01.


Mis ojos hicieron contacto con los de él y puedo jurar que sentí un click en ese instante, pero, no era tan de mi agrado, digo, no se asemeja a lo que estoy acostumbrada, sin embargo, ¿por qué no intentarlo?

El docente le indicó al chico nuevo donde sentarse, y que bonita suerte tiene él para que le haya tocado a mi lado.

–hola guapo–me acomodo mejor en mi asiento para luego mirarlo– ¿de dónde eres? –mordí mi labio inferior esperando una respuesta por parte de él.

–¡señorita lía!–el docente llamó mi atención–dejé tranquilo a su compañero–volví a mi posición normal y asentí.

–me llegó un olor a pobre–escuché a uno de los chicos decir en la parte de atrás y todos rieron.

Gire en mi puesto para encararlo.–¡no seas idiota!–exclame–¡Tu estúpido padre está a punto de irse a bancarrota y probablemente te boten de aquí en un santiamén!

El salón de clases se llena con puros divertidos - uy - y el docente vuelve a llamar mi atención advirtiendome que una más y afuera.

La clase de contabilidad había acabado, tome mis cosas para luego dirigirme a la sala de profesores.

Entre al lugar y ubique al docente de lenguas extranjeras, me acerqué a él y llegamos a un acuerdo para que me suba la nota, en esta materia siempre me a ido mal.

Le pague una buena suma de dinero sin que los demás docentes se den cuenta, en esta vida todo era dinero, con dinero se hacía todo y que bueno que me toco nacer en cuna de oro.

(...)

Camine por los pasillos de arte en busca del amor de mi vida, dueña de mi corazón, Hyerim mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, tenemos la misma edad solo nos llevamos dos días de diferencia.

Necesitaba verla y darle un abrazo de bienvenida ya que doña pendeja se calló cuando intento esquiar y se fracturó una pierna, la extrañaba demasiado necesitaba contarle todo lo que hice en Francia, conocí a un chico en particular amante al arte y muy bueno en la cama también, no voy a negar que con él no fue un simple hola y adios, y juro que si lo volvía a encontrar me volvería a acostar con él.

Caminaba tranquila mente por los pasillos que conducían hacia los cursos de redacción, en eso mi vista se fija en el chico nuevo, todos ya sabían de la existencia del becado, algunos murmuraban y otros solo se reían, en mi caso ya le había puesto el ojo, y vamos, no voy a negar que tiene buena talla, buen cuerpo, y sus hombros hanchos que uff, hacen volar mi imaginación.

Cuando intente acercarme a él este miro hacia otro lado, ignorando totalmente mi presencia, ¿me sentí mal?, claro que si, a mi nadie me ignora, vi por última vez su rostro y mostraba seriedad, Este dio unos pasos más y se alejo de mi girando por el pasillo a la izquierda.

Que difícil era tener una platica con este chico.

Di unos pasos más hasta llegar al salón donde se encontraba mi pequeña niña.

Corrí hacia ella para tirarme le encima. –te extrañe tanto–le doy un fuerte abrazo dejándola casi sin respirar.

–me ahogo – comenzó a dar pequeñas punzadas en mi estómago haciendo que ría. –¡Dios! Cuéntamelo todo–pidió.

–estuve en París Francia, ni te imaginas–suspiré–probé de todo un poco.–mordí mi labio inferior al recordar todo lo que hice–pero hubo un chico en especial.

–te enamoraste–se sorprendió–ese no era el trato lili–se quejó–no tienes que romper los 10 mandamientos de la puteria.–solo escuchaba como hablaba y veía como movía su dedo índice.

–bueno, no preguntó qué hiciste tú porque se la respuesta–ella rodó los ojos y yo reí. –mi amor lo siento, pero tu caída fue chistosa.

–eres una idiota –me saco el dedo de en medio.

–uhmm agresivas como me gustan–iba a seguir hablando hasta que un chico interrumpió mi más sagrado momento.

–oye lía... –lo mire–quiero hacerte una pregunta–trago saliva pesadamente antes de seguir hablando.

–ya la hiciste así que continúa–él asintió nervioso.

–yo quería saber,si.. –se rasco la nuca–¿quieres ser mi novia?

Puedo jurar que todo se paralizó, nadie hablaba, nadie respondía, todos estaban ahí, observando y esperando respuesta.

Creo que todos aquí ya sabían la respuesta a esta pregunta y obviamente era un rotundo no.

En eso llegó el docente de mi amiga por lo que solo dejé al chico ahí, esperando una respuesta, y la única que obtiene es un. –sigue participando. –le doy un beso en la mejilla y salgo del curso.

me encamine hacia la clase que me tocaba a mi y ya iba un poquito tarde.

Estaba aburrida de lo rutinario, siempre era lo mismo aquí.

Salir e ir a la siguiente clase, conversar de todo lo bueno que haces, o simplemente se ponen a hablar de que cambian de auto cada vez que pueden. Realmente eran unos Idiotas.

Vi la hora de mi celular y comencé a caminar un poquito más rápido haciendo que esta vez mis tacones no suenen tanto.

Cuando llegue a uno de los pasillos que ya ni el nombre recuerdo, de nuevo me encuentro a mi presa.

–vaya, hoy es mi día– sonreí, camine un poco más y me acerqué a él.

*****

Jungkook

Mi mente se pierde en esos ojos que penetran mi alma, tanto así que la voz del profesor es el que me saca de mi ensimismamiento.

- Toma asiento atrás Jungkook, en el que está vacío - Mis ojos vuelan a donde él indica y mis pulmones se quedan sin aire. Ese asiento está alado de esa linda y hermosa chica.

Con pasos torpes y sintiendo aún la mirada de todos, llego a su lado. Arrastro un poco la silla y tomo asiento. Agacho mi cabeza sintiéndome cohibido y nervioso. 

- Hola guapo - Escucho como se mueve en su asiento. No quiero levantar la vista y encontrarme otra vez con sus penetrantes ojos - ¿De dónde eres? - No solo su rostro y ojos son hermosos, su voz es melodiosa con una pizca de sensualidad - ¡Con un demonio! Permanezco sin moverme. No puedo, mi sistema no me lo permite.

- ¡Señorita Lía! - Me sobresalto un poco al escuchar la voz del profesor - ¡Deje tranquilo a su compañero! - Tal vez es mi imaginación pero la escucho reír por lo bajo. Ella acata las ordenes y vuelve a posicionarse mejor.

Respiro nuevamente con normalidad, hasta que escucho algo que me estruja mi corazón.

- Me llegó un olor a pobre - Acto seguido todos a mi alrededor comienzan a reír.

Ya sabía yo que había sido una idiotez pedir una beca aquí. Obviamente no encuadro en el perfil de niño rico mimado de padres ricos. Pero no tenía opción. No solo veo por mi futuro, mi madre depende entera y completamente de mi. Somos  nosotros dos contra el mundo.

Siento como mis ojos se llenan rápido de agua y reprimo internamente mis ganas de llorar.

Quiero salir corriendo.
Quiero irme lejos de aquí y no saber más.
Quiero rendirme definitivamente. 

Solo ha pasado un segundo, pero de inmediato siento como la chica a mi lado gira rápidamente su torso y grita, cambiando su melodiosa voz por una gruesa y llena de odio.

- ¡No seas idiota! ¡Tu estúpido padre está a punto de irse a bancarrota y probablemente te boten de aquí en un santiamén! - 

Si no me podía mover antes, menos ahora.

El salón de clases se llena de un bajo y divertido "Uy" emitido por los compañeros. Tomo valor y la veo un poco de soslayo.

- ¡Señorita Lía! ¡Una más y la saco de mi clase! - La chica gira sus ojos y asiente. 

Por alguna extraña razón mi corazón da un vuelco. No puedo creer que esta chica a mi lado me haya defendido. Por sí, eso es lo que hizo con aquel chico irrespetuoso. 

Dejo de verla y saco mi cuaderno y una pluma para empezar la clase. Contabilidad no es nada del otro mundo, para ser sincero se me da de maravilla y hasta puedo decir que es una de mis materias favoritas. Sin percatarme del tiempo, la clase termina y salgo de la clase antes que el resto. 

Las siguiente clase pasa tan lenta y horriblemente que no supe que rayos fue lo que dijo la profesora de Desarrollo de Negocios. Todos murmuraban y reían a mi alrededor. Tuve que mentalizarme que solo era yo en aquel salón de clases pero fue inútil. Esas dos horas fueron el infierno para mi.

El primer receso llega y yo agradezco infinitamente. Salgo al pasillo pero está atestado de estudiantes. Si no tuvieron piedad de mi un par de ellos en las clases, no quiero imaginar que dirán de mi el resto. Con esto en mente me escabullo entre los edificios, pero para ser sincero, creo que estoy perdido. Este lugar es enorme.

Sigo caminando y llego a un pasillo el cual está lleno de cuadros pintados sobre hermosos y muy bien decorados lienzos. Me detengo a admirar un poco pero me distraigo al escuchar pasos acercarse. Frete a mi viene aquella hermosa chica, Lía.

Mis dedos tiemblan pero mantengo una postura recta y seria. Me recuerdo firmemente que estoy aquí con un solo objetivo en mente.

Sus ojos me escanean de pies a cabeza. Estoy tan cerca que puedo ver brillar sus fanales, Ella se mueve un poco para encararme pero, al ser más baja, simplemente paso de largo y la ignoro. Mi escapatoria es tomar el pasillo a mi izquierda y así lo hago. 

Gracias a mi vergüenza y nerviosismo,  camino y camino por lugares que cada vez más desconocidos. El pánico se apodera de mi cuando escucho la campana del receso terminar. Echo una ojeada a mi alrededor pero no reconozco absolutamente nada. 

Hago fuerza a mis pies en echar a correr pero nuevamente los pasillos desconocidos se abren ante mi. A mi alrededor ya no queda un alma. ¡Llegare tarde a clase! Es lo único que mi cerebro repite constantemente. Estoy a punto de darme por vencido y decidir que en definitiva la universidad no es lo mío, cuando una vez mas en lo que llevo del día, me topo de frente con la persona que menos hubiese querido ver.

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