Capitulo 04
/ ⁄ SWEET CHILD PRESENTA
— — Acto uno, capitulo cuatro: La venganza del príncipe Daemon
Cantidad de Palabras: 1870
Advertencias: Tortura explícita. Muerte explicita. Vocabulario vulgar. Cursiva: Valyrio.
Comentarios míos: GRANDE TIO DAEMON. Disfruten, Voten y Comenten.
King's Landing
103 d.C
Daemon Targaryen no se consideraba un príncipe paciente ni calmado. Él no se tomaba las cosas con una sonrisa en su rostro pensando en las posibilidades o soluciones para los problemas que se le ponían en frente. No. Él era un dragón, impulsivo e imprudente, que todo se lo tomaba a traición. Sus venganzas eran con Fuego y Sangre, tal como el lema de su casa. Aunque no negaba que una tortura previa lo emocionaba.
Esta no era la excepción.
Observaba a los ratoncitos que temblaban arrodillados frente suyo, sus manos y pies tenían grilletes, sus ropas estaban sucias además de rotas por el ajetreo de haberlos atrapado y que intentaran escapar. Lloraban con temor de lo que pudiera él hacerles pero ¿En serio eran tan hipócritas de temerle, cuando no temieron en traicionar a su Rey? ¿Cuándo no temieron en estar envenenando a su Reina para que esta perdiera a Aleryon? ¿Cuándo no temieron en intentar matar a la princesa Rhaenyra e intentar secuestrar al príncipe Aleryon?
Les debería de dar vergüenza todo lo que habían hecho. Lástima que solo les daría terror ante sus inminentes muertes.
Sin embargo, por más que quisiera ya matarlos a todos, tenía que hacerlos cantar para poder encontrar a la gran rata asquerosa que estaba detrás de todo ese maldito complot contra la Casa Targaryen y el Reino. Otto Hightower ya tenía su nombre grabado en primera instancia para ser decapitado, quemado o ahorcado frente a las masas por traición a su Rey Viserys I.
¿Qué debería de hacerle?
—Ya todos ustedes, ratas asquerosas, saben por qué están aquí. Dejen de llorar como malditos niñitos y confiesen o hare uso de alguna bonita tortura para que canten —demando, haciendo temblar a los traidores. Sonrió de forma sádica, porque le gustaba el temor que generaba en las personas— ¿Quién será el primero? ¿Las que estuvieron envenenando a la Reina para que tuviera nuevamente un aborto? ¿O los Lores que trataban de someter al Rey a un Reinado débil? ¿O el imbécil este, que intento matar a la princesa Rhaenyra y secuestrar al príncipe Aleryon?
Ninguno hablo, más una mucama comenzó a sollozar sin detención. Daemon la miro, con una ceja alzada. No le daba lastima, esas muestras de debilidades eran para hacer al verdugo tenerle piedad y salvarla del castigo que sería impuesto. Pero él no era piadoso, a personas como esas no les daría una pizca de misericordia porque sabía que volverían a hacer las mismas andanzas. La única misericordia que les daría seria con Hermana Oscura o con la cuerda alrededor de sus cuellos o, con el fuego de Caraxes.
— ¡Piedad, mi príncipe, piedad! —Chillo tirándose al suelo con sus manos estiradas por sobre su cabeza. Solo la miro para ordenarles a sus hombres levantarla y sentarla en una silla— ¡Por favor mi príncipe, no me dañe! ¡Yo solo seguía órdenes! ¡Él dijo que seriamos recompensadas!
Daemon rio de forma fría.
— ¿Él? ¿Por qué no dices su nombre? —La muchacha se tensó pero no dejo de sollozar—. Una rata asquerosa como Otto Hightower no debe ser protegida.
De pronto, se escuchó un peculiar gruñido. Los traidores se miraron entre ellos y Daemon Targaryen sonrió malévolamente al saber quién se acercaba. El fuerte resoplido se escuchó por todo el lugar en el que estaban, y de entre la oscuridad, la gran figura de un dragón rojo y cuello largo se alzó. Imponente y aterrador, el Anfíptero Sangriento alzo su cabeza para observar a todos las personas que acompañaban a su jinete.
Daemon se acercó a su dragón para acariciar su morro.
—Tranquilo... Tranquilo...
Caraxes gruño a las personas y Daemon las observo. La pobre joven de la silla temblaba observando al dragón con temor de ser su cena. Lástima que no tan solo sería eso. El príncipe se vengaría y dejaría lo mejor para el final. Con una orden, la servidumbre traidora fue dejada en fila frente al dragón. Temblaban y sollozaban ante la mirada hambrienta que les dirigió, chillando alegremente ante las personas que estaban allí.
El príncipe se acercó hasta ellos con su mano acariciando la empuñadura.
—Quien primero diga donde se esconde la rata mayor, tendrá un destino diferente al fuego de dragón —anuncio, mirándolos con alguna pequeña pisca de esperanza para que le dijeran al menos donde se podía estar escondiendo. Al no escuchar nada, sonrió con "Lastima"—. Qué pena. De verdad que pena por mi pobre Caraxes. Espero no enferme.
La servidumbre arrodillada se miró entre ella. Pero, nada más sentir como los guardias arrastraban a los tres lores y al mercenario lejos, supieron que su destino ya estaba escrito ante la venganza del príncipe.
—Caraxes... Dracarys
El fuego los envolvió. Daemon los escucho chillar y pedir auxilio. Sus ropas se incendiaron llegando hasta sus pieles. Gatearon, dieron vueltas por la tierra, pero nada podía detener el fuego arrasador. Caraxes chillo, agonizaban de dolor y con sus voces algo apagadas, seguían pidiendo misericordia ¿Por haber estado envenenando a la Reina? Claro que ellos no tendrían piedad y menos de él, el príncipe Daemon Targaryen, hermano del Rey Viserys I.
El lugar se llenó de un olor a muerte, los cuerpos chamuscados de lo que alguna vez fue servidumbre. Camino hasta los cuerpos pateándolos con su pie. Ya no eran nada más que cuerpos irreconocibles con pieles quemadas y su carne a plena vista. Miro a Caraxes y solo con hacerle una seña, su dragón chillo para acercarse a comer.
Y Daemon salió del lugar tachando una parte de su lista mental.
(...)
El mercenario estaba allí, amarrado a un pilar con sus manos a cada lado de su cuerpo y sus piernas ligeramente separadas siendo afirmadas contra el pilar. Estaba algo golpeado como una advertencia de que los guardias eran suaves a diferencia de él. No tendría piedad con nadie, en especial con un puto mercenario que intento matar y secuestrar a sus sobrinos.
Lo primero que hizo fue sacar Hermana Oscura para dejarla sobre una mesa recientemente limpiada por sus Capas Doradas. Paso su mano por la hoja admirando la transparencia que su espada poseía. Cuantas cabezas habían rodado por su filo, cuantas desmembraciones había practicado a personas que no merecían vivir. Muchas anécdotas con la hermosa espada de Acero Valyrio.
—Los Lords traidores fueron dejados en los calabozos como lo pidió, Lord Comandante —informo uno de ellos.
—Perfecto, en unas horas más será su decapitación pública —dijo, dando un asentimiento al Capa Dorada—. Pueden irse. Pero que nadie entre a esta ala.
Cuando los guardias se marcharon, Daemon dejo de acariciar la espada para voltear a ver al hombre amarrado. Labio partido, pómulo inflamado, nariz sangrante y podía notar la falta de un diente. Eso fue demasiado blando para una persona como él. Le demostraría lo que era una verdadera tortura.
Le demostraría porque debía temer si se metía con la Casa Targaryen.
Tomo un fierro pequeño con la punta filosa. Los paso de una mano a otra de manera lenta, para que los ojos del tipo lo siguieran. Podía notar el remordimiento en sus ojos oscuros. Pero no le importo. Solo lo hacía porque tenía esperanza de que la rata verde lo fuera a salvar. Una lástima. Sin esperar segundo alguno enterró el fierro en su mano izquierda.
El grito del hombre retumbo por el lugar.
—Con esta mano intentaste secuestrar a mi sobrino, hijo de puta —gruño escupiendo las palabras. Giro el fierro embarrado en sangre en la misma mano traspasando las últimas capas que faltaban. El hombre gritaba por el dolor. A Daemon ni le importo para sacar el fierro y dirigirse a la otra mano, haciendo el mismo proceso—. Y con esta, intentaste matar a mi sobrina.
Saco el fierro lanzándolo lejos. Ambas manos tenían grandes orificios que podía verse hasta el otro lado, sangrantes y con notoria falta de huesos y carne.
— ¿Creíste que yo sería liviano? ¿Qué solo te daría unos cuantos golpes por el crimen que intentaste cometer? —Tomo una piedra del suelo. El hombre lo observo con ojos temerosos. Lanzo un piedrazo hasta la mandíbula del hombre. Un diente salió volando y la magulladura en la piel se hizo presente—. Sufrirás hasta morirte, perro de mierda.
Siguió golpeando con la piedra. En el rostro, destrozando la mandíbula y la nariz. El hombre estaba bañado en su propia sangre que provenía de su rostro, apenas podía respirar o incluso pestañear. Sus gritos se escuchaban por toda la estancia semi oscura. Estaba en su destino final, aquel que siempre lo estuvo buscando y el solo se escondió para no topárselo por el camino. Pero su hora ya había llegado y no había forma de escapar.
La piedra fue lanzada al suelo de tierra, cubierta de sangre liquida y roja. Una prueba que tenía que lanzar al mar para que se perdieran con el tiempo. Tomo un ligero descanso de sus brazos, por lo que lanzo diversas patadas al tipo quebrando sus piernas ¿Quería correr para poder escapar? Estaba equivocado que lo dejaría aunque sea caminar. Personas como él, que hacían un mal a la población, no merecían respirar siquiera el mismo aire que las personas de bien.
Los gritos volvieron a envolver el silencio de la estancia.
—Jamás debiste haber escuchado palabra alguna de ese imbécil verde, jamás debiste de haber intentado atacar a la Familia Targaryen —gruño de nuevo, golpeando el estómago del tipo. Le quito el aire con eso, haciendo que sus intentos por respirar fueran nulos—. Ahora pagas las consecuencias de tus actos.
La rabia se acumuló en su sangre que hirvió ante el recuerdo de cómo sus sobrinos casi tienen un trágico destino. Sabía lo que tenía que hacer, pero aunque quería dejarlo para el final no pudo aguantar. No poseía en esos momentos el control de la situación ni de sí mismo. Camino hasta la mesa donde se encontraba su espada Hermana Oscura para tomarla y regresar donde el tipo.
La alzo y corto de forma pareja una de las piernas del mercenario. Cuando lo escucho gritar la sonrisa desquiciada en su rostro no se hizo esperar. Cortó la otra pierna pero con lentitud, para que sintiera el dolor de perder algo que amaba. Siguió con sus brazos, cortando solo las muñecas porque con estas quería raptar y matar a sus sobrinos.
—Esto es lo que mereces, hijo de puta. Y esto también...
Levanto Hermana Oscura y corto su cabeza. Esta rodo por el suelo con los ojos del tipo abiertos en terror puro. Daemon se acercó hasta ella, para tomarla de los pelos y hacer que sus ojos se encontraran.
—Serás clavado en una puta pica para que todos sepan que les sucede a las ratas que tocan a mi familia.
Cuando los Capas Blancas entraron y vieron el desastre, solo observaron a su Lord Comandante que limpiaba la hoja de su espada. Y junto a él, la cabeza del mercenario con sus ojos cerrados estaba esperando a ser puesta en una pica.
Solo faltaba una rata que saliera de su escondite.
—Mi Lord Comandante... Ya lo encontraron.
Pero su hermano Viserys ya se había encargado de eso.
Solo una muerte más y toda esa maldita pesadilla terminaría.
¡Buenas! GRANDE TIO DAEMON 🛐🛐🛐
Ahora solo falta Otto 😈😈😈 Pero esa muerte se viene en el próximo capítulo junto a los lores que serán decapitados. Y con el cap 5 daríamos fin a lo que son las traiciones 💪💪
¿Qué les pareció? Daemon no tuvo piedad en castigarlos a todos, el quería venganza por sus sobrinos y la consiguió.
Ahora, lo que se viene en los próximos capítulos (exceptuando el 5) será mas de política y nuevos caminos que Viserys junto a Aemma deben de tomar para proteger a su familia y legado ¿Será que ponen a Rhaenyra como Heredera o, a Aleryon al ser el primer hijo varón? ¿Sera que hablaran de un compromiso matrimonial para Rhaenyra o esperaran a que ella elija? Les leo 👀
Próxima Actualización: Viernes 29 de marzo.
MEME TIME
Daemon en este cap:
Con esto me despido hasta el Viernes que se viene un cap que 👌👌👌
Nos vemos,
Monse 🐉🐉
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top