epílogo

Era un día muy importante para la pareja Chou, sus cachorras irán a su primer día de colegio.

Por su parte, Tzuyu se sentía feliz y triste a la vez, ya no tendría que escuchar las risas de sus cachorras todo el día, ya no tendría que ver a sus lindas cachorras perseguirla por toda la casa, jugando y riendo junto a su madre Alfa.

Ahora empezarían sus vidas como estudiantes, y ya no tendrían tiempo para jugar con su mami Tzuyu.

Y por su parte, Sana simplemente se sentía demasiado mal y depresiva. Era muy característico de los Omegas el sentirse así. Después de todo el apego con sus cachorras era demasiado grande.

Los Omegas siempre han sido protectores con sus cachorros, después de todo son su vida al igual que su Alfa.

Los Omegas suelen ser los más preocupados cuando sus cachorros comienzan a hacer sus propias vidas, sienten que ya no los necesitan. Y si es peor el rechazo de un Alfa. El de un cachorro era más doloroso.

Sana básicamente no quería dejar a sus cachorras irse al instituto. Aunque todo el camino Sana iba normal, ahora no quería dejar ir a sus hijas.

──Mamá, vamos a llegar tarde.──Dijo Yoonah tratando de soltarse del agarre de Sana.

──Si mamá, no nos hagas quedar así el primer día.──Dijo Danielle también intentando liberarse del agarre de la Omega.

Las tres cachorras se movían incómodas por el extraño comportamiento de su madre Omega, mientras tanto, Tzuyu no sabía qué hacer.

Le parecía demasiado tierno lo preocupada que podía ser su Omega, como no hablaba y simplemente miraba la puerta del instituto como si fueran a un matadero.

Chou tampoco quería dejarlas ir, pero sabía que sus cachorras querían estudiar en un instituto, querían conocer personas y demostrar sus talentos.

Danielle quería demostrás lo inteligente que era, después de todo siempre ha sido la más lista de los trillizas.

Minju quería demostrar lo deportiva y enérgica que era, quería aplastar a sus hermanas en la clase de deportes.

Y Yoonah simplemente quería ser el popular, quería presumir su belleza heredada de sus dos madres.

Las tres cachorras querían básicamente demostrar todo lo que podían dar. Y claro, presumir sus talentos en diferentes áreas para aplastar a sus hermanas.

Sana simplemente no podía aceptar el hecho de que sus tres hijas quisieran dejarla sola. Si, aunque Sana trabajara, siempre iba con sus cachorras.

A dónde Sana fuera, sus cachorras iban con ella. A la Omega le pareció demasiado doloroso ya no escuchar las voces de sus hijas en casi todo el día. No verlas con ella en el estudio de danza e intentando imitar sus pasos de baile. Ella simplemente estaba resignada a no apartarse de ellas.

Las cachorros vieron a Tzuyu, pidiéndole ayuda con la mirada. Tzuyu simplemente suspiro y tocó el hombro de la Omega.

──Mi amor, creo que debemos dejar ir a las cachorras, ellas quieren llegar temprano.──Dijo Tzuyu con su voz calmada, jamás usaría su voz de mando sobre la Omega.

Sana simplemente comenzó a llorar, no quería dejarlas ir, pero sabía que ellas querían ser felices en el instituto.

La Omega soltó a sus tres cachorras, éstas simplemente corrían hacia la entrada mientras gritaban que amaban a sus madres y se despedían de éstas.

Sana con una sonrisa triste vio a sus pequeñas perderse entre el resto de niños y adolescentes que habían ahí, tenía miedo, tenía muchas inseguridades crecer en su ser.

──Mi amor.──Tzuyu acarició la cabellera de su Omega.

──Che-Chewy...──Dijo el Omega con pequeñas lágrimas retenidas en sus ojos.

La Alfa abrazó a su Omega, dejando que ésta llenara sus fosas nasales con su aroma. Aroma que la Alfa sabía que tranquilizaba a la Omega.

Sana sabía que no tenía porque estar triste, sus cachorras serían felices, tendría más tiempo para hacer las cosas que quería y perfeccionar sus coreografias.

Pero sentía el vacío en su pecho, en su corazón, no quería tener lejos a sus cachorras

──Mi bebé, ven cariño, vamos a casa y te voy a mimar todo el día.──Dijo Tzuyu cargando a Sana estilo nupcial.

Sana no decía nada y simplemente sollozaba, subió al carro junto a su Omega en brazos y le ordenó al chofer que las llevara a casa.

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Ya en casa, Tzuyu se encargaba de cuidar a su pequeña Omega, aún seguía en una burbuja triste y deprimida. Pero la entendía por completo.

Sabía lo delicada y mal que estaba su Omega. Incluso Tzuyu con la paciencia del mundo, construyó un nido para su Omega.

Ambas estaban dentro del nido, hecho con varias ropas de ambas y de sus cachorras. Sana sabía que el aroma de bebé de sus cachorras también solía mantenerla calmada.

La Alfa repartía caricia y besitos por toda la carita triste de la Omega, acariciaba con cuidado sus mejillas y limpiaba las lágrimas. Besaba su hermoso cabello al igual que lo acariciaba.

Sana básicamente estaba siendo nuevamente la bebé consentida de su Tzuyu.

Y eso en cierto punto hacia feliz a la Omega también, amaba recibir los cariños de la Alfa, amaba sentir el aroma de su Alfa cerca. Amaba a Chou Tzuyu, aquella Alfa que engendró a sus cachorras, aquella Alfa que entiende cada sentido de la Omega, aquella Alfa que ama a Minatozaki Sana.

Sana lentamente fue cerrando sus ojos, no pudo dormir bien en la noche pensando en lo que haría en éste primer día sin sus cachorras. Pensó en varias cosas que no la dejaron recuperar el sueño.

Y simplemente se dejó caer rendida a los brazos de su Alfa, quedando profundamente dormido en los fuertes brazos de la Alfa.

Chou sonrió por la escena y le dió un beso en la cabellera a la Omega, tal vez este día no iría a trabajar.

Y al igual que Sana, cerró sus ojos y cayó dormida, aunque un Alfa no tomaría a tanto el asunto como el Omega. Tzuyu también estaba triste porque sus cachorras ya no estarían todo el día.

Ahora un nuevo reto les espera a ambas, la vida sin sus pequeños cachorros en casa.

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