05.
Jugando con la botella de agua que llevaba en mano, lucí, mi compañera de clases y yo estábamos sentadas en uno de los pupitres en la parte posterior del aula, esperando que las dos primeras horas pasarán, ya que el ingeniero en relaciones exteriores no vino, pero dejó algunos talleres con la típica lame medias del curso.
— lía —llevé mi vista hacia ella— ¿Viste el rostro del becado?, o sea de Jeon.
Frunci el entrecejo ante la pregunta de mi compañera, ahora mi visión no estaba en ella, estaba en él— oh cosita, ¿que le habrá sucedido?
— por ahí estaban diciendo que lo encontraron robando, y pues cuando lo alcanzaron a ver, le pegaron.—ella también posó su mirada en él— ¡ay! que idiotas– bufe– no entiendo porque les encanta el chisme.
— ¿a poco no lo crees? —alzó una ceja, con los brazos cruzados aún viéndolo.
— No—Respondí–pudo haberle pasado cualquier otra cosa menos que haya hecho éso, es más, ya no hables de eso—Me molesté ante su manera de hablar.
— no es que lo esté culpando, es solo que...
— ¡Ya cállate!–grite eufórica, todos empezaron a vernos. –No sé si te diste cuenta pero ya ves que no me interesa lo que le haya sucedido. — ella relamio su labio y asintió.
— ya lo siento–murmuró bajo.
— Ya deja de suponer estupideces entonces —Gruñí porque era la verdad, yo se que él no pudo cometer tremenda locura.
Estaba tan aburrida y estresada de escuchar a esa mojigata que la verdad me valió el estúpido taller y salí del aula haciendo resonar mis tacones de punta fina.
Iba de brazos cruzados por uno de los tantos pasillos que tenía esta institución, en mi mente solo pasaba la pregunta de ¿qué le pasó realmente? Era tan estúpido cómo la gente sacaba conclusiones estúpidas de cosas incoherentes como si supieran de su vida, era una de las cosas que me molestaba en este lugar, y, aunque me quejé suelo ser de la misma calaña.
De pronto recibí un golpe leve en mi brazo haciendo detener mi paso en secó.
— que eres imbe... –interrumpí mi frase al darme cuenta que era mi querida bebé.–cosita~–canturreo.
Observé como sus ojos se entrecerraron al observarme.
— Hyerim, amor, ¿cómo estás? —Sonreí.
— ¿en serio tenías la osadía de insultarme? —Gesticuló incrédula.
— no, ¿cómo crees?, simplemente que pues como no te vi, pensé que era algún idiota de por ahí.
— te creó–asintió sin más–¿qué haces afuera, no tenías clases?
— si bueno, lo mismo te pregunto yo–alcé mis cejas, ella sonrió bajo, sabía lo que andaba haciendo–salí por, primero; no toleraba estar ahí, segundo;lucí comenzó a cuestionar idioteces y cómo tampoco la tolere, me salí.
— oh... –fue lo único que dijo–lucí siempre es así, no es de sorprenderse–asentí.
— ahora dime, ¿qué haces afuera?
—a pues, salí a hacer una "actividad"–hizo comillas con sus dedos–con el docente de finanzas, ya sabes.
Negué y reí–si yo lo se.
(...)
Habían pasado dos días exactamente, hoy era miércoles y el único chisme/tendencia era lo que le había sucedido al becado, aún no entiendo porque lo sigo llamando así cuando tiene nombre, pero me gusta llamarlo así o mi chiquito que también suena lindo.
Mi mejor amiga cómo siempre estaba conmigo en la hora de receso y, aunque estudiamos juntas la misma carrera, tenemos diferentes horarios y en muy pocas veces coincidimos, hoy era ése día.
Me platicó sobre lo que había hecho el lunes en la noche con el tipo, me contó su trágica experiencia sexual diciéndome que ojalá y sea la última vez que le tocaba un inexperto.
—hagamos una apuesta–me dice ella dejando de lado su manzana–se que te va a gustar.
—adelante–bebí de mi jugo natural.
—tienes cuatro meses para que tú –me señaló con su dedo indice–te folles al pobre e inocente becado.
Me atore y comencé a toser llamando la atención de todos en la cafetería.
—tú estas loca–dejé mi vaso a un lado–¿de cuánto hablamos?
Sonrió victoriosa–tres mil dólares.
—te pagó el doble si no lo llegó hacer –le extendí mi mano–pero si lo hago, tendrías que darme el doble.
— ¡Trato hecho! —Ambas nos estrechamos la mano aceptando el intercambio.— es bueno hacer tratos con una niña cómo usted, señorita Kang lía.
— Tú si que eres salada—Sonreí divertida, y proseguí.–deberían darte un Oscar por que a ti te gusta perder dinero, no entiendo como tus padres no se declaran en bancarrota.
Ella me miró mal y yo solo me reí, amaba molestarla así.
— Bueno, te disculpo solo si me compras una cartera de chanel edición ilimitada.
— esta bien —Hable– soló porque te amo.
Comenzamos a hablar de cosas triviales y de lo que yo había hecho el lunes por la noche, y mientras hablaba mi vista estaba fija en mi presa, aún se veían moratones en su carita y parte de su mejilla izquierda, eh intentado hablarle pero él me esquiva y me da rabia que haga éso, a mi nadie me ignora, él tampoco sería le excepción, claro que no, lo voy a tener comiendo de la palma de mi mano, ese realmente a sido mi objetivo desde que lo vi hace unos días cuando ingresó al aula.
— ¡Oh, mujer! Mi diosa, jamás pensé que me superarías–me sacó de mi trance y vi cómo se limpio sus lágrimas falsas –estoy orgullosa de ti.
— Te dije que caería ante mí, era obvio que sucedería–moví mi cabello hacia atrás.
— Bueno, tienes razón.
— además no follamos, solo fueron toqueteos y orales.
— Todo un diva, que suerte tienes cariño.
Nuestra conversación se dio por terminada cuando un celular comenzó a timbrar, rápidamente mi amiga contestó la llamada.
Mientras que yo simplemente, observé un lugar en especial.
Miraba entretenida el lugar donde hace ya instantes estaba sentado mi chiquito. Esa hombre será mío, pasará por mi cama y de extra le daré el privilegio de hacerme un oral, quiero sentir sus labios besando mi intimidad y que yo le chupara como si fuera un bendito helado de vainilla.
Además debo de ser muy cautelosa al momento de actuar, no puedo andar coqueteandole en cualquier lugar como me guste porque si por mí fuera, tendría una larga sección de besos franceses con él, y es que simplemente esos labios me podrían tener en el piso por lo apetecible que se veía para mis impuros ojos.
Él se levantó, tomó su bandeja para dejarla en la barra y tomó rumbo hacia la salida, me pare de mi puesto dejando a mi amiga con una cara de confusión, emprendí camino hacia él, y como siempre hablaban cosas incoherentes.
Cuando pase por la mesa de unos chicos que nada que ver, uno de ellos me dio una nalgada en mi glúteo derecho haciendo que de mi boca salga un jadeo de dolor.
–menudo imbecil–puse mi mano en donde me había pegado.
–así quisiera que jadees en mi cama, perrita–sonrió de lado y luego metió un pedazo de fruta a su boca.
–créeme crhis, con cualquiera de esta cafetería menos contigo–emití un sonido nasal –no después de que mi amiga te lo haya visto–sus ojos estaban puestos fijamente en mi–tras de chiquito, precoz, besitos.
Todo el lugar comenzó a reír. –nos vemos pequeñín.
Escuche como comenzó a insultar pero no le presté atención, mi objetivo se había escabullido entre la multitud, cuando logre verlo a pesar de mi estatura, empecé a caminar lo más rápido que me permitían mis tacos, y cuando estaba cerca de él, alguien me empujó haciendo que chocará con su cuerpo.
Pidiendo disculpas me hice la que no sabía quién era, cuando vi su rostro, sus ojitos me miraron, intenté tocarlo pero se alejo, odiaba que siempre hiciera lo mismo, y, aunque él me ignore, hace esto aún más divertido.
Esto realmente sera emocionante.
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