Capitulo 08
/ ⁄ SWEET CHILD PRESENTA
— — Acto uno, capitulo ocho: Visitas inesperadas
Palabras: 1880
Comentarios míos: ¿Preparaditos para este capítulo? Disfruten, comenten y voten 😘
King's Landing
Red Keep,
Año 103 d.C
Temprano por la mañana el cielo de King's Landing se oscureció por grandes figuras que sobrevolaban la ciudad. Grandes e imponentes, Balerion y Silverwing, danzaban en una hermosa combinación. El pueblo llano observaba embelesado el movimiento delicado de la dragona, pacífico y cálido, mientras que el dragón negro era todo lo opuesto, rudo y tenebroso. Una mezcla perfecta de lo que podían llegar a ser los reyes de Westeros.
Los dragones se posaron en una colina algo alejados de Dragon Pit, pues su tamaño no era el adecuado para poder estar dentro del pozo, ni tampoco en una de las cuevas. Balerion podría destruir el lugar con tan solo detenerse sobre el techo. Ambos jinetes bajaron, dando sonrisas amorosas al otro para después caminar a un carruaje que ya los esperaba por orden de la Mano, la princesa Rhaenys.
El reino no se veía como si fuera a pasar por una rebelión en esos momentos. Viserys estaba aliviado que su prima hubiera podido controlar a Daemon.
Rezaba para que su hermano no estuviera exiliado.
De nuevo.
— ¿Qué decía la carta que recibiste? —Pregunto la reina Aemma, mirándolo con aquellos ojos celestes Arryn. Le devolvió la mirada tratando de que los nervios no lo atacaran nuevamente—. Estuviste nervioso durante los días que estuvimos en Dragonstone, esposo.
Mejor decirle para que se preparara.
—Puede que nuestra tía, Saera, este de regreso en King's Landing —dijo suspirando.
La reacción de Aemma no fue la que espero. Ella sonrió emocionada, casi chillando ante la visitante inesperada. Debía de ser porque la reina no recordaba mucho a la princesa Saera, que escapo al otro lado del Mar Angosto. Lo poco que sabía eran anécdotas que su abuelo el viejo Rey prohibió contar mientras estuviera vivo. Pero ya estaba muerto, y las anécdotas fueron contadas a las personas que apenas tuvieron el agrado de conocer a la princesa Saera Targaryen.
—Que felicidad me da escuchar esa noticia, ¿A qué crees que vendrá? —Pregunto, acomodando mejor su trasero en el asiento.
Viserys se encogió de hombros. No tenía ni la menor idea.
—No lo sé, pero no viene sola. En la carta decía que la acompañaban dos jóvenes —informo, cruzando sus manos por encima de sus piernas. El movimiento del carruaje les indicaba que estaban entrando a las calles del pueblo llano—. No decía más nada. Es como si quisiera mantener el anonimato de los jóvenes hasta que nos viera frente a ellos.
Aemma asintió.
— ¿Crees que sean sus hijos? —La pregunta lo hizo dudar.
Su tía no sería tan ingenua de traer a sus hijos cuando el reino estaba en la cuerda floja ante una inminente guerra con Oldtown por lo ocurrido con Otto Hightower. Las amenazas de Daemon eran efectivas, pero los Hightower tenían contactos que podían usar de manera indiscreta en contra de la Casa Targaryen. Eran unas malditas serpientes en cuerpos de ovejitas. Además de eso, no iba a ignorar que los Lannister estaban algo ofendidos por no ser parte del Consejo Privado. Incluso ellos eran iguales a los Hightower, no le sorprendería que hubieran hecho una alianza en esos momentos.
Debían de estar preparados para cualquier eventualidad.
—Mejor veámoslo con nuestros propios ojos cuando lleguemos, Aemma. No nos adelantemos —respondió, suspirando sin saber qué otra cosa decir.
La reina asintió con una sonrisa tironeando sus labios rosados. La maternidad le sentaba bien. Pero no iba a pasarla por una cama de parto de nuevo cuando estaba bien con Rhaenyra y Aleryon. Si llegaba otro hijo o hija a su vida, lo recibiría con los brazos abiertos y sin objeciones. Los días anteriores, con toda la sorpresa de la traición y el descubrimiento de lo que sucedía con los embarazos de Aemma, le hicieron dar cuenta que estaba haciendo las cosas mal con ella.
Ahora sería cuando ella deseara darle vástagos, no cuando él quisiera.
El carruaje ingreso al patio principal de la fortaleza, lo sabía porque se escuchaba el movimiento usual de los guardias entrenando con jóvenes Lords o jóvenes escuderos. Se imaginó un futuro a sus nietos practicando en ese lugar, divirtiéndose y aprendiendo juntos. Nietos... Para eso tenían que pasar años. Rhaenyra apenas tenía 12 días del nombre y Aleryon estaba a unos cuantos días de cumplir una luna de vida. Aun asi, no podía evitar en pensar en los nietos que ambos le darían.
Al bajar se encontraron con la princesa Rhaenys, la Mano del Rey, y junto a ellas, Rhaenyra y Aleryon. El pequeño estaba en los brazos de Daemon. Quien lo pensaría, su hermano en King's Landing sosteniendo a uno de sus hijos que no fuera Rhaenyra. El cambio les estaba sentando a todos, pues veía la felicidad en los ojos de su prima y la tranquilidad en los ojos de su hermano.
Agradecía la carta de su abuelo.
— ¡Rey Viserys I y Reina Aemma!
El anuncio hizo a su hija mayor soltar la mano de Rhaenys para correr a abrazarlos, sonriente y casi chillando. La recibieron en besos y abrazos, sus hijos estaban a salvo. Los extrañaron ambos, todas las noches conversando acerca de regresar a King's Landing antes de que Aemma reclamara un dragón. Luego de saludar a todos, Rhaenys los guio a la sala del Consejo Privado donde conversarían antes de llamar a la visitante y sus acompañantes. En la Sala solo se encontraba Lord Corlys conversando con Lord Lyman y Lord Lyonel. Habia un mapa de los Peldaños de Piedras extendido frente a ellos. Los tres hombres se callaron cuando los vieron ingresar.
—Sus majestades, esperamos el viaje haya sido de su agrado —saludó Lord Lyman.
La Reina Aemma asintió sonriente,
—Lo fue mi lord, gracias —agradeció, acercándose a la silla junto a la de su esposo.
La princesa Rhaenys se sentó en su puesto dejando la bola en su lugar. La mesa no se constituyó al completo, porque esa sería una conversación algo familiar. Lord Lyman y Lord Lyonel se retiraron cuando notaron que estaba casi toda la familia Targaryen en el lugar. Lord Corlys se sentó junto a su esposa.
—Recibí la carta en Dragonstone, cuando acabábamos de llegar con Aemma —dijo Viserys, observando a su prima. Se escuchaban las risas de Rhaenyra quien jugaba con Aleryon y la niñera—. Supe que los tres llegaron un día después de mi partida.
Rhaenys asintió.
—Tía Saera y sus hijos llegaron en tres barcos con banderas de Volantis. Dicen que viene a conversar contigo como Rey, además de que admitieron quedarse unos cuantos días en King's Landing —informó la princesa, observando a sus primos con algo de preocupación en su rostro. No podían confiarse, hacía poco los cuervos con noticias de la Triarquìa entre Lys, Tyrosh y Myr, los mantenían con los pelos de punta—. Y aunque quisiera decirte que no te preocupes, no puedo decirlo. Corlys ya tiene una flota rodeando la ciudad y los barcos. Tenemos que estar atentos a cualquier cosa.
Daemon rodo los ojos ante tanta paranoia.
— ¿Qué dijo tía Saera cuando vio la flota Velaryon? —Pregunto Aemma.
—Que comprendía la situación y que estaba de acuerdo —respondió Daemon. Las miradas fueron hasta él un tanto sorprendidas—. Mantuvimos una interesante conversación en donde menciono que no quiso acercarse a King's Landing mientras el abuelo siguiera vivo. Prefirió venir a conocer al nuevo rey y ofrecer alguna alianza.
Viserys frunció el ceño ¿Alianza?
— ¿Alianza? —Preguntaron los tres Targaryen restantes y el Velaryon.
Daemon asintió con sus cejas alzadas sin comprender por qué lo miraban con sorpresa. Eran Targaryen, siempre querían ofrecer una alianza con otro reino para tener beneficios, además que cualquier casa de Westeros o Mas Allá del Mar Angosto quería unirse a la Casa Targaryen por el poder que significaba aquello.
— ¿Creen que una persona con solo tres barcos podría atacarnos, sabiendo que hay tres dragones de guerra y una flota custodiando King's Landing? —Cuestiono. Los miró a cada uno algo indignado—. Sabemos cómo es tía Saera, ¿Atacar a su propia familia? ¿La única que le va quedando, sus sobrinos? Tía se llevaba de maravilla con nuestros padres, ¿Para qué atacar a sus hijos? Además vino con sus dos hijos, ¿Para qué otra cosa los traería?
Viserys tuvo que admitir que el punto de su hermano era válido. Tres barcos de Volantis, no había guerreros en ellos y si su hermano estaba tranquilo con el tema, era por algo. Tal vez había enviado el mismo a sus capas doradas para revisar los barcos. Vaya que andaban paranoicos últimamente, pero quien los culpara con todo lo descubierto días atrás con personas que confiaron con ciegues. Era normal esa paranoia en su prima.
—Hablare con ella entonces —dijo Viserys, levantándose del asiento. Miro a su prima y al esposo de esta—. Y solo para evitar otro problema, retiren la flota.
El Lord Naval asintió en silencio.
Saera Targaryen se encontraba en una habitación de invitados en el Torreón de las Doncellas. Sir Harrold iba dirigiendo la marcha hasta el lugar, mientras el rey tenía a su hija en sus brazos y la Reina tenía a su hijo en sus brazos. Tras de ellos se encontraba el príncipe Daemon, saludando a las jovencitas que pasaban por allí. Estas chillaban ante el saludo del príncipe rebelde. Fuera de la habitación donde se hospedaba la princesa se encontraban dos guardias.
—Rey Viserys I y su familia —anuncio el guardia abriendo la puerta.
Entonces Viserys ingreso y observo a su tía Saera.
Seguía igual que como la recordaba. Cabellos peliblancos, piel sonrojada y ojos amatistas. La sonrisa emocionada que le brindo lo hizo sonreír. Vestía con telas exquisitas de Volantis, variando entre los tonos blanco, dorado y celeste. Joyas colgaban de sus manos y cuello. Estaba esplendida a sus 37 días del nombre. Junto a ella, dos jóvenes pelinegros estaban sentados con sus piernas cruzadas, no superaban los 15 y 17 días del nombre.
— ¡Oh, Viserys, mira cuanto haz crecido! —La mujer se acercó y lo abrazo. Había alcanzado a dejar a Rhaenyra en el suelo, porque de lo contrario su hija estaría siendo aplastada en el fuerte abrazo de Saera—. Y usted debe ser la Reina Aemma, ¿No?
Aemma asintió algo sorprendida por la efusividad de la Targaryen.
—Lamento mucho haber llegado en estas condiciones tan apresuradas, pero llegaron noticas a Volantis de lo que estaba sucediendo aquí en Westeros y en los Peldaños de Piedra —comento la peliblanca, indicándoles que se sentaran en los sillones junto a los dos jóvenes—. Tomamos la decisión de venir para darles una mano.
Viserys miro a Aemma y ambos después miraron a la mujer.
— ¿Ayudarnos? —Pregunto Viserys.
—Oh, déjenme presentarles a mis dos hijos. Corvos Malleys. —Apunto al mayor quien asintió con la cabeza—. Y Darean Malleys, Hijos de un Lord de Volantis. Además, Corvos es el capitán de una flota marina que está cuidando los Peldaños de Piedras en estos momentos.
El rey miro a Saera, después a su esposa y por ultimo a su hermano, quien le sonrió de lado elevando una ceja.
En definitiva aceptarían tal ayuda. Porque por fin sentía que alguien más estaba de su lado apoyándolos en aquellos momentos cruciales contra la Triarquía.
Esperaba, que ese problema se solucionara rápido.
¡Holaaa! Tiempo sin vernos, pero aqui ando comentándoles que el estuve preparando el acto 2 para que avancemos con el fic 💪💪
Vaya sorpresita, ¿No? ¡Saera Targaryen regreso, damas y caballeros! Y con ella dos jóvenes que pronto tendremos su faceclaim (apartado de acto uno). Jaja, todos los que se quedaban a cargo del Reino andaban poniendo protecciones en caso de ataque 😅😅 Pero se entiende, después de el descubrimiento de los Traidores la desconfianza anda por los cielos.
Y ya tenemos a Silverwing en King's Landing. Ahora hay varios dragones protegiendo la ciudad en caso de ataque: Balerion, Silverwing, Caraxes y Meleys. Pronto tendremos a Vhagar, Syrax y Seasmoke.
MEME DEL CAP:
Ustedes leyendo el cap
Con esto me despido hasta el próximo capitulo 😘
Nos vemos
Monse 🐉🐉
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