa mirando los balbuceos que soltaba su padre y como por detrás de ella Mable se moría se la vergüenza. En ese momento lo único que pudo afirmar, es que los labios de la Alfa eran bastante salados, le gustaría tanto confirmarlo.

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La casa de sus padres de a poco se empezó a volver un poco sombría, perdiendo ese característico color que alguna vez tuvo. Según sus padres, desde que él había dejado la casa para empezar a vivir junto a su esposo, la casa se volvió opaca. Porque Nagisa era la luz.

Su padre cayó enfermo, era un Alfa bastante viejo y triste. Porque su madre por mantener las casa y el endeudamiento en que se metieron por querer hacerle "una buena vida a su primer nieto" fue terrible para ellos. Nagisa junto a su Alfa quisieron tanto ayudar, pero sus padres tan tercos como el, o tal vez más, se negaron siempre. Su madre empezó a trabajar en limpiar casas mientras que su padre sólo agonizaba por los problemas que trajo su vejez. Sentía tanto miedo que su padre este en la recta final.

Cuando llegó a la casa sólo abrió, ni dinero para un buen seguro tenían, por suerte, el barrio era bastante seguro. Cuando entro sintió el aroma de los típicos panqueques llenar sus cosas nasales, suspiro feliz, era reconfortante estar ahí.

-¡Nagisa!

Sintió el cuerpo de su eterno mejor amigo caer encima suyo, y río tan fuerte que vio a su madre asomarse a lo lejos.

-¡Ya estabas tardando! Vine a ver a mis segundos padres de paso y me dijeron que vendrías, es que andas tan pollera eh -El castaño omega lo vídeo burlón y Nagisa pudo sólo girar los ojos.

- No sabes como me me agotan la energía los dos críos míos -El Omega se acercó a su madre y la rodeó en un lindo abrazo- ¿Cómo estas?

-Perfecta, siempre -Nagisa pudo sólo reír y separarse un poquito para besarle la mejilla a su mami.

-¿Y papá?

- En tu habitación, ve, te tiene un regalo.

Sin esperar mucho más subió a pasos rápidos a su antigua habitación, y el camino, sintió tanta nostalgia que quiso llorar por unos momentos. Y apenas llegó al cuarto, definitivamente, soltó algunas lágrimas.

Allí estaba su padre, con notable debilidad agarrando un pincel y haciéndole retoques a una bella pintura que hacía. Era un cuadro, un poco chico, que reflejaba a su linda familia en un día que él recuerda a la perfección, era el primer cumple de su Alfa y todos estaban ahí, festejando con felicidad. Puede que cualquier haya pensado que era un día de cumpleaños como cualquier otro, pero, no lo era para nada. Ese día fue tan espantoso, pero lo recordaba con cariño, aunque en esos momentos se quería colgar en un árbol. Lo único que podía decir de ese día, era que Shun era un especializado para jugar con barro y dejar todo a su alrededor marrón y que parezca caca, a no ser que en realidad eso marrón era caca, nunca se sabría.

Nagisa río a lo bajo mientras se secaba sus lágrimas, y si padre, que estaba muy flojo de todos sus sentidos, se giro lentamente sonriendo como pocas veces lo hacía. Se acercó con cariño y lo abrazo.

- Yo de algún lugar te conozco, ¿Me podrías decir tu nombre?

La voz de su padre lo destruyó, como lo hacía varias veces. Su padre enfermo por Alzheimer, ¿Por qué tuvo que ser así? Era lo que se preguntaba Nagisa todos los días.

-Nagisa, soy tu hijo.

Visitar a su padre era vivir cada 15 minutos felicidad y tristeza a la vez, porque verlo que era él, el único que lo recordaba, era un poco reconfortante.

-¡Eres al que estoy pintando! - Su padre estalló en una risa de felicidad y le mostró su obra de arte- Mira, ya casi está terminado así que hoy te lo podrás llevar.

El omega sólo pudo asentir y sentarse en su antigua cama. No hace mucho su padre había olvidado a todos, habrá sido hace unos años. Era algo que algún día le iba a pasar a su padre ya que su línea familiar era muy propensa a tener ese tipo de enfermedad. A él no le está tocando esa suerte por ahora, cree que el porcentaje que su madre lleva de pureza lo protege por ahora, agradece tanto eso. Y desea tanto que un día así no llegue.

- Te está quedando muy lindo, papá.

Vio a su padre parar de pintar y mirarlo con extrañeza y tuvo que aguantar de vuelta el dolor por lo que el el diría.

-Disculpa, ¿Quién eres?




COSO CAMBIE COSAS AHRE. Creo que los Alfa de raza pura NO SON PARA NADA solitarios, ya que son mas familiares que tu vieja. 

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