S i e t e: Un secuestro consentido.

I

—Muchas gracias por las llaves Kris, y por llevar el auto hasta el departamento.

—No es nada niña—se mofo—, debo admitir que tienes un buen gusto—mascullo, con cierto recelo logrando hacerle reír—. Bien, espero que al verla de nuevo este sana y a salvo, o te pateare el culo.

Bufo, encandilada por la amenaza.

—Ya quisieras, estoy llegando ¿te llamo luego? —cuestiono con curiosidad.

—No te he dejado a mi bebe para quedarme con la duda—ironizo con una pisca de sarcasmo—, dejale eso a Hyun—comento con un pequeño toque de malicia—. Por cierto, cuidate.

—No te preocupes—corto y se detuvo enfrente de la puerta, guardando el celular en el bolsillo de la chaqueta hizo girar las llaves en su dedo y conto hasta diez antes de repasar su plan con voz monótona dentro de su cabeza.

Inspiro hondo y mantuvo su rostro sereno, abrió la puerta con cuidado y se introdujo al aula, lamiendo su labio inferior con cuidado. Pocos rostros se giraron en su dirección, volviendo a la clase en cuestión de segundos, ignorándola como si no fuese nadie.

Y realmente era esa la respuesta que esperaba.

Reviso con la mirada a cada estudiante y dio con una cabellera rosa que se mantenía en un movimiento suave, entre su cuaderno y el profesor, al detallarlo encontró el tic nervioso en su pierna derecha, que no paraba de moverse mientras sus dedos movían los añillos de la mano contraria. Por unos segundos el profesor la observo, como si solo observase a un simple estudiante sin detenerse, con un sencillo asentimiento le indico salir del aula, y así lo hizo, dejando la puerta entre-abierta y recostándose a la pared.

Espero pacientemente hasta que el profesor detuvo su explicación profunda sobre el arte abstracto.

—Bien—escucho su suspiro—, en un momento quiero que cada uno de ustedes exprese lo que las palabras han dejado en su cabeza a través de su arte, tratando de añadirse a los parámetros de este tema—lo escucho moverse y como todos comenzaban a murmurar sobre sus ideas—, oh, cierto ¿Park Jimin?

— ¿Profesor?

—Lo necesitan en el pasillo.

Solo tuvo que esperar medio minuto cuando Jimin salió, encontrándose con su mirada sorprendida y cierto reproche en sus ojos.

— ¿No deberías estar descansando? —cuestiono.

—Nah, me siento mucho mejor—le restó importancia con un gesto de su mano—. Chimchim, vamos a escaparnos.

Alzo una ceja, divertido y se inclinó de manera provocadora, invadiendo su espacio personal.

— ¿Vamos? —Cuestiono, provocando que asintiera— Esta bien, ¿Cómo lo haremos?

—Mira y aprende nene—Una sonrisa se curvo en sus labios, fue imposible detenerla, en un simple movimiento se giró, entrando al aula e inmediatamente todos los ojos cayeron sobre ella, avanzo hasta el asiento de Jimin y comenzó a recoger sus cosas—. Profesor, le voy a secuestrar un estudiante ¿No le importa, verdad? Tiene muchos, así que por favor sea bueno y mándele un correo con el contenido de la clase y las tareas pendientes.

Todos se quedaron en silencio, y los ojos verdosos del profesor la observaron con cierta diversión, muy bien disimulada bajo una máscara de indiferencia. Suspiro, masajeando sus cienes con molestia.

—Está bien Kou, solo no lo asesines ¿Bien? —apenas asintió él volvió a mirar sus páleles— Sal rápido mocosa, quiero seguir con mi clase.

— ¡Cuídese! —colgó el bolso de Jimin en su espalda y dejo el aula con todos los ojos del aula clavados en ellas en cada momento, al cerrar la puerta tras ella observo sobre su hombro y llevo una mano a su corazón—Dios, no soporto tanta atención—negó, divertida—. Parecían cuervos esperando que me resbalara.

— ¿Por qué será, ah? —Exclamo entretenido, pasando su brazo por los hombros femeninos, inclinándose la miro con una sonrisa juguetona, como un niño— ¿Cómo es posible que el profesor te haya permitido esto? Todavía no lo creo, creo que eres la única que se escapa así.

—Creelo bebé, así es mi mundo—reprimió la sonrisa que deseaba estirarse en sus labios y alzo una ceja, encontrándose repentinamente con una profunda mirada.

Siempre se sentía cohibida por la seriedad y sentimientos que encerraban esos ojos marrones en ese exacto momento, esa mirada.

Parpadeo, ignorando deliberadamente su nerviosismo, mascullando con energía: —Vamos, vamos.

No giro en el trayecto que los llevo fuera del edificio de Artes plásticas, sabía perfectamente que él la seguía de cerca, podía sentir su fija mirada en ella. Agradeció haber convencido a Jungkook de que le quitara las llaves a Jimin para dárselas a Kris, quien también se llevó su bolso dejando únicamente el celular que llevaba en el bolsillo, recordándose que tenía que apagarlo de nuevo.

Al estar fuera, e ir al estacionamiento pudo ver a Jimin dirigiéndose hacia donde antes se había encontrado su auto, evito reír y lo detuvo al cogerlo del brazo.

—Jimin, es por acá—se burló—. Mande tu auto a casa, así que manejare yo.

—Punto para Kou—mascullo con falsa molestia, el brillo divertido de sus ojos se lo aclaro—, entonces ¿A dónde iremos?

Hizo una mueca ante la pregunta y negó repetidas veces mientras se acercaban a la monstruosa motocicleta de Kris, tan preciosa y peligrosa que al detenerse en ella Jimin pareció restregarse los ojos para asegurarse de que sus ojos no lo engañaban.

—No me voy a subir en esa cosa—se quejó provocando que bufara con molestia—, no me mires así ¡Da miedo! Es más ¿Cómo es que tienes esto?

—Es de Kris, se la pedí para hoy, y me costó mucho—llevo las manos a sus caderas e hizo una mueca en sus labios, como un puchero cual capturo la atención del chico—. Vamos Jimin, no seas niña.

Con una mirada indignada tomo asiento en la moto, estirando el brazo para que le entregara la mochila, con gusto lo hizo y tomo asiento delante de él, enterrando la llave en el compacto y encendiéndola con un gustoso gruñido que hizo vibrar su ser de emoción. Jimin, ante la sorpresa enrollo los brazos en su cintura, sujetándose a su cuerpo con firmeza y provocando que se sintiera como él chico de la situación.

Tras pasarle el casco se colocó el suyo y lo sujeto con firmeza, manejo cuidadosamente pero con libertad. Por unos momentos se olvidó de todo, con el viento acariciando sus mejillas, alborotando su corto cabello castaño o el cielo que apenas parecía agarrar colores otoñales. Sintió los brazos en su cintura relajarse y la barbilla descansar en su hombro.

Entonces acelero.

.      .       .       .

—Oh, Dios.

Observo las vías del tren, completamente vacías; había manejado hacia la zona del tren de carga, con sus vagones llenos de cargamento, solían dejar varios sin los grandes cajones que se encajaban allí, y ella varias veces se había subido a uno y sin duda era algo que deseo mostrarle.

Giro el rostro para observar la mirada dudosa de Jimin, no estaba seguro, no, sin duda no lo haría, y esa idea le dolió, para sí misma eso era... simplemente hermoso, algo que le dejaba en libertad, temporal, pero al fin y al cabo era una pizca de libertad.

—¿No quieres? —pregunto, encontrándose con su voz débil y tímida, cuando la miro trato de sonreír, y su intento la conmovió con ligereza— Esta bien, sé que soy la única loca que hace cosas así, no te preocupes—se encogió de hombros, restándole importancia—. Si quieres puedo darte las llaves de la moto.

—Me parece muy mala idea, sí, pero ni loco te dejare sola—frunció el ceño, negando—. Quiero ir contigo, y probar tu locura.

Su vientre se ablando y sintió cosquillas por todo su estómago, sin lograr decir alguna cosa asintió. Abrió la boca, dispuesta a decirle que no era necesario cuando las vías vibraron y se escuchó la locomotora acercándose, se giró por unos momentos y al devolverle la mirada lo encontró acomodándose la mochila en la espalda con cuidado.

Realmente lo va a hacer—pensó, exaltada.

—¿Vamos? —alzo la mano, su sonrisa tembló un poco y cuando agarro su mano entrelazo sus dedos con los ajenos, sintiendo el tacto de la mano masculina— Realmente no tengo idea de que hacer, así que me vendría bien una explicación para tener una idea.

Sonrió, entretenida por la visión de ambas manos.

—A los cinco segundos de que aparezca en nuestra vista vamos a correr al vagón vacío, no te detengas, no mires hacia atrás, alcanzalo y sube—alzo la mirada, observándolo—. El primero que llegue ayuda al otro, te lo aseguro, vale la pena.

—¿Y si no lo logro? —cuestiono, dudoso.

—Siempre dejan como cuatro vagones vacíos, sube a cualquiera de los restantes—le dio un apretón, embozando una alentadora sonrisa—, yo te alcanzare.

Inspiro hondo y se acercaron a las vías, dejando un espacio para no correr riesgos, pero tampoco como para no lograr subir. El tren apareció, acercándose con rapidez y comenzó el conteo en reversa en su cabeza: uno, le dio una rápida mirada a Jimin quien nerviosamente no alejaba sus ojos del tren. Dos, se mordió el labio y se puso de puntillas, en un rápido movimiento beso la mejilla masculina, tensándolo.

Tres... cuatro...

—¡Corre! 

Lo jalo cuando este la observo, sorprendido parpadeo varias veces y comenzaron a correr. Soltó su mano y fijo la mirada en el tren, cinco y los primeros cuatro vagones junto a la locomotora ya les sacaban ventaja, observo el primer vagón vacío y se apresuró. Las órdenes de su cuerpo eran simples y seguras, correr hasta acercarse lo suficiente y subirse, debido a su práctica –por todas aquellas veces en que lo había hecho– no tenía inconveniente alguno, le salía totalmente natural.

Se esforzó y alcanzo el metal tibio tras recibir el poco sol que hubo aquel día, en un ágil movimiento se alzó y despego los pies del suelo, pasando primero una pierna y luego otra, rápidamente, sin darse descanso alguno se permitió observar a Jimin, quien estaba cerca, pero no lo suficiente.

—¡Vamos, Jiminnie! —grito, sujetándose para inclinar el cuerpo fuera y estirar la mano. Sus dedos se rosaron por unos segundos y se alejaron, observo sobre su hombro para ver que se acercaba el desvió, debían apresurarse o él se quedaría. Aquella idea le disgusto, inclinándose más estiro mucho más su brazo, sabía que los dedos de su mano derecha estaban blancos por la presión al sujetarse del metal, pero no importo.

Se encontró con la mirada castaña unos segundos en los cuales toco sus dedos de nuevo, y en un jalón se inclinó aún más, agarrando su mano para atraerlo hasta ella. Jimin apresuro a sus piernas, y, gracias a su fuerza, y la que ella tenía por tanto entrenamiento logro hacerlo alcanzar el metal, ayudándolo a subirse.

Solo quedaba muy poco, la desesperación le gano y lo jalo dentro del vagón justo a tiempo, cayendo al suelo con el chico encima, instantes después el tren giro en dirección contraria.

En señal de victoria alzo los brazos exhaustos por la repentina fuerza a la que los expuso, sintiendo la emoción acelerar su corazón mientras su cansado cuerpo solo quería quedarse allí, tendido en el suelo metálico. Jimin se removió, provocando que lo observara, tanta había sido su euforia que ignoro deliberadamente el peso masculino sobre su cuerpo, él tenía la frente en su hombro y una pierna entre las suyas.

—Jimin—le llamo—, ¿estás bien?

No le respondió, en su lugar se removió nuevamente hasta que abrazo su cintura y se giró, dejándola sobre su cuerpo. Ahora se encontró con su vientre sobre el abdomen masculino, sus brazos quedaron flexionados ante el movimiento sobre los pectorales y sus piernas no cambiaron, pero ahora estaba más cómoda.

Inclino el rostro, confundida cuando soltó su cintura y se cubrió el rostro con sus manos.

— ¿Jimin...?—Burbujeante, estruendosa y gruesa. Aquella risa la hizo temblar y la invadió una sensación cálida y gustosa, parecía como una melodía prohibida. El peli-rosa reía sin cohibición alguna, aunque no sabía si se debía a la adrenalina o porque realmente había hecho algo loco.

Se relajó, estirando los brazos hasta tomar sus manos, sin oponerse las retiro de su rostro con cuidado, encontrándose con una brillante mirada y una gran sonrisa que casi se la contagia.

—Llamame así de nuevo—pidió, tomándola por la cintura y jalando hacia él. Parpadeo, confundida y extrañada.

— ¿Cómo? — La caricia en su mejilla la distrajo, frunciendo el ceño se dio cuenta de cómo lo había llamado para alentarlo a llegar hasta ella y la sangre le subió a la cabeza— ¿Jimin-nnie? —ladeo el rostro, no entendió porque su vergüenza pero se sintió un poco tonta, y penosa.

Sonrió por su tartamudeo bobo y se giró, dejándola de medio lado, observándola directo a los ojos, como si observase su alma.

—Um-hmm, realmente me encanta—sonrió con intensidad, dejándola atontada cuando sus ojos desaparecieron y aquellas paletas un poquito torcidas le otorgaron ternura—. Estas loca ¿Sabes? Pero me fascina eso.

— ¿A-ah?

—Tenías razón—continuo, ignorándola, girando el rostro hacia el cielo. El viento los golpeaba con suavidad y la vista rápida de las nubes deslizándose era algo que entregaba paz, observo sintiendo como cada parte de su cuerpo se relajaba aunque su corazón no desistía de salir rápido en su pecho, y habían pequeños nervios acentuándose en su estómago—, esto vale totalmente la pena, pero me atrevo a decir que no sería tan alucinante y hermoso sin ti.

Se quedó totalmente quieta, sin girarse por temor a que hubiese escuchado mal. Parpadeo, tratando de asimilarlo y el temor de que fuera su imaginación la ataco, lentamente volvió el rostro hacia él, encontrándose con aquella mirada oscura, intensa y que la quemaba.

—Ya has de haberte dado cuenta ¿no? —Murmuro, inclinándose hacia ella, cohibiéndola mucho más— creo haberlo dicho en algún momento, y si no es así entonces seré muy directo—deslizo su mano por su cadera, sujetándola con delicadeza, dándole la oportunidad de que se soltara, no pudo moverse y jalo hacia el cuerpo masculino, acercándola de manera peligrosa—. Me gustas mucho Kou.

Hipo, idiotamente se le escapo un hipo y su rostro enrojeció en instantes sacándole una sonrisa traviesa, fiereza y sensual, aun así sus ojos mostraban ternura, y peligro ¿Cómo podía tener tanto equilibrio entre ambas cosas? Su mente quiso huir, estudiando cómo podía ser tierno y adorable, para al mismo tiempo hacerle temblar las piernas por aquella manera sexy de comportarse.

—Oh, bueno...—se mordió el labio, hipando nuevamente— y-yo realmente soy horrible con las palabras, como veras, a veces hablo mucho pero otras veces no puedo decir pio—continuo, soltando un vómito verbal del cual desconocía su origen—, así que estoy siendo horriblemente idiota en este momento, lo sé, pero es que sientounnosequevolviendomesuperboba.

Sonrió divertido por su balbuceo y como termino hablando demasiado rápido, parecía enternecido por ello. Pego los labios en su frente dejando un casto y dulce beso allí.

—Está bien bonita—rio en voz baja, apretándola contra su pecho, se relajó ante su voz melodiosa y suave sintiendo como sus nervios se acentuaban en su vientre al tenerlo justo en su oreja—, no hay necesidad de que respondas ¿bien? Solo disfrutemos de tu mundo.

Le regalo una sonrisa dulce y giro el rostro, dejando descansar su cabeza en el hombro masculino, mientras Jimin observaba el cielo se dio el placer de mirarlo: su cabello rosado se balanceaba por el viento, su rostro transmitía tranquilidad, con sus ojos observando fijamente el cielo, logrando reflejarse en el marrón oscuro de sus orbes, logro ver pequeñas pecas y uno que otro lunar, muy bien escondidos. De perfil se veía hermoso, sumamente hermoso y sin poder resistirse saco su celular tomando una foto antes de lograr detenerse.

Sonrió, encontrándose con su mirada confusa a través de la pantalla, debido a que la última vez que saco una foto fue con Hyun y Kris, ambos habían cambiado la configuración de captura, sacando varias fotos seguidas.

—¿Por qué me sacas una foto? —Hizo un mohín y la imagen se capturo en el celular— ¡Yah! Dame eso— frunció el ceño, tratando de arrebatarle el celular, y lo evito gloriosamente, bloqueándolo y guardalo en el brasear.

Parecía sorprendido.

—No lo tocaras—verlo arrugar su nariz le provoco una risa que se fue imposible detener. Allí nada la alcanzaba, iba a gran velocidad, lejos de todos los problemas, personas y sin ataduras, en aquel momento podía tocar esa parte que tanto anhelaba—. Te veías muy bien, era imposible evitarlo.

— ¿Me veía? —Hizo una mueca cómica, bromeando— ¿Acaso ya no me veo bien?

—Para nada—le siguió el juego, Jimin llego una mano a su pecho y la miro ofendido con tal exageración en sus gestos que quiso reír.

—¿Y ahora? —La risa llego de golpe al verlo, sin lograr detenerse. Jimin tenía los ojos virolos, al mirar fijamente su nariz con ambos y jalar sus mejillas haciendo un rostro tan cómico que se encorvo contra él, sosteniendo su estómago que comenzaba a doler, al igual que sus mofletes.

Escucho su risa acompañarla y miro el cielo unos segundos antes de que la emoción se filtrara por sus poros, se irguió, quedando sentada y lo miro con aquel sentimiento flotando a su alrededor.

—Tienes que ver esto—vio la curiosidad en sus ojos, y al ponerse de pie él la siguió. Se acercó al lado derecho del vago y se arrodillo, dejando descansar sus brazos flexionados en el hierro grueso—, solo espera que pasemos este corto túnel.

—¿Es muy oscuro?

—Ajá.

—Kou—llamo, alzo la ceja, girando el rostro hacia él encontrándose solo por unos instantes una suave mirada antes de que la luz desapareciera, inclino el rostro confundido. La oscuridad total –porque ese era el único túnel sin luces internas – duraría ocho largos segundos, en los cuales por simple acto de reflejo giro el rostro de un lado a otro, buscándolo.

Pésima idea, se encontró con unos carnosos labios que terminaron sobre los suyos, a la mitad, rozando la comisura de su boca. Ninguno se movió, ella no quiso, la sensación sedosa de aquellos labios sobre los suyos la tentó, y aunque él se mantuvo como una estatua, fue casi inconsciente su propio movimiento, girando el rostro un poco más, siendo atrapada por la claridad.

Cerró los ojos por unos segundos, al abrirlos se encontró con su mirada: serena, con un hambre voraz y atenta, como un felino cazando a su presa, la estaba estudiando y cuando separo los labios, mordiéndole el labio inferior antes de soltarlo lentamente.

Desvió la mirada al paisaje que se abría ante ellos, pero duro unos segundos observando su rostro antes de unirse a la vista.

Esto no se quedaría así—pensó mientras tomaba un poco de espacio.

Al observar se podría ver un desnivel grande y frondoso, con el verde brotando por todos lados y dos árboles, el primero florecía de un amarillo cuando el otoño comenzaba, y el otro era un cerezo con un atrasado tiempo que solía estar cargado al mismo tiempo que su compañero, un poco más abajo se abría un rio cristalino.

Sabía que alguien cuidaba ese lugar, porque en un costado había rosales cuales no habían sobrevivido solos, y del otro lado poseía flores silvestres dispersas.

—¿Has estado allí? 

Su pregunta no la tomó por sorpresa, sonrió ante el recuerdo.

—Sí—susurro—, es un lugar donde puedes desaparecer, detener el tiempo y relajarte, soñar despierto, lo que quieras—se encontró a si misma estirando la mano hacia la imagen, deteniéndose al recordar que se acercaba otro túnel—. Llegue allí por casualidad, una vez subí y habían polizontes, no quisieron mi compañía y tuve que saltar.

—¿No te lastimaste? —su pregunta atrajo su atención.

—¿Unos raspones a cambio de un precioso lugar? —Sonrió— No fue nada, se cómo caer, aunque fuese improvisado.

—¿Y este lugar? —curioseo, respondiéndose a sí mismo de inmediato— Querías velocidad, ir tan rápido que no pudieses pensar en nada más que perderte en el viento, estar aquí es como flotar, entrar a la oscuridad y dar con la luz, puedes respirar y encontrarte a ti mismo.

—Sí.

Él la miro con aquella intensidad que atentaba contra ella cada segundo, murmurándole que en ese infierno que traía consigo no vería sufrimiento alguno, tentador, expectante a sus reacciones, sus movimientos, a cualquier respuesta de su parte pero su mirada descanso en sus labios hasta que la oscuridad los trago de nuevo.

—No lo haces fácil—lo escucho murmurar justo antes de sentir las manos masculinas acariciarle el rostro, sujetándola con delicadeza jalo hacia él. Podía soltarse, no había fuerza en su agarre, y aun cuando sabía que miles de cosas podría salir mal se negó a resistirse en ese chico—, vamos a flotar el resto del camino, mon amour.

Como la manzana del edén, roja, gustosa y prohibida, ella sabía que estaba mal, no debía, pero en ese instante, en ese tren nada de aquello importaba. Atontada por su voz ronca y suave, con sus caricias se dejó guiar por él hasta sentir el rose de sus labios, tan delicado...

Guiada por aquel cuidado lento y tortuoso decidió devolvérselo, atreviéndose a lamer su labio inferior antes de mordisquearlo con suavidad sintiéndose extrañamente gustosa al escuchar como su respiración cambio y soltó un gruñido bajo, tomándose su tiempo al besarla.

Nunca había besado correctamente a un chico, anteriores veces, en lo que se podría decir que fue su adolescencia una vez alguien le robo un beso, un sencillo rose pero nadie nunca había hecho lo que Jimin estaba mostrándole en aquel momento, tenía dulzura allí, una que la estaba derritiendo cada vez más. Aunque era tan lenta él se estaba adaptando a su ritmo, sin presionarla, sin empujarla ni hacer que corriese, la estaba engatusando lentamente.

Y aquello le causo euforia.

—¿Me permites? —murmuro a su oído cuando ambos buscaron aire, sabía que estaban saliendo del segundo túnel, y al abrir los ojos busco su mirada. Le estaba pidiendo más cercanía, por unos segundos se sintió expuesta, y la pequeña duda se implanto en su cabeza, al menos hasta que lo escucho— Mon amour, laisse-moi t'aimer pendant que nous flottons. (Mi amor, dejame amarte mientras flotamos)

La voz ronca de Jimin combinada con aquel idioma le dejo la piel de gallina, escucharlo hablar en francés era como entrar en un ensueño donde solo querías más de esa melodía, contuvo un suspiro e inclino el rostro.

—¿Voulez-vous me montrer, chérie? (¿Me enseñarás, cariño?)

—Chaque fois que tu veux, jolie. (Cada vez que quieras, bonita) —aquellos labios acariciaron su mejilla al hablar, atontándola un poco más con cada segundo que transcurría así.

—Alors aime-moi, Jiminnie (Entonces amame, Jiminnie) —se alejó un poco para mirarlo encontrándose con aquella mirada, y su sonrisa. Esa endemoniada sonrisa que le hacía delirar, la cual le perseguía en sueños: Picara y sensual, con un toque juguetón, parecía el mismo diablo y no le importo vender su alma en aquel instante. Dejo sus mejillas para deslizar las manos hasta su cintura, alzándola con facilidad antes de sentarla ahorcajadas en sus piernas, acercando su pecho al masculino, antes de siquiera reparar en ello estaba abrazando su cuello, y segundos después fue abordada nuevamente por aquella hábil boca.

Era distinto, se dio cuenta con rapidez, ya no era tan lento pero eso no impedía su delicadeza, se sintió como si la saborearan, y justamente eso es lo que él estaba haciendo, como si se embriagara con su sabor, así como ella estaba borracha por el suyo. Soltó un débil ruidito cuando mordió su labio inferior, y después mordisqueo su mandíbula comenzando a besarle las mejillas.

Se movió hasta su nariz, luego a sus pómulos, paso hasta sus parpados y cuando frunció el ceño beso en ese lugar. Él calor subió y sus mejillas se sonrojaron al mismo tiempo que su corazón se ponía tan mal. Jimin no se detuvo, siguió besando todo su rostro antes de volver a sus labios, invadiendo su boca en un jugueteo atrevido.

Estaba a su merced, y no había escapatoria.

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Escuchando Andy Black mientras hago esta notita, es como comer nutella.
Amo su voz, es precioso.
Aqui un nuevo capitulo, lo subi lo más pronto que pude uwu hablo enserio, pero mi señal de kk no me ayuda.
Help me (っ˘̩╭╮˘̩)っ

¡Jiminnie y kou estan bajo un arbol, dandose besitos! La verdad ame mucho esto, porque simpleme...  ¡acaba de ponerse Maroon 5! Oh, god. Maps es bello.  ;-;
¿En que estaba?  Ah, si. Creo que ese sentimiento de acercarse a la orilla del vacio es algo... Fuerte, la indecision, temor, nervios, y todos aquellos pensamientos que te quieren hacer retroceder. A veces solo debes saltar y ya, vivir, arriesgarte y aunque salgas herido ¿de eso no trata la vida?  No se aprende sin caer, y no se vive sin emociones que sacudan tu cuerpo y corazón.

Creo que se me solto el hilo, ops. Ya los dejo, hasta la proxima.
Besos chérie's (〜^∇^)〜.

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