❁ೋㅤ, 𝟎𝟏. ━━ papeles voladores y detención.
𖡋 ̽ ᮫ ꪶ capítulo uno. ܓ ❃ ᜴
𓂃 lo tenía todo, yo era el maestro.
de mi destino nunca necesité a
nadie en mi vida. 𓂅
𖡋 ̽ ᮫ 1976
Era otra mañana nublada de septiembre, habían pasado veintisiete días desde que Faith Ebony había regresado al castillo buscando comenzar su sexto año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Era de esperarse que después de todos estos años, los caminos ya estuvieran dibujados en su mente como un tatuaje, pero nunca fue tan fácil cuando se trataba de la rubia que en ese momento corría entre los pocos estudiantes que quedaban en el pasillo, los mechones dorados estaban a punto de desaparecer, todos los lados siempre eran demasiado difíciles de controlar, los rizos caían sobre sus ojos haciendo aún más difícil seguir su campo de visión.
Al finalmente llegar al salón de Transformaciones, Faith intentó abrir la puerta silenciosamente para ser discreta ante su retraso y no recibir otro sermón por parte de la profesora, aunque sus intentos de gran esfuerzo y concentración, fracasaron por completo cuando la antigua puerta de roble se abrió, se movió con aún más fuerza de lo esperado dado el repentino viento, primero un sonido irritante persiguió la abertura, finalmente, el estrépito de la madera golpeando el muro de piedra asustó a algunos estudiantes, llamando la atención de todos en esa clase.
Con una sonrisa avergonzada y mejillas tan sonrosadas como las de alguien que hubiera pasado el día en la playa sin protector solar, la joven Ebony se disculpó, sus ojos azules en el felino que mantenía su compostura erguida sobre los pergaminos sobre su escritorio. La rubia podía jurar que la vio los ojos en blanco hacia ella.
Caminando rápidamente, Faith se dirigió a la mesa que compartía con su mejor amigo Lucky Kearney, ella sonrió mientras se sentaba a su lado y sonriendo le deseó un buen día, amable como siempre, el moreno respondió cortésmente y le pasó el pequeño cuaderno de notas sobre lo que se había perdido en los diez minutos transcurridos desde el inicio de la clase.
―Gracias, Luke.―susurró la rubia, tratando de no llamar aún más la atención, sostuvo la pluma entre sus dedos, colocando la punta de su lengua entre sus labios, haciendo una mueca concentrada mientras escribía en el pergamino con su letra extremadamente redonda. No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a sentir ojos sobre ella, no como aquellos que la veían invadir la habitación, ya habían dejado de prestarle atención, pero había alguien que no parecía dispuesto a apartar la mirada todavía.
―Faith, no puedes distraerte, necesitas terminar tus notas.―Lucky la regañó al notar a su amiga dando vueltas en su silla, buscando lo mismo de siempre como si nadie supiera quien había estado pendiente de ella desde la primera vez que la vio.
―Lo siento.―Ebony tomó la pluma y escribió unos segundos antes de tener una idea y detener sus estudios nuevamente.―¿Dónde está Wendy?
―En el fondo.―respondió Lucky sin notar los planes de su mejor amiga, los dos se giraron para observar el lado de la habitación que estaba dominado por los silenciosos y concentrados estudiantes de la casa decorada de plata, Slytherin. Entre muchos otros, destacó el cabello plateado cortado justo por encima del hombro, Wendy saludó discretamente a su mejor amiga.
A su lado se encontraba un chico de cabello ondulado y ojos fríos, Faith descubrió que sus sospechas eran ciertas y él era quien mantenía sus ojos puestos en ella, no era la primera vez, de hehco a la rubia había dejado de importarle desde el año pasado cuando en el baile de navidad de paró frente a ella durante laegos segundos en completo silencio, extraño, como dijo Lucky.
Faith no necesitaba mucho esfuerzo para distraerse, las clases más largas, como aquella, eran un platgo lleno para su turbulento cerebro. Fueron innumerables las ocasiones en las que Lucky tuvo que jalarla para que volviera a sentarse en la silla o para que prestara atención a las explicaciones y dejara de huir de ello, ella no lo hizo de buena gana, de hecho si pudiera elegir le gustaría ser igual que esas chicas que eran extremadamente concentradas y silenciosas, incluso misteriosas, desafortunadamente, Faith no controlaba nada sobre sí misma.
Las horas pasaban lentamente, aunque para una mente agitada, había momentos así en que una mañana parecía un día entero, Faith sin embargo no le gustaba quejarse cada vez que pensaba en hacerlo, recordaba que sus hermanas debían estar estudiando algo mucho menos interesante que ella y luego se quedaba callada. La verdad es que no se trataba solo de clases que la rubia pensaba así, lo hacía más seguido de lo que podía admitir cuando se encontraba en una mala situación, siempre pensó que alguien podía estar peor que ella, por lo cual nunca se quejaba ni lloraba.
―¡Faith!―la voz de la pelirroja Lily Evans resonó por el pequeño extremo del pasillo, la más joven se giró, solo para sentir los cómodos brazos de su amiga rodeándola.―Ayer te extrañé en clase.
―Lo siento, resulta que me comí una de esas cerezas camino al bosque y terminé teniendo que correr a la enfermería.―Faith explicó con las mejillas ligeramente rojas de vergüenza.
Evans parece tener más que decir, probablemente otros anuncios que la convierten en la líder perfecta para ese año, sin embargo, antes de que sus labios rojos comiencen a moverse, las chicas son interrumpidas por otros tres estudiantes, amigos de Lily Evans. Marlene, era más alta, era la única rubia con el cabello lacio y suelto, casi siempre estaba descuidada, se veía amenazadora pero siempre trataba muy bien a Faith, con sus dedos alrededor del brazo de la rubia estaba Dorcas, ella era la única Slytherin entre ese grupo, tenóa en sus pequeños racimos algnas flores del jardín, colocadas allí por su novia. Por último estaba Mary Macdonald, otra Gryffindor como Lily y Marlene, ella estaba muy callada, pero esta vez fue la primera en hablar para alertar a la pelirroja que James Potter la estaba buscando nuevamente. Sonrojada, la pelirroja Lily Evans se disculpó y caminó con sus amigas hacia el chico que estaba parado al final del pasillo con un regalo en sus manos, una flor que llevaba el nombre de la chica que brullaba en sus ojos.
Faith sonrió al ver cómo James finalmente consiguió lo que quería después de tanto tiempo. Se giró y se encontróa Alec, que estaba viendo la misma escena, diferente a ella, sin una sola sonrisa. La rubia saludó y el chico respondió con una débil sonrisa antes de desaparecer entre los otros estudiantes vestidos con sus túnicas oscuras que flotaban ligeramente mientras avanzaban. Al igual que cientos de otros estudiantes allí, Ebony continuó caminando, olvidando por completo a dónde se suponía que debía ir mientras se distría con los pocos estudiantes que hablaban afuera. La rubia tenía la terrible costumbre de no mirar por donde caminaba, siempre estaba muy concentrada en mirar las escobas volando sobre el cielo, o en los intentos de hechizos mágicos realizados en los pasillos o el jardín, obviamente esto no era una buena idea y terminaba siempre igual con la chica tropezándose con alguien o tropezándose con cada pequeña cosa.
―¡Faith!―la voz de Wendy se escuchó desde lejos, causó un gran susto en la chica que no estaba consciente de los fuertes sonidos, el susto hizo que se desequilibrara y la hiciera caer en medio del pasillo, la chica más bajita caminó rápidamente hacia su amiga.―Por Salazar, ¿estás bien?
―Sí, fue solo una caída.―la chica se puso de pie, limpiando su ropa oscura y apartando de su cara su larguísima melena dorada, mientras se reía de su propia verguenza. Faith podía ver la desconfianza de su amiga cuando volvió a comprobar, Ebony siempre decía <<fue solo una caía>> y Wendy había comenzado a sospechar de esto desde que Faith se cayó de un peral y solo descubrió que se había roto los dedos dos días después cuando Regulus accidentalmente dejó caer un vaso en su mano, aunque apenas dejó que nada se le escapara de las manos. ―Ya debería estar acostumbrada.
―Incluso después de seis años me resulta difícil acostumbrarme a que te lastimen todo el tiempo.―la chica de pelo corto alisó la arrugada capa de la Hufflepuff y ató el cabello de Faith con un clip plateado que fue un regalo de su familia, ayudándole a contener los mechones que siempre le dificultaban ver hacia dónde iba.―Vamos, es la hora de comer.
Wendy Gallowaty no tuvo tiempo de decir nada más, en cuanto la escuchó, Faith comenzó a correr con sus zapatos, jalándola hacia el salón con conjeturas emocionadas de lo que podría almorzar ese día. Mientras la seguía, Wendy admiraba la emoción que tenía su mejor amiga como siempre, ella siempre estaba sonriendo, dando vuelta de puntillas, como si nunca pasara nada, la peli plateada pedía que esto nunca cambiara, que Faith nunca perdiera su escancia feliz.
―¡Ven, siéntate con nosotros!―Faith estaba tirando de su mejor amiga desde que las dos entrarn por las grandes puertas de roble, entrando al gran salón. Ebony abrió el camino para que la más baja pudiera encontrar un asiento entre los estudiantes de Hufflepuff, qyienes se estaban sirviendo la deliciosa comida que se exibía, sin intentar expulsar a la intrusa Slytherin de su mesa.
―No es que ella realmente necesitara una invitación.―Lucky apareció detrás de un grupo de estudiantes que aún estaban de pie, se estiró y se sentó entre las dos chicas, separándolas, provocando que Wendy le diera una palmada en la nuca al chico.―¡Ah! Estás muy estresada.
―No, no lo estoy.―respondió Wendy a la defensiva, volteándose, mirándolo indignada antes de dirigir su atención a su amiga, quien parecía estar disfrutando una de las piernas de pollo que había en su plato.―¿Crees que estoy estresada?
Faith dejó de masticar, dejó con cuidado los cubiertos y se tomó un momento para tragar mientras pensaba en una respuesta y cómo decirla.―Bueno... quizás, a veces un poco.―habló en voz baja, intentando no causarle mucha sorpresa a Wendy.―Pero suele ser más cuando está Lucky.
―Pues bien, el problema es él.―concluyó satisfecha, dirigiéndosea a la comida y empezando a llenar su propio plato.
―¿Yo? ¿Qué hice esta vez?―se quejó Lucky, agarrando el último trozo de pan sólo porque notó que Wendy estaba a punto de alcanzarlo.
―Existes y eso me estresa.―dijo Wendy arrugando la nariz y robando la mitas del trozo de pan de su plato.
Faith se rio de los dos amigos, sabía que no era más que una tonta molestia, Wendy y Lucky siemrpre estaban discutiendo pero nunca era nada serio, generalmente discutían porque Wendy estaba obstinadamente concentrada y Lucky estaba obstinadamente distraído. Les funcionó de alguna manera, probablemente fue un dolor de cabeza para Wendy tener que lidiar con los dos que más perdían sus plumas, mapas y especialmente Faith, quien perdía casi todos sus horarios. Si Lucky y Faith estuvieran por su cuenta, probablemente no habrían sobrevivido ni un día en el castillo sin su amiga Slytherin.
Distraída por otra pequeña discusión entre sus amigos, la chica ni siquiera notó el pequeño movimiento en la mesa, cuando los estudiantes de Hufflepuff comenzaron a susurrar, cuando los más jóvenes bajaron la cabeza y el silencio se hizo cada vez mayor en una de las mesas más ruidosas de la sala. Faith pudo, sin embargo, sentir la presencia detrás de ella, cuando levantó la cabeza vio al chico de uniforme, el broche de Slytherin brillando junto al broche de prefecto recién adquirido.
―Wendy, ¿puedes darme las notas de Transformaciones?―se escuchó la voz fría de Regulus, el chico miró hacia abajo notando a la chica con la barbilla en alto mirándolo, Faith sabía que era una locura, pero parecía haber diversión escondida en el rabillo de sus ojos.
―¡Buenos días, Regulus!―Faith deseó, con una sonrisa en un intento de ser amable con el chico y hacerle sonreír un poco y demostrarle que no lo estaba imaginando, ni ahora ni hace años en el tren cuando podría haber jurado que él era amigable con ella.
―¿Cómo te atreves a hablarle, sangre sucia?―Bartemius Crouch Junior, un sangre pura de Slytherin aparecipi junto a Regulus, escupiéndole palabras con disgusto, tratando de menospreciarla y logranod hacerla sentir pequeña.
Lucky se levantó tan rápido que los chicos de Hufflepuff apenas lograron contenerlo, aunque manos firmes mantenían al chico en su lugar, la varita de madera blanca todavía apuntaba al rostro del Slytherin mayor, el más joven de los dos, Keraney parecía listo para comenzar una pelea, casi se podía ver su cerebro pulsando en busca de hechizo correcto. Sin embargo, no pasó nada, ya que Nate Kearney apareció tomando la varita de las manos de su hermano. Nate era un año mayor, alto y fuerte, con hombros anchos como solían ser los guardianes de Quidditch.
―¡Está bien, Lucky, no vale la pena!―interrumpió Faith, notando que la furia de Lucky pronto se volvería hacia Nate, provocando otra fricción entre los hermanos que ahora no tenían casi nada en común. Su voz, el tono utilizado, la forma en que se puso de pie, todo llamó la atención de los tensos chicos y de una Wendy igualmente irritada.
―¿Qué dijiste?―Bartemius dio unos pasos hacia la chica quien sin darse cuenta se estreneció, incapaz de pensar en una reacción rápida cuando notó que el chico sacaba su varita del bolsillo. Sabía de los rumores de ese año, de lo que los Slytherins como Bartemius y Avery le estaban haciendo a los "sangre sucia" como ella.―Tú...
―¡Barty!―además de ser fría, la voz de Regulis se había vuelto lo suficientemente autoritaria como para obligar a Crouch a detenerse en su lugar.―No recuerdo haberte invitado a venir aquí, así que supongo que también puedes irte sin invitación.
No hubo excepciones, todos en el pequeño círculo miraron a Regulus con el ceño fruncido y los labios entreabiertos por la sorpresa y la incredulidad, Bartemius lo miró indignado pero cuando miró los ojos fríos de Black supo que debía irse antes de meterse en problemas. Resoplando, el chico pasó junto a Faith, golpeándola con el hombro, provocando que ella cayera sobre el banco mientras el Slytherin salía de la habitación. Incluso con esta escena, ninguno de ellos dejó de prestarle atención a Regulis, mirándolo como si acabara de adquirir cuatro brazos.
―¿Me prestas las notas?―preguntó Black mirando a Wendy, ignorando toda la escena anterior como si no fuera gran cosa, y probablemente no lo fuera para él. Wendy parpadeó un par de veces, hasta que se compuso y asintió con la cabeza al chico, quien le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento.―Genial, luego te busco.
Y sin decir una palabra más, caminó de regreso a la mesa de Slytherin, su capa oscura moviéndose con él, así como su cabello ondulado peinado hacia atrás para no obstruir su visión, pero tampoco tan gelificado como los del chico de mechones rubios, quien como siempre caminó detrás del chico y lo siguió de regreso a la mesa de las serpientes. No era extraño, ya no, eran así desde que se conocieron, se llevaban muy bien y resultó en una buena amistad que fue muy apoyada por ambas familias.
Faith observó a Regulus alejarse, y luego sintió a sus dos amigos sentarse a su lado nuevamente, esta vez no hubo emoción, continuaron comiendo cada uno perdido en sus propios pensamientos. A Faith se le perdió el apetito, pero disfrutó el trozo de pastel de maracuyá, también le gustaron los dulces de calabaza que estaban cortados en forma de corazón, se metió algunos en el bolsillo antes de que terminaran desapareciendo de la mesa.
―¿Estás bien?―Lucky rompió el silencio preguntando preocupado mientras se levantaban de los bancos para salir del gran salón.
―Si, creo que después de tanto tiempo ya me he acostumbrado.―ella dio una sonrisa forzada mientras rápidamente movía sus hombros hacia arriba y luego hacia abajo, era cierto, había experimentado cosas así casi todos los días durante seis años, estaba acostumbrada, aunque las cosas empeoraban ahora con la guerra. Allí, el miedo ya no era algo fácil de ignorar.
―¡Ese chico pagará! ¡Verás lo que voy a hacer con él!―Wendy amenazó y por sus puños cerrados y su frente arrugada quedó claro que había comenzado a imaginarse a sí misma torturando muy lentamente al chico.
―Oh, que el cielo protega a Bartemius de este peligro de 1,57 centímetros.―se burló Lucky mientras pasaba sus dedos por los mechones de su cabello puntiagudo tratabdi de colocarlo en el lugar correcto, falló cuando la chica le pisó el pie con sus botas de tacón fino, mientras Faith hacía una mueca imaginando el dolor del chico.
Lucky Kearney comenzó a perseguir a la menor de lso Galloway, la cual corría cuando notó la amenaza del chico de hacerle pagar por su nueva lesión, Faith a su vez los siguió, corriendo detrás de los dos amigos, pasaros por el pasillo y llegaron al césped verdoso donde Lucky alcanzó a Wendy, derribándola y aterrizando junto a ella. Ebony se rio a carcajadas viendo la escena, les sacó la lengua a sus dos amigos burlándose de ue ella era la única que estaba de pie, y pronto se arrepintió del acto cuando los dos se levantaron y comenzaron a correr en una divertida persecución por la Hufflepuff.
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Habóa alguien allí arriba apoyando a la chica Ebony ese día, nuevamente se encontró con prisa, dirigiéndose a la sala de Transoformaciones por segunda vez, pero la razón era diferente, la chica tenía detención ese viernes y si llegaba tarde otra vezm la profesora Minerva seguramente estaría enferma de nerviosismo.
―Disculpe, profesora.―la chica de cabello dorado saludó con una parte de su rostro apareciendo en la puerta, entrando solo cuando la bruja asintió dándole el permiso necesario, Faith siguió su camino y se sentó junto a Peter Pettigrew quien cortesmente le había reservado un asiento.―Gracias, Pete.
El chico de mejillas rojas e hinchadas sonrió en respuesta al agradecimiento, la chica miró a su alrededor admirando todo con sus ojos azules, notando que ese viernes había pocas personas en detención, lo cual no era sorpresa ua que todos evitaban perderse el fin de semana. Sentados allí estaban; James, Sirius y Peter, que generalmente estaban ahí, siempre teniendo algo que ver con la profesora que parecía haber dejado de sermonearlos, así como Faith, ninguno de ellos fue una sorpresa excepto el hecho de que, con dos minutos de retraso, un segundo hermano Black entró a la habitación sin mirar a nadie. Regulus Black se sentó al lado de Faith Ebony.
Era como una de esas situaciones raras en las que no conoces a nadie, así que vas a la persona menos rara para ti, fue sorprendente que la menos rara para Regulus fuera la que sus amigos llamaban sangre sucia. Aún así, Faith no dijo nada, pensado que cualquier mínimo movimiento brusco haría que el chico abandonara la habitación, abandonando incluso detención.
En su confusión, Faith miró a Peter, el chico de cabello rubio que parecía tan confundido como ella, Sirius, una copia más lata, sonrojada y de cabello largo de Regulis, miró a su hermano que parecía estar tratando de ignorar su presencia allí. James ni siquiera intentó disimilarlo. Fue muy confuso, Regulus nunca estaba en detención, era un gran estudiante, era extremadamente puntual de buen comportamiento, no se conocía ninguna razón para que estuviera allí,
―Buenos, veamos por qué tengo que verlos durante mi tiempo de descanso.―la profesora parecía haber leído la mente de los cuatro estudiantes que tenían curiosidad sobre por qué Regulus terminó en detención.―Señorita Ebony llegó tarde, uno una o dos, sino a todas las clases. Los caballeros Potter, Black y Pettigrew fueron encontrados tratando de cambiar el color del agua en la ducha de las chicas y Regulus Black...
Como solo esperando una señal, una ráfaga de viento invadió el salón provocando un desorden y provocando que los cinco estudiantes tuvieran que taparse los ojos y los papeles se escaparan de la profesora, volando por la ventana abierta que se encontraba al lado de la profesora McGonagall. Faith entrecerró sus ojos azules, mirando de reojo cuando notó que el chico a su lado estaba escondiendo su varita debajo de us manga, sintió ganas de reírse de la situación, pero recordó que esto podría traerle culpa a ella misma y, muy probablemente, enojar a Regulus por su risa fuerte.
―Bien.―continuó la profesora, empujando sus gafas redondas contra el puente de su nariz, fingiendo que no pasaba nada.―James y Sirius van a limpiar la sala de pociones.
McGonagall no necesitó explicar mucho, los chicos ya estaban más que acostumbrados, lo hacían con mucha frecuencia y durante siete años. Se pusieron de pie, alisando sus túnicas de Gryffindor, Sirius se recogió el cabello en un moño sostenido por su varita, James se aflojó un poco la corbata como si acabara de regresar de un viaje de negocios, ambos intercambiaron un rápido toque de manos con Peter y salieron de la habitación.
―Peter, ayudarás a Hagrid.―la profesora informó y vio al niño bufar, haciéndoles imaginar lo aburrido que parecía eso.―Faith y Regulus organizarán todos los libros que los estudiantes olvidan en las mesas de la biblioteca, es un trabajo manual juntos y si usan magia lo sabré.―Faith asintó, sin embargo la idea de pasar la tarde con Regulis no parecía tan sencilla, dado el evento de la semana pasada, la nacida de muggles no podía dejar su miedo de lado.―¿Sí, señortia Ebony?
―¿No puedo intercambiar con Peter?―preguntó en un tono muy bajo, haciendo que la profesora tuviera dificultades para escuharla.
―No, pero si pasa algo, búscame, Faith.―la profesora respondió en un tono más suave, como si ahora entendiera sus miedos.
―Vale, gracias de todos modos.―Faith sonrió corstésmente y se disculpó antes de levantarse, seguida por los dos chicos que la siguieron fuera de la habitación.
―Buena suerte.―Peter le susurró a la chica quien le agradeció con una pequeña sonrisa, Pettigrew se giró desapareciendo en el jardín en busca de la cabaña de Hagrid, el sol los abandonaba dejando que la luna hiciera su entrada mientras los demás estudiantes esperaban la hora de cenar.
Faith, sin embargo, iba a detención, con Regulus Black, quien ya había comenzado a caminar hacia la biblioteca sin esperare a que ella terminara su rápida conversación con Peter, la rubia se obligó a acelerar sus pasos para llegar a la biblioteca, fue muy rápido, lo cual fue bueno ya que los hizo cruzar las escaleras antes de que se movieran, en la mitad del tiempo llegaron a la biblioteca, un Regulus completamente normal y sereno, y una Faith jadeando que tuvo que sostenerse en la puerta para recuperar el aliento.
―Entonces, ¿por dónde empezamos?―logró preguntar luego de unos segundos de respirar pesadamente, los dos caminaron por el lugar, los ojos atentos de Regulus estudiando todo a su alrededor.
―En orden alfabético, yo empiezo con la A y tu puedes empezar con la Z.―parecía mucho una orden, especialmente cuando ni siquiera esperó una respuesta, simplemente caminó hasta el estante más alejado de Faith y comenzó a organizar los libros que estaban fuera de orden.
―Por mí está bien, Regulus, me alegra de que lo hayas preguntado.―bromeó Faith, susurrando más para sí misma mientras se ataba el cabello con su propia corbata amarilla, pensó que él no podía haberlo escuchado, pero cuando notó la mirada mortal que el chico lanzaba en su dirección, se dio cuenta de que estaba equivocada.
Era una tarde larga y aburrida, todo lo que podían escuchar era el sonido de los libros golpeando los esantes, las páginas tocándose entre sí, los largos y tediosos suspiros que Faith que hicieron que Regulus pusiera los ojos en blanco. No intercambiaron palabras entre ellos, los amigos de Faith aparecieron allí pero la biblioteca estaba cerrada y la señora Scherer dijo que dejaría la llave sobre la mesa antes de irse. Cuando ya solo quedaban ellos dos dentro, la chica empezó a sentirse sola y necesitaba hablar con alguien y dos horas después, cuando concluyó que si Black quería atacarla ya lo habría hecho, puso su cara en un espacio vacío entre los entantes M y N, y lo vio limpiar una d elas cubiertas oscuras antes de dejar que el libro flotara a donde pertenecía.
―¿Me vas a pegar con un libro si intento hablar?―Faith soltó antes de que pudiera detenerse, y luego se maldijo en el mismo momento en que las palabras salieron de sus labios, ¿por qué no podía quedarse callada?
―¿Qué?―el chico se dio la vuelta, se había quitado la capa oscura, solo llevaba un suéter y una camisa blanca encima, incluso su corbata estaba un poco floja, los ojos de Faith se dirigieron a los anillos plateados en su mano, en sus manos áñidas en donde marcas de las venas eran visibles.―¿Qué dijiste, Ebony?
―Sería un poco doloroso si me golpearas con un libro.―Faith volvió a mirar su rostros, sus cejas pobladas y fruncidas, sus cejas pobladas y fruncidas, sus ojos plateados que parecían más un espejo. Recordando los muchos libros que se le habían caído sobre la cabeza al intentar alcanzar la parte más alta del estante, la chica frunció el ceño ante el dolor inexistente.
―¿Crees que te golpearía con un libro?―ahora, sin preocuparse, el chijo dejó que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro, cuando vio que ella le devolvía la sonrisa, borró la suya de inmediato, de manera cobarde.
―¿No lo harías?―preguntó Faith, fingiendo no notar la sonrisa mientras continuaba guardando los últimos tres libros que faltaban.
―No, no desperdiciaría ni un libro contigo.―Regulus arqueó ligeramente las cejas, sus labios se fruncieron en una línea recta mientras volvía a limpiar su propio desastre mientras sentía su mirada en su espalda, Faith lo miró fijamente con incredulidad.
―¿Por qué eres tan grosero?―preguntó Ebony cruzándose de brazos y sentándose en una de las mesas, mirando al chico que esta vez ni siquiera se molestó en darse la vuelta para mirarla.
―No soy grosero.―respondió Black, continuando ordenando los pocos libros, fingiendo no estar interesado en la conversación de la chica.―No con todos.
―Entonces, ¿soy yo el problema?―Faith se levantó, completamente ofendida.
―Creo que esto es algo obvio, ¿verdad?―Regulus finalmente se volvió haica ella nuevamente con una sonrisa irónica la verla reaccionar, mostrando cierta irritación.
―¿Qué quieres decir con que es algo obvio? ¡Nunca te hice nada!―Faith no quería iniciar una discusión ahora, ni nunca. No le gustaban los conflictos, o si los malos sentimientos como los que Regulus estaba despertando en ella ahora, casi nunca los tenía.
―El hecho de que existas ya me molesta, Ebony.―dijo Black, su sonrisa burlona aumentando mientras dejaba flotar el último libro, mantiendo sus ojos grises en su rostro redondo.
―¿Realmente te importa mi sangre?―preguntó Faith, auqnue ya sabía la respuesta. No estaba orgullosa,. pero a veces cuando buscaba a su mejor amiga Wendu, ella terminaba escuchando una parte de sus conversaciones con Regulus, los dos eran amigos de la infancia y Wendy parecía ser la única con la que el chico podría quejarse de su familia, de la supremacía.
―¿Aún tienes alguna pregunta?―preguntó Regulus un poco perturbado, la sonrisa despareció y cambió su peso de una pierna a otra mientras intentaba aparentar confianza en sus palabras.
―En realidad sí, a veces creo que lo haces simplemente para agradarle a la gente, como si intentaras complacerles.―Faith superó los límites de la audacia de sus palabras, y se dio cuenta de ello en el momento en que terminó de hablar.
La expresión del rostro de Regulus se oscureció, sus puños apretados con fuerza mientras se dirigía hacia ella, Faith dio n paso atrás golpeándose contra la mesa mientras su cuerpo sostenía el de ella en su lugar, sus ojos grises parecían quemar su piel, durante unos segundos todo lo que Faith pudo sentir fue su aliento caliente contra su rostro, todo lo que pudo escuchar fue su propio corazón latiendo en sus oídos, pensó que sería maldecida, tal como lo había sido Mary Macdonald. Afortunadamente, su miedo no se hizo realidad, Regulus pareció esoforzarse mucho, pero finalmente se alejó siseando.―No sabes nada de esto.
Faith no pudo responder, ya sea por su respiración irregular, los temblores de sus dedos que resonaban o su voz o el hecho de que Regulus Black se alejó, muy rápidamente, dirigiéndose hacia la puerta. La rubia permaneció allí, por unos segundos mirando al suelo, recuperándose del susto hasta que escuchó un golpe, cuando corría hacia la entrada de la biblioteca encontró a Regulus todavía allí, tratando de abrir la puerta.
―Estamos encerrados.―dijo Regulus con dureza al notar que ella se acercaba.
―¿No tienes la llave?―Faith forzó el pomo de la puerta como lo había hecho él hacia un segundo, pero no pasó nada, miró hacia la mesa donde debería estar la llave, pero allí no había nada.―La llave estaba aquí.
―Bueno, pero ya no.―Regulis habló con impaciencia y luego buscó su varita en sus bolsillos hasta que recordó que el objeto mágico había sido confiscado para que no pudieran hacer trampa y salir temprano del castigo, dejando escapar un suspiro frustrado el chico recorrigó su cabello negro con sus largos dedos.
―¿Entonces eso es todo? ¿Estamos atrapados aquí?―esa era una mala idea, estar atrapada con Regulus Black, nada bueno podría salir de eso, especialmente después de lo último que pasó.
―Lo estamos.
+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)
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