Parte única
Cortinas cerradas, sillas vacías y tras las puertas bajo llave del local, Seoul en su apogeo nocturno. El sonido de la ciudad llegaba tamizado hasta sus oídos, opacado por sus jadeos haciéndose eco en el lugar iluminado apenas por las luces del mostrador a unos metros de donde ellos se encontraban.
Su cuerpo se sentía caliente y ligero, sacudiéndose una y otra vez tras cada embate.
—Abre la boca...
Baekhyun se impulsó hacia adelante en automático ante la orden, remojándose los labios con la lengua antes de recibir la ofrenda directo de la boca de su acompañante.
Paladeó el fruto de mar embebido en una suave salsa, antes de llevárselo al estómago de un solo bocado.
— ¿Te lo tragaste todo? –nuevamente la voz ronca se oyó entre siseos, acompañada de la mirada oscura y penetrante de su portador.
—S-Sí lo hice... Chanyeol... –respondió jadeante antes de recibir la lengua contraria en su boca, aquella que pesquisaba hasta el último rincón tras cada bocado, corroborando que sus palabras fueran ciertas.
El alto volvió a incorporarse, dejando ver a Baekhyun un rostro perlado en sudor y el cabello alborotado, pero con el uniforme de chef aun perfectamente abotonado.
—¿Qué ocurre? No has comido casi nada hoy.
La cadencia en el sonido de la voz y la mirada empezando a suavizarse para dejar ver ese brillo de subrepticia preocupación, hicieron a Baekhyun ladear la cabeza, optando por concentrarse en el arreglo floral a unos centímetros de su rostro, en medio de la mesa sobre la que había tomado su cena esa noche, la misma sobre la que yacía ahora.
—Baekhyun-ah... no deberías ser tan exigente, ¿o es que eres quisquilloso con la comida?
La insistencia hizo que el más bajo volviera a fijar la mirada en su interlocutor, encontrando los orbes chocolate que evocaban aquel primer encuentro, cuando Baekhyun empezó a ir a su restaurante.
El azabache recuerda que sus miradas se cruzaron en varias oportunidades, aquella vez, con Chanyeol recorriendo el lugar y preguntando a los comensales cómo estaban pasando la noche, como un buen anfitrión haría.
Ambos, sin siquiera decirse una palabra, se habían percatado de la presencia del otro solo con el sentido visual, dejando que sus ojos interactuaran toda la velada.
—Gracias por acompañarnos en esta velada –había pronunciado el alto en una ocasión, cuando sus pasos lo llevaron a esa zona del restaurante, dirigiendo toda su atención a la mesa donde solo Baekhyun se encontraba –Usted... aún tiene algo de comida en su plato –arguyó con cordial cautela, haciendo que Baekhyun fijara la mirada en su cena, casi intacta.
Las cálidas manos posándose en sus hombros tensaron el cuerpo del menor, que quedó perplejo ante este gesto. Pero lo que ocurrió un segundo después lo hizo aún más.
—¿Debería arreglar eso? –el tono ronco y seductor susurrado al pie de su oído era una invitación demasiado obvia. Esa fue la primera noche que Baekhyun se quedó en el restaurante hasta que todos se fueron y el alto cerrara el local.
Y ahora se encontraba nuevamente hecho un desastre de gemidos y jadeos, con la ropa deshecha y las muñecas aprisionadas por una de las manos del chef, que se empujaba en su interior sin compasión, con el tintineo de la vajilla resonando a la par de sus movimientos hasta que ambos alcanzaran el clímax.
—A este paso serás capaz de volver a comer normalmente en poco tiempo –jadeó el alto con la voz cansada pero aun así cargada de lujuria, como si aquello fuera el motor de su líbido.
—Y cuando eso pase... —argumentó Baekhyun con ojos adormilados y mejillas afiebradas —...esta relación... ¿terminará?
El rostro del castaño reflejó sorpresa por una milésima de segundo, antes de dirigirle una mirada cargada de un sentimiento que Baekhyun no supo descifrar.
—¿Por qué no te quedas esta noche, para probarte que eso no pasará? — lo invitó con una sonrisa de lado, mientras salía de su interior y le pasaba la mano, esperando su aprobación tácita, si la tomaba.
Baekhyun desvió la mirada, incorporándose por su cuenta para empezar a acomodar su camisa — Yo... ya me voy — balbuceó sin atreverse a enfrentar la mirada del alto. Y con estas palabras como despedida, Baekhyun abandonó el restaurante solo, como cada noche.
Los encuentros siguieron ocurriendo por cerca de un mes. Baekhyun avanzaba lentamente en esa extraña terapia sin siquiera percatarse de ello, al punto en que se sorprendió de ver su plato casi vacío esa noche.
Puedo comerlo, y solía sufrir por ello, pensó paladeando el bocado que se había llevado a la boca. Se giró buscando con la mirada a Chanyeol, como si quisiera contarle de sus avances al igual que un niño regalándole un dibujo a su maestra, encontrándose con la sonrisa suave y la mirada cariñosa del alto al otro lado del salón.
Fue todo el contacto que tuvieron en esa ocasión, hasta que nuevamente las puertas se cerraron, y solo quedaron ellos dos.
—Ah... mmm... —Baekhyun gemía nuevamente con el pecho apoyado en su mesa, sus muñecas firmemente envueltas por las grandes manos del chef.
—¿Te gustó el menú de esta noche? — gruñó la voz, liberando uno de los brazos del menor.
—Es-Estuvo delicioso — gimoteó Baekhyun echando la cabeza para atrás.
—Bien, entonces... este será tu postre.
El azabache sintió el toque frío en sus labios entreabiertos, y sacó la lengua reseca para acariciar con ella la frutilla antes de sostenerla entre sus dientes.
Una embestida dura lo hizo reaccionar —Chan... yeol... —farfulló con la fruta aún fuera de su boca.
—¿Qué? ¿No te gustan las frutillas? —el susurro sopló en el oído del bajito haciéndolo delirar.
—No.… es... eso... ngh...
—Vamos... no la eches —los dedos del alto se colaron al frente de su boca a presionar el postre.
—Es... Es que...
—No podrás venirte hasta que te lo hayas tragado — jadeó ronco el castaño.
Baekhyun masticó y se tragó hasta lo último, relamiendo el jugo de sus comisuras antes de ladear el rostro para ver a Chanyeol a los ojos — ¿Es-es por mi exigencia con la comida? — preguntó con las mejillas teñidas por el calor—¿Es la razón por la que haces esto? ¿Encuentras esto divertido? Ahh... Ahh...
El bajito vio al chef dedicarle la misma expresión que hace unas horas, y sin percibirlo, sus ojos miel dejaron escapar pequeñas lágrimas.
Siempre estás sonriendo en frente de alguien que apenas conoces. ¿Te burlas de mí? ¿O solo estás matando el tiempo?
Sin poder sostenerle la mirada por más tiempo, Baekhyun aprovechó que las manos del alto fueron a aferrarse a sus caderas, girándose a apoyarse en sus codos sobre la mesa.
...Pero... si hiciste que sea capaz de volver a comer como antes... quisiera que esta relación... durara para siempre.
Al día siguiente de ese encuentro, viendo en su plato el menú que Chanyeol recomendaba esa noche, el último pensamiento que tuvo antes de llegar al orgasmo el día anterior, aún rondaba su mente, hasta que oyó un carraspeo y vio con el rabillo del ojo a una persona de pie frente a su mesa.
—¿Baekhyun? — la voz terriblemente conocida llegó a los oídos del azabache antes de que pudiera alcanzar a verle la cara, y cuando lo hizo, quedó petrificado — Ahhh... esto... —el hombre de su pasado estaba de pie frente a él, mirándose nervioso, rodeando la mesa para seguir la conversación de una manera más íntima — Ha pasado un tiempo.
La reacción del bajito no pasó desapercibida para Chanyeol, que después de verlo palidecer como una hoja, no apartaba la mirada preocupada de su rostro, ni del hombre trajeado que se acercó a entablar una conversación con él.
Baekhyun sentía sus latidos golpearle los oídos, el sudor frío mojar su nuca, y el vértigo adueñarse de su mirada. Su cuerpo estaba completamente tenso, y su garganta atorada en un nudo cada vez más sofocante.
—Estás algo delgado —continuó el hombre, alzando la mano para apoyarla en uno de los delicados hombros —¿Estás bien?
Cuando el contacto ocurrió, los recuerdos de su tiempo juntos bombardearon el cerebro del azabache, y como en un principio, las arcadas atacaron su garganta, implacables.
Sin posibilidad de detener el reflejo, Baekhyun se cubrió la boca con ambas manos, haciendo lo imposible por ponerse de pie y salir corriendo a toda velocidad hasta perderse por la puerta del restaurante, llamando la atención de todos los presentes, y del dueño del local.
Lo más lejos que pudo llegar, fue hasta el callejón contiguo, cayendo en cuclillas sobre el sucio suelo, apoyando una mano en el poste de luz que le hacía de soporte mientras devolvía todo lo que alcanzó a comer esa noche. Los conocidos quejidos llenaban sus oídos, esforzándose por tomar una bocanada de aire antes de que nuevamente la desagradable sensación lo abordara.
—Parece que había una razón para tu problema —oyó la voz gruesa hacerse más y más audible al igual que el sonido de las pisadas; Chanyeol estaba justo detrás de él ahora, podía ver su sombra proyectada ante sus ojos —¿Estás bien? —la pregunta hecha en un tono gentil justo cuando se giró a encarar al alto.
Baekhyun solo sonrió melancólico, su rostro perlado en sudor y sus ojos ahogados en lágrimas por tanto esfuerzo — Hace casi seis meses que terminamos... —confesó con la respiración agitada —solía traerme un bento casero... —continúo, recordando aquellos días donde se reunían en un banco de la plaza cercana a sus trabajos para almorzar.
—¿Te gusta cocinar? —preguntaba un emocionado Baekhyun llevándose a la boca un poco de kimchi.
—Ah... supongo. Emm... ¿está bueno? —preguntaba el hombre mayor, encantado con la reacción del contrario.
—...pero en realidad... era su esposa quién lo preparaba para él —su sonrisa y su voz se tiñeron de una amargura casi palpable, recordando el fin de semana en que se lo encontró pasando la tarde junto a una mujer y un niño en el mismo parque donde tantas veces se toparon. Las mismas manos que antes recorrían su cuerpo, sostenían las piernas del pequeño jugando sobre sus hombros, mientras él observaba todo sin poder creer haber caído en aquella mentira.
—...si hubiese sabido... no sabía que tenía familia... —sollozó hiperventilando, cubriendo sus ojos llorosos y su vergüenza con sus temblorosas manos.
Chanyeol suspiró viendo la pequeña figura hecha un ovillo sobre sus propios pies, mostrándose tan dolida y rota. Se acercó aún más al bajito, hasta que solo un paso los separaba.
—Baekhyun-ah... ven. Te quedarás conmigo esta noche — dictaminó, inclinándose a tomar una de las manos del contrario con la suya, y tirando suavemente de ella para reforzar la orden que el azabache no tenía fuerzas para eludir, como otras tantas veces.
Y así es como terminó allí; sentado en sus piernas cruzadas sobre la alfombra de la sala de Chanyeol, con el alto frente a él imitando la misma postura y ambas manos aferradas a las suyas.
Baekhyun no se atrevía a mirarlo a la cara, en tanto que Chanyeol no le quitaba la vista de encima, acariciando con sus pulgares el dorso de las delicadas manos, hasta que el bajito se sintiera lo suficientemente valiente para hacerle frente.
A un lado de ellos, una mesita ratona poblada de la repostería más exquisita, esperaba por ellos.
—Una vez comentaste que te gustó la tarta de peras... — se decidió a hablar Chanyeol, ya que Baekhyun no hacía otra cosa que mantener la mirada clavada en su pecho —...así que hice una solo para ti... — soltó una de las manos ajenas para girarse a tomar un racimo de uvas verdes —...y traje uvas porque te gustan — jadeó al acariciar con ellas una de las mejillas sonrojadas del menor.
—...está frío... —susurró Baekhyun al sentirlas contra su piel.
Chanyeol tomó el delgado rostro entre sus manos, desesperado por transmitir todos los sentimientos que el pequeño había despertado en él, desde que lo había conocido —Yo trataba de hacer que me vieras solo a mí... ¿entiendes? Esperaba que pudieras llegar a amarme. No solo a mi comida... a mí también — se abrazó a Baekhyun con fuerza, recordando todas aquellas veces donde el bajito esquivó sus peticiones.
El azabache, aún atónito por aquella revelación, tardó unos segundos en reaccionar y devolver el gesto, estrujando el saco del alto con las dos manos —E-Eso... dices algo así tan repentinamente... —lloró humedeciendo la ropa del mayor —... ¿cómo puedes esperar que te crea...? — reclamó tembloroso, rememorando cuán ingenuo había sido en el pasado al creer ciegamente en las palabras de amor de una persona que resultó no ser lo que pretendía.
—Créeme, por favor... tienes que creerme — suplicó en un murmullo el castaño, con los labios pegados a la frente del menor — Esta noche puedes olvidar todo lo que ese mentiroso te dijo — limpió las cristalinas lágrimas con sus pulgares —¿Qué fue lo que mencionaste antes? ¿Qué solo me divierto? No estoy haciendo eso — la imagen de Baekhyun sentado a la mesa en su restaurante, con la mirada perdida en la nada, invadió los pensamientos del chef — Solo quería verte saludable... poder borrar esa expresión de tu rostro... verte sonreír como no he tenido la oportunidad hasta ahora.
Chanyeol peló con cuidado una de las uvas, cerciorándose de que no tuviera un vestigio de la delgada capa antes de ofrecérsela a Baekhyun, tomándolo con suavidad del mentón, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Baekhyun sostuvo la dulce fruta entre sus dientes, con la mirada anclada a los orbes oscuros que no se apartaban de los suyos, viendo al alto acercarse hasta que sus narices se rozaran.
—¿Delicioso? — preguntó en tono grave, su respiración golpeando en la mejilla del bajito, sus dedos repartiendo caricias sutiles en el borde de la mandíbula del menor al mismo tiempo.
Baekhyun asintió en un movimiento apenas perceptible, acariciando con la punta de la lengua la parte interna de la fruta, sintiendo hacérsele agua la boca cuando el jugo se filtró en su interior.
—Entonces probaré un poco... —jadeó Chanyeol, deslizando su lengua por la fruta antes de forzarla a entrar junto con él, al cálido interior del menor.
Baekhyun gimió bajito cuando la mano del castaño se aferró a su nuca, y sintió la otra asiendo su cintura, arrastrando su cuerpo al fornido del mayor con extrema facilidad. Sin detenerse a analizar sus actos, rodeó el cuello del contrario con sus brazos, dejando que Chanyeol asaltara su boca sin reparo.
La suave esfera recorría sus bocas cuando sus lenguas se acariciaban, y Chanyeol la mordía ligeramente de tanto en tanto, dejando que el líquido bañara todo el interior, permitiéndoles beber de aquel néctar formado por la uva y la esencia de ambos.
El menor se derretía en los brazos del alto, aletargado por los movimientos cargados de ternura y devoción. Pero el suave contacto en la piel desnuda de su cintura, descendiendo hasta abrirse paso por debajo de la tela de sus jeans lo hicieron volver en sí.
—Ah... espera... —jadeó contra la boca del otro, cuando ya hubo tragado todo el postre.
—No puedo esperar... —confesó el alto contra su oído, deslizando dos de sus dedos por el anillo muscular con cuidado de no lesionarlo —... porque esta noche estás conmigo, finalmente después de tanto.
Y el tono embebido en alivio y esperanza hizo que Baekhyun cerrara los ojos, dejando que los acelerados latidos de su corazón dictaran sus acciones. Reaccionó con total sinceridad ante cada caricia, y dejó que su voz abandonara su garganta en susurros cargados de deseo y anhelo cuando Chanyeol se deshizo de sus prendas y cubrió cada centímetro de la piel de Baekhyun con sus besos.
—Aah... ¡ah...! Chan...yeol... —el menor suspiraba sus gemidos al compás de las embestidas. Era un lío de jadeos cuando el alto estiró el brazo para acercar un frasco de jalea.
—¿Deberíamos ver que tal sabe esto? — gruñó, sumergiendo dos dedos en el líquido pegajoso, usándolos de brocha para pintar trazos amorfos en el pecho del menor, poniendo especial cuidado en untar sus pezones.
—Deten-mm... —gimió al sentir el líquido viscoso escurrir por su piel, y un segundo después, la cálida lengua del castaño limpiar cada parte, generando ese contraste de temperaturas exquisito que lo hacía delirar.
Chanyeol lamió y succionó cada parte, deleitándose con la voz airada del azabache cuando se tomó su tiempo al juguetear con sus pezones. Se separó unos centímetros de él, solo para volver a embarrar sus dedos y ofrecérselos a Baekhyun con la mirada cargada de lujuria.
—Aquí... toma tú también... —sonrió lánguido, perdido en la manera en que el menor lamía sus dedos, soltando suaves quejidos con la boca abierta cada vez que él los introducía.
Totalmente embelesado en aquella erótica imagen, Chanyeol se apoyó en sus rodillas, irguiéndose para verlo desde arriba, tomando una de las blanquecinas piernas para posarla en su hombro y dejar besos mariposa en los aterciopelados muslos, todo sin apartar la mirada cariñosa del rostro acalorado del menor.
—Ahh... voy a venirme... —advirtió el bajito, con los dedos del alto aún en su boca.
—Por favor hazlo — pidió el chef con una cálida sonrisa.
El delgado cuerpo se contrajo en temblorosas contracciones, liberando hilos perlados y agudos gemidos. Luego, solo quedó un Baekhyun completamente lánguido, sumido en el post orgasmo, hasta que el agarre férreo en sus muslos lo despertó de su estupor. Su cuerpo, hasta ahora apoyado en la parte inferior del sofá, fue arrastrado hasta que terminó con la espalda contra la alfombra. Ahora Chanyeol se cernía completamente sobre él.
—AH... NO... ESPE—
—Ahh... solo un poco más... —gruñó en tono grave contra el cuello del menor, aprisionando su cuerpo en un fuerte abrazo, dándole la firmeza que necesitaba para empalarse con la potencia que lo llevó a alcanzar el clímax y bañar su interior.
Ahora Chanyeol sostenía a Baekhyun en sus brazos, recostándolos a ambos contra la parte inferior del sofá nuevamente. En esa posición, el alto veía el rubor de las mejillas contrarias desaparecer gradualmente, al igual que la respiración agitada y los jadeos.
Con una de sus palmas, acarició el costado del delgado rostro, parpadeando curioso de un momento a otro, y dedicándose a escudriñar cada detalle del menor.
—Mmmm... es cierto... déjame ver, quédate quieto un momento — pidió el mayor, esta vez acunando su rostro con ambas manos, ante la mirada perpleja del azabache — Has subido un poco de peso desde que nos conocimos, ¿no lo crees?
Baekhyun permaneció mudo unos segundos, demasiado sorprendido por el comentario del que ni siquiera él se había percatado.
Y luego sonrió... tomando la mano de Chanyeol en las suyas, guiándola hasta su rostro para recargar su mejilla derecha en ella, sonriendo para el alto como no lo había hecho hasta ahora.
Luego de ver algo tan perfecto como la sonrisa sincera de Baekhyun, Chanyeol sin duda, haría todo lo que estuviera a su alcance por mantenerla plasmada en su rostro.
Nota de autor
Hola. WP últimamente anda como la mierda, así que no sé si esto se publicará cuando le de a Publicar.
La idea es hacerlo el 20 de enero, porque se los quiero regalar por mi cumpleaños 😊
Así es, la cumpleañera regalando 😅
En fin. Espero que lo hayan disfrutado. Otro fetiche para anexar a mi rincón kinky 😁
Nos leemos por ahí 💕
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