08.

Una vez fuera me sacudi mi chaqueta, de mi cartera tomé un poco de desinfectante y me lo coloqué en mis manos, vizualice el auto de mi chófer y me encamine hasta este, una vez dentro le pedí todo lo que necesitaba para ver a mi viejo amigo Ho Seok.

–¿está segura de lo que va a hacer?–frunci el ceño por la pregunta.–

–tú solo encargate de pasarme la información y ya, todo listo.–él asintió.

–se encuentra en el callejón que queda a tres cuadras de aquí. – vio su reloj.– estaría llegando en aproximadamente diez minutos– asentí, me arreglaba en la parte trasera del auto, tenía la vestimenta para esta ocasión. –su campañero vive en una circunstancias no tan buena, señorita kang.

–lo sé. –me vio por el retro visor– no es que pueda hacer mucho por él realmente.

–sé la clase de persona que eres.–lo vi sonriendo de lado.

–¿Dónde quedaron los honoríficos, Demian?–Termine de ponerme unos pendientes y otro tipos de calzado.

Él negó y sé a donde quería llegar.

–tú y yo sabemos que solo quieres hacerte la buena con él porque lo quieres meter en tu cama, sabes actuar demasiado bien para poner tu cara de niña buena y luego actuar cómo una perra.

Solo reí y asentí porque era verdad, jamás en la vida me intereso alguien que no fuera yo misma y creó que a la única persona que tolero es a mi mejor amiga y mi querido chófer.

–no creas que me interesa, pero lo vendrás a ver después de dos días y lo llevaras a clases, siento un poco de pena por él, a parte quiero que investigues más sobre su mamá ¿okay?–mordió su labio inferior y volvió a asentir.–Perfecto. Nos vemos Demian.

–Cuidate Lía.

Tomé la bolsa con el dinero adentro, bajé del auto para dirigirme al mio, había cambiado mi vestimenta por una falda corta negra de tablones, un top del mismo color dejando revelar al fin algunos tatuajes que tenía en mis brazos los cuales no los mostraba por respetó a una estúpida sociedad de mierda. Concluí con unos botines negros, a él le gustaba cuando vestía así en la preparatoria.

(...)

Aveces me pongo a pensar en todo lo que hago, era la primera vez que ayudaba a alguien de esta manera. Aún así, haciendo esto no gano ni el primer escalón para ir al cielo.

Deje mi auto estacionado, empecé a caminar hacia el callejón con mi bolso, el lugar era desolado, digno de personas con bajos recursos y de drogadictos.

El frío recorrió todo mi cuerpo haciendo que mi piel se ponga chinita.

Me entre más al callejón topandome con un chico alto y de buen cuerpo arrecostado en la pared, probablemente esperando a su víctima, mis botines sonaron en el frío y oscuro lugar llamando su atención.

—pero vaya, que grata sorpresa, Kang Lía...— sonrió de lado.— ¿A que se debe tú espléndida visita? — miró mi cuerpo mordiendo levemente su labio. — ¿Follar de nuevo? — soltó una carcajada.

— Umm... — aguarde unos segundos. — No vengo a follarte. — me crucé de brazos.

— ¿Follarme? — río negando levemente.— Yo soy el que te folla a ti Kang. — se acercó tomando mi cintura apegándome a él. — Si no vienes a follar, ¿Que carajos quieres?

— Jeon. — fui directa, su ceño se frunció y luego soltó una sonrisa.

— No me digas, ¿Acaso ustedes...?

— No insinúes cosas incoherentes, jamás en mi vida andaría con un pobre cómo él, que asco. — lo miré con una sonrisa. — Solo vengo a darte el dinero que el chico te debe.

— ¿Por que estás haciendo esto por él? — entrecerró sus ojos con una sonrisa juguetona. Siempre su maldita sonrisa.— ¿Te importa?

Me separé de su agarré.

— Digamos que... por una obra de caridad, ¿no te da pena ver en la miseria que vive ese pobre chico? — río levemente mientras negaba. — No tengo todo el tiempo del mundo, toma la jodida bolsa. — extendí la bolsa en mis manos.

Su mirada recorrió nuevamente todo mi cuerpo. Su mirada era neutra pero penetrante. Una de esas típicas miradas que pueden comerte viva pero no lo hacen.

Se acercó a pasos lentos, pensaba cada pasa. Al llegar a mi, sonrió mirándome a los ojos y luego tomo la bolsa en mis manos.

— ¿Completo? — pregunté cruzando mis brazos, ni siquiera sabía cuánto le debía realmente.

— Claro Kang. Por cierto, los tatuajes te resaltan, te hacen ver...¿Cómo decirlo sin hacerte sentir mal?–puso su dedo índice y pulgar sobre su mentón en una posición de pensamiento –¿cómo una puta? No, eso ya eres. Pero miremos por el lado bueno, eres una puta fina.

—imbecil—rodé los ojos. Me giré sobre mis talones para así salir de ese lugar. Al sentir algo tomar mi brazo bruscamente — Hijo de puta. — un quejido salió.

— Kang... pequeña e ingenua Kang. — me apego contra la pared. — ¿No follaremos? —insistió nuevamente.

— ¿Lo haremos? — su cuerpo estaba pegado a mi, sentí algunos besos húmedos en mi cuello.

–claro que sí pequeña, recordemos esos tiempos de la preparatoria, cuando te hacía mía en los baños y me pedías más.

Sus manos pasearon por mis muslos haciendo un recorrido lento y tortuoso, finalmente sus manos llegaron al elástico de mi ropa interior, me removi ante sus intenciones, gire mi cuerpo quedando cara a cara.

—¿te vas a hacer la difícil, pequeña perrita?—sus labios estaban tan cerca de los míos.—antes no eras así.

En el momento justo y perfecto mi rodilla da en su entrepierna, vi su cara de dolor incluso se tiro al piso.

Me acerqué a él, una patada fue directo a su estómago, otra en las costillas.

—disfruto esto, ¿sabes? No sabes las ganas que tenia de esto, deberíamos hacerlo más seguido.–me agache a su postura y di dos palmadas en su mejilla.– nos vemos querido.

Escuche cómo susurro un. —maldita me las vas a pagar.— no le presté atención, subí a mi auto para salir de este lugar, el día había sido realmente cansado y lo único que quería era llegar a mi casa.

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